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Diez tesis sobre la crisis de la modernidad




Enviado por victor m. toledo



  1. Resumen
  2. Crisis
    de civilización; poder social; conciencia de especie,
    conciencia cósmica
  3. Referencias

Resumen

Se hace una apretada síntesis de lo
que significa la crisis de la civilización industrial o
moderna, a partir de una mirada histórica que contempla el
paisaje completo del pasado humano y de la vida. Se plantea que
el dilema central es entre tradición y modernidad, y que
para remontar la crisis se requiere remontar el dominio del
racionalismo, la dependencia de la energía fósil,
el abandono al que se ha condenado al individuo, la fase
corporativa del capitalismo. Se identifica la construcción
del poder social como la piedra axial de una
ecología política verdaderamente emancipadora. Se
concluye que las próximas décadas serán
cruciales pues se habrá de vivir el conflicto supremo
entre el mono demente y el mono pensante, entre los intereses
particulares y perversos y la conciencia cósmica. De ello
dependerá la supervivencia de la especie humana o su
desaparición.

Crisis de
civilización;
poder social; conciencia de especie,
conciencia cósmica

1. La Mirada Histórica.
Resulta imposible una visión acertada de la crisis actual,
si se carece de una perspectiva histórica. Pero no
solamente de la historia de los historiadores, sino la historia
de los arqueólogos, de los paleontólogos, de los
biólogos, de los geólogos y de los
astrofísicos. El panorama revelado por la
investigación científica, es decir por el
pensamiento racional, ofrece datos concretos acerca del devenir
humano y social, del mundo vivo, del planeta y del universo.
Comprender la vida o el devenir del planeta o la evolución
de los homínidos, resulta necesario para entender los
procesos sociales. Buena parte de la tozudez humana proviene de
la estrechísima mirada de los analistas y estudiosos, de
su ausencia de memoria, de su visión casi
instantánea, rasgo inequívoco de la propia crisis.

2. Crisis de civilización. El
mundo moderno es un invento social de hace apenas unos
trescientos años. Un origen difícil de precisar
pero que se ubica en algún punto donde confluyen
industrialismo, pensamiento científico, mercado dominado
por el capital y uso predominante de petróleo. El inicio
de la ciencia puede fecharse de manera "oficial", en 1662 y 1666,
años en que se fundaron las primeras sociedades
científicas en Inglaterra y Francia. El estreno de un pozo
petrolero regurgitando "oro negro" tuvo lugar el 17 de agosto de
1859 en el sureste norteamericano. La industrialización y
el capitalismo son procesos difíciles de datar, pero ambos
no van más allá de los tres siglos.

En la perspectiva de la historia de la
especie, de unos 200,000 años, la aparición de la
era moderna ocurrió en apenas «un abrir y cerrar de
ojos». En unas cuantas décadas se pasó de un
metabolismo orgánico a un metabolismo industrial. La
crispación que hoy se vive se debe, fundamentalmente, a lo
ocurrido en los últimos cien años, un lapso que
equivale solamente al 0.05% de la historia de la especie humana.
En el parpadeo del último siglo, todos los procesos
ligados al fenómeno humano se aceleraron, incrementando
sus ritmos a niveles nunca vistos y generando fenómenos de
tal complejidad que la propia capacidad del conocimiento humano
ha quedado desbordada. El siglo XX ha sido entonces la
época de la consolidación del mundo moderno,
industrial, capitalista, racional, tecnocrático, y de su
expansión por todo el planeta.

Vivimos una crisis de la
civilización industrial
cuyo rasgo primordial es la
de ser multidimensional, pues reúne en una sola trinidad a
la crisis ecológica, a la crisis social y a la crisis
individual, y dentro de cada una de estas a toda una gama de
(sub) dimensiones. Esto obliga a orquestar diferentes
conocimientos y criterios dentro de un solo análisis, y a
considerar sus ámbitos visibles e invisibles. Se equivocan
quienes piensan que la crisis es solamente económica o
tecnológica o ecológica. La crisis de
civilización requiere de nuevos paradigmas civilizatorios
y no solamente de soluciones parciales o sectoriales. Buena parte
de los marcos teóricos y de los modelos existentes en las
ciencias sociales y políticas están hoy rebasados,
incluidos los más críticos.

Estamos entonces en un fin de
época
, en la fase terminal de la civilización
industrial, en la que las contradicciones individuales, sociales
y ecológicas se agudizan y en el que la norma son cada vez
más los escenarios sorpresivos y la ausencia de modelos
alternativos. Vista así, la crisis requiere de un esfuerzo
especial, pues se trata de remontar una época que ha
afectado severamente un proceso histórico iniciado hace
miles de años, de relaciones visibles e invisibles: el
metabolismo entre la especie humana y el universo
natural.

3. El papel crucial de la ciencia y la
tecnología.
Estos últimos tres siglos han sido
una sucesión continua de transformaciones vertiginosas,
inusitadas y hasta compulsivas. La ciencia apuntaló a
través de la tecnología el desarrollo del
capitalismo y éste impulsó a niveles inimaginables
el desarrollo de la ciencia. El conocimiento permitió la
construcción de máquinas cada vez más
sofisticadas, de edificios, puentes, aparatos, carreteras,
substancias artificiales, fuentes de energía, materiales
diversos, medicamentos, organismos manipulados, medios de
comunicación y de transporte. El poder de la especie
humana se multiplicó a niveles sin precedentes, tanto para
construir como para destruir. El mundo moderno, profano y
pragmático, que fue y sigue siendo un producto del
conocimiento racional, modificó radicalmente visiones,
instituciones, reglas, costumbres, comportamientos y relaciones
sociales. El conocimiento, en íntima relación con
la empresa, triunfó sobre todas las cosas, y
transformó como nunca antes.

La ciencia (y sus tecnologías) al
servicio del capital, es por fortuna dominante pero no
hegemónica. Contrariamente a lo que se pregona y sostiene,
no hay una sola ciencia ("La Ciencia") sino muchas maneras de
concebir y de hacer ciencia y de producir tecnologías. Al
interior de la gigantesca comunidad científica existen
minorías críticas de contracorriente que buscan un
cambio radical del quehacer científico y la
democratización del conocimiento. Por ello, toda
superación de la crisis actual supone un cambio radical en
la manera de generar y aplicar ciencia y tecnología.
Mientras no existan propuestas alternativas de conocimiento
científico no podrá remontarse la crisis; el
conocimiento seguirá encadenado al capital.

4. Tradición y Modernidad.
Una de las claves para la correcta comprensión de la
crisis de la modernidad, y su posible superación,
atañe a la significación cultural de los mundos que
se ubican antes o por fuera de ese mundo moderno. Las
periferias espaciales y temporales que por fortuna aún
existen como enclaves pre-modernos o pre-industriales, son
estratégicas para la remodelación de la sociedad
actual. Por lo común lo tradicional se opone (contrasta) a
(con) lo moderno.

Durante más del 99% de su historia,
el ser humano aprendió a convivir y a dialogar con la
naturaleza, al considerarla una entidad sagrada y al concebir a
sus principales elementos como deidades y dioses. También
aprendió a formar colectivos basados en la
cooperación y la solidaridad, la sabiduría de los
más viejos y el uso de una memoria comunitaria y tribal.
La época de oro de la especie humana tuvo lugar
hace unos 5,000 años cuando cerca de 12,000 culturas,
distinguidas por la lengua y distribuidas por todos los
hábitats del planeta, aprendieron a vivir en comunidades o
aldeas soportadas por relaciones armónicas con sus
recursos locales. La aparición de sociedades
no-igualitarias cada vez más complejas, permitió el
incremento de la población, del comercio y del
conocimiento, pero también desencadenó usos
imprudentes de los recursos naturales.

La historia que siguió a esa
época de equilibrio, no ha sido más que la historia
de una doble explotación, social y ecológica, un
largo proceso de degradación y decadencia que alcanza su
cenit con el advenimiento de la modernidad. Hoy como nunca antes,
a pesar de los avances tecnológicos, informáticos y
sociales (como la democracia), la especie humana y su entorno
planetario sufren los peores procesos de explotación y
destrucción.

En lo que queda de tradicional en el
planeta, 7,000 pueblos indígenas con una población
estimada en 400 a 500 millones, se encuentran las claves para la
remodelación de las relaciones sociales y de las
relaciones ecológicas, hoy convertidas en meras formas de
explotación del trabajo humano y de la naturaleza. Por
ello resultan de enorme interés los experimentos
políticos que viven países como Bolivia y Ecuador
donde los gobiernos se nutren de elementos de la
cosmovisión indígena. Ello no significa una vuelta
romántica al pasado (tentadora opción), sino la
síntesis entre tradición y modernidad, que es la
disolución de su conflicto. Pues así como no se
pueden eliminar los preceptos rescatables de lo tradicional,
tampoco se pueden desdeñar los de los tiempos
modernos.

5. La crisis del racionalismo y el
re-encantamiento del mundo.
La ciencia dio lugar al nuevo
«cosmos oficial» del mundo moderno. El conocimiento
científico ha revelado el macrocosmos y el microcosmos,
desconocidos ambos por los seres pre-modernos. Sobre este cosmos
profano que reconoce todo ciudadano moderno, se montan, a manera
de componentes no deseados, toda una serie de otros cosmos,
secundarios, marginales o alternativos, que se empeñan por
mantener vigente, de mil maneras, un cosmos sagrado.

Pero el imperio de la razón,
generó a su vez una nueva contradicción. El
racionalismo, que ineludiblemente separa al sujeto del objeto de
su observación y análisis, profanó una
visión del mundo que había prevalecido y operado
exitosamente durante el largo pasado, y quebró la unidad
que existía entre individuo, sociedad y naturaleza. Esta
vez la visión secularizada, objetiva y científica
de la realidad, prometió mitigar la angustia mediante una
oferta tentadora: la construcción de un mundo pleno de
satisfactores, cómodo y seguro, donde quedarían
satisfechas la mayor parte de las necesidades. Este «mundo
feliz» tendría como sus fundamentos el uso creciente
y perfeccionado de los conocimientos científicos y
tecnológicos, puntualmente orientados por un ente
económico superior: el mercado. La fe en el progreso, el
desarrollo y un futuro cada vez mejor, compensó la
ausencia de creencias divinas en la que devino la nueva
concepción moderna y racional de la realidad. Pero esta
sustitución que dejó atrás el encantamiento
del mundo, condenó al mono racional a vivir frente a una
realidad que se analiza y se fracciona por medio de instrumentos,
fórmulas, teoremas, ecuaciones, experimentos, pero que de
nuevo carece de un significado como totalidad. El ser moderno, ha
quedado a la deriva desprovisto de brújula; por ello se
hace necesario un re-encantamiento del mundo, una
reconexión del individuo consigo mismo, con los otros y
con la naturaleza, que no es más que el concepto del "buen
vivir" de las cosmovisiones indígenas.

6. El individuo olvidado. En un
mundo orientado por una racionalidad instrumental, materialista y
tecnocrática, las soluciones a la crisis se buscan por lo
común en los procesos de innovación
tecnológica, los ajustes al mercado, los productos que se
consumen, los sistemas de producción, los instrumentos
financieros o políticos, los medios masivos de
comunicación; y muy rara vez en el individuo, en el ser y
sus expresiones más cercanas, sutiles y profundas: su
cultura, su comunicación, sus problemáticas, sus
relaciones con él mismo y con los demás, incluidas
sus maneras de organizarse y de resistir. No se puede buscar la
transformación de las «estructuras externas» y
visibles de los procesos vastos y gigantescos de la sociedad y de
la naturaleza, sin explorar el mundo (interno, doméstico y
organizacional) del individuo. El ser humano, es un ente complejo
que busca el equilibrio entre razón y pasión,
pensamiento y sentimiento, cuerpo y espíritu. Es un ser
cuyas conductas y decisiones se rigen no solamente por el mundo
conciente del día sino por el universo inconciente de la
noche y de los sueños. El ser humano, la cultura a la que
pertenece y que recrea, sus vidas cotidianas, y las instituciones
y organizaciones que inventa para enfrentar, resistir y remontar
la crisis, son las claves ocultas, las dimensiones
intangibles que la reflexión crítica debe integrar.
Es Occidente por fin mirando a Oriente.

7. La conciencia de especie. Hoy, el
conocimiento coherente y completo de los procesos
históricos y actuales, naturales y sociales, permite al
ser humano adquirir una conciencia sin concesiones. Una mirada
limpia sobre lo que acontece. La conciencia de especie permite
recobrar una percepción original del ser humano, hoy casi
olvidada o suprimida en la realidad industrial: la de su
pertenencia al mundo de la naturaleza. También lo conduce
a restablecer un comportamiento solidario con sus semejantes
vivientes (humanos y no humanos) y no vivos y a edificar una
ética de la supervivencia basada en la cooperación,
la comunicación y la comprensión de una realidad
compleja.

Bajo la conciencia de especie ya no
sólo se pertenece a una familia, a un linaje, a una
comunidad, a una cultura, a una nación, o a una
cofradía religiosa o política. Antes que todo se es
parte de una especie biológica, dotada de una historia y
necesitada de un futuro, y con una existencia ligada al resto de
los seres vivos que integran el hábitat
planetario

y, por supuesto, en íntima
conexión con el planeta mismo. La conciencia de especie
otorga a los seres humanos una nueva percepción del
espacio (topoconciencia) y del tiempo
(cronoconciencia), que trasciende la estrechísima
visión a la que le condena el individualismo, racionalismo
y pragmatismo del homo economicus.

8. La era del poder
social

Hoy vivimos el pináculo del capital
y, más específicamente, del capitalismo
corporativo. Como nunca antes las grandes compañías
han tenido ganancias record, y si no, si han entrado en
bancarrota, se han dado el lujo de ser rescatadas por los
impuestos ciudadanos. Esto ha sido así porque el poder
económico ha sojuzgado al poder político, hasta tal
punto que en muchos casos es imposible distinguir si se trata de
un político que se dedica a los negocios o un empresario
que se dedica a la política (ahí están los
casos emblemáticos de G. Bush, V. Fox, S. Berlusconi y S.
Piñera). Frente a esta amalgama de intereses, la gran
derrotada ha sido la sociedad civil, los ciudadanos que han visto
menguado su poder de decisión. Hoy, la devastación
del mundo de la naturaleza corre en paralelo a la
explotación del esfuerzo de los trabajadores. Solo, el
capital liberado de candados y restricciones, destruiría
al planeta entero si ello fuera rentable, de la misma manera que
exprimiría hasta la última gota de sudor de los
empleados y trabajadores, y abusaría impíamente de
los consumidores.

El gran desafío es entonces la
re-constitución del poder social y el control ciudadano
sobre los procesos económicos y políticos. Ello
supone construir o re-construir el poder social en territorios
concretos. En esta perspectiva, la superación de la crisis
será la sustitución paulatina y gradual de las
actuales instituciones por aquellas creadas por el poder
ciudadano. A las gigantescas compañías
monopólicas seguirán las cooperativas,
microempresas y empresas de escala familiar; a los grandes
bancos, cajas de ahorro, bancos populares y cooperativas de
crédito; a las cadenas comerciales el comercio justo,
orgánico y directo entre productores y consumidores. A la
producción estatal o privada de energías
fósiles y del agua, seguirá la producción
doméstica o comunitaria de energías solares y
renovables y de agua; a los grandes latifundios, base de los
agro-negocios, las reformas agrarias de inspiración
agro-ecológica; a los espacios naturales, escénicos
y de esparcimiento hoy privatizados, su reconversión en
espacios públicos y gratuitos administrados por los
ciudadanos locales. Y, naturalmente, los presupuestos
participativos.

9. ¿Revolución o metamorfosis?
Aunque muchas cosas han cambiado, un precepto que sigue vivo no
obstante su obsolescencia es la idea de revolución, de
cambio súbito y violento. Imbuido de una fuerza
épica descomunal, la idea de revolución encierra
dones sagrados como el sacrificio, la entrega, la gloria, el
heroísmo, todo lo cual da un sentido a la existencia de
quienes se involucran. Hoy, en la era de la comunicación,
la información, el conocimiento y la democracia, el cambio
social requiere de nuevas fórmulas. La sociedad civil
organizada, liberada ya del control de los poderes
económico y político, debe conformar
núcleos, redes, organizaciones basadas en la
cooperación, el conocimiento, la comunicación y la
toma democrática de decisiones. La construcción del
poder social en territorios concretos, debe ser un proceso
expansivo, combinado cuando sea posible con la toma del poder
político, en este caso con el único fin de
consolidar, multiplicar y expandir… el poder social. Ello
da lugar a una nueva idea de cambio, como proceso gradual y
acumulativo, y por ello recuerda al fenómeno de la
metamorfosis. Dejar atrás la idea de revolución
para sustituirla por la de metamorfosis, otorga una visión
anclada en la vida cotidiana, que se expresa en acciones
concretas, y que permite proyectar el cambio en el corto, mediano
y largo plazo.

10. ¿Homo sapiens u Homo demens? Quienes
hoy alcanzan a vislumbrar limpiamente la situación que se
vive, que lo mismo produce angustia que temor, parálisis o
desilusión, logran rescatar la dimensión más
acabada del pensamiento crítico. Que no es de izquierda ni
de derecha, ni conservador ni progresista, pues hoy las
geometrías ideológicas han quedado rebasadas. Ellos
han adquirido una "conciencia de especie", una "ética
planetaria", una "inteligencia global". Esta conciencia es
fundamentalmente el reconocimiento de que la nuestra es
también una especie mortal, una especie que dependiendo de
las acciones actuales presentes y futuras puede llegar a
desaparecer, y que por lo mismo se ha vuelto una especie
amenazada de extinción. Lo anterior obliga a plantear las
siguientes preguntas: ¿No hay en realidad una brecha
tajante y profunda entre el ser humano dotado de esa conciencia
de especie y el que carece de ella? ¿No parece que se
procrean en realidad dos especies (sociales, culturales,
ontológicas) dentro de un mismo gremio biológico?
¿No estamos por lo tanto frente a dos miembros
radicalmente distintos de una misma especie biológica? En
suma, ¿no estamos reconociendo a dos especies diferentes,
el "mono demente" (Homo demens) y el "mono pensante"
(Homo sapiens), de cuya conflictividad y su
resolución dependerá el futuro de la humanidad, el
resto de los seres vivos y el planeta entero?

________________________________________________________________________

*Las 10 tesis aquí enunciadas, se
encuentran más desarrolladas en mis ensayos:
¿Contra Nosotros? La conciencia de especie y el
surgimiento de una nueva filosofía política
.
2009. Polis (Revista de la Universidad Bolivariana) 8 (22):
219-228 (www.scielo.cl/pdf/polis/v8n22/art13.pdf.).Y: Las
claves ocultas de la sostenibilidad: transformación
cultural, conciencia de especie y poder social
. En: La
Situación del Mundo 2010. Icaria Editorial y World Watch
Institute.

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, Siglo XXI Editores, Madrid,

 

 

Autor:

Víctor M. Toledo

para Adonai y el Tarot
cósmico

Centro de Investigaciones en
Ecosistemas

UNAM campus Morelia,
MÉXICO

 

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