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Los trabajadores del calzado en la historia popular costarricense: 1890-1948



  1. Introducción
  2. Antecedentes
  3. La huelga general
    de zapateros de 1934
  4. Otras huelgas y
    luchas cívicas de los zapateros:
    1935-1948
  5. A modo de
    conclusión
  6. Bibliografía

Introducción

La historiografía del movimiento obrero y
sindical costarricense ha recuperado, ante todo, las luchas,
conflictos laborales y las protestas cívicas y
nacionalistas que precedieron la fundación del Partido
Comunista en 1931. La memoria popular estima como eventos de
envergadura, la huelga general de 1920 por la jornada de 8 horas
y la huelga bananera del Atlántico, de agosto-setiembre de
1934. Otro proceso bastante indagado se refiere a la
transformación social y política que
configuró la alianza del Partido Republicano y el Partido
Vanguardia Popular apoyada por el Arzobispo Víctor
Sanabria y un sector del clero para reformar la
Constitución de 1871 e institucionalizar la Caja
Costarricense del Seguro Social y el Código de Trabajo.
Este artículo se inscribe en ese contexto con los
siguientes objetivos:

1. Sistematizar información inédita sobre
la historia de los trabajadores del calzado entre 1930 y 1948
para dar un aporte al Proyecto de Ley, expediente No. 18620 del
25 de octubre del presente años que propone declarar el 25
de octubre, Día Nacional de los Zapateros.

2. Ofrecer una descripción cronológica
para recrear la beligerancia sindical y cívica de los
obreros y artesanos zapateros, movimiento que estuvo en el centro
de las confrontaciones obrero patronales desde la
fundación del Partido Comunista en junio de
1931.

3. Mostrar el origen y desarrollo de los sindicatos de
zapateros, gestores de las bases modernas del movimiento sindical
costarricense.

Antecedentes

La producción artesanal costarricense
despuntó en Cartago a finales del siglo XVII, según
la historiadora Elizeth Payne
http://www.avizora.com/historiadepaises/0079historiadecostarica
Los españoles alquilaban indígenas para trabajar
por jornal, como artesanos. El castigo corporal era parte de las
condiciones de trabajo y algunos de etnia negroide eran esclavos.
En 1690 había 35 artesanos en Cartago, entre ellos seis
zapateros: 4 españoles y 2 indígenas.

Otro historiador, Carlos L. Fallas M. cifra en 358 los
zapateros activos en 1883. Ese año se reorganizó la
Sociedad de Artesanos de San José y los zapateros eran
representados por José Hidalgo. (Fallas, 1983:87 y 165). A
raíz de la rebelión popular por el respeto al
sufragio, ocurrida el 7 de noviembre de 1889, nació el
Club Constitucional de Artesanos. Su periódico El
Demócrata, edición del 12 de enero de 1890, da
cuenta de que el gremio zapatero estaba representado por
José Hidalgo C., Emilio Artavia, Francisco Aguirre y Juan
B. Romero Escobar. (Fallas, 1983-263). Durante la crisis
1897-1907 más de 400 artesanos fueron a huelga,
según el periódico El Progreso del 29 de mayo de
1901. Otro medio, el Fígaro, publicó que en 1899
había 230 zapateros desocupados y en varias ocasiones
desfilaron a la Casa Presidencial, demandando rebajas a los
impuestos de sus materiales de trabajo. (Fallas,
1983-241).

Esas experiencias y sus necesidades los impulsaron a la
actividad política por medio de la Liga de Obreros de
Costa Rica, fundada el 25 de setiembre de 1900. La Liga tuvo
intensa actividad electoral en 15 cantones, presidida por Gerardo
Matamoros. Es considerada la primera organización
partidista de artesanos, campesinos y pequeños
comerciantes. Apoyaron al Lic. Ascensión Esquivel y
llevaron a Víctor J. Gólcher a la Asamblea
Legislativa. (Fallas, 1983-280-293). Asimismo, Gerardo Matamoros
fue nombrado diputado en las elecciones de 1920.

La lucha contra la dictadura de Federico Tinoco
amalgamó a los educadores y al movimiento artesano obrero
aglutinado en la Unión General de Trabajadores. En junio
de 1918 los obreros promovieron importantes huelgas, incluyendo a
los bananeros de Sixaola y Talamanca y esas protestas debilitaron
a la dictadura. Esta fase culmina con la huelga general por la
jornada de 8 horas, ocurrida en febrero 1920. Pero entre 1923 y
1926 el Partido Reformista, fundado por el exsacerdote Jorge
Volio, anuló en la autonomía de los sindicatos por
oficios y los acercó a las tiendas electorales de los
liberales.

En el censo de 1927 figuran 2.089 zapateros como parte
de la fuerza laboral, empleados en 130 talleres y empresas.
(Asamblea Legislativa. Expediente No. 18620).En la década
del treinta surgen las luchas de mayor lucidez sindical y
política de los zapateros, con alguna vinculación
orgánica con el partido Bloque de Obreros y Campesinos
creado 1929 y con el Partido Comunista, fundado en 1931. En 1934
dos dirigentes sindicales zapateros fueron electos en los
municipios de San José y Heredia, y, otro salió
electo diputado a la Asamblea Legislativa.

La huelga general
de zapateros de 1934

En la tercera semana de enero de 1934 los zapateros de
cinco empresas de la capital iniciaron una huelga. La
mayoría trabajaban jornadas hasta de 14 horas: de 6 a 11
a.m. y de 12 a 9 de la noche. Podían retirarse al terminar
la tarea, luego de 10 u 11 horas de labor. Sus herramientas eran
la pinza, el martillo, cortadoras, lujadoras, la lezna del
cocedor, agujas y la horma. Trabajaban en mesas bajitas y
banquillos de cuero pegado en cuatro pulgadas para airear el
asiento. Casi todos tenían jorobas porque el banco no
estaba a la altura del cuerpo.

El proceso de trabajo requería varias
ocupaciones. El alistador que hace las costuras. El cortador,
parte los cortes de acuerdo con la horma y hace las suelas. El
alistador elabora el par de zapatos. El montador pega la horma.
El contramaestre es el que tiene conocimiento del proceso laboral
y domina todos los oficios. Cuando el zapatero termina, recibe la
aprobación o el rechazo de éste. Ganaba más
porque debía también, enseñar. Luego, el
aprendiz: el que estudia cómo hacer los zapatos. Algunos
no daban la talla como alistadores, pero eran hábiles
montadores. Unos sabían hacer el zapato para hombre, pero
no el de mujeres. Cuando el zapatero era aceptado y demostraba
que conocía el oficio recibía el bautizo. Lo
bañaban con baldes de agua de suela con muchos días
de descomposición; a tal grado que soltaba todo el color
del mangle que le da el color al cuero y quedaba con olor a teja.
Pero el mismo día, en la noche, se le hacía la
fiesta de bienvenida en medio de compañerismo y
alegría. (Morales, 2000: 28-31)

La huelga de enero-febrero de 1934 comenzó en la
zapatería La Renaciente. Los operarios pidieron que no les
rebajaran el salario y el patrón les rompió el
documento. En respuesta los zapateros "sacaron a la calle todos
sus fierros, mesas y enseres de trabajo y pararon labores". En el
taller El Record, Efraín Jiménez Guerrero
llamó a los alistadores a respaldar a estos obreros y les
propuso ir la huelga. Al llamado se sumaron los operarios de 30
empresas y ocho días después algunos propietarios
accedieron a la demanda salarial.

La actitud de esos patronos se debió, en parte,
al efecto de la huelga en la reducción de la
producción y las ganancias. El descenso de las ventas,
previa la temporada comercial de Navidad, alertó a los
industriales quienes experimentaban las secuelas de la crisis de
1929-1933. Los dueños de talleres rebajaban los salarios y
amenazaban con despidos. En La Renaciente, los montadores
sufrieron una reducción de 1.50 y tal fue la causa que
llevó también a 37 alistadores a la huelga, con lo
cual se paralizó el conjunto de labores. Los huelguistas
pedían entre un 20 y 25% de alza. Pero tomaban en cuenta
si los zapatos eran de primera, o más baratos; los cortes
en el alistado, los convenios con el consumidor al hacer
montaduras y las reparaciones que solicitaban los
clientes.

La rapidez de las negociaciones se explica
también porque los huelguistas, asesorados por el Partido
Bloque de Obreros y Campesinos, impulsaron un alza de salarios y
creaban sindicatos para enfrentar no solo los rebajos, sino otras
irregularidades, arbitrariedades y malos tratos. (Trabajo
25-1-1934: 3-4 y 28-1-1934: 3-4). El 25 de enero de 1934
más de 200 zapateros reunidos en Asamblea, eligieron un
Comité Central de Huelga y un Subcomité. Acordaron
desfilar al Congreso para demandar un alza general de salarios y
la movilización remató en un mitin, al que
asistieron 500 trabajadores. En ese acto se aprobó ir a la
huelga general. Se ratificaron los comités de huelga,
elaboraron el pliego de peticiones, discutieron las bases para
constituir sindicatos en los talleres involucrados en la
protesta, diseñaron un plan de concentración para
impedir el trabajo con rompehuelgas y levantaron listas de los
compañeros vulnerables a volver a los talleres, debido a
su pobreza.

En la segunda semana de febrero, se paralizaron los
talleres que hacían zapatos de primera clase. Los obreros
de varias empresas de Cartago se sumaron al paro, luego de una
Asamblea realizada en el Teatro Apolo. En la tercera semana del
mismo mes, el plante se extendió a la mayoría de
talleres de Alajuela y otros centros de trabajo de Limón.
(Trabajo 10-2-1934: 3 y 18-3-1934:4).

El lunes 29 de febrero, los huelguistas realizaron la
segunda y tercera Asamblea General y deliberaron un tema de
táctica sindical. Algunos patronos reconocieron la
petición y surgieron dos propuestas. Se acordó "no
entrar a trabajar, hasta que el último de los patronos no
firmara el pliego de condiciones" (Morales, 2000:49). Sin
embargo, en la asamblea siguiente el dirigente Efraín
Jiménez propuso revocar el acuerdo que impedía
negociar por separado.

Expuso que no se podía plantear el arreglo en
todos los talleres porque no había fondos para alimentar
por muchos días a tantos huelguistas. Aclaró, que
una huelga prolongada sólo podría subsistir hasta
obligar a todos los patronos a capitular, si hubiera un sindicato
sólido y fuerte. Analizó la diferencia entre los
talleres y empresas, así como la actitud de los
consumidores. "A estas alturas muchos patronos viven al
día con el trabajo de zapatos a las medidas y son
pequeños patronos… Pero los grandes patronos sí
tienen existencia de calzado y pueden resistir por más
tiempo… El público de San José está
acostumbrado a calzarse a la medida, y si hay talleres trabajando
con este sistema serán preferidos, lo cual constituye una
presión que obligará a los patronos más
poderosos a aceptar los pliegos de condiciones".

Los asambleístas aceptaron la negociación
en talleres por separado "y que el aumento de salarios lo aporten
a la Caja del Comité de Huelga para ir resolviendo las
necesidades del resto de huelguistas". (Morales, 2000:50). Al
cabo de cinco semanas, gran parte de los dueños de
zapaterías de San José aceptaron aumentar entre el
25 y 30% del salario. Los dueños de empresas más
fuertes continuaron reacios.

Gran cantidad de zapateros concurrieron a la cuarta
Asamblea General del 8 de febrero, en la cual se nombró
una comisión para redactar los estatutos y crear el
Sindicato de Zapateros de San José. El día 10 otros
cuatro patronos aceptaron la demanda salarial. Poco
después las empresas El Récord y La Renaciente y
con estos arreglos concluyó la huelga, pues "los salarios
que establecían esas zapaterías eran el
barómetro de los salarios pagados en el país".
(Morales: 2000:45). En otra Asamblea celebrada el 12 de marzo, se
constituyó el Sindicato de Zapateros de San
José.

Según Juan Rafael Morales Alfaro, Secretario
General del Sindicato de Zapateros de Grecia, la huelga
cumplió los objetivos económicos;
enseñó lo que es la lucha social, pues "ignorantes
de lo que es la organización sindical nos
limitábamos hasta entonces a aceptar o rechazar todo
planteamiento, de acuerdo únicamente con el calor de las
ideas, mientras que las asambleas de huelguistas fueron una
escuela de sindicalismo". (Morales, 2000-51)

Los zapateros exhibieron identidad e independencia de
clase como asalariados. El 2 de febrero el Comité de
Huelga expresó: "Los huelguistas somos obreros conscientes
de que no íbamos a tener la candidez de pensar que el
gobierno pudiera intervenir en nuestro favor. El gobierno no es,
dentro del régimen capitalista, sino un administrador de
los intereses de los patronos y un fiel lacayo suyo…Lo que
sí esperábamos es que procediera a enviar sus
policías a proteger a los rompehuelgas. (Pero) en las
filas de los huelguistas no reclutarán traidores al
movimiento; y si los van a buscar en otro sitios, advertimos que
estamos dispuestos a impedir que esos rompehuelgas saquen oficio.
Midan los patronos y su lacayo el gobierno la trascendencia de
esta declaración que hacemos, interpretando la voluntad de
lucha de los zapateros en huelga". En otro comunicado aprobado en
el 29 de febrero, exhortaron a los zapateros a la
organización sindical, porque "es vieja táctica
patronal ceder a las peticiones de los huelguistas mientras los
ven unidos… pero a reserva de ir reduciendo de nuevo, poco
a poco los salarios, una vez que los trabajadores se entregan a
ese aislamiento suicida que caracteriza a los trabajadores de
Costa Rica". (Trabajo 17-2-1934: 3-4).

La huelga tuvo solidaridad de los zapateros de
Limón y Grecia, la Federación de Artes
Gráficas, de los ebanistas y carpinteros y de la Sociedad
de Obreros de Panaderos. Asimismo, de los militantes del Partido
Comunista, el cual les prodigó espacio, horas trabajo,
asesoría parlamentaria, dinero y camaradería.
(Trabajo 29-4-1934: 3) Otro resultado de la huelga fue la
edición de dos periódicos: El Gráfico y El
Obrero Zapatero.

A principios de febrero, el Comité de Huelga hizo
una declaración ante las opiniones que veían en la
protesta las huellas de los comunistas. "Esta huelga
surgió espontáneamente y el Partido Comunista se
limitó a prestarnos su fervoroso y eficaz apoyo. Si es
cierto que los dirigentes del movimiento en su mayoría son
zapateros comunistas, eso solo indica que en nuestro gremio la
ideología marxista-leninista cuenta con numerosos
adeptos… Hay zapateros que no militan en el Partido
(demostrando con ello) que no es necesario ser miembro del
Partido para defender los intereses de su clase… Los
zapateros comunistas integran la masa mayor de los huelguistas.
(Trabajo 4-2-1934: 3)

Efraín Jiménez Guerrero ocupó la
Secretaría Sindical del Comité Central del PCCR.
Declara que hay tradiciones que frenan el crecimiento del
sindicalismo. En 1939, expresó con respecto a las
relaciones entre los sindicatos y el partido. "Los sindicatos
más fuertes deben colaborar en la organización del
resto de la clase obrera para que la política no se meta
en los sindicatos… El sindicato no debe ser un instrumento
del Partido. Debe esforzarse por agrupar a los trabajadores de
todas las ideas para llevarlos a luchar por sus propios intereses
de clase". (Trabajo 4-2-1939: 5).

Otras huelgas y
luchas cívicas de los zapateros:
1935-1948

Entre 1935 y 1942 el Sindicato Nacional de Trabajadores
del Calzado fue el frente laboral más activo en la defensa
del salario y las condiciones de vida de los obreros de la
manufactura. En 1932 el PCCR propuso crear un Consejo de Obreros
y Campesinos encargado de fijar el salario mínimo. Ese
proyecto se discutió en el Congreso en 1934 en medio de
una gran movilización y se fijó por ley en 1935;
pero los patronos la desacataron. (Samper 1978:205). Tal fue
móvil de dos huelgas ocurridas en ese
año.

El 11 de diciembre de 1936 el Poder Ejecutivo
decretó salario mínimo para los zapateros y se
hicieron nuevas fijaciones; pero en la Asamblea Legislativa se
corrigieron y ello condujo a otra huelga en enero de 1937. El
diputado Ismael Murillo, dueño del Taller La Lucha, se
declaró contra la fijación. Los zapateros acordaron
ir a la huelga a partir del 21 de enero de 1937. Entonces los
patronos iniciaron una campaña contra el salario
mínimo y se generó el desacato en cadena. Por ello
surgió la huelga en la que participaron más de 400
obreros. El 18 de enero se firmó el arreglo. (Trabajo
16-1-1937:1; Morales, 2000-76). Otra huelga se produjo en junio
de 1939 en el taller La Costarricense. (Trabajo
24-6-1939:4).

Al mes siguiente los zapateros celebraron la Primera
Conferencia Nacional convocada para unificar a los trabajadores
del ramo. La presidió Víctor Cordero, Secretario
General del SNTC de San José. Se planteó la
organización de los obreros de terceras categorías;
el efecto de la inmigración de obreros extranjeros y el
ingreso a la Confederación de Trabajadores de
América Latina. Se conoció la cifra de
afiliación: Había en total 1.350 trabajadores del
calzado de los cuales 906 (67.1%) eran afiliados a sindicatos.
(Trabajo 29-7-1939: 4). El dato, en relación con el censo
de 1927, muestra la contracción de la producción
manufacturera del calzado en el contexto de la crisis del
29-33.

A partir de octubre de 1939, los zapateros iniciaron
reuniones provinciales con la meta de fundar el Sindicato
Nacional de Trabajadores del Calzado. Se discutió: a) La
situación económica y social del país al
inicio de la Segunda Guerra Mundial; b) ¿Debe mantenerse
por más tiempo el apoliticismo del movimiento obrero?; c)
crear la Federación de Trabajadores de Costa Rica.
(Trabajo 28-10-1939: 2)

En la tercera Conferencia Sindical Nacional, en mayo de
1942, se divulgó la siguiente reseña. La
fundación del sindicato de zapateros de la capital "fue el
primer acontecimiento de unificación obrera en el
país…La lucha contra la elaboración del
calzado a máquina tuvo un carácter
retrógrado, pero hubiera traído desocupación
y la formación de empresas monopólicas…Se
planteó entonces aplicar un alto impuesto a la
elaboración del calzado a máquina y el gobierno lo
aprobó mediante decreto del Poder Ejecutivo.

El Sindicato aprobó dar 3 meses de plazo a los
patronos para que adquirieran maquinaria, porque los alistadores
tenían que poseer máquina propia para trabajar, a
un costo de 800 colones. Se logró elevar los salarios en
todas las zapaterías de Heredia. (Trabajo 15-3-1941: 1-4).
Ese año organizaron a los trabajadores por
categorías y lograron que un número de zapateros
que laboraban en sus casas, fueran cotizantes: en siete meses han
ingresado 200 nuevos afiliados… Otra lucha fue obligar a
los patronos a eliminar las tarjetas de identificación
expedidas por ellos para admitir operarios en los talleres. Esta
demanda se logró mediante huelga general en San
José, recordada como "la huelga de las
tarjetas".

También consiguieron que los patronos
reconocieran a los comités sindicales de taller, sin los
cuales "la organización no podía tener bases
sólidas". Se desarrolló otra huelga por el
reconocimiento de esos comités con libertad de
acción sindical dentro del taller". Otro logro fue la
abolición del pago del trabajo por obra a los alistadores:
se planteó el pago por día a 6 colones con 8 horas
de labor y 2 colones el corte en horas extras. Además, se
obligó a los patronos a poner las máquinas, hilos y
repuestos que suplían los operarios…

Este Sindicato fue el primero que, "rompiendo la
prevención y el prejuicio de la clase obrera,
planteó burocratizar el aparato de dirección. Tal
escuela ha sido reconocida por otras organizaciones que sienten
la necesidad del pagar funcionarios. Crearon una estructura
orgánica que fusiona los distintos oficios de la
elaboración del calzado, como las ligas de alistadores y
de cortadores. El Sindicato logró rebajas en los precios
de los materiales de trabajo recurriendo a paros parciales y ha
contribuido a organizar los Comités de Enlace Sindical.
(Trabajo 1-5-1942: 2-7.)

Entre marzo y diciembre de 1940 los zapateros declararon
dos huelgas: una en Turrialba y otra en Limón. La primera
debido a los atropellos del contramaestre. La protesta
duró 70 días y tuvo como novedad exigir buen trato
del patrono. Logró el reconocimiento del sindicato:
ningún operario sería despedido sin el aval del
comité sindical y se retiró al contramaestre.
(Trabajo 30-3-1940: 2; 6-4-1940: 2; 11-5-1940: 2). En junio de
1940 hubo otra huelga en Limón que duró mes y
medio. Se produjo por el despido de un obrero y las indolencias
del contramaestre y el patrono. (Trabajo 28-8-1940:
2).

Ese año los zapateros celebraron por primera vez
el Día Internacional del Trabajo en Turrialba y Puntarenas
(Trabajo 13.-4-1940:2); lograron que la Secretaría de
Salud interviniera en los talleres; aumentos de 0.50 en la
elaboración de zapatos con entre suela para
señoras, en talleres de primera y segunda
categorías; obligaron a los patronos a solicitar al
sindicato operarios para distribuir el calzado y que los
dueños no emplearan a los obreros atrasados en el pago de
la cuota sindical. Otro logro fue abolir transitoriamente el
aprendizaje debido a la desocupación, descenso de los
salarios y el debilitamiento de la organización. Asimismo
los afiliados aceptaron un aumento del 50% en la cuota sindical
gracias a las alzas conseguidas. (Trabajo 2-3-1940:
3).

En 1941 reorganizaron el Sindicato de Zapateros de
Heredia y presentaron pliegos de peticiones en 9 talleres. Hubo
una huelga de mes y medio en el Taller Guadalupe, con 36
operarios; otra de igual duración en el Taller Garita, en
Turrialba; y una más, de un mes, en el Taller Ingiana, en
Limón y su sucursal de San José. (Trabajo
17-12-1940: 2). De nuevo movilizaron a los afiliados con el
objetivo de que el Congreso prorrogara el gravamen al calzado
hecho a máquina. (Trabajo 21-6-1941:2) En 1942 los
zapateros del taller Rubén Arce, de Alajuela, promovieron
otra huelga por rebajas de salarios y amenazas de despidos.
(Trabajo 23-5-1942: 4)

Desde mayo de 1942 los zapateros se involucraron en la
constitución de un Comité Nacional de Enlace,
promovido por el Partido Comunista con el objetivo de "sentar las
bases para crear la Confederación de Trabajadores de Costa
Rica". (Trabajo 23-5-1942:4). Organizaron delegaciones para el
Congreso Obrero Nacional celebrado del 1 al 4 de noviembre de ese
año. En asambleas parciales previas, acordaron editar el
periódico "Orientación"; demandar un ajuste del 30%
en salarios y solicitar al gobierno que fijara los precios, les
aprobara representación en las Juntas de Emergencia y
creara un fondo de ayuda a los desocupados. (Trabajo 5-9-1942:
1-4)

En 1942 surgió un cambio en las estrategias y
tácticas del movimiento sindical debido a las nuevas tesis
del Partido Comunista acerca de la conciliación de clases
y la colaboración con las potencias imperialistas en
guerra contra el eje Nazi, Fascista y Falangista. Asimismo, desde
1941 El Centro de Estudios para los Problemas Nacionales, el
Partido Socialdemócrata y la Iglesia Católica
habían iniciado la ofensiva sindical en franca disputa con
el liderazgo del Partido Comunista. El gobierno del Dr.
Calderón Guardia, por su parte, aprobó en 1941 la
creación de la Caja del Seguro Social y ya se
habían iniciado las conversaciones entre el Lic. Manuel
Mora, Secretario General del PCCR y el Presidente de la
República, para contrarrestar la oposición a la
reforma social. En consecuencia, en la Segunda Conferencia
Nacional de Sindicatos del 18 de octubre, el Comité de
Enlace Sindical de San José, tomó las resoluciones
que lo insertaron a partir de entonces en el reformismo de
izquierda.

Acordaron renunciar a la huelga durante la Guerra
Mundial, a cambio de que una Junta de Conciliación y
arbitraje resolviera los conflictos entre obreros y
patronos…Centralizar la dirección del movimiento
obrero en el Comité de Enlace Sindical. Condenar (sic) el
divisionismo sindical promovido por los socialdemócratas
entre los trabajadores ferrocarrileros. Integrar el Tribunal de
Conciliación y Arbitraje por un representante de los
sindicatos, uno de los patronos y otro del Estado. Los acuerdos
los firmaron 17 organizaciones obreras de San José, 8 de
Puntarenas, 3 de Alajuela, 4 de Cartago, 5 de Limón, 4 de
Turrialba, 9 de Heredia, 5 de Siquirres, 1 del Pacífico
Sur, 1 unión campesina, 6 comités sindicales de
enlace. En Total 63 sindicatos. (Trabajo 24-10-1942:
2-4)

Enmarcado en esas resoluciones, el 1 de febrero el CNSE
emplazó a los trabajadores ante la oferta electoral de los
candidatos a los poderes públicos; en particular en
relación con las reformas sociales. "….La clase
trabajadora de la ciudad y el campo está en la
obligación de defenderlas porque constituyen la
consagración constitucional de nuestros derechos de
sindicalización, huelga, salario y jornada mínima,
contratación y vacaciones… Ellas constituyen el eje
de la actual campaña electoral y están en peligro
de ser mutiladas por un sector capitalista del
país…

El Comité Sindical llama a defender la CCSS
porque resuelve las consecuencias económicas de la
enfermedad en el hogar del pobre. Exhorta: "El movimiento obrero
siente que es imposible ya limitarse solamente a las luchas
económicas, desligadas de la suerte política del
país y de los pensamientos y procedimientos de los hombres
de gobierno". Lanzó la siguiente consigna: "Ni una sola
adhesión a los partidos y candidatos…que no
garanticen la defensa de las garantías sociales". (Trabajo
6-2-1943: 2).

El acuerdo de renuncia a la huelga no tuvo efectos
inmediatos. En febrero de 1943 y principios de marzo, el
Sindicato Nacional Sindical del Calzado aprobó ir a una
huelga general por incumplimiento de los patronos de un alza de
salarios decretada por el gobierno. El paro duró 22
días y afectó a más de 20 talleres. Como
reacción, los patronos levantaron otro movimiento para
consultar a la OIT si podían eliminar los Comités
de Taller. (Trabajo 20-2-1943:2 y 27-2-1943: 2-4).

El capítulo constitucional de las
Garantías Sociales se aprobó el 10-6-1943 mediante
la reforma a los artículos 29, 51 y 65 de la
Constitución de 1871. El Código de Trabajo, el 26
de agosto de 1943. Ese día hubo un paro sindical en San
José para asistir al Congreso, con presencia de 5 mil
personas. Otro paro sindical se convocó cuando el
Código se aprobó en tercer debate, con más
de 10 mil participantes. En los meses previos, el Dr.
Calderón Guardia fue ovacionado en Turrialba,
Limón, Alajuela y Grecia, lugar en donde fue asesinado
Baltasar Hidalgo simpatizante del Partido Vanguardia Popular. El
5 de setiembre se le hizo otro homenaje en Puntarenas. Asistieron
unas 15 mil personas. El 15 del mismo mes, al entrar en vigencia
el Código, hubo una manifestación en el Templo de
la Música, con más de 100 mil asistentes. En
Heredia se realizaron otros actos a los que asistieron unos 15
mil ciudadanos. Esos eventos se constatan también en el
periódico de la iglesia Católica, El Luchador, del
14 de agosto y noviembre de ese año. (Trabajo 21-8-1943:
1-4).

En el clímax de la Segunda Guerra Mundial, los
sindicatos de zapateros fueron activos organizadores y asistentes
a mítines y movilizaciones contra la especulación,
el desempleo, por la paz mundial vulnerada por la alianza de
Fascistas, Nazis y Falangistas. Fue corporación adalid en
las jornadas de apoyo popular a la creación de la Caja
Costarricense del Seguro Social y el Código de Trabajo.
Participaron en masivas manifestaciones contra las empresas
monopolistas, por la solidaridad con el régimen
republicano de España, por la promulgación de leyes
contra la especulación y el alza en los precios, la
congelación de alquileres, la construcción de casas
baratas para pobladores de suburbios de la capital y las
provincias, por la nacionalización del servicio
eléctrico, la rebaja en los esquilmes y la ley agraria de
1942 que daba propiedad a los colonos de baldíos, mal
llamados "parásitos".

En particular, los zapateros fueron columna vertebral
para la constitución de la Confederación de
Trabajadores de Costa Rica, fundada en 1943 e inscrita en el
libro de organizaciones sindicales del Ministerio de Trabajo el
20 de setiembre de 1946. La composición ocupacional de los
delegados indica la representación de 9 zapateros, 4
sastres, 2 ebanistas, 3 tipógrafos, 2 estibadores y un
representante de cada uno de los oficios de oficinistas, obreros
bananeros, marinos y misceláneos. En la clausura del
Congreso, en setiembre de 1943, el Secretario General, Rodolfo
Guzmán, hizo la siguiente síntesis. "….Con
nosotros están los viejos luchadores de la antigua
Sociedad de Ebanistas y Carpinteros de 1910 que enfrentaron a la
tiranía tinoquista y condujeron la huelga general de 1920
por la jornada de 8 horas; los más honrados y leales
dirigentes del reformismo, liquidado en 1925; los que condujeron
la jornada antiimperialista de la huelga de la zona
atlántica en 1934 y los que asentaron en la huelga general
de los obreros del calzado el movimiento sindical de Costa Rica
sobre bases sólidas y científicas". (Trabajo
18-9-1943: 1-2)

Al final de la Segunda Guerra Mundial, con la reapertura
del comercio mundial y el inicio de un ciclo ascendente del
capitalismo que se prolongó hasta la crisis de 1973-1975,
los zapateros y pequeños empresarios enfrentaron los
problemas derivados de la entrada masiva del calzado mecanizado,
fabricado en serie. Ya en 1946, "Los patronos reducen la
producción y despiden a los zapateros. Hay atrasos en el
pago y se introducen otros métodos de producción.
La desocupación se debe a introducción de una
modalidad en las ventas: los tenderos financian a los zapateros
para que produzcan en sus casas y amorticen las deudas con
producto. Han bajado los precios de los pequeños patronos
que venden a esos comerciantes. Hay una competencia desigual,
porque éstos no tienen que pagar los seguros sociales, ni
el salario mínimo. Se agrava el fenómeno por el
ingreso al país de de muchos extranjeros que producen
calzado en igual forma. (Trabajo 31-8-1946: 1-4.)

El golpe de gracia a los trabajadores, sus familias y al
movimiento sindical, vino con la Guerra Civil de 1948.
Según el Acta de Disolución de la CTCR suscrita por
el Pbro. Benjamín Núñez Vargas, Ministro de
Trabajo, el juicio se realizó con base en el Decreto Ley
No. 105 del 17 de 7 de 1948 de la Junta de Gobierno. El zapatero
Víctor Cordero Segura reclamó la
representación legal y en el folio 19620, declaró
lo siguiente.

"Desde que entró el ejército llamado de
Liberación Nacional acompañado de la llamada
Legión Caribe, los atropellos han sido continuos contra la
CTCR y los sindicatos afiliados a ella; el ejército
procedió de inmediato a incautarse el local donde en otra
época había funcionado la Central, y de los bienes
de la CTCR… Posteriormente allanaron los centros de los
sindicatos de panaderos, zapateros…La totalidad de
dirigentes de la CTCR guardábamos arresto en la
Penitenciaría Central; así como gran parte de los
militantes de los sindicatos afiliados a la CTCR…Los
libros de Actas de la CTCR y de varios sindicatos fueron
incautados por la policía".

La sentencia del Juez Primero de Trabajo emitida el 24
de abril de 1949 declaró disuelta la CTCR, no así
los sindicatos ni a la Confederación de Trabajadores
"Rerum Novarum" brazo sindical de los vencedores en la Guerra
Civil. El Lic. C. L. Solórzano, responsable del Ministerio
de Trabajo, objetó la no disolución de los
sindicatos. Lo apeló al Tribunal Superior de Trabajo el 6
de mayo de 1950, instancia que confirmó la sentencia. El
Lic. Solórzano llevó el litigio a la Sala de
Casación y en ese nivel se resolvió que "estos
procedimientos deben enderezarse directamente contra todos y cada
uno de los organismos afiliados a la CTCR".

El siguiente golpe vino con el ingreso de Costa Rica al
libre comercio impulsado por los Estados Unidos con el Mercado
Común Centroamericano, a partir de 1966.

A modo de
conclusión

La historia del movimiento obrero y popular
costarricense entre 1920 y 1948 transcurre en un contexto
nacional de profundos cambios. La sociedad era cada vez menos
dependiente de dictados eclesiales; cada más vez
más laica y mejor ilustrada. La inmigración de
familias campesinas a las cabeceras de provincia modificaban
poblados, surgían ciudadelas, nuevos ocupaciones. La clase
obrera tomó realce en las fábricas de manufacturas,
levantadas entre viejos talleres artesanales. La radio, los
periódicos y el cine mudo o parlante anunciaban los bienes
y modas del mercado norteamericano. En esas fuentes de
inspiración anclaron los nuevos liceístas y la
primera generación de la Escuela Normal, y diversificaron
el temario de la identidad popular.

La prosa costumbrista se mezcló con creaciones de
identidad elaboradas al alero del Ministerio de Educación.
El ingenio magisterial recreó otros cuadros de cultura
mediante obras literarias, gráficas, sonoras y
estéticas. Cultivó la pictografía y el
gravado; la pintura paisajista, la caricatura y la
composición musical. Se incorporó a la memoria
nacional las costumbres de las regiones, el mundo del trabajador
directo, el ensueño de la niñez, las diversiones y
alegrías festivas. Guanacaste trascendió la pampa y
la bajura al son de la marimba, "el zapateado", "el Punto
Guanacasteco" y el grito del güi-pi-pía. El gusto por
el jazz y el blues limó los bordes groseros de la
exclusión racial. El fútbol destrabó la
frontera entre campos y villas. El noticiero y la novela radial
quitaron a curas y maestros el monopolio de la audiencia popular.
Se investigó las relaciones entre la riqueza nacional y
las ciencias de la geografía, historia,
arqueología, antropología, botánica y
biología.

La inspiración adquirió estatura legal e
institucional y formó parte de la educación
ciudadana. Maestros y profesores de ambos sexos exploraron
habilidades individuales de los alumnos para la música,
artes plásticas, pintura, oratoria y composición
literaria. Se definió una agenda de efemérides
alusivas a la naturaleza, las ideas de patria y nación. El
calendario escolar cifró nuevas fechas festivas. Al 11 de
abril y el 15 de setiembre se agregó la Semana
Cívica, el Día del Niño, el Día del
Árbol, el Día de la Bandera, y el 12 de octubre fue
declarado Día de la Cultura Americana. Se
estableció el Juramento a la Bandera y se prohibió
el uso comercial de los símbolos del Estado. La
"Patriótica Costarricense" devino segundo Himno
Nacional.

Por ello cobra particular relevancia la beligerancia y
el sentido de identidad clasista que los zapateros y otros
artesanos y asalariados directos organizados en sindicatos,
supieron imprimir a la clase trabajadora costarricense. Con ellos
la sociedad civil puso en relieve y alto contraste, no
sólo los ribetes de desigualdades, exclusiones e
injusticias sociales, sino además el carácter
oligárquico del ejercicio del poder que hacía toda
clase de malabarismos para contrarrestar el ascenso del
movimiento popular en santa alianza con la Iglesia
Católica.

Después de 1945 el oscurantismo de la Guerra
Fría cercenó manos y neuronas. Los imperios
coloniales y neocoloniales que vencieron en la Segunda Gran
Guerra crearon el marco institucional e internacional para
fijó las pautas de reproducción del arquetipo de
los oficios, profesiones, la cultura y civilización
occidental, cristiana y anticomunista. El financiamiento y la
conducción técnica de Agencias Internacionales de
financieras y culturales, rompió el cordón
umbilical entre la república liberal y los gobiernos que
surgieron de la Guerra Civil del 48. El libre mercado y la
Alianza para el Progreso, impulsaron la transición a la
industria de ensamble y sucursales de los monopolios, la cual
hizo aguas, también en la gran crisis de 1979 y 1983,
reeditada desde la recesión financiera del año
2008.

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Trabajo. Periódico del Partido Comunista
de Costa Rica. Colección completa: 1934-1948. San
José.

 

 

Autor:

Carlos A. Abarca
Vásquez

Huetares, Horquetas de Sarapiquí,
Heredia.

26 de octubre de 2012.

 

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