Relaciones e imágenes recíprocas entre España y países de la Europa de Este en la Edad Barroca
Relaciones e imágenes recíprocas entre
España y países de la Europa de Este en la Edad
Barroca – Monografias.com
Relaciones e imágenes
recíprocas entre España y países de la
Europa de Este en la Edad Barroca
Desde los finales del siglo XV – principios del
XVI el alejamiento geográfico entre España y los
países de la Europa de Este ya no constituía mayor
problema para el desarrollo de recíprocas relaciones
diplomáticas. La causa principal del acercamiento entre
las dos extremas europeas fue el peligro otomano que minó
el sistema internacional de Europa de este tiempo, amenazando a
todos los países cristianos. Además su papel
definitivo había jugado la extención del Imperio
Habsburgo, que bajo el poderío de Carlos V
(1519–1556) unió recién unificado el Reino de
las Españas con los países de Europa Central. Y por
fin los destinos de la Europa Occidental y Oriental unieron las
relaciones dinásticas y la rivalidad por la corona de
Polonia.
En esta ponencia concentraremos nuestra atención
en las relaciones de España con el Reino de Polonia o la
República polaco-lituana y el principado de
Moscovia.
En caso de Polonia el objeto principal fue el esfuerzo
de incluir este país más grande de la Europa de
Este de los tiempos marcados bajo la influencia de la casa de
Habsburgos. Con este fin el primer acuerdo entre el imperador
Maximiliano Habsburgo, el abuelo de Carlos V, y el gran
príncipe de Moscú Iván III contra el Reino
de Polonia fue firmado ya en el año
1490[1]
Las relaciones con Polonia se desarrollaron durante el
siglo siguiente[2]hasta su actualización en
el año 1572 cuando se había acabado la línea
masculina de la dinastía de Jagellón reinante en
Polonia. Aunque los Habsburgos perdieron esta rivalidad –
la Dieta eligió como el rey de la República de las
Naciones al pretendiente francés Enrique de Anjou –
en el 1574 este heredó la corona de Francia y nuevo rey
polaco Esteban Bathory (el sobrino del último
Jagellón) reanudó las esperanzas de los Habsburgos.
Justamente en la corte del dicho rey apareció el primer
enviado español – en el sentido estricto de esta
palabra – el eclesiástico Pedro Cornejo, ministro de
Felipe II (1556–1598), con la oferta de amistad y comercio
de cereales, que ya carecían en los países de
Península. Pero las negociaciones no le salieron
bien[3]
En el año 1596 en la dieta de Cracovia
apareció el otro español – el Almirante de
Aragón Don Francisco de Mendoza en el cargo de embajador
extraordinario – con el propósito oficial de alianza
antiturca y una intención casi imposible de interrumpir el
comercio entre los súbditos del rey de Polonia con las
provincias rebeldes de los Países Bajos. Aunque la
embajada de Mendoza compartió la suerte de la anterior,
tras su estancia fue dejado un documento muy interesante para
nosotros.
Se trata de un texto significativo, ya que es la primera
descripción en castellano y para castellanoparlantes del
Reino de Polonia, incluso con los territorios ucranianos, que
componen una de las partes principales de este estado. Es el
Polonia. Descripción simple del Reino de Polonia, Sus
Ciudades y situación de los Soberanos… que
está conservado en el Archivo Histórico Nacional en
Madrid[4]Su autor es desconocido y el tiempo de
crearlo son los años 1597–1601.
Pues, después de una larga descripción del
origen del pueblo polaco, que equivale a la tradición de
las crónicas del mismo tiempo, el autor desconocido
describe también el país, sus ciudades y pueblos,
distinguiendo entre las ciudades más considerables la
ciudad de Lviv – literalmente: "La Ciudad de Leopolis en
Rusia es de las más considerables, entre otras cosas por
el trato que en ella tienen los Armenios y Griegos que conducen
todas las mercancías de Turquía de que se sirven en
gran parte los Polacos…"[5].
Entre los pueblos mencionados en este documento que
habitan el Reino de Polonia encontramos a los cosacos,
recién entrados en la escena principal de las guerras
antiturcas por lo que empezaron a interesar a los gobernantes
europeos. Por eso entre los rasgos principales de Polonia, el
español dice: "Los Cosacos habitan la maior parte de la
Provincia que se llama Lucrania, a[ntes] esta gente que ha hecho
tanto ruido en el mundo y tanto mal en Polonia, eran Villanos que
por la tirania con que los tratan en este Reyno tomadas las armas
y echados los Nobles de las tierras que hoy habitan se conservan
muchos años a[ntes] en libertad pareciendo casi imposible
el subiugarlos, fuera sumamente el interes del Reyno el
asegurarse de su amistad por cualquier medio que fuese, aunque
esto esmateria arto dificultoso, porque estando ya hechos al robo
y a la vida bagabunda no es facil que se reduzcan a la
quietud"[6].
A principios del siglo XVI las relaciones
recíprocas entre España y Polonia lograron una
continuidad indisoluble. En el año 1603 desde Flandes a
Polonia y después a Moscovia llegaron dos monjes
carmelitas acompañados por un militar español con
el destino oficial a Persia pero con el objeto verdadero de
sondear la posibilidad de crear una alianza militar. En Polonia
les recibió el rey Segismundo III Vasa
(1587–1632) y en Moscú el pretendiente
Dimitri[7]En el año 1611 la corte de Madrid
decidió ampliar las relaciones con Polonia y envió
a este país de la Europa de Este al Barón Abraham
de Dohna como el Embajador extraordinario. En cambio el Rey
Segismundo III mandó a la corte de Felipe III
(1598–1621) a Samuel Prodcezki en el mismo
cargo[8]Pero los problemas internas en dos
países y la Guerra de los Treinta Años
(1618–1648)[9] impidieron obtener buenos
resultados de estas relaciones.
Las relaciones diplomáticas directas entre el
Reino de España y el Principado de Moscovia se establecen
en la segunda mitad del siglo XVII, cuando en el año 1668
a España llegó la primera embajada moscovita de
Piotr Potiomkin (1617–1700).
La apariencia de embajada en Madrid causó el gran
interés entre los habitantes de la capital
española: "Se reunieron mucha gente por lo que el
interés provocó la curiosidad del
vestido"[10]. En cambio el embajador Potiomkin en
su informe al tsar escribió: "Los mismos lugares
montañosos los comparten numerosos pueblos diferentes
viviendo en bandolerismo, pero es imposible encontrarlos
allí tras el monte alto y tierras
lejanas"[11].
Primera embajada española a Rusia, de la cual se
dejó la descrpción esmerada del país y de
sus habitantes, tuvo lugar en los años 1727–1730
bajo la dirección del Duque de Liria y Jérica el
autor del Diario del viaje a
Moscovia[12]Como afirman los editores del
Diario, dicha obra, en su conjunto de descripciones,
cartas y opiniones, forma una de las primeras imágenes de
Rusia a ojos de un español. Pero no podemos decir que esta
primera imagen constituye un acercamiento completo entre las dos
culturas. Porque el autor, que no dominaba el ruso, se mantiene
siempre a cierta distancia de la realidad rusa al limitarse al
mundo de ministros y diplomáticos que utlizaban la lengua
francesa[13]
Como vemos las relaciones entre España y los
países de la Europa de Este desde los finales del siglo
XVI entraron en la fase muy intensiva y claro está que la
actividad diplomática se materializó en numerosas
imágenes recíprocas. Aunque éstas no son muy
positivas y se pueden considerar limitadas por su autoría
de los ministros especiales, ellos representan un valioso
testimonio, ya que eran los primeros textos escritos sobre los
países y pueblos lejanos que se profundizaron, gracias a
la rica fantasia de la edad barroca, en la obra literaria de la
época – El gran duque de Moscovia de Lope
de Vega o la anónima Vida y hechos de Estebanillo
González.
Bibliografía
Archivo Histórico Nacional, Sección de
Estado, Negociado de Polonia, años 1595-1702, Libro
727.
Chuma, Bohdan. "Schodennyk podorozhi v Moskoviyu"
gertsoga de Liria y Jerica – dzherelo do vyvchennia
rosiys"ko-ispans"kyj vidnosyn u 1727–1730 rr.,
en: Problemy slov"yanoznavstva, Lviv, 2010, Vypusk 59,
s. 80–91.
Dubet, Anne. Guerra económica y guerra
financiera. Genesis y fracaso de un arbitrio "flamenco" en
tiempos de Felipe II, en: Ediciones Universidad de
Salamanca. Studia Historica. Historia Moderna, 27, 2005,
págs. 57–84.
Gómez del Campillo, Miguel. Los Embajadores
de España en Polonia, en: Boletín de la Real
Academía de la Historia, CXXII (1948),
págs. 511–535.
La vida y hechos de Estebanillo González:
hombre de buen humor compuesto por el mismo, N. Spadaccini,
A. N. Zahareas (ed.), Madrid, Editorial Castalia,
1978.
Liria y Jérica, Duque de. Diario del viaje a
Mosovia. Edición de Ángel Luis Encinas Moral,
Isabel Arranz del Riego y Mario Rodríguez Polo. Madrid,
Miraguano Ediciones, 2008,
págs. 65–425.
Ochoa Brun, MiguelAangel. Historia de la Diplomacia
Española. En 8 vol. Vol.V: La Diplomacia de Carlos V.
Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación,
2003.
Ochoa Brun, Miguel Angel. Historia de la Diplomacia
Española. En 8 vol. Vol.VII: La Edad Barroca, I.
Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación,
2006.
Morejón Ramos, José Alipio. Nobleza y
humanismo. Martín de Gurrea y Aragón, Duque de
Villahermosa (1526–1582), I y II, Universidad de
Navarra, Facultad de Filosofía y Letras, Departamento de
Historia del Arte, Pamplona, 2004.
Rossia i Ispania: dokumienty i matierialy
1667–1917. T. ?. 1667–1799. Moskva, 1963,
s. 18.
Autor:
Bohdan Chuma
[1] Ochoa Brun, MiguelAangel. Historia de la
Diplomacia Española. En 8 vol. Vol.V: La Diplomacia de
Carlos V. Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores y de
Cooperación, 2003, pág. 404.
[2] Por ejemplo, como señaló el
embajador español en Bruselas Antonio Perrenot de
Granvela, en el año1545 “El señor don
Alonso daragón es llegado acá y viene de Polonia
muy bueno. […] Terná mucho que contar llegando en
España de aquellos paeses fríos. En fin, quien
anda vee”. Véase Morejón Ramos, José
Alipio. Nobleza y humanismo. Martín de Gurrea y
Aragón, Duque de Villahermosa (1526–1582), I y II,
Universidad de Navarra, Facultad de Filosofía y Letras,
Departamento de Historia del Arte, Pamplona, 2004, pág.
851.
[3] Dubet, Anne. Guerra económica y
guerra financiera. Genesis y fracaso de un arbitrio
“flamenco” en tiempos de Felipe II, en:
Ediciones Universidad de Salamanca. Studia Historica. Historia
Moderna, 27, 2005, págs. 57–84.
[4] Dicho documento está incluido en
la colección “1597–1601. Fragmentos, del 1 y
2 tomo de las Actas del Rey de Polonia Segismundo 3… Sus
Cartas y Capítulos de Sus Legaciones, a la R. Isabel de
Inglat., Su Santidad Pan Turco, Moscovita etc.”, en:
Archivo Histórico Nacional, Sección de Estado,
Negociado de Polonia, años 1595-1702, Libro 727.
[5] Ibid.
[6] Ibid.
[7] Ochoa Brun, Miguel Angel. Historia de la
Diplomacia Española. En 8 vol. Vol.VII: La Edad Barroca,
I. Madrid, Ministerio de Asuntos Exteriores y de
Cooperación, 2006, pág. 218. Quizás
los informes desconocidos ahora de la dicha embajada sirvieron
al distinguido dramaturgo español Félix Lope de
Vega y Carpio (1562–1635), que ya en el año 1606
escribió su drama El gran duque de Moscovia, dedicada a
Dimitri I “El Falso”.
[8] Véase Gómez del Campillo,
Miguel. Los Embajadores de España en Polonia, en:
Boletín de la Real Academía de la Historia, CXXII
(1948), págs. 511–535.
[9] De la Guerra de los Treinta Años
se quedó la “Vida de Estebanillo González,
hombre de buen humor, compuesta por él mismo”,
publicada por primera vez en Amberes en 1646 que constituye el
último eslabón de la evolución del
género picaresco español. Véase La vida y
hechos de Estebanillo González: hombre de buen humor
compuesto por el mismo, N. Spadaccini, A. N. Zahareas (ed.),
Madrid, Editorial Castalia, 1978, p. 412.
[10] Rossia i Ispania: dokumienty i
matierialy 1667–1917. T. ?. 1667–1799. Moskva,
1963, s. 18.
[11] Ibid. Pág. 40.
[12] Liria y Jérica, Duque de. Diario
del viaje a Mosovia. Edición de Ángel Luis
Encinas Moral, Isabel Arranz del Riego y Mario Rodríguez
Polo. Madrid, Miraguano Ediciones, 2008,
págs. 65–425. Este Diario ya fue analizado
más profundamente en mí articulo publicado en
ucraniano: Chuma, Bohdan. “Schodennyk podorozhi v
Moskoviyu” gertsoga de Liria y Jerica – dzherelo do
vyvchennia rosiys’ko-ispans’kyj vidnosyn u
1727–1730 rr., en: Problemy slov’yanoznavstva,
Lviv, 2010, Vypusk 59, s. 80–91.
[13] Arranz del Riego, Isabel,
Rodríguez Polo, Mario. Epílogo, en: Liria y
Jérica, Duque de. Diario del viaje…
Págs. 443–444.