Monografias.com > Historia
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Las blasfemias a Mahoma



  1. Los
    fantasmas
  2. La
    blasfemia

Monografias.com

I parte.

Los
fantasmas

"El moro está hecho a imagen y
semejanza de Mahoma, aquel que me insulta a un moro, me insulta a
Mahoma" tonadilla de la etnia calorro-chonis de Vall
d´Uixó.

Noche sin luna y sin estrellas. Solo
Júpiter tunante aparece difuso sobre una loma polar. Los
cielos negros, brumosos de nubes espesas; y el viento
cálido de poniente ruge a finales de septiembre del
2012.

En medio de unos bancales, dos algarrobos
saqueados por la mano zurda y cobriza del calorro dan la
bienvenida, entre jarales y romeros, a una humilde casa de
persona honrada y trabajadora.

Al este da con el mar erizado de espumas
rabiosas. El lejano faro parpadea ciclópeo erguido sobre
las dunas. A la espalda de la pared sur de la vivienda, se
encuentran las pistas ciclista ilegales de Vall d´
Uixó que rompen el patrimonio de trincheras y fosas
comunes de la guerra civil.

Las flores plantadas con ternura y
cariño por la asociación de víctimas de la
guerra, manos blancas, falange Española y las autoridades
locales del PP, que embellecen la fosa común que acoge al
santo Recaredo Centelles, y a varios oficiales del glorioso
ejercito del caudillísimo y laureadísimo
Francisquito Franco, han sido atropelladas por la goma fascista
del ciclista de descenso y el motorista de trial. Los
pétalos vuelan dispersos mecidos por el viento.

El infante Pacheco, noctambulo, sobrecogido
por unas pesadillas y una llamada, se levanta de la cama. Sale
nocherniego con una idea fija en su cabeza. Cierra la muerta, da
unos pasos y vuelve para asegurarse de que está bien
cerrada. Repite el ejercicio acrobático tres veces el buen
hombre de orden.

Deambula entre sombras por las eras en
dirección a las trincheras. Observa con terror en la
siniestra noche las formas groseras de las ramas que se retuercen
por la mano invisible y burlona del viento, cómo
muñones de los discapacitados en una asamblea del 15-M .
Aparecen fantasmagóricos los verdes colores de los
pinares, los amarillos de los romeros marchitos, los grises y
azulados de las lavandas, iluminados por la linterna recargada a
cada instante por una bobina manual. Las nubes hacen un claro, y
redonda cómo un globo purpureo asoma la luna
señalando una tumba revuelta. El viento aúlla feroz
una espantosa canción:

-Aquí descansa Recaredo Centelles,
santo e incorrupto, atormentada su alma por gente que profana su
tumba.

Pacheco saca la cámara y filma los
restos de la profanación. Queda la tierra santa blasfemada
por la marca de los frenazos y derrapes de las bicicletas. Los
ribazos que envuelven el paraje de tierra y piedra han sido
derribados por el pico de hierro empuñado por el chonis y
macarra de barrio, del que brotaron chispas incendiarias. Los
nobles algarrobos, sostén de los padres lumpenproletarios
de los que descienden los ciclistas marginales, han sido talados
para no obstaculizar la marcha batueca del descenso. Pacheco
retorna afligido a su hogar acompañado hasta un cruce de
caminos por el alma de Recaredo Centelles. Abre su domicilio y a
oscuras, sin tropezar con nada entra en su habitación.
Bebe leche y agua de dos vasos que hay en la cómoda. Se
coloca el gorro de dormir. Arrodillado ante el crucifijo apoya
los codos en el colchón. Canta el padre nuestro, se
santigua y se recoge en el lecho minutos antes de que cante el
gallo los primeros maitines.

  • Dígame señor Pacheco,
    ¿desde cuando escucha voces que le insultan por la
    calle?- le pregunta el psiquiatra sentado en el diván
    y marcando en una hoja de test sus respuesta, y las respuesta
    que no da.

  • Empezó el día
    después al homenaje de Recaredo Centelles. Vera
    doctor… hicimos una procesión por el pueblo en su
    honor, y una romería al lugar donde los rojos le
    mataron . Acudimos todos los facciosos- católicos del
    lugar. Fue un día maravilloso. Repartimos comida entre
    los pobres, se rezo por los caídos por Dios y por
    España, bautizamos a un gitano evangelista, ! y a un
    autista !. En fin, hubo reconciliación Nacional y
    afirmación de los valores patrios- concluye con un
    ademán exagerado de satisfacción de hombre
    derechas que silencia sus traumas.

  • Por favor señor Pacheco, si
    quiere que le ayude debe contarme la verdad, usted oculta
    algo- el psiquiatra se muestra severo. Pacheco traga saliva y
    muestra su rostro verde de caimán estirado, dudas
    pueriles. El psiquiatra observa sus gestos, deja sus gafas
    sobre una mesita donde habla un reloj: Tic, tac, tic, tac.
    Hay unas bolas que le hacen compañía al
    parlanchín reloj. Nunca paran brincar de derechas a
    izquierdas, pendulares e hipnóticas, en movimiento
    uniformemente acelerado.

  • El silencio se vuelve
    violento.

  • Es cierto doctor- se decide a comentar
    Pacheco- Sobre la fosa común note algo. Creo que fue
    el principio de todo. Desde ese día no volví a
    dormir bien. El cura pasaba el botafumeiro, las mujeres de
    rodillas cantaban hosanna. Yo tenía unas ganas de
    gritar: ¿Pero no veis compañeros y
    compañeras que la fosa común del santo
    está llena de botes de red bull, cámaras
    ciclistas pinchadas, condones, botes de cerveza, y las flores
    que plantamos para el acto nos las han chafado esos
    energúmenos de las bicicletas y las motos de trial? Si
    por lo menos, doctor, esa gentuza fuera de izquierdas, se
    podría hacer algo. Pero encima son votantes, o hijos
    de votantes del PP. Todo el mundo se hizo el loco del estado
    del lugar ¿Sabe?- Pacheco descansa. Lanza un suspiro
    profundo, prolongado. Siente su corazón aliviado. Saca
    el pañuelo con la bandera de España y se seca
    unas lagrimas. Levanta del diván y anda dando cortos
    pasos hacia la ventana. Asoma los ojos vidriosos a la calle .
    Queda de espaldas al doctor que toma notas. Pega cabezazos
    afirmativos y de satisfacción sin parar de hacer
    anotaciones ilegibles.

  • Ye Jessy, está noche festuki en
    el caseto de la montaña, junto a las
    trinchera¿que tanga llevas?- un choni montado en
    bicicleta le habla a una chica ordinaria que saluda al choni
    dejando unas bolsas de comida dada por cáritas en la
    acera. Le enseña su tanga de leopardo. El choni hace
    una caballito con la bicicleta.

  • ¿Los ve doctor? Están por
    todas partes- se gira Pacheco entristecido mirando al doctor
    que se levanta y cierra la ventana.

  • Siéntese por favor- le indica el
    psiquiatra encendiendo unas luces blancas parpadeantes que
    escuchan la conversación.

  • Creo que sería bueno que se
    fuera una temporada de Vall d´ Uixó.
    Podría ir a Cataluña, allí no hay
    chonis. Nos los tiran a España, o los dejan en la
    frontera con Francia, incluso ha habido casos de tirarlos al
    mar.

  • -Lo había pensado doctor, pero
    en estos momentos me es imposible. Tengo cosas que hacer,
    muchas cosas…-responde con mirada de loco Pacheco. Un
    extraño brillo en sus ojos cargados de ira y de tics
    se adueñan de su gesto – Sobre las voces y las
    apariciones doctor, ¿puede darme algo para que no
    ocurran?- el timbre de voz de Pacheco se mezcla con el
    chirrido grillesco del timbre que anuncia que su turno ha
    terminado y le toca a otro demente.

  • El doctor le receta unas pastillas anti
    psicóticas.

  • Sale a la calle y compra la receta en
    la farmacia adyacente a la clínica. Observa desde la
    acera el centro de Vall d´ Uixó en plena
    ebullición de alegría y
    griterío.

  • Celebran los batuecos una gran noticia
    local tan fervorosa cómo la diada catalana.

  • Desde el balcón el alcaldito del
    PP de Uixó anuncia a los reunidos:

  • Por fin lo hemos conseguido. En vez de
    construir el hospital se va a construir algo más
    rentable e inteligente:un casino para convenciones a
    imitación del de las Euro Vegas, donde el juego y las
    mujeres estarán permitido. Los chonis, calorros,
    obreros, la oposición, lo celebra con entusiasmo y
    ardor.

  • Este Mariano Rajoy esta metiendo mano
    al dinero negro. Gracias a eso se podrá construir de
    nuevo casinos- comenta optimista un anciano a otro compadre.
    Están sentaditos los dos al sol en los bancos que hay
    frente al ayuntamiento.

  • No se Yo- responde dubitativo el otro
    anciano, el pesimista, sus manos le tiemblan de parkinson.
    Sapientísimo añade a sus dudas una coletilla
    aprendida a través de las experiencias de una larga
    vida repleta de traiciones, miserias y trabajos- No se Yo si
    le dejarán a Rajoy, es demasiado
    revolucionario.

  • El otro anciano asiente con su cabeza
    amplia cómo la de un búfalo.

  • Hú! Há! Hú
    Há! Sacatum Sacatum tam tam tam que summun
    pen que tum pan que, bombas bombas.

Suena amplificada la sinfonía
bakaladera de Chimo Bayera de un BMW negro cómo un cuervo,
feroz y violento. El auriga, un ser malcarado acompañado
de otros seres no menos hoscos, repletos seriedad tiránica
dibujada en sus caretos rasurados avanzan estirados. Pasan junto
a Pacheco que está detenido leyendo las contraindicaciones
de las pastillas.

-Hijo de puta, te vamos a matar si nos
vuelves a filmar. Te vamos a matar hijo de puta, te lo juro por
Cristo, que te matamos si publicas algo de nosotros en tu blog
Juan Carlos I- el coche avanza dejando salir por las ventanas el
humo de los porros y el eco de las palabras. La música de
Chimo Bayo vuelve a subir hasta hacer temblar los cristales y las
mentes de la clínica psiquiátrica contigua la
Ayuntamiento y a la farmacia con su celebre himno :

"Así, me gusta a mí,
así, me gusta a mí, así, me gusta a
mí…"

  • ¿Se lo decían a usted? –
    pregunta Pacheco confuso a un anciano que entra a la farmacia
    a por auditone.

  • El anciano sordo hace un gesto
    afirmativo. Encorvado entra aullando a la farmacia con la
    receta para que le atienda Amparito: Ahhh, Ahhhh,
    Ahhhh.

  • El BMW se para ante la señal de
    un policía que detiene el trafico en el paso cebra
    para que pasen niños. Pitan los farandules matones a
    las mamis que sonríen a los chulapos. El
    policía les hace la señal de que
    pasen.

  • Pacheco sigue su camino confuso.
    Intenta buscar una forma de aclarar lo que ocurre en su mente
    por las noches, y las apariciones de fantasmas durante el
    día. En una esquina de la judería adornada de
    helechos en la umbría, gatos acurrucados en los
    portales, ancianas sentadas dentro de los zaguán que
    venden las verduras de sus huertas, surge de la nada un
    calorro adolescente melenudo y barrigón. Uno de sus
    labios gruesos, carnales y rojos, cómo los de un
    judío, lo trae partido. Un brazo lo lleva en
    cabestrillo escayolado. Conforma la estampa heroica de un
    perro callejero apaleado en alguna cercana discoteca por
    motivo de alguna hembra, por drogas o quizás por unas
    zapatillas adidas.

  • Ye de güey, te mataremos si sigues
    metiéndote con nosotros, jaripe, jaripe- le dice con
    voz de carajillero que retumba entre la cacofonía de
    las casas del callejón de la
    judería.

  • Pacheco contempla con asco y horror la
    siniestra criatura la cabellera de bucles rizados cómo
    mechones de borrego lanudo que le caen hasta unos hombros
    asimétricos, donde se lee escrito en su piel a modo de
    tatuaje hecho con una raspa de pescado: Camarón
    está vivo. Su cara tostada de sol, cobriza, de nariz
    chata y ojos negros con cejas pobladas miran con furia al
    noble rostro de hombre de principios, gallardo,
    simétrico, equilibrado, de Pacheco que le dice
    ¿ Qué?

  • El engendro hediondo se aleja agitando
    groseramente al aire el brazo pulgoso en cabestrillos
    cantando: Ayy, Ayyy, Ayyy, el señor Jesucristo, Ayyy,
    Ayyy, Ayyy, que pena más grande tengo…

Pacheco detiene a una chica embarazada que
ha presenciado la escena.

-¿ Ha visto y ha escuchado a eso?-
le pregunta dudando de la escena.

-SI, algo he escuchado- le responde
indiferentes rancándose la barriga la
embarazada.

  • Pues debería acompañarme
    a la comisaria- le exhorta Pacheco sintiéndose
    más tranquilo de no sufrir alucinaciones.

  • Oh no es para tanto, a mi unos chavales
    viniendo para aquí me han dicho guarra. Soy madre
    soltera ¿sabe? También me han ofrecido hacer
    una película porno. Por cierto, ¿está
    usted casado?

  • Pacheco le hace la señal de la
    cruz y se aleja hablando solo:

  • OH Recadero Centelles que suerte tienes
    de descansar fusilado en tu tumba. Aunque ganamos la guerra,
    la hemos perdido en la transición. Sin moral no hay
    nada.

  • Una fuente histórica en una
    plaza morisca alegra el día caluroso. Sus aguas
    frescas y blancas caen dichosas sobre una charca donde un
    romano o un griego hubiera cantado a una ninfa perseguida por
    un sátiro. Pacheco se agacha a beber cuando aparece un
    renault megane cuyos ocupante le increpan: – No queremos que
    nos filmes las carreras hijo puta, te vamos a matar.
    Él sigue bebiendo. Mira su reflejo en las aguas. Su
    imagen turbia se difumina entre las ondas:- Es solo cosa de
    tu imaginación, ese coche no existe- se
    dice.

  • Además ¿ acaso yo filmo
    algo?

  • Al llegar a casa tomas dos pastillas
    psiquiátricas y deja transcurrir el día. Las
    sombras van cubriendo el pueblo, las campanas suenan a lo
    lejos, y en la televisión los informativos aplauden al
    valiente Rajoy por sus recortes.

  • II parte.

    La
    blasfemia

    Montes de Uixó, montes de
    garrofera y piedra. Entre bancales siempre se encuentra
    alguna casa humilde y abandonada, a veces son ocupadas, pero
    ellas esperan otras gentes. Gentes de ayer, gentes de una
    raza extinguida por el inmigrante andaluz, por el chulo
    castellano, o el étnico indio-balcánico que
    malvive para su desgracia y erradicación de su cultura
    en pisos de protección oficial, afinado. Todos ellos
    son palmeros del PP, y del faccioso militar, genocidas de la
    raza Catalano-Valenciana, que dueños de está
    tierra, ahora ante el usurpador inmigrante deben agachar la
    mirada.

    Está nueva casta ensucia los
    montes con escombros cuando se apropian de las
    pequeñas construcciones centenarias de piedra seca
    para hacerse un cortijo. Talan los arboles cómo el
    algarrobo, el almendro, el alcornoque, el níspero,
    para quemar su leña los domingos, venderla por los
    bares, o plantar oliveras.

    Ocupan las plazas públicas
    colaborando con la policía en los desalojos de los
    manifestantes aborígenes que revindican : dignidad,
    fueros y autogobierno, para en su lugar cantar salvas
    rocieras. Silencian y humillan el pasado morisco de las
    tierras de levante, e increpan al moro que trabaja de sol a
    sol por cuatro monedas, y que al terminar su trabajo lo
    veréis subir a los montes místico y profeta
    para recordar su pasado califal hablando la lengua olvidada
    de nuestras tierras, que nadie revindica más que la
    sabia comunidad musulmana autóctona: El
    algarabía.

    Una tarde mustia y aburrida en la
    periferia ibérica. Madrid está siendo tomada
    por manifestantes. En Vall d´Uixó los hispano-
    chonis preparan una fiesta, y el moro Alí sube al
    monte a por unos higos para su mujer que está enferma.
    Cree Alí que una serpiente de cabeza blanca le silba
    para encantarla y alimentarse de la leche de su pecho con el
    que amamanta a su bebe dormido con la cola de la serpiente en
    la boca. Alí busca a la serpiente y unos higos. Las
    malas hierbas invaden el paisaje. Los bancales que un
    día fueron la riqueza y prosperidad de alguien, ahora
    son madrigueras de conejos y de escorpiones. Las ratas saltan
    torpes y sonoras entre los matorrales. Alí camina con
    cuidado de no meter el pie y partírselo entre las
    piedras del camino cubierto por hierbajos amarillos y secos
    sobrevolados por nubes de diminutas moscas
    blancas.

    Para junto a una pequeña
    vivienda atacada por un grupo de vándalos que han roto
    las ventanas, robado el hierro de las verjas, de las puertas,
    así cómo los cables de la luz para venderlo al
    chatarrero. Al lado de la casa queda todavía una vieja
    higuera que recuerda otros tiempos donde una familia de
    agricultores subían los domingos a comer la paella con
    cuchara de madera, y sentados en sillas de esparto, bajo la
    sombra del árbol contemplaban felices, tranquilos, el
    valle de Uixó repleto de campos de naranjos que
    llegaban hasta el mar, y las pequeñas huertas que hoy
    son PAI recalificados por bancos y constructoras.

    Una bici de descenso en el collado de
    enfrente ve cómo la mano se Alí se alarga hasta
    coger unas brevas, y luego cometido el delito, pausado,
    camina el hombre tranquilo de campo buscando serpientes por
    el suelo con una vara.

    El ciclista hace unas llamadas por el
    móvil y cuenta la nueva.

    La tarde se oculta tras las
    montañas, los cielos se tiñen de rojo, y el
    bullicio alegre y festivo que aportan las etnias a la
    sociedad se hace sentir en el pueblo.

    Un grupo de hispano-chonis sube a la
    caseta de Peñacreus. Lo hacen manada de 20 batuecos.
    Ascienden coreando insultos, patadas y gritos de cante jondo:
    -Ayy, Ayyy, Ayyy, el señor que pena más grande,
    Ayyy, Ayyy, Ayyy. De entre ellos destaca un en altura , cuyo
    fracaso en la logse le hizo enrolarse militar voluntario para
    Afganistán. Al ser el único con empleo es el
    caudillo de la tropa.

    • Hay que tabasar a los moros,
      fungán tos a jalufo . Allí en Afgansitan
      nos los cargábamos a base de bien. Aquí nos
      achicaran- les comenta ilustrado al resto de chonis que
      hacen señal afirmativa con el
      cráneo.

    • Que paguen el robo de los higos-
      comenta resuelto un joven de cabeza rapada con la
      camiseta de la selección española. Se hace
      un porro delante de la caseta a la que han llegado
      cómo refuerzo positivo por el esfuerzo.

    • También hay que darle a
      Pacheco- achula liando otro porro sentándose en un
      bancal un chonis de 15 años delgado de hambre,
      sucio, y abandonado por unos padres divorciados 14
      años mayores que él. Vive el chonis con la
      abuela que está harta de él.

    • Si tíos, ese maricón
      de Pacheco va criticando o algo parecido- gritan varios
      chonis indignados. La jauría saca los diente y
      escupen veneno. Comienza a dar patadas a las paredes de
      la caseta. Un chonis semejante a un pollo, afectado de
      conjuntivitis en un ojo, de la excitación se mete
      el puño en la boca y lo muerde hasta hacerse
      sangre. El ojo bueno se inyectan de sangre, y su cuerpo
      apesta a pedos que se tira. Otro pega con la cabeza a un
      pino, varias piñas caen.

    • Tras varias caladas de porro y algo
      de cerveza se les olvida la rabia.

    • Que empiece el festuki- sacan dos
      de ellos entre los matorrales una batería de
      camión robada dos jornadas anteriores y que
      ocultan entre la maleza. Conectan luces y el equipo de
      música.

    Surge sobre el mar iluminando las
    sombras de la noche, la luna roja y vengativa para aquellos
    Españoles que son injustos, la luna purpura para
    aquellos latinos o gitanos que merecen repudio, castigo y
    dolor, mientras en el barrio musulmán de Vall
    d´Uixó, la luna asoma lechosa para aquellos que
    siguen el camino recto. Los chonis no saben que toda oveja
    tiene redil que la encierra.

    -¿ Va a venir la Cocos y la
    Jessy, o qué?- pregunta el militar poniendo sus manos
    sobre su pene que saca y agita.

    -Ostia ten calma, que son solo las
    once, ahora llamó al Josele- le tranquiliza entre
    risas de camaradas un colega pasándole la cerveza y
    sacando el móvil.

    -¿ Va a venir la Cocos o
    qué? ¿ y la Jessy qué?- le pregunta al
    Josele el lenteja escupiendo saliva en las eses por faltarle
    dos piños de la boca. Adorna a este engendro, sobre un
    cuerpo delgado por falta de alimentos en la infancia, las
    marcas en el cogote apepinado de las pedradas que
    recibía en la escuela y en barrio.

    -Esperar un poco tíos que estoy
    en el templo. Si que vienen, se están poniendo guapas-
    de fondo se escucha el canturreo fanático: levantando
    las manos al señor, levantando las manos al
    señor…

    La cuadrilla que comparten porros y
    cerveza miran al lenteja y le preguntan al
    unisono:

    -¿Qué?

    -El Josele está en el templo,
    dentro de un momento llega.

    Entre ansiedades, desespero, golpes a
    objetos, exhibición de patadas de karate y drogas
    hacen tiempo hasta que aparece el Josele con las coimas.
    Silbidos, aplausos, y guapas, guapas, reciben a un par de
    chicas maquilladas extravagantemente y que se complementan
    físicamente. Una es gorda, la otra onoréxica.
    Los chonis les dan unas cervezas que engullen cómo
    señoritas educadas eructando al terminarlas. La
    música bakalado les embriaga de vida y se dejan llevar
    las dos amigas mientras son sobadas por todas
    partes.

    La más bajita, la Cocos,
    regordita con peinado semejante a un argamboy , sufre retraso
    intelectual y ninfomanía aguda. Sonríe al grupo
    de forma amable dejando ver sus dientes podridos que adorna
    un rostro redondo de pan quemado. Su amiga, la Jessy, hija de
    una yonki que se prostituía por una dosis, de cuyo
    padre se dice que puede ser cualquier del pueblo, es agarrada
    por el soldado con el que tiene cierto parecido
    familiar.

    Pacheco despierta cómo todas las
    noches al tañer de las campanas cuando da la
    medianoche. Coge la cámara y sale a la fosa
    común de Recaredo Centelles. El espíritu del
    santo le aguarda y le guía en silencio hasta la
    caseta. El chirriar de los grillos, la tonadilla de los sapos
    que melancólicos saludan a la luna da paso a los
    gritos, jadeos, suspiros, golpes de la
    orgía.

    El militar tirando la botella de
    coñac vacía al suelo se coloca un turbante y da
    voces de alférez:

    • Mirad soy Mahoma y me follo a la
      Jessy. La muchacha con la bragas bajadas y agarrada por
      el militar del brazo retorcido en su espalda con una
      llave de konfu, ríe la gracia. Con las botas le
      abre sus delgadas piernas que quedan en forma de V
      invertida. Esto es lo que le hacemos a las putas de
      Afganistán el ejercito Español. Algunas son
      niñas de 12 años que tienen las piernas
      más delgaditas que la Jessy, o que mis brazos.
      Carne tierna mora, carne deliciosa, no probaréis
      nada igual. Mahoma es grande.

    • El grupo ríe. La Cocos de
      rodilla va pasando la boca por los penes sudorosos de la
      pandilla, que ayudan y facilitan en trabajo de la
      muchacha empujando su gruesa cabeza contra sus cojones,
      sonando entre sus diente podridos el tono de las
      castañuelas gitanas.

    • Pacheco regresa a casa
      acompañando hasta la tumba a Recaredo Centelles.
      De rodillas ante el crucifijo ora el padre nuestro, bebe
      leche y agua, reza el padre nuestro de rodillas ante el
      Crucificado y duerme cómo un bendito.

    • Al día siguiente el orden
      del mundo sigue su curso. El kikiriki de los gallos de
      los corrales de San Antonio le despiertan al despuntar el
      alba.

    • Por la calles siguen las
      apariciones de voces desconocidas que le increpan y le
      insultan en su camino al psiquiatra.

    • -Señor Pacheco
      ¿conoce la hipnosis?- le pregunta el
      psiquiatra.

    • Claro doctor- responde
      Pacheco.

    • Quiero que siga este reloj con la
      mirada- el doctor saca un reloj de pulsera y lo pasa por
      los ojos a Pacheco susurrándole- Va usted a
      quedarse dormido. Cuando escuche los chasquidos de mis
      dedos me contará que hizo usted por la
      noche.

    • Pacheco en trance se va relajando
      poco a poco, su rostro de hombre de orden se suaviza poco
      apoco, sus músculos se relajan tumbados en el
      diván.

    • Estoy en la cama y siento una
      llamada, la de Recaredo Centelles, el beato de la Vall
      d´Uixó fusilado por las hordas rojas. Me
      levanto, cojo la linterna y una cámara de
      vídeo para mostrar a los varones de PP, a la bien
      amada Guardia Civil, y a mis queridos amigos de falange
      lo que hacen los ciclistas de montaña en un lugar
      santo. Camino por ribazos guiado por el Santo. Me lleva a
      una pequeña caseta de montaña cerca de las
      trincheras. Escucho gritos de mujeres. Me asomo y pienso
      que son un par de monjas violadas por los socialistas o
      los de Izquierda Unida de Vall d´Uixó. Las
      chicas están rodeadas por más de 20
      hombres. Me acerco reptando más. Hay un muchacho
      alto vestido de militar y con turbante. Le oigo decir que
      es Mahoma, cuenta lo que hacen los soldados
      Españoles en Afganistán. Yo por supuesto
      estoy a favor, aplaudo en silencio sus comentarios. Me
      doy cuenta de que todo está en orden y de que solo
      se trata de unos muchachos inocentes pasándolo
      bien. Vuelvo a casa por las trincheras y me despido de
      Receredo Centelles. En casa subo el vídeo a
      youtube. Bebo leche y agua, rezo y me acuesto.

    • El psiquiatra toma unas
      anotaciones.

    • Ahora cuando cuente tres usted
      despertara y recordará lo que ha hecho ésta
      noche, tres- observa tras despertarlo la reacción
      de Pacheco. Su rostro es el de alguien atormentado por
      los remordimientos. Retuerce los labios, se lleva las
      manos a la cara, balbucea:

    • Soy, soy,
      sonámbulo.

    • Si- le dice el
      psiquiatra.

    • Angelillo de Uixó acosado,
      amenazado y perseguido desde el 2010 por la etnia gitana
      y chonis por hacer vídeos de sus carreras ilegales
      en el barrio de Texas. El Ayuntamiento gobernado por el
      PP de Vall d´Uixó es cómplice de
      está situación y responsable de lo que vaya
      a pasar.

    • Ángel Blasco
      Giménez.

     

     

    Autor:

    Ángel Blasco
    Giménez

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter