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Breve historia de la doctrina de la gracia



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Concepto de Gracia
  3. Los
    pactos de la Gracia
  4. Historia de la doctrina de la
    Gracia
  5. La
    Gracia por Spurgeon y en la obra de Louis Berkhof, John
    Wesley y Dietrich Bonhoeffer
  6. Bibliografía

Introducción

El tema de la gracia de Dios, es el tema mas envolvente
de todas las Sagradas Escrituras, y sin ninguna dura, será
el tema de estudio de los redimidnos por los siglos infinitos de
la eternidad sin fin. La Revelación, la doctrina de la
existencia y aseidad de Dios, la encarnación de Cristo y
la salvación del hombre, todos estos temas son el
resultado de la emanación de la Gracia de Dios, el cual en
su infinita misericordia nos ha salvado por medio de la fe en su
Hijo, el cual se dio a conocer, y vive en el corazón del
creyente por medio del Espíritu Santo.

El presente trabajo, tan humilde como su autor, hace una
presentación de la doctrina de la Gracia, procurando hacer
abstracción de las elucubraciones filosóficas, y
tratando de evitar las intríngulis y disquisiciones
teológicas, en las cuales se puede apreciar que no son el
fruto de la mente y la razón humana, sino que emanan del
contenido de la Palabra de Dios; por esa razón, en los
cuatro capítulos que contiene este trabajo, podremos
encontrar:

Primero: una amplia explicación del significado
de las acepciones de la palabra gracia, tal y como se entiende
desde distintos aspectos del lenguaje, así como la tabla
taxativa de su ocurrencia en la Biblia, y el uso que en ambos
Testamentos se hace de ella.

Un segundo apartado está dedicado a recorrer las
paginas de la Biblia para enumerar los diferentes pactos de
Gracia que el Eterno ha hecho con su pueblo, iniciando con
Adán, pasando por Noé y Abraham, para luego subir
al Sinaí y descender por la línea de David, y
finalizar con el pacto en forma de promesa, de un nuevo pacto de
Gracia, leído a través de lo que dice la
Biblia.

La historia de la Doctrina de la Gracia, el tercer
apartado, es el tema más extenso, y en el cual hacemos un
recorrido sucinto y compendiado desde los padres
apostólicos, la controversia de Agustín con los
pelagianos, para llegar a la Edad Media. Tomás de Aquino
merece un aparte especial, como también se hace con la
Reforma, en la cual Lutero y Calvino son sus protagonistas, para
encontrar en forma antagónica las disposiciones del
Concilio de Trento. Pasado Trento, cerramos con los
Artículos de Arminio, que es una reacción contra el
pensamiento de Calvino.

Por ultimo, y a manera de colofón, exponemos la
teología de Spugeon y resumimos a Berkhof, por ser el
primero el máximo predicador evangélico, y el
segundo, el autor de texto mas utilizados en los seminarios e
institutos teológicos no católico. También
queremos exponer un sermón de John Wesley, en el cual, el
celebre predicar arminiano, desarrolla la idea de la
salvación por la gracia, como se encuentra en Efesios 2:
8. Las ideas de Dietrich Bonhoeffer, el sublime autor de El
Precio de la Gracia,
el cual, en forma esclarecedora, nos
define la Gracia Cara y su antagónica, la Gracia Barata,
pone punto final a nuestro recorrido.

Es nuestro ardiente deseo y oración, que
así como el estudio de este tema nos hacer caer de
rodillas y dar gracias a Dios por su Gracia inmerecida,
también pueda llenar las expectativas de un trabajo final.
Como nada ocurre por coincidencia, casualidad o azar, seria
Diosidencia que nos correspondiera trabajar sobre la Gracia, el
don inmerecido de Dios, que todos necesitamos, y que está
disponible como un cheque firmado por el tenedor de la cuenta y
que puede ser girado sobre el Banco de la Fe que esta en el
cielo. Este cheque no nos es entregado como un pago, sino como un
regalado de Dios.

Concepto de
Gracia

1.1. DEFINICIÓN DE LA GRACIA:

Antes de entrar a definir lo que significa la gracia a
partir de la luz de la Biblia y de la Teología, debemos
domar el rebelde y mezquino idioma, presentando lo que la Real
Academia Española de la Lengua entiende por Gracia. He
aquí lo que dice el organismo rector de nuestra
lengua.

gracia.

(Del lat. gratia).

1. f. Cualidad o conjunto de cualidades que hacen
agradable a la persona o cosa que las tiene. U. t. en sent.
fig.

2. f. Atractivo independiente de la hermosura de
las facciones, que se advierte en la fisonomía de algunas
personas.

3. f. Don o favor que se hace sin merecimiento
particular; concesión gratuita.

4. f. Afabilidad y buen modo en el trato con las
personas.

5. f. Habilidad y soltura en la ejecución
de algo. Baila con mucha gracia.

6. f. Benevolencia y amistad de
alguien.

7. f. Capacidad de alguien o de algo para hacer
reír. Es una anécdota con mucha
gracia.

8. f. Dicho o hecho divertido o
sorprendente.

9. f. irón. Cosa que molesta e
irrita.

10. f. Perdón o indulto de pena que
concede el poder competente.

11. f. nombre de pila.

12. f. coloq. Acción o dicho de un
niño que le sirve de lucimiento. Referido a personas
adultas, u. t. en sent. irón.

13. f. Rel. En el cristianismo, favor
sobrenatural y gratuito que Dios concede al hombre para ponerlo
en el camino de la salvación.

14. f. Col. Proeza, hazaña,
mérito. La gracia de Lindbergh fue cruzar el
Atlántico sin copiloto.

De las 14 acepciones presentadas por la Academia, las
números 3 y 13 son las que en el sentido bíblico y
teológico las que a nosotros nos interesan y las que luego
vamos a desarrollar en los fines de este trajano.

Para el Diccionario de la Santa Biblia, de W. W. Rand,
la gracia significa: "Favor, misericordia. Gracia divina es el
gratuito e inmerecido amor y favor que Dios se digna tener y
ejercer hacia el pecador, manifestada especialmente en el plan de
la redención por medio de Jesús-Cristo, Juan 1.17;
3:16."

Para la Enciclopedia Electrónica de Wikipedia, la
Gracia de Dios es definida de esta forma:

"se entiende por gracia divina o gracia santificante un
favor o don gratuito concedido por Dios para ayudar al hombre a
cumplir los mandamientos, salvarse o ser santo, como
también se entiende el acto de amor unilateral e
inmerecido por el que Dios llama continuamente las almas hacia
Sí."

1.2. LA PALABRA GRACIA EN LA BIBLIA:

En las Sagradas Escrituras, la palabra gracia se
encuentra 203, en la versión Reina Valera de 1909, de las
cuales 72 veces se encuentran en el Antiguo Testamento y las
restantes 131 en el Nuevo, y esta distribuida de la siguiente
manera:

En Génesis 14 veces, Éxodo 10 veces,
Números 3 veces, Deuteronomio 1 vez, Jueces 1 vez, Ruth 4
veces, los dos libros de Samuel 11 veces, primera de Reyes 1 vez,
Nehemías 1 vez, Ester 7 veces, Job 1 vez, Salmos 3 veces,
Proverbios 10 veces, Eclesiastés 1 vez, Jeremías 1
vez, Daniel 1vez, y Zacarías 2 veces.

Mateo 1 vez, Lucas 4 veces, Juan 3 veces, Hechos 16
veces, Romanos 21 veces, Corintios 20 veces, Gálatas
veces, Efesios 13 veces, Filipenses 2 veces, Colosenses 5 veces,
Tesalonicenses 6 veces, Timoteo 7 veces, Tito 4 veces,
Filemón 2 veces, Hebreos 6 veces, Santiago 1 vez, Pedro 9
veces, Juan en las epístolas 1 vez, Judas 1 vez, y en
Apocalipsis 2 veces.

1.3. EL USO DEL TÉRMINO GRACIA EN LA
BIBLIA:

Como señalamos en el apartado anterior, el
término aparece 203 veces en la Biblia, pero debemos
señalar que no siempre tiene el mismo significado, sino
que presenta una infinidad de variantes, como vimos en la
definición de la Academia que nos presenta 14
acepciones.

Para Lois Berkhof en su Teología
Sistemática, en el Antiguo Testamento la palabra chen, de
la raíz chanan, denota plenitud de gracia o de belleza,
como en Proverbios 22:11 donde dice: "El que ama la limpieza de
corazón, por la gracia de sus labios tendrá la
amistad del rey". En el 31:30 dice: "Engañosa es la gracia
y fugaz la hermosura…" pero nos sigue diciendo nuestro
autor que las mayoría de veces, el significado que tiene
la palabra es para que signifique favor o buena
voluntad.

Es por eso que el Antiguo testamento habla de hallar el
favor o la buena voluntad del Eterno. Por lo antes dicho se
entiende que la gracia no es una cualidad abstracta, ya que el
que tiene la gracia, tiene la bendición y el favor de
Dios. En Génesis 6:8 leemos: "Pero Noé halló
gracia ante los ojos del Eterno". Y en el 19:19 encontramos a Lot
hablando con el Ángel del Eterno: "Ya que tu siervo
halló gracia en tus ojos…", en ambos casos
significa benevolencia.

La idea del Antiguo Testamento es que las benevolencias
que se conceden por gracia, en forma gratuita, no se conceden en
razón a algún derecho o merito que tenga el que
recibe el don.

En el Nuevo Testamento la palabra usada para gracia es
charis, que tiene una serie de matices en la
significación, como pueden ser: una agradable apariencia
externa, agrado, amabilidad, aceptación. En Lucas 4:24
Cristo dice: "Os aseguro que ningún profeta es acepto en
su propia tierra." En Colonsenses 4:6 Pablo les dice: "Vuestras
palabras sean siempre agradables, sazonadas con sal…" Pero
cuando en Lucas 1:30, el significado que le da el Ángel es
de favor, de buena voluntad: "¡No temas María¡
Porque has hallado gracia ante Dios."

En primera de Corintios 10:30 la gracia aparece como
agradecimiento, pues el Apóstol dice: "Si doy gracia por
lo que como, ¿Por qué he de ser denunciado por lo
que doy gracia".

Aunque hemos hecho estos señalamientos, las
mayorías de veces que en el Nuevo Testamento leemos la
palabra gracia, se hace referencia al don inmerecido de Dios en
el corazón del creyente, que sin tener ningún
merito, Dios le concede su favor. En Romanos 5:15, Pablo dice de
esta charis: "Pero el don gratuito de Dios no es como el
delito…" para luego referirse en el verso 17: "Porque, si
por el delito de uno reinó la muerte, mucho más
reinarán en vida por uno solo, por Jesucristo, los que
reciben la abundancia de la gracia y del don gratuito de la
justicia."

Como don gratuito e inmerecido lo entiende Pedro en su
primera epístola, capitulo 3:7, "Vosotros, maridos, de
igual modo sed considerados con vuestras esposas, y tratadlas con
respeto, como la compañera mas frágil, coheredera
de la gracia de la vida…"

Los pactos de la
Gracia

2.1. EL HOMBRE Y EL PACTO DE LA GRACIA.

La salvación o redención como puede ser
llamado el pacto de la gracia, ya que la salvación de la
raza humana o la redención del pecador son nombres con los
que indistintamente podemos denominar el Pacto de la Gracia, esto
es el don inmerecido de Dios para con los
caídos.

Para el Profesor Berkhof, el Padre requirió del
Hijo, en el pacto de la redención que este fuera el Fiador
del compromiso que se estaba efectuando. Aunque la idea de un
pacto de por sí debe envolver dos voluntades, pero sabemos
que puede existir un compromiso unilateral. Cuando el pacto
indica el compromiso de una sola voluntad, el pacto se convierte
en un arreglo impuesto por una de las partes a otra. En nuestro
derecho, se le denomina a este tipo de pacto con el nombre de
leonino, ya que todo animal que hace acuerdo con un león
lleva las de perder. En el pacto de la Gracia, que es el pacto de
Dios con el hombre, no podemos hablar de partes iguales, ya que
Dios es Soberano, por lo cual el es el que impone las reglas y
las condiciones.

Dios en su infinita bondad y misericordia, y utilizando
de su Soberanía ha entrado en pacto con el hombre, lo cual
denota la prioridad del Eterno en entrar en transacción
con el hombre para redimirlo del pecado. Es por eso que se
amerita que rastreemos en las paginas de la Biblia la idea de
pacto que Dios ha tenido para con el hombre.

En su epístola a los Romanos, Pablo se refiere en
forma plural a los pactos de Dios cuando nos dice en el 9:4: "los
israelitas, que recibieron la adopción, la gloria, los
pactos, la promulgación de la Ley, el culto y la promesa".
El Efesios 2:12, podemos leer: "En aquel tiempo estabais sin
Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel, ajenos a los
pactos de la promesa…" después de lo anotado por
Pablo, no es que quiera enmendarle la plana al Apóstol,
para las Escrituras solo tiene un pacto básico de
salvación. La salvación y las bendiciones son
otorgada por Dios en forma gratuita, graciosamente, no son
ganadas por los hombres, aunque Dios busca una respuesta de fe y
de obediencia.

El centro del pacto de Dios es el amor, por eso podemos
leer en el Deuteronomio 7:9: "Reconoce, pues que el Eterno es tu
Dios; Dios fiel, que guarda el pacto y su constante amor por mil
generaciones…" en Daniel 9:4, el profeta cuando oró
a Dios, nos dice que hizo esta confesión: "Ahora
Señor, Dios grande, digno de ser temido, que guarda el
pacto de amor con los que aman y obedecen tus mandamientos."
¿Porque no decir que cuando Pablo habla de pactos,
utilizando el plural, no es más que para reiterar el
propósito salvífico para con sus hijos?

2.2. EL PACTO CON ADÁN, CON NOÉ Y EL PACTO
ETERNO:

El pacto adámico se refiere a la promesa de Dios
en Génesis 3:15, que puede ser llamada la promesa del
protoevangelio, en la cual se anuncia la primera venida de
Cristo, para perdón y salvación de la raza
caída. Esta es la promesa de Dios cuando se refiere al fin
que iba a tener el diablo o Satanás: "Enemistad
pondré entre ti y la mujer, y entre tu descendencia y su
Descendencia. Tú le herirás el talón, pero
él te aplastará la cabeza".

El pacto de Dios con Noé, es un pacto con promesa
de gracia y de vida, en el cual el Eterno promete preservar la
vida de las criaturas que pueblan la faz de la tierra.
Génesis 6:l8 y 19 contienen el compromiso de Dios: "Pero
estableceré mi pacto contigo, y entrarán contigo en
el arca, tus hijos, tu esposa y las esposas de tus hijos. Y de
todo lo que vive, de toda carne, dos de cada especie
introducirás en el arca, para que tenga vida contigo,
macho y hembra serán."

2.3. LOS PACTOS ABRAHÁMICO, SINAÍTICO Y
DAVÍDICO:

El pacto con Abraham, es un pacto de gracia y que es
fundamental para el curso completo de la historia de la
salvación, salvación que iba a venir a
través de la simiente, la semilla, la descendencia de este
hombre nacido en Ur de los caldeos. En Génesis 12:1-3,
leemos: "El Eterno había dicho a Abram: "Vete de tu
tierra, de tu parentela y de la casa de tu padre, a la tierra que
te mostraré…y por medio de ti serán benditas
todas las familias de la tierra." Y por Abram, antes de que se
llamara Abraham, dice el autor del Génesis, en el capitulo
15:6: "Y Abram creyó al Señor, y eso se le
contó por justicia."

El pacto sinaítico, que está establecido
en el contexto de la redención, también es un pacto
de gracia, liberador de la esclavitud, y que es la
reiteración de lo que enfatizó el pacto con
Abraham. La Ley de los Diez Mandamientos, no puede ser entendida
si no se lee como un preámbulo a la esclavitud que por
generaciones había sido esclavo en Egipto. Éxodo:
20:2 dice la voz de Dios: "Yo Soy el Eterno tu Dios, que te
saqué de Egipto, de casa de servidumbre".

Cuando el pueblo de Israel rompió el Pacto
Sinaítico en el desierto, encontramos a Moisés
orando al Eterno para que recuerde su pacto con Abraham.
Éxodo: 32:13 contiene estas palabras: "Acuérdate de
Abraham, de Isaac y Jacob, a quien juraste por ti mismo:
"Multiplicaré vuestros descendientes como las estrellas
del cielo, y les daré toda esta tierra para
siempre."

El pacto davídico está interconectado con
el pacto con Abraham y con el del Sinaí. Por medio de este
pacto David sería rey de Israel, y David
construiría la Casa de Dios. En Ezequiel 37:24 se dice:
"Mi siervo David será rey sobre ellos, y todos
tendrán un solo pastor." En primera de Samuel 7:7-13 el
Eterno dice que la casa de David: "edificará casa a mi
Nombre, yo afirmaré para siempre su nombre."

2.4. EL ANTIGUO Y EL NUEVO PACTO DE LA
GRACIA:

El concepto de un pacto viejo o antiguo aparece en forma
explicita una sola vez en el Nuevo Testamento. Pablo en fu carta
segunda carta a los Corintios, Cáp. 3:14, nos dice de la
siguiente manera: "Pero la mente de ellos fue embotada. Y hasta
el día de hoy, cuando leen el Antiguo Testamento, les
queda el velo, que sólo en Cristo es quitado". Cuando nos
remitimos a la carta de Pablo a los Gálatas, en el
Cáp. 4:24 nos encontramos con dos pactos, en forma
alegórica: "Esta es una alegoría, porque estas
mujeres representan los dos pactos…"

En la epístola a los Hebreos, el autor de la
misma en referencia a dos pactos: "Porque si el primer pacto
hubiera sido sin defecto, no se hubiese procurado un segundo
pacto." Creemos que no hay que ser doctor en lógica para
comprender que cuando se habla de dos pactos, el pacto primero es
por vía de consecuencia mas antiguo que el pacto segundo,
y esto es a lo que Pablo se refiere en la segunda carta a los
Corintios y a los Gálatas, y esto se entiende en el marco
de la disputas con los judaizantes que se centraban en la Ley y
no en Cristo. El pacto antiguo se refiere al código
mosaico, el que es leído con un velo en los ojos, no en
forma cristológica. Es por eso que la letra mata como dice
el verso 6, y que tanto le gusta citar al hermano que le gusta el
estudio de la Teología.

El antiguo pacto, el pacto Sinaítico, que es el
pacto de la gracia, ya que es un pacto de liberación de la
esclavitud de Egipto, que contenía un sistema de
sacrificio, que señalaban la expiación y el
perdón, no era un pacto de esclavitud; pero cuando los
destinatario de este pacto de gracia y liberación se
separaron de la Ley y de la promesa, y se cambió la fe por
las obras, se convirtió en un pacto de esclavitud en vez
que de liberación. En Gálatas, Pablo argumenta que
la única manera de ser justificado es a través del
pacto de gracia con Abraham, que se recibe a través de la
fe.

La Ley del Sinaí no era contraria a la promesa
dada a nuestro padre Abraham, sino que la respalda al llevar las
personas a Cristo, de la misma manera que lo hace un pedagogo, en
este caso estoy usando el termino griego traducido por ayo, por
lo que leemos en los versos 21 hasta el 24 del capitulo 3:
"Luego, ¿es la Ley contraria a la promesa de Dios?
¡De ninguna manera¡ Porque si la Ley pudiera
vivificar, la justicia vendría realmente por la Ley. Pero
la Escritura encerró todo bajo pecado, para que la promesa
fuese dada a los creyentes por medio de la fe en Jesucristo.
Antes que viniese la fe, estábamos guardados por la Ley,
reservados para la fe que iba a ser revelada. Así, la Ley
fue nuestro tutor para llevarnos a Cristo, para que seamos
justificados por la fe."

Cuando leemos el capitulo 8 de los Hebreos, encontramos
que Dios encontró que las promesas del pueblo en el
Sinaí no se cumplieron, no porque el Eterno no halla hecho
su parte, por lo cual había la necesidad de mejores
promesas, y el autor de la epístola habla de las promesas
de nuevo pacto se encuentran en Jeremías 31:33, y que se
encuentran en Hebreos 8:8 y 9: "Vienen días-dice el
Señor-, en que concertaré con la casa de Israel y
con la casa de Judá un nuevo pacto. No como el pacto que
hice con sus padres, el día que los tomé por las
manos para sacarlos de Egipto. Porque ellos no permanecieron en
mi pacto, y me desentendí de ellos-dice el Señor-."
El verso siguiente dice que el nuevo pacto consistiría en
grabar en las mentes y en el corazón de ellos las leyes
que estaban en las dos tablas de piedra, pacto que es de
gracia.

El texto de Jeremías 31, que hemos trascrito de
Hebreos 8, tiene la promesa de un nuevo pacto, y le fue ofrecido
a Israel cuando se encontraba en el exilio babilónico, en
la cautivada. La reconstitución de este pacto estaba
basado en la gracia, en el perdón de los pecados, en la
garantía de que la Ley de Dios iba a estar en el
corazón de su pueblo, y en el corazón de cada
creyente es que tiene su morada el Espíritu de Gracia, el
Mediador, el Espíritu Santo, que nos convence de pecado,
de justicia y de juicio; el Espíritu de Verdad que nos
conduce a Cristo, y por medio del cual clamamos ¡Abba
Padre¡

Historia de la
doctrina de la Gracia

3.1. LOS PADRES APOSTÓLICOS:

En el recorrido que hemos venido haciendo de la Gracia
en las Escrituras, se ha acentuado el hecho de que Dios la
distribuye entre los hijos de los hombres tal con el significado
que la palabra gracia representa, en forma gratuita, sin que el
hombre halla hecho nada para merecer los beneficios y favores que
el Eterno, en forma soberana le da. La salvación, que es
el mayor don, la mayor gracia de Dios, su mayor regalo, nunca, y
ese nunca debe ser entendido como una nunquida eterna se recibe
por algún merito nuestro. Pablo, el apóstol por
antonomasia le escribe a los cristianos de Efeso, estas palabras
que deben ser grabadas con letras de fuego en el corazón
de mármol de aquellos que queremos ayudar a Dios, o que
queremos comprarla: "Porque por gracia sois salvos por medio de
la fe; y esto no de vosotros mismos pues es don de Dios; no por
obra para que nadie se gloríe." Efesios 2: 8 y
9.

En su carta rapapolvo a los Gálatas, los cuales
quieren volver al judaísmo con sus leyes y ritos,
olvidando la libertad en Cristo, en el Cáp. 2:16 podemos
leer cual es el camino de la salvación: "sabemos que el
hombre no es justificado por las obras de la Ley, sino por la fe
en Jesucristo. Así, nosotros también hemos
creído en Jesucristo, para ser justificados por la fe en
Cristo, y no por las obras de la Ley; porque por las obras de la
Ley ninguno será justificado". El hombre es justificado,
según el apóstol por la fe, pero resulta que la fe
es fruto del Espíritu Santo, según se encuentra el
capitulo 5 de esta epístola, es un don, un regalo de Dios,
yo no he hecho nada para tener fe, si puedo responder a la
invitación que me hace el Espíritu, pero el gesto
iniciar proviene de Dios. Nos dice el pastor Dwight L. Moody,
quinen declaró en cierta ocasión que si alguien
pudiera llegar al reino de los cielos a través de su
propio esfuerzo, nunca escucharíamos el fin de ese
historia. Si nos envanecemos por cualquier pequeño logro,
¿Cuánto más no seria si nuestra justicia,
santidad y buenas obras nos abrieran las puertas perlinas de la
Jerusalén Celestial?

La historia nos confirma que la doctrina de la gracia no
siempre se entendió con un don gratuito del Cielo, y como
el Ministerio Soteriológico de Espíritu Santo,
porque en la Iglesia del Oriente encontramos la intención
creciente a ayudar a Dios en nuestra salvación por medio
de la una vida moralizante.

Ireneo, el santo obispo de Lión, y el creador de
la Teología Bíblica, enseña que la
salvación no se ofrece principalmente por medio de la cruz
de Cristo, sino a través de su vida encarnada; porque
Cristo fue obediente donde Adán fracaso. Dios se
encarnó, para que nosotros pudiéramos llegar a ser
lo que él es divinamente.

Tertuliano, en el siglo tercero, fue un teólogo
que desarrolló varias teorías relacionadas con la
salvación, estando entre ellas la del pecado original. Por
medio del pecado original, doctrina creída por la
mayoría de los que asistimos a esta Maestría en
Teología, en la cual se cree que en Adán, el alma
de todos los seres humanos estaba potencialmente presente, de
modo y manera que cuando el padre Adán pecó, todos
pecamos con él. Por ese motivo, nosotros debemos reparar
el daño, el pecado y la caída por medio de una
reparación satisfactoria. La satisfacción se
efectúa mediante el arrepentimiento, el sufrimiento, el
ayuno, las oraciones y las limosnas. Si esta reparación no
se concede perdón. Nuestros meritos nos aseguran el
perdón, y las mortificaciones nos eximen del castigo
eterno.

Para Atanasio, en el siglo 1V, la salvación
involucra una forma de edificación humana. Como Cristo se
hizo hombre, con su carne nos restauró a la imagen de
Dios, nos restauró su semejanza, tenemos la imagen del
hombre celestial.

3.2. CONTROVERSIA ENTRE PELAGIO Y
AGUSTÍN:

La disputa iniciada en el siglo 1V entre Agustín
de Hipona y Pelagio ha permanecido hasta nuestros días. El
pelagianismo que tuvo su apoyo en la iglesia de Oriente, fue
luego condenado en Oriente y Occidente, pero de vez en cuando
aparece, y entre nosotros no se puede ocultar rasgos
pelagianos.

De Pelagio nadie puede negar o dudar de su
reputación. Cuando llegó a Roma en el 380, y vio la
laxitud moral de los cristianos de esa urbe cristiano,
sintió lo que iba a sentir Lutero unos mil años
después. Pelagio procuró elevar la moral y las
normas éticas de los cristianos, ya que era una persona
optimista. Pensaba que los seres humanos eran principalmente
buenos, y que a pesar del pecado de Adán, pueden elegir
hacer el bien. Argumentaba que el hecho de que Dios le diera sus
leyes a la humanidad, indicaba que la humanidad las podía
cumplir, porque de lo contrario Dios no iba a ordenar lo
imposible, ya que Dios es justo, y en su justicia no iba a
condenar a un hombre por aquello que el hombre no tenga capacidad
de hacer, pues Dios es santo.

También creía Pelagio que el hombre no era
esclavo del pecado, y por eso rechazó la idea del pecado
original, este era su argumento: "Todo lo bueno y todo lo malo,
con respecto a lo cual somos dignos de alabanza o de culpa, es
algo que nosotros hacemos, no algo con lo cual nacemos."
Así es que nacemos sin virtudes y sin vicios, y antes de
que podamos ejercitar nuestra voluntad no hay nada en nosotros
sino lo que Dios ha puesto allí. No tenemos una
conexión con Adán, por lo cual nada puede
transmitirse de él a nosotros del pecado que él
cometió. En vista de que Dios nos ha dado la capacidad de
elegir lo correcto, cada persona es responsable por su libre
elección.

La doctrina de la gracia en Pelagio, que es lo que
concierne con este trabajo, es coherente con el concepto de
libertad y responsabilidad. La gracia tiene un doble significado:
por un lado, existe una gracia natural en la creación, que
es el don divino de la razón y la voluntad, mediante la
cual el ser humano puede evitar el mal; por otro lado, hay una
gracia externa de instrucción por la cual Dios, a
través de los Diez Mandamientos y el Sermón del
Monte, nos muestra la manera de cómo vivir y conducir
nuestras vidas según la voluntad de El.

De este punto de vista, la gracia no es un poder
sobrenatural que cambia al ser humano del pecado al bien. Como el
ser humano ha pecado, Dios le ofrece el perdón, ya que el
pecado les vino por la influencia del ambiente, por eso el hombre
se debe bautizar, los niños no tienen que bautizarse,
porque son como Adán antes de la caída. Una vez el
hombre se bautiza, tiene la obligación de vivir para Dios,
por lo cual puede, si lo desea guardar los mandamientos, de lo
contraria tendrá que enfrentar el juicio divino, en el
cual sus obras van a determinar cual ha de ser su
destino.

Fue a esta doctrina que Agustín se opuso. Para
Agustín, por el pecado de Adán, la humanidad
perdió la posibilidad original de no pecar. La humanidad
tiene su condición caída, herencia de Adán,
y por esa razón no puede dejar de pecar. Nuestra voluntad
es corrompida, y sin la Gracia Previsora de Dios, que es la que
nos permite elegir hacer el bien, los humanos elegimos hacer el
mal. Es esta Gracia Previsora que inicia la salvación, y
proviene de una iniciativa directa de Dios. A la Gracia
Previsora, le sigue la Gracia Cooperativa, que es mediante la
cual Dios ayuda nuestra voluntad, una vez que hemos elegido
seguirle. La tercera Gracia, la que sigue a la Cooperativa, es la
Gracia Suficiente, que nos capacita para perseverar en el bien.
Agustín culmina con la Gracia Eficiente, que es el poder
para hacer el bien. Después de estas cuatro Gracias,
podemos decir que para el santo de Hipona, la Gracia de Dios es
Irresistible.

Agustín creía en la predestinación,
que es el medio por el cual Dios ha determinado quién
entre los pecadores recibirán su gracia sobrenatural. De
este modo, la salvación proviene de Dios, y se otorga a
quien El quiera.

Existe una posición semi-pelagiana, sostenida por
el monje Juan Cassiano, quien sostuvo que después de la
caída, el cuerpo humano se hizo mortal, y su naturaleza
moral se corrompió; pero que su libre albedrío no
se perdió totalmente, como sostiene Agustín. Dice
Cassiano que la gracia es necesaria, porque el pecado produjo
impotencia moral, pero como es libre, puede cooperar con
Dios.

3.3. LA DOCTRINA DE LA GRACIA EN LA EDAD
MEDIA:

Durante la edad media se continúo debatiendo la
doctrina del pecado, de la cual Agustín es el
teólogo más destacado, y se dividieron los pecados
en: mortales y veniales. El pecado mortal es un rechazo
deliberado hacia Dios, con el claro consentimiento de la
voluntad. El que comete esta clase de pecado trae como resultado
la perdida de la gracia santificadora, y tenia la necesidad de ir
ante un sacerdote y hacer confesión de sus pecados. El
pecado venial no privaba a que lo cometía de la gracia
santificadora. La penitencia, el ayuno, los castigos corporales,
entro otras cosas, entre las cuales se encontraba la
peregrinación, eran las formas indicadas para de expiar
los pecados cometidos.

Durante la Edad Media, la penitencia ocupaba gran parte
de la vida del creyente, para de esa manera conmutar la deuda con
Dios, así como el pago en dinero, que vino a reemplazar la
penitencia, como un preludio de las indulgencias. Las
indulgencias eran una forma de pagar por adelantado la penalidad
de los pecados aun no cometidos.

Los nombres de Anselmo, Abelardo y Tomas de Aquino son
tres nombres que queremos considerar como los principales
pensadores en torno al pecado y la gracia de esta
época.

3.3.1. Anselmo de Canterbury, es celebre por sus
argumentos sobre la existencia de Dios, pero a nosotros nos
interesa por su doctrina de la expiación. Se opuso Anselmo
a la doctrina de Orígenes, de que Dios tenía que
pagarle al Diablo un rescate por el pecado, sido que propuso su
doctrina de la reparación del daño, a partir del
concepto del feudalismo, en el cual el deber del siervo era
mantener el honor de su señor. Si el siervo no lo hacia,
debía recibir un castigo apropiado, para reparar el
daño causado a su señor. Lo mismo sucedía
con el reino espiritual de Dios, los seres humanos deshonraron a
Dios, por lo cual había que pagar una compensación.
La demanda de Dios, según Anselmo, ningún humano
pecador podía pagarla, y la reparación era
más grande que el universo, exceptuando a Dios; siendo esa
la razón por la cual el Dios-hombre pagara el precio de la
reparación a favor de la humanidad. La muerte de Cristo
constituyó la reparación completa por el
pecado.

Es hermosa la analogía de Anselmo para representa
la doctrina de la gracia de Dios.

3.3.2. La doctrina de Abelardo, es un rechazo a la
teoría de la expiación de Anselmo. Abelardo propuso
la doctrina de la influencia moral de la expiación, y
utilizó las ideas de precio, sacrificio y merito, pero
sobre todo la idea del amor fue la que primó. Cristo con
su muerte inspira en nosotros un amor tan grande, ya que nuestra
redención es por El haber dado su vida por sus amigos, que
ese amor nos libera de la esclavitud del pecado y nos da la
libertad de ser hijos de Dios. El amor es el motivo, el
método y el resultado del amor de Dios en el
corazón humano a causa de la cruz.

3.3.3. LA DOCTRINA DE LA GRACIA EN TOMAS DE
AQUINO:

Se exponen a continuación algunas de las
líneas más fundamentales de la teología
tomista de la gracia. Dos razones nos mueven a ello: su
representatividad y su influencia posterior en la teología
católica. Santo Tomás, gran conocedor de S. Pablo y
de S. Agustín, formula su doctrina sobre la gracia, lo
mismo que toda su teología, desde unas bases
aristotélicas. Su postura, sin embargo, es de honda
fidelidad a la herencia agustiniana (primacía de la
gracia) y de profundo respeto por la naturaleza como realidad
autónoma. El resultado fue una percepción
más adecuada del sentido de lo natural, obscurecido un
tanto en Agustín, y al mismo tiempo un calibrar mejor lo
sobrenatural. Tomás define al hombre como imagen criatura
de Dios, en cuanto por sus actos libres (conocimiento y amor)
puede tender a su fin último que es Dios mismo. La
realización del fin último, por ser este
sobrenatural, es efecto de la gracia divina con la cual debe
colaborar activamente la libertad. De todas formas el hombre,
como naturaleza, no es totalmente extraño a la gracia en
cuanto posee ya una "potencia obediencial" hacia ella, un deseo
natural e innato de "ver" a Dios.La gracia, por ello, no destruye
ni anula los valores de la naturaleza libre del hombre; al
contrario, sana y perfecciona. El hombre debe llegar a la
salvación hacia la que apunta la gracia por la libertad.
En esta línea es como Santo Tomás habla de la
gracia como realidad interna sobrenatural que califica los actos
libres "en orden a Dios", principio estable de la acción
recta y salvífica, dado por Dios al hombre para su
salvación. Tomás de Aquino entiende normalmente la
gracia como don creado en el hombre, sobre todo en sentido
habitual. Desde este momento la gracia se entenderá
fundamentalmente así en la teología
católica.¿Cómo llega el hombre pecador a la
salvación de la gracia divina? Mediante su obediencia a la
Ley nueva del Evangelio: la fe. Dos aspectos integran la ley
nueva: una principal, la gracia del Espíritu Santo que se
nos da interiormente; otra secundario, los documentos de la fe y
los preceptos que regulan los actos humanos.

El deseo de gracia en el hombre se inaugura con la
justificación, que Santo Tomás define como el paso
del pecado a la justicia. La justificación coincide con el
perdón de los pecados. Para la justificación es
absolutamente necesaria una conversión psicológica,
por la que el pecador comienza a amar a Dios sobre todas las
cosas con amor de caridad. Normalmente el hombre va llegando
progresivamente a esta conversión: el pecador adulto pasa
de la fe muerta al temor servil, a la esperanza, al deseo de la
salvación, hasta llegar a la caridad perfecta.
Tomás de Aquino llegó progresivamente a comprender
que ni siquiera el primer acto hacia la conversión puede
ser puesto por el hombre con las solas fuerzas naturales, sino
que es efecto de la gratuita misericordia divina. En efecto, Dios
no ama al hombre porque el hombre sea ya justo, sino que lo ama
haciéndolo justo: en esto consiste la diferencia entre el
amor creatural y el amor divino. Por eso, cuando Dios acoge al
pecador, no solamente no le imputa el pecado, ni tampoco hace que
su acto pecaminoso se convierta en no hecho, lo cual es absurdo,
sino que, amándolo paternalmente lo regenera a la vida
filial, porque es por medio de la filiación que se es
salvo, hijo de Dios. La gracia establecida en el hombre por la
justificación actúa en ese hombre, por medio de la
justicia, su bondad, su santidad, no como causa eficiente, es
decir como principio totalmente distinto del hombre y con poder
creativo (este principio siempre es Dios) sino como causa formal
, como principio interior, unidad vital, aunque accidentalmente,
al hombre. La gracia santificante es como un principio
dinámico que estimula desde dentro el desarrollo pleno del
hombre, para ser pleno en Cristo, que es la gran vocación
del hombre.3.4. LA DOCTRINA DE LA GRACIA DURANTE LA
REFORMA:

La sola gratia de Lutero, (únicamente por la
gracia), se resume en la doctrina luterana diciendo que: Cristo
es el único que puede justificarnos. Las obras, incluidos
los ritos eclesiales y cualquier otro tipo de esfuerzo humano, no
son la causa de la salvación del hombre. Cristo
murió por nosotros, y a través de él, por
medio de la fe, somos salvos, para que nadie crea que fue salvo
por su propio mérito, ni para que se glorifique de sus
propias obras. Por lo tanto, la salvación es obra de la
sola gracia de Dios, Efesios 2:8-10.

En el caso de Calvino, el cual aceptó las
premisas de Lutero en cuanto a la justificación por la fe,
pero proponiendo una relación mas estrecha entre
justificación y santificación, diciendo que ambas
se otorgan al creyente en forma simultanea en virtud de su
unión con Jesús. El problema de la enseñanza
de Calvino fue que apoyó como sabemos la doble
predestinación como vamos a transcribir de su
institución: "Por predestinación nos referimos al
decreto eterno de Dios, mediante el cual él ha decidido en
su mente lo que desea que suceda en el caso cada individuo.
Porque no todos los hombres fueron creados con las mismas
posibilidades, para algunos es preordenada la vida eterna y para
otros la condenación eterna". (3.21.5.)

Como ya dije en otro punto, no tocaré la
predestinación calvinista, pero traigo la cita de su
principal obra, porque son un epitomen de la idea que tenia este
gran hombre sobre la gracia de Dios.

3.5. LA DOCTRINA DE LA GRACIA SEGÚN EL CONCILIO
DE TRENTO:

El Concilio de Trento fue una reacción contra la
reforma luterana, el cual se reunió por 25 sesiones entre
los años 1545 y 1563. La iglesia de Roma quería dar
respuesta a la doctrina de la justificación por la fe de
Lutero, y en el capitulo 7 de los decretos del Concilio, habla de
la gracia previsora de Dios, que llama a los pecadores, aparte de
cualquier merito propio, y los dispones por medio de la gracia
vivificadora de Dios a efectuar su propia justificación,
asistiendo a, y cooperando con, la gracia de Dios. Si bien el
Espíritu de Dios participa activamente en esto, los seres
humanos no son pasivos, como dice la reforma, porque tienen la
posibilidad de rechazar la gracia de Dios. Pero para ser justo
necesita la gracia de Dios. El ser humano es un cooperador en su
salvación, y que la expiación como producto, no
sólo por parte de Dios sino también por el lado
humano.

3.5. LOS ARTÍCULOS DE JACOBO ARMINIO:

Para Arminio, en su crítica a Calvino,
argumentó que la predestinación calvinista hace a
Dios el autor del pecado, y si bien admite la
predestinación, esta no es un decreto arbitrario de parte
de Dios.

Estos son los cinco puntos de Arminio:

1. En la eternidad Dios determinó salvar a los
que creyeran y perseveran en la fe, y condenar a los
incrédulos.

2. Jesús murió por todos, por lo tanto, ha
procurado la salvación para todos, pero solo es afectiva
par los creyentes.

3. los seres humanos, por el pecado no tienen la
habilidad por si mismo o por el ejercicio del libre
albedrío para hacer el bien; solo podemos hacer el bien
por el poder renovador del Espíritu Santo.

4. Los seres humanos que han sido regenerados no pueden
hacer el bien o resistir la tentación sin la gracia de
Dios.

5. Los creyeres pueden, por la gracia de Dios, ganar la
victoria contra Satanás, el pecado y su propia carne, pero
se debe estudiar más profundamente la posibilidad de
perder o no la salvación.

La Gracia por
Spurgeon y en la obra de Louis Berkhof, John Wesley y Dietrich
Bonhoeffer

Este capitulo cuarto esta encaminado a mostrar la
doctrina de la Gracia desde la perspectiva del pastor Charles
Haddon Spurgeon, el mas elocuente predicador que jamás
tuvo Inglaterra, el príncipe de los predicadores, de quien
conservamos mas de diez mil sermones. Spurgeon es el
representando en este caso de la iglesia Bautista, la
denominación evangélica mas grande, con unos ciento
quince millones de miembros. La formación de Spurgeon es
calvinista para el concepto de la gracia.

Por otra parte tenemos el trabajo del Dr. Louis Berkhof,
Teología Sistemática, por ser el texto más
difundido y conocido a los círculos evangélicos, y
por ser unos de los mayores teólogos calvinista del siglo
XX. Presentamos en este capitulo un resumen de la doctrina de la
Gracia de Berkhof.

En tercer lugar, por la belleza de su forma, la dulzura
de sus ideas y lo penetrante de los conceptos, esta el doctor
Dietrich Bonhoeffer, autor de El Precio de la Gracia, un
clásico entre los libros luteranos, y que su contenido nos
encamina hacia el misticismo evangélico.

4.1. LA GRACIA SEGÚN SPURGEON:

El sermón numero 3479 de Spurgeon, fue predicado
en el Tabernáculo Metropolitano de Londres, donde el gran
predicador bautista era pastor, y esta encaminado a explicar el
versículo 8 del capitulo 2, de la epístola de Pablo
a los Efesios, que dice: "Porque por gracia habéis sido
salvados por la fe. Y esto no proviene de vosotros, sino que es
don de Dios."

Según Spurgeon: Este versículo es un
resumen de todas las cosas que les he predicado todos estos
años. Dentro del círculo de estas palabras
está contenida toda mi teología relativa a la
salvación de los hombres. Me gozo también al
recordar que los miembros de mi familia que me han precedido en
el oficio de ministros de Cristo, han predicado esta doctrina y
ninguna otra. Mi padre, que todavía es capaz de dar su
testimonio personal por el Señor, no conoce ninguna otra
doctrina, como tampoco mi abuelo conoció ninguna otra
doctrina. Yo me siento como en mi casa en medio de todas estas
gloriosas verdades de tal manera que no tuve ninguna dificultad
en tomar el hilo del sermón de mi abuelo allí donde
él lo dejó para unirlo a mi propio hilo, y
continuar la predicación sin ninguna interrupción.
Nuestra identificación mutua con las cosas de Dios, hizo
fácil y posible que fuéramos predicadores conjuntos
del mismo. sermón.

Al anunciar este texto me parece oír la querida
voz de mi abuelo, que hace tanto tiempo se fue de esta tierra,
diciéndome: "REPITE ESO UNA VEZ MÁS." Yo de ninguna
manera contradigo el testimonio de nuestros antepasados que ahora
están con Dios. Si mi abuelo pudiera regresar a la tierra,
me encontraría allí donde me dejó, firme en
la fe, y fiel a esa forma de doctrina que ha sido una vez dada a
los santos.

Partes: 1, 2

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