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La teoría ética de Locke y Hume como fundamento de los Derechos Humanos




Enviado por Alicia



  1. Introducción
  2. La teoría
    ética de J. Locke
  3. Teoría
    ética en Hume
  4. Conclusiones
  5. Bibliografía

Introducción

El propósito de este artículo no es otro
que el de explicar la concepción empirista de la
ética y su proximidad con la Declaración Universal
de los Derechos Humanos. Para ello empezaré en primer
lugar con una aproximación a la concepción
ética de J.Locke y en segundo lugar analizaremos la
concepción ética de Hume conocida como "emotivismo
moral". Con el objetivo de vincular a ambos autores con la
gestación de las primeras declaraciones de los derechos
humanos que dará lugar a la hoy conocida
Declaración Universal de los Derechos Humanos. Por lo que
sin las aportaciones de estos filósofos empiristas
sería difícil concebir la DUDH tal y como hoy la
entendemos.

La teoría
ética de J. Locke

Locke no nos ha dejado ningún escrito sobre la
moral en sentido estricto. Sabemos por el "Ensayo sobre el
entendimiento humano", que era partidario del carácter
racional de la ética, pues afirmaba que no se puede
proponer ninguna regla moral de la que no se tenga que dar
razón, que la razón de tales reglas debería
ser su utilidad para la conservación de la sociedad y del
bienestar público, y por lo tanto, que en la disparidad de
las reglas morales seguidas en los diferentes grupos en que se
divide la humanidad, habría que aislar y recomendar las
que se manifiestan verdaderamente eficientes para llevar a cabo
este objetivo.

En su "Ensayo sobre el entendimiento humano" afirma que
las ideas morales derivan de la experiencia sensible, pero las
relaciones entre estas son de tal envergadura que "la moralidad
puede ser demostrada, lo mismo que la matemática". Las
proposiciones de la moral pueden ser captadas como verdades
indudables mediante un mero examen de los términos que
contienen y las ideas expresadas por esos términos.
¿Cuáles son los términos morales claves? Lo
bueno y lo malo. Bueno es lo que causa placer o disminuye
el dolor, malo es en este sentido, lo que causa dolor o
disminuye el placer. El bien moral es la adecuación de
nuestras acciones a una ley cuyas sanciones son las recompensas
del placer y los castigos del dolor, por lo que podemos entender
que está influenciado por el placer catastemático
epicúreo. Pero según este punto Locke los juicios
morales se basan en un examen racional de los conceptos
morales.

Fraile defiende que para Locke la norma general es que
hay que procurar el bien y evitar o apartarnos del mal. El bien,
es lo agradable, lo útil y lo que causa placer; el mal en
cambio es lo desagradable y dolorosos. El fundamento de la
actividad moral es la tendencia a conseguir el propio
bienestar.

Moralmente, el bien o el mal se definen por orden a una
ley, que determina una sanción de premio o de
castigo.

"No es otra cosa que la conformidad o la
oposición que se encuentra entre nuestras acciones y una
cierta ley, conformidad u oposición que nos atrae hacia el
bien o nos aparta del mal por la voluntad y potencia del
legislador: y este bien y este mal no es otra cosa que el placer
o el dolor que, por la determinación del legislador,
acompañan la observación o la violación de
la ley; esto es lo que llamamos recompensa o castigo".

Locke, Ensayo sobre la ley de la naturaleza. Hay tres clases de
leyes:

a) La ley divina: que nos exige la obediencia a
la revelación y a los preceptos de la
naturaleza.

b) La ley civil: exigida por el legislador, que
define lo inocente o lo culpable.

c) La opinión pública: formulada
por los filósofos, que define el vicio o la virtud. A
continuación me voy a centrar en el análisis de la
ética de Locke que realiza J.C.García
Borrón. Podemos decir que para Locke en la
elaboración de las ideas de bien y de mal influye el
ambiente del tiempo y las costumbres de los distintos
países. Locke otorga desde el primer momento mucha
importancia a los principios prácticos. El libro I del
Ensayo sobre el entendimiento humano está dedicado
a la crítica de las nociones innatas. Su primer
capítulo considera los principios innatos en general
aunque se refiere a los especulativos. En el capítulo
siguiente defiende la tesis de que no hay principios innatos y en
el tercero se ocupa de la idea de Dios, negando el
carácter innato del precepto que dice que hay que obedecer
a Dios. Al abordar el tema general de los principios
prácticos afirma: "los principios prácticos
quedan lejos de ser universalmente acogidos y será
difícil presentar una regla moral que pretenda tener un
asentimiento inmediato general. Los principios morales no son
innatos".
La crítica a la pretendida validez
universal de los principios comienza invocando el testimonio de
la experiencia: "para saber si existen unos principios
morales en los que concuerden todos los hombres me atengo al
parecer de cualquiera medianamente conocedor de la historia
¿dónde hay una verdad práctica
universalmente admitida sin duda ni reparo, como debería
serlo si la moral fuera innata?
Para demostrar que la
moral no es innata Locke proporciona tres argumentos que
son los siguientes:

1.-La justicia y el cumplimiento de los contratos es
algo en los que parece haber consenso incluso entre malhechores.
Pero si los rufianes se atienen a las normas no es por haberlas
recibido como leyes innatas sino que más bien las observan
como reglas para su propia conveniencia, las cumplen porque ellos
mismos tienen interés propio en que se acaten dichas
normas.

"La justicia y la fidelidad son vínculos
comunes de la sociedad y por eso hasta los forajidos tienen que
aceptarlas, pues de lo contrario no podrían mantenerse
unidos. Pero, ¿osará alguien decir que quienes
viven del fraude y la rapiña tienen principios innatos de
fidelidad y justicia?".

A Locke le parece muy extraño que los principios
prácticos sean puramente contemplativos, porque estos
principios tienen una finalidad operativa y deben producir
conformidad con las acciones. El deseo de felicidad y el rechazo
a la desgracia es algo que influye en las acciones de todas las
personas, pero esto no son impresiones de la verdad en el
entendimiento, sino inclinaciones del apetito.

2.- El segundo argumento que proporciona a favor de que
las reglas morales son adquiridas y no innatas ni evidentes por
sí mismas, es que siempre es posible y legítimo
exigir su razón, incluso en el caso que ha solido
presentarse como regla de oro de toda moral:
"compórtate como quieras que otro se comporte
contigo".
Esta regla se presenta como derivada de las
más distintas razones, un filósofo la
derivaría de la propia dignidad humana, un cristiano de la
voluntad divina. Pero para Locke lo que sin duda alguna hace
incuestionable esta norma es su utilidad para satisfacer el deseo
de la felicidad y evitar la desgracia que la naturaleza ha puesto
en nosotros. La virtud merece aprobación no porque sea
algo innato, sino porque es de provecho esto es, la virtud es
útil. La gran variedad de preceptos morales obedece a las
distintas concepciones que los hombres tienen de la felicidad.
(Concepción utilitarista de la moral).

3.-El tercer argumento contra el innatismo en la
moralidad, es el de que los hombres tienen principios
prácticos opuestos entre sí.

"No se puede nombrar ningún principio moral
ni regla de virtud que no sea en otro lugar del mundo despreciado
y condenado por la costumbre de esa sociedad que se rige por
opiniones pragmáticas o reglas de vida opuestas, excepto
las absolutamente necesarias para conservar la sociedad
humana".
(Ensayo sobre la Tolerancia).

Puesto que cada nación tiene sus propios
preceptos morales diferentes a los de las demás naciones,
esto es suficiente razón para mostrar que ninguna moral es
innata.

Aunque afirma la existencia de tendencias naturales en
el hombre, las distingue de la moral, puesto que si los hombres
se dejaran llevar libremente por dichas tendencias la moral
sería imposible.

Locke diferencia la ley innata de la ley
natural
, la ley innata es algo grabado en nuestra mente desde
un principio y la ley natural es algo que aunque ignorado en un
principio, podemos llegar a conocer mediante el uso y el
ejercicio de nuestras facultades naturales. El libro II
del Ensayo se ocupa de las ideas simples que recibimos mediante
la sensación y la reflexión, el dolor y el placer
son analizados detalladamente. Llamamos bueno a lo que
puede provocar o aumentar el placer o disminuir el dolor en
nosotros, en cambio llamamos malo a lo que puede provocar
o aumentar un dolor o disminuir cualquier placer en nosotros. En
este sentido Locke admite el criterio del hedonismo, como simple
constatación de un hecho natural, aclarando que al hablar
de placer o dolor se refiere tanto al cuerpo como a la mente. El
placer y el dolor son los fundamentos sobre los que descansan
nuestras pasiones. Examina el amor, el odio, la tristeza, la
alegría, la esperanza, el temor, la desesperación,
el cólera y la envidia. Afirma Locke que el odio y la
envidia no se encuentran en todos los hombres, porque no
están causadas por el dolor o el placer, sino que
contienen algunas consideraciones sobre nosotros mismos y los
demás. Pero piensa que exceptuando el cólera y la
envidia, todas las demás se dan en todos los
hombres.

En el capítulo 28 del libro II del
Ensayo titulado "Sobre otras relaciones" nos habla
de la conformidad o disconformidad entre las acciones voluntarias
del hombre y la norma respectiva por la cual es
juzgado.

"Creo que esta relación puede denominarse
–relación moral-, en tanto califica nuestros actos
morales; y pienso que debe ser examinada con detenimiento, ya que
no existe ninguna otra parte del conocimiento sobre la que
debamos poner tanto cuidado para llegar a ideas precisas
".
Como el bien o el mal moral son considerados como el placer o el
dolor, el bien y el mal morales son tan sólo la
conformidad o disconformidad entre las acciones voluntarias y
alguna ley.

En este sentido, la moral se reduce a ciencia de las
costumbres, porque el vicio y la virtud de una acción,
depende del país o la sociedad donde uno viva, en un
país puede considerarse mala una norma (usar burka) y en
otro buena. En su estudio de la relación moral (libro
II del Ensayo
), establece que el bien y el mal morales
consisten en la conformidad o disconformidad con alguna ley, que
la ley civil es la establecida por la comunidad, la ley de la
opinión depende del país o sociedad de que se
trate, y la ley divina es la que suponen como un modelo los
juicios de la opinión pública. No concibe al hombre
como un ser solitario que pueda encerrarse en sí mismo e
interrogarse en busca de una ley práctica impuesta por la
propia razón legisladora, sino que el hombre es un ser
social miembro de una comunidad y ciudadano de un Estado, tiene
que aprender del mundo que le rodea y tratar de adaptar a ese
mundo sus propias tendencias naturales, es un ser abierto a su
realidad circundante no ensimismado en sí
mismo.

A Locke no le interesa la ética individual por
eso no escribió un tratado de ética sino que su
interés es social, se preocupa por las relaciones del
hombre con el Estado y con la sociedad, de ahí la
importancia que otorga a los temas políticos. Este
interés político se muestra en su libro "Los
tratados sobre el gobierno civil".

El primer tratado lo dedicó a la crítica
de la tesis absolutista del "derecho natural" de los reyes,
expuesta en el libro de Filmer llamado "El Patriarca".

El segundo Tratado contiene la parte positiva de la
doctrina lockeana, su primer paso consite en exponer lo que
él mismo entiende por poder político, que a
diferencia de Filmer, distingue el poder del amo, del
señor sobre sus hijos o criados
respectivamente.

El poder político es el "derecho a dictar
leyes, incluida la pena de muerte, para la regulación y
salvaguarda de la propiedad, y a emplear la fuerza de la
comunidad en la ejecución de todas las leyes y en la
defensa del Estado contra agresiones del exterior, y todo ello
únicamente en pro del bien público
". El estado
en que se encuentran los hombres naturalmente, es un estado de
perfecta libertad para ordenar sus actos y disponer de sus
propiedades y de las personas que crean conveniente siempre
dentro de los límites de la ley natural, sin depender de
la voluntad de ningún otro hombre.

El tratado expresa el ideal burgués de libertad
hedonista, no heroica. Locke frente a Hobbes ,que pensaba que el
estado de naturaleza era un estado de guerra de todos contra
todos, en el que "el hombre era un lobo para el hombre", piensa
que el estado de naturaleza es un estado de igualdad en el
que el poder y la jurisdicción son recíprocos y
nadie tiene más que los otros. El estado de naturaleza
debe ser amable y puede serlo, no debe ser feroz. Pero tampoco,
debe pensarse que el estado de naturaleza es un jardín del
edén en un libre juego de impulsos hedonistas como pensaba
Rouseeau. Según Locke el hombre natural "el buen
burgués" no es "el buen salvaje", anterior al
establecimiento de la propiedad tal y como lo concibe Rousseau.
El derecho implica deber, el estado de naturaleza tiene su ley
que a todos obliga, nadie ha de atentar ni contra la vida de
otro, ni contra la salud, ni contra la libertad, ni contra las
demás propiedades de otro, nadie puede invocar una
libertad que nos autorice a destruirnos mutuamente. Aquí
podemos observar un precedente de los derechos humanos, ya que
para Locke la libertad, la salud y la propiedad serían
vienes inviolables.

Por este motivo, cada uno está destinado a
defenderse a sí mismo y para hacerlo se ve obligado a
velar por el interés de la humanidad, y si no es para
castigar a un malhechor, nadie puede arrebatarle los derechos
fundamentales al otro como son: la propiedad, la vida, la
libertad o la salud. Sin embargo Locke justifica la esclavitud,
porque el malhechor o ladrón tendrá que pagar su
delito siendo esclavo o con la muerte.

La guerra de todos contra todos no es una necesidad,
pero sí es una posibilidad. Una o varias personas pueden
recurrir a la fuerza para obtener lo que la norma natural les
prohíbe. Para evitarlo los hombres se organizan en
sociedades y establecen un poder al que apelar para que asegure
su convivencia pacífica y sus derechos. Por eso en el
estado de naturaleza unos hombres pueden ejercer poder sobre
otros, pero no se trata de un poder absoluto ni arbitrario.
Además la función del gobierno será reducir
la parcialidad y la violencia. (Poder ejecutivo).

Teoría
ética en Hume

Hume considera que los conceptos de bien y mal no son
racionales sino que nacen de una preocupación por la
propia felicidad. Por lo que el supremo bien moral, es la
benevolencia, a la que define como un interés generoso por
el bienestar general de la sociedad.

Su teoría moral ha sido calificada como
"emotivismo". Esta es una teoría ética
según la cual el fundamento de la experiencia moral no lo
encontramos en la razón, sino en el sentimiento que las
acciones y cualidades de las personas despiertan en nosotros. Es
una teoría metaética, o un enfoque teórico
ético, que sostiene que los enunciados éticos
juicios morales– no son informativos, sino que
ejercen sólo la función de expresar o suscitar
sentimientos o emociones. Un código moral es un conjunto
de juicios mediante los cuales se expresa la aprobación o
desaprobación de una determinada conducta. La
cuestión que se plantea es: ¿cuál es el
origen y el fundamento de la moral?, ¿por qué
aprobamos determinadas conductas y rechazamos otras? Dos
respuestas se han dado a estas preguntas: la primera respuesta
hunde sus raíces en el pensamiento griego y va configurado
el pensamiento occidental al sostener que la distinción
entre lo bueno y lo malo en el orden moral se basa en la
razón.

Que la moralidad existe es considerado por Hume como una
cuestión de hecho: todo el mundo hace distinciones
morales; cada uno de nosotros se ve afectado por consideraciones
sobre lo bueno y lo malo y, del mismo modo, podemos observar en
los demás distinciones, o conductas que derivan de tales
distinciones semejantes. Las discrepancias empiezan cuando nos
preguntamos por el fundamento de tales distinciones morales:
¿Se fundan los juicios morales en la razón de modo
que lo bueno y lo malo son lo mismo para todos los seres humanos?
¿O se fundan en el sentimiento, en la forma en que
reaccionamos ante los "objetos morales" según nuestra
constitución humana?

Hume está en desacuerdo con este planteamiento
racionalista de la moral, sostiene que la razón no puede
ser el fundamento de nuestros juicios morales. Si decimos que la
razón es la fuente de las distinciones morales, tales
distinciones deberían obtenerse mediante uno de los dos
tipos de conocimiento (el conocimiento de hechos o relaciones
entre ideas). Pero no ocurre así: ninguno de ellos nos
permite obtener la menor noción de lo bueno y lo malo. Su
razonamiento es el siguiente:

1) La razón no puede determinar nuestro
comportamiento.

2) Los juicios morales determinan e impiden nuestra
conducta.

3) Luego, los juicios morales no se basan en la
razón.

Con relación a la primera premisa Hume defiende
que nuestro conocimiento es de hechos o de relaciones entre
ideas. El conocimiento de las relaciones entre ideas
(lógica, matemáticas) puede ser útil para la
vida pero en sí mismo no nos impulsa a que lo apliquemos.
El conocimiento de hechos sólo nos muestra hechos y un
hecho ni es ni puede ser un juicio moral.

Respecto a la segunda premisa hay una evidencia de que
la aprobación de determinadas conductas nos inclina a
realizarlas y la reprobación de otras nos impide
realizarlas. Por último, la consecuencia del razonamiento
humeano derivado de estas dos premisas es la de que "los juicios
morales no se basan en la razón", en el conocimiento de
los hechos, sino que se basan en el sentimiento.

El intelectualismo moral sostiene que la
condición necesaria y suficiente para la conducta moral es
el conocimiento. Sócrates defendía que para que el
hombre sea moralmente bueno es necesario y suficiente con conocer
la bondad. Esta teoría parece contraria a las ideas
comunes, ya que la mayoría de los hombres parecen admitir
que las personas pueden ser malas aunque sepan lo que se debe
hacer o lo que es lo bueno.

El emotivismo moral se aproxima más a la
concepción del sentido común y destaca la
importancia de las emociones en la vida moral. Desde una
perspectiva epistemológica se defiende que el emotivismo
ético se fundamenta en la teoría ética de
Hume, quien sostiene que la moralidad se determina mediante el
sentimiento. Pero en Hume esto significa que en todo hombre hay
una misma naturaleza emotiva, igual a la de cualquier otro
hombre, que le permite sentir la moralidad del mismo modo. Esto
permite poder hablar de una moralidad universal mientras el
emotivismo nos remite a las emociones particulares de cada
cual.

Hume presenta con claridad las tesis básicas del
emotivismo moral y de su crítica al relativismo moral.
Comienza planteando cuáles son los principios generales de
la moral y en qué medida la razón o el sentimiento
entran en todas las decisiones de la alabanza o la censura.
Afirma que la razón tiene una aportación con la
utilidad, con las consecuencias beneficiosas que traen consigo
para la sociedad y para su poseedor.

La razón puede ayudarnos a elegir cuáles
son las consecuencias de cada acción, útiles o
dañinas, pero por sí sola es
insuficiente.

El argumento humeano que defiende que la moral es una
cuestión de sentimientos lo explica Hume en el
Apéndice 1 de su "Investigación sobre los
principios de la moral".
La moral no es una cuestión
de hecho. Si la razón fuese el fundamento de la moral,
entonces la moral tendría que ser un hecho o algún
tipo de relaciones entre ideas. "La razón solo puede
juzgar sobre cuestiones de hecho o sobre relaciones entre esas
cuestiones de hecho. Pero intenta mostrar que la moral no es un
hecho: el carácter de mala o buena de una acción o
cualidad no es algo que se incluya como un elemento o propiedad
real del objeto o cosa que valoramos y por no ser una
cuestión de hecho, dicho carácter no aparece en la
descripción de las propiedades reales de los objetos que
podemos percibir (colores, formas, etc)".

Tampoco el carácter de buena o mala de una
acción es una propiedad de relación. Cuando no
conocemos las circunstancias de una acción, suspendemos el
juicio pero una vez conocidas no es la razón la que juzga
sino el corazón, la emotividad, el sentimiento.

Por otro lado, los fines últimos de las acciones
humanas no dependen de la razón, sino del sentimiento. La
razón es incapaz de dar fines últimos, sólo
nos muestra los medios que podemos utilizar para lograrlos pero
no establece que algo sea fin último. Algo se convierte en
fin último cuando despierta en nosotros un sentimiento de
agrado. Lo que se desea por sí, no lo dicta la
razón, sino el sentimiento y el afecto humano, el placer y
el dolor.

¿Qué características tiene el
sentimiento moral?: -Provoca una valoración de las
acciones. a) Esa valoración es independiente de nuestro
interés particular, es desinteresada. b) Aparece con la
percepción de la felicidad de los demás o con la
observación de cómo una acción o cualidad es
útil para la felicidad de los demás. c) El
sentimiento moral es espontáneo. d) El sentimiento moral
se refiere a las intenciones y al carácter de las
personas.

Hay dos esferas en nuestra subjetividad: la
esfera de la razón que está a la base del
conocimiento del mundo, de la verdad y la falsedad, pero no es
motivo de la acción y la esfera del gusto que está
a la base de la experiencia moral y estética que nos da el
sentimiento de belleza y deformidad, de vicio y de virtud; crea
rasgos en las cosas que se convierte en motivo de acción,
y en el resorte o impulso para el deseo y la volición. Por
lo tanto la moral descansa para Hume en los
sentimientos.

En este sentido, el sentimiento moral básico es
el que denomina "humanidad", sentimiento positivo por la
felicidad del género humano, y resentimiento por su
miseria. Llamamos acciones virtuosas a todas las acciones que
despiertan en nosotros dicho sentimiento, y vicios a las que
despiertan en nosotros el sentimiento negativo.

Por otro lado, la razón es incapaz de dar fines
últimos, sólo nos muestra los medios que podemos
utilizar para lograrlos pero no establece que algo sea fin
último. Algo se convierte en fin último cuando
despierta en nosotros un sentimiento de agrado. Consideramos una
cita de Hume:

"Si podemos aprender de algún principio es
éste, que pienso que puede ser considerado cierto e
indudable: no hay nada en sí mismo valioso o despreciable,
deseable u odioso, bello o deforme, sino que estos atributos
nacen de la particular constitución y estructura del
sentimiento y afecto humanos".
(Hume, El
escéptico).

Esta teoría moral parece conducir inevitablemente
al subjetivismo y relativismo moral. Hume intentó eliminar
estas consecuencias negativas, diferenciando distintos tipos de
sentimiento de agrado y desagrado, estableciendo ciertas
condiciones para que se pueda identificar con el sentimiento
moral. Como son las siguientes: a) Los juicios morales no se
derivan de los hechos:
Lo que denominamos "bueno" y "malo" no
puede ser considerado como algo que constituya una cualidad o
propiedad de un objeto moral. Si analizamos una acción
moral y describimos los hechos, aparecerán las propiedades
de los objetos que interviene en la acción, pero no
aparecerá por ninguna parte lo "bueno" o lo "malo" como
cualidad de ninguno de los objetos que intervienen en la
acción, sino como un "sentimiento" de aprobación o
desaprobación de los hechos descritos.

"La razón puede juzgar acerca de una
cuestión de hecho o acerca de relaciones. Preguntaos,
pues, en primer lugar, donde está la cuestión de
hecho que aquí llamamos crimen; determinad el momento de
su existencia; describid su esencia o naturaleza; exponed el
sentido o la facultad a los que se manifiesta. Reside en el alma
de la persona ingrata; tal persona debe, por tanto, sentirla y
ser consciente de ella. Pero nada hay ahí, excepto la
pasión de mala voluntad o de absoluta indiferencia."

(Investigación sobre los principios de la
moral).

b) Los juicios morales no proceden de relaciones de
ideas:

Si la moralidad no es una cuestión de hecho, ya
que los juicios morales no se refieren a lo que es, sino a lo que
debe ser, queda sólo la posibilidad de que se trate de un
conocimiento de relación de ideas, en cuyo caso
debería ser una relación del siguiente tipo: de
semejanza, de contrariedad, de grados de cualidad, o de
proporciones en cantidad y número.

En este caso deberíamos considerar lo "bueno" y
lo "malo" del mismo modo, tanto en la acción humana como
en la acción de la naturaleza y de los seres irracionales,
lo que, por supuesto, no hacemos. Un terremoto con numerosas
víctimas mortales, un animal que incurre en conducta
incestuosa… nada de eso nos hace juzgar esas relaciones como
"buenas" o "malas", porque no hay, en

tales relaciones, fundamento alguno para lo bueno y lo
malo. Si la maldad fuese una relación tendríamos
que percibirla en todas esas relaciones: pero no la percibimos,
porque no está ahí, nos dice Hume.

c) La moralidad se funda en el
sentimiento:

La razón no puede, pues, encontrar fundamento
alguno para las distinciones morales en general, ni a
través del conocimiento de hechos ni a través del
conocimiento de relación de ideas, por lo que la moralidad
no se funda en la razón. Sólo queda, pues, que se
base en el sentimiento. "… incluso cuando la mente opera por
sí sola y, experimentando el sentimiento de condena o
aprobación, declara un objeto deforme y odioso, otro bello
y deseable, incluso en ese caso, sostengo que esas cualidades no
están realmente en los objetos, sino que pertenecen
totalmente al sentimiento de la mente que condena o alaba". (El
escéptico)

Consideramos, pues, que algo es bueno o malo, justo o
injusto, virtuoso o vicioso, no porque la razón capte o
aprehenda ninguna cualidad en el objeto moral, sino por el
sentimiento de agrado o desagrado, que se genera en nosotros al
observar dicho objeto moral, según las
características propias de la naturaleza humana. Por lo
tanto, las valoraciones morales no dependen de un juicio de la
razón, sino del sentimiento.

¿Qué garantía tenemos, entonces, de
coincidir con los demás en tales valoraciones morales,
eliminada la posibilidad de que la valoración moral
dependa de categorías racionales, objetivas, universales?
¿No nos conduce a esta teoría a un relativismo
moral?

Respecto a la naturaleza humana, Hume considera que es
común y constante y que, del mismo modo que el
establecimiento de distinciones morales es general, las pautas
por las que se regulan los sentimientos estarán sometidas
también a una cierta regularidad. Uno de esos elementos
concordantes es la utilidad, en la que Hume encontrará una
de las causas de la aprobación moral.

La utilidad, en efecto, será el fundamento
de virtudes como la benevolencia y la justicia, cuyo
análisis realizará en las secciones segunda y
tercera de la "Investigación sobre los principios de la
moral
":

"Parece un hecho que la circunstancia de la utilidad
es una fuente de alabanza y de aprobación; que es algo a
lo que constantemente se apela en todas las decisiones
relacionadas con el mérito y el de mérito de las
acciones, que es la sola fuente de ese gran respeto que prestamos
a la justicia, a la fidelidad, al honor, a la lealtad y a la
castidad; que es inseparable de todas las demás virtudes
sociales, tales como el humanitarismo, la generosidad, la
caridad, la afabilidad, la indulgencia, la
lástima y
la moderación; y en una palabra, que es el fundamento
principal de la moral que se refiere el género humano y a
nuestros prójimos."

Hume, "Investigación sobre los principios de la
moral".

Para concluir la ética de Hume hablaré de
la falacia naturalista. La falacia naturalista o la
también denominada por More guillotina de Hume: mantiene
que no es lícito deducir un "debe" de un "es" porque de
unas premisas descriptivas no es lógicamente correcto ni
se puede deducir una conclusión normativa.

En consecuencia para Hume la moralidad no se ocupa del
ámbito del ser, sino del deber ser: no pretende describir
lo que es, sino prescribir lo que debe ser. Pero de la simple
observación y análisis de los hechos no se
podrá deducir nunca un juicio moral, lo que "debe ser".
Hay un paso ilegítimo del ser (los hechos) al deber ser
(la moralidad). Tal paso ilegítimo conduce a la llamada
"falacia naturalista", sobre la que descansan en última
instancia tales argumentos.

Conclusiones

Como podemos observar la utilidad es para Hume el
fundamento de valores morales como la justicia, el humanitarismo,
la generosidad, la caridad, la afabilidad, la indulgencia, la
lástima y la moderación. La fuente de los derechos
y valores morales del hombre estaría para Hume en la
utilidad que producen, vemos aquí un claro precedente del
utilitarismo que desarrollaron Mill, John Stuart Mill, Benthan o
Peter Singer entre otros, enfocando los valores humanos desde el
sentimiento general de utilidad o bien social que
reportan.

Tanto Hume como Locke, ambos situados en el enfoque
empirista, concibe la moral no como algo racional sino como algo
que parte de las emociones o de los sentimientos que ciertas
cosas despiertas en nosotros.

En Hume y en Locke encontramos un intento de justifcar
la moralidad y los derechos del hombre que será
fundamental para poder comprender la DUDH.

Bibliografía

-D.HUME. "Tratado de la naturaleza humana"3. Editora
Nacional. Madrid.1981.

-D.HUME. "Investigación sobre el conocimiento
humano", Biblioteca Nueva, Madrid 2002.

-D.HUME. "Investigación sobre los principios de
la moral". Alianza Editorial. Madrid.2006.

-FERRATER MORA. J.: "Diccionario de Filosofía".
Alianza Editorial, Madrid. 1980.

-LOCKE: "Ensayo sobre el entendimiento humano",
Editorial Nacional, Madrid 1980.

-LOCKE: "Ensayo sobre el gobierno civil". Aguilar,
Madrid. 1983.

-SENGER PETER.: "Compendio de Ética". Alianza
Editorial, Madrid, 2000.

-SENGER PETER.: "Ética para vivir mejor", Ariel,
Barcelana, 2000.

-SENGER PETER.:"Un solo mundo", Paidós,
Barcelona, 2003.

 

 

Autor:

Alicia

 

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