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Fundación y auge de la confederación de trabajadores de Costa Rica: 1934-1948



  1. Introducción
  2. Contexto productivo y organización
    sindical
  3. La
    Confederación de trabajadores de Costa
    Rica
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía

Introducción

En 1939 el dirigente obrero Rodolfo Guzmán
esbozó tres períodos del movimiento sindical.
Primero, el desplazamiento de los dirigentes ligados con el
reformismo y surgimiento de los cuadros comunistas. Segundo, el
cambio de criterio y orientación de las clases gobernantes
sobre las causas de la combatividad de la clase obrera; los
comienzos de la legislación social y el crecimiento de los
sindicatos en la sociedad. Tercero, el sindicalismo comienza a
adquirir un papel activo en la vida nacional, ligado al
desarrollo de la economía y la política. El cuarto
momento debía culminar en la creación de una
confederación obrera. (Trabajo 13-5-1939: 5-6).

Esta construcción exalta la ideología de
los dirigentes y obreros sindicalizados, el cambio de actitud en
los gobernantes acerca del conflicto obrero patronal en tanto
dato objetivo de las relaciones sociales y en consecuencia, sus
apelaciones al Derecho, a medidas de control social y a la
búsqueda de consenso ciudadano. Por último, la
relación entre sindicalismo, desarrollo económico y
las formas de ejercer el poder. Según esta
percepción para comprender el significado social e
histórico del sindicalismo no basta con conocer sus fines,
objetivos, funciones y estructura. Es necesario, además,
insertarlo en la dinámica de los conflictos sociales, la
dominación ideológica y el ejercicio
democrático burgués del poder estatal.

El dirigente del Sindicato Nacional de Zapateros no hace
cronología del movimiento. Los estudios del historiador
Vladimir de la Cruz, permiten afirmar que la primera fase
coincide con el decenio 1913-1923, años de actividad de la
Confederación General de Trabajadores y su
disolución para fundar el Partido Reformista que
lideró el exsacerdote Jorge Volio.

El segundo período se ubica entre 1923 y 1933. El
9 de abril de 1923 varios sindicatos y un sector de la CGT que no
siguieron al Partido Reformista, se agruparon en una
Federación Obrera, editaron el boletín La Lucha e
impulsaron una nueva Confederación Obrera. Entre 1927 y
1928 los trabajadores asalariados declararon varias huelgas,
nacieron 15 sindicatos y hubo 10 conflictos de tierras. (De la
Cruz, 1981:222). Al año siguiente el capitalismo
entró en una profunda depresión y en esa coyuntura
se formó otro frente sindical: La Unión General de
Trabajadores. Entre 1931 y 1933 esta agrupación se
sumó a la CGT y a la Sociedad de Ebanistas y Carpinteros
-creada en 1919- y le dieron forma y contenido al proceso de
sindicalización que surgió como respuesta a los
abusos de los patronos, el desempleo, la contracción
salarial, el alza en el costo de vida y la devaluación
monetaria, derivadas de la crisis económica.

El tercer período remite a los años
1934-1943 y se puede ampliar como objeto de observación y
análisis hasta la Guerra civil del 48 para incluir la
fundación, auge y disolución de la
Confederación de Trabajadores de Costa Rica, CTCR, con los
siguientes objetivos.

  • 1) Relacionar la protesta laboral y otros
    conflictos entre trabajadores y patronos, con la continuidad
    de las luchas sindicales y el crecimiento de este tipo de
    organizaciones de obreros ligados con el Partido Comunista
    entre 1934 y 1943.

  • 2) Comprender la constitución y el
    funcionamiento de la CTCR en el contexto de las alianzas
    políticas ante la crisis del Estado liberal que
    culminó en la reforma constitucional y la
    adopción de un Estado de derechos y garantías
    sociales.

  • 3) Conocer acontecimientos de la historia del
    movimiento obrero internacional y de la historia del Partido
    Comunista que influyeron en el nacimiento y los primeros
    años de actividad de la CTCR, hasta la Guerra Civil de
    1948.

Contexto
productivo y
organización sindical

Entre 1890 y 1940 la economía nacional
quedó delimitada en los cultivos de exportación
localizados en el Valle Central, el Atlántico, Guanacaste
y el Pacífico Sur. Los trabajadores, empresarios y
comerciantes de café dinamizaron las estadísticas
del crecimiento, pues el enclave bananero casi no
favoreció la acumulación interna de capital, ni la
distribución de riqueza. Ambos cultivos resintieron la
contracción de la producción, comercio e
inversiones a raíz de la Primera Guerra Mundial y la
depresión de 1929-1933.

Esa coyuntura afectó en menor grado la
producción de cacao; no así al ciclo
agrícola e industrial del azúcar y
destilación de licores. La producción de fibras y
caucho se activó con las guerras mundiales. La
ganadería transitó del engorde, a la empresa de
cría y pasteurización de leche y el comercio de
grasas y cueros. La explotación de bosques y canteras
fluviales complementó la extracción e industria
maderera y de construcción urbana. La crisis del 29
paralizó la minería de plata y oro. Desde 1936 una
amplia red de caminos lastrados y una faja más angosta de
carreteras asfaltadas transitadas por unos pocos camiones y
vehículos, delinearon la ruta del comercio y consumo de
importaciones, provenientes ahora del mercado
norteamericano.

Casi todo el territorio era área de bosques,
montañas o baldíos denunciados como propiedad
privada, pero aún sin cultivar. La población, con
tasas ascendentes, siguió arraigada al Valle Central. En
1896 culminó una fase de regalías de tierras
ganaderas, bananeras, auríferas y forestales que
consolidaron la tenencia latifundista. Entre 1909 y 1934 la
presión sobre las tierras cafetaleras y las crisis
alimentarias justificaron el reparto de tierras a las
municipalidades y las leyes de cabezas de familia. Pero en 1939
se reglamentó la apropiación de baldíos y al
calor de la Segunda Guerra se generó una ola de
migraciones de campesinos al interior del país que hizo
aflorar la ocupación ilegal de parcelas y fundos bajo la
forma de tenencia precarista de la tierra. El proceso
gestó la Unión Campesina de Lucha por Tierras y
Créditos, creada en 1942 y al año siguiente "la Ley
de Parásitos" para legalizar las ocupaciones de
hecho.

A comienzos del siglo XX se acentuó la
transición de la artesanía a la manufactura.
También el paso de la vida aldeana al ajetreo y "la
aglomeración" citadina. En 1907 operaban 46 empresas que
requerían 744 obreros productores de bienes de consumo no
duradero, alimentos y artículos de uso doméstico.
En 1927 la población censal ocupada era 150.000. El sector
absorbía el 14% de la ocupación y los asalariados
representaron del 40% al 72% entre 1927 y 1950. La ley de
protección industrial de 1940 exoneró de impuestos
la importación de materias primas y bienes de capital. Ese
año había 1112 industrias, el 43% para producir
alimentos y bebidas. En 1943 se fundó la Cámara de
Industrias con 370 empresarios afiliados y el ramo ocupó
el 8.5% del PIB entre 1946 y 1950.

Las inversiones del Estado priorizaron la
enseñanza primaria, saneamiento de ciudades,
organización del espacio urbano, regulación
policial del orden público y más atención a
las demandas de pobladores del Valle Central que a las
necesidades de los habitantes del campo. Los puntos de
fricción entre el interés público y los
afanes de lucro privado tuvieron matices álgidos en los
campos de la explotación hidráulica, dominio de las
aguas, contratos eléctricos, los convenios bananeros en el
Pacífico, transporte ferroviario y explotación
minera. Desde 1928 la Liga Cívica Juan Rafael Mora
izó otra bandera de soberanía y dignidad nacional
con la noción de antiimperialismo. (Abarca et al. 2009:
107-121).

En ese entramado, el legado histórico de
disidencia política y lucha social recreó la
tesitura del movimiento obrero y popular. Entre 1934 y 1947 los
obreros de empresas manufacturas y agrícolas y
trabajadores del Estado realizaron 72 huelgas, el 69.4% hasta
1943. En 1934 se presentó la mayor densidad de conflictos
debido a las huelgas de los zapateros. Diez protestas ocurrieron
en la agricultura del café, caña, banano y la
minería; ocho en transporte y servicios del Estado; 2 en
el comercio de carnes y 50 en talleres y empresas de
manufacturas. De éstas 34 ocurrieron en zapaterías,
6 en panaderías, 4 en tipografías y 2 en
fábricas textiles. Las restantes en labores como
ebanistería, electricidad, marineros, metalúrgicos,
cremación, bebidas y alimentos, y en San José hubo
una huelga comunal de no pago de tarifas de agua El 1 de mayo de
1937 varias organizaciones firmaron un pliego de 22 demandas
sobre las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores
que fue presentado a la Asamblea Legislativa. (Trabajo. Varios
números. 1934-1947)

Esas protestas no siempre fueron propiciadas y
dirigidas, previa organización sindical. Conjugaron
diversas experiencias de lucha comandadas por asociaciones,
uniones y coaliciones de trabajadores; aunque en 1930
existía un número respetable de sindicatos, tres
federaciones y una confederación. De manera que el impacto
de la crisis económica en los salarios, ocupación,
escasez y alza en el costo de la vida no cayó en un
ambiente social de pasividad, ni de incapacidad de los
trabajadores para responder a las condiciones de
explotación, agravadas por la depresión
económica y la crisis de la Segunda Guerra
Mundial.

Asimismo, la conciencia de clase y de identidad social
de los asalariados obreros, artesanos y empleados, contrapuesta a
la situación de los patronos y de las clases adineradas,
se cultivaba con intensidad desde 1890. Periódicos
liberales, anarquistas, católicos, hojas y boletines
gremiales y sindicales, bibliotecas privadas y públicas,
textos de Derecho y literatura para la enseñanza en los
liceos retroalimentaban nuevas visiones de sociedad. Se divulgaba
sin mucha censura las proposiciones generales de las doctrinas de
la Iglesia Católica, el anarquismo, el socialismo, el
reformismo liberal y el comunismo; éste último en
las experiencias de los partidos de Europa, México,
Centroamérica y América Latina. Ante todo, acerca
del antiimperialismo; en la versión de repudio a las
invasiones de las tropas norteamericanas y su apoyo a sangrientas
dictaduras o contra las inversiones en ferrocarriles,
electricidad, muelles, minería y plantaciones, las cuales
constreñían el mercado interno.

Hasta 1943 la constitución de organizaciones
sociales y laborales tenía sustento en el Código
Civil. Pero los sindicatos defendían el salario
mínimo, las condiciones de trabajo, el respeto a la
dignidad y buen trato en el empleo, la resistencia a la
cesantía forzosa, y la libertad de asociación y de
crítica a la dominación ideológica y al
régimen político. El movimiento irrumpió
ascendente desde 1920 y recibió influencia
ideológica marxista desde instancias como el Grupo
Germinal, la Asociación Revolucionaria de Cultura Obrera,
el Bloque de Obreros, Campesinos e Intelectuales, creado en 1929,
la Liga Cívica "Juan Rafael Mora", las lecciones de la
Universidad Popular y la agitación del Partido Comunista,
fundado el 6 de junio de 1931. La organización sindical
que realizaban sus militantes y dirigentes la divulgó el
semanario Trabajo desde 1931 con marcado acento de beligerancia y
confrontación de clases, hasta 1941.

Según ese periódico entre 1934 y 1947 se
crearon 128 organizaciones, el 69% después de 1943.
Estuvieron activos 106 sindicatos, 3 uniones, 5 asociaciones, 4
federaciones, 5 secciones del Comité de Enlace Sindical y
5 secciones de la Unión Campesina de Lucha por Tierra y
Crédito. De 114 organismos de base 39 sindicatos se ubican
en la manufactura, 25 en agricultura, 3 en minería, 5 en
plantaciones bananeras, 5 en plantas eléctricas, 10 en
construcción y afines, 5 en explotación y
aserrío de maderas, 7 en labores ferroviarias y transporte
marítimo, 6 en comercio, 3 en oficios varios y 6 en
instituciones estatales.

La efervescencia social influyó en la
percepción, actitudes y leyes específicas que
emitieron los gobiernos liberales. Hasta 1943 las relaciones de
trabajo se definían como contratos de servicios,
según los Art. 1169 al 1174 del Código Civil. Las
leyes laborales surgieron de manera dispersa entre 1900 y 1920 y
algunas sugieren resabios de relaciones señoriales. Por
ejemplo, la Ley No. 81 del 20 de agosto de 1902 penaba las deudas
por trabajo y el patrono podía retener hasta un 1/3 del
jornal; había multas y arrestos por no prestación
de servicios y los días de incapacidad se pagaban con
deudas. La Ley No. 61 del 12 de agosto de 1912 estableció
el salario en dinero pues se usaba el sistema de vales y cupones.
La Ley No. 51 del 28 de octubre de 1922 autorizó al Poder
Ejecutivo para reclutar trabajadores fuera del país y
previó la repatriación forzosa por razones
socioculturales o políticas.

Tales condiciones de trabajo fueron cambiando desde la
constitución de la OIT en 1919. En Costa Rica, la huelga
de 1920 conquistó la jornada de 8 horas en talleres,
fincas y empresas según la Ley No. 100 del 9 de diciembre;
no así en el comercio, que dejó la jornada en 10
horas. La Ley No. 51 del 24 de febrero de 1924 prohibió el
empleo de mujeres y niños en sitios insalubres y en el
manejo de máquinas. El Art. 74 obligó al patrono a
tener médicos o pagar hospital a los obreros. En 1925 el
Partido Reformista logró la Ley de Accidentes de Trabajo
No. 53 del 31 de enero. Pero excluyó al servicio
doméstico, agricultura, ganadería, transporte y las
empresas agroindustriales que contrataban menos de 5 obreros o
que no usaban maquinaria.

La creación de la Secretaría de Trabajo y
Previsión Social por Ley No. 33 del 2 de julio de 1928
acentuó la mediación del Estado en materia
ocupacional e higiene laboral. En 1929 la jornada de 8 horas se
extendió a otros oficios. La norma No. 14 del 22 de
noviembre de 1933 creó el Consejo Obrero Patronal para
fijar los salarios; estableció el jornal mínimo en
1 colón y creó la Oficina Técnica de Trabajo
encargada de arbitrar los conflictos laborales. En 1934 se
crearon Comisiones Cantonales de Salarios, presididas por los
Jefes Políticos. La Ley No. 157 del 21 de agosto de 1935
fijó en 0.25 por hora el salario en fincas de café,
azúcar y tabaco, y 0.50 en labores bananeras.
(Avilés, 1973: 51-69).

En síntesis, en la década 1929-1939 se fue
forjando otra realidad económica y aspiraciones subjetivas
en la clase trabajadora, no sólo para desarrollar el
movimiento obrero y popular, sino también para legitimar
la fundación del Partido Comunista. Las funciones
ideológicas, de agitación social y control
político, parlamentario y municipal que desplegaron los
dirigentes comunistas, estimularon las protestas reivindicativas
de obreros, campesinos e intelectuales. Esta vez, en bastante
sincronía con la crisis del régimen liberal
incubada en el advenimiento del totalitarismo nazi, fascista y
falangista, y el comienzo de La Segunda Guerra
Mundial.

La
Confederación de trabajadores de Costa
Rica

La huelga general de zapateros de 1934, más que
la huelga bananera de ese año, generó un proceso de
organización y aglutinación de los sindicatos
manufactureros y agrícolas. Entre 1935 y 1939 los
sindicatos del calzado fueron el frente laboral más
combativo para que los patronos aceptaran las leyes de salario
mínimo, la libertad de organización, los
comités de empresa y el saneamiento de talleres y
fábricas. Entre julio y octubre de 1939 celebraron tres
Conferencias Nacionales. Fundaron el Sindicato Nacional de
Zapateros y un Comité Nacional para impulsar una
Federación Obrera. Reactivaron un Comité de Enlace
Sindical (CNE) creado en 1938 y convocaron al Congreso Obrero
Nacional que se celebró del 1 al 4 de noviembre de 1942.
(Abarca, 2012. En
http://www.monografias.com/trabajos94/)

El CES creado en abril de 1941 lo integraron Rodolfo
Guzmán, Secretario General, por el SNTC; José
Gutiérrez, finanzas, por los trabadores de la Harina;
Miguel A. Guevara, Actas, del Sindicato de Artes Gráficas
y Francisco Brizuela, Fiscal, por la Asociación de
Empleados Eléctricos. El Comité se propuso unir y
coordinar las luchas en el nivel nacional. Hacer efectiva la
solidaridad de los sindicatos entre sí y con los actos de
apoyo al gobierno o a particulares que obliguen al respaldo del
movimiento obrero. Intensificar la organización sindical.
Crear la Confederación de Trabajadores de Costa Rica
(CTCR) (Trabajo 23-5-1941: 4). Entre enero y octubre de 1942 se
integraron las secciones de los CES en Puntarenas, Limón,
Heredia, Alajuela y Cartago. Convocaron a dos conferencias
provinciales con asistencia de 63 organismos y a dos asambleas
nacionales, previo el congreso que creó la
Confederación, en setiembre de 1943. Los CES no
desaparecieron con la fundación de la CTCR.

El Congreso sesionó en el Estadio Mendoza con
delegados de 96 sindicatos y federaciones que tenían 3.000
afiliados. Vicente Lombardo Toledano (1894-1968) vino al
país en noviembre de 1942 y presidio la
inauguración. En otro discurso, Rodolfo Guzmán
estimó el evento, "un paso hacia la unidad de la clase
trabajadora" y la Confederación, "una instancia para
defender la democracia con contenido económico y la
política social del Dr. Calderón Guardia".
Nombraron Presidente Honorario al Dr. Calderón Guardia.
Acordaron enviar un saludo a Winston Churchill, José
Stalin y Teodoro Roosevelt. Dar un voto de simpatía al
Arzobispo Sanabria. Pedir relaciones diplomáticas con La
URSS. (Trabajo 18-9-1943: 1-2 y 9-10-1943:1-4)

Esos acuerdos denotan la orientación
ideológica, sindical y de política internacional y
electoral que entonces propiciaba el Partido Comunista al cabo de
siete años de adhesión a la Tercera Internacional,
durante el período de Stalin. El PCCR ingresó a ese
organismo en 1935 y ese año el VII Congreso de la
Internacional aprobó las tesis sobre la alianza de la
clase obrera con el proletariado y las clases medias no
comunistas, antifascistas y democráticas, conocida como
los frentes populares. La solidaridad con los republicanos en la
Guerra Civil Española (1936-1938) y la primera fase de la
Guerra Mundial, entre 1939 y julio de 1941, fortalecieron los
objetivos antifascistas y el acercamiento entre partidos y
movimientos políticos, antes divorciados por la
oposición a la URSS y a la ideología comunista.
Pero también propiciaron el surgimiento desde 1938, del
movimiento comunista inspirado y dirigido por León Trotsky
(1879-1940), el cual reivindicó la tradición
revolucionaria de las Internacionales Comunistas, hasta
1935.

Después de los ataques de Hitler a la URSS y a
Pearl Harbour, en la mayoría de los países
occidentales, las alianzas políticas
democrático-burguesas derivaron, en el plano de la lucha
social y nacional, hacia la colaboración de la clase
obrera con los capitalistas y la tolerancia con la
política imperialista de las potencias del eje
antifascismo. Los paridos comunistas acogieron con gozo los
acuerdos de la Carta del Atlántico del 14 de setiembre de
1941, en la cual, Roosevelt y Churchill firmaron un acuerdo de
respeto a la autodeterminación de los pueblos, libre
comercio y colaboración entre las naciones con los
países de menor desarrollo.

Por su parte, el PCUSA dirigido por Earl Browder
(1891-1973) proclamó en 1942 el fin de la era del
imperialismo y el despertar mundial de la democracia. Al
año siguiente, el inicio de la Conferencia de
Teherán el 28 de noviembre de 1943 formalizó la
alianza de Inglaterra, La URSS y Estados Unidos para enfrentar
conjuntamente al totalitarismo alemán, italiano y
japonés. Producto de estas coincidencias
ideológicas y de las luchas internas que despertó
en Costa Rica la aprobación de las Garantías
Sociales, el PC se disolvió en setiembre de 1943 y
surgió el Partido Vanguardia Popular (PVP) para darle
forma al Bloque de la Victoria; alianza que facilitó al
Partido Republicano la Presidencia del Lic. Teodoro Picado en
1944. (Cerdas y Contreras, 1988: 44-107).

El cambio ideológico y el enfoque político
de unidad nacional del PCCR, permeó a la dirigencia
sindical desde octubre de 1942. En la Asamblea constitutiva del
Sindicato de Trabajadores Agrícolas de Siquirres,
representantes de las fincas bananeras San Alberto,
Canadá, Esperanza, Cultivés y Las Indias aprobaron
la moción de Arnoldo Ferreto, Secretario de
Organización del PC y Regidor por Heredia, tendiente "a no
apelar a la huelga ni a métodos que interrumpan el trabajo
y la producción, dado que el cultivo de caucho y
abacá es necesario para abastecer necesidades de la
Segunda Guerra, en la cual se resuelve el porvenir del
país" (sic). (Trabajo 3-10-1942:2). En la Conferencia
Nacional de Sindicatos del 18 de octubre, 63 organizaciones
acordaron renunciar a la huelga, tramitar los conflictos en la
Junta de Conciliación y Arbitraje, previo dictamen de la
Oficina Técnica del Trabajo creada en 1936, y centralizar
la dirección en el CNSE. (Trabajo
24-10-1942:2-4).

Por ello la CTCR se abocó a organizar el trabajo
burocrático, ahora como requisito contemplado en el
Código laboral y privilegió la conciliación
laboral. En enero de 1944 informó la apertura de una
oficina para cada una de las 7 secretarías. Tramitó
27 demandas individuales de trabajo y 17 colectivas, 14 denuncias
a la Inspección General de Trabajo y había
pendientes 36 quejas individuales, 3 colectivas y 4 en fase de
Inspección. Tenía inscritos 91 sindicatos y
participaba en la Comisión Mixta de Salarios y el Consejo
Nacional de la Producción. (Trabajo 22-1-1944: 1-4 y 29
1-1944:1-4) En el primer congreso realizado los días 8 y 9
de julio estaban afiliadas a la CTCR 135 organizaciones. (Trabajo
15 julio de 1944: 2-4). Otro informe del mes de octubre, indica
que envió 67 comunicados a los patronos por demandas de
trabajadores, tramitó 66 denuncias ante la
Inspección de Trabajo y 43 arreglos extrajudiciales con
empresas. En un año habían tramitado 300 denuncias
contra empresas industriales, entre ellas 90 conflictos
colectivos. (Trabajo 20-1-1945:11)

La euforia por las tesis de política reformadora
y los métodos conciliatorios de trabajo sindical, se
vivió en los años 1944-45. En febrero de 1944 el
directorio de la CTCR y los secretarios de los CES acordaron
"realizar una labor conjunta con la Confederación de
Trabajadores "Rerum Novarum", brazo sindical del Partido
Demócrata constituido en 1943, para "garantizar de manera
efectiva el derecho de organización". (Trabajo
11-3-1944:3). En otro ángulo, el primer Consejo Nacional
de la CTCR reunido el 8 y 9 de julio, acordó defender los
precios del café en el mercado norteamericano por medio de
la Confederación de Trabajadores de América Latina,
CTAL, creada en 1938, y editar el boletín sindical
Combate. (Trabajo 8-7-1944:2)

El 2 de octubre de 1944 el congreso constitutivo de la
Federación de Trabajadores de Limón (FETRAL)
acordó "cooperar con todas las fuerzas progresistas de la
provincia y del país, de todas las clases sociales y de
todas las razas, a fin de que se resuelvan los problemas
más urgentes. Procurar un acercamiento cordial y sincero
entre ésta y la UFCo para que en un ambiente conciliatorio
se atiendan todos los conflictos obrero patronales e igualmente
con la Northern Railway Co." Firma, Joaquín
Hernández P. Secretario General. (Trabajo
7-10-1944:1).

Ese mismo mes, el Congreso Extraordinario del PVP
trazó línea al movimiento obrero. El Partido "debe
procurar que los conflictos entre el capital y los trabajadores
se resuelvan pacíficamente, pero en un plano de justicia
para los trabajadores… Los dirigentes sindicales afiliados
al Partido deben encontrar la forma de entenderse cordialmente
con las compañías norteamericanas y los
capitalistas nacionales… en vista de la nueva
política de las potencias democráticas en
Teherán… Se trata de llegar a un
entendimiento… mediante el cual se mejoren las condiciones
de vida de las masas y se dé garantía al capital
para trabajar sin los choques violentos de clases". (Trabajo
7-10-1944:1). En noviembre, hubo varias reformas al Código
de Trabajo, aprobado en agosto de 1943, una de las cuales
eliminó el derecho a la huelga a los trabajadores del
transporte público, café, banano, ganadería
y actividades del Estado. (Trabajo 11-11-1944:1-3).

En enero de 1945 la Federación de Trabajadores de
Turrialba divulgó la actitud colaboradora de los
empresarios Herzog, dueños de la Hacienda Atirro. (Trabajo
20-1-1945: 11) Ese Primero de Mayo los sindicatos desfilaron con
la consigna: "Por la colaboración entre las clases y la
defensa económica de la República". El Pleno del
Comité Central del PC, de febrero del mismo año,
reiteró: "que se haga toda clase de esfuerzos para evitar
que los conflictos entre el capital y el trabajo tengan que
resolverse por la vía de la violencia". (Trabajo
17-3-1945:3-6) El Partido tenía 2.535 militantes (Trabajo
27-1-1945:3).

A raíz de una campaña contra el
sindicalismo, ese año Rodolfo Guzmán salió
en defensa de la Confederación, a través de la
emisora la Voz de la Víctor. "La CTCR es un hecho social
más que una institución legal, cuyo origen fue el
proyecto de enviar a la Asamblea Legislativa la reforma
constitucional para incluir las Garantías Sociales y el
Código de Trabajo". (Trabajo 20-1-1945: 11). En esas
circunstancias, los días 15 y 16 de junio de 1946,
después de dos años y medio de haber sido aprobado
el Código, la CTCR convocó al Congreso para elegir
al Comité Nacional Ejecutivo, al cual asistieron 150
delegados. El Dr. Calderón Guardia fue nombrado de nuevo
Presidente Honorario. El Comité Ejecutivo quedó
integrado por 13 secretarías: 4 representantes de
sindicatos zapateros, 4 del sector de construcción, 1
tipógrafo, 1 mecánico, 1 abogado y 2 estudiantes de
leyes. (Trabajo 22-6-1946:2).

La Confederación quedó inscrita en el
libro de organizaciones sindicales de la Secretaría de
Trabajo en el Tomo IV, Folios 241-250 y Tomo V, Folios 6 y 7 del
20 de setiembre de 1946. En el Acta protocolar del 12 de agosto
firmaron 34 delegados: 9 zapateros, 4 sastres, 2 ebanistas, 3
tipógrafos, 2 estibadores, 3 jornaleros, 1 agricultor, 2
misceláneos, 2 comerciantes, un representante de
oficinistas, obreros bananeros, marineros y 2 no especificados.
De ellos 15 casados, 15 solteros, 1 viudo, 1 divorciado y 2 sin
especificar. La Federación de Trabajadores de San
José tuvo 12 delegados, 5 las de Alajuela y Cartago, 4 por
Puntarenas y 3 de Limón. El acta de 43 artículos
indica las jerarquías: el Congreso Nacional, el Consejo
Nacional y el Comité Ejecutivo Nacional. Se definieron las
funciones de cada órgano y su dinámica interna:
quórum, sesiones ordinarias y extraordinarias, criterios
de votación, etc.

El Art. 30, incisos 9-10 centralizó las
decisiones sobre el ejercicio del derecho a la huelga.
Estableció que las organizaciones quedaban obligadas a
"informar previamente al Comité Nacional Ejecutivo de
cualquier huelga parcial que se pretenda llevar a cabo" y a "no
celebrar pactos o convenios con otras organizaciones no
confederadas o de otra índole, sin la aprobación
del Comité Ejecutivo". El Art. 31 establece como derecho
de los afiliados, "solicitar y obtener intervención del
CNES en los conflictos que se presenten entre los gremios o de
tipo obrero patronal". Se estableció la cuota de 2% del
dinero efectivo disponible por la organización al momento
de ingresar a la confederación; 20% de la cuota ordinaria
del sindicato o federación y el 40% de los ingresos, en el
caso de sindicatos no federados.

La Confederación convocó al Primer Consejo
Nacional para los días 22 y 23 de abril de 1944.
Editó el segundo número del boletín Combate
e inauguró los planes de estudio del programa de
Universidad Popular; cursos que impartían Carlos Luis
Fallas, Enrique Benavides y Carlos Luis Sáenz. (Trabajo
11-3-1844:3) La escuela universitaria comenzó lecciones el
16 de julio con 125 estudiantes. Simultáneamente la CTCR
inició una campaña económica para financiar
una imprenta. (Trabajo 8-7-1944:2)

La Segunda Guerra Mundial entró en fase final en
mayo de 1945. Entre abril y mayo de 1946 los jefes de Estado de
Gran Bretaña, Francia, Estados Unidos y la URSS reunidos
en la Conferencia de París, definieron el futuro mapa
político de Europa de la postguerra. La alianza
antifascista de las potencias quedó sin efecto desde la
Conferencia de Yalta de febrero de 1945 y al año
siguiente, Inglaterra y Estados Unidos firmaron la alianza
preventiva contra la presencia del Ejército Rojo en
Europa. Con ello se inició "la Guerra
Fría".

En ese contexto la CTCR participó en el Congreso
de la CTAL que se realizó en Costa Rica en noviembre de
1946. Se discutió la nueva coyuntura de
confrontación y división sindical entre la
Federación Americana del Trabajo (AFL) y la CTAL, ahora
censurada por sus nexos con los partidos comunistas y con la
URSS. Se analizó el Plan militar del Presidente Trumann
sobre América Latina que originó el TIAR, y el Plan
Clyton relacionado con la protección a los monopolios
norteamericanos en un sistema de libre comercio internacional.
(Trabajo 16-11-1946:1)

En concordancia, los dirigentes sindicales redefinieron
el alcance del imperialismo. "Se puede afirmar que la causa de la
emancipación económica de nuestros pueblos, de su
desarrollo industrial, de la solución de su problema
agrario, de su educación y de su cultura, desde
México hasta Argentina y Chile, está
indisolublemente ligada a la lucha contra el imperialismo y las
fuerzas internas divisionistas en el seno del movimiento obrero
que conducen a desarmar las luchas de la clase obrera y del
campesinado". (Trabajo 16-11-1946:1)

Seis meses después, la CTCR celebró el
Sexto Consejo Nacional y aprobó resoluciones para reformar
el Código de Trabajo en beneficio de los trabajadores del
campo; acerca de la deducción de la cuota sindical y de
tipo disciplinario. La oficina legal informó que, del 18
al 26 de junio tramitó 76 demandas por cesantía
contra la Secretaría de Fomento y 11 arreglos por la misma
causa. Acordó convocar al Tercer Congreso, pospuesto hasta
finales de setiembre "ante la gravedad de la situación
política" creada por la huelga de brazos caídos que
organizó el Partido Social Demócrata. (Trabajo
28-6-1947:1-6). El Congreso se realizó a finales de
setiembre, con asistencia de 150 delegados. Analizó un
nuevo arancel de aduanas para proteger la manufactura "amenazada
por el Plan Clyton"; acordó convocar al Primer Congreso
Nacional de los obreros del Calzado y enviar a Rodolfo
Guzmán al Congreso de la CTAL, en Santiago de Chile.
(Trabajo 20-9-1947:2)

Por su parte, en el pleno ampliado del Comité
Político del PVP que se reunió el 13 y 14 de de
julio de 1947 irrumpió la autocrítica a las
desviaciones del período 1939-1945. Consideró la
debilidad frente a las medidas del gobierno de Picado y la
necesidad de "vigorizar la acción de masas". Valoró
un error "no realizar movimientos de masa frente a las
compañías imperialistas". Rechazó la
tolerancia frente "a los ataques furiosos de las facciones
burguesas reaccionarias". Reconoció haber descuidado las
diferencias ideológicas con el Partido Republicano y la
iglesia católica en las luchas para aprobar las
garantías sociales. Estimó que la
"colaboración entre las clases fue una tesis
política falsa en su forma y fondo… y como
consecuencia, se limitó el derecho de huelga por una
reforma al Código de Trabajo y se dejó
desprotegidos a los recolectores de café".

Con relación a la CTCR, el pleno criticó
los convenios con la UFCo, empresas ferroviarias y
compañías eléctricas. Consideró que
se "abandonó la acción combativa para encharcarse
en una política saturada de burocratismo y legalismo, por
lo cual los sindicatos devinieron en simples agencias de reclamos
de prestaciones y pospusieron la lucha por alzas de salarios en
la agricultura de la caña y el café. (Trabajo
20-7-1946:1-2; 2-4-1947:3; 21-7-1947:3)

Mientras tanto, José Figueres Ferrer negociaba en
Guatemala la adquisición de armas y el ingreso de
mercenarios para expulsar el comunismo entronizado en el gobierno
de Picado. En Cartago, Mario Echandi organizaba la huelga de
brazos caídos y, el PVP por su parte, movilizó la
Columna Liniera en un recorrido de 200 km. a pie desde el
Pacífico Sur bananero, a la capital. Sus objetivos eran
apoyar al gobierno, neutralizar la ofensiva golpista del Partido
Socialdemócrata, presionar por la reducción en el
precio de los alquileres, carne y azúcar, y por un alza
general de salarios. Ese mismo día, la CCTRN
organizó otra manifestación de empleados
ferroviarios y trabajadores del Estado en actitud
contestaría a la CTCR. (Trabajo 27-9-1947:7)

Seis meses después, estalló la Guerra
Civil. La confrontación militar trajo la derrota del PVP y
del sindicalismo de la CTCR. En julio de 1950 terminó el
juicio que promovió el Pbro. Benjamín
Núñez para disolver la Confederación con
base en el decreto No 105 de la Junta de Gobierno. El acta legal
disolvió 101 organizaciones obreras: 7 federaciones
provinciales y regionales, 8 sindicatos del sector estatal, 49 de
agricultura y afines y 44 de las ramas minería, comercio y
manufactura. Sindicatos por provincias: 8 de San José, 10
de Heredia, 14 de Cartago, 4 de Turrialba, 19 de Alajuela, 21 de
Puntarenas, 20 de Limón y 2 de Guanacaste. (Archivo
Judicial, 1949. R467, A416, E186, S5. Folios Nos. 20560, 20561,
21228,17403, 17405 y 26422.). La CTCR había sido destruida
de hecho desde abril de 1948.

Conclusiones

La fundación de la Confederación de
Trabajadores de Costa Rica en 1943 no es un acontecimiento
aislado del pasado del movimiento obrero. Culmina el legado
histórico de los artesanos y obreros que desde 1875
irrumpen en las luchas sociales del país. Se sitúa
en relación de continuidad con las jornadas rebeldes de
los sectores medios y de los combatientes que derrocaron la
dictadura de Tinoco, en 1919. Hereda la lucha por la jornada de 8
horas conquistada en 1920 y la negociación política
que hizo posible, entre otras, la ley de accidentes de trabajo de
1925.

La CTCR sintetiza un renacimiento del movimiento
sindical impulsado desde 1934 por los sindicatos que, bajo el
Código Civil, reivindicaron jornadas y salarios justos,
identidad como clase trabajadora, dignidad como personas y
ciudadanos. No obstante, las luchas y experiencias de los
sindicatos y federaciones confederados en 1943, quedaron inmersas
en la coyuntura histórica que, entre 1939 y 1945,
influyó negativamente en la autonomía sindical
frente al Partido Comunista y privilegió la
conciliación laboral y la reforma política en aras
del cambio jurídico e institucional que configuró
el Estado Social de Derecho.

Pero, además, la Confederación fue columna
y espina dorsal de las contradicciones entre el capital y
trabajo, entre el Estado nación y el imperialismo, entre
el interés privado y la autonomía del Estado. Los
errores y desviaciones ideológicas, reconocidos desde 1946
por los dirigentes sindicales y políticos, es otro legado
de la historia de liberación social e independencia
nacional. Menos relevantes, quizás, que la osadía
de la burguesía agrícola y empresarial que
emergió en el período de entre guerras mundiales y
condujo al país a la Guerra Civil contrariando las
tradiciones liberales, de derechos ciudadanos y cultura
política adquiridos hasta la primera mitad del siglo
XX.

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Colección Completa 1934-1948. San José.

Huetares, Horquetas de Sarapiquí

14 de diciembre del 2012

cc:/cav

 

 

Autor:

Lic. Carlos A. Abarca Vásquez

 

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