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El consumismo y los niños, adolescentes y jóvenes, una mirada desde la Educación



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Desarrollo
  4. Acciones educativas que pueden los docentes
    generar para formar en los niños, adolescentes y
    jóvenes una cultura de consumo
    racional
  5. Conclusión
  6. Bibliografía

Resumen

El Sistema Educacional Cubano tiene como objetivo
primordial, la formación de una cultura general en los
niños, adolescentes y jóvenes de manera que puedan
desempeñar con éxitos en sus futuras esferas de
actuación profesional y social.

Por otro lado el apetito desenfrenado hacia el consumo
de vienes materiales o servicios que invade a la sociedad actual
con el nombre de "consumismo" no solo afecta el desarrollo de la
personalidad de manera particular, ni tampoco solo a personas con
elevado poder adquisitivo, sino que arrastra hacia la
insostenibilidad a muchas familias los encierra en una especie de
ciclo vicioso que no termina nunca, siempre está
comenzando otra vez.

El presente trabajo aborda la problemática del
consumismo desde la arista pedagógica al corroborar la
existencia de un interesante problema:

¿Cómo contribuir a formar en los
niños, adolescentes y jóvenes una cultura de
consumo racional, de manera que mejoren su calidad de
vida?

Con el material se propone preparar a los docentes para
formar en los niños, adolescentes y jóvenes una
cultura de consumo racional, de manera que mejoren su calidad de
vida. Para ello se ofrecen un grupo de acciones que los docentes
pueden utilizar para contrarrestar esta problemática del
consumismo y formar en los estudiantes una cultura de consumo
racional.

Introducción

El apetito desenfrenado hacia el consumo de
vienes materiales o servicios que invade a la sociedad actual con
el nombre de "consumismo" no solo afecta a personas de manera
particular, ni tampoco solo a personas con poder adquisitivo,
sino que arrastra hacia la insostenibilidad a muchas familias. La
educación formal desempeña un papel importante en
este sentido, puesto que a esta se le atribuyen entre otras
funciones; la de crear la cualidades positivas para lograr un
desarrollo integral, multifacético de la personalidad y su
preparación para la vida.

Aunque la escuela es considerada como una
institución específicamente preparada para
desarrollar una cultura general integral de las nuevas
generaciones, no es la única influencia de magnitud a
tener en cuenta que interviene en dicho proceso, la familia, los
grupos sociales, los medios de comunicación son otras
instancias ejercen influencias importantes y decisivas en el
desarrollo de este proceso.

Para el logro de tal aspiración, todos los
esfuerzos de los maestros y profesores, la familia, las
organizaciones políticas y de masas, las instituciones
sociales, los medios masivos de difusión deben estar
dirigidos al logro de una personalidad adecuada en nuestros
adolescentes y jóvenes, cuyas manifestaciones se concreten
en su actividad social, en la participación activa
creadora en el trabajo, en la preparación activa en la
vida del colectivo, en la formación de valores que
reflejen madurez y objetividad ante las diferentes situaciones
planteadas, en una conducta de consumo racional y en general que
desarrollen una cultura general integral que los prepare para la
vida.

A pesar de que tal aspiración constituye el fin
del conjunto de objetivos priorizados de nuestro sistema
educacional, la escuela como institución representativa,
ha demostrado no estar suficientemente preparada para ajustarse a
esta problemática que invade a una importante cantidad de
nuestros jóvenes y adolescentes y los encierra en una
especie de ciclo que no termina nunca, siempre esta comenzando
otra vez.

Pareciera que para estos jóvenes y adolescentes
ya no es prioridad buscar ser sino tener, es decir,
de manera que para ellos es más importante tener que ser.
Esta problemática que día a día parece ir en
crecimiento y está determinada a su vez por varios
factores tales como el modelo social y económico, el
ambiente familiar, las relaciones interpersonales, tiene una
elevada repercusión social, puesto que afecta el
desarrollo de valores fundamentales como la solidaridad, la
austeridad, la sencillez, el respeto a la diferencia, la
tolerancia, el autodominio entre otros.

Por otro lado, es fácil observar como se pone de
manifiesto por un numeroso grupo de familias, una mayor
precaución por la forma de vestir de sus hijos, por la
posibilidad de ofrecer un buen juguete u otros objetos de modas,
que ante la educación que se les brinda.

Esta problemática ha sido ampliamente tratada por
diferentes investigadores desde diversos campos, estos han
abordado el fenómeno del consumismo, especialmente desde
la psicología, la economía, la sociología,
la pedagogía.

Los autores más significativos de esta
temática son J. L. Castillejo, A. J. Colom, P. Mª
Alonso Pérez-Geta, T. Rodríguez Neira, J.
Sarramona, J. M. Touriñán y G. Vázquez,
Querol Palau. M, Bonil Gargallo, Pujol vilallonga.R, María
José Díaz. Aguado.

En Cuba no ha sido muy investigada esta
problemática.

Esta situación pasa desapercibida por la familia
sin preparación para educar a sus hijos y se asocia a la
idea de la obtención de la satisfacción personal e
incluso de la felicidad personal, esta realidad se ha
convirtiendo en una obsesión de muchas personas en nuestro
entorno y está impactando de manera nociva en la
educación de los niños y en el ambiente
familiar.

La familia constituye la célula fundamental para
el funcionamiento exitoso de la sociedad, no es posible que una
sociedad funcione con coherencia y tenga éxitos, si la
familia como institución no cumple sus
funciones.

La sociedad aspira a que las personas consuman los
productos y los servicios de una manera racional, en dependencia
de sus necesidades reales, sin embargo en la actualidad esta
aspiración es una utopía, la realidad en este
sentido es el incremento del consumismo traducido en caprichos
desproporcionados por la adquisición de productos,
artículos, prendas de vestir, equipos
electrodomésticos y otros, que a la larga lo que provocan
es aumentar la baja autoestima, el sentimiento de dependencia
material y provocan que la sociedad adopte un ritmo insostenible,
afectando de manera considerable el medio ambiente y por ende la
calidad de vida de los ciudadanos.

De la contradicción anteriormente planteada, se
desprende un interesante problema a tratar en este estudio.
¿Cómo contribuir a formar en los niños,
adolescentes y jóvenes una cultura de consumo racional, de
manera que mejoren su calidad de vida?

Para resolver el problema, nos trazamos como objetivo
general. Preparar a los docentes para formar en los niños,
adolescentes y jóvenes una cultura de consumo racional, de
manera que mejoren su calidad de vida.

Nos proponemos como objetivos
específicos:

  • Ofrecer algunas consideraciones necesarias a los
    docentes relacionadas con el impacto nocivo del consumismo en
    los niños adolescentes y jóvenes.

  • Proponerle algunas sugerencias educativas a los
    docentes para formar una cultura de consumo racional en los
    niños, adolescentes y jóvenes.

Desarrollo

Según refiere la Enciclopedia Libre Wikipedia.
"El consumismo puede referirse tanto a la acumulación,
compra o consumo de bienes y servicios considerados no
esenciales, como al sistema político y económico
que promueve la adquisición competitiva de riqueza como
signo de status y prestigio dentro de un grupo
social."

El consumismo inicia su desarrollo y crecimiento a lo
largo del Siglo XX como consecuencia directa de la lógica
interna del capitalismo y la aparición de la mercadotecnia
o publicidadherramientas que fomentan el consumo generando
nuevas necesidades en el consumidor.

La causa fundamental al surgimiento y desarrollo del
consumismo no está asociada a mayor poder adquisitivo,
sino a la falta de identidad de cada una de las personas, al no
conocer sus necesidades esenciales y por no estar claro en
relación a las necesidades de los más cercanos a
cada uno; factores influyentes como la imitación de
personajes de televisión u otros estereotipos, que generan
un ídolo que se sigue.

Una las consecuencias más significativas que trae
consigo este fenómeno en las personas es la
generación de necesidades infinitas que no pueden
suplirse, la no felicidad.

El ejemplo clásico de país
consumista es Estados Unidos, donde hay más
automóviles que personas autorizadas para conducirlos.
Pero esto no significa que los estadounidenses sean más
dichosos, ya que sólo un tercio de ellos dijo, en la
encuesta efectuada para el estudio, que vive "muy feliz". Esa
cifra es casi igual a la de 1957, cuando sólo disfrutaban
de la mitad de su riqueza actual. El creciente consumo en el
mundo industrializado y en los países en desarrollo es
más de lo que nuestro planeta puede soportar,
señala el Worldwatch Institute. Los bosques, las tierras
agrícolas, las selvas y los territorios vírgenes
disminuyen para dar espacio a la gente, las casas, los centros
comerciales y las fábricas.

En los países del tercer mundo, se
han generado, desafortunadamente, reglas de consumo asociados al
mundo desarrollado, que cambian en los adolecentes, y los
niños la necesidad del ser, por la del tener. Para
adolecentes y jóvenes se define la aceptación
grupal por la capacidad de poseer objetos de moda que los
identifiquen con su grupo.

La prevalencia de un estilo de vida
consumista en las personas, se manifiesta diversas formas,
generalmente relacionadas con las conductas y comportamientos.
Ejemplos de tales manifestaciones lo son, la persecución
irracional de las modas de última generación,
algunos estudiosos lo han definido como patología de la
moda o simplemente Síndrome de la moda.El llamado
"Síndrome de la moda" es el fenómeno más
reciente y sobre él se están estudiando gran
número de casos en todo el mundo. Los expertos han
definido el "Síndrome de la moda" como un comportamiento
patológico que se caracteriza por la dependencia creciente
del deseo de adquirir ropa y complementos del vestir que no son
necesarios.

Se han realizado muchas investigaciones de
corte social, para estudiar el comportamiento de las personas que
padecen dicho síndrome, la mayor parte de los casos
estudiados demuestran que la persona adquiere ropa o complementos
no solo innecesarios, sino inapropiados para el estilo o la
personalidad del comprador, incluso tallas mayores o menores de
las que se necesitan.

Es por ello que muchas veces vemos con
asombro las inapropiadas maneras de vestir de nuestros
jóvenes y adolescentes cubanos, incluso transformando los
uniformes escolares, que en muchos casos se escapa de una moda
juvenil que caracterice su edad, sino que tales modas contrastan
con la aspiración de lograr una cultura social en la
población y hasta empañan los proyectos y objetivos
diseñados por los Ministerios de Educación y
Cultura fundamentalmente.

En este sentido, esas adquisiciones
desproporcionadas, ajenas a las reales necesidades se su edad,
acarrean sentimientos de culpa, descenso de la autoestima y
numerosos problemas con la familia, a tal punto que algunos
adolescentes llegan a intentar quitarse la vida ante la
imposibilidad de la familia de comprarles un teléfono
celular, un pantalón de moda, un videojuego o una
computadora para jugar.

La problemática tratada toma otro matiz cuando se
trata de niños. Estos no han sido educados ante el consumo
y son las principales víctimas y las más indefensas
criaturas ante el consumismo.

Los niños no poseen la capacidad de
decidir lo que es beneficioso o perjudicial para la
formación de su personalidad, no son capaces de discernir
desde su arista infantil la manera en que puede impactar en la
vida familiar una decisión errada.

Para los niños el dinero no
está ligado a esfuerzo personal alguno. Es como el Gran
Maná que baja del cielo, se pone en sus manos y les sirve
para adquirir algún que otro capricho. María
José Díaz-Aguado (1997. Pág.
34).afirmó que los más pequeños "observan el
consumo como una manera fácil de conseguir la felicidad.
Muchas veces asocian las compras con una muestra de afecto.
Más me compran, más me quieren"

Un fenómeno muy relacionado con esta
problemática y que se manifiesta fundamentalmente en los
adolescentes, está ocurriendo en la actualidad y ocupa a
muchos investigadores internacionales. El culto a la belleza
física, al margen de las posibilidades económicas
de la familia y de las condiciones reales de la salud de la
persona, es una actitud vana de apreciación de la belleza,
la cual motiva todo tipo de gastos de tiempo, dinero,
energía y no en pocos casos de la propia salud.

Se han reportado por medios de
difusión internacionales, muchos casos de adolescentes que
persiguiendo un estereotipo de belleza física, se han
sometido a implantes artificiales de mamas, glúteos u
otras partes del cuerpo, sin tener en cuenta sus posibilidades
físicas y biológicas y han limitado su salud al
punto de la muerte.

Es muy común que nuestros
jóvenes intenten seguir los mismos patrones de bellezas
que infunde la TV, La Internet, El Cine, como si fueran metas a
alcanzar a cualquier precio, incluso hasta el riesgo de perder
sus propias vidas.

El Cine que generalmente consumen nuestros
adolecentes en sus casas en los propios DVD rinde culto a la
agresividad, el militarismo, la fuerza física, el
liderazgo sin trabajo de equipo, sin solidaridad ni
respeto.

José Martí, citado en los Cuadernos
Martianos (1998. Pág. 56) refirió "Yo quiero que la
primera ley de la republica sea el culto a la dignidad plena del
hombre"

Es importante que la familia comprenda entonces que lo
imprescindible es la dignidad plena de sus hijos y no los estilos
de vida y comportamientos que en muchas ocasiones se difunden por
algunos medios de difusión, con los que generalmente se
pretenden ganar a toda costa mas popularidad y
ganancias.

Martí, en una de las cartas que hizo a Maria
Mantilla, le decía" la elegancia, mi María, que
está en el buen gusto, y no en el costo. La elegancia del
vestido, la grande y verdadera, está en la altivez y la
fortaleza del alma. Un alma honrada, inteligente y libre, da al
cuerpo más elegancia, y más poderío a la
mujer, que las modas más ricas de las tiendas. Mucha
tienda, poca alma. Quien tiene mucho adentro, necesita poco
afuera. Quien lleva mucho afuera, tiene poco adentro, y quiere
disimular lo poco. Quien siente su belleza, la belleza interior,
no busca afuera la belleza prestada: se sabe hermosa y la belleza
echa luz »

En esa carta Martí le enseñaba a la
niña Maria Mantilla, que lo primordial está en los
sentimientos de las personas y no en lo que llevaban puesto por
encima de sus cuerpos.

La familia actual debía retomar esta
enseñanza para conducir el desarrollo de la personalidad
de sus hijos, de manera que estos puedan sentirse orgullosos de
sus vidas y de lo que verdaderamente son y significan para los
demás, que no se sientan marginados por aquellos que
sustentan su felicidad en la adquisición de lo material
por encima de la espiritualidad y la afectividad.

El resultado más rápido de un estilo de
vida consumista, se siente directamente en la economía
doméstica, pero no es el único perjuicio por el que
atraviesa la sociedad, esta con seguridad irá siendo
conducida a un abismo con resultados insospechados.

Por ello desde la escuela, el docente debe generar una
educación ante el consumo, con acciones de tipo preventivo
en la familia, la institución educativa y
comunidad.

Acciones educativas
que pueden los docentes generar para formar en los niños,
adolescentes y jóvenes una cultura de consumo
racional

Las acciones que preponemos se basan en las relaciones
que se establecen entre los niños, adolescentes y
jóvenes con los docentes, con la familia y de éstos
entre sí.

En la escuela están establecidos los ejes
transversales los que deben ser tenidos en cuenta en las
diferentes materias y momentos del Proceso Docente
Educativo

La escuela para evitar el consumismo puede trazarse
acciones como las siguientes:

  • Abordar en clases u otros espacios la importancia de
    la dignidad de la persona, por encima de la apariencia
    física.

  • Visualizar documentales en los que se explican los
    riesgos para la salud de los tatuajes, la colocación
    de piercings u otros artefactos en el cuerpo. Permitir el
    debate abierto y sincero.

  • Crear espacios de análisis y debate con los
    niños, adolescentes y jóvenes en los que se
    aborden la realidad social y se enseñe a identificar
    el comportamiento consumidor en las personas.

  • Proponer actividades docentes que permitan fomentar
    la capacidad de tomar decisiones de manera responsable en la
    protección del medio ambiente.

  • Crear ejemplo de situaciones en el aula en las que
    los estudiantes asuman actitudes críticas que generen
    autonomía ante la sociedad u otros coetáneos
    que constantemente presionan con comportamientos consumistas.
    Hacer énfasis en los elementos necesarios en nuestra
    vida para ser feliz y los motivos; las cosas de las que
    podemos prescindir y las que no.

  • Vincular los contenidos de las clases con la vida
    económica nacional, territorial y familiar con el
    objetivo de valorar la necesidad del trabajo como fuente de
    riquezas.

  • Crear un movimiento cultural en el aula y desde el
    aula para enseñar a los estudiantes a apreciar la
    literatura, la música, el cine. Proponer un cronograma
    de actividades a desarrollar.

En la familia se pueden realizar acciones como las
siguientes:

  • Involucrar a los niños, adolescentes y
    jóvenes en los análisis que hacen en casa por
    los padres de las necesidades reales y las prioridades para
    el mes, teniendo en cuenta cuanto se gasta para cubrir esas
    necesidades, compararlos con los ingresos obtenidos, con el
    objetivo de que ellos sean participantes en las decisiones en
    la familia.

  • Explicar a los niños, adolescentes y
    jóvenes la verdadera situación económica
    familiar, con el objetivo de que estos propongan posibles
    acciones que contribuyen a la solución de dicha
    situación..

  • Realizar actividades en la familia en las que se
    fomente el amor por el trabajo, el ahorro de electricidad, el
    cuidado del medio ambiente. Tales como:

  • La siembra de un huerto familiar o de un
    jardín.

  • La recogida y venta de materias primas.

  • Distribuir responsabilidades a los niños,
    jóvenes y adolescentes en dependencia de sus
    posibilidades, pero teniendo en cuanta también sus
    potencialidades.(El que limpia el patio y saca la basura, el
    que lee el contador eléctrico y analiza la factura
    mensual, el que limpia y riega el huerto o el jardín,
    el que busca los víveres a la bodega, ect.)

  • Valorar la importancia que tienen las cosas que se
    tienen en el hogar.

  • Analizar la utilidad que se le puede dar a los
    objetos.

  • Ayudar a niños, adolescentes y jóvenes
    en las decisiones, aportando criterios que los ayuden a
    superar la presión constante de otros coetáneos
    y de la sociedad.

Conclusión

  • 1. Teniendo en cuenta estas acciones que
    ponemos a consideración de los docentes, llegamos a la
    conclusión de que es necesario que todos comencemos a
    actuar en función de formar en nuestros niños,
    adolescentes, jóvenes y población en general
    una adecuada cultura de consumo, que revierta la peligrosa
    situación que pone a la familia y la sociedad en las
    puertas del abismo.

Bibliografía

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Autor:

MSc. Ernesto Chacón
Cruz

 

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