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La crucifixión de Jesús y muerte de Jesús



Partes: 1, 2

  1. El suicidio de
    Judas
  2. La burla de los
    gentiles
  3. Las señales
    de la muerte de Jesús

Mateo 27: 35-54. Marcos 15: 24-37. Lucas 23: 33- 46.
Juan 19: 18-30.

La sentencia dada por Pilato, como una
ratificación de la decisión tomada por el
Sanedrín, fue la pena de muerte, a ser sufrida por medio
de la crucifixión. Antes de ser crucificado, el reo era
flagelado, con lo cual el cuerpo y su carne quedaran hecho
trizas. Era un proceso de ablandamiento, de preparar ala
condenado como una antesala de lo que iba a sufrir.

Todo crucificado era despojado de sus vestiduras,
quedando completamente desnudo. Los Evangelios dicen que los
soldados se repartieron la ropa de Jesús, por medio del
los dados, ya que la túnica era de una sola costura. Ropa
sencilla y humilde de un campesino. Al ser despojado de su
vestidura, los órganos genitales quedaban a la vista de
todos los curiosos, que como moscas se acercaban a ver a los
condenados. En los cuadros que representan la
crucifixión,, se puede ver a Jesús con una especie
de pantaloncillos, algo así como un taparrabo, como el se
muestra en las películas y las fotos de Gandhi, semejante
a los pañales de los niños.

Con exactitud no se puede decir como fue Jesús
crucificado, ya que la tortura se realizaba según fuera la
mentalidad del oficial que dirigía la ejecución. El
oficial de más ingenio, se aseguraba mayor tormento en su
operativo. Un sádico multiplicaría los tomentos y
alargaría la agonía.

Las cruces tenían por lo general un
travesaño en el palo horizontal, que era llamado
patibulum, el tramo transversal se denominaba antenna en el cual
descansaba en parte el peso del cuerpo; quedando el condenado
como si estuviera sentado, en la posición de caballo. El
reo era fijado en la cruz, por medio de unos clavos, (que los
latinos denominaban clavi trabales), que atravesaban sus manos
por las palmas o por las muñecas. Sus manos también
podían ser sostenidas por cuerdas o correas, para evitar
que el cuerpo se desprendiera, o se desgarraran los miembros que
eran atravesados por los clavos, debido al peso que
sostenía; pero no siempre se usaban clavos.

El cuerpo no se disponía en posición
vertical, como se nos pinta al Crucificado, sino que al tener las
nalgas apoyadas en un trozo de madera, (llamado cornu o sedile),
sus piernas eran encogidas, es decir subidas hasta acercase a las
nalgas. En esa posición, o se procedía a clavar
cada pie del patibulum, o se clavaban juntos ambos pies, haciendo
penetrar el clavo por los calcañales. Al estar clavado de
esa manera, y en la posición en que quedaban las piernas,
el cuerpo sufría grandes calambres, provocados por la
forma inmóvil y encogida del cuerpo. Séneca expresa
que los soldados, para aumentar el placer de ver sufrir al
condenado, llevaban a clavar en el patibulum los órganos
sexuales, para aumentar el dolor.

Las personas que se han familiarizado con los
Evangelios, han llegado a creer que la muerte en la cruz se
padecía el mismo día; pero eso no es verdad, aunque
si es cierto que Jesús murió a las seis horas de
haber sido suspendido en ella. La tortura de la cruz podía
tomar varios días, dependiendo de las condiciones
físicas del condenado, pudiendo este soportar hasta una
semana en su tormento. Los dos compañeros de Jesús
en el Gólgota, no murieron por el tormento, sino que
fueron muertos por los soldados. Recuérdese que Pilato se
asombra de que Jesús muriera tan
rápidamente.

A los tormentos previos a la cruz, como se ha dicho, que
eran los azotes, se debe agregar lo dicho por Maurice Goguel:
"… el crucificado…estaba reducido a la
condición de un cadáver por la inamovilidad e
incapacidad de hacer nada…Desnudo, incapaz aun de espantar
las moscas atraídas por la sangre y la carne lacerada por
los azotes, expuesto a los insultos y las maldiciones…" A
esto se debe agregarse el sol que hería los miembros
desnudos, la sed calcinante, el hambre y el dolor que provoca el
tormento, unido al insomnio.[1]

Alfred Edersheim, cuando se refiere a la mezcla o
brebaje de vino, que puede ser vinagre mezclado con mirra, y que
Mateo denomina ajenjo, lo cuales no son mas estupefacientes, dice
lo siguiente: "Era una práctica judaica el dar a aquellos
que eran llevados a la ejecución un trago de vino fuerte
mezclado con mirra, para amortiguar el estado de conciencia. Este
acto de caridad era ejecutado- o por lo menos pagado- por una
asociación de mujeres de Jerusalén. Este trago fue
ofrecido a Jesús cuando legaron al Gólgota. Pero,
habiendo probado, y conociendo su carácter y objeto, no
quiso beberlo. Era como rehusar antes la compasión de las
<<hijas de Jerusalén>>. Ningún hombre
podía quitarle la vida; Él tenía poder para
entregarla y para volverla a tomar. Y no aquí ceder a la
debilidad ordinaria de nuestra humana naturaleza; ni sufrir y
morir como si hubiera sido una necesidad, no una entrega propia
voluntaria. Quería hacer frente a la muerte, incluso en su
forma más temible y espantosa, y vencerla
sometiéndose a ella plenamente. Una lección,
ésta, también-aunque difícil- para el
cristiano que sufre."

No se peca, si se dice que la crucifixión era el
arte más depurado de tortura y de tormento en los que en
días de Jesús se podía aplicar a una
persona. En Grecia, este castigo no se le aplicaba a
ningún ciudadano, y en Roma solo se les aplicaba a los
criminales más viles. A la condición de vil,
malhechor y ser repúgnate y antisocial, fue reducido
Jesús con este tormento.

Por Jesús morir en una cruz, el cristianismo fue
tendido como una locura, ya que no se encontraba en los anales de
la Historia, que un hombre de valor hubiera muerte en ella.
Tertuliano uso el caso del general romano Atilio Régulo,
quien murió en una cruz, siendo inocente. Su muerte fue
injusta y vejatoria.[2] Que era una muerte
aplicada a ladrones y malhechores de la peor especie, eso lo
confirma el Evangelio al decir: "Y crucificaron con el dos
ladrones…"

Marcos dice: "Y era la hora de la tres cuando lo
crucificaron." Aunque Adam Clarke, el Príncipe de los
comentaristas, y un erudito que merece todo el respeto, dice que
ésta hora equivale a poco después del medio
día, y que el tiempo que nuestro Señor pasó
en la cruz hasta su muerte fue unas tres horas, todo parece
indicar que el albacea de Wesley no estaba en lo correcto. Es
cierto que es grande el esfuerzo de críticos y
comentaristas para que esta hora tercera de los judíos,
que es nuestra nueve de la mañana, se ponga en
armonía con la hora sexta de Juan: 19: 14, que es las doce
o el medio día. No es que los escritores bíblicos
no estaban preocupados por la hora, sino por el detalle; o lo que
es pero todavía, no se puede decir que Juan estaba
equivocado y marcos en lo correcto.

Vamos a entrar en detalles, para que se tenga una idea
del uso de las horas en los Evangelios, y se pueda comprobar que
la hora que Juan usa es una hora correcta, cuando dice que la era
la hora sexta; como también lo está Marcos al decir
que la hora sexta. Ambos hablan de la misma hora del día,
como también lo esta Mateo, al mencionar la hora sexta.
Que no se olvide que los judíos contaban sus días,
o parte clara del mismo, a partir de la salida del
sol.

Entonces, ¿A qué hora sale el
sol?

No se puede precisar, pues según la
estación del año hay un cambio considerable en el
cambio de las horas. Según la estación que fuera,
el sistema de computar el tiempo era ajustado, y dividía
la parte clara del día, en mañana, medio día
y tarde; la noche se dividía en vigilias. Las tres partes
del día, se dividían en lo que nosotros llamamos
horas. Es por eso, que mientras se tenga en mente nuestro actual
sistema de dividir el día, no entenderemos el modo
judío de dividir sus días.

Recuérdese que los judíos oraban en la
mañana, al medio día y en la tarde; por
consiguiente, su primera oración era a las tres, que es
para nosotros las nueve de la mañana; la segunda es a la
hora sexta, que es nuestro medio día, y la tercera
oración era a las hora nona, que es nuestra tres de la
tarde. Esa hora corresponde a las horas en que Jesús fue
crucificado, a la hora en que las tinieblas cubrieron la tierra,
y a la del grito de dolor, agonía y muerte. Los
críticos y comentaristas están de acuerdo con estas
horas; pero lo escabroso se suscita con la hora de Juan, para lo
cual hay que entrar en detalles.

Juan, quien indiscutiblemente escribió su
Evangelio mucho tiempo después de la destrucción
del Estado Judío; y que también es probable que lo
escribiera estando en territorio griego, por lo que vamos a
decir, usó la forma greco-romana de medir el tiempo. Los
griegos y los romanos no contaban el tiempo del mismo modo que
los judíos. Tanto los griegos como los romanos contaban el
tiempo como nosotros lo hacemos hoy día, fue de ellos que
heredamos ese sistema; en cambio que los judíos contaban
sus horas claras a partir de la salida del sol y sus noches en
vigilias. Griegos y romanos iniciaban sus días a partir de
la media noche, o doce de la noche. Si Juan utilizó el
sistema romano, su hora sexta es nuestra seis de la
mañana, por lo cual no es aventurado el decir que Pilato
falló temprano, si somos capaces de comprender que el
Sanedrín llevó a Jesús tan pronto
amaneció, ante el Tribunal del Gobernador.

Si eran las seis de la mañana cuando Pilato dio
su veredicto, no es difícil entender que las burlas, los
azotes, el largo tramite o papeleo, el camino al Gólgota,
y el acto de la crucifixión se tomaría tres horas.
Juan dice que fue a la hora duodécima que Pilato
presentó a Jesús como el Rey de los judíos.
Esto lo decimos, porque Juan en nuestro lenguaje dijo que Pilato
salió con Jesús a las seis de la mañana, y
Marcos que Jesús fue crucificado a las nueves. Por lo cual
no hay ni manera correcta ni errada, sino dos formas distintas y
correctas. No hay por lo cual contradicción en el
lenguaje, y nos aventuramos a mas, había
preocupación por que se supera todos los detalles posibles
de este magno acontecimiento.

El doctor A. T. Robertson, supera todas las posibles
dificultades, cuando en su Armonía de los Evangelios,
incluye una serie de notas sobre puntos de interés. Cuando
en Juan: 1: 39, dice en relación a los dos
discípulos de Juan el Bautista, que esto les preguntaron a
Jesús, que donde el moraba, el texto dice: "era como la
hora de las diez", esto seria como las diez de la mañana.
En el capitulo 4 versículos 6 del mismo Evangelio, se nota
mejor lo que se quiere ilustrar: "Pues Jesús, cansado del
camino, así se sentó a la fuente. Era como la hora
sexta." Se ajusta más a la costumbre, el que sean las seis
de la tarde, pues se iba a buscar agua por la mañana o por
la tarde, pero nunca al medio día.

En Juan: 4: 52 encontramos que dice, refiriéndose
a un milagro de curación efectuado por Jesús sobre
la persona del hijo de un funcionario del rey Herodes:
"Preguntó a que hora comenzó a estar mejor, y
dijerónle: ayer a las sietes le dejó la fiebre."
Esto se entendería mejor si fuera a las siete de la noche
del día anterior. Todo parece indicar que Juan usó
el modo romano de computar el tiempo, que era a partir de la
media noche como se ha dicho. Dejando como superado el
inconveniente del tiempo, ya se puede decir que eran las nueve de
la mañana, minutos más o menos, cuando Jesús
fue crucificado en medio de dos ladrones.

Los Evangelios dicen que en la cruz donde Jesús
estaba crucificado tenia un rotulo en tres idiomas. La
inscripción daba el nombre del acusado, lo que de
él se diecia. La inscripción puede leerse de la
siguiente manera: "Éste es Jesús Nazareno, el Rey
de los Judíos." Como la arqueología atestigua que
el nombre y los cargos eran escritos, en el caso de Jesús,
la acusación era infundada, Jesús nunca se
proclamó rey de los judíos, simplemente fue escrito
por Pilato para fastidiar a los Príncipes de
Israel.

Juan, que fue testigo ocular de los hechos, dice que el
rotulo que pendía sobre la cabeza de Jesús estaba
en tres idiomas, esto es las lenguas mas comunes de las personas
que se encontraban en la capital, Jerusalem, para ese tiempo.
Estos idiomas eran: hebreo, que bien pudo ser siro-caldeo, que
era la lengua natural de los moradores; griego, la lengua
internacional de época; y latín, la lengua de las
autoridades, y del juez que dictó la sentencia. Es muy
probable que todo el que viera al crucificado, si sabia leer,
podía leer el rotulo que contenía el nombre, la
nacionalidad y los cargos.

Es pendiente de la cruz, que Jesús dice las
famosas Siete Palabras. Comenzando por implorar el perdón
de los que le condenaban sin saber lo que estaban haciendo, se
olvida de sus propios sufrimientos, para interceder ante el Padre
por sus verdugos. La segunda palabra va dirigía a uno que
comparte con Él el tormento, y que ha aceptado el
perdón ofrecido. Jesús le da garantía de que
estará con Él en el Paraíso. La
tradición nos dice que se llamaba Dima, el afortunado buen
ladrón. La tercera palabra esta dirigida a su madre, y al
discípulo que amaba. El Maestro se preocupa por su madre,
la cual ve en medio de un mundo hostil, por eso la encarga a un
ser amado.

Es en medio de las tinieblas, cuando un velo cubre el
rostro del Padre, que el Hijo, recurriendo a su lengua materna
dice con dolor: "Eloi, Eloi, ¿lama sabacthani?" Se
sentía en ese momento privado de la presencia del Padre.
El lazo de unión que le tenia atado al Cielo se
había rostro. Su dependencia del Padre no la estaba
sintiendo, por eso su grito de angustia, su clamor lacerante, su
impotencia. Pero los que estaban más próximos no
entendían lo que Él decía.

Cuando Jesús exclama: "Sed tengo." En su deseo de
cumplir la voluntad del Padre, Jesús había rehusado
beber el brebaje que le ofrecieron como anestésico que
consistía en hiel y mirra, por eso tiene sed, la sed que
produce el calor del sol y por la perdida de sangre. Desea un
poco de liquido que refresque su garganta, por eso uno de los
presente le ofrece vinagre. Ese vinagre era una especie de
refresco que usaban los soldados. Jesús tomo del vinagre,
y al tomarlo dio un gran grito, dice Lucas.

Cuando Jesús exclama: "Padre, en tus manos
encomiendo mi espíritu," esta diciendo que ya no quedaba
nada por hacer. Había hecho la obra para lo cual
había venido a la tierra. Estaba poniendo su
espíritu en las manos del Padre, para que éste lo
guardara. Es por eso que al expirar con el: "Consumado es,"
tenía la entera satisfacción de haber hecho su
tarea. Todo lo que se pedía por el pecado y el rescate del
hombre ya estaba concluido, su trabajo estaba
Consumado.

¿Qué día de la semana murió
Jesús? ¿Cuál es el año de su
muerte?

De entrada no se puede avanzar ninguna fecha como
verdadera, ya que las que se dan, que son varias, tienen
argumentos sólidos en su pro o en su contra. Todos los
datos aportados para sostener esos argumentos, merecen el respeto
que se le pueda tener a un dato. Lo que siempre se ha dicho es
que Jesús tenia unos treinta y tres años cuando fue
crucificado, por lo cual si lo entendemos así, ya que es
común decir que la era cristiana se inicia con el
año del nacimiento de Jesús, por lógica,
Jesús fue crucificado en el año treinta y tres de
nuestra era. Aunque resulte paradójico, es la
opinión más socorrida que Jesús fue
crucificado en el año 31, ya que su nacimiento se
operó unos dos o tres años antes de la era
cristiana.

No es prudente entrar en detalles sobre la obra tan
mencionada y poco conocida de del monje Dionisio el Exiguo o el
Pequeño, porque un enano, el cual es el padre de nuestro
sistema de contar los años a partir del nacimiento de
Jesús. Fijar la fecha del año 33 después de
nuestra era, es hacer que la Pascua caiga el 3 de abril, lo cual
no concuerda con los datos históricos, pues al aplicar las
profecías de Daniel, con respecto a la
reedificación de Jerusalem y el año del ungimiento
del Mesías Príncipe. El año del Decreto de
Artejerjes, fue en el año 457 antes de Cristo, por lo cual
nos lleva al año 27 de nuestra Era. Por desatinada se
desestima el año 33 por los cronistas.

Como la vida y ministerio de Jesús estaba sujeta
a un plan, ya que no fue más que el desenvolvimiento de
los pliegos proféticos, es por eso que se concluye que el
año 33 no es correcto. Las profecías de Daniel
capitulo 7 no señala a ese año. También se
descarta la posibilidad de que Jesús muriera un año
posterior a esa fecha, la del 33, porque seria alejarse
más de años indicado por la profecía. Venido
el cumplimiento del tiempo en el reloj del Cielo, la
profecía se había de cumplir con precisión
milimétrica, y así fue.

La fecha mas aceptada, es la del año 31; pero se
debe reconocer que un es un argumento irrefutable, es el
siguiente: la Pascua Judía del año 31 cayó
el miércoles 35 de abril, y no el viernes 27, que fue el
viernes posterior, o el viernes 20 que fue el viernes anterior.
Esto es los días 16 y 23 de Nisán, ya que la Pascua
debe ser el 14 de ese mes. Esto trae un problema, que se ha
venido arrastrando desde los orígenes del Cristianismo, y
tenido como un punto neurálgico, al extremo de que es
punto de estudio en las universidades y seminarios de hoy
día.

Por lo antes dicho, se llega a las siguientes
objeciones:

Primero: Que Jesús no tomó la cena de la
Pascua con sus discípulos el día que estaba
establecido por la Ley; Segundo: que no murió en el
año 31.

Quien esto escribe, cuando trabó conocimiento de
éstas objeciones, era estudiante universitario, y en la
biblioteca de la mismo tuvo conocimiento de las obras del
francés Ernesto Renán, el conocía a
través de las referencias que José Enrique
Rodó. Ese tiempo mi fe, no en la Biblia, sino en la
Teología Adventista se derrumbó; el cielo se mi
vino al suelo, y debajo estaba yo. Sufrí una crisis
espiritual y por ende existencial, penetro en mi alma, al extremo
de sentirme perdido. Sin mas compañía que la
traducción en romance castellano de una Biblia de tapas
negra, que desde niño me hacia compañía, me
encontraba en el mundo. Como antídoto a mis males,
profundice en los escritos del erudito francés, y poco a
poco fu comprendiendo que era un hombre frustrado, que se
negó a creer lo que escribía, y que nunca en
publico, se atrevió a exponer sus ideas. Renán
escribía lo que no creía, y no hablaba de lo que
escribía.

Pero los años que han seguido a esa caída
no fueron en vano. Oración, estudio y reflexión,
adjunto al choque de mis ideas con los demás, me ha hecho
poner en pie, y dar testimonio sobre la Palabra de de Dios,
creador y sustentador nuestro. Pero no está en mi
ánimo contar las angustias y penas que viví, por no
poder entender y explicarme un hecho histórico. Desde
entonces, cuando un acontecimiento narrado en las Escrituras, no
concuerda con un hecho de la Historia de la Humanidad, no
cuestiono la Palabra de Dios, sino que busco la forma de
conciliar los escritos de los hombres, para que estos no pequen
de petulante ante su Creador.

Fue temprano en la Historia de la Iglesia, que grupos
heréticos penetraron en la misma, y emperezaron a
tergiversar los asuntos Divinos. Cada año, son mas los
hombres eruditos, nuestros sabios, que dentro de la Iglesia, se
apartan de la verdad; aunque de tiempo en tiempo se levantan
modernos Juan Bautista, que invitan a hacer las cosas como Dios
manda. También es verdad que estos son cada vez menos, y
el ruido que hay en el mundo no permite que su voz se oída
por muchos, si a esto se le agrega la contaminación
ambiental, la ceguera espiritual, y los deseos de la carne, esas
pequeñas antorchas casi no brillan, pero la luz de la
verdad es tanta, que el humo del infierno no la puede
apagar.

Fue cuando la ola antinomoníaca penetró a
la Iglesia Cristiana que se desarrolló la creencia de que
Jesús no tomó la Pascua el día fijado por la
Ley, debido a que de haber hecho, estaba contemporizando con ella
y el judaísmo, y estando de acuerdo con Moisés.
Éste movimiento antinomoníaco alegaba que
Jesús había clavado la Ley en la cruz, cuando fue
sacrificado en el Gólgota, por lo cual los cristianos no
tenían que observar dicha Fiesta de Pascua. Los Evangelios
sinópticos dan pruebas más que abundantes para
mostrar que Jesús comió la Pascua, aunque no falta
quienes digan que, que fue crucificado un MIERCOLES, no el
viernes, lo cual marca una contradicción con los
Evangelios, o un desconocimiento de los mismos. Quienes sostienen
que Jesús fue crucificado un miércoles y no un
viernes, lógicamente establecen que Jesús
resucitó un sábado, en vez del domingo, como dicen
los que conocieron a Jesús, y que fueron testigos de las
cosas que vieron.

A principio de 1983, un lector, de una revista
denominación al, preguntó al editor, sobre una
publicación que había recibido, en la cual se daba
cuenta de que la crucifixión ocurrió un
miércoles. La persona encartada de contestar, un
teólogo y erudito muy capaz y comedido, acuso a los
autores de la publicación en cuestión de un "grupo
vocinglero". En principio creí que esa era una
acusación muy áspera, pero al tener el denominado
folleto y hacer su análisis, comprendido que lo de
vocinglero fue poco, que el teólogo fue comedido y
conservador.

El autor del mencionado folleto interpreta a Daniel 9:
27, donde dice: "…y a la mitad de la semana hará
cesar el sacrificio y la ofrenda", como: "En cierto sentido, esta
es una profecía dual. Cristo murió a la mitad de la
semana profética de siete años, después de
tres años y medio de ministerio; y también
murió a la mitad de la semana-¡el miércoles!"
Aunque se sabe, o se debiera saber que las profecías son
precisas, pero no que lo fueran tanto, al extremo de hacer a un
lado las declaraciones evangélicas. El autor del folleto,
usa un argumento, que quisiéramos ponerlo en su contra:
"Pero la Biblia no es interpretada…por ningún
comentario de hechura humana."

Dejando establecido como un hecho, que Jesús
murió un viernes, vamos cual fue el año en que
ocurrió este magno acontecimiento. Para esto nos vamos a
servir del Evangelio de Lucas, el cual nos dice cuando
inició Jesús su ministerio. En el capitulo tres,
Lucas da una serie de hechos que son sorprendentemente
reveladores. Es por eso que veremos los siguientes
aspectos:

Primero: Lo primero a considerar es que Lucas dice que
Juan empezó a predicar en el año 15 del reinado de
Tiberio César. Por lo cual cabe la pregunta,
¿Cuándo empezó el reinado de Tiberio. La
respuesta no es tan fácil como parece a simple vista. Una
respuesta simple seria que Tiberio empezó su reinado a la
muerte de Augusto, el cual murió el 29 de agosto del
año 767 de la fundación de Roma, que es nuestro
año 29 después de Cristo. Si se recurre a
Tácito en sus Anales, y a Suetornio en su Roma Escandalosa
de los Doce Cesares, ambos nos dicen que antes de morir Augusto,
Tiberio fue regente, por lo cual tuvieron un reinado conjunto de
dos años. Es así que Tiberio inicio su reinado en
el año 12, por lo cual el inicio del Ministerio de Juan el
Bautista se inicia en el año 27 de nuestra era
común, por el mes de agosto, en el verano.

Si Jesús fue bautizado el mismo año en que
Juan inició su Ministerio, en el caso de que el Ministerio
de Jesús durara unos tres años y medio, la muerte
de Jesús ocurrió en el año 31. Lo que no
sabemos es que fecha utilizó Lucas para fechar lo que
él está narrando. Es por eso que debemos recurrir a
otras informaciones.

Segundo: La edad de Jesús, según Lucas nos
dice: "Jesús comenzaba a ser como de treinta años."
Aquí tenemos que acotar, primero: Juan era unos seis meses
mayor que Jesús, y era una practica de que los rabinos se
iniciaran a los treinta años, aunque Jesús no
estaba sujeto, ni a los treinta años requeridos para el
inicio del sacerdocio levítica, ni sujeto a las leyes
rabínicas. Por eso Jesús no tenía que
esperar los treinta años de edad para ser bautizado. Si
Jesús tenia treinta años en el año quince de
Tiberio, esto nos indicaría que Jesús nació
por el año 751 de la fundación de Roma. A esto se
debe agregar la mención del Censo de Augusto, el cual debe
coincidir con el año del nacimiento de
Jesús.

Augusto César había impuesto un censo de
población en todos sus dominios que debía
realizarse cada catorce años. Como hubo un censo en el
año 726, el censo siguiente correspondía al
año 740; pero este censo no se realizó esa
año, sino que se postergó hasta el 746, y existe la
posibilidad de que tardar años en llegar a Palestina. No
vallamos a pensar que existiera un equipo preparado que iba a
salir por tan dilatado Imperio, y en cuestiones de días,
levantar un censo de población y bienes en cuestión
de meses o talvez años.

Tercero: Se acostumbra a usar la fecha de la muerte de
Herodes, pero Jesús no pudo haber nacido después de
la muerte de Herodes, sino en los días, o años
anteriores a su muerte. Para Josefo, en Antigüedades
Judías XV111. 8. 1. Dice que Herodes murió en el
año 37 de haber sido nombrado rey por los romanos. Josefo
menciona un eclipse de luna entre el 12 y 13 de marzo del
año 750, pero que también hubo eclipse el 17 de
julio del 752, y otro el 24 de enero del 753, lo que no hubo fue
un eclipse de luna en el año 751, por lo menos visible
para Palestina.

Hasta ahora no podemos determinar el año de la
muerte de Herodes, y si ha esto agregamos que el monje Dionisio
fechó el nacimiento de Jesús en el año 754.
Los modernos han llegado a determinar su nacimiento en el
año 749. Por lo cual ya tenemos fechas suficientes para
saber que no podemos determinar cual, de entre tantas fechas y
hechos, como es la muerte de Herodes o el eclipse de que hubo el
día de su muerte, para poder fechar con exactitud, para
determinar cual es la fecha del nacimiento de
Jesús.

Cuarto: La fecha de la construcción del Templo.
En el Evangelio de Juan: 2: 20, los judíos les dicen a
Jesús que la construcción del Templo había
durado cuarenta y seis años. En el libro XV11. 8. 1.
Josefo dice que Herodes el Grande empezó en el año
décimo octavo; pero el mismo Josefo en su Guerra de los
Judíos libro 1.21.1, dice que fue en el décimo
quinto de su reinado que inicio la construcción del
Templo. El mismo Josefo hace iniciar el reinado de Herodes, sea
tanto desde que quiso asesinar a Antígono, como del
año en que fue exaltado por los romanos.

Si se inicia a contar del año quince y le agregan
los cuarenta y seis años que se dicen en Juan, esto nos
llevaría del año 714 hasta el año 775. El
año 775 de la fundación de Roma nos llevaría
a la primera Pascua del Ministerio de Jesús, en la cual
Él tenía unos treinta años. Si al año
775 le restamos los treinta años de Jesús da como
resultado el año 745, lo cual dice que no es correcto,
pues excede en unos cuatro años la edad que Jesús
tenia. Con esto también sabemos que la construcción
del Templo, no es tan fácil determinar el año en
que Cristo padeció en el Calvario. Por lo cual, como no es
fácil saber lo que nos dice Josefo, hay que declarar una
fecha exacta, ya que Dionisio la fija en el 754 y los modernos en
el 749 de Roma, como ya se ha apuntado.

Quinto: EL tiempo que duró el Ministerio de
Jesús. En los círculos teológicos se tiene
como una verdad que no necesita demostración, como un
axioma, que el Ministerio de Jesús duró tres
años y medio. Para que esa verdad sea irrefutable, es
necesario que durante su Ministerio, Jesús hubiera
celebrado unas cuatro Pascua; y eso es difícil de que
sucediera. Por lo que Robertson nos aporta en sus ensayos, vamos
a ver las Fiestas que se mencionan en los Evangelios:

Los que hacen un ministerio de tres años y
medios, ven en Juan: 5: 1, donde se dice: "Una fiesta de los
judíos…" como si fuera una Pascua. Es común
determinar esta Fiesta como una Pascua, pero es difícil
que sea la Magna Fiesta del pueblo de Israel. Aun los que dicen
que no es una Pascual, están divididos, pues no han podido
conciliar, el hecho de que un antiguo manuscrito hace referencia
a que la Fiesta de los Tabernáculos, y otros se refiere a
los Panes Azimos.

Para Crisóstomo, Cirilo, Erasmo y Calvino, ven en
ella una Pascua. Kepler propuso que fuera la fiesta de la
Dedicación; sin que falta quien vea en ella
Pentecostés; en cambio Meyer ve en ella la Fiesta de
Purín. Solo debemos decir que cada vez que era una Pascua,
Juan la llama por este nombre, y el que ésta no se designe
con ese nombre, se presta a que uno se incline por lo contrario.
Vemos que por esta vía no es tan fácil determinar
una forma de fechar, de calcular el tiempo.

Nos gustaría creer que esta Fiesta de Juan: 5: 1,
es una Pascua, pero no porque muchas autoridades concuerden con
ésta, no tiene que ser cierto. Un autor tan reservado como
A. T. Robertson, se resiste a admitirla como tal. El mismo
Robertson dice que Jesús en su Ministerio duro unos dos
años mas o menos, pero nunca tres años. No es
porque no se pueda determinar que tipo de Fiesta, es ésta
de Juan, tiene que ser una Pascua. El mismo Juan en los
capítulos 2: 13, en el 6: 4 y 12: 1.

Si el Ministerio de Jesús no duró tres
años y medio, como se presume, entonces encontramos que no
podemos precisar el año de su muerte. A lo antes apuntado
hay que agregar que según las profecías de Daniel,
el Mesías iba a durar en su Ministerio tres años y
medios, al final de los cuales se le iba a quitar la vida, lo que
es el argumento mas poderoso, para hacer fina entre los que
argumentan sobre este tiempo de Ministerio. Tradiciones antiguas,
como los escritos de Eusebio de Cesarea, el cual dice: "Se
registra en la Historia que todo el tiempo que nuestro Salvador
estuvo enseñando y haciendo milagros fue tres años
y medios, que es la mitad de una semana. Esto lo representa Juan
el Evangelista a los que sepan prestar a su Evangelio la
atención critica que merece."

Aurelio Casiodoro Senador, Cónsul romano, en el
año 514 de nuestra Era, dijo que Jesús murió
en el año V.C. 584, que es nuestro año 31, y
agrega:"Nuestro Señor Jesús padeció, en la
octava de la calenda de abril…" esto es el 25 de abril.
Para que se tenga una idea de lo que son las calendas, se
transcribe de Wikipedia lo siguiente: "Las Calendas eran el
primer día de cada mes. Los días anteriores al
día 1 hacían referencia a las Calendas de ese mes.
Por lo tanto, en un año normal de 365 días: el 1 de
marzo, era las Calendas de Marzo; el 28 de febrero era el
día anterior a las Calendas de Marzo; el 27 de febrero era
el 2º día antes de Calendas de Marzo (se contaba el
día de partida y el de llegada en la cuenta); el 26 de
febrero era el 3º día antes de las Calendas de Marzo;
el 25 de febrero era el 4º día antes de las Calendas
de Marzo; el 24 de febrero era el 5º día antes de las
Calendas de Marzo; el 23 de febrero era el 6º día
antes de las Calendas de Marzo. En los años bisiestos se
agregaba un día después del 23, que era el
bis-sexto antes de las Calendas de Marzo. Como nosotros ya no
contamos las Calendas, nos resulta más cómodo
considerar que el día agregado es en realidad el
último del mes."

Cuando en el párrafo anterior se dice que Aurelio
Casiodoro dijo que Nuestro Señor padeció en la
octava de la calenda de abril, se esta diciendo que abril
iniciaba en lo que en nuestro moderno calendario es el 17 de
abril. Es por eso que a los ocho días de abril, en el 25.
Aurelio esta escribiendo en los días del calendario
Juliano, hoy estamos bajo el calendario Gregoriano. En el
Concilio de Cesarea, que se celebro el año 196 o en el
198, se dijo que Jesús murió en la fecha que da el
Cónsul romano.

A continuación, se extrae una lista de nombres de
autoridades, los cuales fueron extraídos de la obra del
Doctor Guillermo Hales, titulada A New Análisis of
Chronology, y fue extractado por Urías Smith, y que se
encuentran en su Comentario al Libro de Daniel. Sobre que
Jesús murió en el año 31 están de
acuerdo la Crónica de Alejandría, Máximo el
Monje, Nicéforo Constantino, Cedrono, Eusebio, Epifani,
Kepler y Bucher. Patino y Petavio concuerdan en el año,
pero como día, son la décima y la decimotercera de
las calendas de abril. Renán dice que Jesús
murió el 3 de abril del año 33.

Son muchas las teorías que en torno al
día, y al año de la muerte de Jesús se han
suscitado, y en este trabajo no se ha pretendido agotarlas todas.
Lo que sobre el respecto se ha escrito, es para mostrar que no es
tan fácil el llegar a una conclusión satisfactoria.
Una cosa es cierta, si el Eterno Dios, hubiese querido que se
preservara la fecha de la muerte de su amado Hijo, los Evangelios
claramente o hubiesen expresado, con el día de la semana,
la fecha del día, mes y año, como se registra
cuando los hijos de Israel salieron de Egipto. A nosotros nos ha
sido vedado, no porque sea un misterio, sino porque a Dios no le
pareció trascendente.

Una cosa si es cierta, y es que Jesús
murió por todos nosotros, para que con su muerte, tengamos
vida; para que con su sangre seamos lavados, y que por sus
heridas encontremos el camino de regreso al Padre. Con su vida,
la cual ofreció como sacrificio expiatorio, consumó
la ofrenda que era necesaria para rescatar a todo el
género humano. Por lo cual, es la muerte de Cristo, el don
mas precioso que el Cielo nos ha podido dar, ya que su cruz, es
la garantía de que el Padre nos ama, y al ser levantado de
entre los muertes, nos da la seguridad de que viviremos con
Él.

El suicidio de
Judas

Mateo: 27: 3-10.

Este capitulo y el siguiente deben leerse después
de la condena de Jesús ante Pilato, y antes de la
crucifixión

El nombre de judas Iscariote, a pasado al lenguaje
cristiano como un símbolo de la bajeza y de la
traición. La infamia ha sido agregada a su nombre, como el
INRI sobre la cabeza del Crucificado. Decir judas, es decir
bajeza, traición, todo lo deleznable de una
persona.

Judas, según leemos, era hijo de Simón
Iscariote, y era natural de Cariot o Keriot. Sobre el origen de
este nombre, nos parecen posibles las consideraciones de
Lightfoot, quien expresa que el nombre de Iscariote se le
empezó a aplicar después de su muerte, debido a que
"iscara" significa estrangulación, y judas murió
ahorcado. Esa es la razón por la que lleva este nombre, no
porque fuera natural de este pueble de Judea, sino por su
trágico final.

Donde quiera que aparecer su nombre en las Escrituras,
la ignominia se una a él, sea tanto con el adjetivo de
ladrón, o como el de traidor. Es probable que si Judas
hubiera muerto antes de la Pascua, su nombre lo hubiésemos
tenidos entre los héroes de la fe, y fuera una de los
nombres que ha nuestro juicio, y el de los comentaristas y
teólogos, estuviera escrito en una de las puertas de la
Nueva Jerusalén. Su nombre aparecería como el de
uno de los jueces que se sentarían en sus tronos para
juzgar a las naciones, cuando venga el Señor a juzgar a
los impíos.

No falta entre los modernos, quienes pinten a Judas como
el más instruido de todos los discípulos. El Doctor
A. Writht, llegó a considerar a Judas como el primero de
los doce. Se ha llegado también a tenerlo como a un
agitador de las masas, y el cabecilla de aquellos que quisieron
proclamar a Jesús como rey. También se le pone como
el que quería sembrar la duda entre los discípulos,
cuando el desencanto se posesionó de ellos a raíz
del discurso del Pan de Vida. También que Judas, en su
afán de grandeza, llegó a reprocharle a
Jesús, el que Jesús consintiera que se hiciera un
desperdicio, como el derramamiento del perfume de nardo; pero no
debemos olvidar que fue compañero de Jesús, y que
este Divino Maestro recibió el Don del Espíritu
Santo para predicar, sanar enfermos, y echar fuera
demonios.

Judas era uno de los que jubiloso, exclamo, que ya los
espíritus no le hacían resistencia, sino que
huían delante de él. Judas había ganado el
aprecio del grupo, y por esa razón le habían
confiado el manejo de sus pocos bienes materiales. También
estuvo presente durante el proceso publico de Jesús ante
el Gobernador Pilato, ya que el relato de Mateo nos dice que
cuando fue condenado Jesús a muerte, Judas
comprendió el error que en que había incurrido:
"Volviendo arrepentido las treinta piezas de plata a los
príncipes de los sacerdotes y a los ancianos."

El mismo Judas había preguntado cuanto le
querían dar para entregar a su Maestro, lo encontramos
luego arrepentido de su negocio turbio, y de haber servido como
instrumento de los enemigos del Reino de Dios. Es por eso que las
palabras de Judas, ante los jueces de Israel son un grafico
testimonio, creciendo en su valor, debido a que proceden de los
labios de aquel que sirvió de puente para la
traición: "Yo he pecado entregando la sangre inocente."
Este testimonio procede de un hombre que había estado con
Jesús durante todo su ministerio público, y que en
sus momentos de retiro y de intimidad, también estuvo con
Él.

Judas no proporcionó pruebas en contra de
Jesús, el señaló el lugar y la persona que
ellos querían que fuera identificada. Judas mismo se
sentía con pena, sentía lastima de su suerte, por
haber traicionado al hombre que quería transformarlo en un
hombre de bien. Por eso, al ver que aquellos a quien él le
había vendido a su Maestro mostraban desprecio por
él, con aquellas palabras de: "¿Qué se nos
da a nosotros? Vieráslo tú."

Aunque ellos tenían a Judas, por lo que le
habían pagado para obtener su ayuda, eso no lo sacaba de
juego. Ellos tenían mucho que ver en ese asunto. Ellos
tenían a Jesús en sus manos, que era lo más
importante. No necesitaban para nada del peón, que
después de todo era traidor, y de la peor especie, por lo
cual, a su entender, era mejor que Judas se retirara de la
presencia de ellos, para que no le sucediera algo peor. Si por un
acto de amor al dinero, tal vez guiado por su instinto de
conservación, el cual pudo mas que el amor que le
profesaba a su Maestro, y quería ser contado entre los
amigos de los jefes en el momento de la persecución; y por
que no, sentía dolor y rencor, por el regaño
publico durante la Cena en Betania. Lo importante, es que Judas
quiere en este momento dar un testimonio público de lo que
él ha hecho, y decir que fue incorrecto, por lo cual busca
la manera de reivindicar su conducta.

Mateo es lacónico, escueto. Nada de artificio.
Ningún detalle: "Y arrojando las piezas de plata en el
Templo, partióse, y fue y se ahorcó." Pero los
jueces que eran capaces de calumniar a un hombre para acarrearle
la muerte, y que por engaño y desprecio hacer perder a uno
de sus colaboradores, era lo suficientemente escrupulosos para
manchar sus manos con ese dinero. Por eso, tomando ese dinero,
fueron y compraron el Campo de Sangre, para que se cumpliera lo
que el profeta había dicho.

Lucas, que escribió Los Hechos de los
Apóstoles, cierra de esta manera la biografía de
aquel que pudo ser contado entre los Santos, pero que nunca dio
su corazón al Redentor y Salvador del mundo: "…y
colgándose, reventó por medio, y todas sus
entrañas se derramaron." Que trágico fin. Es la
historia de uno que pudo haber sido y no fue.

La burla de los
gentiles

Mateo: 27: 27-30. Marcos: 15: 16-19.

Cuando tratábamos sobre el Juicio de
Jesús, mencionamos una serie de anomalías que se
cometieron durante el proceso, y prometimos una ultima
violación. Según el Talmud: "…si uno es
absuelto, pude ser liberado ese día, pero si la persona es
condenada, no puede dictarse la sentencia hasta el día
siguiente." Desde esta manera de ver las cosas, de prepararse la
ejecución para ese mismo día, era una
violación al Derecho. Para las personas que quieran
argumental que en ese momento Judea era un Provincia romana, en
el Derecho Romano, según lo que declara Stalker, en Roma
existía una ley que exigía un Plazo de diez
días entre la sentencia que ordenaba la muerte, y la
ejecución de dicha sentencia. Una forma de probar que
existía algo parecido, es el hecho de que los dos
malhechores que fueron ajusticiado con Jesús, no fueron
juzgado ese mismo día, sino que estaban en espera del
cumplimiento del plazo para la ejecución de la
pena.

Partes: 1, 2

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