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El evangelio cuadriforme de nuestro señor jesucristo (Sinopsis armonística)



Partes: 1, 2, 3, 4, 5

  1. Proemio
  2. La deidad y la encarnación de Cristo
  3. Nacimiento de Jesús
  4. El viaje a Galilea y la huida a Egipto
  5. Las bodas de Cana, primer milagro de Jesús
  6. Jesús en Judea. Juan Bautista testifica
  7. Discursos en la sinagoga de Capernaum
  8. La entrada en Jerusalén
  9. Preparación de las Pascuas
  10. La Santa Cena
  11. Oración postrera del Cristo
  12. Jesús es sentenciado a muerte
  13. La crucifixión
  14. El descenso y el entierro
  15. La mañana de la resurrección
  16. La ascensión del Cristo

Proemio

"y vi otro ángel volar por el medio del

Cielo, que tenia el EVANGELIO ETERNO…"

AP.14:16

"Ya que muchos han intentado coordinar una relación de las cosas que entre nosotros han sido del todo certificadas, según nos las entregaron aquellos que desde el principio fueron testigos de vista y ministros de la palabra, a.m. parecido bueno también a mi, después de haber averiguado exactamente todas las cosas desde su origen, escribirlas por orden, dignísimo Teofilo; a fin de que conozcas la exacta verdad de las historias en las que has sido oralmente instruido."

Lucas: 1:1-4.V.M

En un estilo que raya con el clasicismos, y la ornamentación griega, el Amado médico se sienta como fiel discípulo de Tucídides, para escribir las cosas que "entre nosotros son certificadas".

Pablo mas adelante en, las instrucciones que escribe a Timoteo "para que sepas como conducirte en al casa de Dios:, le recuerda aquel cántico que hubieran entonado juntos.

Dios fue manifestado en carne,

Justificado en el espíritu,

Visto de los Ángeles,

Predicado a los gentiles,

Creído en el mundo,

Recibido arriba en la gloria.

Y el autor de la carta a los Hebreos dice:

"Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otros tiempos a los padres por los profetas, estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyo heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de poder, habiendo afectado la purificación de nuestros pecados por medio de si mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas…"

He ahí el misterio de los misterios, el que en el principio estaba con Dios cuya morada es en el cielo desciende a los hombres, viene a tabernacular con pecadores, planta sus moradas entre los vástagos engendrado en la corrupción, para restituir su antiguo abolengo. Ya pueden los hombres contemplar al "deseado de todas las gentes", cuando en el reloj de los cielos toco la campana "del cumplimiento del tiempo".

Los evangelios, el feliz mensaje, la buena nueva, la noticia de salud, de que "hoy ha nacido en la ciudad de David, un salvador, que es Cristo el Señor". Aun repercuten por los siglos dando:"/gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres/"

Si penetramos por el pórtico de Mateo, y rastreamos sus generaciones con la ayuda de la genealogía, encontraremos al descendiente directo de David, al prometido de Abrahán. El elegante legislador, con las fibras de Isaías, el verbo de Amós y la devoción de Daniel; sorberemos sus discursos, gozaremos la digestión de sus parábolas, y las pragmáticas reales escucharemos.

Marcos nos sintetiza diciendo, que vino como hombre a servir a los hombres, abandonando su realeza para llevar sobre sus hombros, el dolor, el trabajo y la agonía de los hijos de los hombres. "y con los inicuos fue contado".

El verbo elegante de Lucas, se diviniza como los diálogos de Platón, al tratar de lograr su "Vida de Jesús". Por medio de la cual logra la metamorfosis de presentar al Hijo del Hombre, entre los hombres; sus manifestaciones de Dios-Hombre.

Juan con su introito, nos hace dejar la tierra y sondear lo metafísico para mostrarnos al "primer motor: que hecha andar los demás motores contingente de la creación". El rustico pescador, adopta la capucha de un fraile de la edad media, para con su tratado de teología combatir los primeros movimientos heréticos en Asia. Juan el teólogo escribe su relación:"para que creáis que Jesús es el Cristo".

Después del sacrificio de Cristo en la cruz del calvario, son los evangelios o el Evangelio cuadriforme (para decirlo con las palabras de Ireneo), el obsequio, mas grande de Dios a los hombres. Pues si Cristo no hubiera sido hombre, su sacrificio hubiera sido en vano, si Jesús no hubiera sido el cristo su sacrificio hubiera sido nulo.

Penetremos por los Evangelios, para avanzar hacia la vida nueva que nos ofrece La Palabra de Dios.

Quiero hacer notar que para este presente trabajo, tome con guía casi en su totalidad, pues enfrentamos desvanecía, el trabajo del doctor: E. Robinsón que se encuentra adjunta al Diccionario de La Santa Biblia de W.W.Rand. El texto bíblico que seguí en todo el desarrollo fue la antigua versión del fraile Casiodoro de Reina, revisado por el fraile Cipriano de Valera.

Debo confesar que cuando tuve la idea de trabajar en esta armonía, a principio de 1975, no conocía ninguna armonía de los Evangelios, mucho menos el Datesaron de Taciano, la Biblia era el único libro que tenia a manos fuera del Diccionario de Rand.

También debe decir que desconocía por completo, los que el doctor Justo González había escrito en el Tomo pimero de su Historia del Cristianismo, en el capitulo octavo, y que está dedicado Al Deposito de la Fe: "Antes de Marción, no existía una lista de libros del Nuevo Testamento. Para los cristianos, las "Escrituras" eran los libros sagrados de los judíos, por lo general en la versión griega llamada "Septuaginta". Además, se acostumbraba leer en las iglesias alguno de los Evangelios y cartas de los apóstoles, particularmente de Pablo. A nadie parece habérsele ocurrido hacer una lista de los libros cristianos que deberían formar el "Nuevo Testamento". En consecuencia, en unas iglesias se leía un Evangelio y en otras otro. Y lo mismo sucedía con otros libros. Pero ahora, ante el reto de Marción, la iglesia se vio obligada a compilar una lista o grupo de libros sagrados. Tal lista no se hizo de modo formal —no hubo una reunión o concilio para determinarla—sino que poco a poco se fue formando un consenso dentro

de la iglesia. Algunos libros que habían sido usados por algunas iglesias locales cayeron en desuso y no se incluyeron en el Nuevo Testamento. Otros pronto lograron acogida general. Otros, en fin, fueron discutidos por algún tiempo antes de ser generalmente aceptados.

Acerca del Antiguo Testamento, todos, excepto los gnósticos y los marcionitas, concordaban en que debía formar parte de las Escrituras. Naturalmente, los cristianos estaban conscientes de las dificultades señaladas por Marción. Pero no estaban dispuestos, por el solo hecho de tales dificultades, a deshacerse de la relación histórica entre la iglesia e Israel. La fe cristiana no era algo nuevo en el sentido de que Dios no hubiera estado preparando el camino para su advenimiento.

El Antiguo Testamento daba testimonio de esa preparación. El Dios que se había revelado en él era el mismo Dios, a la vez amante y justo, que Jesucristo nos había revelado. La fe cristiana era la consumación de la esperanza de Israel, y no una repentina aparición del cielo.

En cuanto a lo que hoy llamamos el Nuevo Testamento, los libros que primero encontraron acogida general fueron los Evangelios. Resulta interesante para nosotros hoy notar que aquellos cristianos decidieron incluir en el Nuevo Testamento más de un Evangelio.

En fechas posteriores, algunos han tratado de ridiculizar el cristianismo señalando que hay muchos detalles acerca de los cuales los Evangelios no concuerdan. Pero aquellos cristianos del siglo segundo, que decidieron incluir todos estos evangelios en el canon o lista de libros sagrados, no eran tontos. Ellos estaban conscientes de que los diversos Evangelios eran distintos. Si no lo hubieran sabido, no habrían tenido razón alguna para incluir más de uno. Taciano, el mismo a quien hemos citado en el capítulo anterior, compuso una compilación de los cuatro Evangelios, pero su obra sólo halló acogida en la iglesia de Siria, donde fue utilizada por algún tiempo. ¿Por qué entonces se incluyeron estos cuatro libros, cuando las diferencias entre ellos podían prestarse a críticas y controversias?

La respuesta es que la iglesia estaba enfrentándose al reto de los gnósticos y de Marción. Los gnósticos decían que el mensajero divino había dejado sus enseñanzas secretas en manos de algún discípulo preferido, y así circulaban supuestos evangelios que pretendían contener esos secretos. Uno de ellos, por ejemplo, es el Evangelio de Santo Tomás.

Cada grupo gnóstico decía tener su propio evangelio, y una tradición secreta que les unía con el Salvador. Frente a tales pretensiones, la iglesia optó por mostrar que sus doctrinas tenían el apoyo, no de un evangelio supuestamente escrito por tal o cual apóstol, sino de varios Evangelios. El hecho mismo de que todos estos Evangelios diferían entre sí, pero al mismo tiempo concordaban en los elementos fundamentales de la fe, era prueba de que las doctrinas de la iglesia no eran invención reciente, sino que reflejaban las enseñanzas originales de Jesucristo. De igual modo, mientras Marción pretendía que el Evangelio original era el de Lucas, al cual había que restarle cualquier influencia judía, la iglesia respondía señalando hacia cuatro Evangelios, escritos cada uno desde un punto de vista particular, pero opuestos todos a las enseñanzas de Marción. Frente a las tradiciones secretas y las interpretaciones particulares de los diversos herejes, la iglesia apeló a la tradición abierta, de todos conocida, y a la multiplicidad del testimonio de los cuatro Evangelios.

Junto a los Evangelios, el libro de Hechos y las epístolas paulinas lograron aceptación general desde fecha muy temprana. Otros libros, tales como el Apocalipsis, la Tercera Epístola de Juan, y la Epístola de Judas, tardaron más tiempo en ser universalmente aceptados. Pero ya a fines del siglo segundo la mayor parte del Nuevo Testamento había venido a formar parte de las Escrituras de todas las iglesias cristianas: los cuatro Evangelios, Hechos y las epístolas paulinas."

También desconocía que el doctor González había publicado unas conferencias, las cuales tituló: Mapas para la Historia Futura de la Iglesia, trabajo que de haberlo conocido no hubiese emprendido esa titánica y herética tarea, de hacer de los cuatro Evangelios uno solo. Pero en la juventud nos permite grandes proezas, más cuando es el fuego de la fe que nos sirve de acicate. Ésta es la cita del doctor González que descocia, y que es bueno y necesario que dé a conocer, como una especie de mea culpa:

"La catolicidad de la ecclesia semper reformanda

En todo caso, ¿cómo hemos de responder al reto de guardarnos contra el peligro sectario? Quizá aquí podamos beneficiarnos del ejemplo de la iglesia antigua, y especialmente de esa herencia preciosa que nos dejó, el canon bíblico. O, para decirlo en términos tradicionalmente reformados, quizá la respuesta esté en ser, no sólo ecclesia reformata, sino también ecclesia reformanda según la Palabra de Dios. En este sentido es importante recordar que el canon de la Palabra Escrita es en sí «cath"ólico». Al incluir cuatro Evangelios diferentes en su canon, como testimonio multiforme del único evangelio de Jesucristo, la iglesia antigua, la vieja iglesia «cath"ólica», nos enseñó lo que la posmodernidad también dice: que la perspectiva siempre es parte de la verdad —al menos, de la verdad vista desde el lado

humano. Marción el sectario puede estar contento con el testimonio único de Lucas, y pretender que el Evangelio de Lucas es la verdadera—la única verdadera—interpretación de la vida y obra de Jesús.

Pero la iglesia «cath"ólica» insiste en que el Evangelio de Lucas, a fin de ser «cath"ólico», ha de ser colocado junto a Mateo, Marcos y Juan. Mateo, Marcos, Lucas y Juan todos leyeron las mismas Escrituras hebreas, todos dieron testimonio del mismo Jesús. Sin embargo, todos son diferentes. Y, precisamente porque son diferentes, los cuatro son necesarios para la «cath"olicidad» del canon.

Lo que esto quiere decir es que la misma Palabra escrita de Dios,por su estructura y composición,

nos llama a nosotros también a la «cath"olicidad», a escuchar lo que otros intérpretes desde otras perspectivas encuentran en el texto y en la historia. Esto es parte de lo que significa ser semper

reformanda en los albores de la edad posmoderna. Esto nos obliga a crear estructuras eclesiásticas que, como el canon del Nuevo Testamento, puedan unir las contribuciones irreducibles de varias perspectivas en una unidad indisoluble. Y nos obliga también a ser modestos en nuestra teología, sin pretender para ella un valor universal que ninguna teología humana puede tener.

Debo confesar que en más de una ocasión hubiera deseado que la iglesia antigua hubiera estado menos abierta a tal testimonio multiforme del evangelio. Todo sería mucho más sencillo si tuviésemos sólo una genealogía de Jesús, sólo un milagro de alimentar a las multitudes, sólo una versión de la mujer que ungió a Jesús antes de su muerte, sólo una versión de la Oración del Señor. Ciertamente todo hubiera sido mucho más fácil para mí, cuando me estaba criando en un país en que mis compañeros eran hostiles a mi entendimiento de la fe cristiana, y hasta a la autoridad de la Escritura. En tal caso, mi tarea habría sido mucho más fácil si hubiera tenido sólo una narración de la vida y enseñanzas de Jesús.

Una razón por la que me atrevo a confesar que más de una vez he deseado tener sólo un Evangelio, más bien que los cuatro que tenemos, es que a través de toda su historia la iglesia también ha tenido el mismo deseo. De él han surgido innumerables intentos de compaginar o armonizar los Evangelios, de convertir la historia cuadriforme en una sola. Los primeros intentos tuvieron lugar ya en el siglo 2 —es decir, prácticamente al mismo tiempo en que se formaba el canon del Nuevo Testamento. La versión unificada del Evangelio de Teófilo de Antioquía se ha perdido. Pero el Diatessaron de Taciano, que era una combinación de los cuatro Evangelios haciendo de ellos uno solo, tuvo relativo éxito. Lo que es más, en algunas porciones de la iglesia cristiana el Diatessaron vino a sustituir a los cuatro Evangelios, y se usó como Escritura por lo menos hasta el siglo 7.

Los intentos han sido muchos. Todos conocemos las famosas «armonías» de los cuatro Evangelios, que en fin de cuentas, más bien que armonizar nada, sirven para mostrar la diversidad y los contrastes entre los cuatro testimonios. En las tradiciones populares hay también intentos de conciliar las diversas historias de los Evangelios. Así, por ejemplo, se nos dice que una de las genealogías de Jesús sigue la línea de José, y la otra la de María—solución que se derrumba tan pronto como tomamos los dos textos y tratamos de conciliarlos de acuerdo con esa hipótesis.

Tales esfuerzos se entienden y hasta se justifican. Lo más probable es que cada uno de nosotros, en un momento u otro, nos hayamos hecho armonías provisionales y tácitas de los Evangelios, para así leer la historia cuadriforme como una sola. Eso nos es necesario, puesto que en fin de cuentas el acontecimiento de Jesucristo a que se refiere el testimonio cuadriforme es sólo uno. Pero también es importante que recordemos que tales construcciones son provisionales, y que han de corregirse repetidamente en base a los elementos del testimonio cuadriforme que nuestras historias sincronizadas omiten. Es de admirar el hecho de que la iglesia repetidamente ha rechazado la tentación de reducir los cuatro Evangelios a uno solo, de resolver las dificultades compaginando los cuatro en una sola narración. En ello, ha sido fiel a su tradición «cath"ólica», al propósito «cath"ólico» del canon.

Es importante subrayar algo que frecuentemente olvidamos. Quienes en la iglesia antigua insistieron en el testimonio multiforme del evangelio como parte del canon del Nuevo Testamento sabían que los cuatro Evangelios eran diferentes. Lo que es más, fue precisamente por ser diferentes que se les incluyó en el canon. Si todos hubiesen concordado en cada detalle, con uno de ellos hubiera bastado, y los otros hubieran sido inútiles o redundantes. En un juicio, varios testigos se presentan para testificar acerca de la cuestión que se debate. Tales testigos suelen estar en desacuerdo en cuestiones de detalles, aun cuando todos hayan sido testigos oculares de lo que se discute. Tales diferencias le dan a una de las partes en querella la oportunidad de desacreditar a los testigos, y por tanto la otra parte posiblemente preferiría que los testigos concordaran en todo. Pero lo cierto es que si todos los testigos concordasen hasta en los más pequeños detalles sin importancia, ello mismo les desacreditaría mucho más que los desacuerdos que pueda haber entre sus diversas historias. Si todos concuerdan en todo, la conclusión inescapable es que no son verdaderamente testigos independientes, sino que se les ha dicho lo que han de decir. Luego, mientras una de las partes en querella posiblemente preferiría que no hubiese diferencias en lo que sus testigos dicen, que no hubiese intersticio alguno en el que su contrincante pueda sembrar la duda, en realidad el testimonio se vuelve mucho más fuerte debido precisamente a esas diferencias que parecen debilitarlo. Si los diversos testigos, al mismo tiempo que difieren en los detalles, concuerdan en todos los puntos centrales que se discuten, su poder será mayor.

De igual modo, al enfrentarse a las antiguas herejías, muchas de las cuales pretendían que tenían una versión única y pura de la historia de Jesús, la iglesia las refutó, no en base al testimonio único de un solo autor, sino en base al testimonio cuadriforme del canon del Nuevo Testamento. «Dicen ustedes que tienen la versión secreta del evangelio que Jesús le dio a Tomás, y que se encuentra en ese libro que ustedes ahora llaman el Evangelio de Tomás. Permítannos mostrarles lo que dicen, no sólo Mateo, o Juan, sino lo que dicen Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Pueden no concordar en cuanto a la genealogía de Jesús, o en cuanto a las palabras exactas de la oración que les enseñó a sus discípulos. Pero ciertamente concuerdan en los temas centrales del evangelio. Y ese acuerdo muestra que están ustedes equivocados.»

En su multiplicidad, estos cuatro Evangelios daban testimonio de un solo evangelio, y por lo tanto le sirvieron a la iglesia antigua como defensa contra quienes pretendían enseñar y predicar una versión truncada del mensaje cristiano.

Por otra parte, es importante afirmar que el deseo de tener un solo Evangelio es paralelo al impulso sectario. Quisiéramos tener un solo Evangelio porque entonces todas las respuestas serían contestadas unívocamente: sabríamos exactamente a cuántas personas Jesús alimentó, con cuántos peces y cuántos panes, y ya no temeríamos encontrar aparentes contradicciones en la Palabra de Dios. El problema está en que cuando la Palabra de Dios ya no nos contradice corre el riesgo de confundirse con nuestras propias palabras. De igual modo, el impulso sectario busca tener un solo cuerpo claramente distinguible en donde radica toda verdad, y que por tanto no tiene que aprender cosa alguna de los demás. Es por ello que la mayoría de las sectas abrigan ambiciones de universalidad; pero ninguna secta se muestra dispuesta a volverse «cath"ólica», a incluir una multitud de perspectivas por parte de diversas porciones del cuerpo de Cristo. El impulso sectario es paralelo a la búsqueda moderna de la objetividad y la universalidad. De igual manera que la modernidad soñaba con un solo mapa mundial con una sola cultura, así también los sectarios sueñan con una sola teología, una sola doctrina, un solo Evangelio—o al menos con una sola lectura de los cuatro Evangelios.

Fue el mismo impulso lo que cada vez más fue desgastando la autoridad colegial del episcopado, y haciendo de él una jerarquía, hasta llegar por fin a la decisión de que la cabeza de esa jerarquía es infalible. ¡Una iglesia concebida en términos del Concilio de Trento y del Primer Concilio Vaticano bien puede ser universal; pero ciertamente no es «cath"ólica»!

En este punto podemos añadir que la gran diferencia entre el Concilio Vaticano primero y el segundo no se debió sólo al contraste entre Pío IX y Juan XXIII, por grande que haya sido ese contraste. Se debió también a la diferencia en la composición de ambos concilios. Comentando sobre la experiencia del Segundo Concilio Vaticano, el Padre Thomas Stransky dice que al llegar la tercera sesión…Se veía claramente que la Iglesia Católica Romana no era ya una iglesia mediterránea, como lo había sido durante los primeros ocho concilios; no ya una iglesia de la Europa occidental, como lo había sido durante la Edad Media, no ya una iglesia de la Europa del Sur, como había parecido serlo en el Concilio de Trento; y no ya tampoco una iglesia mundial gobernada por obispos europeos, como en el Vaticano I. El Vaticano II fue el primer concilio en el que Europa—considerando a Europa hasta su extensión en el Levante—no había tenido una voz predominante. Puesto que la quinta parte del episcopado venía de América Latina, y más de la tercera parte de iglesias de Asia, África y Oceanía, y puesto que había una unidad sorprendentemente bien articulada entre estos obispos, las primeras dos sesiones marcaron la transición de una iglesia basada en Europa a una iglesia mundial.

Y entonces, en una oración que concuerda con lo que he estado tratando de decir acerca del sentido pleno de la «cath"olicidad», el Padre Stransky concluye:

Por primera vez en la historia, la Iglesia tuvo que enfrentarse a las implicaciones plenas de su catolicidad.En este sentido, el protestantismo, y en particular dentro de él la tradición reformada, tienen una contribución importante que hacer a la iglesia «cath"ólica». En cierto modo, esa contribución se ve en su gobierno. Por una serie de razones, la forma de gobierno reformado tradicionalmente ha subrayado la colegialidad. Algunas de esas razones son históricas, y se remontan al nacionalismo de Zuinglio y a los sentimientos negativos de Calvino hacia las monarquías absolutas. En la mayor parte de los países en que la tradición reformada fue tomando forma, muchos de los obispos tomaron el partido de la vieja tradición frente al de la Reforma, y por lo tanto los reformados tenían fuertes razones para oponerse tanto al episcopado como a la monarquía. Fue así que las prácticas de Calvino en Ginebra a la postre fueron desarrollándose hasta dar lugar a las diversas formas de gobierno presbiteriano que han sido característica de buena parte de la tradición reformada.

Aun cuando otras denominaciones surgidas de la tradición reformada tienen diversas formas de gobierno—desde el sistema episcopal de los metodistas hasta el congregacional de los bautistas, incluyendo las diversas formas de las iglesias de santidad y pentecostales— todas ellas buscan alguna forma de manifestar la «cath"olicidad» de la iglesia".

Después de éstas extensas, pero esclarecedoras citas, no me cuesta más que decir que en manos de ustedes dejo esta sinopsis armonística, esperando que Dios quiera bendecirla, para que el que la lea tenga una visión panorámica y de conjunto de tan sublimes acontecimientos de vida.

Humberto Rafael Méndez y Bustamante

2 de mayo del 1976

La deidad y la encarnación de Cristo

JUAN: 1:15-5

En el principio era el verbo, y el verbo era con Dios, y el verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por el fueron hechas; y sin el nada de lo que es hecho, fue hecho. En el estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres, la en las tinieblas resplandece; mas las tinieblas no la comprendieron.

PREFACIO DE LUCAS. GABRIEL APARECE A ZACARIAS

LUCAS: 1:1-25

(JERUSALEM)

Habiendo muchos tentado a poner en orden la historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, como nos lo enseñaron los que desde en principio lo vieron por sus ojos, y fueron ministros de la palabra; me ha parecido también a mi, después de haber entendido todas las cosas desde el principio con diligencia, escribírtelas por orden, OH muy buen Teofilo, para que conozcas la verdad de las cuales has sido enseñado.

Hubo en los días de Herodes, rey de Judea, un sacerdote llamado Zacarías, de la suerte de Abias; y su mujer, de las hijas de Aarón, llamada Elizabeth.

Y eran ambos justos delante de Dios, andando sin reprensión en todos los mandamientos y estatutos del señor y no tenían hijo. Porque Elizabeth era estéril, y ambos eran avanzados en días. Y aconteció que ejerciendo Zacarías el sacerdocio, salió en suerte a ponerle incienso, entrando en el templo del señor y toda la multitud del pueblo estaba fuera orando a la hora del incienso. Y se le aprecio el ángel del señor puesto en pie a la derecha del altar del incienso. Y se turbo Zacarías viéndole, y cayo temor sobre el. Mas el ángel le dijo: Zacarías no temas; porque tu oración ha sido oída, y tu mujer Elizabeth te parirá un hijo, y llamara su nombre Juan, y tendrás gozo y alegría, y muchos se gozaran su nacimiento. Porque será grande delante de Dios, y no beberá vino ni sidra; y será lleno del espíritu santo, aun desde el seno de su madre muchos de los hijos de Israel convertirán al señor Dios de ellos. Porque el ira delante de el con el espíritu y virtud de Elías, para convertir los corazones de los padres a los hijos, y los rebeldes a la prudencia de los justos, para aparejar al señor un pueblo apercibido.

Y dijo Zacarías al ángel: ¿en que conoceré esto? Porque yo soy viejo, y mi mujer avanzada en días.

Y respondiendo el ángel le dijo: yo soy Gabriel, que estoy delante de Dios; y soy enviado a hablarte, y a darte estas buenas. Y he aquí estarás mudo y no podrás hablar, hasta el día que esto sea hecho, por cuanto no creíste a mis palabras, las cuales se cumplirán a su tiempo.

Y el pueblo estaba esperando a Zacarías, y se maravillaban de que el se maravillaban de que el se detuviese en el templo.

Y saliendo, no les podía hablar: y entendieron que había visto visión en el templo. Y él les hablaba por señas, y quedo mudo. Y fue, que cumplidos los días de su oficio, se vino a su casa. Y después de aquellos días concibió su mujer Elizabeth, y se encubrió por cinco meses, diciendo: porque el Señor me ha hecho así en los días en que miro para quitarme afrenta entre los hombres.

GABRIEL APARECE A MARIA

LUCAS: 1:26-38

(NAZARET)

Y el sexto mes el ángel Gabriel fue enviado a una ciudad de Galilea, llamada Nazarea, a una virgen desposada con su varón que se llamaba José, de la casa de David: y el nombre de la virgen era María entrando el ángel a donde estaba, dijo,/salve, muy favorecida/el señor es contigo: bendita tu entre las mujeres.

Mas ella, cuando el vio, se turbo de sus palabras, y pensaba que salutación fuese esta.

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia cerca de Dios, y he aquí, concebirás en tu seno, y parirás un hijo, y llamaras su nombre Jesús, este será grande, y será llamado hijo del altísimo: y le dará el Señor Dios el trono de David su padre: y reinara en la casa de Jacob por siempre; de su reino no habrá fin. Entonces Maria dijo al ángel ¿Cómo será esto? Porque no conozco varón. Y respondiendo el ángel le dijo: el Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te hará sombra; por lo cual también lo santo que nacerá, será llamado hijo de Dios, y he aquí, Elizabeth tu parienta, también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes a ella que es llamada la estéril: porque ninguna cosa es imposible para Dios.

Entonces Maria dijo: he aquí la sierva del señor; hágase a mí conforme a tu palabra. Y el ángel partió de ella.

MARIA VISITA A ELISABET

LUCAS: 1:39-56

(JUTTAH, COLINAS DE JUDEA)

En aquellos días levantándose Maria, fue a la Montana con prisa, a una ciudad de Judea; y entro en casa de Zacarías, y saludo a Elizabeth. Y aconteció, que como oyó Elizabeth la salutación de María, la criatura salto en su vientre; y Elizabeth fue llena del espíritu santo, y exclamo a gran voz, y dijo. Bendita tu entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. ¿Y de donde esto a mi, que la madre de mi Señor venga a mi?. Porque he aquí, como llego la voz de tu salutación a mis oídos, la criatura salto de alegría en mi vientre. Y bienaventurada la que creyó, porque se cumplieran las cosas que le fueron dichas de parte del Señor.

Entonces Maria dijo:

Engrandece mi alma al Señor, y mi espíritu se alegro en Dios mi salvador porque ha mirado a la bajeza de su criada porque he aquí, desde ahora me dirán bienaventurada todas las generaciones, porque me ha hecho grandes cosas el poderoso; y santo es su nombre y su misericordia de generación a generación a los que le temen. Hizo valentía con su brazo esparció los soberbios de pensamiento de su corazón. Quito los poderosos de los tronos, y levanto a los humildes. A los hambrientos hincho de bienes; y a los ricos envió vicios. Recibió a Israel su siervo, acórdose de la misericordia. Como hablo a nuestros padres, a Abraham y a su simiente para siempre. Y se quedo Maria como tres meses después se volvió a su casa.

NACIMIENTO DE JUAN EL BAUTISTA

LUCAS: 1:57-80

(JUTTAH)

Y a Elizabeth se le cumplió el tiempo de parir, y parió un hijo. Y oyeron los vecinos y los parientes que Dios había hecho con ella gran misericordia, y se alegraron con ella. Y aconteció, que al octavo día vinieron para circuncidar al niño; y le llamaban del nombre de su padre, Zacarías. Y respondiendo su madre, dijo: no; Juan será llamado.

Y le dijeron: ¿Por qué? Nadie hay en tu parentela que se llame de este nombre. Y hablaron por señas a su padre, como le quería llamar. Y demandando la tablilla, escribió, diciendo: Juan es su nombre. Y todos se maravillaron. Y luego fue abierta su boca y su lengua, y hablo bendiciendo a Dios. Y fue temor sobre todos los vecinos de ellos; y en todas las montanas de Judea fueron divulgadas todas estas cosas. Y todos los que las oían, las conservaban en su corazón. Diciendo: ¿Quién será este niño? Y la mano del señor estaba con el. Bendito el señor Dios de Israel, que ha visitado y hecho redención a su pueblo, y nos alzo un cuerno de salvación en la casa de David su siervo, como hablo por boca de sus santos profetas que fueron desde el principio: salvación de nuestros enemigos, y de mano de todos los que nos aborrecieron; para hacer misericordia con nuestros padres, y acordándose de su santo pacto del juramento que juro a Abraham nuestro padre, que nos había de dar, que sin temor librados de nuestros enemigos, le serviríamos en santidad y en justicias delante de el, todos los días nuestros. Y tu niño profeta del altísimo serás llamado; porque iras ante la faz del señor, para aparejar sus caminos; dando conocimiento de salud a su pueblo, para remisión de sus pecados, por las entrañas de misericordia de nuestro Dios, con que nos visito y en sombra de muerte; para encaminar nuestros pies por camino de paz y el niño crecía, y se fortalecía en espíritu: y estuvo en los desiertos hasta el día que se mostró a Israel.

UN ANGEL APARECE A JOSE

MATEO: 1:18-24

(NAZARET)

Y el nacimiento de Jesucristo fue así: que siendo Maria su madre desposada con José, antes que se juntasen, se hallo haber concebido del Espíritu Santo. Y José su marido, como era justo, y no quisiese infamarla, quiso dejarla secretamente, y pensando el esto, he aquí el ángel del Señor le aparece en sueños, diciendo: José, hijo de David, no temas de recibir a Maria tu mujer, porque lo que en ella el engendrado, del Espíritu Santo es. Y parirá un hijo. Y llamaras su nombre Jesús, porque el salvara a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo que fue dicho por el Señor, por el profeta que dijo: he aquí la virgen concebirá y parirá a un hijo, y llamaras a su nombre Emmanuel. Que declarado, es: con nosotros Dios. Y despertando a José el sueno, hizo como el ángel le había mandando y recibió a su mujer.

Nacimiento de Jesús

LUCAS: 2:1-7

(BETHLEHEM)

Y aconteció en aquellos días que salió edicto de parte de Augusto Cesar, que toda la tierra fuese empadronada.

Este empadronamiento primero fue hecho siendo Cirenio gobernador de Siria. E iban todos para ser empadronados, cada uno a su ciudad. Y subió José de Galilea, de la ciudad de Nazaret, a la ciudad que se llama Bethlem, por cuanto era de la casa y familia de David; para ser empadronado con María su mujer, desposada con el, la cual estaba en cinta. Y aconteció que estando ellos allí, se cumplieron los días en que ella había de parir. Y parió a su hijo primogénito, y le envolvió en pañales, y acoto en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

GENEALOGIA DE JESUS POR PARTE DE JOSE

MATEO: 1:1-17

Libro de la generación de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abraham. Abraham engendro a Isaac: e Isaac engendro de Thamar a Phares y Zata: y Phares engendro a Esrom: y Esrom engendro a Aram: y Aram engendro a Aminadab: y Aminadab engendro a Naasson: y Naasson engendro a Salmon: y Salmon engendro a Rahab a Booz, y Booz engendro de Ruth a Obed: y Obed engendro a Jesse: y Jesse engendro al rey David: y David engendro a Salomón de la que fue mujer Urias: y Salomon engendró a Roboan: y Roboan engendro a Abia: y Abia engendro a Asa: y Asa engendro a Josaphat: y Josaphat engendro a Joram: y Joram engendro a Ozaias: y Ozaias engendro a Joatam: y Joatam engendro a Achaz: y Achaz engendro a Ezechias: y Ezechias engendro a Manases: y Manases engendro a Amon: y Amon engendró a Josias:y Josias engendro a Jechonias y sus hermanos, en la trasmigración de Babilonia. y después de la trasmigración de Babilonia, Jechonias engendró a Salathaiel: y Salathaiel engendró a Zorobabel.: y Zorobabel engendro a Abiud: y Abiud engendro a Eliachim: y Eliachim engendro a Azor: Y Azor engendro a Achim: y Achim engendro Eliud: y Eliud engendro a Eleazar: y Eliazar engendro a Mathan:y Mathan engendro a Jacob: y Jacob engendro a José, marido de Maria, del cual nació Jesús, el cual es llamado el cristo. De manera que todas las generaciones desde Abraham hasta David son catorce generaciones: y desde David hasta la trasmigración de Babilonia, catorce generación: y desde la trasmigración de babilonia hasta Cristo, catorce generaciones.

JOSE TOMA A MARIA POR MUJER

MATEO: 1:25

(BETHLEHEM)

Y no la conoció hasta que parió a su hijo primogénito: y llamo Jesús.

LA ADORACION DE LOS PASTORES

LUCHAS: 2:8-20

(BETHELEM)

Y había pastores en la misma tierra, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su ganado. Y he aquí el ángel del Señor vino sobre ellos, y la claridad de Dios los cercó de resplandor; y tuvieron gran temor. Mas el ángel les dijo: no temáis; porque he aquí os doy nuevas de gran gozo, que será para todo el pueblo: que os ha nacido hoy, en l ciudad de David un salvador, que es Cristo el Señor y esto os será por señal.: hallareis al niño envuelto en pañales, echado en un pesebre.

Y repentinamente fue con el ángel una multitud de los ejércitos celestiales. Que alababan a Dios, y decían: gloria en las altura en las alturas a Dios, y en la tierra paz, buena voluntad para con los hombres. Y aconteció que como los Ángeles se fueron de ellos al cielo, los pastores dijeron los unos a los otros: pasemos pues hasta Bethelem que es Señor nos ha manifestado. Y vinieron a prisa, y hallaron a Maria, y a José. Y al niñito acostado en el pesebre. Y viéndolo, hicieron notorio lo que les había sido dicho del niño. Y todos los que oyeron, se maravillaron de lo que los pastores les decían. Más Maria guardaba todas estas cosas, confiriéndolas en su corazón. Y se volvieron los pastores glorificando y albando a Dios de todas las cosas que habían oído y visto, como les había sido dicho.

LA CIRCUNCICION Y PRESENTACION DE JESUS EN EL TEMPLO

LUCAS: 2:21-38

(BETHELEM. JERUSALEM)

Y pasados los ocho días para circuncidar niño, llamaron su nombre Jesús; el cual fue puesto por el ángel antes que el fuese concebido en el vientre. Y como se cumplieron los días de la purificación de ella, conforme a la ley de Moisés, le trajeron a Jerusalem para presentarle al Señor (como esta escrito en la ley del Señor todo varón que abriera la matriz, será llamado santo al Señor), y para dar la ofrenda conforme a lo que esta dicho en la ley del Señor un par de tórtolas o dos palominos. Y he aquí, había un hombre en Jerusalén, llamado Simeón, y este hombre, justo y pío, esperaba la consolación de Israel: y el espíritu santo era sobre el. Y había recibido respuesta del Espíritu Santo, que no vería la muerte antes que viese al Cristo del Señor y vino por espíritu al templo.. y cuando metieron al niño Jesús sus padres al templo, para hacer el conforme a la costumbre de la ley, entonces el le tomo en sus brazos, y bendijo a Dios, y dijo: ahora despides, Señor, a tu siervo, conforme a tu palabra, en paz; porque han visto mis ojos tu salvación, la cual has aparejado en presencia de todos los pueblos; luz para ser revelado a los gentiles y la gloria de pueblo Israel. Y José y su madre estaban maravillados de las cosas que decían de el. Y los bendijo Simeón, y dijo a su madre Maria: he aquí, este es el puesto para caída y para levante de mucho en Israel; t para señal a la que será contradicho; y una espada traspasara su alma de ti misma, para que sean manifestados los pensamientos de muchos corazones. Estaba también allí Ana, profetisa, hija de Phanuel, de la tribu de Aser; la cual había venido en grande edad, y había vivido con su marido siete años desde su virginidad;. Y era viuda de hasta ochenta y cuatro años, que no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. Y esta, sobreviniendo en la misma hora, juntamente confesaba al Señor. Y hablaba de el a todos los que esperaban la redención de Jerusalem.

LA ADORACION DE LOS MAGOS

MATEO: 2:1-12

(BETHELEHEM)

Y como fue nacido Jesús en Bethlejem de Judea en días del rey Herodes, he aquí unos magos vinieron del oriente a Jerusalem, diciendo: ¿Dónde esta el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y vinimos a adorarle. Y oyendo esto el Herodes, se turbo, y toda Jerusalem con el. Y convocados todos los príncipes de los sacerdotes, y los escribas del pueblo, les pregunto donde había de nacer el cristo. Y ellos le dijeron en Bethlehem de Judea; porque así esta escrito por el profeta: y tu, Bethlehem, de tierra de Judá, no eres muy pequeña entre los príncipes de Judá porque de ti saldrá un guiador, que apacentara a mi pueblo Israel, entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, entendió de ellos diligentemente el tiempo del aparecimiento de la estrella; y enviándolos a Bethlehem, dijo: andad allá, y preguntad con diligencia por el niño; y después que le hallareis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore. Y ellos, habiendo oído sal rey, se fueron: y he aquí la estrella que habían visto en el oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando, se puso sobre donde estaba el niño. Y vista la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y entrando en la casa, vieron al niño con su madre Maria y postrándose, le adoraron; y abriendo sus tesoros le ofrecieron dones, oro e incienso y mirra. Y siendo avisados por revelación en sueños que no volviesen a Herodes, se volvieron a su tierra por otro camino.

El viaje a Galilea y la huida a Egipto

MATEO: 2:13-23

LUCAS: 2:39-40

(BETHLEHEM, NAZARET Y EGIPTO)

Partes: 1, 2, 3, 4, 5

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