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Hno. Julio Carpignano



  1. Elogio
    para un amigo y protector espiritual
  2. La
    Estética Católica
  3. Un
    Destello de Pintura Religiosa Cristiana
  4. Algunas Anécdotas
  5. Obras
    Logradas y No Logradas
  6. Caridad a Cambio de Precios
  7. Algunas Ideas
  8. Conclusiones

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HERMANO MAYOR

JULIO CARPIGNANO

Elogio para un amigo
y protector espiritual

Escribo este breve discurso motivado por el retorno
feliz de un gran sacerdote amigo y padre espiritual con
quién tuve la suerte de realizar un extraordinario trabajo
de arte pictórico sagrado por un espacio de casi 15
años (1992-2007) tiempo en la que participé de un
proyecto artístico no común en la historia de la
fraternidad capuchina y en general de la iglesia católica
peruana, porque se logró revivir la estética
católica.

Es mi deseo que este escrito, sea tomado como un
sencillo gesto de gratitud y admiración personal, y que
muchas veces los hombres incluido pastores religiosos se resisten
a expresarlo. La gratitud y el reconocimiento no deben ser
formalismos exteriores o de rutina diplomática, mas bien
tienen que ser expresiones íntimas, es así cuando
tiene mayor valor ante los ojos de Dios. Muchos tenemos que
aprender a dar gestos concretos de agradecimiento y ese
sentimiento devuelve la paz y la felicidad.

Y cuando uno escribe memorias en la madurez, ingresando
a la tercera edad período final de la vida humana, la
gratitud es mas sentida porque brotan verdades, recuerdos,
sueños y frustraciones, unos gratos y otros ingratos, que
ciertamente tienen mucho mas sentido y emoción. Y muchas
veces hasta hacen olvidar achaques, dolores y cuadros de ansiedad
propias de la vejez, como la pérdida gradual de
facultades.

Aunque conozco de cerca el declive final e irremediable
de la vida, con mis padres que murieron en mis brazos, siempre
hay temor, sufrimiento e incertidumbre por la ancianidad,
especialmente cuando como yo no supo prevenir ni tener reservas
para la vejez, y a pesar de tener formación espiritual
sólida me embarga pensar en el fin de la existencia
personal.

Pero por encima de esta introducción un poco
pesimista, encuentro al otro lado, la presencia viva estimulante
de un amigo y pastor espiritual, que siendo de edad mayor, nos da
un ejemplo de vitalidad física y fortaleza espiritual como
es el padre y hermano capuchino Julio Carpignano, excepcional
hombre de Dios y de corazón sobrenatural.

Este sencillo peregrino de la fe, después de
compartir sus dones con el pueblo mexicano por algunos
años, ha retornado al Perú, con el mismo carisma
franciscano que cultiva por mas de 40 años , con un
sacerdocio ejemplar e incansable predicador; genuino siervo e
inconfundible fraile cuya presencia nos alegra y
fascina.

Al conocer esta noticia del regreso al Perú, con
voz resonante tenemos que decirle BIENVENIDO HERMANO JULIO, a
esta gran casa peruana de la fe católica que construiste
afanosamente junto a jóvenes frailes y feligreses haciendo
que ella sea el faro iluminante del camino y los pasos de los
hombres que buscan a Dios.

Como creyente, amigo fraterno y servidor de la comunidad
capuchina, fui observador y testigo de su labor pastoral, de su
protección paternal y también receptor de su
caridad y santas bendiciones; de sus arengas y consejos que han
afirmado mis creencias cristianas al mismo tiempo mi sensibilidad
por el oficio artístico que cultivé hasta el
año 2009, fecha ingrata pues por razones de salud visual
dejé la pintura de caballete.

Tuvimos encuentros frecuentes en su oficina (Casa de
Formación de Arequipa) diálogos y un prolongado
trabajo de pintura religiosa que se extendió por mas de
quince años, tiempo que me permitió conocer su
invariable y radical carisma franciscano de pobreza, piedad,
misericordia y providencia, todos dones divinos que posee su
consagrada imagen personal.

He asistido a varias de sus celebraciones
eucarísticas y en cada una sentí una
atmósfera espiritual que llegaba al mismo corazón,
sin duda, era el alimento purificador del alma que nos ayuda a
vivir, y resolver los conflictos y angustias internas que como
humanos encontramos en el quehacer cotidiano.

También conozco, su temperamento
psicológico, sus afanes y temores y hasta los momentos de
fugaz alteración cuando veía que las cosas estaban
inconclusas o mal realizadas, pues deseaba que las obras y los
actos debieran ser rigurosamente logradas, y creo que
razón no le faltaba porque la perfección, el orden
y la fidelidad son aplicables en todo orden de cosas.

Otra virtud que conserva este siervo de Dios y que me ha
impresionado de sobremanera, es su amplio conocimiento, amor y
gusto depurado por el arte sagrado, especialmente de la escuela
clásica y eso se observa en la delicadeza con la cual
trata y aprecia las piezas, las reliquias, o cualquier objeto que
contenga valores espirituales y estéticos.

Ciertamente, y como ya he dicho , al escribir estas
opiniones, deseo expresar un sentimiento de admiración,
gratitud, alegría y respeto a quien considero un neto
misionero franciscano excepcional de fe cristiana y un
auténtico amante del arte sagrado, que supo revivirla en
tiempos de crisis.

Los Misterios del Arte Sagrado

Muchos aún no hemos descubierto ni entendemos los
misterios que guarda el arte sagrado, o simplemente los
confundimos o los mezclamos con las obras de otro origen o de
otras finalidades. El arte sagrado es aquella obra
específica hecha como ofrenda y testimonio
simbólico a Dios y es plasmada con los dones que el mismo
Dios a entregado a algunos hombres para que puedan transmitir en
lenguajes visibles o perceptibles los mensajes de la
divinidad.

Entonces, no es el hombre quién concede los
misterios al arte, es la obra en si misma la que irradia
misterio, lo que muchas veces no puede ser descifrada
fácilmente, dado que alcanza una dimensión
sobrenatural, es decir va mas allá de las percepciones
comunes.

Hay reglas invariables para que el arte sagrado sea tal,
entre ellas: creación, perfección,
sabiduría, creencia y convicciones sólidas de fe, y
si a ello se añade oración, claridad, pureza,
autenticidad, y trascendencia estaremos ante los reflejos sacros
del arte.

La Estética
Católica

El arte sagrado, ha sido admitida, valorada y muy bien
conservada por la iglesia católica a lo largo de era
cristiana, y en ella encontramos un amplio sistema de
simbolismos, alegorías, imágenes, muebles, templos,
catedrales con altísimos componentes espirituales y
artísticos, que muchos autores llaman el patrimonio de la
Estética Católica.

En efecto, en el universo de la religiosidad,
encontramos joyas arquitectónicas, muebles, música,
pintura, escultura, dibujos, grabados, relieves, textos,
literatura, artesanía, etc, producto de las expresiones
humanas mas geniales, que conforman un lenguaje simbólico
purificado de onda espiritualidad, constituyendo elementos y
signos de uso normal en cultos, rituales y manifestaciones
intimas de fe individual o masiva.

Esta vastedad de formas estéticas han contribuido
grandemente en la comunicación de la esencia del
cristianismo, como por ejemplo en las tareas de la
evangelización y en la transmisión de mensajes
educativos para la afirmación de la fe alrededor del
mundo. Gran mérito histórico del arte religioso
cuya efervescencia, sin embargo, ha ido decreciendo en los
últimos tiempos.

A pesar de esta decreciente producción de arte
sagrado, influenciando por la modernidad, el consumismo
materialista, y la tecnología mediática, aún
se podría alzar una segunda ola del arte cristiano, donde
la iglesia católica debería jugar un papel promotor
de mayor intensidad.

Un Destello de
Pintura Religiosa Cristiana

Creo no equivocarme, al decir que no conozco en la
historia de la iglesia católica peruana, un hecho
importante de pintura cristiana, como el que ha ocurrido en
Arequipa, entre los años 1992-2007, cuando a iniciativa de
un sencillo fraile de la Fraternidad Capuchina peruana,
llegará aquel destello de inspiración
pictórica, con signos de bendición , para reanimar
la pintura católica que estaba muriendo en esta parte del
mundo.

Fue el sacerdote capuchino Julio Carpignano, quien
impulsado por su amor al arte sagrado, junto a su familia de
jóvenes frailes misioneros, y quizás venciendo sus
propias limitaciones, quiso dejar para su Casa de
Formación, una colección de lienzos transfigurados
de la escuela clásica, hecho que lo logró con
creces para felicidad de Dios, el disfrute del presente y de las
próximas generaciones.

No puedo negar, que yo tuve una participación
directa, porque fui elegido para hacer posible este sueño,
y gozando de ese privilegio, no tuve mas alternativa que
corresponder a esa confianza y a fuerza de dedicación y
persistencia, logré plasmar mas de 200 lienzos en diversos
formatos. Así fue como hicimos realidad un patrimonio
artístico de genuina de fidelidad a nuestras
creencias.

Hay una particularidad que tuvo esta labor conjunta, y
creo un deber puntualizar; fue un trabajo silencioso, discreto,
honesto, sincero, y sobretodo austero y así se
conservó hasta la conclusión el proyecto. Aunque
tal decisión, en mi caso, excedió mis condiciones
personales pues como individuo no tenía un soporte
económico solvente, empero, me queda la
satisfacción moral y ética de haber contribuido con
honestidad a una comunidad cristiana de la que aprendí
bastante, durante este período de labor
comprometida.

Por tanto, esa nueva colección de pinturas que
ahora posee la Fraternidad Capuchina peruana, tiene
méritos propios, una espiritualidad impregnada en cada
una, un sello imborrable de misticismo , un esplendor natural que
iluminará siempre, pues en cada rostro pintado de
Jesús, la santa Virgen María o el bendito San
Francisco de Asís, encontraremos los misterios de la
dulzura.

Hay que aprender a mirar una pintura figurativa de
naturaleza cristiana, hecho con signos de obra arte, aunque
tengan imperfecciones leves, en ellas se encuentran figuras y
retratos con ojos que miran y siguen, y para comprobarlo
bastará levantar la cabeza y dirigir los ojos a ésa
figuras para descubrir que sus miradas envían mensajes
silenciosos y permanentes. Por eso, cada cierto tiempo dirijamos
los ojos a esos cuadros donde los pliegues encantan y las manos
alzan brillos de divinidad, y conservémoslos para la
eternidad.

Algunas
Anécdotas

Como bien sabemos, toda obra humana y oficio,
desempeño o profesión está rodeado de hechos
singulares, episodios circunstanciales y otras situaciones no
previsibles que ocurren con frecuencia. En mi caso hubieron
varias, y aquí revelo por primera vez, algunas de ellas
que surgieron durante la realización plástica en el
interior en mi pequeño taller, que ya no existe, debido a
razones imprevistas que surgieron recientemente.

Primeros Encuentros con el Padre
Julio

Después de haber trabajado en artesanía
cristina, entre los años 1985-86, cuando logré
distribuir mas de 6 mil pequeños crucifijos hechos en yeso
y madera en toda la ciudad de Arequipa, inicio un trabajo de
tallado en madera que luego los llevaba personalmente para su
venta. Así, un día, que no recuerdo con
precisión, había decidido recorrer los domicilios
en Umacollo, y en ese trayecto llegué a la Fraternidad
Capuchina, a ofrecer mi obra, en donde una secretaria amable me
indicó la oficina del padre Julio, y portando precisamente
un pequeño crucifijo confeccionado en madera, tuve la
suerte de conocerlo y conversar algunos minutos, que
culminó con la adquisición del sagrado
crucifijo.

En aquella ocasión pude apreciar su gusto por el
arte y entre temas le dije que también podría
elaborar pinturas religiosas, propuesta que lo dejó
pensativo..Dos semanas después volví a visitarlo y
esta vez llevando un pequeño lienzo con una
reproducción de la famosa obra de Tiziano, titulado
"Abrazo de Jesús a San Francisco", que desde luego fue
apreciado por el hermano Julio.

Estos dos encuentros marcaron nuestra amistad y
así comenzamos sin pensarlo una labor amistosa que se
extendió por largos años. Y como vemos, allí
estuvo presente Jesús, y es él quien bendijo desde
el comienzo tal relación laboral.

Copias de Pequeños
Impresos

Cada día descubría que el padre Julio, era
un gran conocedor del arte sagrado, y su pasión por la
pintura clásica se veía reflejado en su rostro , en
su corazón y en sus actos, pues siempre me
sorprendía cuando mostraba su colección de
pequeñas reproducciones impresas en láminas,
recortes, calendarios, fotografías, de obras del estilo
románico, gótico, barroco y renacentista, los
mismos que los conservaba con delicado esmero. Ellas fueron la
primera fuente para realizar copias en lienzos de formatos
mayores.

Transportar un pequeño impreso a un lienzo de
formato mayor, con el tiempo fue para mi una especialidad, pues
había descubierto trucos, maneras y técnicas
propias para diseñar con precisión las figuras,
composición, proporciones y las gamas de colores hasta los
acabados finales. Esta labor como es comprensible exigía
minuciosidad, precisión y un recargado gasto visual,
aparte del pulso diestro.

Reconozco que un impreso en papel no siempre tienen los
tonos originales, y las distorsiones saltan a la vista; en mi
caso, me llevo a cometer algunas leves imperfecciones en el
producto final; a ello hay que añadir, la dureza de mi
estilo en la línea, que caracterizó gran parte de
mis obras, pues mas que pintor soy dibujante. Lo cual
también explica mi preferencia por la transparencia en las
pinceladas, es decir, sin carga de pigmentos.

Ciertamente, la reproducción es una
técnica de alta cirugía que requiere de un
aprendizaje y especialización por varios años, que
incluye estudio de las obras originales y el temperamento de sus
autores. Yo no tuve la oportunidad de observar en directo las
obras maestras, sin embargo, pude lograr una aproximación
aceptable, que desde luego tiene un valor agregado, como es la
entrega máxima y definitiva del autor sintetizado en la
concentración de energías positivas en cada
obra.

Pinceladas Purificadas

Lo que también debe quedar como recuerdo en la
configuración de este trabajo pictórico, es la
claridad en fondo y forma, el cual significa que durante el
período de trabajo destinado a hacer realidad la
colección, en mi condición de autor, he mantenido
un disciplina de actuación personal y social, sin mancha
ni distorsión alguna que pudiera ni siquiera asomar a
interpretaciones subjetivas de contaminación. Mis
pinceles, lienzos y pigmentos estuvieron desprovistos de
cualquier interés ajeno a la esencia espiritual y
dedicatoria a Dios, el real dueño de mis habilidades y
conocimientos.

Ruego que esta convicción plasmada en cada lienzo
sea preservada mas allá de mi muerte, y espero que los
observadores sepan distinguir entre una obra profana o
frívola y los sellos místicos que tiene la pintura
sagrada, aun cuando ellas no tengan logros estéticos
apreciables, pero que si fueron elaborados con la luz de la
fe.

Diálogo con el
Lienzo

El proceso de elaboración de un lienzo sagrado,
no es ni puede ser un acto frío, es definitivamente un
encuentro de inspiración y diálogo permanente
frente a la presencia viva de un símbolo de misterio que
envuelve la conciencia del ser. Y parte de este diálogo es
la oración diaria silenciosa antes y después de la
jornada, y debo reconocer que este hábito lo he cultivado
gracias los válidos consejos del hermano Julio.

Esta conversación que se inicia con la blancura
del lienzo al frente, poco a poco se tornado en un descubrimiento
feliz, porque el dibujo y las manchas rápidas van tomando
formas coloreadas completas; es generalmente como un
éxtasis de felicidad porque esa superficie blanca se
transforma en un reluciente lienzo de colores. El flujo
dialéctico que aquí ocurre, sólo puede
comprender quien ejecuta, plasma y concluye una misión de
arte en el silencio del atelier.

Otro será el diálogo cuando la obra sea
sometida a los criterios personales de los observadores o
analistas formales que de hecho desconocen el proceso de la
intimidad, la inspiración artística, la
idealización que se necesitan para una realización
apropiada, por eso se cae en una especulación superficial,
que muchas veces se aleja de la verdadera esencia
creativa.

El Lienzo del Terremoto

Recordemos que el mes de Junio del Año 2001,
ocurrió un terremoto en la ciudad de Arequipa, con
consecuencias tristes, y en aquella oportunidad estaba pintando
el lienzo titulado La Virgen de la Rocas del genio Leonardo Da
Vinci, en formato 80 x 60 cm, obra que desde luego forma parte de
la pinacoteca capuchina.

En aquella ocasión yo había salido de
casa, por tanto el movimiento telúrico me encontró
fuera de mi domicilio, y al retornar pude ver las cosas tiradas
por todas partes, en cambio estaba intacto el bastidor con el
lienzo sobre el caballete, que no tenía estabilidad
segura. Sentí asombro al ver este hecho milagroso, por lo
cual lo llamé el "lienzo del terremoto".

Obras Logradas y No
Logradas

Según apreciaciones del querido padre y amigo
Julio, varias obras han sido muy bien logradas, la mayoría
de mediano logro y algunas no logradas. Lo que quiere decir que
hubo una evolución aceptable en el trabajo realizado, por
ejemplo, recuerdo que las primeras pinturas no han tenido los
acabados deseados en cambio las últimas tuvieron un mejor
terminado.

La explicación de estos cambios lo dan los
años de trabajo y dedicación, y como había
dicho ya, la reproducción de obras maestras es un oficio
de alta especialización. En mi caso, esta labor
llegó recién a los 40 años de edad,
quizás si hubiera ocurrido en la juventud otro
sería el resultado, por eso, no puedo negar que me falto
tiempo para culminar con mejores logros, pues lamentablemente
perdí la visión que me impidió continuar en
esta hermosa tarea.

Dentro este enunciado valorativo, la obra titulada
Virgen del Huerto de Rafael Sanzio es una de las mejores, y entre
las menos acertadas podría estar la Santa Cena de Leonardo
Da Vinci o alguno de los cuadros de la serie: La
Anunciación. Sin embargo, mas que hacer evaluaciones
individualizadas, es mejor ver el conjunto y la totalidad nos
dice que son bienes artísticos hechas con energías
positivas y espíritu benevolente.

Caridad a Cambio de
Precios

Otra singularidad que forma la identidad del patrimonio
artístico es la expresión y coincidencia de
compromisos comunes de participación, entendimiento y
solidaridad, entre todos los involucrados en el proyecto de arte
cristiano, personas que supieron unir sus voluntades para
cristalizar deseos e ideas espirituales antes que ganancias
materiales.

En este sentido, para mi tuvo mayor valor moral y
ético la oportunidad del servicio antes que las utilidades
monetarias, y fiel a esa decisión acepté las
propuestas compensatorias económicas mínimos antes
que establecer precios con ganancias y aunque eso haya disminuido
mi poder adquisitivo de subsistencia y acceso a los servicios de
seguridad social y salud, que como profesional de la pintura
tengo derecho, los obvie pensando que alguna vez recibiré
una compensación de la divina providencia y como dicen
nunca será tarde para los premios y los
honores.

Gratitud

Reitero una vez que guardo un enorme reconocimiento al
hermano Julio Carpignano y a toda la Fraternidad Capuchina del
Perú, por haberme dado la oportunidad de entregar mi obra
pictórica, y haber conocido también el carisma
franciscano y todo el calor de sencillez , humildad, renuncia y
austeridad en la que se desenvuelven cotidianamente para agradar
a Dios Todopoderoso.

Algunas
Ideas

Aunque no soy la persona indicada, creo que teniendo un
patrimonio pictórico tan importante, se debieran organizar
exposiciones públicas para que la comunidad de feligreses
sea partícipe de la belleza del arte sagrado;
también se podría realizar ampliaciones en
gigantografías, y con ellas organizar exhibiciones
itinerantes en colegios y escuelas del país. Quizás
también editar un libro impreso para las bibliotecas o
virtual en el Internet con ilustraciones de pinturas.

Como en el pasado, el arte visual puede volver a ser el
auxiliar válido de la evangelización ahora que
existe una crecimiento de las iglesias protestantes y un conjunto
de movimientos anti católicos.

Es urgente que la iglesia católica, vuelva a usar
el arte en sus mas diversas expresiones para ofrecer resistencia
ante la debilidad de la fe o contra quiénes atenten los
signos del cristianismo.

La riqueza de los signos y símbolos sagrados que
posee nuestra iglesia formal y los que son expresados por la fe
popular, no pueden ser objeto de manipulación,
cuestionamientos ni revisión de quiénes poseen
otras conductas y compromisos distintos a la esencia
divina.

El don de la expresiones espirituales que pose el hombre
es obra de Dios, por tanto merece respeto y consideración
máxima, salvo que estén fuera del contexto de la
razón, sean atentatorios contra la verdad del evangelio o
vayan en contra de los buenos modales. Además, en la
mayoría de casos los símbolos y signos son
considerados ofrendas de gratitud y culto.

Como autor y productor de imágenes visuales
religiosas, siempre he refutado a los negadores de la validez y
los efectos positivos que tiene la comunicación visual,
pues está comprobado científicamente que una imagen
es mas aprehensivo que cualquier otro símbolo.

Finalmente, veo factible, el amanecer de una nueva era
para el arte sagrado, siempre y cuando exista una decisión
institucionalizada de la iglesia católica, porque no
será suficientes los esfuerzos individuales de algunos
artistas iluminados. Necesitamos que se produzca un milagro para
que el arte, especialmente en la pintura, pues si tenemos un
equipo grande de autores comprometidos aumentaría la
producción y se hablaría de este proceso de
renacer.

No pierdo la esperanza de que alguna vez ocurra ese
milagroso hecho y seguramente Dios así lo
estima…Interpretemos ese mandato.

Conclusiones

Por encima de cualquier análisis o comentario de
orden artístico, lo que queda claro, es que hay una
realidad concreta, compuesto de un conjunto obras
pictóricas de contenido espiritual en propiedad de una
comunidad católica de gran arraigo en Arequipa, cuya
presencia ha superado los 60 años; gracias a la
decisión y soporte acertado de un fraile capuchino que
supo rescatar el arte sagrado, y entregarla a Dios como ofrenda
simbólica de amor.

Ahora reservado y conservado en el hermetismo de las
Casas Religiosas, las pinturas están en manos bendecidas,
como testigos silenciosos de la vida consagrada de mayores y
jóvenes capuchinos, que directa o indirectamente son
impregnados de la estética espiritual del arte.

Arequipa, Agosto 2012.

 

 

Autor:

Reynaldo Charres Vargas

El autor de esta obra es el maestro peruano don Reynaldo
Charres Vargas de 60 años cuyo seudónimo
artístico es REY CHARRE, además Pintor, Escultor ,
Profesor de Artes Visuales; Especialista en Pintura Religosa,
Gestor Cultural; Fundador de ONG, PAD ARTE; Consultor y asesor de
proyectos artísticos y Especialista en Comics
Educativo.

OREMOS JUNTOS PARA VENGAN NUEVOS
ARTISTAS CONSAGRADOS AL ARTE SAGRADO, LA IGLESIA CATOLICA LOS
NECESITA.

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