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La Comunicación en la construcción de ciudadanía intercultural



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Comunicación, Interculturalidad y
    Ciudadanía
  4. Conclusiones
  5. Referencias
    Bibliográficas

Resumen

Para la construcción de una ciudadanía
intercultural se requiere del entendimiento y comprensión
de la comunicación y sus tipos. La comunicación
dialógica y democrática debe ser el tipo de
comunicación asumida por los/as ciudadanos/as para la
construcción de su ciudadanía, por lo ésta
debe ser entendida como una forma de integración y
participación, donde los sujetos sean protagonistas de su
propio desarrollo, más allá del reconocimiento de
derechos y deberes. Se debe pasar de una democracia
representativa a una democracia participativa.

La interculturalidad es el elemento principal que
permitirá una mirada estratégica comunicacional
para la construcción de la ciudadanía. Una
comunicación con enfoque intercultural para una
ciudadanía intercultural que permita vivir con igualdad,
convivir como diferentes y proponer con equidad.

Introducción

La comunicación como proceso sociocultural es
fundamental en la vida de los seres humanos puesto que es un
elemento transversal en el desarrollo de las sociedades. Entre
cultura y comunicación existe una profunda
asociación que forja identidades culturales a
través de interacciones personales y colectivas. He
aquí la importancia del abordaje comunicacional para la
construcción de una ciudadanía intercultural. Sin
embargo, no perdemos de vista los diversos tipos de
comunicación que configuran el sistema cultural de las
sociedades.

El presente trabajo nos aclara el entendimiento de la
comunicación desde diversos enfoques y con una perspectiva
histórica, para asumir una posición ciudadana
intercultural, necesaria para la construcción de una
sociedad democrática.

Comunicación, Interculturalidad y
Ciudadanía

La comunicación hace posible
que dialoguen

las heterogeneidades personales,
sociales y culturales,

allí donde ella existe es
posible articular, fomentar, mediar

y por lo tanto integrar sin
eliminar las diferencias,

cuestionando la desigualdad y el
aislamiento

(Alfaro, 1993).

Para comprender el sentido comunicacional de la
interculturalidad debemos conocer y entender las travesías
conceptuales por las que ha atravesado la
comunicación, mirada desde distintos
enfoques.

La comunicación a través de la historia
fue evolucionando conceptualmente. Las nuevas investigaciones han
trascendido la limitada definición que la reducía a
una mera información, para poner énfasis en la
cultura.

Un breve recorrido por la historia de las teorías
de la comunicación nos muestra el concepto de
comunicación en diferentes momentos: uno que corresponde a
la teoría de la información emparentada con la
ingeniería y la cibernética
, desarrolladas con
la Segunda Guerra Mundial y basada en el esquema de un emisor que
transmite información a un receptor. Otro momento
corresponde al análisis de contenido y el estudio de
audiencias
, característicos de la Communication
Research, en la Norteamérica de los años 50. Un
tercer momento nos sitúa en las décadas del 60 y 70
con los estudios de inspiración marxista y corte
ideológico que terminaban en la denuncia política
de los medios y sus mensajes y dejaban como lección la
expectativa de cambiar el contenido del mensaje como
alternativa para transformar la comunicación
. El
cuarto y último momento, rico en investigación
empírica y deberes conceptuales, plantea la
comunicación en relación con la cultura.
Respaldado con la importante contribución de las ciencias
sociales. Especialmente la antropología y la
semiología, el concepto de comunicación ha ganado
en densidad y proyección. Los estudios culturales
(sociológicos e históricos) han llevado a redefinir
el punto de vista de las discusiones. Esta etapa que podemos
situar a partir de la décadas de los 80 hasta ahora, es un
período fecundo en la investigación sobre
industrias culturales, procesos y prácticas de
comunicación popular. Este desplazamiento supone la
creación de un nuevo objeto de análisis: el
sujeto de la recepción como actor social, agente
dinámico y ya no como un receptáculo
vacío
a ser llenado por el mensaje del emisor, ni
como víctima indefensa de la manipulación
todopoderosa de los mass media (Ulloa, 1994: 45).

Hay otras definiciones que incorporan elementos nuevos
en el proceso comunicativo, tal es el caso de Dobkin,
quién nos dice que es posible definir a la
Comunicación como el proceso de crear y compartir
significado a través del uso de símbolos. Comprende
un conjunto de habilidades que deben dominarse
(Dobkin,
2003: 07). El actor social de acuerdo a su contexto maneja
ciertas habilidades y a partir de estas, comparte significados
diversos para hacer que la comunicación sea
efectiva.

La Cultura y la experiencia personal también
forman parte del complejo comunicacional. Lande, resalta una
característica principal de la comunicación, la
interpretación es esencial para el proceso de la
comunicación. Esto es importante, ya que la forma en que
se interpreta un mensaje depende de la cultura y la experiencia
individual de una persona así como el contexto de la
comunicación y de la situación en la que se
establece.
(Fernández, 2001: 170 – 171).

De una manera general existen dos variedades de
definición de este término. Según la
primera, la comunicación es un proceso en virtud del
cual A envía un mensaje a B, que provoca en este un
efecto.
La segunda definición ve en ella una
negociación y un intercambio de sentido, donde mensajes,
gente perteneciente a una cultura y realidad interactúan
para que produzcan un sentido o un entendimiento
. (O"
Sullivan, 1997: 66). A través de esta
diferenciación podemos notar claramente que la
comunicación es comparada con información, y en
contraposición es vista como un fenómeno de
intercambio que se desenvuelve en un escenario particular para
producir, crear y recrear.

Es, en esta segunda definición donde encaja la
interculturalidad. Si basamos –en primera instancia-
nuestras relaciones interpersonales en una definición
reduccionista de la comunicación, como las que
señala O" Sullivan, sólo tendremos como resultado
una sociedad autoritaria que dinamiza sus procesos desde la
imposición, sin considerar a los "otros". No podremos
concebir cualidades como el respeto, tolerancia,
diálogo, interacción, diferencia, identidad,
diferenciación, empatía.

Por ello, existe la necesidad de conocer y asumir una
verdadera comunicación (dialógica y
democrática) para saber qué tipo de humanos y
sociedad queremos. Aunque suene un poco redundante (pero en
realidad refuerza la idea) así, pasaremos de las
relaciones inter-personales a las relaciones
inter-culturales.

Sin embargo, no debemos perder de vista los diversos
tipos de comunicación, que también van configurando
y redefiniendo –con fuerza– las relaciones interculturales
de las personas. Una clara muestra es la comunicación
mediada
. En ésta encontramos interacción, pero
a través de aparatos electrónicos que trascienden
características tempo-espaciales, facilitando la puesta en
común, generando nuevas habilidades para la
interrelación mediada, pero que limita el desarrollo de
cualidades ciudadanas en el público joven, quienes son los
más cautivos.

Como lo refiere Morduchowicz (2004), las
identidades de los jóvenes se trazan en la
intersección del texto escrito, la imagen
electrónica y la cultura popular. Los centros comerciales,
los cafés, la televisión, los recitales de
música y las nuevas tecnologías, modifican la
percepción que los chicos tienen de la realidad, su
actitud ante el conocimiento y el modo en que conciben el
mundo.

Otro tipo, es la comunicación masiva,
que tiene como difusores a los medios de información, un
poder económico que cada vez cobra mayor relevancia y que
influye en el pensamiento, sentimiento y toma de decisiones de
los espectadores, teniendo como aliada a la
"desinformación" como forma de asumir el poder otorgado
por su capacidad de alcance. Son los mass media, parte
de la sociedad civil que integra el sistema "democrático"
de las sociedades. Y a quien debería dedicarse una
atención especial para desmitificar.

En este inacabable proceso de construcción de
interculturalidad debemos apostar por una comunicación
dialógica y democrática, donde el diálogo de
las diferencias y la negociación de los intereses, junto a
los principios de tolerancia y respeto, primen por sobre
cualquier seudo comunicación impuesta por fenómenos
globalizadores.

Teniendo como marco todo este entendimiento
comunicacional y tomando como apuesta una comunicación
democrática y dialógica, podemos decir que, por su
parte, la interculturalidad nos permite ubicar y situar
claramente uno de los aspectos más difíciles de la
viabilidad de la democracia, como es el de construir un espacio
para la interacción concertada entre diferentes

(Illizarbe, 2008:83).

Y es aquí donde convergen la interculturalidad,
la comunicación y la ciudadanía. La
interacción, y las cualidades que trae consigo este
proceso, es el factor común entre la comunicación y
la interculturalidad. Como en palabras de Grimson (2001), las
personas aprenden a lidiar de diferentes modos con las
diversidades culturales con las que conviven: las aceptan, las
disfrutan, las clasifican, estigmatizan, discriminan, las
detestan y hacen muchas otras cosas con ellas
. Todo esto a
partir del encuentro de identidades personales, colectivas y
culturales.

Pero la comunicación por sí sola no
podrá tener garantía de tolerancia y respeto si no
es asumida desde una perspectiva intercultural. Para disminuir
esos modos discriminatorios y estigmatizadores de los que nos
habla Grimson, hay necesidad de esta unión complementaria
que ayuda al fortalecimiento de una sociedad democrática y
plural.

Teniendo esto como base, podremos iniciar la
construcción de una ciudadanía, entendida
más allá de la usual definición donde
los sujetos han adquirido una mayor conciencia en cuanto a la
necesidad de ser reconocidos como sujetos de derecho y deberes
(Bello, 2008:30
), sino como forma de
participación e integración en la que los propios
sujetos son capaces de avanzar hacia la construcción de la
ciudadanía desde abajo (Bello, 2008:31);
es decir,
siendo ellos protagonistas de su propia forja personal y
ciudadana, sin esperar el asistencialismo cívico o el rol
pasivo de ciudadano/a que por mucho tiempo se ha
asumido.

La ciudadanía, entonces, es vista como una
actitud responsable de las personas, donde el conocimiento de su
realidad (más allá de sus derechos y deberes), su
mirada crítica y su propuesta de cambio son elementos
indispensables.

Y si a ello consideramos la característica
intercultural, habría mayor coherencia para el inicio de
la construcción de una sociedad democrática que
apuesta por la igualdad, pero respetando las diferencias y
ejecutando principios de equidad.

Grimson (2001), al hablar de comunicación
intercultural, nos dice que reconocer al otro, a la vez, como
diferente y como igual, como diverso y como actor de un
diálogo, es más un desafío que una
constatación
. Y, verdaderamente, comprender y asumir
una comunicación democrática y dialógica
como el centro (y a los otros tipos de comunicación como
complemento) para la construcción de una ciudadanía
intercultural, es un reto permanente que requiere de un trabajo
conjunto y que recae con mayor responsabilidad en las instancias
formadoras primarias como son la familia y la escuela.

¿Qué comunicación para qué
ciudadanía?. El debate sigue abierto.

Conclusiones

1. Para la construcción de una ciudadanía
intercultural se requiere del entendimiento y comprensión
de la comunicación y sus tipos.

2. La ciudadanía debe ser entendida como una
forma de integración y participación, donde los
sujetos sean protagonistas de su propio desarrollo, más
allá del reconocimiento de derechos y deberes. Se debe
pasar de una democracia representativa a una democracia
participativa.

3. La comunicación dialógica y
democrática debe ser el tipo de comunicación
asumida por los/as ciudadanos/as para la construcción de
su ciudadanía.

4. La interculturalidad es el elemento principal que
permitirá una mirada estratégica comunicacional
para la construcción de la ciudadanía. Una
comunicación con enfoque intercultural para una
ciudadanía intercultural que permita vivir con igualdad,
convivir como diferentes y proponer con equidad.

Referencias
Bibliográficas

ALFARO, Santiago (2008)
Ciudadanía Intercultural. Conceptos y
pedagogías desde América Latina
, Fondo
editorial de la Pontificia Universidad Católica del
Perú, Lima.

FULLER, Norma (2002) Interculturalidad
y política, Red para el desarrollo de las ciencias
sociales en el Perú, Lima.

GRIMSON, Alejandro (2001) Interculturalidad y
comunicación
, Grupo editorial Norma, Colombia.

MORDUCHOWICZ, Roxana (2004) El capital
cultural de los jóvenes, Fondo de Cultura
económica, Buenos Aires,

O"SULLIVAN, Tim (1997) Conceptos claves
en comunicación y estudios culturales
, Amorrortu
Editores, Buenos Aires.

ULLOA, Alejandro (1994) Cultura, identidad y
comunicación, Diálogos de la Comunicación,
Nº 38, Lima.

 

 

Autor:

Harley, John

Saunder, Danny

Montgomery, Martin

Fiske, John

Enviado por:

Lic. Mariana Carranza
Ancajima

Comunicadora social con estudios de
Postgrado

en Administración y gestión
del Desarrollo humano

Universidad Nacional de Trujillo

Escuela de Postgrado

Maestría en Ciencias Sociales

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