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Una mirada al fenómeno de la drogadicción



Partes: 1, 2

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Metodología
  4. Adolescencia y
    Drogadicción
  5. El Consumo a nivel
    mundial
  6. Uso de drogas en
    Colombia
  7. Intervenciones
    preventivas en la segunda infancia
  8. Elementos para la
    comprensión del fenómeno de la
    Drogadicción desde la
    psicología
  9. Conclusiones
  10. Referencias

Resumen

En el presente artículo se hace un recorrido que
considera los planteamientos de varios investigadores destacados
en el campo de la adicción a las sustancias psicoactivas y
las posibles causas y consecuencias de su consumo. También
se tienen en cuenta nociones sobre la adolescencia y el riesgo
que existe en esta etapa de caer en el consumo de drogas. El
propósito del escrito es llamar la atención de
padres, maestros y de los mismos jóvenes, para que
conozcan lo sustancial de este tema y puedan desarrollar medidas
para la prevención primaria. Dichas medidas deben ser
implementadas por los padres y maestros, de acuerdo a las
características del contexto en el que se encuentren y
considerando la situación por la que atraviesen los
adolescentes. El artículo se centra en la
información acerca del fenómeno de la
drogadicción y en la importancia de la prevención
primaria.

Palabras clave

Drogas, adicción, sustancias psicoactivas,
adolescencia, padres, maestros, prevención
primaria.

Abstract

In this article we do a tour approaches through several
investigators who talk about addiction to psychoactive
substances, and possible causes and consequences of their
consumption. It also takes into account what some authors on
adolescence and the danger that exist sat this stage of
development fall into drug. The purpose of writing is to call the
attention of parents, teachers and young people themselves to
know regarding this topic and so that they can institute measures
for primary prevention. Such measures must be implemented by
parents and teachers according to the characteristics of the
context in which they are and considering the situation by
crossing adolescents who have contact. The article focuses on the
information about the phenomenon of drug addiction and the
importance of primary prevention.

Keywords

Drugs, addiction, psychoactive substances, adolescence,
parents, teachers, primary prevention.

Introducción

En la actualidad existen un sinnúmero de libros,
revistas y artículos científicos que se ocupan de
poner sobre el tapete diferentes situaciones que afectan a la
humanidad. Algunas de estas publicaciones se dirigen a amplios
sectores sociales, otras se detienen en contextos más
reducidos. Unas son desarrolladas de manera muy profunda, otras
evalúan los fenómenos de forma más ligera.
Existen equipos de estudiosos con elevados presupuestos a su
disposición y otros que se las deben arreglar con fondos
muy reducidos. Hay también algunos equipos que cuentan con
un alto número de miembros, mientras que otros sólo
disponen de unos cuantos, y se dan asimismo situaciones en las
que los investigadores se dedican a su labor en solitario. Se dan
muchos casos de autores de fama mundial y otros en los que los
autores apenas sí son conocidos en su contexto
sociocultural. Pero todas estas personas, no importa el tema
social del que se ocupen, tienen algo en común, y es la
búsqueda de soluciones a los problemas en los que la
humanidad se ve envuelta.

Entre esos problemas está el fenómeno de
la drogadicción, y en este trabajo nos proponemos mirar
los planteamientos de algunos de los investigadores que se han
dedicado al estudio de este tema. Asimismo, es nuestro
propósito indagar acerca de lo enunciado por varios
autores que se han ocupado de la etapa del desarrollo humano
conocida como adolescencia, no porque adolescencia y
drogadicción vayan necesariamente ligadas, sino porque
dicha etapa es especialmente vulnerable a las embestidas del
mencionado fenómeno, y por eso se hace necesario conocer,
así sea en términos generales, cuáles son
las características de la adolescencia, para, a partir de
ahí, plantear algunas estrategias para la
prevención del consumo de drogas en los jóvenes.
Las drogas han estado presentes en las diferentes épocas y
culturas de la historia humana. Así se reconoce en el
siguiente apartado de una publicación de la RED
UNIR:

El consumo de sustancias psicoactivas (SPA) ha
acompañado a los humanos a lo largo de la historia y ha
hecho parte de la búsqueda del placer por hombres y
mujeres, así que sus usos, significados y representaciones
cambian con el devenir de las sociedades, estando inscritas de
manera indeleble en la cultura. (RED UNIR, 2009, p. 9)

Lo que sí es nuevo es el alcance que han logrado
las diferentes sustancias psicoactivas y la extensión del
daño que están causando entre las poblaciones de
todos los países y estratos socioeconómicos. Es por
ello que los estragos ocasionados por el consumo de dichas
sustancias nunca dejan de figurar en los diferentes medios de
comunicación, ni dejan de ser un tema de
preocupación en los diferentes estamentos de nuestra
sociedad. Así lo plantea Cuatrocchi en su obra:

Las adicciones a drogas son un tema central en los
titulares de los diarios y en la preocupación de padres,
educadores, agentes sanitarios y profesionales relacionados con
el bienestar social, por la gran diversidad de consecuencias
tanto individuales como sociales que se desprenden de las mismas.
(Cuatrocchi, 2008, p. 11)

La drogadicción puede entenderse como una
enfermedad que actúa generando dependencia física o
psíquica del sujeto hacia una o más drogas. Es un
fenómeno que no respeta género, edad, ni
condición social, pues el submundo de las drogas iguala a
todos quienes traspasan sus umbrales, unificándolos bajo
la nominación de los drogadictos.

Al respecto, se han realizado y se siguen realizando
todo tipo de investigaciones que tienen por norte comprender el
fenómeno de la drogadicción, las causas
subyacentes, los factores desencadenantes, la población
más vulnerable, cómo es que algunos logran salir y
otros no lo consiguen, cómo puede entenderse la
permanencia de estos últimos en el consumo y qué se
puede hacer por ellos, por qué la droga se convierte en su
paraíso particular y el aniquilamiento inminente los tiene
sin cuidado. También cabe preguntarse cuáles son
las mejores estrategias de prevención. Las investigaciones
revisadas por nosotros abarcan estos temas y muchos más,
pues lo referente al consumo de sustancias psicoactivas es
extremadamente vasto y con amplias ramificaciones.

Basados en estas investigaciones, los gobiernos de
distintos países han implementado estrategias que buscan
ponerle coto al consumo de drogas entre la población.
Dichas estrategias son llevadas a cabo con mayor o menor
éxito, a veces parece que el consumo disminuye, pero nunca
muestra visos de desaparecer completamente, antes bien, cada vez
se muestra más fortalecido y envalentonado por la
apariencia de inutilidad de los dardos lanzados en su contra.
Nuestro país por supuesto, no es ajeno a la
situación que se vive a nivel mundial, y aquí la
droga campea a su arbitrio, buscando cada día nuevas
víctimas que inmolar en sus altares, entre ellas y cada
vez más, niños y adolescentes.

¿Significa esto que debemos atacar sin
planeación la cruda realidad de la situación, o
debemos abandonarnos a la resignación ante algo de tal
magnitud que parece desbordar todos los diques que pretenden
oponérsele? Claro que no, lo que debemos hacer es ofrecer
cada uno nuestro grano de arena, y según nuestras
posibilidades aportar alternativas para la comprensión y
la prevención de una situación que nos afecta a
todos. El grano de arena con el que nosotros, los participantes
en el presente proyecto nos proponemos contribuir, tiene el
mérito de arrancar por el principio, es decir, el rastreo
de diferentes estudios que autores reconocidos han publicado
sobre el tema que nos ocupa, coligiendo a partir de allí
-de ser posible- algunas intervenciones preventivas con
jóvenes.

Este trabajo abarca diferentes aspectos relacionados con
la drogadicción. Entre dichos aspectos se encuentran
investigaciones acerca de los distintos tipos de sustancias y sus
efectos, el status bajo, medio o alto que han adquirido, las
consecuencias a nivel personal, familiar y social que se derivan
de su consumo y las posiciones que diferentes grupos sociales
asumen frente a ellas. El papel de los medios de
comunicación, del contexto social y familiar, y lo que las
ciencias sociales y humanas, especialmente la psicología,
tienen para decir y aportar sobre el tema. Asimismo se desvelan
algunos mitos relacionados con dicho consumo y la responsabilidad
que le compete a padres y maestros en la vigilancia, pero sobre
todo en la comprensión de la situación por la que
atraviesan los niños y adolescentes que están bajo
su cuidado. Es preciso buscar cómo formar y ofrecer
respaldo a los adolescentes, que por la búsqueda de
identidad, las crisis a las que se ven enfrentados y otros
múltiples factores, forman uno de los grupos poblacionales
más vulnerables a la seducción del mundo de las
drogas. Detenernos en la etapa de la adolescencia se fundamenta
en que si bien es un estadio del desarrollo especialmente
vulnerable, es también una época propicia para
iniciar programas de prevención que lleven a resultados
positivos. Según Agudelo y su equipo, la adolescencia y la
juventud son etapas que pueden clasificarse de la siguiente
forma:

Los términos adolescentes y jóvenes se
utilizan de diferentes maneras en distintas sociedades. Estas
categorías están asociadas a roles,
responsabilidades y etapas cronológicas en función
del contexto local. El informe acerca del estado de la
población mundial
utiliza definiciones comunes en
diversos contextos demográficos, normativos y
sociales:

Adolescentes: primera adolescencia, 10 a 14
años

Segunda adolescencia: 15 a 19 años

Jóvenes: 15 a 24 años

Personas jóvenes: 10 a 24 años (Agudelo,
Gallo, López, Montoya & Saldarriaga, módulo
III, 2006, p. 12)

Metodología

El método del que nos valimos para reunir la
información que hemos venido mencionando en este apartado,
consistió en la búsqueda de autores que se ocupen
de distintos aspectos del tema que nos interesa tratar, pues como
ya antes lo dijimos, la drogadicción es un fenómeno
con múltiples ramificaciones. No pretendemos por supuesto,
abarcar todas y cada una de estas derivaciones, pero sí
queremos presentar el fenómeno desde una perspectiva lo
más amplia posible, aunque buscando entender,
principalmente, la relación entre adolescencia y consumo
de drogas.

Entre los aspectos a tener en cuenta para la
prevención primaria en adolescentes está el hecho
de que la culpa del consumo no la tienen exclusivamente quienes
la expenden, ni tampoco existe sólo un grupo de motivos
por los cuales las personas consumen alguna sustancia. Como
sostiene Naík, las motivaciones para consumir cualquiera
de las sustancias psicoactivas pueden ser tan diferentes como los
consumidores de dichas sustancias:

Si uno sólo escuchara lo que dicen sobre el tema
los periódicos, podría llegar a pensar que los
jóvenes consumen drogas porque algunos vendedores malvados
los obligan a hacerlo, o porque están aburridos y hartos
de la vida y no pueden imaginar nada mejor que hacer. Aunque es
verdad que algunas personas toman drogas debido al aburrimiento,
la realidad es que cada individuo tiene distintas razones para
hacerlo. (Naík, 1999, p. 17)

Es preciso aclarar que no profundizaremos sobre aspectos
tan novedosos en las investigaciones sobre la drogadicción
como es la estrategia de Prevención de Riesgos y
Daños, por considerarla más acorde con estadios
realmente avanzados del consumo, en los que más que
prevenir la drogadicción, se busca minimizar los efectos
asociados a ésta, sin pretender que el drogadicto salga de
la espiral descendente que terminará por aniquilarlo, sino
sólo que el descenso sea algo menos traumático y
que a la destrucción inevitable que la droga está
haciendo en su organismo, no se unan causas externas, que aunque
asociadas al consumo de sustancias, no tienen porque estar
necesariamente unidas a las consecuencias que sí son
inherentes a dicho consumo.

El presente artículo se basa en tratar de conocer
lo más relevante de los aspectos asociados al consumo de
drogas, pero enfocado a la prevención primaria en la
adolescencia. Dicho tipo de prevención engloba: "[Un]
conjunto de actividades tendientes a evitar la aparición
de un problema de salud. En términos técnicos las
actividades de prevención primaria pretenden reducir la
medida de incidencia (presencia de casos nuevos) de un problema."
(Servicio seccional de salud de Antioquia, s.f. p.
41).

Nos proponemos hacer un análisis, aunque somero,
de la situación mundial y local en lo concerniente a este
tema, así como brindar una impresión personal y una
síntesis de lo inquirido. Además, es nuestro
propósito recoger algunos de los planteamientos de las
distintas ramas de la Psicología referentes al tema que
nos ocupa. La metodología que hemos venido empleando es
cualitativa, pues se basa en la revisión y
valoración conceptual, la descripción de las
situaciones y no en su enumeración o medición. Este
tipo de metodología, como dice Cerda: "Centra el
análisis en la descripción de los fenómenos
y cosas observadas." (Cerda, 2008, p. 48)

El contenido de este artículo no pretende ser
exhaustivo, pero sí contribuir a la comprensión de
un tema de innegable actualidad en nuestro contexto
sociocultural, teniendo en cuenta, como plantean Yaría,
Cancrini & Des Champs:

[Que] La educación preventiva debe partir de una
concepción en donde la información sobre el uso
indebido de drogas se torna insuficiente e incluso inductiva en
ciertos alumnos si no se incluye en un programa global de
desarrollo afectivo y familiar del educando dentro de un contexto
socio-cultural en donde la búsqueda de la sustancia
ilícita encuentre un sentido y una comprensión para
lograr un cambio interior y de comportamiento beneficioso.
(Yaría, Cancrini & Des Champs, 1990, p. 21)

Adolescencia y
Drogadicción

En este artículo citamos especialmente a los
siguientes autores que hablan de la adolescencia: Linda Davidoff
(1990), Mario Carlos Handlarz (1982), Víctor Pierce (2003)
y Sonia Gobbi (1993), entre otros autores. Los tres primeros
coinciden en algunos aspectos básicos, tales como el
reconocimiento de la adolescencia como una etapa de crisis y
búsqueda de la identidad. Davidoff, Pierce y Gobbi,
además plantean la necesidad que tiene el adolescente de
pertenecer y ser aceptado en un grupo conformado por sus propios
pares, pues en esta etapa se ve a los adultos más como
figuras que encarnan la autoridad que como a personas cercanas.
Esto, según Pierce, puede desembocar en dejarles a los
miembros del grupo la decisión acerca de si el sujeto
tiene o no valor y en qué medida. (p. 25) Claro que no
debe caerse en el fatalismo, creyendo que las directrices del
grupo serán necesariamente determinantes en el
comportamiento del adolescente, pues según postula
Davidoff, los valores inculcados por los padres tienen mucho peso
en el actuar de los jóvenes. (p. 475). Handlarz (1982) por
su parte afirma que no es posible determinar con exactitud los
límites de la adolescencia, pues ésta depende, no
tanto de la edad cronológica, como del estado de madurez
fisiológica y psíquica de la persona.

En el proceso para lograr la identidad hay cambios
biopsicosociales que pueden acrecentar el sentimiento de
vulnerabilidad ante determinadas situaciones. La lucha por tratar
de solucionar los conflictos que de allí se desprenden
puede generar tensiones en el adolescente que lo mueven a tratar
de huir de una realidad que percibe como amenazante; en ese
momento, la droga se puede convertir en un instrumento eficaz y
satisfactorio. En ello puede influir el grupo de pares con el que
el adolescente se relacione, pues si allí encuentra
aceptación y apoyo para hacer frente a los conflictos
propios de su edad, es muy posible que admita como válidas
las formas de comportamiento de los demás integrantes de
dicho grupo; sea ese comportamiento aceptado socialmente o no.
Para que el adolescente se sienta bien en el grupo, éste
debe reunir varias características, entre las cuales
están las que menciona Gobi:

El grupo puede ser en su barrio, en el club o un grupo
más organizado con pautas más rígidas como
los boy-scouts. El grupo proporciona alivio y continencia,
precisamente porque el adolescente siente la solidaridad que le
proporciona ser igual al resto, en un momento en que se siente
diferente a todos. Todos los grupos de adolescentes siguen
aproximadamente las mismas características:

Ritos de iniciación más o menos
marcados

Cohesión dentro de los miembros

Enfrentamiento o competencia con los otros
grupos

Cada uno de los miembros debe seguir las exigencias y
modalidades del grupo

Desconfianza hacia los adultos

Costumbres y opiniones semejantes de los miembros
(Gobbi, 1993, pp. 22-23)

Hacemos
hincapié en que no es que el grupo necesariamente incite
al adolescente a iniciarse en el consumo de drogas, pero
sí puede ser un factor que motive su decisión de
experimentar nuevas sensaciones. Así lo plantea Montagna
(2002, p. 16), quien señala que:

La experimentación con drogas en
la adolescencia, es en gran parte, una cuestión de
disponibilidad, curiosidad y búsqueda de la
aceptación por parte del grupo. También de un
balance entre la tendencia del individuo a buscar situaciones
nuevas y aceptar riesgos en contraposición con su respeto
por las normas sociales.

La decisión de consumir no es
posible atribuirla enteramente a las crisis y conflictos propios
del adolescente, ni tampoco achacarle la culpa a la
presión que en algún momento pueda llegar a ejercer
el grupo, pues si bien ambos factores tienen incidencia, se hace
necesario tomar en cuenta todas las dimensiones que componen el
universo del joven: familiar, biológica, psíquica,
moral, socio económica, socio cultural, política,
entre otras. Diversos estudios sobre el consumo de drogas en
adolescentes como los de Calvete y Estévez (2008),
Fuentes, García, García y Lila (2010), Gervilla,
Cajal, Jiménez y Palmer (2008), señalan algunos
factores asociados a la adicción tales como el
autoconcepto, pautas de actuación paterna, comportamientos
antisociales, acontecimientos estresantes, esquemas cognitivos de
grandiosidad y autocontrol insuficiente e impulsividad,
desarrollo afectivo pobre, inmadurez, yo defectuoso, falta de
límites claros, estructuras cerebrales, entre muchos
otros. Tener presente estas investigaciones permite afirmar que
al hablar de las causas de la adicción, nadie tiene la
última palabra, puesto que al parecer es un asunto
multicausal.

Lo anterior no quiere decir que se deban
ignorar los factores de riesgo, pues estos, aunque no son
determinantes sí pueden incidir en que una persona decida
acercarse al mundo de las drogas. Agudelo y sus colaboradoras
dicen lo siguiente acerca de dichos factores: "(…) Se
entiende por factor de riesgo un atributo o característica
individual, una condición situacional y/o del contexto
ambiental que incrementa la probabilidad del uso y/o abuso de
drogas." (Agudelo et. al, módulo II, 2006, p.
117)

Claro que también existen
factores protectores, que al igual que los factores de riesgo no
son determinantes, pero sí tienen incidencia en que una
persona busque o no refugio en las drogas. En lo referente a
dichos factores, Agudelo y su equipo plantean que: "(…) Se
asume un atributo o característica individual,
condición situacional y/o contexto ambiental que inhibe,
reduce o atenúa la probabilidad del uso y/o abuso de
drogas." (Agudelo et. al, módulo II, 2006, p.
117)

Continuando con el tema de las
adicciones, y en lo referente a los prejuicios
más comunes que la sociedad tiene frente al adicto,
citamos la obra de Fidel de la Garza y Amando Vega (1985). Estos
autores afirman que muchas personas piensan que el adicto es
necesariamente un delincuente y viceversa, lo cual es un error,
pues no todas las personas que consumen drogas se han visto
envueltas en alguna acción delictiva, ni tampoco todos los
delincuentes son consumidores de drogas. (p. 13). Asimismo, es
errónea la creencia de que los consumidores de drogas
tienen una determinada manera de vestirse, hablar o moverse, son
sucios, promiscuos, etc., pues hay muchos consumidores, y sobre
todo en los colegios y universidades, que no cumplen con esas
características (p. 13). Catalogar de esa manera a la
generalidad de los consumidores, además de absurdo, lo
único que logra es crear un clima de desconfianza entre la
sociedad y el adicto, con la consecuencia de que éste se
siente cada vez más marginado de una población que
le cuelga epítetos descalificantes (p. 13)

Los autores en los que nos apoyamos para hablar acerca
de las características de las sustancias que más se
consumen y de la adicción como tal, son: Caro (2005),
Llanes (1982), Jafte, Petersen y Hodgson (1980); Aguirre (1996),
Miccarelli (2000), Massün (1991), Gómez, S. (1992),
Zaragoza y Llanos (1980) y una publicación del programa
RUMBOS (2000), entre otros autores.

Estas publicaciones coinciden en aspectos
básicos, tales como el de catalogar entre las drogas al
alcohol, pues no por el hecho de ser un producto considerado
legal deja de tener consecuencias para el organismo y la psique
de quienes lo consumen, ya que aunque no todos los que alguna vez
beben se convertirán necesariamente en alcohólicos,
sí es cierto que mientras más se ingiera cualquier
bebida embriagante, el riesgo de caer en la dependencia
física y/o psíquica es mayor. El cigarrillo
también cabe dentro de la misma categoría del
alcohol, pues al igual que éste es una droga legal, pero
no por ello menos dañina. Con respecto al tabaco, Zaragoza
& Llanos dicen lo siguiente:

(…) En el humo del tabaco se han aislado
sustancias fuertemente cancerígenas. La principal de ellas
es un tipo de hidrocarburo cíclico, el benzopireno, que se
forma durante la combustión del tabaco o del papel de los
cigarrillos, aunque también se han detectado –y
tienen importancia en la producción del cáncer
– los benzoantracenos. No terminan aquí los
compuestos cancerígenos, pues también tienen esta
característica – si bien con menor intensidad- otros
componentes del humo del tabaco, como son algunos elementos
– el arsénico, el cromo, el níquel, el
polonio-, las nitrosaminas y ciertos derivados de la nicotina,
como la conitina. No obstante, basta retener que el benzopireno
es, sin duda, el principal componente cancerígeno del humo
del tabaco. (Zaragoza & Llanos, 1980, pp. 93-94)

Continuando con el tema del alcoholismo, Aguirre (1996)
plantea que en nuestro país, a diferencia de otras
naciones, el consumo de licor está asociado a la
diversión, pues en Colombia es muy usual que se planee una
reunión o una fiesta con el licor como protagonista.
También hay que considerar que, a diferencia de lo que
ocurre con otras drogas, el alcohol es bien visto socialmente. A
su vez, en la publicación del programa RUMBOS (2000) se
habla de los efectos del alcohol, que incluyen, dependiendo de la
cantidad consumida y del estado del organismo receptor, ligera
indisposición, pérdida de la conciencia y en
algunos casos la muerte.

Las otras sustancias de las que hablan los autores
citados en los párrafos anteriores son: la heroína,
la marihuana, el basuco, el éxtasis, los inhalables y los
distintos tipos de pastillas. Cada una de estas sustancias
contiene unos ingredientes y una composición que le son
propios, y los efectos en el organismo dependen de dichos
ingredientes y composición, así como de las
características del consumidor. Algunas de estas
sustancias son depresoras del Sistema Nervioso Central (SNC),
pues disminuyen su actividad; otras son activadoras de dicho
Sistema, ya que aumentan o dan la apariencia de aumentar la
capacidad de la persona para realizar actividades
físicas.

Según Consuegra (2004), la drogadicción es
"una enfermedad que daña el organismo y la mente de un
individuo y se propaga mediante la interacción social" (p.
82). Chesta, Ferreira, Leiva, Urrea y Vallejos (2002)
señalan que ésta enfermedad consiste en la
activación de la dependencia de drogas o sustancias que
deterioran y alteran el funcionamiento cerebral y el sistema
nervioso central; sus efectos tienen que ver con la
alteración del comportamiento, juicio, percepción,
emociones y conciencia. (p. 1)

A continuación relacionamos una
clasificación según sus efectos, de Chesta et al.
2002:

  • 1. Narcóticos: Opio, opiáceas y
    sucedáneos sintéticos, neurolépticos o
    tranquilizantes mayores, ansiolíticos o
    tranquilizantes menores, somníferos o
    barbitúricos, grandes narcóticos y el opio y
    sus derivados como la morfina, heroína, metadona y
    codeína.

  • 2. Alucinógenos: LSD, éxtasis o
    mdma, metanfetamina, mda, cannabis.

  • 3. Estimulantes: Estimulantes vegetales como el
    café, té, mate, cola, caco, betel, coca. Y
    estimulantes químicos como la cocaína y las
    anfetaminas (pp. 2-8)

Algunas de las mencionadas sustancias tienen mayor
aceptación social que otras, por ejemplo no se mira de la
misma manera a un consumidor de éxtasis, que a uno que
consume basuco o algún inhalable, pero lo cierto es que
todas estas sustancias causan efectos perjudiciales en el
organismo. Para mencionar sólo un ejemplo, traemos a
colación lo que dice el programa RUMBOS sobre los efectos
de los inhalables. (2000, pp. 26- 27). Estas sustancias pueden
producir arritmias cardíacas, daño del nervio
óptico y hasta muerte por asfixia.

Otros términos relacionados con el uso de
sustancias son mencionados por el programa RUMBOS (2000).
Allí se habla de dependencia, tolerancia, tolerancia
negativa y síndrome de abstinencia. La dependencia indica
que una persona ya no disfruta de otro tipo de actividades que no
sean las asociadas al consumo de determinada sustancia. La
tolerancia se da cuando el consumidor necesita cada vez
más cantidad de la droga para conseguir los efectos que al
principio conseguía con dosis pequeñas. La
tolerancia negativa es lo contrario de la anterior, es decir, la
persona requiere cada vez dosis más pequeñas de la
droga para sentir sus efectos. Y el síndrome de
abstinencia hace alusión a las molestias que experimenta
el adicto cuando deja de consumir. (pp. 12- 13) El policonsumo
también es un fenómeno que se presenta entre los
adictos a las drogas, e indica que alguien es dependiente de
varias sustancias, ya sea que las consuma en forma
simultánea o alternada. Parra & Parra nos hablan de la
habituación, la cual significa que: "Ante el consumo de
una droga ilícita o el alcohol no [se] produce un efecto
compulsivo o el deseo de aumentar la dosis, aunque sí [se
sienten] deseos de consumirla por sus efectos emocionales."
(Parra & Parra, 2001, p. 68). Un adicto entonces, es quien no
puede controlar su consumo, mientras que la persona que consume
por hábito es capaz de parar y decide cuando
consumirá y cuando no.

El consumo de sustancias, según el programa
RUMBOS (2000, pp. 14-15), se da también en forma
experimental, aquí la persona consume por simple
curiosidad y en muchas ocasiones no va más allá. El
consumo social tiene como finalidad compartir un rato con amigos
y como en el caso anterior, muchas veces la persona no se vuelve
adicta, pero según lo anota Miccarelli (2000), esta etapa
y la anterior pueden ser los puntos de partida para las dos
etapas siguientes. El consumo intenso y el consumo compulsivo ya
son problemáticos, pues la persona gasta cada vez
más tiempo en la consecución de la droga y en su
consumo.

En cuanto al papel de los medios de comunicación,
Llanes (1982) dice que muchas veces hay irresponsabilidad por
parte de dichos medios, pues descontextualizan las noticias que
dan acerca de los consumidores de drogas, ocultando o deformando
la realidad y haciendo aparecer en ocasiones a la
drogadicción como sinónimo de delincuencia, sin
indagar más allá en las situaciones en las que
algún consumidor de sustancias comete un
delito.

El Consumo a
nivel mundial

Estudios realizados a nivel mundial sobre el consumo de
drogas señalan con inquietud que las edades en que se
inicia el consumo ha disminuido, hasta tocar la básica
primaria en los grados superiores, equivale esto a la edad de
ocho a diez años aproximadamente (Arbinaga, 2000).
Además, según Rivas (1999), la elección del
tipo de drogas ingeridas tiene relación directa con la
edad y señala al cannabis como la sustancia más
consumida por los adolescentes de Madrid. (p.320).

Los resultados presentados en el último informe
de la ONUDC (2007), citados por Pérez (2007), revelan
datos y afirmaciones sobre el estado de las drogas en el mundo,
tales como que: "El número global de consumo ha
permanecido estable en los últimos cuatro años, en
los que unos 200 millones de personas, o el 5% de la
población mundial ha consumido drogas" (p. 1). Para el
presente año es muy factible que esta cifra haya aumentado
y más si se tiene en cuenta que la edad comprendida para
el estudio fue de los 14 a los 64 años. El cannabis se
posiciona como la droga de mayor consumo en el mundo, seguido de
los estimulantes de tipo anfetamínico, anfetaminas y
éxtasis (pp. 8-15)

Uso de drogas en
Colombia

El Ministerio de Educación Nacional en
compañía de la ONUDC y de otras instituciones,
realizó para el año 2011 un estudio sobre el
consumo de sustancias psicoactivas en escolares, sobre el cual se
pueden señalar aspectos importantes para la
comprensión del fenómeno en el
país:

  • El consumo de sustancias en población escolar
    es un problema real, en aumento y amplia variedad de
    sustancias donde se destacan drogas ilícitas, alcohol
    y tabaco.

  • La edad promedio de inicio es de 12 años, por
    lo que se hace necesario iniciar la prevención desde
    los grados cuarto y quinto.

  • Hay un leve descenso en el consumo de drogas en
    comparación con estudios previos, especialmente en
    tabaco y alcohol (pp. 56-70)

Al realizar una comparación entre los estudios de
los años 2004 y 2011 se pueden señalar los
siguientes aspectos:

  • Leve descenso en el uso de alcohol (4%) y notable
    descenso en el uso del tabaco.

  • El uso de la mariguana descendió un
    4%

  • El uso de la cocaína aumento un
    1.5%

  • El basuco y el éxtasis disminuyó en un
    1% y 2% respectivamente (p. 24)

Intervenciones
preventivas en la segunda infancia

En cuanto al tema de la prevención, Miccarelli
(2000) plantea que los padres deben informarse bien acerca del
fenómeno, y en el caso de sospechar que uno de sus hijos
es consumidor, actuar con prudencia y ante todo de manera
comprensiva y dialogada, pues esto es fundamental si se quiere
llegar a verdaderos acuerdos. Lo anterior es válido
igualmente para los educadores de los adolescentes, pues ellos
también son figuras de autoridad para los muchachos. Tanto
padres como maestros deben procurar fomentar la autoestima de los
jóvenes que tienen bajo su cuidado, pues como lo sostiene
Cánovas: "(…) Los adolescentes no sólo
tienen la necesidad de relacionarse adecuadamente con los
demás sino también consigo mismos, es decir,
desarrollar un buen nivel de autoestima." (Cánovas, 1997,
p. 97)

Para empezar a realizar acciones efectivas de
prevención primaria, es necesario conocer el
fenómeno al que nos estamos enfrentando, pero conocerlo de
forma realista, fundamentados en la bibliografía existente
sobre dicho fenómeno y analizándolo a la luz del
contexto específico donde se pretenda prevenir su
aparición, ya que para combatirlo con algún grado
de éxito, es imperativo desmitificarlo. Así se
desprende del análisis de la situación que ha
realizado Gómez, E.:

Parte del drama de la droga es el mismo mito que se ha
creado en torno a ella. Es un tópico cargado de emociones,
actitudes de prevención y juicios al desgaire. Se trata de
conductas comprensibles cuando no existe información
suficiente y atinada. Pero en la medida en que se aborde el
fenómeno, con serenidad y juicio, el debate se
tornará objetivo y realista. (Gómez, E. 1993. p.
9)

Pasando ahora a los escenarios donde se pueden empezar a
implementar acciones para la prevención primaria,
consideramos de especial relevancia el contexto educativo y el
entorno familiar. Para Massün (1991), el contexto educativo,
si bien no es el único escenario para plantear programas
de prevención, sí constituye un espacio
privilegiado para hacerlo, pues reúne personas en una
etapa en la que son más vulnerables al consumo, pero de
igual forma es también una etapa en la que son más
susceptibles de recibir formación. Para esta autora la
familia, la comunidad y la escuela, son pilares fundamentales en
los programas de prevención del consumo de sustancias,
pues es allí donde se desenvuelve el adolescente, y por
esto se puede actuar sobre situaciones concretas en tiempo real.
(pp. 7-8)

La prevención, según plantea Massün
(1991) parte de la indagación de alternativas al uso de
sustancias, pues si el adolescente acude a las drogas es porque
busca cubrir una necesidad; entonces la manera de evitar que se
adentre en ese mundo, es ofreciéndole alternativas que le
posibiliten cubrir esa carencia, y para ello hay que mirar
qué es lo que busca el joven en las drogas, para ofrecerle
opciones que le hagan experimentar eso que busca, pero por otros
medios mucho más sanos. (pp. 99-100). Para ello es
necesario conocer algunas de las razones que inducen a un
adolescente a recurrir a las drogas. Entre las principales
razones que pueden llevarlo a ese submundo, Miccarelli
señala la inducción por parte del grupo de amigos,
el hecho de que uno o ambos progenitores sean consumidores de
algún tipo de sustancia y la carencia de un espacio dentro
de la propia familia que le ayude a sentirse valioso. (2000, p.
51).

Como puede verse, esto está en consonancia con lo
que venimos señalando, pues el entorno familiar, cuando es
un ambiente cálido, de comprensión y propicia
espacios de diálogo, se convierte por sí mismo en
una barrera de contención que sostiene al joven en sus
momentos de crisis y le ayuda a solucionar sus problemas por una
vía mucho más sana que el camino de las drogas.
También Zamora reconoce la importancia del papel que juega
la familia en la prevención de la drogadicción.
Sostiene este autor que: "Con frecuencia, el problema de
farmacodependencia puede resolverse fácilmente desde un
principio cuando los padres se comunican con sus hijos y saben a
dónde van, qué hacen y quiénes son sus
amigos." (Zamora, 1991, p. 92)

Burkhart (2001), resalta la importancia de prevenir,
incluso, desde la primera infancia, situación que propone
realizar de la siguiente forma:

(…) Intervenciones dirigidas a las familias con
técnicas de educación parental, intervenciones en
guarderías y a nivel preescolar, intervenciones dirigidas
a madres después del parto, intervenciones
específicas para niños drogadictos y enfoques
comunitarios (p. 2)

Dichos enfoques están orientados a mejorar la
afectividad y desarrollar la autoestima, así como a la
solución de problemas, a la práctica de
técnicas de resistencia, temas sanitarios, sensibilidad
maternal, promoción de la salud, evaluación del
desarrollo, refuerzo de la personalidad, promoción de
vínculos parentales, integración madre-hijo,
capacidad de posponer el logro de la gratificación de
deseos, aceptar las frustraciones y evitar el aburrimiento (pp.
2-10).

Lo anterior implica que los padres y maestros deben
estar al tanto de lo referente al tema de las drogas y que esto
deben hacerlo sin prejuicios, pues si tal vez en el pasado era
posible en cierta medida identificar a quienes consumían
drogas por su actitud o forma de vestir, en la actualidad esto no
es posible, pues como lo señala Llanes: "El consumo de
drogas en otras épocas, se reducía a una
élite muy delimitada. Ahora, el hijo del vecino, del mejor
amigo o el propio hijo pueden ser presa de las drogas." (1982, p.
9). Esto no debe prestarse para causar angustia, sino para
movernos a actuar y por supuesto, a conocer lo referente a una
situación que no es posible soslayar. El mismo Llanes dice
a este respecto que: "Una posibilidad de bajar la angustia que
provoca el problema, en padres, maestros, educadores, o aquellos
en contacto con la población juvenil, es tener una
información válida, no sólo de los efectos
de las drogas, sino sobre todo de sus causales." (1982, p.
10)

Es claro entonces que el problema de la
drogadicción no se reduce al hecho de consumir, sino que
va mucho más allá, y lo que hay que tratar de
identificar en primera instancia es el por qué un
adolescente buscaría las drogas y cuál es la
carencia que pretende suplir. En consonancia con esto
Míguez sostiene que:

El problema de la droga es, por lo tanto, el de la
obtención por la vía química de efectos que
no han podido lograrse mediante la interacción con el
medio. El individuo concluye que su situación es
inmodificable y, en consecuencia, busca alterar "el estado de
ánimo, los sentimientos, las percepciones" hasta lograr
sin sufrimiento inmediato, acomodarse en forma circunstancial a
la realidad y sentirla placentera. (Míguez, 1998, p.
24)

Con referencia al papel de los maestros,
señalamos la siguiente afirmación en cuanto a la
prevención: "(…) La figura del maestro
desempeña un papel fundamental porque él puede
observar el desarrollo de sus alumnos mínimamente durante
un año, y conociéndolos mejor, tiene más
posibilidades de influir en sus actitudes y comportamientos
frente a las drogas." (Massün, 1991, p. 7).

Padres, maestros y
comunidad en general, pueden y deben construir redes de apoyo
para los adolescentes de su propio contexto social, pues uno de
los pasos principales en la prevención primaria es lograr
que el joven que tiene algún problema no se sienta solo,
sino que perciba en torno a él la presencia de las figuras
que le son representativas. Asimismo cada uno de los adultos que
forma parte de esas redes de apoyo obtendrá
retroalimentación sobre la forma de encaminar sus
esfuerzos. Sobre la importancia de las redes sociales Agudelo
& Saldarriaga dicen lo siguiente:

De acuerdo con Elina Dabas, el concepto
de red social, implica un proceso de construcción
permanente, tanto individual como colectivo. Es un sistema
abierto que, a través de un intercambio dinámico
entre sus integrantes y los de otros grupos sociales, posibilita
la potenciación de los recursos que posee. Los diversos
aprendizajes que una persona realiza se potencian cuando son
socialmente compartidos en procura de solucionar un problema
común. El efecto de red es la creación permanente
de respuestas novedosas y creativas para satisfacer las
necesidades e intereses de los miembros de una comunidad, de
forma solidaria y autogestora. (Agudelo & Saldarriaga,
módulo I, 2006, p. 26)

No estamos queriendo decir que la
implementación de redes de apoyo garantice por completo el
alejamiento de todos los jóvenes de las drogas, pero
sí es un factor que en muchos casos puede inclinar la
balanza del lado de la protección. Además las redes
de apoyo, si cumplen bien su función, son organismos
dinámicos, en constante transformación y siempre
dispuestos a aprender, tanto de las vivencias propias, como de
las experiencias de otros contextos. La comprensión de las
limitaciones de la red a la que se pertenece, así como de
los puntos fuertes de ésta, llevará a un
entendimiento mayor del fenómeno de la drogadicción
y de la mejor forma de hacerle frente. Edwards & Arif hacen
referencia a las limitaciones que trae aparejadas todo intento de
luchar contra el consumo de drogas y a las ventajas de aprender
de lo que otros están haciendo. Estos autores lo plantean
a nivel de Estados, pero consideramos que puede aplicarse
(guardando las debidas proporciones) al nivel de contextos
sociales más reducidos:

El tratamiento, en todos sus aspectos,
del uso indebido de drogas, ofrece un ejemplo excelente de los
tipos de problema que plantea todo intento de ejercer una
acción sanitaria detallada y completa. No hay
prescripción que por sí sola –puesto que
ninguna es perfecta- pueda hacer frente al uso indebido de drogas
ni a desarrollar un amplio programa de sanidad en todo un
país. Cada país tiene que abordar esos problemas de
manera adecuada a su propia individualidad. No obstante, todos
los países pueden aprender de la experiencia de otros, de
sus éxitos y fracasos (…) (Edwards & Arif,
1981, p. 7)

Elementos para la
comprensión del fenómeno de la Drogadicción
desde la psicología

La Psicología como campo disciplinar fundamentada
a partir de estudios rigurosos sobre asuntos que le son propios,
no debe propiciar la pugna entre las diferentes concepciones
teóricas sobre las explicaciones y las formas de
intervención -a veces descalificadoras- entre corrientes;
por el contrario, debe procurar la integración de acciones
concretas que generen transformación y aporte al trabajo
de erradicación y atención con el fenómeno
de la drogadicción (Bohórquez, 2011,
p.3)

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