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La cultura Andina, su desarrollo histórico y sus obstáculos epistémicos



  1. Introducción
  2. La
    originalidad de la cultura andina
  3. El
    origen de lo inédito
  4. Dificultades epistémicas de la
    reconstrucción de la cultura andina
  5. Reflexiones finales
  6. Bibliografía

Introducción

Las culturas ancestrales de los diversos pueblos Andinos
han presentado un permanente desafío práctico y
teórico a las concepciones del supuesto desarrollo
histórico, lineal y ascendente de la humanidad, propias de
la modernidad eurocéntrica, que las habían
condenado a la inexorable superación o extinción,
como vestigio caduco de lo arcaico y supervivencia de lo
atrasado.

En esta singularidad de lo supuestamente arcaico y
atrasado en la teoría, pero que aparece
empíricamente vigente, aparece la necesidad actual de la
humanidad por diseñar nuevas formas de conocimiento y
comprensión que cuestionen, permitan des-construir y
superen los pilares hoy en crisis de la civilización
hegemónica. Es esa necesidad múltiple, integral, la
que genera condiciones materiales objetivas que permiten mirar
como vigentes y acuciantes los saberes alternativos de otras
culturas que emergieron de manera paralela, separada y distinta,
que llegaron a ser altamente desarrolladas. Aunque en ella
existían relaciones de dominación y conflicto,
éstas eran de un carácter muy diferente a las de
Europa occidental y ocupaban un lugar secundario bajo la
hegemonía de principios de regulación social que
aunaban la justicia social y ambiental como soporte de la
armonía y equilibrio del mundo y el cosmos.

En el presente escrito, en su análisis, se trata
explicar la razón concreta, material, estructural,
histórica, por la que las realidades americanas y
específicamente la cultura andina, no pueden ser
comprendidas realmente cuando se estudian e interpretan con las
ideas y métodos nacidas en y para otras realidades, ya que
en ella se generaron consecuentemente órdenes sociales y
estructuras culturales igualmente únicos e
irrepetibles.

Se explicitan además, los principales
obstáculos que dificultan la reconstrucción de las
culturas ancestrales andinas. Entre ellas se mencionan: la
subjetividad investigativa y la visión euro centrista de
la cultura andina, la "leyenda negra" de la cultura andina; la
falsa dicotomía de tener que "elegir" teóricamente
entre distintas concepciones de la cultura andina y la distancia
cronológica hacia atrás, por la cual los conceptos
actuales pierden significados y utilidad en la medida que se
investigan realidades ajenas a la actualidad.

En la presente monografía tiene como objetivo,
"Analizar la cultura ancestral andina desde la perspectiva de
su desarrollo histórico inédito y los
obstáculos epistémicos que dificultan su estudio y
reconstrucción.
Para lo cual me he propuesto dos
objetivos específicos: 1.- Analizar la originalidad de
la cultura andina
y 2.- Identificar y analizar las
dificultades epistémicas de la cultura andina que
dificultan su estudio y reconstrucción.

Es imprescindible que se estudie a la cultura andina
desde su especial particularidad y se trate a nuestros pueblos
originarios como un "otro", diferente, creador de conocimiento
legítimo y útil, en imprescindible diálogo
horizontal con el conocimiento occidental moderno. Se debe
utilizar una metodología que rompa con las dificultades
epistémicas de la cultura andina construyendo una
aproximación de conocimiento más real y
útil, aunque más compleja y difícil.

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La originalidad
de la cultura andina

"Andino" viene de "Andes", que es el nombre que recibe
el sistema montañoso de millones de años de
formación y antigüedad, que atraviesa el continente
suramericano, desde Venezuela y Colombia en el norte hasta la
Antártica en el sur. "Andes" tiene su origen en el antiguo
aymara "Qhatir Qullo Qullo": "Montaña que se ilumina" (por
la salida y puesta del sol); y que los españoles redujeron
únicamente a "Qhatir", el cual castellanizaron como
"Antis" y finalmente "Andes". Se trata de una cadena interminable
de cumbres, la más larga del mundo con 7.500
kilómetros de largo, con un promedio de 4.000 metros de
altura sobre el nivel del mar, superando en muchos puntos los
6.000 metros. Hace de columna vertebral simbólica del
continente, omnipresente, diversa y común, de norte a sur,
de océano a océano, conectando de una u otra forma
todos los actuales países, fundiéndose en los
actuales Perú y Bolivia con el Amazonas en una fuerte
identidad andino-amazónica. Privilegiado observatorio
natural astrológico y escenario de permanentes y
cíclicos sacudimientos telúricos, con inevitables
consecuencias mítico espirituales y religiosas en los
pueblos que milenariamente los habitan. En torno a los Andes
surgieron los primeros y sorprendentes órdenes sociales y
estatales, abarcando amplios territorios de varios de los
países actuales suramericanos.

El origen de lo
inédito

No existen pruebas serias de la llegada a América
de seres humanos luego de que se cerrara el llamado "Puente de
Bering" que unió por congelamiento Norteamérica y
Europa hace once mil años, ni existen pruebas contundentes
que permitan concluir que los pueblos americanos tuvieron
contactos con pueblos de otros continentes hasta la llegada de
los europeos en el siglo XV, salvo excepciones como la de la
exploración vikinga en Norteamérica en el siglo X y
las evidencias de exploración china en
Latinoamérica seis décadas antes de la llegada de
los Europeos[1]El aislamiento de América y
sus poblaciones de todo contacto significativo con las
poblaciones de otros continentes del planeta, a partir de
alrededor de once mil años atrás, luego de que el
mar cerrará el llamado "Puente de Bering",
determinó que los seres humanos desarrollarán una
interacción única e irrepetible con los medios
geográficos, climatológicos y zoológicos
específicos de esta región, una evolución
socio cultural diferente, paralela e independiente, de las
desarrolladas en otras partes del planeta. Esta es la base de la
originalidad, del carácter inédito de la denominada
prehistoria americana, al punto que no se emplea la
periodización tradicional de la prehistoria usada en otras
partes del mundo, sino una específica adecuada a la
realidad arqueológica del continente, planteándose
una teoría y metodología también
específicas para el estudio de la prehistoria en
América, ampliamente aceptadas y usadas.[2]
Del mismo modo, las primeras civilizaciones de América se
desarrollaron de manera aislada, paralela pero independiente, del
resto del planeta durante miles de
años[3]que materialmente hubo de generar
consecuentemente órdenes sociales y estructuras culturales
igualmente únicos e irrepetibles. Esta es la base de la
originalidad, del carácter inédito, de la
denominada prehistoria americana, al punto que para su estudio no
se emplea la periodización tradicional de la prehistoria,
ni la metodología, usadas en otras partes del mundo, sino
unas específicas y adecuadas a la realidad
arqueológica del continente.

La periodización adecuada y más
consensuadas para su estudio y comprensión es la de tres
grandes horizontes panandinos, es decir, órdenes sociales
estatales que abarcaron territorios de varios de los
países actuales de Suramérica: Temprano
(Chavín), Intermedio (Tiawanaku) y Tardío
(Tahuantinsuyo). Pero que no son correlativos y consecutivos,
sino que están interrumpidos por períodos
intercalados de predominio de la fragmentación en
numerosos órdenes sociales de carácter regional y
local, limitados a pequeñas porciones de territorio. Se
les llama dos grandes "intermedios". En coherencia con los
principios básicos de flexibilidad y adaptación que
inspiran a todas las culturas y comunidades andinas, éstos
horizontes e intermedios, obedecían a periodos de aumento
de hielos en las cumbres andinas que imponían, como
mecanismo de adecuación, la formación compleja y
contradictoria de ordenes sociales que, siendo estatales,
jerárquicos y con relaciones de dominación,
conflicto y violencia, conservaban sin embargo los principios
fundamentales de la reciprocidad / redistribución social
comunitaria a gran escala,[4] y el equilibrio
armónico con el medio ambiente. Subyacentemente, existe
una continuidad cultural que por miles de años
sostuvieron, bajo diversas formas políticas, cientos de
diversos pueblos andinos que permitió desarrollar un alto
grado de conocimiento agro astrológico, matemático
geométrico, arquitectónico, hidráulico,
simbólico comunicacional, y
cultural.[5]

El Tahuantinsuyo, último ciclo panandino bajo la
administración de los incas, es sólo una
pequeña y última parte de esa continuidad y
acumulado milenario, que fue el que conocieron los invasores
europeos, como señala Flores Galindo: Sólo con
la invasión europea se interrumpió un proceso que
transcurría en los marcos de una radical
independencia…los incas… realizaron desde el Cusco
una expansión rápida pero
frágil.
[6]

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Dificultades
epistémicas de la reconstrucción de la cultura
andina

La re-construcción seria y rigurosa de la cultura
andina, ancestral y permanente hasta hoy, presenta enormes
dificultades de entrada, de carácter epistémico, es
decir, desde dónde, desde quién, y cómo, se
busca conocerlas, re-construirlas, pensarlas. En primer lugar, se
trata del esfuerzo adicional, lleno de riesgos, que implica
re-construir lo que ha sido descalificado, negado, invisibilizado
y silenciado, tanto teóricamente como en la
práctica histórica, por las formas de conocimiento
y de pensar hegemónicos. El "otro" que se busca
re-construir, en este caso lo andino, fue considerado una forma
de barbarie, de ignorancia, de estado de naturaleza, casi al
borde de lo no humano.

Podemos diferenciar una serie de obstáculos que
dificultan la reconstrucción de la cultura andina entre
las cuales podemos señalar:

a.- La subjetividad investigativa y la visión
euro centrista de la cultura andina

La visión de la cultura andina, durante siglos,
ha obviado dos aspectos que son fundamentales en su
interpretación y análisis:

  • 1. que hasta quien se considere el más
    objetivo especialista está prisionero de sus
    experiencias, de los valores dominantes de su sociedad, de
    las tradiciones, de los estereotipos de su entorno. La mirada
    es predominantemente eurocéntrica de la
    historia;

  • 2. que cualquier teórico y/o
    académico que se aproxima a cualquier disciplina sea
    del ámbito que sea, y de forma especial en las
    humanidades, lo hace desde la perspectiva de su ámbito
    cultural, nacional o ideológico y establece una
    elaboración teórica según esos valores.
    Por lo tanto, nadie es independiente; el teórico y/o
    académico se puede aproximar más o menos a la
    objetividad, pero nunca a la independencia.

La perspectiva eurocéntrica tiene su sustento en
la imposición ideológica y de un sistema de
dominación que considera la idea de la
"civilización occidental" como el único modelo
civilizatorio mundial al cual todas las demás
civilizaciones deben subyugarse a él. Occidente justifica
las nuevas formas de colonialismo, olvidando que su conquista fue
posible a la fuerza a la violencia organizada y no por la
superioridad valórica. De esta manera, el tema de los
derechos humanos se ha transformado en el caballo de batalla para
criticar los sistemas políticos, económicos,
sociales y culturales que Occidente no comparte.

Muchos de los registros históricos que quedan, y
a los cuales está obligado a recurrir cualquier estudio,
son en sí mismos visiones tergiversadas, coloniales,
negadoras.[7] Peor aún, aunque se ha
contado con la permanencia de muchas comunidades andinas, las
propias estructuras teóricas y analíticas desde las
que inevitablemente se miran y estudian corresponden a las de esa
razón hegemónica y negadora en la que se ha formado
académicamente desde hace siglos a los investigadores,
tendiendo a reproducir esa ceguera y sordera epistémica,
como lo señala Quijano: "Aplicada de manera
específica a la experiencia histórica
latinoamericana, la perspectiva eurocéntrica de
conocimiento opera como un espejo que distorsiona lo que
refleja".
[8]

Europa usa su propio patrón civilizatorio para
"medir" a otras realidades. Y de acuerdo a ese patrón el
mundo latinoamericano es sencillamente "salvaje. Jorge Hegel,
monumento del pensamiento alemán plantea que,.. el
pueblo de los americanos no es susceptible de ninguna forma
de civilización e incapaces de gobernarse están
condenados a la extinción
[9]Habla, sin
apelación a nombre de la humanidad, diciendo que son
pueblos "sin historia". Pueblos en casi puro "estado
de naturaleza
". Y como la naturaleza, sometibles,
explotables. Consta detalladamente en los registros de Archivo de
Indias en España, que, sólo entre 1503 y 1660,
18.5000 kilos de oro y 16 millones de kilos de plata fueron
saqueados de América y llevados a Europa. Los indios
fueron repartidos en "encomiendas" como una nueva moneda
corriente. "…lo mismo es dar a uno quinientos pesos y myll
de renta… a dárselos en yndios que lo renten por
vía de encomienda…"
(Autos de
repartimiento
. 1569). Y en las encomiendas se realiza la
obra civilizatoria. La enseñanza de la sanguinaria
disciplina laboral en la explotación intensiva de
minerales y plantaciones. La importación de enfermedades
inéditas e indefectiblemente fatales para el sistema
inmunológico de los pueblos indígenas, tales como
la malaria, la viruela y el sarampión. El uso acostumbrado
de perros salvajes, del garrote y de la carga a degüello con
la espada para mostrar a los díscolos las inapelables
verdades del catolicismo. Muerte se volvió equivalente
de conquista… cualquier establecimiento español
comenzaba con edificar una horca… las enfermedades se
propalan con los barcos y sus ratas, los virus llegan incluso
antes que la hueste de
Pizarro.[10]

A la destrucción de los territorios y los
cuerpos, se sumó la de los espíritus. Se
trató de la alucinante "extirpación de
idolatrías". Sólo en el siglo XVII, al menos tres
grandes campañas de extirpación de
idolatrías aterrorizaron a los pueblos y comunidades de la
actual sierra peruana. ¿Cuáles son los
instrumentos a los que recurren quienes combaten a la
idolatría? … la cárcel y la
escuela.
[11] Los siervos del señor,
obispos inquisidores Juan de Zumárraga de México,
famoso por su "amor a los indios", y Diego de Landa de
Yucatán ejecutaron "autos de fe", donde se procesó,
sometió a tormento, colgó y quemó en la
hoguera a miles de indígenas, cientos de ellos
niños, encabezados por el cacique de Tezcoco, Carlos
Chichicatécotl. Se destruyeron 5.000 esculturas, 13
altares, 197 vasos, y 27 "códices" mayas, pergaminos con
su particular escritura. Todos únicos en su especie. De
incalculable, irreparable, valor cultural. Pedazos de un universo
humano completo perdidos irremediablemente. En Brasil, se
prohibieron las cosmovisiones Umbanda, Yoruba, Candomble,
Santería; y la "capoeira", forma de combate de los
esclavos angoleños, camuflada de danza para evadir el
control esclavista, devenida en profunda expresión
espiritual libertaria, fue prohibida y severamente castigada.
Tras la rebelión encabezada por Tupac Amaru II y Tupac
Katari, en los actuales Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia,
Venezuela, Chile y Argentina, donde se estima que llegaron a
morir en las masivas represiones al menos 50 mil indígenas
(algunos autores estiman hasta 100 mil), los españoles
torturaron y masacraron a todos los parientes del inca
revolucionario hasta en cuarto grado de consanguinidad. Atacaron
la centenaria estructura de liderazgo de los "curacas".
Prohibieron la enseñanza del quechua y sus obras
teatrales, la investigación sobre los incas y hasta la
novela "los Comentarios reales de los incas" de
Garcilazo.[12] Se ordenó la
destrucción de las indumentarias indígenas. Y hasta
de los "quipus", sistema milenario de cuerdas de lana o
algodón con nudos de colores y trozos de maderas, que
registraban la matemática y la técnica de memoria
histórica de esa civilización que aseguraba los
derechos sociales a todos y vivía en sagrada
armonía con el universo; conceptos tan inescrutables para
los europeos como los propios quipus. Prohibidos del quechua,
quedaba terminante negado también que los indios
aprendieran a leer y escribir el español, y se
abrogó todo privilegio económico a las
élites nobles indígenas. Arrancarles la piel social
y la memoria. Ser olvidados, analfabetos y pobres, ese
sería el castigo de un pueblo
entero
.[13]

b.- La "leyenda negra" de la cultura
andina

Luego tenemos la llamada "leyenda negra" de la cultura
andina, tergiversaciones y distorsiones realizadas
sistemáticamente con el objetivo político de
justificar la invasión y saqueo como obra "civilizatoria"
frente a bárbaros, salvajes e inhumanos, obstáculo
difícil de salvar. Bajo la inspiración del
mismo virrey… se propaló una visión del
pasado andino… con la finalidad de justificar la
conquista. Toledo enroló para este proyecto a Sarmiento de
Gamboa, autor de la "Historia Indica" en esa
crónica… en el discurso toledano: los incas eran
idólatras, convivían con el diablo, ejecutaban
sacrificios humanos y, por último practicaban la
sodomía.
[14] Se construye así
una estructura sutil de descalificación, legitimada como
conocimiento válido, sustentada en la autoridad de la
"historia", asumida como la "verdad", naturalizada como
"realidad", indiscutible, "oficial". El colonialismo, como
hecho histórico, significó la formación de
nuevas identidades en América Latina, así en
trescientos años las muchas identidades de diversos
pueblos y culturas, quedaron reducidas a una identidad racial
inventada por los colonizadores: indios, adjetivo deshumanizador,
lleno de todo lo negativo.
[15]

c.- La falsa dicotomía de tener que "elegir"
teóricamente entre distintas concepciones de la cultura
andina

Posteriormente , está la falsa dicotomía,
que aparece casi como reacción refleja ante la falta de
estudio riguroso, de tener que "elegir" teóricamente entre
una concepción de la cultura andina como
"repetición de lo mismo", caso particular de leyes
universales de toda la humanidad, u otra donde es una especie de
"paraíso" perfecto, sin relaciones de dominación,
conflicto y violencia. Se evade de este modo, el arduo trabajo de
reconstruir y reconocer con rigurosidad una realidad que no es ni
una ni la otra, sino diferente, con relaciones de
dominación, conflicto y violencia, pero que son
inéditas y originales y no reductibles a las supuestamente
universales.

Reaccionando ante la violenta negación y
descalificación histórica, hay quienes llegan a la
idealización acrítica del pasado, en este caso de
la cultura andina, ajena y contraria al esfuerzo de
reconstrucción auténtica, rigurosa y útil;
sirviendo a veces de base a una visión indigenista
totalitaria, de base filo racista, y que pretende incluso una
posición de privilegio, excluyente y sectaria, en una
nueva estructura jerárquica de relacionamiento hacia los
demás pueblos y actores sociales. Más
ideológico que serio y sistemático, entre las
interpretaciones "satanizadoras" o idealizadoras", ambas
coloniales, del Tahuantinsuyo.

d.- La distancia cronológica hacia
atrás, por la cual los conceptos actuales pierden
significados y utilidad

Tenemos además, el obstáculo que
representa siempre, la distancia cronológica hacia
atrás, por la cual los conceptos actuales pierden
significados y utilidad, en la medida que se investigan
realidades hacia atrás en el tiempo. Conceptos como
economía, productividad, desarrollo, educación y
muchos otros, que hoy nos parecen naturales y evidentes, pierden
todo significado antes de la época moderna incluso en la
misma Europa, como lo ha señalado contundentemente, entre
otros, Iván Illich.[16]

Reflexiones
finales

Estos obstáculos y condicionantes coloniales
epistémicos imponen el esfuerzo incesante de
autorreflexión crítica. Exigen un doble trabajo
simultáneo de descolonización, de las fuentes de
las que se estudia y de las matrices de conocimiento que habitan
al investigador y con las que éstas son pensadas.
Conjuntamente, exige un principio de prudencia y des-prejuicio,
evitando al máximo posible concepciones analíticas
a priori que arriesguen a perder la autenticidad, complejidad y
riqueza de realidades inéditas y únicas, en tanto
totalidades aisladas, paralelas y autónomas en su
dinámica histórica respecto de las
hegemónicas. En suma, se trata de encontrar nuevas
estrategias de conocimiento que no sean en sí mismas
estrategias de dominación y colonialidad. Re-construir con
rigor de autenticidad la cultura andina representa de hecho una
traducción de un mundo a otro, del andino al occidental
moderno, con la dificultad de que uno de los mundos ha estado
largamente negado y silenciado y ha de traducirse su silencio,
buscando en el camino el mecanismo de traducción que
garantice la mínima e irrenunciable horizontalidad entre
ambos. En ese sentido, y más allá de la vigencia y
aporte que de hecho representa la cultura andina, la
descolonización del saber que implica su
re-construcción, su recuperación y
reivindicación como un "otro" creador de conocimiento,
legítimo y útil, en dialogo horizontal con el
conocimiento occidental moderno, resulta en sí mismo un
ejercicio de emancipación intelectual y de ética de
la responsabilidad, un proceso de renovación de las
estrategias de conocimiento y de la política. En
términos históricos, se trata de la cultura andina
como símbolo de la negación, la exclusión y
el sufrimiento humano, fundamentado y justificado a partir de
haber impuesto como "universal", en última instancia por
la violencia, la razón de una realidad particular, local y
específica, la de la modernidad occidental europea. Pero
también como símbolo de emancipación
integral, justamente, a través del esfuerzo de
descolonización epistémica.

Se deben redoblar esfuerzos para facilitar esta tarea
histórica, la de descolonizar el saber, desaprender la
colonialidad, dar su lugar a nuestros pueblos originarios como un
"otro", diferente, creador de conocimiento legítimo y
útil, en imprescindible diálogo horizontal con el
conocimiento occidental moderno. Encontrar otras formas de
entender lo "otro", que permitan su descripción y
análisis en lo que de hecho eran y son, más
allá de trampas políticas universalistas y
negadoras, por un lado, o idealistas y justificatorias, por otro.
Una exigencia de descolonización epistemológica que
supere la polaridad de la satanización o el fetichismo de
las culturas ancestrales y diferentes, en este caso la andina,
construyendo una aproximación de conocimiento más
real y útil, aunque más compleja y difícil,
en el amplio y desigual terreno que se extiende entre aquellas
visiones extremas y fáciles.

Crear condiciones para facilitar este movimiento de
descolonización epistemológica y ética para
recuperar de manera útil los acervos culturales de los
pueblos del mundo constituye una tarea teórica de primer
orden político, que ya está en marcha, pero
insuficiente todavía, a la que se deben destinar
esfuerzos, conscientes de que estos nuevos o renovados enfoques
éticos necesariamente deben ser incorporados en el proceso
de tránsito y superación civilizatoria.

Bibliografía

  • De la Vega, Gracilazo. Comentarios reales de los
    Incas.
    Fondo de Cultura Económica. Lima,
    Perú. 1991.

  • Flores Galindo, Alberto. Buscando un Inca:
    Identidad y Utopía en los Andes.
    Instituto de
    Apoyo Agrario. Lima, Perú. 1987. Pág.
    292.

  • Illich, Iván La crítica radical de
    la empresa escolar
    . En: Opciones N° 13. Suplemento
    de El Nacional, México 1992.

  • Lajo, Javier Qhapaqñan.La ruta de la
    sabiduria7 1/a Edición, Amaro Ruma,Lima
    2005

  • Milla, Carlos. Genésis de la cultura andina.
    Amaru Wayra. Perú. 2008.

  • Quijano, Aníbal. Colonialidad del Poder,
    Eurocentrismo y América Latina
    . En: Edgardo
    Lander (Ed) La Colonialidad del Saber: Eurocentrismo y
    ciencias sociales-perspectivas latinoamericanas
    . CLACSO.
    Buenos Aires. 2000.

  • Romero, María. Movimientos sociales en
    América Latina. El regreso a los tiempos del
    Inkarri
    . Portal de Estudios en Comunicación y
    Periodismo (Pecyp). 2007

  • Shady, Ruth. La Ciudad Sagrada de Caral –
    Supe en los albores de la civilización en el
    Perú.
    Editorial de la Universidad Mayor de San
    Marcos. Lima, Perú. 1997.

  • Todorov Tzvetan. La conquista de América, el
    problema del otro.1987 siglo XX editores, primera
    edición España.

  • Varios autores. La ciudad sagrada de Caral-Supe:
    los orígenes de la civilización andina y la
    formación del estado prístino en el antiguo
    Perú.
    Instituto Nacional de Cultura. INC y
    Proyecto Especial Arqueológico Caral-Supe. Lima,
    Perú. 2003.

Documentos:

  • Módulo 3.- Poblamiento, desarrollos
    regionales y evolución socio cultural en
    Suramérica. Diplomado en Historia, Geografía y
    Ciencias Sociales de Suramérica. Segunda
    versión.

  • Módulo 4.- El surgimiento inédito y
    original de la civilización en Suramérica.
    Diplomado en Historia, Geografía y Ciencias Sociales
    de Suramérica. Segunda versión.

 

 

Autor:

Vicente S. Peña
Palominos

14/09/2012

[1] Está probado que en 982 los
Vikingos comenzaron la exploración de Groenlandia en el
extremo norte de América pero su penetración en
el continente no fue significativa ni permanente. Y lo mismo
ocurre con evidencias de exploraciones chinas entre 1423 y
1428.

[2] En 1958, los arqueólogos
norteamericanos Gordon Willey, de extendido y profundo trabajo
en Suramérica, y Philip Phillips plantearon una
teoría y metodología específica para el
estudio de la prehistoria en América, incluyendo una
periodización cronológica de etapas que
actualmente es ampliamente aceptada y usada. Ellas son el
"Lítico", "Arcaico" y "Formativo".

[3] El caso más notable es el de
Caral, en el actual Perú, civilización tan
antigua y desarrollada como las de Mesopotamia, Egipto y China,
pero la única en el mundo que por mil años no
muestra evidencia de ejército, policías ni
guerra, basándose su estructura social diferenciada en
el bienestar común y la función crucial para ello
de los sabios ("amautas") agro astrológos,
matemáticos y arquitectos. Shady, Ruth. La Ciudad
Sagrada de Caral – Supe en los albores de la
civilización en el Perú. Editorial de la
Universidad Mayor de San Marcos. Lima, Perú. 1997.
Varios autores. La ciudad sagrada de Caral-Supe: los
orígenes de la civilización andina y la
formación del estado prístino en el antiguo
Perú. Instituto Nacional de Cultura. INC y Proyecto
Especial Arqueológico Caral-Supe. Lima, Perú.
2003.

[4] … las huestes de Pizarro…
venían de una Europa sometida al flagelo de las
periódicas crisis agrarias… les asombra la
existencia de tambos y sistemas de conservación de
alimentos a esos hombres que si bien poseían el caballo
y la pólvora, dejaban un continente de hambre, donde las
deficiencias alimentarías eran constantes. Flores
Galindo, Alberto. Op. Cit. Pág. 34

[5] Milla, Carlos. Genésis de la
cultura andina. Amaru Wayra. Perú. 2008.

[6] Flores Galindo, Alberto. Op. Cit.
Pág. 16.

[7] En el caso del Tahuantinsuyo, se trata de
al menos 18 cronistas tempranos españoles, y 3 cronistas
incas pero ya asimilados en buena medida a la mirada europea,
que constituyen fuentes obligadas, pero que imponen la
revisión crítica de sus miradas, mediadas por
objetivos prejuicios y malinterpretaciones culturales.
Rostworowski, María. Op. Cit. Pág. 54.

[8] Quijano, Aníbal. Op. Cit.
Pág. 225.

[9] Kant, Emanuelle, citado en Romero,
María. Movimientos sociales en América Latina. El
regreso a los tiempos del Inkarri. Portal de Estudios en
Comunicación y Periodismo (Pecyp). 2007.

[10] Flores Galindo, Alberto. Op. Cit.
Pág. 47.

[11] Ibíd. Pág. 99.

[12] De la Vega, Gracilazo. Comentarios
reales de los Incas. Fondo de Cultura Económica. Lima,
Perú. 1991. Se trata de la obra escrita por un cronista
indio de la colonia (llamado el inca) en 1605 y 1613, que
constituye, a pesar de distorsiones coloniales (escribe en
Europa y para el rey de España) un rescate importante de
la historia del Tahuantinsuyo.

[13] Jiménez, Ricardo. El largo parto
de un pensamiento propio. Historicidad y generalización
ahistórica en América Latina. RUTA – CCB
Bolivia – Centro de

[14] Flores Galindo, Alberto. Pág.
53.

[15] Quijano, Aníbal. Op. Cit.
Págs. 220 y 221.

[16] Illich, Iván La crítica
radical de la empresa escolar. En: Opciones N° 13.
Suplemento de El Nacional, México 1992.

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