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El ahorcamiento




Enviado por PERCY ZAPATA MENDO



  1. El lazo y el punto
    de suspensión
  2. Etiología
  3. Fisiopatología
  4. Lesiones
    cadavéricas
  5. Problemas
    Médico Legales en la ahorcadura
  6. El ahorcamiento en
    la historia

La ahorcadura, suspensión o colgamiento puede
definirse como la muerte producida por la constricción del
cuello, ejercida por un lazo sujeto a un punto fijo y sobre el
cual ejerce tracción el propio peso del cuerpo.

Se distinguen en la práctica las siguientes
variedades de ahorcadura:

  • Ahorcaduras completa e incompleta: Dependen de la
    altura a que ha quedado el cuerpo después de la
    suspensión. En la primera todo el cuerpo está
    suspendido en el aire; en la segunda, una parte mayor o menor
    del cuerpo toca en tierra, por lo que la tracción
    sobre el lazo suspensor no corresponde a todo el peso
    corporal.

  • Ahorcaduras simétrica o asimétrica:
    Estas variedades están condicionadas por la
    situación del nudo. El colgamiento será
    simétrico cuando el nudo se encuentra situado en la
    línea media, por lo que habrá una ahorcadura
    simétrica anterior y otra posterior. El colgamiento
    será asimétrico cuando el nudo se encuentra en
    una situación lateral, cualquiera que sea
    ésta.

Ahorcaduras típicas y atípicas: Se llama
colgadura típica exclusivamente a aquella en que el nudo
está situado en la línea media de la parte
posterior del cuello. Cualquier otra situación del nudo
corresponde a una ahorcadura atípica.

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Ilustración 1 AHORCADURA
INCOMPLETA.

El lazo y el
punto de suspensión

Tanto el lazo como el punto de suspensión son muy
variables en los distintos casos de ahorcadura. Como lazo sirve
cualquier prensa que sea suficientemente larga y resistente, de
cualquier naturaleza, pero flexible. Aunque lo más
ordinario es el empleo de cuerdas, se han usado también
corbatas, pañuelos, cintas, mangas de camisas,
sábanas enteras o desgarradas, cortinas, correas, medias,
cinturones, hebillas, etc. Según su naturaleza se
distinguen en blandos y rígidos o duros, lo que
influirá en el aspecto del surco.

El lazo puede disponerse dando una vuelta o más
de una, rodeando el cuello y cerrándose por un nudo, que
unas veces es corredizo y otras fijo. La situación del
nudo es muy variable; según sea esta se definen las
suspensiones simétricas y asimétricas,
típicas o atípicas.

En cuanto al punto de suspensión se ha visto
hacer tal oficio a cualquier objeto elevado con la necesaria
resistencia para sostener el peso del cuerpo: vigas, ramas de
árboles, fallebas, parte superior de una ventana, ventanas
o rejas, la misma cama en suspensiones incompletas,
etc.

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Ilustración 2 EL LAZO

Etiología

Se deben de tomar en consideración cuatro
modalidades de ahorcadura.

  • Accidental: Es muy rara, aunque más frecuente
    que la homicida. En la práctica suelen darse cuatro
    eventualidades: a) El accidente propiamente dicho,
    puede tratarse de niños en sus juegos, o de adultos.
    En cualquier caso la víctima que se encuentra sobre un
    plano elevado, se enreda la cabeza con cuerdas, correas,
    etc., pierde el equilibrio y cae, quedando suspendido por el
    cuello. b) Los experimentadores, algunos
    científicos se han sometido a experiencias de
    colgamiento para determinar personalmente la
    sintomatología del ahorcamiento o precisar puntos
    oscuros. Ha habido aficionados y curiosos que han querido
    repetir tales experiencias sin haber tomado las necesarias
    precauciones, lo que ha conducido a consecuencias fatales.
    c) Los degenerados, la ahorcadura tuvo durante mucho
    tiempo la fama de que provocaba sensaciones eróticas
    de gran voluptuosidad, tal vez debida a la observación
    del líquido espermático en las ropas o en el
    suelo y al estado de semierección en que queda a
    menudo el pene de los ahorcados. Para provocarse tales
    sensaciones se han llevado a intentos de ahorcadura,
    solitarios y sin medidas de precaución especiales, que
    han terminado con la muerte. d) Los acróbatas,
    hubo una cierta época en que estuvo de moda, como
    espectáculo circense, el arriesgado simulacro de
    ahorcarse en público. Un accidente que se
    describió fue la pérdida brusca de conocimiento
    que, inesperada por los ayudantes del acróbata e
    inadvertida al principio, terminaba en una verdadera
    ahorcadura mortal.

  • Homicida: "Constituye un procedimiento de
    excepción, ya que un individuo sólo no puede
    ahorcar a otro de fuerza igual, que disfrute de pleno
    conocimiento y se mantenga alerta" (Thoinot). Solamente puede
    explicarse por la acentuada desproporción de fuerzas
    entre víctima y agresor, por la pérdida de
    conciencia de la víctima, o cuando el homicidio es
    cometido por un grupo de atacantes (linchamiento).
    Habitualmente, aunque de modo impropio, suele comprenderse
    como ahorcadura-homicidio el colgamiento de un
    cadáver. Esto es, la ahorcadura simulada para
    engañar a la justicia, ya que ante una
    suspensión se despierta siempre la idea del
    suicidio.

  • Suicida: Es uno de los procedimientos más
    usados en todos los países y épocas para
    procurarse la muerte. Es más frecuente en el campo que
    en la ciudad y más frecuente en el hombre que en la
    mujer. El modo de ejecución varía con cada caso
    de especie. Nos limitaremos a señalar que, en contra
    de lo que se creía en un tiempo, las
    ahorcaduras-suicidio incompletas son tan frecuentes o
    más que las completas. El lugar en que se lleva a cabo
    tiene ciertas predilecciones: en el campo se ahorcan en un
    árbol, en cualquier sitio poco concurrido; en las
    poblaciones se eligen los sitios retirados de las casas, los
    graneros, el jardín etc. Se ha dado con frecuencia
    entre los reclusos de cárceles y manicomios. Algunas
    veces son suicidios colectivos: parejas con contratiempos
    amorosos, grupos familiares. Puede darse también el
    homicidio-suicidio mixto: un padre ahorca a sus tres hijos de
    corta edad, suspendiéndose él a
    continuación. Se han descrito verdaderas "epidemias"
    de suicidios por ahorcadura, ya como mecanismo único,
    ya combinado con otras violencias de la misma
    etiología. Todos los médicos forenses que han
    ejercido en medios rurales han tenido la experiencia de que
    en alguna época del año, casi siempre en
    primavera, se producen una serie de ahorcaduras suicidas que
    van propagándose a los distintos pueblos de la
    demarcación, a menudo como las ondas de un estanque,
    es decir, alejándose paulatinamente del punto en que
    se dio el primer caso. Estas epidemias se han conocido desde
    la antigüedad, y ya Plutarco cita haber acabado con una
    de ellas, que se propagaba entre las mujeres, con la amenaza
    de exponer públicamente desnuda a toda joven
    ahorcada.

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Ilustración 3
SUICIDA.

  • Suplicio: Ha constituido un modo de ejecución
    de justicia que estuvo generalizado en todas las naciones,
    atribuyéndose al Emperador Justiniano su
    instauración como suplicio infamatorio. En la
    actualidad son muy pocos los países en que se
    mantiene. El modo de ejecutar la ahorcadura ha variado algo.
    Según las épocas y países. En unos casos
    el reo era izado por el propio lazo de suspensión y,
    cuando quedaba suspendido, el verdugo, situado en la parte
    alta de la horca, se dejaba caer sobre los hombros o desde
    abajo se suspendía a los pies, imprimiendo violentas
    sacudidas al cuerpo. En otros casos el reo es lanzado al
    vacío desde una altura de dos o tres metros. Tanto por
    uno como por otro procedimiento se producen intensas lesiones
    vertebrales cervicales, que se sobreañaden al
    colgamiento propiamente dicho, dando lugar a un cuadro
    lesional típico.

Fisiopatología

La muerte en la ahorcadura no tiene lugar siempre por el
mismo mecanismo. Según las circunstancias del caso pueden
intervenir aislados o conjuntamente, un mecanismo
asfíctico, un mecanismo circulatorio o un mecanismo
nervioso.

Asfixia: Excepcionalmente se produce por la
compresión directa de la tráquea o laringe, ya que
a consecuencia de la elasticidad de la piel, el peso del cuerpo
hace que el lazo de desplace hacia arriba, quedando en una
situación demasiado elevada. Más a menudo, el
mecanismo asfíctico es debido a la compresión que
se realiza sobre el hioides, que es desplazado hacia
atrás, dando origen a una retropropulsión de la
lengua, la cual, al aplicarse sobre la pared posterior de la
faringe, ocluye el orificio superior de la laringe, con lo que
impide la entrada de aire a los pulmones.

Compresión vascular: La constricción del
cuello por el lazo da lugar a una compresión de los vasos
cervicales, lo que se traduce en alteraciones circulatorias
encefálicas, que desempeñan un papel importante en
la producción de la muerte. Este mecanismo es
también causa de la pérdida brusca del
conocimiento, aún en las suspensiones incompletas. Desde
las experiencias de Hoffman se conoce la presión necesaria
para obstruir los vasos cervicales (Venas yugulares 2 kg.;
arterias carótidas 5 kg.; tráquea 15 kg.; arterias
vertebrales 30 kg
.). Es decir, que aún en las
ahorcaduras, en que no actúa como fuerza todo el peso del
cuerpo, se origina una presión suficiente para originar
trastornos considerables de la circulación
cerebral.

Mecanismo nervioso: En la ahorcadura se producen
también acciones sobre el sistema nervioso que colaboran o
tienen una importancia primordial en la producción de la
muerte: a) Acción vagal por estímulo directo
del lazo sobre los neumogástricos, origen de trastornos
respiratorios y cardíacos. b) Acción inhibitoria
refleja
, con punto de partida en una contusión
laríngea o en la estimulación del seno carotideo.
c) Acción sobre la porción cervical de la
médula o el bulbo
. Se da en forma exclusiva en las
ahorcaduras de justicia a consecuencia de las luxaciones o
fracturas cervicales que el mecanismo antes descrito es capaz de
producir.

Lesiones
cadavéricas

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Ilustración 4 SURCO DEL
AHORCAMIENTO

Describiremos sucesivamente las alteraciones y hallazgos
propios del hábito externo y las lesiones
internas.

En el hábito externo de los cadáveres de
los ahorcados se observa datos significativos, tanto localmente
en el cuello como a distancia.

Lesiones locales:

a) Son las más importantes; están
representadas fundamentalmente por el surco, nombre con el que se
le conoce la huella que imprime el lazo en los tegumentos del
cuello. Es constante, excepto en las suspensiones muy cortas y
cuando la consistencia del lazo es muy blanda. Como indica el
nombre, forma un surco o depresión longitudinal que rodea
el cuello en toda su circunferencia, menos una
interrupción, de localización variable, que
corresponde al nudo.

b) Suele ser único, pero también
puede existir un número variable, cuando el lazo da
más de una vuelta alrededor del cuello.

c) Su situación es, en general, elevada,
por encima de la laringe.

d) La dirección no es rigurosamente
horizontal, de ordinario sigue una dirección oblicua
ascendente en dirección al nudo, por tanto, será
oblicua hacia arriba y atrás si el nudo es posterior. Pero
el sentido ascendente será lateral si el nudo está
situado en una de las caras laterales del cuello. También
puede ser oblicua hacia arriba y adelante, cuando el nudo se
encuentra a nivel de la barbilla. En la ahorcadura incompleta el
surco tiende más a la horizontal, que se acentúa
conforme pierde verticalidad el cuerpo; incluso de ha descrito,
como caso excepcional, un colgamiento en "góndola", en que
el cuerpo pendía del punto medio de una cuerda que iba de
los pies al cuello, con lo que el surco presentaba una
dirección oblicua descendente. Cuando el lazo da
más de una vuelta, uno o más de los surcos son
horizontales y sólo el más elevado es oblicuo
ascendente.

e) En lo que respecta al color y consistencia, se
dividen los surcos en categorías: pálidos y
blandos, originados por lazos blandos, que no excorian la piel; y
surcos duros y apergaminados que corresponden a lazos duros y
rugosos. Los surcos blandos suelen desaparecer si el tiempo de
suspensión ha sido de breve duración; los surcos
duros no desaparecen.

f) La profundidad y la anchura del surco dependen
de que el lazo de más o menos ancho y duro y, a igualdad
de características del lazo, del tiempo de
suspensión. Finalmente indicaremos que el estudio del
surco puede dar indicaciones acerca de la naturaleza del lazo, el
cual cuando presenta algunas peculiaridades, éstas se
imprimen en el surco dejando la correspondiente huella
identificadora.

Lesiones a distancia: Con este nombre nos referimos a
las peculiaridades que descubre el examen externo de los
cadáveres de los ahorcados.

a) La posición de la cabeza depende del
sitio que ocupa el nudo del lazo, apareciendo siempre inclinada
hacia el lado opuesto.

b) La apariencia del rostro es variable. La cara
puede ser cianótica o pálida, lo que permite hablar
de ahorcados azules y de ahorcados blancos. Esta diferencia
depende de la situación del nudo. Cuando se trata de
ahorcados simétricos, el lazo oprime por igual ambos lados
del cuello, obturando arterias y venas y dando origen a una
isquemia cefálica (ahorcados pálidos o blancos).
Cuando el colgamiento es asimétrico, el lado
correspondiente al nudo resulta menos comprimido, por lo cual,
aunque las yugulares resultan siempre obturadas, pueden quedar
permeables las carótidas o las vertebrales, produciendo
como consecuencia una congestión cefálica
(ahorcados azules).

c) Se observa pequeñas equimosis faciales,
sobre todo en frente, párpados, conjuntivas y
labios.

d) La lengua está proyectada fuera de la
boca, muchas veces oprimida por los dientes, que se marcan en
ella y originan acusada cianosis de la punta. Los ojos,
igualmente, suelen estar proyectados hacia delante, dando lugar a
una exoftalmia o exorbitismo, cuya importancia es mucho menor de
lo que en un tiempo se suponía.

e) Los fenómenos cadavéricos
comunes acusan, asimismo, algunas particularidades. Las livideces
se sitúan en la parte inferior del cuerpo si la
suspensión se mantiene durante algunas horas
después de la muerte; por otra parte, como consecuencia de
la acción de la gravedad, suelen estar salpicadas de
manchitas equimóticas pos mortales. El hecho de que
afluyan los líquidos a la parte inferior del cuerpo
explica la frecuencia con que la putrefacción es
húmeda y rápida en la mitad inferior del
cadáver y, por el contrario, evoluciona en forma seca,
momificándose parcialmente, en la superior; siempre en el
supuesto de que el cadáver permanezca suspendido
algún tiempo.

f) Es un hecho a menudo comprobado la presencia
de esperma, o líquido prostático, sobre el prepucio
o manchando la ropa interior. Pero no está demostrado que
haya una verdadera eyaculación durante los
fenómenos asfícticos de la ahorcadura. Este hecho
se interpreta más bien como un fenómeno
cadavérico en el que colaboran la acción de la
gravedad y la contracción, por la rigidez
cadavérica, de las vesículas seminales.

g) Por último, sucede con mayor frecuencia
observar en los cadáveres de los ahorcados huellas de
violencias traumáticas originadas en las convulsiones
agónicas propias de la asfixia, cuando el cadáver
pende inmediato a un muro, árbol, poste, etc., contra el
cual se golpea.

De la misma manera que el apartado anterior, debemos
distinguir unas lesiones locales y unas lesiones a distancia en
las alteraciones internas. La minuciosa autopsia del cuello es
imprescindible en los casos de ahorcadura. El estudio de los
diferentes planos anatómicos, de la superficie a la
profundidad, nos permite reconocer un conjunto de lesiones y
signos muy demostrativos.

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Ilustración 5 LÍNEA
ARGENTINA AL FONDO DEL SURCO

Lesiones locales:

a) Línea Argentina, a nivel del surco la
piel se condensa y resquebraja en su profundidad,
apretándose bajo el surco el tejido celular
subcutáneo y formando una línea, delgada y
brillante, cuya disección ofrece a veces dificultades.
Disecada la piel, se comprueba como a nivel del surco asume una
transparencia brillante que justifica el nombre que se la
dado.

b) Equimosis y hematomas, en las partes blandas
del cuello afectadas por la constricción del lazo se
producen equimosis de diverso tamaño. De importancia
especial es la equimosis retro faríngea descrita por
Brouardel en la parte posterior de la faringe, la cual
sería originada por la presión sobre esta de la
base de la lengua empujada hacia atrás por el lazo, por
intermedio del hioides. Otras equimosis ocupan las vainas
musculares y el tejido celular.

c) Roturas musculares, se localizan
ordinariamente a nivel de los esternocleidomastoideos y otros
músculos de la región cervical. Cuando van
acompañadas de extravasaciones hemáticas de cierto
volumen y la sangre aparece infiltrada y coagulada, tienen el
significado de colgamiento vital.

d) Lesiones vasculares, consisten en un desgarro
de dirección transversal a nivel de la túnica
interna de la carótida (signos de Amussat) o de la yugular
(signo de Otto). Pueden producirse tanto en la colgadura vital
como en el pos mortal, pero sólo en la primera van
acompañadas de sufusiones hemorrágicas. De
ordinario se encuentran estas lesiones inmediatamente por debajo
de la bifurcación de las carótidas. Algunos autores
señalan que estas lesiones son de rara observación
(en un 4 a 8% de los cadáveres de ahorcados), mientras que
serían más frecuentes las equimosis o
infiltración hemorrágica de estos vasos por la
ruptura de los vasa vasorum (lesión de Martín). En
la producción de los desgarros de los vasos parece
intervenir un mecanismo de elongación vascular, más
que una constricción local, como lo demuestra el hecho de
que su localización no coincide siempre con la
situación del surco.

e) Lesiones laríngeas, están
ausentes con frecuencia y, cuando existen, se localizan
fundamentalmente en las astas del tiroides y del hioides, siendo
excepcional que estén afectados los otros
cartílagos laríngeos. Se trata casi siempre de
fracturas y luxaciones. El mecanismo de producción
consiste en la compresión de la laringe contra la columna
vertebral. Es por ello que resultan más frecuentes en la
estrangulación, en que la compresión se hace a un
nivel más bajo. Otros autores, no obstante, atribuyen
estas lesiones a la distensión, por tracción, del
ligamento hio-tiroideo. Solamente cuando existe derrame
sanguíneo en el foco puede valorarse como signos de
ahorcadura en vida.

f) Lesiones del raquis, son excepcionales en las
ahorcaduras suicidas, mientras que constituyen una lesión
característica de los ahorcados de justicia por la
violencia de la ejecución. Consisten en roturas de los
ligamentos intervertebrales, luxaciones de las dos primeras
vértebras cervicales y, mucho más raramente,
fracturas vertebrales.

Lesiones Generales. Además de las lesiones del
cuello, durante la autopsia suelen encontrarse, en el resto del
cadáver, otras lesiones propias de la
ahorcadura:

La sangre aparece en los ahorcados con los caracteres
propios de las asfixias en general: negruzca, fluida y de
coagubilidad disminuida. Pero además pueden
señalarse otros dos signos, a los que se les concede, por
los autores que los han propuesto, valor como indicio de
ahorcadura vital: a) El punto crioscópico o delta
de la sangre contenida en el ventrículo derecho presenta
valores sensiblemente mayores que los de la sangre contenida en
el ventrículo izquierdo (Palmieri). Como se
mencionó, tal diferencia la atribuye este autor a la
elevación de la tasa de anhídrido carbónico,
que sería mayor en la sangre procedente de los tejidos.
b) S.P. Berg ha comprobado diferencias cuantitativas en el
contenido en fosfátidos en la sangre de ambas mitades del
corazón. Según los resultados que obtiene el autor,
el valor de los fosfátidos de la sangre del corazón
derecho es sensiblemente más alto en los ahorcados
(promedio 77.2 mg) que en los individuos muertos por otras causas
(promedio 12.1 mg).

En el resto del cadáver se encuentra el cuadro
general visceral de las asfixias mecánicas: los pulmones
congestionados, con equimosis suberosas en su superficie, y en su
profundidad núcleos apopléticos unas veces, zonas
de enfisema otras, etc. El estómago, hiperémico y
con equimosis submucosas, y en el encéfalo
congestión generalizada con foquitos hemorrágicos
meníngeos y cerebrales.

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Ilustración 6 PETEQUIAS
CONJUNTIVALES

Problemas
Médico Legales en la ahorcadura

Diagnóstico de la muerte por ahorcadura.- El
mayor interés médico legal en las autopsias de los
ahorcados reside en averiguar si, efectivamente, la muerte se
debió a la ahorcadura, lo que lleva implícito la
diferenciación entre las ahorcaduras verificadas en vida y
las suspensiones de cadáveres para simular un suicidio. A
los efectos de este diagnóstico conviene distinguir, entre
los signos que se recogen en la autopsia, tres grupos distintos
por su origen:

  • Signos que demuestran que el sujeto estuvo
    colgado.

  • Signos que indican la asfixia como mecanismo de
    muerte.

  • Signos que acreditan que estaba vivo al ser
    colgado.

El primer grupo está constituido por el surco y
las lesiones internas del cuello. Estas últimas son
prácticamente idénticas en la estrangulación
y en la ahorcadura, diferenciándose tan solo en su
frecuencia relativa, lo que carece de valore en su caso concreto.
Debe, por tanto, valorarse especialmente las diferencias entre el
surco de la ahorcadura y el de la estrangulación, en la
que insistiremos a propósito de ésta.

Los signos que indican asfixia como mecanismo de muerte
son los generales a todas las asfixias mecánicas y no es
necesario que volvamos de nuevo sobre ellos. Tienen
interés diagnóstico, aún con las salvedades
señaladas, en cuanto que indican que la asfixia fue la
causa de la muerte, pero no son suficientes para demostrar que la
ahorcadura tuvo lugar en vida, pues se ha podido colgar un
cadáver cuya muerte se deba a la estrangulación o a
la sofocación.

Asumen, pues, la máxima importancia para este
diagnóstico los signos del tercer grupo. Desgraciadamente,
no siempre están presentes en el cadáver de los
ahorcados, por lo que su ausencia no excluye forzosamente este
diagnóstico. De otra parte, muchos de los signos que se
han indicado como propios de la ahorcadura vital no poseen tal
carácter. En síntesis, los únicos signos que
verdaderamente tienen el valor de reacción vital no poseen
tal carácter. En síntesis, los únicos signos
que verdaderamente tienen el valor de reacción vital son
los extravasados hemáticos que acompañan a las
lesiones del cuello: equimosis y hematomas en las partes blandas
con sangre coagulada y adherida a las mallas del tejido,
infiltrados hemorrágicos y de las fracturas
laríngeas, infiltrados del mismo orden de los desgarros
vasculares, etc.

A estos datos positivos hay que añadir el
negativo de que la autopsia no delate signos o lesiones propias
de otras muertes violentas.

Etiología de las ahorcaduras.- Dejando de lado la
ahorcadura-suplicio, debemos estudiar los criterios para
establecer el diagnóstico diferencial entre el accidente,
el homicidio y el suicidio.

El colgamiento accidental no puede diagnosticarse por la
autopsia, siendo la inspección del lugar, unido a las
declaraciones que consten en el sumario, recogiendo todas las
circunstancias del caso, las que permiten esta conclusión,
a la cual es la autoridad que tiene a cargo la
investigación quien debe de llegar.

Las ahorcaduras homicida y suicida y su
diagnóstico diferencial plantean los más delicados
problemas médicos legales. Ante un caso de ahorcadura, por
lo común, se piensa primero en el suicidio, pues las
estadísticas demuestran su mayor frecuencia.

Como datos esenciales para el diagnóstico,
debemos tener en cuenta que el suicidio es propio de sujeto vivo,
señalándose a menudo por sus rarezas de
ejecución. Unas veces el colgamiento ha sido el
único intento de suicidio, por lo cual no hay huellas de
violencias extrañas a la ahorcadura; pero también
han podido haber otros intentos previos, que habrán dejado
las correspondientes huellas lesionales. En este último
supuesto, la naturaleza de los intentos suicidas han debido
permitir al sujeto bastante supervivencia y energía para
consumar la ahorcadura. Por el contrario en la ahorcadura
homicida se cuelga a la víctima ya cadáver, casi
siempre, o tan gravemente herida que no ofrece resistencia. Por
consiguiente, el diagnóstico se funda en la
determinación de que la ahorcadura tuvo lugar
después de la muerte. Otras veces ayudan al
diagnóstico ciertas peculiaridades: que los nudos del
lazo, por su tipo o clase indiquen una profesión especial
extraña a la víctima; que en el cadáver se
aprecien huellas de violencias, cuya naturaleza, origen
localización y gravedad deben ser analizados,
etc.

En este diagnóstico etiológico tiene una
gran importancia la inspección del lugar, capaz en muchos
casos de aclarar las dudas. Se cita a menudo el caso en que una
presunta ahorcadura-suicidio dentro de una habitación se
demostró que en realidad era un homicidio por la altura de
un taburete. El cadáver pendía completamente y sus
pies estaban a una distancia del suelo de 30 centímetros.
En la habitación no había ningún mueble que
pudiera haber servido de escabel a la víctima para ponerse
el lazo en el cuello, excepto el mencionado taburete, que estaba
caído al lado del cadáver, dando la
impresión de que había sido derribado por la
víctima para consumar su intento. Sin embargo, la altura
del taburete era sólo de 25 centímetros, lo que
hacía imposible su utilización para tal
fin.

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Ilustración 7 COLGAMIENTO SUICIDA
INCOMPLETO

Otros datos, comunes a todas las formas del suicidio,
son el estado de muebles y objetos, indicadores a veces de que ha
habido lucha. Si el suicidio se ha consumado en una
habitación, el hecho de que la puerta esté cerrada
por dentro con llave. El tipo de cuerda empleada. Forma de los
nudos, si son propios de una determinada profesión. Cartas
dejadas por la víctima, etc. Todos los anteriores son
factores que facilitan el diagnóstico. Los antecedentes
familiares, individuales, económicos, sociales de la
víctima aclaran en ocasiones los motivos que inducen al
suicidio.

Godefrov en 1923, señaló la importancia
del examen del punto de apoyo del lazo, cuando es de madera, para
el diagnóstico de la ahorcadura-homicidio. Según
este autor, cuando se cuelga un cadáver, sobre todo si lo
hace una persona sola, lo habitual, después de haber
pasado la cuerda por el cuello, es lanzar el cabo por encima de
una viga o de una rama y tirar fuertemente para izarlo. Esta
maniobra da lugar a que se desprendan algunas fibras de la
madera, que se orientan hacia arriba en un lado y hacia abajo en
el otro. En cambio, en el suicidio no se desprenden fibras
ordinariamente, pero si lo hacen están orientadas hacia
abajo en ambos lados. Esta señal muy interesante, debe ser
interpretada con prudencia pues la cuerda con el nudo junto a la
viga puede dislocarse en el momento de la suspensión,
dando lugar a que se levanten fibras que se orientan en los dos
sentidos. Popp ha señalado un caso en que la cuerda
había dejado dos trazos, uno por delante y otro por
detrás, en la rama; de estos dos trazos el mayor era
vertical, pero el menor era oblicuo formando un ángulo de
45º con la vertical. Este dato sirvió para demostrar
que se trataba de un homicidio y que el cadáver
había sido izado, dejando en esta operación la
cuerda con la huella descrita.

En resumen, la diferencia entre una ahorcadura homicida
y una ahorcadura suicida se establece por el análisis de
los siguientes elementos de juicio:

  • Determinar si la ahorcadura ha sido vital o pos
    mortal.

  • Rarezas en la ejecución del colgamiento, tipo
    de lazo, nudos, etc.

  • Existencia de violencias traumáticas en el
    cadáver del ahorcado, distintas a las lesiones
    agónicas señaladas a propósito del
    examen externo. Tales violencias pueden ser resultado de
    intentos suicidas previos a la ahorcadura, que
    llevarán los caracteres propios de esta
    etiología, o lesiones dolosas causantes de la muerte o
    destinadas a aturdir a la víctima.

  • Datos procedentes de la inspección del lugar
    y de los antecedentes de la víctima.

El ahorcamiento
en la historia

La horca ha sido el instrumento de ejecución
más usado en el mundo. El investigador Daniel Sueiro
afirmó que "la facilidad elemental de su aplicación
y su carácter siniestramente exhibicionista, favorecieron
su extensión y práctica". En sus comienzos, el
ahorcamiento significaba estrangulación. En este sentido
lo usaban los hebreos. Era el método más
común, pero se aplicaba a los idólatras y a los
blasfemos.

También fue uno de los procedimientos vigentes en
la antigua Roma. En Grecia se aplicó un rudo procedimiento
de ahorcamiento. Los germanos estrangulaban a sus desertores y
traidores; fueron ellos quienes propagaron la horca por toda
Europa, para hacerla símbolo común de la justicia
de muchos países durante la Edad Media. Inglaterra fue el
país de la horca por excelencia: este país
eligió oficialmente la horca para extenderla por todo el
mundo y para hacerla perdurar.

La pretensión de la horca de ser una
técnica casi perfecta falló muchas veces, como
así también los demás métodos. En el
siglo XVIII, Davis Evans, siendo condenado a la horca,
reclamó su libertad cuando la cuerda se rompió. El
público gritaba: "¡Déjenlo!
¡Déjenlo!", mientras Evans le decía al
verdugo: "Tú ya me has colgado y no tienes poder ni
autoridad para colgarme de nuevo". Pero el verdugo le
respondió: "Yo tengo la orden de colgarte por el cuello
hasta que mueras, y eso es lo que haré". Y lo
hizo.

En el año 1835 tuvo lugar el último
ahorcamiento público en Nueva York y desde esa fecha todos
los demás estados llevaron las ejecuciones oficiales al
interior de las prisiones. En Inglaterra se ahorcó por
última vez en público el 26 de mayo de 1868. La
Comisión Real Inglesa que investigó las ventajas y
los inconvenientes de la horca en relación con los
demás sistemas de ejecución, concluyó que
ese procedimiento era el mejor, "el método más
seguro, no doloroso, simple y eficaz, no encontrándose
otro mejor que pueda practicarse".

Según las prácticas inglesas, cuando una
persona era sentenciada a muerte por ahorcamiento, el
procedimiento era el siguiente: se fijaba la fecha de
ejecución, siendo ésta estipulada durante las tres
semanas siguientes. En caso de que el acusado apelara su
sentencia, la fecha se posponía para quince días
después de este acto. Durante ese tiempo, el acusado
permanecía en una celda apartada de los demás
prisioneros, exclusivamente destinada a los condenados a muerte.
Era vigilado día y noche; sólo mantenía
contacto con el director de la cárcel y el médico,
que lo visitaban regularmente, y con el capellán, quien
podía verlo cuantas veces lo requiriera el reo. Un poco
antes del momento de ejecución, el verdugo, los oficiales
y el director se reunían y se dirigen a la celda. Al
momento de entrar el verdugo, el reo debía estar de
espaldas a la puerta; junto a él estaba el
capellán, mientras así lo deseara el condenado. El
tiempo transcurrido desde que el verdugo entra a la celda, en
busca del reo, hasta la ejecución, se fue reduciendo hasta
llegar a unos diez segundos. Luego se izaba una bandera negra,
mientras sonaba una campana, lo que significaba que todo se
había consumado.

En España se utilizó hasta 1822, cuando
fue reemplazada por el garrote; aunque después de esas
fechas se siguió ahorcando en ambos países. Desde
1813 se aplicó en los Países Bajos, aunque el juez
tenía desde el principio la facultad de elegir entre este
sistema y la decapitación por medio de la espada. De 1824
a 1870, fecha de la abolición de la pena de muerte en los
Países Bajos, la horca fue el único medio de
ejecución legal. En Alemania, donde siempre se
aplicó la decapitación, fue introducida la horca en
virtud de la llamada Ley Lubre, el 20 de marzo de 1933, como
método para los casos considerados por el Estado Nazi como
graves atentados contra la seguridad del Estado.

En 1930 se aplicaba la horca en diecisiete estados de
Estados Unidos. Actualmente se aplica en sólo seis
estados: Idaho, Kansas, Montana, New Hampshire, Utah (donde el
condenado podía decidir entre la horca y el fusilamiento,
como lo hizo el asesino múltiple Gary Gilmore) y
Washington. Yugoslavia renunció a la horca en 1950 para
aplicar el fusilamiento (1975).

En Sudáfrica se ejecuta la mitad de todas las
penas de muerte que se imponen hoy en el mundo y cada tres
días se cuelga a un hombre, casi siempre de raza negra. En
el año 1968 fueron ahorcadas en la república
sudafricana ciento dieciocho personas.

EL AHORCAMIENTO MEDIÁTICO DE SADDAM
HUSSEIN

La ejecución de Saddam Hussein tuvo lugar el
día sábado 30 de diciembre de 2006, aproximadamente
a las 06:05 hora local (03:05 GMT). Como sentencia, el ex
dictador fue condenado a la horca. Se le ejecutó en
presencia de un clérigo, un médico y un juez,
además de un gran número de testigos, todos ellos
de origen iraquí.

En un vídeo realizado con un móvil en el
momento de la ejecución, se escucha como el ex-presidente
iraquí se enfrenta dialécticamente a sus
verdugos.17 Saddam Hussein se negó a que le cubriesen la
cabeza con una capucha antes del ahorcamiento y leyó las
frases de la profesión de la ley musulmana: "No hay
más Dios que Alá y Mahoma es su
profeta."

Tras la ejecución, en aquella misma jornada, una
cadena de atentados sacudió Bagdad dejando al menos 70
muertos, después de que el Partido Baaz pidiera a los
iraquíes venganza. El cuerpo del ex-dictador fue entregado
a sus familiares para ser enterrado en su ciudad natal,
Tikrit.

Monografias.com

Ilustración 8 AJUSTICIAMIENTO DE
SADDAM HUSSEIN

 

 

Autor:

Percy Zapata Mendo

 

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