- Un muy
personal "sentir ideológico" de lo divino: el
entrelazamiento científico-afectivo desde la
biología - Como
debe vigilar la filosofía de la ciencia la
incrustación de un conocimiento novedoso creado con la
pretensión de ser heurístico y muy
crítico ante los ojos de los sabios e
investigadores - Epistemología critica entre Ciencia,
Religión y Liberalismo - El
triunfo de la Ciencia - Un
Punto y Final
Un muy personal "sentir ideológico"
de lo divino: el entrelazamiento científico-afectivo desde
la biología
Deseo otorgar validez al concepto
de autopoiesis (o autoorganización) de los biólogos
Humberto Maturana y Francisco Varela como referente para elaborar
un cierto "sentimiento" entendido como "estado afectivo del
ánimo producido por causas que me impresionan vivamente",
de presuntas "potencias o poderes" que las religiones definen
como "dios" o "los dioses", sin renunciar al agnosticismo ni al
escepticismo que me caracteriza. De acuerdo con Maturana y Varela
un sistema autopoiético no tiene "inputs" (ingreso de
información) ni "outputs" (egreso de información),
pero puede recibir "shocks" exógenos (impactos que
provienen del exterior), perturbaciones, que no actúan
como información que contribuya a programar el sistema,
pero que provocan reacciones compensadoras internas
(homeostáticas), para mantener invariable el equilibrio
interno del sistema. Lo que llamamos "dios o los dioses"
podría entonces definirse provisoriamente como la
actividad enormemente compleja del entorno de las organizaciones
cerradas en sí mismas que conforman la identidad
autopoiética. Creo que el entorno constituye el mecanismo
selectivo que decidirá las formas organizacionales que se
mantendrán, aún reconociendo que la
variación se produce exclusivamente desde dentro de la
organización. El entorno es entonces crucial para la
sobrevivencia de la variante generada en el interior. De este
modo, se reconoce que los sistemas autopoiéticos no
están aislados, pues se definen a sí mismos contra
el trasfondo de este entorno. Así, por ejemplo,
–según Maturana– los sistemas biológicos
necesitan obtener recursos del entorno en el que viven y son
simultáneamente sistemas autónomos y
dependientes… Según Maturana y Varela ningún
cambio de estado en el sistema puede ser generado desde fuera ya
que es el propio sistema el que por referencia a su propia
organización y estructura "traduce" la complejidad
proveniente del entorno a su propia complejidad y determina sus
propias operaciones. Por lo tanto, para mi el mecanismo
"así llamado divino" es externo, pues yace fuera del
sistema autopoiético; "dios o los dioses" sólo es
modulación perturbadora y cambios gatillados en la
organización sistémica a partir de configuraciones
del medio especificadas por la propia organización
sistémica la cual –según Maturana y Varela-
está "clausurada" con el exterior (esta
representación de lo "así llamado divino" la
considero posible sólo para "sentirme profundamente
sobrecogido" con la dinámica de la protocélula en
el origen de la vida. Mi decepción más intensa sin
embargo, es la ausencia de una conexión "social" y menos
recluida y apartada entre el sistema autopoiético y su
entorno o medio ambiente en estos postulados
individualistas-constructivistas de Maturana y
Varela).
Definición
concepto
Individualista-constructivista = para este
pensamiento, la realidad es una construcción hasta cierto
punto «inventada» por quién la observa. Una de
las críticas más comunes al constructivismo radical
es su proximidad aparente con el individualismo, es decir, con la
creencia de que lo único de lo que uno puede estar seguro
es de la existencia de su propia mente, y la realidad que
aparentemente le rodea no es posible conocerla, y puede no ser
más que parte de los estados mentales de la persona. De
esta forma, todos los objetos, seres humanos, etc., que uno
experimenta serían meramente emanaciones de su mente y,
por lo tanto, la única cosa de la que podría tener
seguridad es de la existencia de sí mismo (Solipsismo, del
latín "[ego] solus ipse" traducible de forma aproximada
como "solamente yo existo")
Bibliografía
Rodríguez M., Darío y Javier
Torres N. Autopoiesis, la unidad de una diferencia: Luhmann y
Maturana en: Sociologías, Año 5 Nº 9,
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Rodríguez Santidrián,
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Bowker, John (compilador):
Antropología de la religión en:
Diccionario Abreviado Oxford de las Religiones del Mundo. p.
50. Paidós, Barcelona, 2006
Bowker, John (compilador):
Relatividad cultural y religión en: Diccionario
Abreviado Oxford de las Religiones del Mundo. pp. 571-572,
Paidós. Barcelona, 2006
Como debe vigilar la
filosofía de la ciencia la incrustación de un
conocimiento novedoso creado con la pretensión de ser
heurístico y muy crítico ante los ojos de los
sabios e investigadores
En esta sección he
integrado muy específicamente cuatro interesantes
premisas:
Acepto -especialmente para las
ciencias naturales– la tesis de revoluciones científicas,
de la emergencia de paradigmas y de momentos de ciencia normal
(esto último es el período de permanencia
del paradigma que guía
la investigación, donde no
es desafiado ni atacado por hipótesis
controversiales) del filósofo de la ciencia Thomas S.
Kuhn, la que es criticada por el materialismo
dialéctico por negar la idea de que la acumulación
sea la fuente de los conocimientos posteriores. Para Kuhn cada
paradigma antiguo es reemplazado, completamente, por otro nuevo e
incompatible. El progreso de la ciencia –dice Kuhn- no es
acumulativo sino por "saltos" o "revoluciones". Es de destacar,
sin embargo, que Kuhn concede máxima importancia al sujeto
que lleva a cabo la investigación así como a la
sociedad en la que está inmerso. Kuhn asegura que
siempre estamos inmersos en un paradigma y conforme al mismo
interpretamos el mundo que nos rodea.
Disminuyo cualquier influencia
que ejerza el funcionalismo clásico o sistémico
sobre mi concepción del mundo social humano. Por esta
causa, observo con desconfianza la impresionante obra -con un
elevado nivel de abstracción- de Niklas Luhmann,
sociólogo alemán, que ha incorporado dos conjuntos
de teorías a desarrollar y aplicar desde una perspectiva
funcionalista-sistémica. Ellas son las teorías
relativas al conocimiento y la observación propuestas por
el lógico matemático británico George
Spencer Brown (en su obra Laws of Form, publicada en 1969),
y asumidas por el cibernético austriaco-estadounidense
Heinz von Foerster, y un segundo conjunto de teorías, en
parte vinculado con el anterior, como son las auto-organizativas
y autopoiéticas propuestas por los neurobiólogos
chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela. A partir de
ahí Luhmann, sin dejar de lado el funcionalismo, va a
desarrollar un amplio programa orientado a la
construcción de una Teoría de los
Sistemas sociales autorreferentes y
autopoiéticos desde una
posición epistemológica de la cibernética de
segundo orden. Si bien la teoría de Luhmann otorga a la
sociología como ciencia una complejidad desmesurada, no se
debe olvidar que el análisis sistémico en ciencias
sociales se propone explicar la sociedad y los aparatos
del estado a partir de las relaciones entre sus elementos
constitutivos, sin tomar en cuenta las fuerzas sociales, que en
una coyuntura determinada las han engendrado. En el fondo, el
sistemismo pretende la conservación por los medios
adecuados, del sistema existente, reproduciendo con ello los
rasgos conservadores del estructural-funcionalismo.
Acepto con cautela la idea de
falsación del filósofo de la ciencia Karl Popper
(es decir, una sola contrastación negativa y que no
concuerde con la teoría, refuta esta última
totalmente) y discrepo de los planteamientos del
positivismo lógico reduccionista (fisicalista, o sea
modelado por el método científico de la
física) y atomista (es decir, que se ocupa de cada parte
de un sistema aisladamente, y es opuesto al holismo, que se
define en que por si solas todas las propiedades de un sistema
social o natural no pueden ser explicadas por las partes que los
componen, pues es el sistema como un todo el que determina su
comportamiento). Esto me conduce -en lineas generales- a
no estar completamente de acuerdo con
aquel pensamiento positivista y su lenguaje
epistémico "saturado de falsa neutralidad", centrado en el
modelo investigador de las ciencias exactas y naturales y que
pretende extenderse hacia las ciencias sociales (unicidad del
método científico). Sin embargo, acepto que la
antropología ha empleado históricamente tanto el
inductivismo y el verificacionismo del neopositivismo como el
deductivismo y el falsacionismo popperiano. Además, indico
que mi adhesión al holismo es el efecto normal de mi
formación antropológica, y por lo tanto estoy en
desacuerdo con la crítica de Popper al holismo o
totalidad.
Acepto con decisión que la
ciencia (y junto a ella la técnica) es también en
sí misma una ideología –de acuerdo con los
teóricos sociales marxistas de la Escuela de Frankfurt–,
retroactuando con las condiciones históricas concretas que
le dan origen y justificando una determinada visión
sociocultural del mundo. Es precisamente la pretensión de
la ciencia de constituirse en metadiscurso verdadero por encima
de las ideologías, saberes y opiniones particulares la que
la constituye como ideología dominante. Aún
así, creo que la ciencia a diferencia de otras
ideologías establece un diálogo crítico con
la realidad, sin importar cual sea el énfasis en la
diversidad de interpretaciones que abarca el concepto de lo
real.
Definición
concepto
Cibernética de segundo orden =
estudia ya no solo el sistema o concepto cibernético, sino
también al cibernetista, es decir, al observador, como
parte del sistema mismo. La cibernética tiene
interés por diseñar máquinas y es una
ciencia, nacida hacia 1942 e impulsada inicialmente por Norbert
Wiener, cuyo objeto es "el
control y comunicación en el
animal y en la máquina" y
también "desarrollar un lenguaje y técnicas que nos
permitan abordar el problema del control y la comunicación
en general". La cibernética de segundo orden se
vuelve sobre sí misma y estudia ya no solo al sistema o
concepto cibernético, sino al cibernetista como parte del
sistema mismo.
Bibliografía
Berthier, Antonio:
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Sociología: la aportación de Niklas
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en: "De la cibernética clásica a la cibercultura:
herramientas conceptuales desde donde mirar el mundo cambiante",
en Revista Teoría de la Educación, Volúmen
2, Barcelona, 2001.
Epistemología
critica entre Ciencia, Religión y
Liberalismo
Un proceso ideológico agresivo y
a la vez formativo para situar al Homo sapiens
en calidad de única especie del reino
animal del planeta Tierra que forma y conforma
su propio hábitat natural y cultural, construyendo una
realidad que, en consecuencia, le pertenece sólo a
él.
Hay ideólogos
religiosos que hablan de la presencia de un "paradigma" o
"modelo" que ha dominado el pensamiento de nuestra sociedad por
400 años: me refiero al así llamado "paradigma
mecanicista newtoniano-cartesiano". Esta visión del mundo
–afirman estos ideólogos del espíritu –
deberá ser sustituída por otro "paradigma", que
integre por igual los avances científicos de vanguardia
obtenidos hasta ahora (en física cuántica,
biología de sistemas y psicología transpersonal),
con la presencia de la metafísica y la mística de
las grandes tradiciones religiosas de Oriente y Occidente y la
sabiduría chamánica de los pueblos
aborígenes. Es, en definitiva, el mensaje
ideológico del neopaganismo y el movimiento "New Age". La
religión pretende de este modo formar un tejido
epistemológico e ideológico cuya pretensión
es desacreditar el complejo entramado inaugurado por la ciencia
moderna a partir del siglo XVI.
Verdaderamente, creo, sin embargo, que la
noción de paradigma está parcialmente mal
empleada: el paradigma mecanicista newtoniano-cartesiano encaja
bien dentro de la física de los siglos XVII al XIX pero no
para describir lo que ocurría y ocurre en el conjunto de
la civilización occidental. Desde un punto de vista
epistemológico cada ciencia posee sus paradigmas
particulares y cada comunidad científica "reside" en
ellos interpretando desde su interior la realidad, pero me
parece inadecuado extrapolar lo que sucede dentro de un solo
paradigma y trasladarlo hacia la sociedad mayor (1).
(1) Debo reconocer, sin embargo, que es una
constante en la historia del pensamiento que en cada época
la ciencia más desarrollada es la que es tomada como
modelo a partir del cual se intenta explicar el mundo (en este
caso la física mecanicista de los siglos XVII al
XIX)
Mejor sería hablar –para los tiempos
modernos- de Concepción del mundo o
Weltanschauung (concepto en lengua alemana empleado por la
antropología), que emerge de una concertación de
pensamientos, creencias y paradigmas provenientes tanto de la
órbita filosófica como del conjunto de las ciencias
de la naturaleza y de la sociedad. Ese cierto desencantamiento
del mundo que percibimos en nuestra cultura es más bien el
fruto –a mi entender– del maridaje entre tecnología
y doctrina liberal que colocaron al ser humano como amo y
señor de la naturaleza. La ciencia moderna
liberó al hombre de las ataduras religiosas que
prevalecían en la Edad Media, y no fue sino hasta
principios del siglo XIX cuando el liberalismo se apoderó
de la ciencia y la tecnología y las puso a su servicio
para controlar de manera utilitaria y
pragmática la sociedad industrial.
No debemos olvidar que la ciencia
permitió –positivamente desde mi punto de vista- ya
en el siglo XVI con la llamada revolución
copernicana y durante los siglos XVII al XIX, el descenso
del hombre desde una posición destacada, aunque no
dominante, en el universo – en que lo ubicó la
doctrina cristiana medieval en su calidad de creación
predilecta de Dios, pues sólo Dios y los ángeles
estaban sobre él– a una colocación mucho
más mundana como una entidad de la naturaleza, aunque con
la suficiente aptitud teórica –no práctica-
para ejercer control sobre ella (2)
(2) Incluyo aquí el humanismo
renacentista del siglo XVI y la Ilustración de los siglos
XVII y XVIII. En ambos movimientos se exageró la confianza
depositada en la habilidad del hombre para modificar la
naturaleza y la sociedad de acuerdo a sus necesidades y deseos,
constituyendo un auténtico antecedente de los anhelos del
liberalismo. Fue éste el que llevó a la
práctica el deseo humano de control de la
naturaleza
y a este descenso contribuyó también
el paradigma mecanicista-racionalista de la física
galileana-newtoniana (3)
(3) Copérnico puso en duda el modelo
geocéntrico aristotélico-ptolemaico, pero fueron
Galileo y Newton quienes terminaron demostrando que ese
modelo era inexacto.
y junto a él la teoría de la
evolución en biología en el siglo XIX.
Posteriormente, en el mismo siglo y durante el siglo XX, las
emergentes ciencias sociales hicieron otro tanto al hacer
descender paulatinamente al hombre occidental de su
posición como cultura "tremendamente especial, superior y
unificada" entre el inmenso y variopinto caleidoscopio cultural
del planeta. La intromisión del liberalismo
económico y político en el ámbito de una
ciencia y tecnología positivistas y su correspondiente
materialismo economicista en búsqueda implacable de una
nueva y potente ideología religiosa
pseudocientífica del "progreso indefinido" (con ubicuos
rasgos proféticos) que construya una sustancia
ideológica rival del también
pseudocientífico mensaje de la "New Age", han provocado de
manera muy fuerte desde la segunda mitad del siglo XX hasta estos
albores del siglo XXI un generalizado descenso de las
expectativas en nuestro sentido global de la vida que sólo
podrá ser superado cuando las ciencias sociales nos
ofrezcan una nueva concepción del mundo y una nueva
visión de la realidad, donde prevalezca un nuevo
materialismo rico en matices como es el materialismo
histórico en conjunción con la hermenéutica,
a fin de superar las limitaciones del positivismo. De este modo,
en el método de la ciencia convergería una triple
manifestación: el positivismo o empirismo (que
trataría con los hechos de la realidad), la
hermenéutica (que se involucraría
con la interpretación de la realidad del signo
y del símbolo) y el materialismo histórico (cuya
tendencia sería desmistificar la realidad, es decir,
revelar el error que implica que ella se presente deformada ante
nuestros sentidos, y lograr comprender su trasfondo genuino de un
modo más auténtico). La mística y la
metafísica pueden contribuir también a esta nueva
weltanschauung pero solamente desde sus propios
ámbitos de actuación, sin establecer una mezcla ni
interferir con el devenir epistemológico
científico.
Bibliografía
El Humanismo Renacentista en: Enciclopedia
Compton"s. Publicada por Compton"s New Media Inc. Carlsbad,
California, U.S.A. , 1994
El Liberalismo en: Enciclopedia
Compton"s. Publicada por Compton"s New Media Inc. Carlsbad,
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Braithwaite, Richard B: La
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1965
Bunge, Mario: La investigación
científica, su estrategia y su filosofía. Ariel.
Barcelona. 1979
Marx y Hegel, en Enciclopedia
Wikipedia, Fundación Wikimedia Inc., Consultar en
INTERNET, http://es.wikipedia.org/wiki/Marx_y_Hegel,
2012
El triunfo de la
Ciencia
Probando una epistemología
heterodoxa entre las ideologías Religiosa,
Científica y Liberal que han forjado durante mil
años un conflicto sociocultural en las
entrañas de Occidente: un desahogo necesario alimentado
durante generaciones
Se afirma lo siguiente
del así llamado paradigma medieval:
1) Visión del mundo como
creación divina
2) Una naturaleza sagrada por la que se
sentía respeto y admiración
3) El hombre sujeto a leyes sobrenaturales habitando un
mundo vivo al cual él pertenecía
4) Un tiempo ciclico, siguiendo el ritmo y la
secuencia de las estaciones en la naturaleza
5) El alma como centro de identidad
fundamental
6) La salvación como preocupación
básica
Se afirma lo siguiente del así llamado
paradigma científico:
7) Un mundo muerto
8) Una naturaleza inerte a la manera de una
máquina que obedece leyes mecánicas
9) Conocimiento y manipulación de la
naturaleza por medio de la razón
10) El hombre es el amo de la naturaleza
11) Un tiempo lineal y una nueva exigencia trascendente:
el progreso
12) Pérdida de la pertenencia sagrada del hombre
al universo
13) Reducción del hombre a la mente y al cuerpo
(dualismo) y olvido del alma
Respuestas personales
1), 2), 3),
5) 6) y 12) La ciencia desafía la
visión divina o sobrenatural del mundo y la
naturaleza
El avance de la ciencia
hizo necesario el desafío a la metafísica cristiana
y a la Iglesia a finales de la Edad Media (siglos XV y XVI). Con
el humanismo renacentista surge la nueva ideología
científica, y el mundo se torna lentamente más
comprensible desde una perspectiva nunca antes intentada (si bien
tenemos el antecedente de la ciencia griega en la
antigüedad). La ciencia moderna emerge a partir de la vieja
filosofía medieval en abierta lucha
contra la religión establecida
–como se ha de manifestar más tarde en la
Ilustración de los siglos XVII y XVIII- y esto
constituyó una mecánica novedosa, un
auténtico punto de quiebre, para otorgar vitalidad a la
nueva manera de aproximarse a la realidad.
4) Un tiempo lineal y cíclico a la
vez en la Edad Media europea
El punto de vista de que la historia
–y el tiempo– tienen un diseño, patrón o
propósito tiene su origen en las tradiciones religiosas de
Occidente, en el Judaísmo, el Cristianismo y el Islam,
pero principalmente en la misma
Biblia. Las creencias religiosas
occidentales han concluido que la historia es el
desarrollo o evolución del plan de Dios para el mundo. San
Agustín elaboró esta tesis en el siglo V. Algunas
grandes religiones (entre ellas el Cristianismo) nos
enseñan que el tiempo fue creado y está destinado a
terminar algún día en un terrible climax.
Concluimos entonces que el tiempo en la Edad Media europea
era lineal para la gente erudita perteneciente a la Iglesia
Católica, pero era cíclico para las masas
campesinas iletradas que seguían dependiendo de los ritmos
estacionales de la naturaleza.
7), 8) y 13) El mecanicismo
racionalista como reflejo de un mundo muerto y una
naturaleza inerte
El racionalismo y mecanicismo
newtoniano-cartesiano hicieron una gran contribución al
avance de la ciencia, principalmente la física y la
astronomía. Afirmar que esta nueva ideología
científica interpretaba un mundo carente de vitalidad y
una naturaleza fija e inmóvil, era un argumento ad
hoc o "específico" apropiado para la ideología
espiritualista que no concebía a la ciencia moderna
haciendo a un lado la metafísica y la religión para
poder sobrevivir y prosperar. Igualmente era válido
–desde el punto de vista de la ciencia– excluir la
noción de alma.
9) La contribución de la razón al
problema de la percepción de la historia y el
tiempo
Los descubrimientos científicos de
Isaac Newton cambiaron el modo de pensar de la gente acerca del
mundo, pues justificó la racionalidad de la naturaleza.
Isaac Newton creía en un tiempo y espacio que eran
absolutos, ideales e inmodificables. Fue posible entonces mirar
la historia y el tiempo como un proceso puesto en movimiento
quizás por Dios, pero dejado mayormente a las decisiones y
acciones de la humanidad. Los pensadores de la Ilustración
enfatizaron esto último y miraron –a través
de la razón– hacia la humanidad misma como primer
instigador o motor de la historia.
10) y 11) Amo y señor de la naturaleza y del
progreso
A fines del siglo XVIII y principios del
XIX emerge como ideología política el liberalismo y
con él surge el capitalismo moderno o de libre mercado.
Fue este liberalismo –heredero de la filosofía de la
Ilustración y su culto a la razón– el que
logró capturar el pensamiento y la praxis
científica y también la innovación
tecnológica producida por la revolución industrial,
y elaborar así una ideología del "individualismo"
en la apropiación del mundo natural y del progreso
indefinido, identificándolo con un tiempo lineal. A pesar
de la euforia del razonamiento liberal en los siglos XIX y XX, se
ha llegado en los albores de este siglo XXI -como
consecuencia última del agotamiento de esta doctrina en el
ámbito de la convivencia social— a una
carencia existencial de un sentido global de "reconocer la
necesidad de libertades colectivas" desencadenada por una falsa
"neutralidad del conocimiento científico", una
elección del paradigma positivista en la ciencia como un
correlato para que el sabio se establezca por encima del mundo y
de la vida de los no iniciados que se limitan a escuchar sus
"superdotadas interpretaciones de lo conocido y por conocer", que
en realidad deja mucho que desear en la satisfacción
de las necesidades intelectuales, cognitivas e incluso
emocionales de la sociocultura más
industrializada.
Aunque el liberalismo se encuentre
dominando el ámbito de lo económico en lo que
califica jactanciosamente de modernidad, su ideología
liberal no otorga un modelo consistente a la vida del día
a día de este ser humano occidental ni a las élites
políticas y financiero-empresariales de otras zonas de
nuestro planeta donde las masas –ya asimiladas por
la globalización económica y tecnológica de
vanguardia– deambulan sin un rumbo conceptual del mundo que
satisfaga su deseo de sentir, de vivir y de comprender al hombre
y la naturaleza.
Bibliografía
Lao Tse: Tao Te King. Libro del
Tao y de su virtud. Prólogo de Cecilia
Dockendorff. Páginas I-X. Editorial Cuatro Vientos.
Santiago de Chile. 1990
Herrigel, Eugen: Zen in the Art of
Archery. Random House, Inc . Book-of-the-month Club. New
York. 1997
Honderich, Ted (Editor): Enciclopedia
Oxford de Filosofía. Editorial Tecnos. Madrid.
2001
Un Punto y
Final
Breves reflexiones personales en torno al
pensamiento desde cuatro vertientes: científica en
general, presencias del método científico, un
mensaje utópico y el punto de vista
antropológico
Creo que el camino correcto es
dejarse guiar por los sabios del presente y del
pasado. Hay que intentar ver más allá
subido a los hombros de estos gigantes del saber. Se está
en este mundo para otorgarse a sí mismo una respuesta a la
pregunta del cómo, del por qué, y para que se
vive. Yo soy un materialista histórico y
dialéctico en el ámbito de las ciencias del hombre
y soy también un humanista de formación
universitaria. Creo en la diversidad cultural humana, en su
continuidad temporal, y en su despliegue espacial al interior de
los así llamados estados-naciones modernos, pues a partir
de tan extendida multiplicidad he comprendido que no hay verdades
totales ni absolutas. Por esta razón, declaro que mi
adhesión al paradigma materialista no me impide aceptar la
presencia de un cierto "misterio" aún "inescrutable" que
subyace bajo la naturaleza humana y global. Creo -como
agnóstico y escéptico que soy- que estas
"energías inefables" en algún momento serán
impregnadas por la difusión del conocimiento
científico hacia ese estrato "indecible" de la naturaleza
(que tan solo podemos vislumbrar en la actualidad), y nos
permitirán aprender más sobre el ser humano y su
entorno. No acepto en principio la existencia de un ser supremo,
pero de todos modos la cuestión bien podría
resolverse no mediante la fe religiosa, sino más
precisamente con la intensificación del examen y la
indagación científica sobre estas autodenominadas
"energías" por el sentido común. La
neurobiología, la física cuántica, la
psicología de vanguardia y la antropología, tal vez
sean las disciplinas más próximas en sus postulados
a la frontera entre nuestra realidad y el enigma oculto en las
profundidades de la mente y la materia, si bien
paradójicamente tengo una profunda aceptación de
que la labor del científico no ha de igualar en plenitud
la complejidad de la naturaleza. Creo también en una
quíntuple presencia epistemológica del
método de la ciencia cual es: a) la presencia positivista,
tradicional en las ciencias naturales; b) la presencia del
racionalismo crítico popperiano y su superación por
los programas de investigación cientifica del brillante
filósofo de la ciencia Imre Lakatos; c) la presencia del
historicismo científico de Thomas S. Kuhn; d) la presencia
materialista dialéctica e histórica y e) la
presencia de la hermeneútica y de la
semiótica (estas dos últimas (d) y (e)
conduciendo a mi entender el quehacer de las ciencias
antropológica y arqueológica). Creo, por ahora, en
un mejor futuro para la especie humana a condición de que
se prepare a sí misma para vivir en sociedades más
igualitarias y plurales, que superen la ínfima
espiritualidad del capitalismo liberal. Esto será posible
sólo si la humanidad comprende que el espíritu
humano –asentado en la conectividad cerebro/cuerpo- es
capaz de realizar prodigios adaptativos que permitirían a
su poseedor soñar con una imprecisa y todavía
incierta felicidad social. Aún cuando este objetivo sea
compartido por el género humano y parezca una
utopía en el presente puede dejar
de serlo y transformarse en una
fulgurante meta efectiva en algún
porvenir de difícil determinación. Creo en
las potencialidades del espíritu
humano y cuando lo menciono
explícitamente estoy subrayando la
intención –ya manifestada por el
etnólogo franco-belga Claude Lévi-Strauss- de
auxiliar a Marx, apelando a una teoría compleja de
la superestructura, que el mismo
Marx nunca desarrolló, y que para
este etnólogo es el paradigma
estructuralista. La estructura según
Lévi-Strauss se encuentra incrustada en
el cerebro humano, en la mente (no me atrevería a insinuar
el concepto más atenuado de inconsciente empleado
profusamente por el psicoanálisis) y la
metodología estructuralista apunta a conocer,
a investigar y a entender los
hechos culturales como signos
constituidos en sistemas, donde lo real no es nunca
lo más manifiesto, sino que descansa en la estructura
subyacente que debe formularse teóricamente. En
el estudio de la organización
de sistemas culturales de creencia y significado, de
los mitos, y en definitiva fundamentalmente de la religión
en las múltiples culturas ágrafas (sin escritura) y
letradas del planeta, puede apreciarse el valor
heurístico y epistemológico que
la ciencia social otorga a estas intervenciones
en la superestructura, ya sea el citado estructuralismo
antropológico de Lévi-Strauss, las formas de
pensamiento simbólico de Mary Douglas, el simbolismo
ritual de Victor Turner o el paradigma interpretativo de Clifford
Geertz. Creo que no vivimos para exaltar únicamente
una pretendida objetividad de la ciencia en lo natural y en lo
humano, sino para ser discípulos humildes de una
subjetividad compuesta por una masa compacta de saberes
espirituales, filosóficos y científicos (cuyo
asiento y entramado es el cerebro y su extensión: la
sociocultura), necesarios en la búsqueda de nosotros
mismos. Por último, reafirmo mi simpatía con
el materialismo de Marx y Engels, donde por cierto la
arqueología como disciplina privilegiada en la
observación del pasado tiene mucho que aportar,
aproximándose a la superestructura de los colectivos
humanos de manera crítica (como por ejemplo en la
interpretación de la iconografía rupestre) para
vulnerar sus ideologías y revelar su infraestructura
(averiguar la correlación entre ideología y formas
de producción) a fin de dar sentido al mundo común
y corriente en que nos hallamos, tomando conciencia de lo que
somos víctimas en nuestra calidad de especie modelada por
vínculos sociales y jerarquías. Víctimas por
fin de lo desconocido, pues habitamos sin saberlo en una
existencia efectiva falseada y deformada, alejados de la
naturaleza y a la vez –paradójicamente- reposando
bajo su amparo.
Adenda: En esta exposición no he
logrado sustraerme a la tentación de mencionar a
científicos antropólogos destacados, lo cual
resulta coherente con mi formación arqueológica
universitaria. Creo que es más congruente sostener mis
reflexiones en los sabios más próximos a la
determinación de una superestructura, que complemente
tanto a la infraestructura económica investigada
dialécticamente por el materialismo histórico, como
al importante factor tecnológico, ecológico,
evolucionista y demográfico postulado por el
más reciente materialismo cultural de Marvin
Harris.
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Autor:
Antonio Brunet Merino