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La crisis financiero internacional y la economía nacional



  1. A
    manera de introducción
  2. Tesis
    central
  3. La
    crisis no es única, ni aleatoria ni
    sectorial
  4. Los
    orígenes de la crisis
  5. El
    Modelo neoliberal y la política
    monetarista
  6. La
    globalización financiera: características y
    efectos
  7. Los
    efectos desastrosos no se han hecho
    esperar

A manera de
introducción

Cuando el 14 de Marzo de 2007, se supo que el
número de impagos en el sector financiero de los Estados
Unidos se elevaba a 6 millones de usuarios o contratos y un valor
de 600 mil millones, de dólares, una cohorte
académica y política defensores del neoliberalismo
y otro grupo amplio de estudiosos de esta disciplina entraron a
sospechar que algo andaba mal en ese sector.

Un mes más tarde, es decir en el mes de abril del
2007, el New Century Financial suspende pagos, el Citigroup,
reconoce pérdidas por 5 mil millones de pérdidas y
en julio, quiebran dos fondos de inversión del Banco Bear
Steam. A comienzos del mes de agosto, de ese mismo año,
los bancos de Estados Unidos endurecen los requisitos para
conceder préstamos, tras comprobar que 70 firmas
hipotecarias de ese país están en bancarrota. A
esto se sumaba la declaratoria de suspensión de pagos de
10 bancos y el inicio de investigación de la
Comisión de Valores de Estados Unidos a los estados
financieros de las firmas de Wall Street: Goldman Sachs, Merrill
Linch y Bear Steam. El 8 de agosto de 2007, las bolsas de todo el
mundo protagonizaron fuertes caídas en sus valores
cotizados, haciéndose entonces visible una crisis en los
mercados financieros globales que venía larvándose
desde hacía tiempo. El 2007 se cierra con un acuerdo entre
el FED y el BCE y los bancos centrales de Inglaterra, Suiza y
Canadá para adoptar un plan para afrontar la
liquidez.

Los acontecimientos del 2008, como ya se sabe, giraron
en torno a la declaratoria de cuantiosas pérdidas y con la
quiebra de innumerables bancos e instituciones hipotecarias,
además de las fusiones, adquisiciones y el salvamento de
otros tantos establecimientos con dinero público. Estos
hechos, agudizaron la preocupación y la angustia del
sector financiero y de otros sectores de la economía y de
los trabajadores. No hay dudas que fue otro septiembre negro del
2008 para el capitalismo.

Una rápida mirada a lo sucedido, da cuenta que el
problema radicaba en que pleno fragor del auge inmobiliario se
había generado un nuevo negocio en la emisión de
títulos «suprime», que consistía en
prestar a las familias más humildes, las que quedaban por
debajo de la puntuación «óptima» que
establecían los bancos, a cambio de un mayor
interés. A su vez, la entidad acreedora transformaba las
hipotecas en títulos que ponía a la venta en los
mercados financieros internos e internacionales, con un
rendimiento alto que compensase riesgo. Y realmente eran muy
rentables. Esta especie de pirámide financiera funcionaba
mientras los precios de la vivienda siguieran subiendo pues, en
teoría, el hipotecado siempre podría vender la
vivienda por más de lo que le costó y cancelar el
préstamo.

Los compradores aceptaron pagar sólo intereses
durante los primeros años de su hipoteca, sin tomar en
cuenta que los intereses estaban subiendo. Para colmo de males,
las hipotecas de alto riesgo no tienen interés fijo, sino
variable. Esto, como ya se sabe, se convirtió en una
pesadilla para el comprador, al tener que pagar unos intereses
cada vez más altos, por la variación de los
intereses, hasta que la cadena no resistió más.
Sólo en California, el escandaloso aumento de las
ejecuciones hipotecarias (foreclosures) fue 360 por ciento entre
mayo de 2006 y mayo de 2007. Se trata de propietarios que no
pueden seguir pagando hipotecas de alto riesgo (subprimas), que
usaron para comprar sus casas en los últimos años,
cuando los precios de las propiedades alcanzaron niveles sin
precedentes. Tan complicado y peligroso es el tema de las
ejecuciones en Estados Unidos, que organizaciones de derechos
civiles afroamericanas y latinas han venido insistiendo en una
moratoria para impedir que familias humildes pierdan sus
viviendas. No parece que tal moratoria vaya a ocurrir. El caso es
que hasta hace dos meses más de tres millones de personas
han perdido su vivienda y otros tantos sus puestos de
trabajo.

La solución dada a este problema por varios
gobiernos, recordemos, ha descansado en una serie de compras,
fusiones, cierre de bancos y, principalmente, la
intervención del sector público que con fondos
privados se pretende conjurar la crisis mediante la
inyección en Estados Unidos de Un billón de
dólares para el sector financiero y bancario, otro
billón para el sector automotriz y otro billón para
el sector de los consumidores. En otros paises, como Francia,
Italia, Alemania, Gran Bretaña, los gobiernos
también han destinado gruesas sumas de dinero para hacer
frente a la crisis.

Como quiera que estos acontecimientos encendieron las
alarmas sobre lo que ha venido ocurriendo, los defensores del
neoliberalismo, han sido los primeros en salir a decir y en
sostener que la crisis es sectorial y aleatoria, es decir, se da
por algún suceso fortuito; que la culpa es del
señor Allan Grennspan, y del señor George Busch y,
además, la han venido atribuyendon a la codicia excesiva
de unos pocos banqueros. Sin tapujos, han agregado que la
situación se arregla cambiando a estas personas y
jalándole los cabellos a los codiciosos. Fue lo que hizo
el señor presidente de los Estados Unidos con Wall Street
pero fue, también, lo que acaba de hacer pueblo
norteamericano con el propio Busch en cabez de McCain.

Otros, por el contrario, estamos convencidos que, si
bien era cierto que Grennspan y Busch tenían mucha
responsabilidad en la crisis, ésta no era casual ni
sectorial, que iba mucho más allá de señalar
la responsabilidad a unas personas o a codicia de otros, que no
era solo en el sector financiero que algo andaba mal sino, sino
que la crisis, en ese momento financiera, hundía sus
raíces en el fracaso de la política neoliberal
pero, de manera particular y en general, en la insostenibilidad
del modo de producción capitalista. A quienes
sosteníamos esa tesis, muchos, se apresuraron en tildarnos
de excesivamente dramáticos. Cómo ya se conoce, es
evidente que las cosas vienen andando mal desde hace mucho tiempo
en la economía mundial y cada día que pasa los
hechos evidencian que tenemos razón.

Sin embargo, estos acontecimientos no solo nos daban
razón y apuntalan nuestro punto de vista sino que
también nos ha obligado a la búsqueda de
explicaciones inicialmente sobre las características de la
crisis y, luego, sobre las causas y los efectos de la misma,
especialmente en nuestro país y en los sectores populares.
Celebro que hoy lo estamos haciendo aquí, es lo menos que
se puede hacer frente a algo que amenaza escandalosamente
nuestras exiguas finanzas, nuestro bienestar, el empleo, los
salarios de la mayoría, y, en últimas, nuestra
propia existencia. Eso, creo, es lo que aquí estamos
haciendo.

Tesis
central

La tesis que aquí sostengo es que ésta no
es aleatoria ni aislada, ni pasajera, ni esta circunscrita solo a
dos o tres paises desarrollados o al sector financiero, ni los
culpables de la misma, como algunos quieren señalar, son
dos o tres personas que han actuado con inapropiadas y criminales
conductas financieras, sino que la crisis es recurrente,
progresiva hunde sus raíces en el fracasado modelo
neoliberal y en la insostenibilidad del modo de producción
capitalista. En la historia del pensamiento económico, se
pueden apreciar tres corrientes básicas de análisis
en torno a la reproducción capitalista. (A. Shaikh) La
primera es la idea dominante entre la burguesía que
señala que el capitalismo es capaz de reproducirse
así mismo automáticamente; la segunda, que afirma
que el sistema capitalista es incapaz de reproducirse o de
ampliarse, por si mismo y, la tercera, que afirma que aunque el
capitalismo sea capaz de auto-expandirse, el proceso de
acumulación profundiza ahonda las contradicciones internas
en que se basa hasta que estalla la crisis. La tesis propuesta,
se fundamenta en esta última apreciación y
sostiene, que es una crisis circunscrita al enfoque al
análisis del desarrollo más restringido de la
capacidad de consumo de las masas, originada en el estado
anárquico de la producción, como consecuencia de la
brutal competencia presentada entre las grandes empresa y de la
tasa decreciente de la ganancia.

Los próximos minutos van destinados a tratar de
defender este planteamiento. Para ello he divido la ponencia en
tres partes: una primera, que trata de explicar los
orígenes y las características de la crisis; una
segunda parte, dedicada a mirar una vez el fenómeno de la
globalización; y, finalmente, analizaríamos los
efectos de la crisis sobre el país y los
sectores

La crisis no es
única, ni aleatoria ni sectorial

En un sentido amplio, el término "crisis", se
refiere a un conjunto de fallas generalizadas en las relaciones
económicas y políticas de reproducción
capitalista. (Anwar Sahikh, 1991). Es la interrupción del
proceso normal de reproducción capitalista.

Las crisis se presentan de diversas formas: en forma de
destrucción material de los elementos de la
reproducción, como consecuencia de la pérdida de
cosechas, guerras, epidemias, etc. Sin embargo, este tipo de
crisis, no se corresponde con el momento actual. La actual crisis
se corresponde con un giro o fluctuación de los negocios,
es una crisis que es capitalista por su naturaleza, que se
explica porque los consumidores no tienen capacidad de pago. Esta
es una crisis que se inicia en el campo de los activos
financieros derivados, de fondos de inversión, de
cobertura, de pensiones, que compraron hipotecas a los bancos,
confiados en la calidad de los préstamos por las
recomendaciones de las empresas calificadoras de riesgos como
Moody"s, Standard and Poors, etc. , pero que se ha extendido a
otros sectores.

Es una crisis que se da, paradójicamente, en un
momento en el que la fuerzas productivas se encuentra en un nivel
de desarrollo elevado, en medio de un uso intensivo y acelerado
de las modernas tecnologías y en el que el papel del
conocimiento científico-tecnológico se hace
más evidente en el proceso productivo. Crisis que se
enmarca en medio de un aumento considerable del capital frente al
factor trabajo aunado a un declive del movimiento sindical; en
medio de un acrecentamiento del desarrollo desigual entre las
naciones y en medio de una expansión de los agujeros
negros de la miseria. Es una crisis, en fin, que se presenta en
un momento en el que las diferentes economías del mundo
son más interdependientes a escala global y se dan nuevas
formas de relaciones entre la economía, el Estado y la
sociedad civil.

Las crisis financieras son el espejo de las crisis
económicas. No hay la una sin la otra. Hasta ahora, a
primera vista, parece ser o, al menos, no se observa la
profundización de crisis económica en ninguna parte
del mundo. Sin embargo, cuando se examina con detenimiento la
dinámica económica estadounidense se puede apreciar
que el PIB de la construcción y de otros sectores viene
decayendo hace más de dos años. En Colombia, ya
hemos escuchado la desaceleración de la economía y
el incremento del desempleo.Se esperan los resultados de este
último trimestre para observar de una mejor manera las
cosas.

De ser ésta la única y esporádica
crisis del sistema financiero internacional, uno podría
pensar que los defensores de la tesis de que el mercado es la
única fuerza capaz de resolver los desequilibrios
económicos de la sociedad, tendrían razón
pero las cosas no son así. Los economistas y estudiosos
que le siguen el paso a la historia de los fenómenos
empíricos, en general, dan cuenta de la regularidad y la
periodicidad de las crisis en el sistema capitalista. Algunos
autores señalan que solo en los Estados Unidos en el
período que va de 1810 a 1920, se presentaron 15 crisis.
Otro autor, muy familiar para todos nosotros, Paul Samuelson,
señala 7 recesiones en los años que van de 1945 a
1975, entre ellas la Gran depresión de los años
treinta que duró más de 10 años.

Desde los años setenta, es decir, tan solo en el
último cuarto del siglo pasado, el sistema financiero ha
sufrido tantas crisis y no han sido tan de poca monta.
Señalemos algunas de las crisis para demostrar esta
afirmación, no sin señalar antes que las crisis en
el capitalismo han venido siendo analizadas desde diversos
enfoques, especialmente por Carlos Marx, Rosa Luxemburgo, Lenin,
Paul Baran, Paul Sweezy, entre otros, y por teóricos
capitalistas como Malthus, Kondratieff , Keynes y Schumpeter
entre otros.

Después de la crisis de la segunda guerra mundial
y de los Acuerdos de Bretton Woods, en los que Estados Unidos se
alza como potencia única y el dólar como moneda
única universal, tan solo pasaron escasos 15 años,
cuando esta moneda sufrió uno de los primeros descalabros
como consecuencia de las guerras de Viet Nam y Afganistan.
Iniciando los setenta y como consecuencia de los cuantiosos
déficits comercial y fiscal de Estados Unidos, el Sistema
de Bretton Woods se desploma y con ello el prestigio del
dólar. Le siguió a estos hechos graves, la primera
crisis del petróleo y luego, la crisis de los cereales de
finales de los años setenta. Iniciados los años
ochenta, se observa la segunda crisis del petróleo y
luego, de inmediato, se agudiza la de los precios de las materias
primas y como consecuencia de esto, la de la deuda externa
latinoamericana.

A mediados de los ochenta recordamos la crisis
hipotecaria de Japón y seguidamente el crac de la bolsa de
valores de Estados Unidos y otros paises. Por su impacto,
todavía no olvidamos la década de los años
90 en la que varios el mundo presenció: la
continuación de la crisis de la deuda externa para
América Latina con repercusiones mundiales; la crisis del
peso mexicano en 1994 y 1995; la crisis de la divisa tailandesa;
la crisis financiera de varios paises del sudeste
asiático; la crisis rusa en 1998; luego las crisis de
Argentina, Brasil y, por supuesto Colombia para finales del siglo
pasado y comienzos del presente.

No puede pasarse por alto la crisis bancaria e
inmobiliaria de Japón en la década de los 90, la
burbuja financiera de internet y el posterior contagio al macro
sector de las telecomunicaciones y media tecnología desde
el 200 hasta el 2003 y por supuesto la crisis que nos convoca de
Estados Unidos, en principio del sector hipotecario pero
extendida hoy a todo el sector financiero y a otros sectores.
Todas estas crisis se dieron en cadena, con efectos devastadores
y profundos en la que no solo se vio afectado el sector
financiero, sino el sector real y con esto todo el conjunto de la
economía.

Los
orígenes de la crisis

Con todas estas sucesivas y recurrentes crisis, por lo
demás profundas, en las que en se ha visto afectado el
sector real de la economía y en las que los verdaderos
perdedores han sido los deudores pobres del S.F.y la
población trabajadora, puede creerse, acaso, que la causa
de las mismas puede obedecer a la irresponsabilidad de una o dos
personas, una administración o de dos o tres bancos
hipotecarios? No creo. Es indudable que la causa de estos
fenómenos obedece a otras circunstancias más de
fondo ligadas al desempleo y a la baja capacidad de pago de los
trabajadores, debido, en primera instancia, al modelo
económico imperante pero, en general, al modo o sistema
económico vigente.

Lo grave de todo esto es que no ha resultado
fácil para los gobiernos el superar estas crisis, y muy
difícil les resultará con las medidas que
precisamente han causado o han sido el origen del problema. En
nuestro país, precisamente, la solución planteada
fue, entre otras, el profundizar el modelo neoliberal a
través de diseñar una supuesta seguridad por medio
de la guerra, el autoritarismo y el terror. Los últimos
sucesos sucedidos en el país nos ofrecen explicaciones de
sobra sobre lo ocurrido. Pero, que fue lo que pasó.
Veámoslo más en detalle.

El Modelo
neoliberal y la política monetarista

El modelo neoliberal se ha alzado como una doctrina que
actúa sobre la economía nacional e internacional y
que hunde sus raíces en los principios neoclásicos
e impulsados por Estados Unidos y Gran Bretaña desde los
acuerdos de B.W. No fue sin, embargo para la década de los
años 70, que la doctrina toma un mayor impulso y
definición, alzándose como una doctrina
única e insustituible. Es un modo de pensar y actuar de
manera integral con repercusiones sobre todas las realidades
políticas, económicas, sociales y
filosóficas.

Como ya se ha repetido en varios escenarios, Pone el
acento:

1. En las libertades de actuación de los agentes
económicos individuales, personas o empresas
privadas;

2. En la defensa absoluta de la propiedad privada de los
medios de producción, las ganancias y en la defensa del
patrimonio; y,

3. Profesa como verdad absoluta el libre mercado y
propugna que la intervención del Estado en la
economía es perjudicial, de ahí su ropaje
pseudotécnico.

La teoría y la política
Monetarista
.

Milton Friedman, al lado de Friedrich Hayeck y Von
mises, son los máximos exponentes de esta corriente y han
rehabilitado la teoría cuantitativa del dinero. Los
supuestos fundamentales de esta corriente son: primero que el
mercado se ajusta de manera continua, instantánea y
automática; y, segundo que el Estado no tiene nada que
hacer en la economía para tratar de
reactivarla.

El asalto al poder de esta doctrina se inicia a
comienzos de los años setenta mediante el uso de la fuerza
y el apoyo militar. Inicialmente se presentó como un
programa económico, pero en realidad es todo un programa
político severamente represivo y autoritario que incentiva
la ganancia privada fundamentada en el poder; ha sido esto
precisamente lo que ha llevado al fascismo, para poder extraer la
máxima acumulación y centralización de
capital posible con el mínimo costo salarial y
social.

Este modelo monetarista de la Balanza de pagos o de una
economía abierta, es el modelo que más se ha
aplicado en América Latina y sostiene, entre otros
aspectos, que la inflación es el producto del
déficit fiscal o del gasto social del Estado, lo que ha
originado, según ellos, una política monetaria de
dinero abundante y fácil. Agregan, además, que las
elevadas tasas impositivas a las empresas y al patrimonio, frenan
la innovación de las empresas y la productividad del
trabajador.

La
globalización financiera: características y
efectos

El acuerdo del Hotel Plaza de New York en 1985, entre
los siete países mas desarrollados del mundo, en medio de
la más grave turbulencia económica a nivel mundial,
determinó la desregularización de los mercados
financieros. Este hecho abrió el campo a una nueva fase de
capitalismo global y de acumulación transnacional en la
que se establece una nueva relación entre el capital y la
mano de obra y cuya característica esencial radica en que
el capital no tiene reciprocidad con la mano de obra. Esta mano
de obra surgida tras estos acuerdos, es una mano de obra
flexible, subcontratada, desregulada, en la que la mujer tiene
una mayor presencia y, quizás lo más importante,
los estados abandonaron a la suerte del mercado todo lo relativo
a la cuestión laboral.

Características de esta economía
global.

Esta economía global es un nuevo sistema de
producción y de finanzas que es transnacional como
jamás lo habíamos visto. De tal manera, que surgen
circuitos globales de acumulación y de todos los paises se
han visto obligados a pasar por el rasero de los ajustes
económicos, políticos y sociales del neoliberalismo
y a integrarse a éste nuevo sistema productivo y
financiero del capitalismo global. De esta manera, hasta antes
del inicio de esta última crisis del 2007 y del 2008, los
Estados Unidos, responden a las exigencias del capital y no
pueden absorber las demandas populares, cumpliendo un rol
más policíaco que político.

Los efectos de esta globalización
financiera

Los efectos de esta desregularización financiera
a escala mundial, tuvo los siguientes efectos:

  • 1. La desconexión de las finanzas de la
    economía real, lo cual crea inestabilidad e
    incertidumbre al favorecer las actividades
    especulativas;

  • 2. La financiarización del tipo de
    cambio y de las relaciones internacionales, lo que desconecta
    los mercados cambiarios de la producción y forman lo
    que se denomina una "economía internacional de
    especulación";

  • 3. El surgimiento de nuevos riesgos en los
    créditos y en los mecanismos de pagos en la medida en
    que las instituciones financieras comprometidas en el proceso
    de globalización corren el riesgo de la volatilidad
    cambiaria o en el de las tasas de interés, sin
    mencionar el riesgo por cualquier variación en el
    empleo o en la demanda de los consumidores;

Por otra parte, esta economía global es un
proceso que tiene múltiples dimensiones y también
diferentes actores pero, la dinámica del proceso
está determinada por el carácter desigual de los
actores participantes. Predomina el poder de los gobiernos de los
paises desarrollados, las instituciones de carácter
multilateral y supranacional y las empresas transnacionales y, en
gran medida, las organizaciones de la sociedad civil.

El fracaso Neoliberal

Con la recesión desencadenada por el crac de 1987
y luego las medidas anti cíclicas de 1990, la bancarrota
de los valores hipotecarios entre 1983 y 1987, la quiebra de
grandes bancos y aseguradoras de Estados Unidos y de otros
paises, la ilusión neoliberal comenzó a naufragar.
El desempleo, alcanzó índices elevados y la pugna
por los mercados nacionales se agudizo creando hondos conflictos
económicos y financieros entre Estados Unidos, Europa y
Japón.

¿Qué es lo que realmente
ha sucedido
?

Es innegable que ha surgido una clase capitalista
global, dueña del capital transnacional que ha accedido al
poder y ha implantado una serie de mecanismos que han
posibilitado:

  • 1. Una interdependencia transnacional de los
    capitales;

  • 2. Una gigantesca corriente de flujos de
    capitales a nivel mundial fuera de control;

  • 3. Una expansión, también sin
    control alguno de las empresas transnacionales, operando
    sobre cinco sectores básicos de la economía:
    alimentos y materias primas; finanzas, alta
    tecnología; armamentos y sectores claves
    energéticos.

  • 4. Una posesión transnacional de
    capitales financieros, de accione e inversiones mutua, con
    alianzas estratégicas y cadenas de contratación
    y, lógicamente, un entrelazamiento transnacional de
    las juntas directivas. Nos enfrentamos, sin lugar a dudas a
    un poder transnacional que no desestima ningún
    procedimiento por brutal y criminal que este sea para afincar
    y mantener su poder a escala mundial;

  • 5. Este capital transnacional impone su
    voluntad sobre la voluntad de los pueblos para adelantar
    ajustes macros para el proceso de acumulación, para
    propiciar las infraestructura necesaria para el
    desenvolvimiento del capital y, sin lugar a equívos,
    para ejercer un férreo control social y
    laboral.

Los efectos
desastrosos no se han hecho esperar

Durante muchos años el FMI y los que defiendes
sus políticas han afirmado que la más exigua forma
de control del capital vendría a desestabilizar el sistema
financiero mundial. Las evidencian empíricas han
demostrado todo lo contrario. Las dos últimas
décadas han estado marcadas por una creciente frecuencia
de crisis bancarias y monetarias, muchas de las cuales,
desembocaron en crisis internacionales. Cerca de tres cuartas
partes de los 184 paises afiliados al FMI, incluyendo a varios
paises industrializados, han sufrido o registraron una o
más arremetidas de crisis bancarias durante el
período comprendido entre 1990 y 2000, incluso antes de la
crisis asiática de 1990, como ya lo hemos visto. Y
tenía que suceder así ya que lo montado alrededor
de los tipos de cambio libre, ha dado ocasión para
sorpresivas e inesperadas fluctuaciones de las monedas,
incertidumbre, especulación incremento en los precios y en
el costo de vida, inflación, desequilibrios
económicos en aumento y, en fin, permanente inestabilidad
económica para la que se precisa un férreo control
militar, judicial y social, sobre la comunidad.

Qué tenemos hoy y cuáles son sus
repercusiones en la economía nacional?

Con mayor preocupación, se presencia una
caída del precio del dólar bastante acentuada y una
crisis hipotecaria, originada en Estados Unidos pero extendida
hoy a varios paises Europeos y a muchos otros paises en
desarrollo del mundo. A esta crisis se ha sumado la volatilidad
del precio del petróleo, con repercusiones graves a todas
las economías. Los efectos de esta crisis han afectado no
solo el mapa financiero y económico mundial, sino que la
onda expansiva ha llegado a muchos paises, incluido Colombia, a
muchos bancos del mundo y varios sectores
económicos.

Tras el incuestionable progreso industrial observado
entre 1953 y 1973, las sucesivas crisis presentadas demuestran el
carácter estructural de las mismas y la necesidad de una
mayor transparencia y control no solo sobre el sector financiero,
sino todos los actores centrales de la economía. No puede
ser que la especulación y la codicia de unos pocos acaben
con el bienestar de muchos;

La volatilidad del precio del petróleo y el resto
de los precios de las materias primas comienza a enviar
señales preocupantes a los paises exportadores de estos
productos básicos, cuando aún no se ha abierto una
corriente de alguna magnitud en otras exportaciones;

Es indudable el impacto del mega fraude inmobiliario en
los otros sectores de la economía y vemos como la
desconfianza entre los bancos sigue en aumento y las bolsas de
valores de todo el mundo continúan en un peligroso
vaivén sin que nadie se atreva a plantear solución
alguna. No es equivoco señalar que lo visto en perspectiva
es otro de los muchos detonantes que lleva décadas
incubándose desde que Richard Nixon, ante el insoportable
costo de la agresión a Vietnam, desligó el
dólar del patrón oro y abrió la llave a la
inundación del planeta por un dólar chatarra que ha
terminado por ahogar su economía.

A ambos lados del Atlántico, quienes exaltaban el
libre mercado y el debilitamiento del Estado como fórmula
única de prosperidad, de un día para otro,
justifican hoy con golpes de pecho su intervención sin
precedente contra el desastre ocasionado por aquel, y, sin que
nadie les crea, argumentan la necesidad de la regulación y
la transparencia. En Alemania el ministro de economía
anuncia el fin de Estados Unidos como potencia financiera y la
prensa inglesa no ahorra palabras para vaticinar la
desintegración del andamiaje financiero mundial del
momento. En Rusia, por su parte se reclama el cambio del
dólar como moneda mundial.

Los directivos del Banco Mundial y el Fondo Monetario
Internacional, cuyas recetas cimentaron la crisis, anuncian un
largo periodo de estancamiento económico y alza
inflacionaria, "especialmente en los países pobres". Un
manto oscuro de esquizofrenia invade hoy los centros de poder del
llamdo "primer mundo". Lo que se esconde en el fondo es
perplejidad y pánico ante un desbarajuste de consecuencias
y proporciones mayúsculas y no tienen ni idea de
cómo remediarlo. No es para menos aunque no ha sido por
falta de advertencias. Economistas marxistas y no marxistas y
estadistas revolucionarios como Fidel Castro han pronosticado
hace tiempo esta hecatombe pero algunos estudiosos dentro del
establishment también dispararon las alarmas.
Habría bastado que los señores amos del capital
financiero reflexionaran sobre las adevertencias del premio Nobel
Joseph Stiglitz o de Paul Krugman en The New York
Times.

En Estados Unidos como en México, por ejemplo,
los subsidios a la vivienda se han disminuido considerablemente,
se ha presentado un endurecimiento del crédito, millones
de personas han perdido sus empleos, sus viviendas y otras tantas
han visto desplomar el precio de las mismas. Las
compañías de tarjetas de crédito han perdido
hasta la fecha 55 millones de dólares y los salarios han
caído un poco más del 8 por ciento. Es indudable
que tanto en estados Unidos como en México, el problema
central está en cómo defender el empleo.

Hasta el momento, es posible pensar que América
Latina ha resistido, de un modo u otro, la crisis, sin embargo,
se nota con bastante claridad algunas señales que los
efectos de la crisis pronto llegarán con inusitada fuerza
contra los sectores sociales y los trabajadores.

Desde el primer semestre de este año, Colombia se
ha visto enfrentada a una inflación elevada que ha
socavado los salarios y los ingresos de los más pobres y
hace poco más de una semana, el ministro de hacienda,
reconocía una desaceleración de la economía
y una disminución en la tasa de crecimiento
económico, al tiempo que se presentaba un incremento
considerable del desempleo. Este año hemos visto numerosas
protestas y huelgas laborales en el país, la de la
Drumond, la de la rama judicial y los maestros.

Hace poco menos de una semana, el pasado domingo 2 de de
noviembre. la Minga indígena y social que debatió
en la Finca La María del municipio de Piendamó,
Departamento del Cauca, planteaban al presidente de Colombia,
varios puntos, que sin duda alguna sirven de marco y referente
especial para buscarle explicación a la
preocupación que nos convoca hoy. Planteaba Elides Pechene
y Aida Quicue, dos voceros de la Minga, entre varios más,
los siguientes puntos: la defensa de la libertad, la defensa de
la tierra, una posición contundente y muy clara contra el
modelo neoliberal, el TLC, las empresas multinacionales y el tipo
de desarrollo económico y social adelantado por la
administración actual. También se pronunciaron para
completar el cuadro contra las fumigaciones, los desplazamientos,
las expropiaciones y contra la violación de los derechos
humanos.

No creo que haya un mejor marco de análisis tan
propicio y tan oportuno para los propósitos de este panel
al que hoy hemos sido convocados, y para finalizar esta
intervención como este planteamiento que la MINGA
indígena y social ha planteado al presidente de Colombia.
Sumémosle a este acontecimiento los reclamos por la triste
y lamentable situación en que se encuentran de de los
corteros de caña de las poderosas productoras de
azúcar en el Valle del Cauca y el marco referencial
termina por completarse. Felicitaciones y nuestra voz de respaldo
desde este escenario a la Minga indígena nacional y social
y, a los corteros de caña y, desde luego, a quienes han
convocado a este panel sobre una problemática que ha sido,
sospechosamente soslayada por la clase dirigente del
país.

 

 

Autor:

Leonardo Gutiérrez
Berdejo.

Economista. Docente. Miembro del Taller de
Escritores Gabriel García Marquez.

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