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Soledad y género viviendo en soledad



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Algunas reflexiones
    teóricas
  3. Diseño
    metodológico
  4. Resultados y
    discusión
  5. Conclusiones
  6. Bibliografía
  7. Anexos

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Introducción

Si le invito a intercambiar algunas ideas acerca de la
familia, es bastante probable que usted evoque la imagen de la
clásica familia nuclear: mamá, papá e hijos.
Quizá complemente este conjunto con otras generaciones y
parientes, pensando así en una casa donde vive un grupo
más numeroso de personas.

Pienso que difícilmente imaginaría el caso
sobre el que giran las reflexiones que le propongo compartir en
las siguientes páginas: una familia, que desde el criterio
cohabitacional, está integrada por solo un individuo, ya
sea del sexo femenino o masculino; es decir un hombre que
vive solo,
o una mujer que vive sola, en la etapa
final de la vida, concretamente en la llamada vejez
joven.

Al mencionar los sexos, emerge la clásica
polémica reflejada en el título, pues mucho se
conjetura y discute acerca de las fortalezas y debilidades de uno
u otro. Si de soledad se trata es un estado sobre el que
igualmente se polemiza con numerosos y diversos argumentos a
favor y/o en contra. Qué decir de la vejez: etapa final
del desarrollo ontogenético del ser humano, denominada por
muchos el ocaso de la vida y donde se supone que la
compañía, apoyo y colaboración de otras
personas sea algo imprescindible para lograr el bienestar, desde
todos los puntos de vista.

¿Desde qué aristas comentaremos entonces
estos temas? Pues a partir de una experiencia investigativa con
personas que viven solas. Le invito a comparar a los hombres con
las mujeres, desde cuestiones que le dan sentido a su vida: lo
que les interesa, prefieren, sueñan para el futuro y les
hace felices. Igualmente comentaremos sobre sus displaceres
fundamentales: qué les preocupa o duele, qué les
hace sufrir y desearían cambiar.

Otro aspecto interesante de las personas que viven solas
es cómo se ven a sí mismas y cómo realmente
son percibidos por los demás desde el punto de vista de su
apariencia externa. Aquí encontramos contrastes sugerentes
entre hombres y mujeres, al igual que en la valoración que
hacen sobre su situación de soledad y la posibilidad de su
internamiento.

Algunas personas estudiadas, a pesar de vivir solas en
la actualidad, en algún momento de sus vidas formaron sus
propias familias, tienen hijos y nietos, por ello le explicaremos
acerca de las relaciones que mantienen con éstos, tanto
los hombres, como las mujeres. Y algo interesante: el estado de
salud general y especialmente bucal de las personas que viven
solas, se diferencia según el género.

¿Cuándo y cómo comenzó la
historia de esta investigación? Pues hace algunos
años, cuando nos encontrábamos impartiendo la
asignatura Psicología Médica II, durante la
práctica clínica de estudiantes de 3er año
de la carrera de Medicina en los hospitales. Comenzamos a
percatarnos de que ingresaban con cierta frecuencia en nuestras
salas, individuos del sexo masculino que tenían algunas
características en común: pérdida de
hábitos higiénicos, mal cuidado de su persona y sus
pertenencias, propensión particular al alcohol, mala
nutrición… Una vez interrogados, solían decir:
"Yo vivo solo", lo que provocó por los profesores y
alumnos la creación informal de una denominación
para identificar aquella situación tan exclusiva:
"Síndrome del Hombre Solo (SHS)", solíamos
llamarle.

El SHS, describía de forma empírica, una
situación sociopsicológica y clínica que se
repetía estereotipada y frecuentemente en las salas
hospitalarias, la que se caracterizaba además por un
fuerte hospitalismo positivo y una realidad de abandono familiar
manifiesta, pues salvo marcadas excepciones, estos pacientes no
recibían visitas de sus familiares, ni disfrutaban de los
permisos otorgados por la institución, para pasar algunos
fines de semana "de pase" en sus hogares.

Surgieron ante nosotros diversas ideas e interrogantes:
¿Cómo son? ¿Qué piensan acerca de los
demás y de sí mismos? Parecen necesitar
ayuda… ¿Qué los motiva y preocupa?
¿Existen estudios que los caractericen? Constituyen un
grupo de riesgo de morbimortalidad… ¿Sufren?
¿Por qué?… Fue así que se inició la
primera parte de la investigación: la
caracterización de los hombres que viven solos.

Al presentar dicho trabajo en diferentes eventos,
suscitó gran curiosidad. En más de una
ocasión, del auditorio emergieron interrogantes
relacionadas con las particularidades que este fenómeno
tendría en el sexo femenino. Por ejemplo, si se
mantendrían los comportamientos de los indicadores con
cualidades similares o más bien diferentes; si las
diferencias serían más o menos marcadas….
Ello nos motivó, algún tiempo después, a
replicar la investigación, para una población
femenina, donde el resto de las variables se mantuviese lo
más constante posible.

Fue así que al final de ese camino, concluidas
ambas etapas, hemos podido comparar el comportamiento de hombres
que viven solos con mujeres que viven solas, resultados que hoy
le presentamos y ante los cuáles se formulan algunas
hipótesis que pudieran estar explicando ciertas
diferencias encontradas. Por supuesto, le invitamos a formarse
sus propios juicios al respecto.

Estas son las cuestiones que trataremos con más
detalles a continuación. Quizá reflejen una
realidad que tiene usted oportunidad de conocer por vivencias
propias o cercanas, tal vez sea algo que hasta el presente solo
le ha llegado como referencia; en cualquier caso, nuestra
máxima aspiración es que le resulten
interesantes.

Algunas
reflexiones teóricas

…. Sobre la familia:

El hombre primitivo ante las adversidades del medio y su
urgencia de transformarlo a su favor, organizó la vida en
grupos, cada uno de los cuales tenía una estructura
propia, que establecía entre sus miembros las más
variadas reglas de subsistencia y de relaciones sociales. En la
misma medida en que el grupo humano fue desarrollándose,
aumentó su necesidad de organización más
compleja y eficaz. La familia es, pues, el resultado de todo este
largo y complejo proceso de evolución del
hombre.

La familia, independientemente de las grandes
transformaciones del mundo contemporáneo, sigue siendo el
hábitat natural del hombre. Constituye el grupo primario
del ser humano, en ella el hombre experimenta sus primeras
emociones, sus vivencias, incorpora las principales pautas de
comportamiento y le da un sentido a su vida.

Es este el grupo de intermediación entre el
individuo y la sociedad: "la familia es a la sociedad como la
célula al tejido, de igual manera que no es posible la
existencia de tejidos sanos si las células están
enfermas, tampoco puede haber sociedad sana si la familia
está enferma" (Roca, 1998, p. 54).

El concepto de familia varía de acuerdo al
enfoque de quien lo emite. El Código de Familia Cubano,
promulgado el 8 de marzo de 1975, expresa literalmente: "La
familia constituye una entidad en que están presentes e
íntimamente entrelazados el interés social y el
interés personal puesto que, en tanto célula
elemental de la sociedad contribuye a su desarrollo y cumple
importantes funciones en la formación de las nuevas
generaciones y, en cuanto centro de las relaciones de la vida en
común de mejer y hombre, entre estos y sus hijos y de
todos con sus parientes, satisfacen intereses humanos afectivos y
sociales de la persona."

Igualmente esta definición cambia si enfocamos a
la familia en cuanto a su extensión: familia nuclear: la
formada por padres e hijos que conviven bajo el mismo techo;
familia extensa, en la que se incluyen otros parientes, abuelos,
tíos, primos; familia ampliada cuando se incluyen otras
personas que no tienen lazos consanguíneos; reensamblada:
la familia de segundas o terceras nupcias, también
llamadas de los "astros", donde conviven hijos de matrimonios
diferentes, y por tanto padrastros o madrastras, hermanastros,
entre otros.

En esta clasificación, faltaría la familia
denominada censal, la que nos ocupa en el presente trabajo,
constituida por una sola persona, la que pudo ocupar diferentes
roles en la estructura de una familia anterior, que
convivía bajo su mismo techo: hijo o hija, esposo o
esposa, madre o padre… pero que en la actualidad vive solo
o sola.

"La familia hoy día comparte elementos de cambio
que, aunque se deban a procesos y determinantes diferentes de
acuerdo con el contexto, expresan tendencias similares, tales
como un incremento de la divorcialidad, una reducción del
tamaño promedio de la familia, un incremento de las
uniones consensuales, una diversificación creciente de los
tipos de familia y formas de convivencia, un incremento de la
esperanza de vida y de la longevidad, por mencionar algunas
tendencias actuales." (Arés P, 2002, p. 118)

Según esta autora, la definición
estructural de familia agrupa tres criterios
diferentes:

  • Consanguíneo: Familia son todas aquellas
    personas con vínculos conyugales o
    consanguíneos. (Se destaca el parentesco)

  • Afectivo: Familia son todas aquellas personas que
    tienen un núcleo de relaciones estables. (Se destaca
    el grado de estabilidad de los vínculos
    afectivos)

  • Cohabitacional: Familia son todas aquellas personas
    que cohabitan bajo un mismo techo, unidos por constantes
    espacio-temporales. (Se destaca el marco de referencia medio
    ambiental, el hogar)

Como puede apreciarse, actualmente el universo de
familias en cualquier escenario social es múltiple y
disímil: hogares unipersonales, nucleares completos,
incompletos, reensamblados, de jefatura femenina, monoparentales,
heterosexuales, homosexuales, son muestras de las
múltiples formas y los arreglos familiares.

Desde el punto de vista social la familia constituye la
institución base y el medio natural para el desarrollo de
sus miembros. Para el anciano representa además la
posibilidad de permanencia en un grupo, en ausencia de otros que
han desaparecido; la proveedora y a veces única fuente de
protección y la promotora de autoestima, pues se siente
vinculado con otros al participar en la vida hogareña
junto a hijos, nietos y demás familiares.

En el medio familiar se apoya fundamentalmente la vida
afectiva de los ancianos. La familia por lo general se ocupa de
ellos y de esta forma se acentúa la imagen positiva y de
cooperación que tiene la función familiar para un
porciento de este grupo poblacional: de ahí podría
valorarse lo que implica para un anciano carecer de un medio
familiar.

En el marco de estas relaciones en el núcleo
familiar y la sociedad, el hombre es capaz de formarse un
concepto sobre sí mismo, sus capacidades, cualidades,
intereses, así como la propia valoración que hace
sobre lo que siente y piensa, estamos hablando de
autovaloración, que resulta un regulador importante del
comportamiento, pues se expresa directamente en la forma de
actuación del hombre ante las urgencias del medio, ante
las diferentes metas que se traza, así como en la propia
selección de los objetivos y motivaciones de su actividad.
(González, 1983, p 43)

En el I Encuentro Iberoamericano de Asociaciones de
Adultos Mayores, celebrado en Cuba, en 1996, se presentó
una interesante ponencia, elaborada a partir de debates masivos
realizados en comunidades cubanas. En ella los ancianos
expusieron la importancia de la relación familiar para la
tercera edad y declararon que "… la no satisfacción
de las necesidades básicas de afecto por la familia,
origina respuestas de inmovilidad, encierro, aislamiento,
angustia, postergación y hasta depresión, que en
algunos casos puedan ser profundas." (Colectivo de autores, 1996,
p. 5)

…. Sobre la ancianidad:

El lema de la Sociedad Gerontológica es:
"Añadir vida a los años, no simplemente años
a la vida. (Similar sentencia podemos escuchar en una
canción del guatemalteco Ricardo Arjona: "… no le
quite años a su vida, póngale vida a los
años…").

A las personas de mayor edad se les llama
"…ciudadanos mayores, personas de la edad dorada, personas
de edad avanzada, ancianos, personas más viejas, personas
en años de cosecha o personas en el crepúsculo y
más recientemente, personas cronológicamente
dotadas." (Papalia y Wendkos, 1998, p. 564)

La edad adulta tardía es la etapa del desarrollo
durante la cual las personas clarifican y encuentran utilidad
para aquello que han aprendido a través de los
años. Las personas pueden continuar creciendo y
adaptándose si son flexibles y realistas, es decir si
aprenden como conservar su fortaleza, adaptarse al cambio y a las
pérdidas y usar estos años de manera productiva.
(Ídem, p. 600)

Aun en la última etapa de la vida es
erróneo generalizar sobre las personas. Lo que surge es un
cuadro, no de ancianos, sino de seres humanos individuales,
algunos necesitados y débiles, pero la mayoría
independientes, saludables y participativos. Las personas de edad
avanzada son un grupo diverso, con fortalezas y debilidades
individuales. "La edad adulta tardía es un periodo normal
del trecho de la vida, con su propia naturaleza especial, sus
tareas de desarrollo y oportunidades para el crecimiento
psicológico." (Ídem, p. 564)

Erik Erikson, estudioso de esta etapa de la vida,
considera que las personas de avanzada edad enfrentan una
necesidad de aceptar su vida, la manera como han vivido, con el
fin de aceptar su muerte próxima. Resulta saludable luchar
por lograr un sentido de integridad, coherencia y totalidad de la
vida, en vez de dar vía a la desesperación sobre la
incapacidad para volver a vivirla de manera diferente. (Erikson y
Kivnick, 1986)

En la actualidad existe una tendencia a describir a las
personas de edad avanzada de dos maneras: los viejos
jóvenes, quienes independientemente de su edad real son
vitales, vigorosos y activos y los viejos viejos, que constituyen
la mayoría enferma y frágil. Puesto que el
número de personas saludables y vigorosas de más de
65 años, aumenta con rapidez, se hipotetiza que tal vez en
el futuro será necesario hablar de que la vejez comienza a
los 85 años.

En este sentido, ha corroborado Orosa, especialista con
amplia experiencia en el estudio de esta etapa de la vida: "La
llamada tercera edad (…) ha sido abordada en la literatura
de manera aislada o como fase de involución y no como una
auténtica etapa del desarrollo humano. Se ubica alrededor
de los sesenta años, asociada al evento de la
jubilación laboral." "… aparecen expresiones acerca
de los `viejos jóvenes` o adultos mayores de las primeras
décadas, y de los `viejos viejos` o ancianos añosos
para marcar la idea de cambios." (p. 13)

"La vejez es un tema conflictivo, no solo para el que la
vive en sí mismo, sino también para aquellos que
sin ser viejos aún, diariamente la enfrentan desde sus
roles profesionales de médico, psicólogo, asistente
social, enfermero, o como hijo, como colega, como socio, como
vecino, o como un simple participante anónimo de las
multitudes que circulan por nuestras grandes ciudades."
(Salvarezza, 1995 p. 22) este autor ha realizado una
sistematización acerca de las principales teorías
acerca de la vejez.

Las necesidades, preferencias y gustos de los ancianos,
aparecen atravesadas por prejuicios sociales sobre la edad. Se
identifican limitaciones físicas de carácter
estético, sexual, asumidas dentro de ese modelo
conservador o tradicional de vejez, pero también como
expresión de conflictos ya que desde lo individual se
reporta la posibilidad de capacidades que les son más bien
negadas por prejuicios al respecto.

…. Sobre algunas diferencias de género
en los adultos mayores:

  • Es menor la expectativa de vida de los hombres que
    de las mujeres.

  • Las mujeres de mayor edad tienen tres veces mayor
    probabilidad de ser pobres que los hombres. (Por la
    pérdida de los esposos, a la que los hombres, tanto
    viudos como divorciados, en un porciento mayor, encuentran la
    solución de contraer nuevas nupcias, opción
    rara vez disponible para las mujeres)

  • Las mujeres de mayor edad tienen también
    más probabilidades que los hombres de vivir
    solas.

  • Los problemas de salud de las mujeres tienden a ser
    crónicos, a largo plazo, mientras que los hombres
    tienden a desarrollar enfermedades mortales a corto
    plazo.

  • Las mujeres ancianas sobrepasan en número a
    los hombres ancianos: Algunos observadores lo explican por
    diferencias en los estilos de vida: En la superficie
    podría parecer que las mujeres son más
    enfermas, ya que reportan más casos de enfermedad, van
    al médico con más frecuencia y guardan cama
    más a menudo que los hombres, sin embargo, más
    sensibles a los síntomas de su cuerpo, reportan
    síntomas más a tiempo para ser tratadas. "Otra
    explicación posible es el mayor nivel de apoyo social
    de que disfrutan las mujeres de edad avanzada, Ellas
    están más cercanas que los hombres a sus
    hermanos, tienen mayor probabilidad de contar con amigos de
    confianza y perciben más apoyo de la comunidad
    religiosa" (Papalia y Wendkos, 1998, p. 570)

  • "El apoyo social se ha asociado a la vida más
    larga" (Ídem)

  • Los hombres están menos satisfechos con las
    amistades y las actividades no relacionadas con el
    trabajo.

  • "Si bien el tema de la viudez ha sido estudiado de
    manera general, resultaría interesante un
    análisis de género en ese sentido, pues -por
    ejemplo- cuando ocurre la viudez en el hombre este vivencia
    mayor soledad que la mujer viuda; o sea, que "… las
    personas que padecen de desolación son más los
    viudos que las viudas." (Beauvoir, citado por Orosa, 2003, p.
    22)

  • Existen diferencias de género en ser abuelo.
    Las abuelas tienden a sostener relaciones más cercanas
    y afectuosas y a servir más como madres sustitutas que
    los abuelos. Los padres de la mujer tienen mayor posibilidad
    de estar más cerca de los hijos que los padres del
    padre y a involucrarse más.

…. Sobre la soledad:

Es este un fenómeno universal que en muchas
ocasiones tiende a ser visto como negativo o displacentero. Las
teorías sobre la soledad han emergido desde la
psicología y la sociología. Muchos de los
conocedores de estas materias coinciden al expresar que este
problema que nos ocupa es una emoción que está
ligada a factores situacionales.

Algunos estudiosos del tema exponen y creen que la
soledad comienza en la niñez, se refuerza en la
adolescencia y continúa en la vida adulta; en la sociedad
moderna tres son los factores fundamentales que han traído
consigo su incremento: una disminución en los grados de
amistad entre los grupos poblacionales, un incremento de los
movimientos geográficos y un incremento también de
los movimientos sociales.

De manera general en la literatura aparecen referencias
que la clasifican en tres categorías:

  • 1. Aguda: Es temporal, no se refiere como un
    problema que requiera de intervención
    profesional.

  • 2. Situacional: Basada en un evento
    específico de la vida, por ejemplo, mudarse a un nuevo
    sitio, divorcio, ir a un nuevo colegio, entre otras. Produce
    generalmente reacciones secundarias como dolor de cabeza,
    disturbios en el sueño, depresión, ansiedad y
    otros.

  • 3. Crónica: Cuando la soledad pasa de
    dos años sin eventos traumáticos aparentes,
    convirtiéndose en una forma de vida. Estas personas
    tienden a tener amistades superficiales, debido a que su
    limitación está en establecer relaciones
    interpersonales.

En las personas más adultas la soledad
está relacionada con el status socioeconómico
más que con la edad y la enfermedad. "En esta edad de la
vida se observa envejecimiento psíquico como un proceso
multifactorial que muestra características
psicológicas típicas como el decrecimiento de su
capacidad amnésica, dificultades en la atención,
alteraciones de la voluntad, extenuación del
neurodinamismo cortical y priman sentimientos de soledad,
aislamiento, así como la conciencia de estar viviendo la
etapa final de su existencia." (García, 1998, p
32)

Por lo general se considera que alguien está solo
cuando no mantiene comunicación con otras personas o
cuando percibe que sus relaciones sociales no son satisfactorias.
Tres características definen la soledad: es el resultado
de relaciones sociales deficientes, constituye una experiencia
subjetiva ya que uno puede estar solo sin sentirse solo o
sentirse solo cuando se halla en grupo; y, por último,
resulta desagradable y puede llegar a generar
angustia.

Relata Dell"Ordine J L. que: "… en las
comunidades tradicionales la soledad es un fenómeno poco
frecuente, basado la mayor parte de las veces en motivos externos
(enfermedades, sentimientos de culpa). Frente a ello, en las
actuales sociedades industriales aparece el fenómeno del
aislamiento del individuo, serio problema que requiere
tratamiento psicológico, ya que la incomunicación
puede provocar algunas enfermedades, como la depresión.
Una de las causas más frecuentes es la debilidad
relacional, es decir, la incapacidad para establecer relaciones
personales. Asimismo la soledad, involuntaria o aparentemente
elegida, es un trastorno psicosocial (hastío del mundo)
que indica el inicio de determinadas etapas vitales, como la
pubertad o la vejez." (www.monografias.com.)

En países desarrollados como Estados Unidos las
personas solteras de edad tienden a vivir solas y no con la
familia; en América Latina, las familias grandes por lo
común incluyen familiares que se hallan fuera de la unidad
familiar esencial. En sentido general, el 30 % de las personas de
85 años o más, viven solos, de ellos una tercera
parte en sus hogares. (Papalia y Wendkos, 1998, p.
566)

Se ha afirmado a nivel mundial que las
mujeres viven solas (20%) con mayor frecuencia que los hombres
(7%)

www.inforesidencias.com/noticias/detalles.asp?IDNot=66 y
que se está

dando el "… fenómeno de que
cada vez más mujeres viven solas."

www.lavozdegalicia.com/entrevistas/
noticia.jsp?TEXTO=100000025315 –. Asimismo aparece en
www.age-platform.org/AGE/Download/Newsletter/ES/
ReportAGE_octubre_2002_ES.pdf que el 45% de mujeres viven solas
frente al 17% de hombres.

Resulta interesante que este fenómeno del
incremento de la soledad femenina se está produciendo en
dos extremos de realidades internacionales, o sea, tanto en
países pobres como en países desarrollados, claro
que con particularidades inherentes a cada uno de estos modelos
económico sociales.

Por ejemplo, en México podemos encontrar un punto
de acuerdo promovido Josefina Hinojosa, en el que un grupo de
Legisladoras exigen incremento al presupuesto destinado a las
mujeres y aunado a ello, explican las legisladoras que 660 mil
mujeres viven solas, en hogares unipersonales, y "todas ellas
requieren de acciones que les faciliten el acceso a
créditos para la obtención de una
vivienda".

http://www.henciclopedia.org.uy/autores/Arriagada/LatinoamericanasFS.htm

Y en otro punto de la geografía, la
otrora conocida como capital del amor, es denominado hoy
día, el país del desastre amoroso. Lelord
François plantea que en París muchas mujeres viven
solas y da la impresión de que los hombres no las
entienden. Las mujeres parisinas quieren ser independientes y
desarrollar su carrera, pero en el fondo anhelan ser protegidas y
a veces dominadas por un hombre fuerte y a la vez
cariñoso. Los hombres, por su parte, están perdidos
en esta sociedad en la que ya no saben cuál es exactamente
su papel frente a unas mujeres que no parecen necesitarles para
nada.
http://www.cimacnoticias.com/noticias/01dic/01122103.html

Así vemos que se considera la soledad como un mal
de nuestro tiempo, muchos se preguntan cuál será el
camino para afrontarla ¿Aprender a vivir solos o animarnos
a buscar relaciones?

(Ryff, 1989) En un estudio se les pidió a 181
adultos entre 52 y 71 años, que definieran entre otros
conceptos, "la vejez exitosa": Fue asociada esta categoría
a las relaciones logradas con las demás personas,
considerando menos importantes los atributos relacionados consigo
mismo que llevarse bien con los demás, preocuparse por
otros y que se preocupen por ellos.

Corroboró Papalia: "La vida de la mayoría
de los individuos de edad avanzada se enriquece por la presencia
de personas que cuidan de ellos y a quiénes éstos
sienten cercanos." (1998, p.613) Igualmente afirmó
Steinbach: "Las personas ancianas que tienen un activo
círculo de amigos, son más felices y saludables"
(1992, p.69) En sentido general las personas separadas y
divorciadas expresan mucha menos satisfacción con la vida
de familia que las personas casadas.

En su tesis de maestría en psicología de
la educación, Orosa trabajó con un grupo numeroso
de ancianos, algunos de los cuáles eran individuos que
vivían solos. Al representarse en las técnicas de
dibujo utilizadas se presentaron con los nietos, con los hijos,
con amigos y parientes, con la familia de origen. Si no
aparecía en el dibujo, es que hacía referencia a la
familia de otra persona. "Nunca el que vive solo se coloca solo
en el dibujo" (Orosa, 2003, p. 47)

Orosa aplicó un cuestionario sobre la soledad en
el que la totalidad de los hombres le asignó una
connotación negativa, igualmente la mayoría de las
mujeres, aunque un 4% de ellas le adjudicó
connotación positiva. Refirieron que los hombres sienten
más la soledad que las mujeres y ambos sexos reportaron
haberse sentido solos alguna vez: los hombres ligeramente por
encima.

Ambos sexos coincidieron en que la etapa de la vida en
que resulta más frecuente la soledad es la vejez y en que
sentirse apoyados por los demás evita sentirse solos. Sin
embargo difieren en cuanto a los acontecimientos de la vida que
los pueden afectar por soledad: para las mujeres, cuando los
hijos se van a formar una nueva familia (nido vacío) y en
menos medida, por la llegada de la vejez; para los hombres, es la
llegada de la vejez el acontecimiento protagónico para la
soledad y sólo una minoría refirió la
mudanza de los hijos.

En esta misma investigación se obtuvo que los
sujetos valoran altamente la importancia de la familia para la
vida y sobre todo cuando se llega a la tercera edad, expresando
con frecuencia la necesidad de la comunicación con sus
familias.

Diseño
metodológico

Se realizó un estudio exploratorio en la
provincia de Pinar del Río, Cuba, en los años 2004
y 2005. El universo estuvo constituido por adultos mayores:
hombres (mayores de 60 años de edad) y mujeres (mayores de
55 años) que vivían solos y solas, los
cuáles contaban con el nivel de validismo necesario para
la satisfacción de sus necesidades vitales básicas
sin la colaboración de terceros.

Se tomaron como criterios de exclusión, la
existencia de: trastornos profundos en los órganos de los
sentidos; de trastornos cognitivos diagnosticados por el geriatra
del área de salud y de impedimentos para desarrollar el
nivel elemental de escritura y lectura que las diferentes
técnicas requerían.

Se clasificó la muestra como no
probabilística o dirigida, integrada por sujetos- tipos
que según el criterio de inclusión, quisieron
participar. La misma quedó constituida por sujetos que
viven solos: 11 del sexo masculino y 10 del femenino.

Para caracterizarlos se utilizó un grupo de
métodos y técnicas psicológicas de
investigación, las cuales ayudaron a la exploración
de diversas cualidades personológicas, familiares y
sociales.

Se elaboró una consigna inicial (Anexo 1) con la
que los investigadores se presentaban ante los sujetos a
investigar con el objetivo de informarles sobre la
investigación, motivarlos a participar en la misma y
concertar los horarios y estilos concretos en que resultara
más factible aplicar los instrumentos.

En la determinación de los motivos fundamentales
que regulaban el comportamiento de este grupo de personas que
viven solas, así como de las principales áreas de
frustración y conflicto, se utilizó el test de
completar frases de B. Rotter y Raffety como punto de partida; se
consideró necesario realizarle algunas modificaciones para
adecuarlo a los fines específicos de la
investigación y sobre todo a la población objeto de
análisis.

En la versión presentada (Anexo 2) se exploraron
distintas áreas de la vida y expresiones afectivas de la
personalidad, mediante inducciones de frases lo más
impersonales posible, con mayor generalidad y aplicables a
diferentes contextos, para darle a los sujetos la posibilidad de
implicarse o no, según el valor que el tema tenía
en su configuración motivacional; se eliminaron algunos
ítems que tenían menos relación con el tema
y se agregaron otros con esta característica. Dichas
modificaciones se tuvieron en cuenta durante la
calificación: se dio mayor peso a la implicación
personal y al matiz afectivo con que se abordaron las frases
inductoras sobre la situación de soledad que a su
frecuencia de aparición.

El sistema para la calificación de esta prueba se
basó en el establecimiento de categorías y en el
análisis del vínculo afectivo y la
implicación personal del sujeto con los contenidos
expresados, según la metodología desarrollada por
González. (1990)

Siguiendo al mismo autor (Ídem) en los criterios
de aplicación y calificación cualitativa se
empleó la técnica de la composición,
método indirecto pues el sujeto no conocía los
diferentes aspectos sobre cuya base resultó evaluado. Se
utilizó el título "Cómo yo creo ser" lo que
demandó de ellos extraer pensamientos, sentimientos y
conductas que debieron estructurar y darle un sentido
personal.

En la realización de este esfuerzo de
estructuración se pusieron de manifiesto las tendencias
fundamentales de los sujetos. Esta técnica permitió
analizar, no sólo sus ideas, sino cómo manipularon
activamente estas. Con ella se revelaron además elementos
esenciales del potencial regulador que poseían los
pensamientos, sentimientos y conductas estructuradas en su
sentido personal sobre sí mismos.

Por resultar en la mayoría de los casos,
fácilmente identificables en las salas de los hospitales
los hombres que viven solos, debido al descuido de su aspecto
personal y a la falta de higiene de su cuerpo y ropas, se
elaboró y aplicó una guía de
observación para constatar las características de
su hábito externo y del de las mujeres. (Anexo 3) Se
utilizó como fuente de obtención de la
información, la observación primaria, ya que sin
duda el empleo de la observación directa de los
fenómenos en estudio puede ser considerado más
objetivo.

Como aparece en el instructivo de la observación
(Anexo 4) se tuvo en cuenta la valoración de los
siguientes aspectos: sucio-limpio, agradable-desagradable,
cuidado-descuidado, de un grupo de indicadores de aseo personal e
higiene que caracterizaban el cuerpo, pelo, cara, bigote,
uñas y vestimenta de los sujetos investigados; se
otorgaron categorías particulares y al final se dio la
valoración de sucio o limpio al hábito externo
general de cada uno.

Se diseñó con prolijidad tal, para que
cumpliera con una de las condiciones de la observación
científica, que debe diseñarse de manera que pueda
ser utilizada por otros investigadores. Para realizar la
observación en condiciones físicas y
psíquicas lo más naturales posible, se
aprovechó el marco del examen físico que se
realizó como parte de la investigación.

La técnica fundamental de nuestro estudio fue la
entrevista estructurada, para obtener los datos generales de los
sujetos así como distinguir aspectos de su vida actual
tales como: laborales, hábitos, creencias religiosas,
entre otros. Se particularizó en el análisis de la
relación que los sujetos mantienen con sus familias, tanto
de origen como la que pudo ser creada por ellos en algún
momento de sus vidas, en este sentido se establecieron
categorías de análisis:

  • Relación integral: La familia funciona
    armónicamente, existen vínculos afectivos y
    económicos.

  • Relación parcial: la misma se
    subdividió en tres criterios:

  • Económica: Recibe de su familia alguna
    contribución de tipo material: dinero, ropa,
    alimentos, útiles de aseo personal, u
    otros.

  • Afectiva: Recibe muestras de afecto verbales y otras
    traducidas en colaboración para resolver problemas
    personales no económicos, tales como ayuda en los
    quehaceres del hogar, atención y cuidado cuando
    está enfermo, entre otras)

  • Formal: Tiene algún tipo de contacto con sus
    familiares, por ejemplo visitas al hogar o al hospital, sin
    recibir muestras de afecto ni ayuda alguna.

  • Relación nula: No existen vínculos
    afectivos, económicos ni formales.

Esta técnica fue la última que se les
realizó a los sujetos, cuando ya se había logrado,
a través del contacto cultivado durante la
aplicación de las otras, el rapport que facilitara la
búsqueda y profundización de la información
necesaria para conocerles a fondo. A través de ella
también se contrastó la información obtenida
con los otros instrumentos y se indagó cualquier otra
información que no hubiese quedado suficientemente clara;
en el marco de la misma se interrogó también en
relación con los antecedentes patológicos
personales y familiares de los entrevistados.

El estado de salud bucal se determinó a
través de un examen de la cavidad bucal con espejo de boca
plano, explorador y utilizando la luz natural. Se incluyeron en
la entrevista, interrogantes para determinar el conocimiento que
los sujetos en estudio tenían acerca de los cuidados
necesarios para mantener el bienestar buco dental. En el
análisis de las técnicas predominó la
valoración cualitativa.

Resultados y
discusión

Analizaremos a continuación los resultados
obtenidos con el empleo de la metódica referida en el
acápite anterior. Para ello, estaremos presentando la
información recopilada por variables, de manera que
aparezcan de forma simultánea los datos correspondientes a
hombres y mujeres que viven solos, permitiendo así una
mirada a los datos desde un enfoque de género.

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Las mujeres que viven solas, según el estudio
realizado, generalmente tienen como motivo rector en su vida, a
sus hijos y nietos, fruto de matrimonios que concluyeron por
separación o muerte del cónyuge. Se mantienen
pendientes de ellos, con visitas y contactos frecuentes pero
aparece reflejado el deseo de compartir mayor cantidad de
espacios con estos e incluso vivir junto a ellos ("Me gusta vivir
con mi hijo", "Ojalá todos los nietos estuvieran en esta
casa conmigo").

Permanecen disfrutando de un amplio círculo de
amistades, del que se destacan algunas vecinas con las que
mantienen relaciones verdaderamente estrechas de
colaboración recíproca en cuestiones materiales y
espirituales. Dos no se casaron nunca y ambas disfrutan de
vínculos estrechos con hermanos y hermanas. Sólo un
caso no tiene familiares cercanos con vida y se mantiene bastante
apartada en su comunidad.

Es manifiesta la necesidad de compañía
expresada por ambos sexos (Ella: "Necesito un millón de
amigos"; El: "Siempre es bueno tener a alguien para cuando uno
tiene un problema") con la diferencia de que en ellas se
materializa en las mencionadas relaciones, no así en el
caso de ellos, cuyos vínculos sociales son escasos y
pobres.

En ellos los principales motivos fueron: la madre, sobre
la que se aprecia una gran idealización. Quizá
pudiera haber influido o ser consecuencia de que sólo dos
sujetos lograron formar familias relativamente estables, las que
igualmente concluyeron en divorcio. Aunque la mayoría
tiene hijos en sólo tres casos existen vínculos que
se profundizarán más adelante.

Arés Muzio P. (2002) En una interesante
valoración acerca de algunas determinantes
psicológicas importantes para la conformación de
una pareja estable, señaló, entre otras, la forma
en la que el individuo ha resuelto sus dependencias, en
qué medida ha podido romper los ligámenes primarios
con los padres, cuanto ha aprendido a asumirse, a ser
protagonista de su propia vida. En los hombres solos estudiados,
evidentemente, han existido problemas en este sentido.

Para los hombres que viven solos, la búsqueda de
placer personal es algo que funciona como un motivo de conducta
importante, fundamentalmente en solitario. Todos fuman e ingieren
bebidas alcohólicas, llegando a presentar indicadores de
alcoholismo en 8 de los 11 casos. Sólo uno cultiva el
hábito de la lectura, el resto prefiere la TV,
fundamentalmente programas deportivos.

Nuestros datos se corresponden con lo referido en las
reflexiones iniciales encontradas en la literatura, donde
encontramos que ellas están más cercanas que los
hombres a sus hermanos y tienen mayor probabilidad de contar con
amigos de confianza. Igualmente que los hombres están
menos satisfechos con las amistades y las actividades no
relacionadas con el trabajo que las mujeres.

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Resultó interesante este conflicto en las
féminas. Sólo una, que no tiene familia ni
relaciones interpersonales estrechas en su comunidad,
expresó claramente en la entrevista su displacer ante la
soledad, el resto proyecta el mismo, sólo muy
solapadamente en las técnicas aplicadas, mientras que
directamente expresan un tranquilo conformismo con su
situación que pudiera ser sólo una expresión
de racionalización, pues es recurrente la necesidad de
compañías más estrechas y personalizadas.
("A la hora de acostarme a veces siento una soledad inmensa, pero
rezo a Dios por todos"; "En el hogar me siento a veces sola y
triste, pero siempre tengo ánimo")

Los hombres por su parte expresan abiertamente su
displacer con la situación de soledad en que viven, lo que
se contradice y la desconfianza, los recelos y temores que le
impiden remediarla acercándose más a otras
personas, estableciendo y manteniendo amistades,
relacionándose con sus semejantes. ("Es duro estar
sólo, pero es duro que los demás se aprovechen de
ti"; "La calles está muy mala, no se puede confiar en
nadie: dejas entrar a alguien a tu casa y te golpean") Es un
conflicto de desear algo, pero simultáneamente temer a la
manera de lograrlo. Si se lee entre líneas puede hasta
pensarse en ciertas ideas paranoides, que tal vez son hasta el
propio estilo de racionalización que se han ido
construyendo a lo largo de los años.

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Aparecen en ambos sexos frustraciones diversas, sin
embargo, emerge de manera generalizada y común, la que ha
provocado la situación de soledad, manteniéndose
con los matices (mencionados anteriormente) encubiertos para
ellas y manifiestos para ellos.

Al redondear el análisis de la esfera
motivacional, a través de los tres indicadores vistos
hasta aquí, aflora con fuerza en las personas que
viven solas de ambos sexos, el rechazo al sexo contrario
.
(Ellas: "Estar casada lo detesto, los hombres son mi
perdición; Los hombres ya no los soporto; Ellos: "Las
mujeres son muy malas"; "Ninguna sirve, mi madre era la
única que se le podía mirar la cara") Se aprecia
una sobregeneralización acerca de las cualidades negativas
del sexo contrario, tal y como si estas los homogeneizaran. En el
caso de ellos expresaron además, las emociones negativas
que en sus vidas provocaran traiciones recibidas de sus
parejas.

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La palabra que predominó al desarrollar el tema:
"Cómo yo creo ser", tanto en las mujeres, como en los
hombres fue, respectivamente "… buena", "… bueno".
Se valoraron de manera positiva: ellas enfatizando en su rol de
madres, abuelas y en su capacidad para establecer relaciones
interpersonales ("Me llevo bien con todo el mundo, creo que me
sé ganar a las personas"; "Aunque no viva conmigo, mi hija
sabe que puede contar conmigo, siempre le respondo") Ellos por su
parte, particularizaron en la calidad de su desempeño
laboral ("Yo he trabajado mucho"; "Siempre cumplí bien
dondequiera que trabajé", "En el taller todavía se
habla de mí").

Partes: 1, 2

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