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Asesinos en serie y maltrato animal



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    Asesinos en serie y maltrato animal –
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    Asesinos en serie y maltrato
    animal
    Bestialismo

    En los años 70, el especialista del FBI Robert K.
    Ressler acuñó el concepto de asesino en serie
    (serial killer); pero el cine ya nos había mostrado los
    crímenes de Franz Beckmann cuarenta años antes. El
    director alemán Fritz Lang y su esposa, la escritora Thea
    von Harbou –autores de la maravillosa visión de un
    futuro llamado Metrópoli– se inspiraron en el caso
    real de los asesinatos cometidos por Peter Kurten y en el trabajo
    de investigación del periodista Egon Jacobson para crear
    el personaje de ficción interpretado por el actor Peter
    Lorre, en el clásico M (por la letra inicial de la palabra
    asesino –mörder– en alemán), de 1931, al
    que en España se le añadió el elocuente
    subtítulo de El vampiro de Dússeldorf.

    Mientras la policía actúa bien pero sin
    obtener resultados; las bandas callejeras de la ciudad deciden
    perseguir a aquel asesino de niños porque la presencia de
    tantos agentes en las calles está interfiriendo en sus
    negocios. La consigna está clara, perseguido por ambos
    bandos, la policía no tiene pistas para dar con Beckmann y
    el hampa quiere apagarlo, como una vela. El resultado es una obra
    maestra del séptimo arte que se rodó con más
    imaginación que medios en aquella oscura Alemania de
    entreguerras, anterior al auge de Hitler y el nazismo, para
    mostrar por primera vez el retrato cinematográfico de un
    asesino en serie.

    Aunque tampoco debemos olvidar otro precedente: el del
    personaje de Cesare en la película muda alemana El
    gabinete del Doctor Caligari -una joya del expresionismo– que
    Robert Wiene dirigió en 1920; aunque, en este caso, el
    asesino actuaba bajo hipnosis, a las órdenes del
    doctor.

    Peter Kürten (26 de mayo de 1883- 2 de julio de
    1931) fue uno de los asesinos en serie más conocidos de
    Alemania. Llamado "El vampiro de Düsseldorf", cometió
    al menos 9 asesinatos a adultos y niños y 7 intentos
    frustrados.

    Kürten nació en la localidad de Mülheim
    (ahora distrito de la ciudad alemana de Colonia) y fue el tercero
    de trece hermanos en el seno de una familia extremadamente pobre.
    Peter presenció cómo su padre, un alcóholico
    y violento trabajador en paro, maltrataba a su madre e, incluso,
    violaba con total impunidad a algunas de sus hermanas menores.
    Así fue como a la edad de ocho años, Kürten se
    escapó de su hogar familiar y dirigió sus pasos al
    mundo de la delincuencia en la ciudad de Düsseldorf. A los 9
    años, realiza sus primeros asesinatos cuando ahogó
    a dos amigos mientras se bañaban en el Rin. A
    excepción de estos dos casos aislados, Kürten fue
    intercalando sus pequeños actos de delincuencia con breves
    pasos por la cárcel para pagar sus fechorías.
    También fue contratado como perrero donde
    experimentó el "placer" de torturar, violar y matar a
    perros abandonados. No fue el único caso en la vida de
    Kürten donde experimentaría experiencias sexuales y
    torturas a animales.

    Sus violentas tendencias se fueron incrementando a
    medida que se iba haciendo mayor. Paralelamente, Kürten
    necesitaba trasladar esas experiencias sanguinarias de animales a
    humanos. El 13 de mayo de 1913, Kürten merodeaba una casa
    presuntamente vacía para robar. Pero en ella se encontraba
    Khristine Klein, una niña de trece años que
    dormía en su habitación. Peter, tras comprobar que
    no había nadie en la casa, estranguló a la joven
    para terminar degollándola.

    Durante la Primera Guerra Mundial, Kürten fue
    condenado por sus habituales delitos de hurto y alguna que otra
    agresión sexual. Pero en 1921, Kürten se
    trasladó a Altenburgo donde se casó con una mujer
    de buena reputación al mismo tiempo que conseguía
    un trabajo como camionero.

    En 1925, Kürten volvía a Düsseldorf
    para empezar su serie de crímenes. Una de sus
    víctimas (Rosa Ohlijer, de ocho años de edad) fue
    apuñalada trece veces con unas tijeras y tras beber su
    sangre, quemó su cuerpo con gasolina.

    En 1929, llegó el año más
    sangriento de Kürten. El 8 de febrero, asesinó a una
    niña de ocho años. El 23 de agosto, mató a
    dos hermanas de cinco y catorce años. En septiembre,
    mató a una mujer con un martillo. Y el 7 de noviembre,
    llegó al punto álgido de su locura al matar a una
    niña de cinco años y enviar a un periódico
    local el mapa de la tumba de la asesinada.

    Estos asesinatos hicieron que la ciudad de Dusseldorf
    viviera en un continuo estado de histeria. Nadie se
    atrevía a caminar solo por las calles de la ciudad. Las
    autoridades ofrecían una suculenta recompensa por quien
    diera pistas sobre la identidad del asesino y la policía
    llegó a recibir hasta 900.000 nombres de posibles
    asesinos.

    En mayo de 1930, Kürten cometió el error
    garrafal que le acabaría condenando. Kürten
    engañó a Maria Budlick, una empleada
    doméstica, para llevarla a Grafenberger Woods, un bosque
    de las cercanías. El malhechor estranguló a su
    víctima para agredirla sexualmente pero la dejó con
    vida después de experimentar el orgasmo. Al marcharse el
    asesino, Budlick acudió a la policía donde pudo dar
    información precisa sobre Kürten. Poco
    después, aparecía el retrato robot del hombre
    más buscado de Alemania.

    Víctima de un gran miedo, Kürten
    ofreció a su esposa la posibilidad de delatarle a cambio
    de una suculenta suma de dinero. Así, el 24 de mayo, el
    vampiro de Dússeldorf se entregaba sin oposición.
    Kürten confesó sus delitos. En el juicio posterior
    (abril de 1931), inicialmente se declaró inocente. Pero a
    medida que iba transcurriendo el pleito, cambió de idea.
    De hecho, los psicoanalistas trabajaron duro para deshacer
    cualquier tipo de enajenación que le pudieran salvar de la
    pena de muerte. La sentencia fue morir guillotinado por nueve
    asesinatos, siete intentos frustrados y no menos de 80 agresiones
    sexuales. La pena que se ejecutó en Colonia el 2 de julio
    de 1931.

    La última frase de Kürten, casi coincidente
    con el estreno de la película de Fritz Lang en 1931,
    demostró el alcance de su obsesión por la sangre y
    su atracción por la muerte: "Dígame, cuando me
    hayan decapitado ¿podré oír siquiera un
    momento el ruido de mi propia sangre saliendo del
    cuello?".

    El caso Kürten es importante en el mundo de la
    criminología al dar a la policía de todo el mundo
    elementos que son clave en la evolución de cualquier
    asesino en serie.

    Fue la primera vez que un cuerpo de seguridad nacional
    pudo determinar la actividad criminal en miles de sospechosos. De
    hecho, muchos asesinos después de Kürten imitaron su
    conducta y muchos otros presuntos delincuentes fueron absueltos
    por la policía al no encajar con el modus operandi del
    vampiro de Düsseldorf.

    Los motivos de la actitud de Kürten todavía
    son objeto de estudio. Él arguyó como la principal
    razón para cometer los asesinatos su pasión
    desenfrenada por beber la sangre de sus víctimas (de
    ahí su apodo del Vampiro de Düsseldorf) y su placer
    sexual en el momento de la ejecución. Aunque durante el
    juicio, el asesino también reconoció que su
    principal motivación consistía en "aleccionar a una
    sociedad opresiva".

    En 1931, Fritz Lang dirigió M, el vampiro de
    Düsseldorf ("M") basándose en los trágicos
    hechos realizados por Peter Kürten.

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    Foto de Peter Kürten tomada en 1931
    al ser arrestado

    La perfilación criminal es una técnica de
    investigación criminológica derivada del
    análisis que se realiza a los diferentes patrones
    conductuales en los agresores conocidos; para con ello definir y
    crear tipologías (perfilación criminal inductiva) y
    así auxiliar en la resolución de crímenes en
    los casos donde se desconoce al responsable, a partir de los
    indicios físicos y psicológicos encontrados en la
    escena del crimen (perfilación criminal
    deductiva).

    Los profesionales que se han encargado de practicar el
    perfil criminal han incluido históricamente un espectro
    numeroso de investigadores, científicos del
    comportamiento, de las ciencias sociales y expertos forenses. Su
    contribución se ha dirigido a reducir el número de
    los posibles sospechosos, ayudar a vincular diferentes casos
    criminales, y a desarrollar nuevas líneas de
    investigación en casos no resueltos, que están
    "atascados" o de lesa humanidad.

    El término offender profiling ("perfil del
    delincuente") fue creado por los agentes del FBI en el centro de
    entrenamiento de Quantico (Virginia Oeste) en los años
    '70, para describir la técnica de describir el
    comportamiento y características probables del autor
    desconocido de un asesinato. Similarmente y de acuerdo con
    Ressler y colaboradores, (1986), citados por Homant y Kennedy
    (1998) y Ailt y Reese en 1980, citados por Knight (1998), el uso
    de perfiles psicológicos en los crímenes puede
    ayudar a determinar el tipo de personalidad del criminal y sus
    características conductuales desde un análisis de
    los crímenes que él o ella hayan cometido; la
    técnica permite realizar un perfil del agresor tenga o no
    tenga antecedentes judiciales, si los tiene seria un criterio
    facilitador para la elaboración del perfil (Homant,1998);
    esta definición está relacionada a la del FBI
    (Federal Boureau of Investigation), la cual determina que el
    perfil criminal es una herramienta que ayuda a obtener
    información específica del delincuente agilizando
    la investigación, además brinda información
    a la policía sobre la manera más adecuada de
    interrogar sospechosos.

    El uso de la psicología para capturar criminales
    tuvo inicios literarios que datan de 1841 con los "asesinatos de
    la calle morgue" de Edgar Allan Poe; sin embargo, en la vida real
    esta aplicación tuvo principio en Gran Bretaña en
    el año de 1888 cuando el Dr. George B. Philips
    patólogo forense, diseñó el método
    "modelo – herida"; este modelo se basaba en la
    comprensión de la naturaleza de las lesiones de la
    víctima como base para la elaboración
    estadística del perfil del delincuente.(Turvey
    1.999).

    Un asesino en serie, también conocido como
    asesino múltiple, es una persona que asesina a tres o
    más personas en un lapso de treinta días o
    más, dejando un periodo de «enfriamiento»
    entre cada asesinato, y cuya motivación se basa en la
    gratificación psicológica que le proporciona dicho
    acto. Los asesinos en serie están específicamente
    motivados por una multiplicidad de impulsos psicológicos,
    sobre todo por ansias de poder y compulsión sexual. Los
    crímenes suelen ser llevados a cabo de una forma similar y
    las víctimas a menudo comparten alguna
    característica (p. ej. ocupación, raza, apariencia,
    sexo o edad).

    Los asesinos en serie no deben ser confundidos con los
    asesinos en masa, que asesinan a un número elevado de
    víctimas de manera simultánea en un periodo corto
    de tiempo; ni con los asesinos relámpago, que cometen
    múltiples asesinatos en un corto período y en
    lugares distintos. El término serial killer (asesino en
    serie) fue acuñado por el agente especial del FBI Robert
    Ressler en la década de 1970 aunque había sido
    descrito muchos años antes. Se tiene constancia de que el
    inspector policial alemán Ernst Gennat utilizaba ya este
    concepto en 1930.

    El término asesino en serie (serial killer), fue
    presumiblemente acuñado por el agente Robert Ressler en
    los años 70. La expresión asesino en serie
    entró al lenguaje popular en gran parte debido a la
    publicidad que se dio a los crímenes de Ted Bundy y David
    Berkowitz ("El hijo de Sam"), a mediados de esa década.
    Aunque una de las primeras veces que se usó ese concepto
    fue con el "Asesino de los torsos de Cleveland".

    El término permite a los criminalistas distinguir
    a aquellos delincuentes, que matan a varias personas en un largo
    período, de aquellos que asesinan mucha gente en un solo
    evento (asesinos en masa). Un tercer tipo de asesino
    múltiple es el asesino relámpago.

    En seguida unas breves definiciones de estos tres
    tipos:

    • Un asesino en serie es alguien que comete tres o
      más asesinatos durante un extenso período con
      un lapso de enfriamiento entre cada crimen. En medio de sus
      delitos, ellos parecen bastante normales, una
      condición que Hervey Cleckley y Robert Hare llaman
      "máscara de cordura." A menudo existe — pero no
      siempre — un elemento sexual en este tipo de asesinos
      (Fred West, asesino del zodiaco, Luis Alfredo
      Garavito).

    • Un asesino en masa, por otra parte, es un individuo
      que comete múltiples asesinatos en una ocasión
      aislada y en un solo lugar. Los autores algunas veces cometen
      suicidio, por consiguiente, el conocimiento de su estado
      mental y qué los motiva a actuar de esa manera, se
      deja muchas veces a la especulación. Los pocos
      asesinos masivos que han podido ser atrapados afirman que no
      recuerdan claramente el evento.

    • Un spree killer comete múltiples asesinatos
      en diferentes lugares, dentro de un período que puede
      variar desde unas cuantas horas hasta varios días. A
      diferencia de los asesinos en serie, ellos no vuelven a su
      comportamiento normal entre asesinatos.

    Todos estos tipos de crímenes mencionados son
    usualmente consumados por una sola persona. Pero ha habido
    ejemplos en las tres categorías en los que dos o
    más perpetradores han actuado en conjunto. El escritor
    Michael Newton afirma que esto sucede en aproximadamente un
    tercio de los casos.

    Existen otros tipos de asesinatos múltiples
    también, aunque a menudo están relacionados con
    grandes organizaciones y no con dos o tres asesinos: genocidio y
    ataques terroristas. Los asesinos múltiples han sido en su
    mayoría varones. Las mujeres representan la minoría
    en las estadísticas de asesinos en serie. Los asesinos en
    serie están específicamente motivados por una
    multiplicidad de impulsos psicológicos, sobre todo por
    ansias de poder y compulsión sexual. Con frecuencia tienen
    sentimientos de inadaptabilidad e inutilidad, algunas veces
    debido a humillación y abusos en la infancia y/o el
    apremio de la pobreza, también bajo estatus
    socioeconómico en edad adulta, compensando sus
    crímenes esto y otorgándoles una sensación
    de potencia y frecuentemente venganza, durante y después
    de cometer los delitos. El conocimiento de sus acciones
    aterroriza a comunidades enteras y con frecuencia confunden a la
    policía, consecuencias que son incentivo de su
    sensación de poder. Este aspecto motivacional los desliga
    de los asesinos a sueldo y otros asesinos múltiples,
    quienes están motivados por el lucro. Por ejemplo, en
    Escocia durante la década de 1820, William Burke y William
    Hare asesinaron personas en lo que se conoció como el
    "Caso del ladrón de cadáveres". Ellos no figuran
    como asesinos en serie en la mayoría de las definiciones
    de criminólogos, porque sus motivos fueron principalmente
    económicos.

    Los asesinos en serie frecuentemente tienen impulsos
    extremadamente sádicos. Estos anulan la capacidad de
    sentir empatía por el sufrimiento de otros, de esta
    manera, son frecuentemente llamados psicópatas o
    sociópatas, términos que han sido renombrados por
    psicólogos como trastorno de personalidad antisocial.
    Algunos asesinos en serie hacen uso de la lujuria y la tortura,
    para obtener placer sexual por mutilación de la
    víctima y también de matarla lentamente por un
    prolongado lapso de tiempo.

    La mayoría de los asesinos en serie tienen
    antecedentes enfermizos. Se sabe que, frecuentemente, fueron
    víctimas de abusos durante su infancia, ya sea
    física, sexual o psicológicamente, toda vez que
    existe una correlación entre los abusos de su infancia y
    los crímenes que cometen.

    El elemento de fantasía en el desarrollo de los
    asesinos en serie es extremadamente importante. A menudo
    fantasean acerca de asesinar durante y aún después
    de la adolescencia. Sueñan despiertos de manera compulsiva
    sobre dominación, sometimiento y asesinato, usualmente con
    elementos muy específicos de sus fantasías que
    después aparecen en sus crímenes reales. Otros
    disfrutan leyendo historias de sadismo, llenos de
    violación, tortura y homicidio. En algunos casos, estos
    rasgos no están presentes.

    Algunos asesinos en serie, presentan uno o más
    signos de alerta en su niñez de lo que se conoce como el
    "Conjunto McDonald" o "Tríada psicopática". Estos
    son:

    • Piromanía, comenzar incendios invariablemente
      sólo por la emoción de destruir
      cosas.

    • Crueldad hacia los animales (relacionado con
      el "zoosadismo"). Muchos niños pueden ser crueles con
      los animales, tal como cortarle las patas a las
      arañas, pero los futuros asesinos en serie con
      frecuencia matan animales más grandes, como perros y
      gatos, y comúnmente para su propio deleite, más
      aún de sólo impresionar a sus
      amigos.

    • Enuresis más allá de la edad en que
      los niños normalmente superan tal
      comportamiento.

    Cabría hacer una aclaración, esta
    tríada, desarrollada en 1963, ha sido recientemente
    cuestionada por otros investigadores.

    Muchos expertos han afirmado que una vez que el asesino
    serial comienza con sus actos delictivos no puede parar (o solo
    en contadas veces). Algunos sostienen la opinión de que
    aquellos que no son capaces de controlar sus impulsos homicidas
    son más fáciles de atrapar.

    Ha habido informes contradictorios hasta cierto punto
    sobre el asesinato múltiple. El FBI aseguró en los
    años 80, que en alguna época en particular,
    existieron apenas 35 asesinos en serie en actividad en los
    Estados Unidos, dando a entender que los asesinos
    múltiples en cuestión, habían cometido sus
    primeros crímenes pero que aún no habían
    sido aprehendidos o detenidos por otras causas (por ejemplo,
    suicidio, parálisis o muerte natural).

    Esta cifra ha sido frecuentemente exagerada. En su libro
    Serial Killers: The Growing Menace, Joel Norris afirma que hubo
    quinientos asesinos en serie en activo en algún momento en
    Estados Unidos, responsables de cinco mil víctimas al
    año, lo que sería aproximadamente un cuarto de la
    totalidad de homicidios conocidos en el país.

    A pesar de que el fenómeno de los asesinos
    múltiples es generalmente considerado un hecho
    contemporáneo, puede ser detectado en la historia, no
    obstante con cierto límite de precisión.

    En el siglo XV, uno de los hombres más ricos en
    Francia, Gilles de Rais, secuestró, violó y
    asesinó al menos un centenar de muchachos. La
    aristócrata húngara Elizabeth Báthory, fue
    arrestada en 1610 y subsecuentemente acusada de torturar y matar
    hasta 600 jovencitas. Ella constató en su diario todos sus
    asesinatos. Aunque ambos, De Rais y Báthory fueron
    supuestamente sádicos y adictos a matar, difieren de los
    asesinos seriales de hoy en día, en que este par eran
    ricos y poderosos. Basándose sobre la falta de una fuerza
    policial establecida y medios de información activos
    durante aquellos siglos, puede muy bien ser que hubiese otros
    tantos asesinos múltiples en aquel entonces, quienes no
    fueron identificados o no fue bien difundida su
    existencia.

    Thug Behram, líder de una banda de la Thuggee
    India, frecuentemente ha sido nombrado el asesino serial
    más prolífico del mundo. Según numerosas
    fuentes, se estima que asesinó a 931 personas por
    estrangulación mediante una tela ceremonial (o rumal, que
    en idioma Hindi significa pañuelo), usado por su culto
    entre 1790 y 1830, de esta manera, posee el registro de
    más asesinatos cometidos por una sola persona en la
    historia.

    En total, los secuaces de manera general fueron
    responsables de aproximadamente 2 millones de muertes, de acuerdo
    con el Libro Guinness de los Récords.

    En su famoso libro Psychopathica Sexualis, Richard von
    Krafft-Ebing registra el caso de un asesino serial ocurrido
    alrededor del año 1870, un italiano llamado Eusebius
    Pieydagnelle quien tenía una obsesión sexual con la
    sangre y confesó haber dado muerte a seis
    personas.

    En México existió un asesino serial de
    mujeres en 1880 llamado Francisco Guerrero "El Chalequero".
    Mató a 20 mujeres después de violarlas para luego
    decapitarlas tirando sus restos en los alrededores de Río
    Consulado en la Ciudad de México. El caso de Guerrero,
    podría situarse en el apartado de asesino misionero; ya
    que argumentó que mataba a las mujeres para evitar que
    fueran infieles. Fue apresado en 1888, saliendo en libertad en
    1904, donde volvió a matar a una anciana. Fue sentenciado
    a muerte aunque murió en 1910 de tuberculosis.

    El popular asesino anónimo Jack el Destripador
    despedazó varias prostitutas en Londres en 1888 (el
    número exacto de víctimas se desconoce – como
    mínimo cuatro, probablemente seis). Estos crímenes
    lograron obtener enorme atención de la prensa debido a que
    Londres, en aquel momento, era el centro de la superpotencia
    económica más importante del mundo. Joseph Vacher
    fue ejecutado en Francia en 1898 después de confesar el
    asesinato y mutilación de 11 mujeres y niños,
    mientras que el asesino serial H. H. Holmes fue ahorcado en
    Filadelfia en 1896 después de confesar 27
    asesinatos.

    El FBI, sin mucha precisión, ha categorizado a
    los asesinos seriales dentro de dos tipos diferentes: organizados
    y desorganizados.

    • Asesinos organizados: Usualmente son poseedores de
      un coeficiente intelectual superior a la media (105 en
      adelante); planifican sus crímenes muy
      metódicamente por lo cual pueden tardar años en
      realizar un asesinato. A veces realizan sus asesinatos por
      despechos o trastornos y, para encubrirse, involucran a otras
      personas en su planificación. Por lo común,
      secuestran a las víctimas, después de ganar su
      confianza, matándolas en un lugar y
      deshaciéndose de ellas en otro. A veces, este tipo de
      persona busca entre su pasado a personas que formaron parte
      de su vida y que la marcaron de alguna manera. Actúan
      engañando de muchas maneras y, si hay personas
      extrañas en medio de su objetivo, las estudian y
      llegan a crear toda una cantidad de circunstancias para
      volverlas en contra de su objetivo. A veces, pueden tardar
      años en separar a su objetivo de su obstáculo.
      Una vez realizado este propósito se acercan de forma
      pasiva y con muchas mentiras y engaños a la persona de
      su pasado. Así, por fin, consigue su objetivo, que es
      hacerle daño de maneras que pueden ser: matar a su
      víctima o provocarle sufrimiento, como hacerle
      daño físico a un ser querido o amado, a su
      entorno ya sea familia directa del objetivo o ser querido
      actual. Finalmente, se ensaña con su objetivo inicial.
      Por ejemplo, Ted Bundy se ponía en el brazo un molde
      de yeso falso, pidiendo a las mujeres que le ayudaran a
      llevar unos libros hasta su vehículo, donde las
      golpeaba duramente hasta dejarlas inconscientes. Otros tienen
      como objetivo específico a las prostitutas, quienes
      tal vez van voluntariamente con el asesino serial, creyendo
      que es un cliente cualquiera. Estos tipos de asesinos, tienen
      un alto grado de control sobre la escena del crimen, y
      generalmente conocen bien la ciencia forense que los habilita
      para cubrir sus huellas, tal como enterrar el cuerpo o
      cargarlo hasta un río para hundirlo. Ellos siguen
      escrupulosamente sus crímenes en los medios de
      comunicación, y muchas veces se enorgullecen de sus
      acciones, como si fuesen grandiosos proyectos. El asesino
      organizado es habitualmente muy sociable y tiene amigos y
      amantes, muy a menudo hasta esposa e hijos. Son el tipo de
      persona que cuando son capturados, son descritos por los
      conocidos como "un tipo agradable" quien "no podría ni
      lastimar a una mosca." Algunos asesinos en serie se esfuerzan
      por hacer sus crímenes difíciles de descubrir,
      como por ejemplo falsificando notas de suicidio. El caso de
      Harold Shipman, un médico de cabecera
      británico, en el que su posición social y
      ocupación eran tal que le permitía simular las
      muertes de sus víctimas, considerando que
      morían por causas naturales; entre 1971 y 1998
      mató por lo menos a 250 de sus pacientes más
      viejos; y hasta muy poco antes de ser descubierto aún
      no se sospechaba que cualquiera de sus crímenes haya
      sido premeditado.

    • Asesinos desorganizados: Carentes de un coeficiente
      intelectual alto (entre 80 y 95), cometen sus crímenes
      impulsivamente. Mientras que el asesino organizado
      saldrá específicamente a cazar a la
      víctima, el desorganizado matará a alguien
      cuandoquiera que la oportunidad surja, contadas veces se
      molestará en deshacerse del cuerpo, dejándolo
      en el mismo lugar en que encontró a la víctima.
      Usualmente llevan a cabo ataques "sorpresa", asaltando a sus
      víctimas sin previo aviso, y típicamente
      ejecutarán rituales que creen necesarios hacer, una
      vez que la víctima esté muerta (por ejemplo;
      necrofilia, mutilación, canibalismo, etc.). A menudo
      son personas insociables, teniendo pocos amigos, y pueden
      tener un historial de problemas mentales y ser referidos por
      sus conocidos como excéntricos o hasta "un poco
      extraño". Tienen poca consciencia sobre sus
      crímenes y puede que bloqueen los recuerdos de sus
      asesinatos. Uno de los casos recientes más conocidos
      que encajan con este perfil es el de Francisco García
      Escalero, el "Matamendigos".

    Un número significante de asesinos seriales
    muestran ciertos aspectos de los dos tipos mencionados, aunque
    las características de un tipo dominan. El comportamiento
    de algunos asesinos declina de ser organizado a desorganizado,
    según sus homicidios continúan. Complementan
    cuidadosa y metódicamente los asesinatos al principio,
    pero conforme su compulsión se sale de control, dejan de
    dominarse volviéndose descuidados e impulsivos.

    Algunos asesinos sufren de personalidad múltiple
    (Trastorno de identidad disociativo) lo que los lleva a cometer
    asesinatos tanto organizados como desorganizados. Aunque varios
    psicólogos han citado a la personalidad múltiple
    como una de las mayores causas de asesinatos, está
    comprobado que solo la minoría de los asesinos seriales
    sufren este trauma

    El hecho de que un niño o un adolescente maltrate
    a un perro o a otro animal no siempre debe considerarse como una
    simple travesura, sin más trascendencia. El 46% de los
    asesinos en serie fueron maltratadores de animales durante su
    adolescencia, según un estudio del cuerpo de
    investigación policial norteamericano, el FBI. En este
    libro se exponen algunos casos de asesinos de personas y
    animales, las repercusiones sociales del maltrato de animales,
    así como datos en nuestro país sobre la
    relación entre la violencia hacia los animales y hacia las
    personas.

    Hay muchas formas de maltratar a un animal.
    Además de infligir dolor físico, el hecho de no
    cuidarle o no cubrir sus necesidades básicas puede causar
    en el perro secuelas que acaben con su vida tras un terrible
    sufrimiento. Un significativo porcentaje de los homicidas y
    asesinos en serie de personas fueron torturadores de animales
    durante su infancia o adolescencia.

    Según los resultados de un estudio elaborado por
    el FBI (cuerpo norteamericano de investigación policial)
    sobre asesinos en serie, el 46% de ellos maltrataba animales
    durante la adolescencia.

    Casos de asesinos de personas y de animales

    • Albert DeSalvo, el Estrangulador de Boston,
      acabó con la vida de trece mujeres en un año.
      Solía atrapar perros y gatos, encerrarlos en jaulas
      diminutas y dispararles flechas a través de sus
      aberturas.

    • Jason Massey decapitó a una niña de
      trece años en 1993 y disparó a su hermanastro,
      de catorce. Comenzó su sangrienta carrera con el
      asesinato de gatos y perros.

    • Kip Kinkel, un adolescente de 15 años,
      asesinó a sus padres y luego disparó, y
      mató, a 24 alumnos de su escuela en 1998. La prensa
      informó de que Kinkel contaba con una historia de
      violencia hacia los animales: había decapitado gatos y
      diseccionado ardillas vivas.

    • Jeffrey Dahmer, el tristemente famoso Carnicero de
      Milwaukee, asesino y caníbal, también
      inició su carrera delictiva en la infancia con la
      tortura y el asesinato de animales. Muchas de estas crueles
      prácticas con los animales, como disolver sus cuerpos
      en ácido, fueron las mismas que utilizó con sus
      víctimas después, para asesinarlas y hacer
      desaparecer sus cuerpos.

    "El maltrato a los animales está vinculado a
    conductas violentas que tienen importantes repercusiones" ( Nuria
    Querol i Viñas ) , una de las personas más
    especializadas, tanto en España como fuera del
    país, en el estudio de las repercusiones sociales de la
    violencia con los animales. Esta investigadora es médica,
    bióloga y forma parte del Grupo para el Estudio de la
    Violencia hacia Humanos y Animales (Geva), compuesto por
    médicos, psicólogos e investigadores de diversos
    ámbitos.

    Una de las repercusiones sociales a las que se refiere
    la investigadora está relacionada con el ámbito de
    la violencia contra la mujer. Según estudios citados por
    el Geva, el 86% de las mujeres maltratadas que acudieron a una
    casa de acogida y tenían un animal comentaron que su
    agresor había herido, amenazado o matado a su animal de
    compañía como venganza o para ejercer control
    psicológico.

    Por otro lado, los niños testigos de violencia
    doméstica, maltratan animales entre dos y tres veces
    más a menudo que los niños que no sufren violencia
    doméstica ( Núria Querol i Viñas ) "El abuso
    de animales realizado por niños es uno de los indicadores
    más importantes y tempranos de trastorno de conducta",
    afirma la bióloga. La investigadora añade que entre
    un 25% y un 50% de las mujeres maltratadas no son capaces de huir
    de este tipo de situación violenta, a causa de la
    preocupación por sus animales de compañía o
    de granja.

    En Estados Unidos, desde los años 70, el
    desarrollo de la ciencia del perfil criminal y la creación
    del Vicap (Violent Criminal Apprehension Program, programa de
    captura de criminales violentos) permiten estudiar rasgos en
    común entre criminales. Uno de ellos es la crueldad hacia
    los animales.

    En España, diversos investigadores también
    han estudiado la relación entre los asesinos en serie,
    homicidas y violadores y las torturas practicadas por estos
    delincuentes contra animales en su infancia o juventud. Un
    estudio realizado en Cataluña por los doctores
    Ángel Cuquerella (médico forense), Núria
    Querol i Viñas (médica y bióloga),
    Mercè Subirana (médico forense) y Frank Ascione
    (psicólogo y uno de los mayores expertos mundiales en
    maltrato a los animales) con 50 individuos condenados por
    diversos delitos obtuvo como resultado que el 41,7% de ellos
    había maltratado a los animales.

    En ocasiones, "la publicación en los medios de
    comunicación de algunos casos especialmente sobrecogedores
    de crueldad hacia los animales, unido a la mayor sensibilidad de
    la sociedad española en general, han conducido a la
    demanda de leyes más estrictas" ( Querol i Viñas
    ).

    En España, "a pesar de no ser un país
    especialmente respetuoso con el trato a los animales", recuerda
    la investigadora, se inició la modificación del
    artículo 337 del Código Penal como respuesta a la
    noticia de la tortura de 15 perros en una protectora de Reus
    (Tarragona).

    Los programas de educación humanitaria para
    escolares pueden resultar muy útiles como apoyo, junto con
    programas específicos destinados a menores maltratadores
    de animales.

    El maltrato de animales por parte de niños o
    adolescentes es un posible indicador para detectar a quienes, de
    adultos, practicarán actos violentos contra las personas.
    Por ello, es importante fomentar en los niños el respeto
    hacia los animales como forma de crear cimientos firmes para que
    de adultos sepan respetar la vida, tanto de personas como de
    animales.

    Núria Querol i Viñas, investigadora del
    Grupo para el Estudio de la Violencia hacia Humanos y Animales,
    explica que "los padres no deben pasar por alto el maltrato"
    hacia los animales. "Hay que hablar con el menor, para que
    comprenda que debe respetar a otros seres vivos".

    En 2004, la policía holandesa detuvo a un hombre
    en la ciudad de Utrecht por mantener relaciones sexuales con el
    pony de su vecino; pero como la normativa de los Países
    Bajos no tipificaba el bestialismo como delito –igual que
    sucede hoy en día en España y en otros
    países– el detenido fue puesto en libertad. La
    noticia generó tal revuelo social que, finalmente, en
    febrero de 2010 el Senado holandés aprobó la
    prohibición de cometer actos indecentes con los animales
    así como distribuir, exhibir, fabricar, importar, exportar
    o transmitir en cualquier soporte actos lascivos en los que
    estén involucrados seres humanos y animales, con un
    ajustado margen de 39 votos a favor frente a 34 en
    contra.

    La nueva ley habla de actos lascivos –de forma
    genérica, en vez de actos sexuales– porque se les
    considera contrarios a la moral y a la ética; asimismo, se
    prohíbe tanto el uso de imágenes reales como el de
    dibujos animados o de infografías generadas por ordenador
    que podrían fomentar el maltrato animal.

    El mismo criterio se mantiene en el Reino Unido, donde
    la Sexual Offences Act de 2003 condena las relaciones sexuales
    con animales (Intercourse with an animal) hasta con dos
    años de reclusión, en la sección 69 de la
    Ley, con una regulación muy explícita (puedes
    leerla en www.legislation.gov.uk); en Francia, donde la
    bestialité se despenalizó durante la
    Revolución Francesa, en 1791, ha regresado al
    Código Penal más de cien años
    después, en 2004, con la Ley 204, de 9 de marzo, que
    reformó el Art. 521.1 introduciendo, de nuevo estos abusos
    (sévices graves ou de nature sexuelle) con una pena de
    hasta dos años de cárcel y 30.000 euros de multa.
    Tres años más tarde, en septiembre de 2007, un
    hombre llamado "Gérad", de Dijón, fue condenado a
    un año de reclusión, de acuerdo con este precepto,
    por sodomizar a un pony; y, finalmente, Canadá
    también lo tipifica en el Art. 160 de su Código
    Penal.

    Al otro lado de la frontera, en EEUU –donde, por
    su sistema de common law, es casi más importante tener en
    cuenta qué dice la jurisprudencia que lo que regula el
    propio legislador– el caso más mediático
    ocurrió en enero de 2004 en Ocala (Florida), cuando la
    novia del joven Randol Corey Mitchell le sorprendió
    manteniendo relaciones con Nagaisha, su perra rottweiler. El
    hombre tuvo que pagar la factura del veterinario que
    examinó al animal e indemnizar a su ya ex novia;
    además, fue condenado por el juez a cumplir cinco
    años de libertad condicional y a superar un examen
    psicológico. Otros Estados –en cambio–
    sí que lo castigan expresamente, como Oregón,
    Ilinóis o Misuri.

    Más al Sur, el Art. 517 del Código Penal
    del Ecuador –por citar también algún ejemplo
    de Iberoamérica– señala que la bestialidad se
    reprimirá con reclusión mayor de cuatro a ocho
    años.

    Un segundo grupo de países no prohíben el
    bestialismo sino la pornografía con animales: el
    parágrafo 184.a del Código Penal de Alemania
    sanciona la difusión de esa pornografía con una
    pena de hasta tres años de prisión; pero no
    tipifica las relaciones sexuales con ellos, sólo castiga
    esa clase de pornografía (la tierpornographischer). Igual
    que ocurre en Suiza (Art. 197.4.3º de su Código
    Penal), donde se equiparan la protección frente a la
    pornografía con animales con la infantil (actes d"ordre
    sexuel avec des enfants ou des animaux).

    Italia tampoco tipifica lo que allí se denomina
    zooerastia, pero en febrero de 2010, la justicia dictó una
    sentencia considerada pionera por muchas asociaciones de defensa
    de los animales: en 2008, los Carabinieri detuvieron a un
    agricultor de San Genesio (provincia de Bolzano) que fue
    condenado a dos años de reclusión por rodar varios
    cortometrajes pornográficos con sus perros labrador y
    rottweiler y una actriz inglesa; películas que
    después vendía por internet. La jueza le
    aplicó dos preceptos del Código Penal italiano
    –Arts. 544 ter y 544 sexies– relativos al
    maltrattamento di animali, considerando su insoportable
    comportamiento con los canes de acuerdo con sus
    características etiológicas.

    Finalmente, existe un último grupo de naciones
    donde esta parafilia queda desvanecida en ese limbo al que
    solemos llamar alegalidad y, simplemente, el ordenamiento
    jurídico no la menciona. Es el caso de Portugal, Suecia o
    México, donde no constituye un ilícito penal, y de
    España. En nuestro país, el bestialismo no se ha
    tipificado, ni está prohibido ni tan siquiera es
    mencionado en nuestro ordenamiento y apenas se cita en cuatro
    sentencias del Tribunal Supremo y siempre de forma muy
    tangencial.

    Es cierto que el Código Penal regula los delitos
    relativos a la protección de la flora, la fauna y los
    animales domésticos (Arts. 332 a 337); en concreto, este
    último precepto establece que El que por cualquier medio o
    procedimiento maltrate injustificadamente a un animal
    doméstico o amansado, causándole la muerte o
    lesiones que menoscaben gravemente su salud, será
    castigado con la pena de tres meses a un año de
    prisión e inhabilitación especial de uno a tres
    años para el ejercicio de profesión, oficio o
    comercio que tenga relación con los animales.
    ¿Tendrían ahí cabida las relaciones sexuales
    con los animales? ¿Debemos entender que se les maltrata o
    lesiona? ¿Se puede hablar de "violar a un animal"? El
    problema de fondo tiene que ver con adecuar los tipos penales con
    el bien jurídico que se protege. En febrero de 2010, unas
    declaraciones del catedrático de Derecho Penal, Enrique
    Gimbernat, en el periódico El Mundo, sobre esta espinosa
    cuestión –planteada desde el punto de vista del
    Derecho, aunque éticamente puede que muchos lectores no la
    compartan– el catedrático afirmaba que el
    bestialismo es un tema moral y el derecho no está para
    proteger la moralidad; asimismo, añadía que
    sería absurdo tratar el asunto porque (…) un animal
    no es un bien jurídico, no tiene derechos legales. La
    polémica está servida.

    Si el romántico de Lord Byron levantase la cabeza
    se sentiría orgulloso al contemplar cómo hoy, casi
    doscientos años después de su famosa frase, Cuanto
    más conozco a los hombres, más quiero a mi perro,
    maltratar a un animal es delito.

    Con la reforma de la Ley 5/2010, se reconoce a los
    animales como titulares de derechos; es decir, los animales se
    protegen penalmente.

    La reforma del Código Penal supone el mayor paso
    adelante en protección animal de los últimos
    años; tanto, que en cifras se calcula que las causas
    judiciales por estos delitos aumentarán en un
    300%.

    El reformado artículo 337 señala: "El que
    por cualquier medio o procedimiento maltrate injustificadamente a
    un animal doméstico o amansado, causándole la
    muerte o lesiones que menoscaben gravemente su salud, será
    castigado con la pena de tres meses a un año de
    prisión e inhabilitación especial de uno a tres
    años para el ejercicio de profesión, oficio o
    comercio que tenga relación con los animales".

    Requisitos

    • Que haya un maltrato.

    Se entiende que físico o psíquico.
    También cabe incluir la comisión por
    omisión; dejar de alimentar a un animal o abandonarlo, por
    ejemplo, dentro de un coche y al sol, se considera
    maltrato.

    • Que ese maltrato sea injustificado.

    Otra cosa es que uno se defienda de un ataque de un
    pitbull, porque sería un estado de necesidad.

    • Que se realice empleando cualquier medio o
      procedimiento.

    • Que el animal maltratado sea doméstico o
      amansado.

    Es decir, ni bravío, ni fiero, ni silvestre, ni
    salvaje.

    ¿Y si mi vecino no da de comer a su iguana?
    ¿Irá a la cárcel? El animalillo no es
    doméstico, pero vive en familia … ¿hay
    aquí maltrato?

    ¿Y los animales salvajes, pero amansados? Los
    amantes de la equitación suelen decir que de un caballo no
    te caes, te tira…

    • Que el resultado sea la muerte o se causen lesiones
      que menoscaben gravemente la salud del animal.

    Es decir, una relación de causalidad entre el
    maltrato y el resultado muerte, ¿qué pasa si se le
    maltrata, pero se muere de una enfermedad que ya
    tenía?

    Partes: 1, 2

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