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Tendencias Históricas y actualidad de la enseñanza de las Ciencias Sociales en México



  1. Introducción
  2. Tendencias históricas del proceso de
    enseñanza de las ciencias sociales
  3. Caracterización gnoseológica del
    proceso de enseñanza aprendizaje de las ciencias
    sociales

Introducción

En el presente, se presentan las Tendencias
históricas del proceso de enseñanzaaprendizaje de
las Ciencias Sociales y sus métodos, la
caracterización gnoseológica del proceso de
enseñanza de las Ciencias Sociales, la
caracterización psicológica, pedagógica y
didáctica de los métodos de enseñanza de las
Ciencias Sociales y finalmente, el diagnóstico sobre la
situación actual del proceso de enseñanza de las
Ciencias Sociales en el Instituto Cultural Gastronómico de
Puebla.

Tendencias
históricas del proceso de enseñanza de las ciencias
sociales

Para poder determinar las etapas históricas del
proceso de enseñanza de las Ciencias Sociales se han
analizado los siguientes indicadores:

-Modificaciones en los programas;

-Papel del maestro;

-Papel del alumno;

-Cambios en los métodos de
enseñanza;

-Habilidades del alumno;

Durante la investigación del problema
científico, y el tratamiento de la información de
las fuentes documentales durante la misma, se determinaron tres
etapas en el proceso de enseñanza de las Ciencias
Sociales, las cuales son:

Etapa I: Tradicionalista (1853-1940).

Etapa II: Conductista (1940-1988).

Etapa III: Constructivista (1988-actualidad)

A continuación se explica cada una de
ellas:

1.- Etapa I: Tradicionalista
(1940-1976).

A partir de la segunda mitad del Siglo XIX, con todo lo
acontecido en Europa con antelación, (después de
comenzada la Revolución Industrial en Inglaterra), se
reflejó en México la observación el proceso
de enseñanza de las Ciencias Sociales, tras una corriente
de pensamiento que consideraba la educación como el camino
más adecuado para el progreso de la sociedad. En la
metodología de trabajo prevaleciente en esos tiempos sobre
la enseñanza de las Ciencias Sociales se encontraba el
embrión de lo que posteriormente se constituirían
como programas de enseñanza basados en problemas sociales
resueltos sin analizar, siendo muy difícil desprenderse
del culturalismo que se encontraba instalado desde siglos
anteriores corriéndose el peligro de reducir la
enseñanza de las Ciencias Sociales a un mero "bronceado
cultural".

El papel del maestro en esta etapa comienza poco a poco
a tomar relevancia, ellos son el centro del proceso de
adquisición del conocimiento, y éste sólo se
trataba de forma esencial a través de sus palabras. Era el
docente un informador, cuyo conocimiento en la esfera social era
irrefutable, convirtiendo al alumno en un receptor, a pesar de
que se busca a partir de esos momentos establecerle una
orientación adecuada para reducir el margen de
incertidumbre en su accionar con el contexto que lo
rodea.

El alumno no podía aprovechar el análisis
de la realidad que hace cada una de las ciencias que componen al
rubro social para facilitar el aprendizaje de los conceptos
científicos que explican la actuación de las
sociedades y su relación con el medio natural, tanto en el
presente como en el pasado, pues era solamente la parte receptiva
del proceso; además la situación que se
presentó para el alumno fue por demás una tarea
difícil dentro de su medio dado el contexto
histórico conflictivo que habían atravesado el
país. Existía entonces un "culturalismo" muy
marcado que no permitió cambios importantes en los
métodos de enseñanza en la materia de Ciencias
Sociales, ya que a través de la una manifiesta
mecanización del proceso enseñanza aprendizaje, no
le era permitido al alumno realizar el análisis, la
comprensión, ni la interpretación de los diversos
acontecimientos, hechos y fenómenos sociales, pues en la
balanza educativa tenía mayor peso el factor cultural, que
se constituyó como un limitador del
conocimiento.

Las habilidades que desarrolla el alumno dentro de la
asignatura no se encontraban más allá de obtener la
información, a partir de la memorización, de la
repetición del contenido en la clase. En esencia era un
sujeto pasivo, que se limitaba a escuchar los numerosos
conocimientos "aportados" por su maestro y al cual no le era
permitido emitir opiniones y juicios personales.

2.- Etapa II: Conductista (1976-1988)

A partir del lapso que comienza en 1976, en
México, el aumento en el nivel educacional y cultural
suscita una opinión pública que demanda mayor
democracia política por los cambios que se estaban
viviendo no sólo en el país, sino en todo el mundo
pues estaban gestándose fenómenos sociales
importantes que habrían de marcar el rumbo a seguir en ese
momento, y la enseñanza de las Ciencias Sociales
debía seguir un camino en correspondencia con
ello.

La enseñanza de las Ciencias Sociales comienza a
formar parte como tal, desde este momento, de los programas
académicos de los distintos niveles de enseñanza en
todas las instituciones educativas del país, fueran
públicas o privadas.

Los programas cambiaron el concepto de "socialismo
científico" que hasta entonces existía, por el de
"socialismo revolucionario mexicano". El resultado dentro de la
enseñanza de las ciencias Sociales, fue que el significado
de educación pasó de ser un instrumento de lucha
entre las clases para la transformación radical de la
sociedad mexicana, a ser un estandarte que debería
fomentar la confraternidad, la unidad interclase y el
nacionalismo.

Dentro de toda esta vorágine de sucesos
político-sociales que repercutían directamente en
el plano magisterial, los maestros jugaron un papel que se
enfocaba cada vez más a ser parte activa de los
movimientos sociales y grupos de presión que
defendían diversas posturas ideológicas. Ellos
involucraron en la defensa de sus ideologías tanto a la
historia como a las ciencias sociales tomándolas de
referencia -y a la vez justificación- de las distintas
manifestaciones que se llevaron a cabo.

Para entonces, el papel del maestro -principalmente de
nivel universitario- no corresponde a la figura pasiva que se
identifica dentro de un aula de clases hablando sólo de
conceptos y de hechos sociales que existían sin tomar
partido, pues la figura magisterial se empieza a relacionar
directamente con un modelo de activista que invita a los
jóvenes alumnos a formar parte de los movimientos
sociales.

La actitud del alumno respondió a este llamado y
a partir del año de 1968 comenzaron a presentarse en el
país varias manifestaciones de protesta y reclamos
calificados por ellos mismos como sociales, a favor de diversas
causas. El más relevante de ellos culminó con la
matanza de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968, terminando
bruscamente con el sueño estudiantil de
participación social activa.

A partir de este momento el sistema educativo mexicano
sufre completamente una transformación necesaria, pues
llegan los primeros cambios trascendentes en los métodos
de enseñanza principalmente en el área de Ciencias
Sociales, dados porque en los momentos de mayor conflicto
histórico donde se implicaba tanto a maestros como a los
alumnos, se habían suscitado como consecuencia inmediata
del reclamo por el cambio social.

Como resultado de todos los acontecimientos suscitados
en estos años, el alumno vuelve a ser ubicado en un plano
donde el desarrollo de habilidades es muy pobre a la hora de
interpretar los fenómenos sociales que lo rodean. Si bien
por un lado a través de los programas de estudio de los
distintos niveles educativos tienen contacto con
información y conceptos del ámbito social,
éstos son vistos como enfoques ajenos a su
realidad.

En esencia en estos procesos el pragmatismo positivista
y el enfoque de estímulo respuesta se hacen presentes en
el proceso enseñanza aprendizaje de las Ciencias
Sociales.

3.- Etapa III: Constructivista
(1988-Actualidad).

Desde el año de 1988 se presenta una reforma
Constitucional en México, de los artículos 3º
y 31º , a fin de incorporar la obligatoriedad del estudio
hasta el nivel secundaria. Este fue el comienzo de un grupo de
reformas que el gobierno de ese tiempo aplicó en materia
educativa en el país.

Aún cuando los programas de estudio de las
Ciencias Sociales, seguían siendo básicamente
iguales que la de décadas anteriores, es a partir de estos
momentos cuando para la elaboración de los programas del
siguiente ciclo escolar se implanta la transición
política del régimen gubernamental, y la necesidad
de impulsar enseñanzas básicas sobre valores
pluralistas, que hasta entonces no se habían
observado.

Estos programas con su respectivo orden
metodológico, son un buen exponente de la conservadora
inercia que todavía dominaba las propuestas para la
enseñanza de las Ciencias Sociales en los años
80´s, y sobre todo de una contradicción aún
no superada: pretender activar los procesos de
enseñanza-aprendizaje sin llevar a cabo una
dramática reducción de los enciclopédicos
programas de estudio que hagan lo posible por vincular la
teoría con la práctica, y no quedar sólo en
el plano de la retórica académica.

En las aulas, los maestros volvían a poner
énfasis en las teorías postuladas por Marx, Engels,
Durkheim, Comte, pues ellos "predecían" el colapso de la
sociedad. El papel del maestro era mostrar a los alumnos que la
visión idílica de la sociedad se resquebrajó
con el tiempo de forma brutal al ritmo de sendas guerras
Mundiales, que redujeron la cuna de la civilización a
ruinas; que el proyecto de modernización basado en la
razón, mostraba grietas y había colapsado al mismo
tiempo que millones de judíos eran sometidos a un cruel
holocausto.

Es a partir de 1997, cuando los maestros tienden a una
enseñanza más articulada de las Ciencias Sociales,
en torno al estudio de problemas actuales y relevantes. Se
trataba de crear de forma coherente el marco teórico
general y su concreción final en materiales
didácticos utilizables por los profesores en la
enseñanza.

Por su parte el alumno va tomando en cuenta las diversas
estructuras que conforman la realidad social a partir de
conceptos de materialismo, (retomados en clase), tales como
sociedades depredadoras, estamentales, sociedad industrial,
sociedad capitalista, y las grandes áreas
socioeconómicas del mundo, sin olvidar que no puede
abstraerse de la realidad social de la que forma parte para
estudiarla. Un cambio importante en los
métodos de enseñanza de las Ciencias Sociales se
produjo cuando las teorías del aprendizaje por
descubrimiento fueron sustentadas a la luz de nuevas
investigaciones que combinaban la naturaleza conceptual y
metodológica de las Ciencias Sociales con el proceso de
aprendizaje constructivo. Los métodos basados en el
constructivismo recogieron las aportaciones de la
psicología cognitiva e introducían una nueva
visión del proceso de aprendizaje de las Ciencias
Sociales. En el marco de las teorías constructivistas,
Ausubel, D.[1] (1973) explicó: "de todos
los factores que influyen en el aprendizaje, el más
importante consiste en lo que el alumno ya sabe.
Averígüese esto y enséñese en
consecuencia". Los métodos basados en la
teoría constructivista son fundamentales para que el
proceso de enseñanza aprendizaje de las Ciencias Sociales
sea significativo, y que estimule a su vez al alumno a
desarrollar determinadas habilidades y tener en cuenta las ideas
previas del alumnado ligadas a sus vivencias personales y
sociales, con el fin de promover en el estudiante un cambio
conceptual para comprender las Ciencias Sociales como un conjunto
de conocimientos en permanente revisión; seleccionar los
contenidos científicos de las Ciencias Sociales, de forma
que sean potencialmente significativos, por lo que interesa
organizarlos en torno a una red conceptual; considerar al
estudiante como verdadero artífice de su aprendizaje, ya
que de él depende la construcción del conocimiento;
debe desarrollar una gran actividad intelectual, tener una
actitud favorable para aprender y estar motivado para relacionar
lo que aprende con lo que ya sabe; procurar que los conocimientos
científicos sean funcionales y puedan utilizarse fuera del
contexto escolar y fomentar la necesidad de utilizar la memoria
lógica y comprensiva, más que la
fotográfica. A partir del comportamiento de los
indicadores se revelan las siguientes tendencias:

Las modificaciones en los programas han ido de abarcar
problemas sociales resueltos sin analizar, hasta impulsar
enseñanzas básicas sobre valores pluralistas que
antes no eran observados.

El papel del maestro ha evolucionado, de maestros que
eran el centro del conocimiento, (informadores cuyo conocimiento
en la esfera social era irrefutable), hasta llegar a maestros que
tienden a una enseñanza más articulada de las
Ciencias Sociales, en torno al estudio de problemas actuales y
relevantes.

El papel del alumno cambió de no ser sólo
la parte receptiva, objetos del proceso de enseñanza
aprendizaje; con el tiempo se ha desarrollado en él la
iniciativa de tomar en cuenta la conformación de la
realidad social a partir de conceptos de materialismo, sin
olvidar que no puede abstraerse de la realidad social de la que
forma parte para estudiarla.

Los cambios en los métodos de enseñanza
han transitado desde os reproductivos, hasta el proceso de
aprendizaje constructivo de las Ciencias Sociales donde los
métodos que se han potenciado son productivos.

Las habilidades del alumno se han transformado desde un
bajo nivel de su tratamiento por la intervención de
procesos reproductivos, de la memorización y de la
mecanización en la clase, hasta su tratamiento más
sistemático para desarrollar una mayor actividad
intelectual en los alumnos donde estos puedan aplicar sus
conocimientos.

Caracterización gnoseológica
del proceso de enseñanza aprendizaje de las ciencias
sociales

Etimológicamente, Ciencias Sociales proviene del
vocablo griego "episteme" que significa "conocimiento,
saber o ciencia", que posteriormente se deriva al latín
"scientia", que significa "saber", y del latín
"socious" que significa "sociedad".

En sentido amplio, las Ciencias Sociales pueden
identificarse con las ciencias del espíritu, o con las
ciencias humanas, pero en sentido estricto deben considerarse
Ciencias Sociales aquéllas cuyo objeto de estudio son los
fenómenos sociales. (Cortés, J. 1996).

Las Ciencias Sociales también han sido definidas
como "un conjunto de disciplinas científicas y
académicas que tienen como propósito fundamental
atender, entender, juzgar, interpretar, valorar y explicar la
conducta humana y los fenómenos sociales para predecir,
prevenir, controlar e identificar un futuro posible de las
relaciones entre los seres humanos, más equilibradas,
más sanas, para vivir en armonía disfrutando de los
beneficios obtenidos por la humanidad y los hombres de nuestro
tiempo, en todos los órdenes del desarrollo
humano"[2].

Por su parte, Amezcua[3]expresa que las
Ciencias Sociales son el conjunto de disciplinas
científicas y académicas dirigidas a estudiar y
explicar la conducta humana y los fenómenos sociales que
se presentan como resultado de su convivencia.

Los problemas de las Ciencias Sociales vista como
ciencia, surgen desde la definición como tal, dado que su
proceso de diversificación y complejización
crecientes han ayudado a su desarrollo, pero a su vez hacen
necesaria la aparición de una visión global que
implique puntos de encuentro y desencuentro entre diversos campos
teóricos y metodológicos y distintas
prácticas científicas, por lo cual ha sido
indispensable trabajar con un adecuado proceso de
enseñanza aprendizaje, (PEA).

El Proceso de Enseñanza Aprendizaje, (PEA) de
manera general, simboliza la acción de instruir y asimilar
contenidos; dicha asimilación debe velar por compenetrar
diversos aspectos de la vida del individuo en todo momento,
realizando especial énfasis en el aspecto
axiológico de éste, pues como bien lo ha dicho
Varona, "todo hombre desde niño necesita del total de sus
fuerzas vitales para crecer, tanto física como
espiritualmente, siendo íntegro en sus sentimientos y
noble en sus aspiraciones"[4].

En las Ciencias Sociales, el proceso de enseñanza
aprendizaje ha recorrido un largo camino a través de la
escuela, la cual constituye una de las primeras representaciones
sociales por excelencia con las que el individuo tiene contacto,
pues las influencias educativas asumen un carácter
ordenado encaminadas a la preparación del sujeto para el
cumplimiento de roles y funciones sociales.

El Proceso de Enseñanza Aprendizaje de las
Ciencias Sociales, según Carlos Marx[5]se
constituye mediante las leyes de la dialéctica en un
pensamiento global interconectado, pues no es la conciencia de
los seres humanos lo que determina su ser, sino es el ser social
lo que determina la conciencia.

Para Max Weber dicho Proceso de Enseñanza
Aprendizaje de las Ciencias Sociales se distingue del de otras
ciencias por su objeto de estudio, resaltando en todo momento la
relevancia de los hechos sociales, por lo que entiende que es
imposible establecer axiomas que puedan explicar de forma
homogénea y universal el comportamiento humano.

Como complemento del pensamiento de Weber, Augusto Comte
da una respuesta a la serie de revoluciones que se presentaron en
su tiempo al hablar de una reestructuración del Proceso de
Enseñanza Aprendizaje en las Ciencias Sociales, afirmando
que se debía agregar un estudio empírico del
proceso histórico de las diversas ciencias
interrelacionadas en ella. Comte defendía que dada la
naturaleza de la mente humana, cada una de las ciencias que
componen a su vez a las Ciencias Sociales debían pasar por
tres estadios teóricos diferentes: el teológico o
ficticio, el metafísico o abstracto y el científico
o positivo

En relación a lo postulado por sus antecesores,
Emile Durkheim[6]le agrega a la integración
del Proceso de Enseñanza Aprendizaje de las Ciencias
Sociales cualidades organicistas o psicológicas, dado que
establece como lineamiento la interpretación de
fenómenos sociales, (hechos sociales), que constituyen
unidades de estudio que no pueden ser abordados con otras
técnicas que no sean las específicamente sociales.
Durkheim define a los hechos sociales como los modos de actuar,
de pensar y de sentir exteriores al individuo, y que poseen un
poder de coerción en virtud del cual se
imponen.

Tomando en consideración las aportaciones de
Comte y Durkheim, la autora coincide de forma particular en lo
referido a considerar que los hechos sociales son la base central
o fundamento del Proceso de Enseñanza Aprendizaje en las
Ciencias Sociales, aun cuando no sea posible explicar de forma
homogénea y universal el comportamiento humano tal cual lo
expone Weber, pero difiere con estos mismos autores con respecto
al enfoque absolutamente Positivista con que estudian esta
Ciencia.

En este sentido, el Proceso de Enseñanza
Aprendizaje, se convierte también en una salvaguarda del
culturalismo y de los valores más esenciales,
encargándose de transmitir y desarrollar en los escolares
mecanismos de estímulo para asegurar la asimilación
y reproducción de toda la herencia cultural anterior,
así como de las relaciones sociales existentes.

Existen diversas contradicciones que se presentan en el
Proceso de Enseñanza Aprendizaje de las Ciencias Sociales:
los intereses del alumno que están muy alejados o
contrarios a los intereses de sus padres y de la escuela; la
falta de comunión entre las influencias de la familia, la
escuela y el entorno social; los intereses personales del propio
alumno contrapuestos al contexto social que lo rodea, etc. Estas
contradicciones se resuelven cuando las tareas que se proponen al
educando exigen un nivel de desarrollo inmediato superior al
alcanzado hasta ese momento y de acuerdo con sus posibilidades
reales.

Dentro de las Ciencias Sociales se trata de trabajar en
el nivel de desarrollo real, pues si el alumno cada vez que se
enfrente a un nuevo problema a resolver o interpretar va a
necesitar de la ayuda de un compañero mejor preparado o de
un adulto, entonces la enseñanza no ha sido verdaderamente
desarrolladora como para que pueda asumir nuevas tareas y
solucionarlas a partir de la enseñanza anterior; el alumno
debe demostrar su aprendizaje a través de la
aplicación del conocimiento en cada una de sus
etapas.

No se debe olvidar que la sociedad representa el
contexto y el universo en que se desenvuelve el educando, y la
escuela -como institución- devuelve al estudiante a ese
mismo entorno social,(del cual nunca deja de formar parte), y lo
hace preparándolo en todos los aspectos de su personalidad
para hacer frente al devenir de la vida misma; con esto se
reconoce la doble dependencia entre la aportación que hace
el entorno social a la escuela y la aportación que
ésta a su vez hace a ese mismo entorno social,
conformándose como una dualidad dependiente e inseparable
una de la otra.

En el caso concreto del problema objeto de
investigación, al tratarse del proceso de enseñanza
aprendizaje de las Ciencias Sociales, debiera no estar alejado de
esa dualidad, ya que a través de la misma se busca que el
alumno tenga un perfil crítico, interpretativo,
participativo y transformador ante su entorno, que es lo que la
autora persigue con la elaboración del presente trabajo de
investigación científica.

En suma, se puede afirmar que el aprendizaje de las
Ciencias Sociales debe apoyarse en lo ya adquirido con
anterioridad y en el proceso interactivo que ofrece la propia
materia, pues sólo así será un medio de
estimulación verdadero en el desarrollo del alumno en
situaciones futuras que lo lleve finalmente a la
aplicación del conocimiento y a la interpretación
de fenómenos sociales. Se asegurarán entonces las
condiciones y los medios para que todos aprendan y se desarrollen
con pertinencia y equidad, facilitando a cada uno, por diferentes
vías, la posibilidad de alcanzar los objetivos más
generales que se plantean en la materia acordes con sus
especificidades individuales.

En lo que respecta a las Instituciones de
Educación Superior, (IES), a partir de finales de los
años sesenta consideraron necesario definir las pautas del
desarrollo del PEA de manera racional y planificada. Esta
necesidad estuvo motivada por la escasez de recursos que ya desde
ese tiempo se hacían sentir en toda la educación en
general, que implicaba un crecimiento sostenido, en todos los
órdenes educativos. Bajo estas condiciones se empezaron a
desarrollar mecanismos de autoevaluación institucional,
(AI), con el fin de identificar los elementos y las situaciones
que los caracterizaban. Los autoestudios estuvieron vigentes
durante toda la década de los setenta y su práctica
dio base para la creación ulterior de medios alternativos,
(actividades que con anterioridad se ejecutaban de manera
aislada: diagnósticos, proyectos, evaluaciones,
etc.)

En lo que respecta a otros organismos, también se
puede observar que algunas veces estos producen documentos que
acaban siendo un agravante en el problema que se proponen
esclarecer y resolver, (Strasser,C. 1999),como sucedió en
el informe "América Latina frente a la Desigualdad", donde
el Banco Mundial presentaba una prueba piloto para democratizar
sus informes de estrategia por primera vez en América
Latina con el objetivo de captar demandas acerca del apoyo
crediticio al desarrollo educativo de algunos de los
países que conforman esta región geográfica;
el procedimiento participativo del Banco Mundial encubre una
nueva forma de representación, pues ésta se
encontraría legitimada por haber captado las demandas del
sector social, mostrando una cara sensible a los problemas
sociales de los países a los que asiste financieramente,
es decir, han presentado una oleada de proyectos que contienen
errores graves, y estos errores no pueden verse siempre como
involuntarios y desinteresados.

Esta circunstancia se presenta como complemento a los
pilares para el PEA que propone la Organización para la
Educación, la Ciencia y la Cultura, (UNESCO), como son:
aprender a conocer, a hacer, a vivir juntos, a ser y a vivir
juntos; sin embargo, llegaron a manifestarse como
antagónicos a los postulados por el BM.

Son muchos los autores que han definido el proceso
enseñanza aprendizaje como objeto de la didáctica,
entre ellos Alvarez de Zayas (1999), Castellano Simos y otros
(2005) y Addine Fátima (2004), el primero de ellos lo ha
definido como: "…proceso docente educativo dirigido a
resolver la problemática que se le presenta a la escuela:
la preparación del hombre paral vida pero de un modo
eficiente y sistémico"[7]

Sin embargo la autora coincide con el análisis
que realiza Zilberstein Toruncha (2006) relacionado con que
algunos investigadores lo denominan proceso enseñanza
aprendizaje, reconociendo que el mismo tiene limitaciones: la
enseñanza y el aprendizaje son dos procesos que no
necesariamente van juntos ni se determinan; las condiciones
sociohistóricas en que transcurre el proceso son
determinantes; debe reflejar de forma evidente su compromiso con
la práctica educativa y los valores morales que se
desarrollan a través de ella; debe evidenciar el
carácter integral que caracteriza al proceso
docente.

Según el autor anteriormente citado: "Otros
investigadores como Fátima Addine y otros (1996)
revalorizan el concepto de enseñanza aprendizaje teniendo
en cuenta que el mismo como actividad del profesor y el alumno,
respectivamente es solo la expresión interna de ese
proceso pero no se reduce a este, en el cual están
presentes en su esencia, las leyes del proceso que constituyen la
expresión pedagógica de las relaciones sociales.
Este proceso es intencional, planificado y creado, no
espontáneo, lo que le otorga su compromiso con la
práctica social."[8]

Uno de los criterios adoptados en los
últimos decenios es que el proceso se debe centrar
más en el aprendizaje que en la enseñanza, sin
dejar de considerar la actividad orientadora del docente,
cuestión que coincide con el punto de vista que sostiene
la autora.En relación con lo antes señalado,
diversas teorías han intentado explicar cómo se
aprende; son teorías descriptivas que presentan
planteamientos muy diversos, pero en todas ellas aún se
pueden encontrar algunas perspectivas clarificadoras de estos
procesos tan complejos

 

 

Autor:

Nelly P. Sandoval
Castillo

[1] David Ausubel, “Factores del
aprendizaje”, p. 54

[2] M.Trujillo,. Estudios pedagógicos
XXXIV, p. 174

[3] H. Amezcua, Introducción a las
Ciencias Sociales II, p. 11

[4] E. Varona. Estudios literarios y
filosóficos. p.83

[5] CFE México, El capital.
Crítica de la economía política, p. 6

[6] Schapire, Las reglas del método
sociológico, p. 124

[7] Carlos Alvarez. La escuela en la vida.
p23

[8] José Zilberstein Toruncha.
Preparación pedagógica integral …p.13

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