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Teología de la esperanza



  1. Introducción
  2. Raíces bíblicas de la
    Teología de la Esperanza
  3. Raíces filosóficas para una
    Teología de la Esperanza
  4. Comparación de la teología de la
    esperanza con la teología política de Johann
    Baptist Metz
  5. Conclusiones
  6. Bibliografía

Introducción

"la cruz de Cristo es el signo

de la esperanza de Dios en el
mundo

para todos los que en su vida
se

cobijan a la sombra de la cruz.
La

teología de la esperanza es, en
su

punto nucleico, teología de la
cruz."

Jurgen Moltmann.

Con el presente trabajo, elaborado en torno a la
Teología de la Esperanza, ponemos fin, a lo que puede ser
el inicio de una investigación mas profunda, y encaminada
a fundamental en medio de este siglo de crisis existencial, una
plataforma donde descanse el andamiaje conceptual de nuestra fe.
Nosotros, los cristianos de inicio del siglo XX1, no podemos
andar como los discípulos de Emmaús, los cuales
habían perdido la esperanza, ya que ignoraban que el
Salvador resucitado era en realidad la esperanza de
Israel.

Cristo resucitado es la esperanza de gloria, gloria que
ha llegado a nosotros por medio de la gracia de Dios, la cual se
entronca en la Teología de la Esperanza como una planta
trepadora al tronco de un roble. El tronco es la iglesia, la cual
tiene su esperanza puesta en el pronto retorno de nuestro
Señor y Dios, pues como leemos en Tito 2:13: "Esperando
aquella esperanza bienaventurada, y la manifestación
gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo."

Como el cristiano, el que tiene sus ojos fijos en la
cruz, la locura para judíos y griegos, el símbolo
de tortura y de ignominia para los romanos, no tiene
aplicación aquellas preguntas retóricas que el
autor del drama de Job se formula en el capitulo 17: 15:
"¿Dónde pues estará ahora mi esperanza? y mi
esperanza? quién la verá?", porque aunque estemos
muertos, nuestros huesos reposaran en esperanza, o en
prisión como leemos en Hechos 28:20: "Así que, por
esta causa, os he llamado para veros y hablaros; porque por la
esperanza de Israel estoy rodeado de esta cadena." Sabiendo que:
es Cristo en vosotros la esperanza de gloria", como leemos en
Colosense 2: 27.

Cruz, esperanza y gracia son tres conceptos que en
nuestra teología sufren una unión
hipostática, sin que actúe para ello ningún
elemento catalizador.

La Teología de la Gracia a de ser presentada y
entendida desde la perspectiva de que de tal manera amó
Dios al mundo que ha dado a su Hijo unigénito, para que
todo aquel que en El crea no se pierda, mas tenga la vida eterna;
y es que Jesucristo, el Hijo de Dios, y que es uno con el Padre
en sustancia y propósito, en la opera intra del Consejo
Supremo del Cielo, vino a este mundo, despojándose de su
investidura eterna y celestial, a hacerse uno con el pecador,
para de esa manera reconciliarnos con el Padre, ya que por causa
del pecado habíamos roto nuestra relación con El,
para que con su encarnación, podamos tener
esperanza.

La paga del pecado es la muerte eterna, la
separación de Dios, pero la gracia, el don inmerecido de
Dios es la reconciliación, el derecho a ser aceptado en la
familia celestial, la vida eterna; el pecado, la
trasgresión de la Ley, exige la vida del pecador, ya que
sin derramamiento de sangre no se concede perdón, por esa
razón, Dios en su infinita gracia y misericordia, se
encarnó, se hizo finito y habitó entre nosotros,
para darnos esperanza. La Ley de Dios le muestra al hombre el
pecado, pero no le muestra los medios para librarse de él;
pero la gracia de Dios puede librarnos de la condenación
de la muerte, porque la muerte del Amado, el signo de la cruz, es
la vía que señala al camino de la esperanza, y es
por medio de la persona de su Hijo, por medio del cual es
condonado el castigo que como pecadores merecíamos, porque
así como por un hombre Adán entro el pecado, por
otro hombre Jesucristo entro la vida, y permanece en nosotros, la
esperanza de esa vida.

Como ya anote en otro trabajo de esta asignatura, al
hablar de la gracia, decía que el mensaje axial, central y
medular de la Teología de la gracia es el siguiente: El
Hijo de Dios fue tratado en la misma forma que nosotros como
pecadores merecíamos ser tratados, con el objetivo de que
nosotros pudiéramos ser tratados por el Padre como el Hijo
lo merece. El fue condenado por nuestros pecados, para que
nosotros pudiéramos ser justificados por su justicia;
Cristo sufrió nuestra muerte, para que nosotros
pudiéramos vivir su vida. El que tiene este esperanza, la
de vivir la vida de Cristo, aunque este muerto vivirá,
porque esa esperanza ha de renacer, cobijada por la sombra que
emana de la cruz del Calvario.

TEOLOGÍA DE LA
ESPERANZA

Raíces
bíblicas de la Teología de la
Esperanza

Uno de los grandes problemas que presenta la
teología, y por ende los estudios teológicos, es la
necesidad que esta tiene de reconocerse y afianzarse sobre
cimientos sólidos que sean capaces de emparangonarse con
otros campos del saber. Como nos dicen Jurgen Moltmann en su
Introducción a la teología de la esperaza: "Si cabe
asegurar que ni un teólogo en particular ni ninguna
teología en su conjunto puede crear sin más un
paradigma. Este se forma y madura a través de un
extraordinario conjunto de factores sociales, políticos,
eclesiales y teológicos". Todos sabemos la deuda que tiene
la teología como ciencia con Schleiermacher, por cuyo
esfuerzo se introdujo su estudio en la recién creada
universidad de Berlín, Alemania en 1810; pero la
Teología de la Esperanza no necesita de credenciales para
ser llevada a la universidad, ni del armazón de la
lógica aristotélica para su sostenimiento, o lo que
es mas, que Hegel le preste su dialéctica demoledora o el
auxilio del materialismo científico para llegar al
corazón de las personas. La Teología de la
Esperanza es el mensaje bíblico, presentado con el poder
del Espíritu, cuando se nos habla del mensaje de Dios,
concerniente al Verbo Eterno, a través del cual el Padre
actual.

Antes de que entremos a la propedéutica de la
Teología de la Esperanza, es indispensable que entendamos
que el contexto de la misma que es el hombre y la naturaleza en
su estado alienante, pecador, caído y degenerado. En el
libro de texto de esta Teología, la promesa esperanza de
nuestros primeros padres es el corolario, que de manera
apodíctica se encuentra en el protoevangelio del
Génesis, cuando a raíz de la caída, el
Eterno promete levantar una Simiente que hoyará a la
serpiente. Por esa razón, la Teología de la
Esperaza no es un fenómeno nuevo, no es una nueva
impostura, o una corriente surgida con el siglo, la cual se a
puesto de moda, no, esta Teología no es mas que el
desarrollo de la promesa de Dios, la cual sufrió un
desgaste semántica, y la cual ha sido redescubierta como
un petroglifo en el fondo de una caverna. Tanto el nacimiento de
Caín, como el de Seth, abrían en sus padres la
perspectiva del cumplimiento de esa promesa, el desarrollo de ese
aguardar en la esperanza. Las narraciones bíblicas, son
narraciones de esperanza. La fe en las promesas de Dios, son el
banco sobre el cual se sientan los santos a esperar el
cumplimiento de los ofrecido, pero que al tener los ojos fijos en
el invisibles, se tiene como cierto y seguro, que lo ofrecido es
una realidad.

Para la Real Academia española de la lengua, la
esperanza, que es un sustantivo femenino significa: "Estado del
ánimo en el cual se nos presenta como posible lo que
deseamos."

Para un Diccionario Bíblico
electrónico, cuando entra a definir esperanza nos dice:
"Este vocablo, sustantivo y verbo, significan "confianza",
"expectativa", "seguridad", "esperanza", "deseo
expectante".  En la Biblia estas actitudes se expresan
frecuentemente como dirigidas hacia Dios y las cosas celestiales,
y afirmadas en ellas.  El salmista, al meditar sobre la
incertidumbre y la vanidad de la vida, se dirigía a Dios
como la base sólida de su Esperanza (Sal. 39:7; cf
71:5; 146:5) y centraba su expectativa de salvación en
Dios (Sal. 119:116).La venida de Jesús al mundo dio nuevo
contenido y forma a la esperanza.  El cristiano se salva en
la "esperanza" (Ro. 8:24), Esperanza que recibimos por
gracia (2 Ts. 2:16).  Fuera de Cristo no hay
Esperanza (Ef. 2:12,13), pero Cristo es para el creyente
"la Esperanza de gloria" (Col. 1:27).  La
justificación por la fe produce paz y gozo "en la
Esperanza de la gloria de Dios" (Ro. 5:1,2). 
Mediante el Espíritu el cristiano espera "por fe la
Esperanza de la justicia" (Gá. 5:5).  La
2ª venida de Cristo es para él la bienaventurada
Esperanza (Tit. 2:13).  Se dice que la
Esperanza es una "segura y firme ancla del alma" (He.
6:17-19).  Basada en el sólido fundamento de la fe
cristiana, imparte valor, entusiasmo, optimismo y gozo.  Es
un antídoto para la desesperación y el
desaliento.  Estimula a una actividad plena de
propósito, particularmente para el avance del reino de
Dios."

Por la arriba anotado debemos decir que nuestra
Teología en estudio, la aceptación de las promesas
bíblicas, nos impele a vivir de acuerdo a los
propósitos de Dios. Esperanza es interpretar y comprender
el valor de la Revelación, la cual nos ha sido otorgada
por gracia, pero que podemos otear en el horizonte de la
incertidumbre y la desesperación, pero que sabemos que ha
de ser realidad.

Como lo que nos mueve es hablar de la Esperanza, el
aguardar las promesas de Dios, con la certidumbre de que lo que
se nos ofrece es una realidad en la mente del Eterno, pero en
nosotros no se ha de convertir en un recuerdo obnubilado, que
enmarañado con las elucubraciones metafísicas nos
despega de la realidad, sino por el contrario, nuestra Esperanza
es el trasporte del futuro al presente, aguardando por fe y como
cierto lo que se nos ofrece y que esperamos, porque en nuestra
Teología, Fiel es el oferente. En la Teología de la
Esperanza, la confianza en la Palabra Revelada es mas cierta y
segura que la tierra que pisamos, que el aroma que percibimos y
que el sol que nos abraza, ya que sabemos que los sentidos son
engañosos, pues muchas veces vemos visiones y creemos
escuchar cosas, pero la realidad de Dios es tangible y palpable,
es real y aprehensible, ya que El no engaña.

Haciendo un estudio taxonómico de la palabra
esperanza, encontramos que esta aparece 114 veces en la Biblia,
de las cuales 62 veces concurren en el Antiguo Testamento, para
un 54.38 por ciento, las restantes 52 veces en el Nuevo, para un
45.62 por ciento. La primera vez que la palabra esperanza
aparece, es en el libro es en Ruth 1: 12, donde Noemí dice
a sus nueras: "Volveos, hijas mías. Yo soy anciana ya para
tener esposo. Y aunque tuviera esperanza,…" La palabra
traducida como esperanza, es en hebreo tiqvah; palabra que
aparece por ultima vez en la escritura hebrea en Zacarías:
9: 12 donde leemos: "Volved a la fortaleza, oh presos de
esperanza. Hoy os anuncio que os restauraré todo al
doble."

En el Nuevo Testamento aparece por primera vez en Lucas
23: 8 la palabra esperanza, y es la única vez que se lee
en los Evangelios. La palabra griega para esperanza es elpida
(e?p?da ). Por ultima vez se encuentra en Primera de Juan 3:3,
donde el discípulo amado, después de recordarnos
cuan grande amor nos ha dado el Padre, que nos ha hecho sus
hijos, razón por la cual el mundo no nos conoce, y a pesar
de ser hijos, aun no se ha manifestado lo que hemos de ser, ya
que seremos semejantes a El: "Y todo el que tiene esta esperanza
en El, se purifica a sí mismo, así como El es
puro".

El Apocalipsis, que es un canto de victoria, un himno de
gloria y alabanza, y sobre todo, heraldo de un mundo feliz, y
cuya culminación es el inicio de una vida bienaventurada,
no contiene en su nomenclatura la palabra esperanza, aunque el
concepto, el advenimiento de un mundo mejor, donde no
habrá llanto, lagrimas, ni clamor, ni dolor, sino donde
todo será un eterno epitalamio, con el cual se
celebrarán las bodas del cordero con su novia la iglesia
triunfante. Aunque la palabra esperanza no aparece, el deseo, el
aguardar la venida del Señor, es el gran anhelo del libro
de la Revelación.

Raíces
filosóficas para una Teología de la
Esperanza

Para poder entender este apartado es bueno iniciar
diciendo que la esperanza no es un engaño, ni una
cuestión relacionada al ánimo de la persona o que
sólo funciona dando optimismo a las personas que son
considerados como pesimistas. Por tanto, ella es una columna
determinante y fundamental en la existencia del ser, o en la
estructura del mundo en el cual nos movemos y existimos; es algo
que siempre actúa y está presente en el quehacer
del hombre en la historia.

Por eso es que la esperanza en el existencialismo
está planteada como lo expresa Marcel:
volverás,
pues todos esperamos que nuestros seres
queridos vuelvan. Pues ellos no buscaban trascender en su
esperar, sólo estaban sujetos a la condición que
vivían. «La esperanza no depende, podría
decirse, de una justificación metafísica particular
sino a condición de trascender el deseo, es decir, de no
permanecer centrada sobre el sujeto mismo.

La esperanza es la manera positiva de la
expectación del futuro, así como también la
angustia es la parte negativa de la espera del mismo futuro,
puesto que quien no espera es porque duda de su existencia. Al
referirnos a la esperanza tenemos que tener claro que ella es
apertura al futuro o, más exactamente, es una forma o
garantía de existencialismo.

Los efectos de la espera positiva, de una esperanza
activa y ardiente, con la intención hacia delante, siempre
mirando al futuro, constituyen el sentimiento o pasión de
la esperanza. Ello se contrapone a los efectos de la espera
negativos, que se condensan en el miedo y, sobre todo, la
angustia; una angustia vital de peligro, incluyendo la angustia
frente a la muerte.

El filosofo francés, Gabriel Marcel, el gran
filosofo de la esperanza es el hace un nuevo renacer en la
filosofía existencial, con él surge una
revivificación entre los eruditos de la época que
aparte de ser atrayente, logró convertirse en columna
fuerte para la esperanza, que había desaparecido de la
vida del ser humano. Con este vuelve a llegar al mundo la idea de
que existe una esperanza de algo mejor, que con ella se puede
lograr algo mejor o al menos salir del caos que se presentaba en
la época y que todo ser existente padecía. Marcel
nos dice:«La humanidad entera estaba sumida en un clima de
absoluta inseguridad, de verdadera angustia. Todo se venía
abajo la ruina y la muerte se adueñaba del planeta. En
medio de tan desolador marco, la crisis de conciencia y valores
se hacía patente»

Al estar viviendo el hombre una situación en que
lo hace recapacitar, es la que le obliga a darse cuenta de que
sólo puede confiar o esperar en él mismo; es decir,
en su capacidad de razonar, esto podría hacerle resurgir
la voluntad o el deseo de vivir. Una vez que el hombre se da
cuenta de tal problemática y fija la esperanza en
sí mismo, reconoce que ciertas cosas en las que antes
había confiado parecen haber sido vaciadas de su contenido
como es el caso de lo ideal y lo perfecto.

Desde ese momento, el ser humano empezó a vivir
en una situación tan terrible que lo llevó a perder
todo un sentido vital, incluyendo su confianza en Dios y en toda
ideología; esperaba que resurgiera una doctrina que le
ayudara a definir su vida, a sentir que estaba vivo, y que a su
lado existían seres humanos y no máquinas
destructoras, ya que a su lado todo era destrucción en su
sentido amplio. Por lo que la única razón para que
esto sucediera fue la tanta libertad y el derecho que el ser
humano se dio sobre sus semejantes, llegando a exterminarlo como
si fueran objetos vacíos que nada valen.

Este hombre concreto de carne y hueso, que es el
único que tiene verdadera existencia, es también el
único que, aun dentro de todos sus problemas
existenciales, puede hacer un esfuerzo para sobrevivir y esperar
llegar a una experiencia vital diferente a la que lo ha
angustiado. Pues la esperanza no es una ilusión o un
sueño; sino que es algo que se va sintiendo a lo largo de
la existencia humana a través de la fidelidad y el estado
de ánimo de quien espera. Por tal razón sólo
la esperanza puede ayudar a decidir ante esa inmensidad de
posibilidades existentes que se presentan en la vida diaria, y es
ahí donde entra la Teología de la Esperanza, a
llenar el vacío existencia que todo hombre tiene, y que
solo el Ser Infinito puede llenar; pero es el hombre que tiene
que escoger el que se le llene el vació o no, ya que Dios
hace la oferta, pero no puede forzar a que se reciba lo
ofrecido.

Esta facultad de elección que posee el hombre es
lo que le produce la angustia. Sin embargo estas situaciones de
angustia e inseguridad son las que hacen que el hombre ponga todo
su empeño en la esperanza de un futuro mejor.
Además, reconoce que otros merecen que se le respete su
seguridad personal y la dignidad.

Gracias a la luz que pudo renacer con la Teología
de la Esperanza, el hombre puede fundamentar su ser en la
convivencia circunstancial de su momento histórico, ya que
la circunstancia es la que determina, y aun más, en una
situación desesperante como era ese momento de la historia
humana. El hombre aún en medio de su angustia espera un
análisis profundo que le ayude a recuperar todo lo que
había perdido; razón por la cual es que se afirma
que la esperanza, aunque sea de manera indirecta, tiene gran
importancia en esta época posmoderna. Partiendo de este
principio, el verdadero sentido del ser lo fundamenta o
constituye la esperanza, pues ella es la que lo fortalece para
lograr todos sus planes y proyectos de modo que a la medida en
que se realicen sus proyectos, el hombre va encontrando su
felicidad y aun cuando sus planes le fracasan, el hombre
esperanzado tiene otra brecha de vida, es decir, que encuentra
una salida fijándose en el otro acto de espera.

El hombre es libre para elegir su esencia, es decir, el
personaje que quiere ser, así también es libre para
elegir una esperanza existencial que sea la que le dé
ánimo confiado a su vida. Que esa espera, al igual que la
esencia, se convierta en forma de belleza durante su existencia,
su razón vital se desenvuelva tras lo que espera y eso que
se ha propuesto alcanzar como meta debe darle paz y felicidad,
aun en los momentos difíciles y en las adversidades que
dentro de ese marco existencial nadie puede quitarle: su estado
de felicidad en lo esperado. «Lo que somos constituye
nuestra esencia, por consiguiente, es nuestra esencia lo que
elegimos al hacer la elección del personaje que queremos
ser» nos dice un filosofo existencialista.

Todo cuanto el hombre espera debe llevarlo a su
realización y por consiguiente a la felicidad, que debe
estar en primer lugar en cada ser humano, ya que todo ser
racional debe encaminar su vida hacia el bien (felicidad), aunque
la esperanza está tan unida a la existencia humana que
hasta la misma desesperación condiciona o está
acompañada de la esperanza, puesto que sólo se
desespera el que espera lograr o alcanzar algo, quien no espera
nada en un futuro no tiene por qué desesperarse en su
actuar.

Todo ser racional en el transcurso de su existencia,
tiene como función esencial la esperanza, puesto que esta
es anímica y fortalecedora para vivir. Pues la existencia
siempre va a estar marcada por ese tránsito indefinido de
un placer a otro. Cuando se habla de indefinido es en referencia
a que el hombre no sabe lo que quiere; sino que este ser siempre
va tras un placer nuevo y mayor para él. Los bienes
alcanzados son siempre inferiores en relación con los
bienes esperados. «La esperanza es vida y estímulo
de vida; se vive esperando y se espera para
vivir».

Muchas veces el hombre desesperanzado suele ver la
esperanza como una utopía, pero no es que ella es una
utopía realmente, a lo mejor estas personas tienen miedo a
sus problemas, a enfrentar la realidad misma como tal, pensando
que no van a vencer los problemas que se les presenten en el
camino. Por tal razón, la misma esperanza se puede definir
como un acompañante del ser humano, capaz de ir delante de
sus proyectos para que este pueda alcanzar sus metas y logre
darlas por realizadas, como un hecho concreto.

La respiración es determinante en el ser humano;
así mismo lo es la esperanza para el hombre, ella se
muestra ser tan fuerte que la desesperación no puede
opacar la esperanza, sino que cuando el hombre se desespera surge
la esperanza con mayor fuerza y vigor en el cuerpo y la mente
humana. Puesto que la esperanza es la que garantiza al hombre la
solución de sus dificultades, es por ello que el hombre
confiado no teme al problema que le amenaza, sino que espera con
esa fe firme en sus ideales, sabiendo que el esperar mantiene
viva la fe o la confianza en la vida. La Teología de la
Esperanza viene en esta época materialista y
desespiritualizada a darle nuevo oxigeno a los pulmones cansados
de una sociedad que esta cansada de respirar las miasmas
contaminantes de un mundo en decadencia.

Comparación de la teología de
la esperanza con la teología
política de Johann
Baptist Metz

La teología política, como teología
practica debe funcional como una critica a la religión
burguesa y oponerse a lo que no sea dialéctico y que
divorcie la praxis de la teoría; en cambio que la
Teología de la Esperanza se basa en la promesa de que los
cristianos aguardamos un mundo mejor. La praxis es constitutivo
de la teología política y del cristianismo que
entiende que debe mejorar su condición de vida en esta
tierra; en cambio el esperar un mundo mejor, sin fomentar el odio
es parte de la Teología de la esperanza, entendiendo que
la cristología es una dialéctica, ya que Cristo
salva a que lo sigue. En teología política, la
practica moral es una continuación de la practica social,
por eso se debe examinar desde una hermenéutica practica;
en la Teología de la Esperanza, es la solidaridad con el
sufriente, identificada con una critica a la violencia la que le
da su soporte moral

Es necesario determinar con qué, y con
quién y para quién se hace teología. Todos
somos teólogos, ya que la teología política,
y la Teología de la Esperanza deben rebasar el
ámbito del especialista en Dios, del teólogo
profesional, y ser teología de todos los creyentes, porque
la historia cuenta como los hombres se fueron haciendo sujetos
del pueblo de Dios. La fe cristiana es una fe práctica
dentro de la historia y de la sociedad.

La teología política la hace el que quiere
acercar el reino de la tierra a Dios; la Teología de la
Esperanza la hace el que quiere acercar el reino de Dios a la
tierra, ya que da como un hecho el recibimiento de la promesa que
por fe ha aceptado.

Conclusiones

El propósito principal de esta Teología de
la Esperanza no es venir a ampliar la atomificación que en
los últimos tiempos ha venido sufriendo la que en otros
tiempos fue la "madre de las ciencias", o lo que es mas, crear
una nueva teología del genitivo, sino por el contrario es
una invitación a detenernos en las encrucijadas y
preguntar por las sendas antiguas que conducen a la Canaán
celestial. Porque tener esperanza, es aguardar la venida del
Reino de Dios, el cual es Dios de vivos y de muertos, porque si
es cierto que en Adán todos mueren, en Cristo todos somos
vivificados.

Nuestra presentación de la Teología de la
Esperanza no debe ser entendida como un quehacer teórico y
contemplativo, como un cruzarse de brazos y esperar, no, la
esperanza se base en los fundamentos de la praxis. El cristiano
que se sienta a esperar, se convierte en un ocioso y llega a
decir para sí "mi Señor se tarda." Con la
Teología de la Esperanza se espera saliendo al encuentro
de la venida del Señor.

La Teología de la Esperanza es la proclamadora de
la esperanza solidaria presentada por Johann Baptist Metz, ya que
su sentido es universal, y el compromiso del cristiano a de ser
con lo pretérito, lo actual y lo posible. Nuestra
esperanza no consiste solo en un traslado de lo presente hasta el
futuro, para asirnos de la recompensa, sino que también es
un traer el futuro a nuestro presente y dar como cierto lo que
Dios nos ha prometido.

La Teología de la Esperanza no es la
predicación egoísta, el reflexionar
egocéntrico en el cual el teólogo de la esperanza
se centra en sus necesidades, la esperanza es un abrirse al
prójimo. El galardón ofrecido no es solo para mi,
con la creencia de que el pan que comparto, a mi me toca menos;
la esperanza que hago florecer en otro corazón, en otra
conciencia, hace que la mía lleve mas fruto, que se
multiplique. Por la esperanza soy feliz con la felicidad ajena, y
mi prójimo que enriquece con el gozo que brota del tesoro
de mi corazón.

Bibliografía

1. Metz J. La Fe en la Historia y la
Sociedad. Capitulo 1V: La Teología política como
teología Práctica fundamental. (Sin fecha ni casa
editora, suministrado el material por el profesor.)

2. Moltmann J. (1977) El Experimento
Esperanza. Ediciones Sígueme.(Suministrado por el
profesor)

3. Marcel G. (1954) Homo Viator. Editora
Losada, Buenos Aires, Argentina.

4. Martín A. (1969) Teología
de la Esperanza, Respuesta a la Angustia Existencia. (Citada por
Juan Mora Pérez en su Monográfico para optar por la
licenciatura en Filosofía.)

5. Mora J. (2011) La Esperanza en Gabriel
Marcel. Monográfico para optar por la Licenciatura en
Filosofía. Pontificia Universidad Católica Madre y
Maestra.

6. Santa Biblia. Reina Valera 1960
Edición On Line.

7. Concordancia Bíblica
Eléctrica. On Line.

8. Diccionario Bíblico
Electrónico. On Line.

 

 

Autor:

Humberto R. Méndez
B.

 

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