Monografias.com > Otros
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Testimonios de una práctica estatal: precedentes, realimentación y proyecciones



Partes: 1, 2, 3, 4

  1. Como
    para empezar…
  2. Comenzando formalmente a
    trabajar…
  3. Nuestros "comienzos" en la
    Administración
    Pública…
  4. La
    vorágine: el retorno y el fallecimiento de
    Perón…
  5. De
    mayo de 1976 hasta la guerra del Atlántico
    Sur
  6. En la
    Subsecretaría de Deportes (del 14 de julio de 1982 al
    9 de diciembre de 1983)
  7. Después de la disponibilidad, en el
    Instituto de Integración Latinoamericana de da
    Universidad Nacional de La Plata
  8. Nosotros y el proyecto de Alfonsín de
    trasladar la capital argentina
  9. De lo
    político – técnico a lo administrativo –
    docente
  10. Interregno y finalización de nuestra
    saga en el servicio público federal
    argentino
  11. A
    modo de "Fermentario" provisional y
    abierto

Desde que iniciamos nuestras comunicaciones
escritas allá por el verano austral de 1977, ha sido una
preocupación constante el título a asignar a las
mismas. Se nos antoja que el título de la
comunicación tiene similar potencial alegórico al
que se asignaba y aun se asigna al mascarón de proa de los
navíos.

En el final de este invierno austral de
2012, la autoridad competente ha resuelto la solicitud de
jubilación que habíamos solicitado una vez
cumplimentado los requisitos establecidos. Se dice que esta
instancia comporta un sesgo traumático para el que la
experimenta. En nuestro caso, ya acercándonos a esa
instancia, nos ha parecido una oportunidad para compartir la
experiencia que formalmente hemos finalizado.

En la presente comunicación la
recursividad será recurrente. Sobre todo porque situados
en el presente, casi todos los eventos a los que haremos
referencia, son susceptibles de resignificación sea a la
luz de conceptos que fueran acuñamos con posterioridad, o
fueran conocidos por nosotros en etapas posteriores a los eventos
analizados, o bien porque tomáramos conocimientos de
informaciones adicionales a las que conocíamos
otrora.

Cuando barruntamos la posibilidad de hacer
una comunicación, se nos ocurrió circunscribirla a
nuestra experiencia laboral formal iniciada en noviembre de 1968
y tan solo interrumpida en algunos meses de 1976, donde
realizamos algunos trabajos temporarios o precarios.

Pero en tiempos ya cercanos a este
precedente estábamos imbuidos de conceptos
sistémicos e inmersos en el fenómeno de las
Tecnologías de la Información y la
Comunicación (Tics), incluidas en estas sus derivaciones
conceptuales, como la "Gestión de Conocimiento"
(KM).

Es justamente a raíz de esa
actualización conceptual, que entendimos que esa
trayectoria laboral formal, estuvo precedida de las actividades
previas a la misma particularmente en lo atinente a los
aprendizajes certificados y no certificados.

Y además de los precedentes de la
etapa laboral, esta se desarrolló concomitantemente con
otras actividades con las que obviamente habrían de
generarse influencias recíprocas.

Dicho con otros términos que si bien
haremos abundantes referencias a nuestra trayectoria laboral, que
consideramos formalmente concluida (aunque como decía un
personaje de la radiofonía argentina de los 50s:
"Vó no sabi lo que ti puede diparar el distino…"),
haremos referencia a las actividades previas que en cierto modo
condicionaron nuestro desempeño laboral, así como
las simultáneas donde como se apuntó más
arriba hubo influencias recíprocas.

Como por algún lugar hay que
comenzar, lo haremos consignado las motivaciones conscientes por
las cuales nos sentimos animados a compartir estos testimonios.
Adscribimos a una Doctrina, que sostiene entre sus Principios
que:"La cultura individual, cuando no cumple su función
social, es un privilegio inadmisible en una comunidad justa y
solidaria". Considerando nuestra etapa laboral, la etapa previas
y las concomitantes, concluimos que era adecuado dar testimonio
de las mismas en el entendimiento que podíamos hacer un
aporte a quienes se interesaran por las cuestiones vivenciadas en
la etapa que se ha cerrado formalmente.

Y en este punto podemos, sí,
abocarnos al tema del título que hemos dado a la presente
comunicación. Como se avanza en los desarrollos
intelectuales por comparación o contraposición,
declaramos que haremos énfasis en la "práctica del
Estado". Y cuando decimos "práctica" pretendemos
diferenciarnos de la o las "Teorías del Estado".
Compartimos a quienes como el grupo "Digerati" han situado a la
teoría en la categoría de las hipótesis.
Aún cuando pueda considerarse extemporáneo el tema
de la "Teoría del estado", sobre todo a nivel
académico (nos referimos al caso argentino), nos da la
impresión que mucho de lo que se escribe transita por el
camino de lo que se conoce como "investigación
bibliográfica". Sin olvidar que transitamos por lo
testimonial, nos da la impresión, reiteramos, que los
autores no han tenido la vivencia del trabajo cotidiana en las
oficinas, talleres o demás ámbitos donde se
desarrolla dicha actividad. A lo sumo se trata de testimonios de
personalidades que han ocupado puestos como los de Ministros,
Secretarios de Estado o los cargos de conducción de
reparticiones públicas. Estos testimonios muchas veces
comportan la justificación o la defensa de sus
gestiones.

Salvo un libro del músico
D"Alessandro, que escribió sus memorias como empleado en
la agencia previsional argentina de su tiempo; libro del que
sabemos su existencia pero que no hemos podido consultar, no nos
hemos encontrado con testimonios de trayectorias de trabajadores
del Estado argentino.

Así las cosas, nos proponemos dar un
testimonio, obviamente autobiográfico, y con todos los
sesgos heurísticos habidos y por haber, de lo que hemos
aprendido en nuestros sucesivos puestos de trabajo. Seremos
reiterativos en el sentido de consignar que el principal activo
de nuestra trayectoria laboral son las formidables oportunidades
de aprendizaje, que hemos tenido. Es claro que todo testimonio es
subjetivo. Uno no puede asegurar que todas las trayectorias sean
iguales, atentos las irrepetibles variables de personalidad y de
base (Galtung dixit) que cada persona posea. Como en el resto de
las actividades hay aprendizajes formales e informales. En una de
las oportunidades de aprendizaje formal que hemos tenido a
través del Instituto Nacional de la Administración
Pública entre 1994 y nuestra jubilación, tomamos
conocimiento del instituto del "Exit Questionnaire" tal cual se
aplica en el estado canadiense de Calgary. Allí, al
retirarse un empleado se le invita a realizar un informe de las
conclusiones obtenidas en su trayecto laboral. Algo de eso hay en
este desarrollo, al estilo de la técnica de "entrevista
profunda", en este caso "auto entrevista" utilizado en la
investigación sociológica; sin olvidar aquella
noción de "observación participante" que aprendimos
en nuestros estudios de universitarios de grado y que
décadas después nos enteramos que era un concepto
acuñado por el antropólogo Broneslao Malinowky,
cuyo libro "Teoría científica de la cultura"
leído por primera vez en 1969,nos ayudó a
comprender un poco más a la condición
humana.

Y si bien nuestra incorporación
laboral a las reparticiones estatales, se produjo en Noviembre de
1968; atento a lo manifestado respecto a los precedentes, nos
hemos percatado con posterioridad que hubo bastante de lo que en
Antropología Cultural" se conoce como
"socialización anticipatoria".

Sin soslayar lo que luego se
conocería como "saberes no certificados", al momento de
nuestra incorporación a la formalidad laboral
habíamos completado estudios primarios(a los que
ingresamos en 1954, ya alfabetizados por nuestra madre), estudios
secundarios, una incursión por un profesorado de
Psicología y estábamos cursando el penúltimo
grado de nuestra carrera universitaria de grado: Ciencia
Política.

Cursamos nuestros estudios completos en una
escuela pública de nuestro lugar natal: La Ensenada de
Barragán. En el último año de ese ciclo, nos
preparamos para iniciar los estudios secundarios, en el Liceo
Naval de Rio Santiago, que funcionaba a poca distancia del
domicilio donde vivía con mi familia, pero que comportaba
una gran distancia sociocultural. También completamos
nuestros estudios secundarios o medios en esa institución
educativa de la Marina de Guerra Argentina. En el último
año de nuestros estudios medios nos preparamos por nuestra
cuenta para ingresar al Colegio Militar argentino. Nuestro examen
de ingreso fue merecedor de una beca, pero a los pocos
días de permanencia en ese instituto, decidimos "con los
talones" abandonar el emprendimiento. Fue así que en pocas
semanas recalamos en el instituto de Profesorado de
Psicología "Terrero",de la ciudad de La Plata, donde
cursamos el primer año, hasta que en Febrero de 1966,
iniciamos el curso preparatorio para cursar nuestros estudios en
grado en la Facultad de Ciencia Política de la Universidad
del Salvador, en la ciudad de Buenos Aires. Para ese entonces esa
Universidad estaba "de moda". Situación similar se
asignaba al instituto donde cursamos los estudios medios al
momento de nuestra permanencia. Eso implicaba que alguien
sostenía que en esos momentos tenían alguna calidad
académica.

Para ser coherentes con lo ya expresado en
el sentido de relativizar aquello del "mejor profesor" o "la
mejor materia", creemos que todos contribuyeron a la
formación en este nivel. Por el interés que nos
despertaron mencionamos a las asignaturas Finanzas
Públicas a cargo del Contador Agapito Villavicencio y a
Antropología Cultural a cargo de Sandra Sifreddi. Ambas
disciplinas serían indicativas de nuestras inquietudes
académicas a partir de entonces. Tan sólo a
título de comentario, consignamos que tuvimos como
Profesores a Cesar Belaunde en Economía, a Carlos Mujica
en Teología y a Raúl Puigbó en Historia
Económica y Social. Belaunde nos daría el soporte
para nuestras no previstas actividades en la docencia media.
Mujica, tomaría dimensión pública hasta su
asesinato y Puigbó, era un personaje que en algún
modo lo tomábamos a la chacota. Se trataba de uno de esos
típicos intelectuales de denominado "nacionalismo criollo"
que descreídos de la democracia republicana, creían
en los militares como solución y colaboraron en sus
aventuras de triste memoria para la sociedad argentina. Ese
comportamiento público, ha neutralizado sus aportes
académicos, que realizara hasta su fallecimiento hacia
2004. Puigbó era el director de la Facultad de Ciencia
Política, al inicio de nuestra cursada, pero pidió
licencia cuando el golpe de estado autodenominado
"Revolución Argentina" para ocupar un cargo
público. Como director había hecho aprobar un plan
de carrera, que luego fue dejado de lado por quien lo
reemplazara, el conocido y también controvertido personaje
Mariano Grondona.

Tan sólo al objeto de fastidiar a
Grondona, un grupo de no más de siete alumnos (que
teníamos las materias al día), reclamamos el
derecho de seguir con el plan de Puigbó y como no se nos
podía negar lo solicitado, pudimos completar nuestra
carrera de grado, con ese plan que sólo cumplimentamos
esas siete o seis personas, ya que el mismo había sido
puesto en vigencia a nuestro ingreso. El año previo a
nuestro ingreso a la carrera de grado, así como el curso
de esta coincidió con la parte de nuestros mejores
desempeños deportivos. Todavía no habíamos
incorporados conceptos como el del "deporte como escuela de
vida", postulado por Perón, o el "practicar deporte es
vivir" expresado por Cesar Viale, que es previo al apotegma de
Perón.

Hacia 1961, estando en el segundo
año de nuestros estudios medios fuimos introducidos al
mundo del deporte y en particular del atletismo por uno de
nuestros benefactores, Isidoro Alcides Ferrere.

Atento estamos consignado a vuela pluma el
estado de nuestros conocimientos al momento de nuestro ingreso a
la formalidad laboral, nos parece relevante consignar que no
obstante nuestra aparentemente comprobada capacidad psicomotriz
para las carreras de medio fondo que se realizan en pista; de
principio nos sentimos fuertemente atraídos por las
carreras pedestres, particularmente las que se hacían en
el interior de la Argentina.

Así desde fines de 1962 hasta la
primavera austral de 1987, tuvimos oportunidad de
múltiples aprendizajes, en esas justas deportivas, sus
prolegómenos y sus efectos. En la "Autobiografía"
que está en la red y que venimos actualizando desde su
primera versión, consta el listado de ciudades o
localidades recorridas para participar en estas manifestaciones
que se pueden calificar no peyorativamente de "folclore". En
anteriores comunicaciones hemos mencionado a nuestros "maestros"
en el deporte. Ferrere (más arriba mencionado); Walter
Cándido "Caldera" Lemos (una suerte de padre espiritual),
Roger Ceballos, Ezequiel (Tapita" e Gráfico) Bustamante y
Osvaldo Suárez. Aquí también cabe aquello
respecto a otras personas del atletismo de fondo de que con
seguridad también contribuyeron a nuestra
formación. Con las vivencias de los entrenamientos, de las
largadas, de las llegadas, del cortar la cinta, del llegar
último, de los traumáticos abandonos, del
récord, de los podios, ya sabíamos de que se
trataba cuando llegaron a nuestro conocimiento aquellos dos
apotegmas arriba mencionados. (Redacción de este segmento/
"capítulo" finalizada el 21 de setiembre de
2012)

En el segmento precedente, habíamos
formulado consideraciones sobre es el estado de nuestros
conocimientos, certificados y no certificados; explícitos
e implícitos, con los que arrancamos nuestra vida laboral
formal el 1ero. de noviembre de 1968, cuando contábamos
con 21 años y cuatro meses de edad.

Lo que sigue nos sugiere a la fecha de
redacción de la presente (primavera austral de 2012)
formular un bucle, para referirnos a la "Teoría de la
Comunicación" que formulara Shannon en 1947, y que nos
viene resultando de suma utilidad, más allá de que
como manifestamos más arriba entendemos que las
teorías se han nivelado con las
hipótesis.

Además de consignar que a la fecha
de nuestra formalidad laboral ya habíamos incorporado a
nuestra batería conceptual esta teoría, lo concreto
que según ella, cada uno de nosotros cuenta con una
herramienta de codificación. Dinámica, agregamos.
Desde este mecanismo codificador encodificamos los mensajes que
remitimos y decodificamos los mensajes que recibimos.

Así las cosas cada uno sabrá
como decodifica este mensaje. No tiene sentido pedir que no se
descontextúe, porque eso sería negar la validez de
la teoría. Después de todo como Carrol, le
haría decir a Alicia, cada uno asigna el significado que
mejor le plazca a los conceptos que emite o recibe.

Tardamos décadas a conceptuar
nuestro ingreso al mundo laboral formal como nuestro ingreso a la
administración pública federal
argentina.

Lo concreto que en virtud de nuestra
condición de oficial de la reserva, emergente de nuestra
condición de graduados del Liceo Naval, nos incorporamos
en forma voluntaria, a la convocatoria que hiciera por entonces
la Marina de Guerra, para cubrir posiciones para las que
escaseaban los oficiales de carrera egresados de la Escuela Naval
Militar. Facilitó esta incorporación o
convocatoria, nuestro compañero del Liceo, José
Boucau (que pasa a integrar la lista de benefactores, que tanto
me han ayudado en mi vida laboral).El recordado "Pepe" Boucau, se
había incorporado varias veces desde nuestro egreso del
Liceo y se desempeñada en la División Reservas.
Junto con otros tres oficiales de la reserva fuimos incorporados
a la Escuela de Mecánica de la Armada, entidad que
cobraría triste notoriedad a partir del golpe de estado de
1976.

Allí permanecimos hasta que la
Armada decidió desconvocarnos el 31 de octubre de 1969. El
reglamento de ese instituto que formaba personal subalterno de la
Marina, previa que debía haber un ayudante del Jefe de
Batallón de Marinería e Instrucción Militar.
Y allí fuimos asignados. Nuestra tarea con mayor carga
horaria fue ejecutar el cumplimiento de las condiciones de tiro
de los alumnos de la institución. De esa tarea conservamos
un zumbido en los oídos, que desde entonces nos
acompaña. Otras múltiples tareas rutinarias o
puntuales, del tipo que se le hacían cumplir a los
oficiales de menor graduación completaban nuestra carga de
trabajo. Por nuestra condición de deportista
también participamos intensamente en las actividades de la
Federación Deportiva militar Argentina. El hecho de vivir
en las instalaciones de la escuela facilitaba nuestros
entrenamientos deportivos. Asimismo nos permitía una
intensa interacción con oficiales, suboficiales, alumnos,
conscriptos y persona civil, en que se desagregaba el elenco de
la Escuela. Utilizamos la biblioteca de la Institución,
como la de la Escuela de Guerra Naval (que funcionaba en el mismo
ámbito físico), para consultar bibliografía
para nuestros estudios (fue durante nuestra permanencia
allí, que obtuvimos nuestro grado universitario).En esa
Escuela de Guerra, desarrollaba tareas de lo que luego se
denominaría "educación a distancia", el
capitán retirado Carlos María Giavedoni, que ya
había nuestro profesor en el Liceo. Una de las
personalidades que hemos tenido trato directo y que mas
impresión nos causaran. Y así como en el Liceo este
oficial nos regalara con viejos libros de artillería de la
Escuela Naval, aquí nos proporcionó, antiguas
publicaciones de la mencionada Escuela que eran de interés
para nuestros estudios. En la Biblioteca de la Escuela de
Mecánica, recordamos haber leído las obras de
Nicolás Ruiz Guiñazú y una
recopilación de los documentos diplomáticos
argentinos hasta 1947 de Carlos Silva

Atento nuestra "desconvocatoria" comportaba
para nosotros, quedarnos sin empleo, el director de la Escuela en
la que habíamos prestado servicios, Capitán Jorge
Gualberto Aguado, tuvo la deferencia, atento nuestro
desempeño, de lograr que se prolongara nuestra
convocatoria por un periodo de alrededor de mes y medio a bordo
de Buque oceanográfico "Capitán Cánepa". En
este navío de investigación, formamos parte de la
campaña "Pesquería XIV". Durante la misma, que
sólo tuvo escala en Puerto Deseado (donde recordamos haber
visto el film "El graduado"), nuestra tarea consistió en
estar permanentemente en el puente de mando haciendo
cálculos inherentes a la navegación. Tanto como
para dar alguna consistencia a nuestra flamante graduación
universitaria, llevamos a la travesía como única
lectura, a la obra de Julien Freund, "La esencia de lo
Político", que formaba parte de la bibliografía que
nos proporcionara en la Facultad, el profesor y sacerdote Rafael
Braun, que venía de graduarse en Lovaina en nuestra
especialidad.

Al finalizar la travesía, el
comandante de la nace Capitán Ventura Reverter,
consignó en nuestra foja de navegación: "Apto para
navegar sólo a vista de costa con buen tiempo", lo que en
la jerga de la Marina parece que era un elogio

El mencionado Capitán Aguado, me
había prometido que si estaba en sus posibilidades me
ayudaría a obtener un empleo cosa que habría de
cumplir al gestionar mi ingreso a la rama civil de la
Administración Pública, hacia mediados del 1971,
cuando la Armada se haría cargo de la subsecretaria de
Marina Mercante.

Es obvio que al desembarcar del
"Capitán Cánepa", nos habíamos quedado sin
empleo. Más, a los pocos días, por intermedio de
Pablo Rivera con quien habíamos sido compañeros de
Facultad, y con diferencia de un año, habíamos
cursado el Liceo, me ofrecía, dado que no era de su
interés, unas horas de clase de Derecho en un colegio
secundario.

Debemos confesar que en nuestras charlas de
la Facultad, nadie consideraba que al egresar iría a dar
clases a un secundario. En honor a la verdad, pensábamos
que estábamos para "otra cosa". Como consecuencia de esa
postura de suyo despectiva, ignorábamos que el "Estatuto
de Docente", reconocía que título habilitante para
ejercer materias como Derecho, Economía e
Instrucción Cívica, a quienes tuviesen el grado
universitario en Ciencias Políticas. Y fue así que
iniciamos nuestras incursiones como docente en varios
establecimientos privados (casi todos administrados por
sacerdotes o monjas católicas) situados en San Miguel,
Caseros, Palomar y el barrio porteño de Coglhan. En los
dos años subsiguientes (1970 y 1971) esa sería
nuestra fuente de ingresos.

En esta actividad docente, que
interrumpiríamos a fines de 1975, cuando sólo
dábamos clases en un establecimiento de Villa Urquiza al
que nos habíamos incorporado en 1973, tuvimos la
oportunidad de abrevar nuevos conocimientos en Derecho y
perfeccionar los de Economía. Recordamos que
debíamos estudiar al menos con dos clases de
anticipación, los contenidos de las materias pues en
algunas no teníamos conocimiento alguna de ellas. Por esa
época había gran demanda de graduados
universitarios atento la carencia de docentes secundarios
diplomados. En varias ocasiones tuvimos que declinar
ofrecimientos.

Entre diciembre de 1970 y noviembre del
año siguiente, a los efectos de conciliar nuestro
entrenamiento deportivo y nuestra actividad docente, merced a los
buenos oficios del sacerdote José Sojo, uno de nuestros
benefactores, vivimos en el Colegio Máximo, de la
Compañía de Jesús, en San Miguel. La
biblioteca de ese instituto era y es uno de los centros de
documentación más importantes de Argentina.
Recordamos entre las innumerables obras leídas, al
número de la revista "Project", dedicado a la
exposición de Osaka de 1970 .Fue en esa voluminosa
biblioteca, que por primera vez accedimos a las hasta entonces
desconocidas Actas del Primer Congreso Nacional de
Filosofía que se había reunido en Mendoza en 1949.
Allí hicimos nuestra lectura de algo que nos resultaba
casi ininteligible: el mensaje de Clausura del entonces
presidente Perón. A partir de entonces luego de ya
innumerables lecturas, hemos tomado ese texto como una de
nuestras referencias ideológicas más
relevantes.

Con posterioridad a la redacción del
párrafo precedente, recordamos algo que en ese momento no
teníamos en mente: Se trata de la lectura de un
artículo de Arturo Enrique SAMPAY, en la revista de la
Universidad Nacional de Cuyo, de Argentina, de 1952. Quedamos
vívidamente impresionados por la perspectiva que daba el
autor acerca de las trayectorias que debería tener un
servidor público. Así señalaba que un
miembro del "Civil Service" inglés, bien podía ser
destinado a trabajar en la administración de un cementerio
y luego ir rotando con distintas agencias públicas, para
que de ese modo tenga una idea panorámica y a su vez
detallada, de las implicancias de dicho servicio. De algún
modo ese artículo se iría correspondiendo con la
trayectoria que hasta donde pudimos pretendemos haber dado a
nuestro paso por el servicio público federal
argentino

Y como señalamos más arriba
nuestro ingreso a la Administración Pública
"civil", se produjo paradójicamente cuando oficiales de la
Armada en actividad, se hicieran cargo de la Subsecretaria de
Marina Mercante. Si bien nuestro ingreso formal, se produjo en
enero de 1972(recordamos mediante los buenos oficios del
capitán Aguado) ya desde julio de 1971, luego de las
entrevistas previas, concurrimos a ponernos en contacto con las
tareas a desarrollar, hasta tanto se formalizara nuestra
designación, cosa que ocurrió el 31 de diciembre de
1971.Aunque no fuese rentada(ignorábamos entonces que
existía la figura del "legitimo abono", que nos hubiese
posibilitado el cobro y el reconocimiento de esas actividades
previas),lo cierto es que fuimos tomando contacto con
documentación y sobre todo con personas con experiencia,
que constituyeron una fuente adicional de
conocimiento.

(El fragmento precedente fue terminado de
redactar el 25 de setiembre de 2012)

Manifestábamos en el segmento
precedente, que por ese entonces, no considerábamos que
nuestra incorporación a la Armada, comportaba nuestro
ingreso a la administración pública federal
argentina, como lo asumiríamos mucho tiempo
después. Y sin perjuicio de aquello que expresamos
respecto a los mejores profesores o las mejores materias, al
rememorar nuestra trayectoria como servidor público, hay
como una suerte de "plus " en estos primeros tiempos en la por
entonces creada Dirección Nacional de Promoción
Naviera de la Subsecretaria mencionada. Va de suyo que uno va
conociendo muchas personas en estos menesteres. Pero de esos
momentos iniciales no podemos dejar de mencionar a René
Colombres Garmendia y a Manuel Márquez. Se trataba de
personas ya maduras, con muchos años de permanencia en los
cuadros administrativos, que compartieron con nosotros sus
conocimientos, y nos aconsejaron, de tal manera que si les
hubiésemos hecho caso en todo lo que nos sugirieron, es
altamente probable que nos hubiéramos evitado más
de un disgusto a lo largo de nuestra trayectoria laboral.
René era un pintoresco tucumano, de una familia
tradicional de esa provincia (Tenía veneración por
la figura de su tío Ernesto Padilla), sumaba a sus
consejos, un peculiar humor. Sugería que uno debía
firmar todos los informes que elevase. Que deberíase
esperar ocho años antes de animarse a firmar
dictámenes técnicos. Y sobre todo se refería
al "bicho" del transporte y a sus efectos cuando ese "bicho"
picara en uno. Cosa que con sólo mirar nuestro listado de
comunicaciones escritas a partir de 1977, nos
sucedió.

Manuel Márquez era, muy medido y
circunspecto. Había ingresado como oficinista civil en la
Prefectura Nacional Marítima en 1944, a llevaba mucho
tiempo en el área de las relaciones internacionales de la
Marina Mercante. Cuando falleció en ejercicio de sus
funciones en 1987, con seguridad era el servidor público
argentino, que a más reuniones técnicas
internacionales había concurrido. Por el trato afable
recibido por esa época, debo mencionar al Capitán
retirado de la Armada Jorge Zimmerman, su don de gentes se hizo
evidente, cuando la situación política, dejo en
evidencia que pensábamos diferente . Hay otros personajes
muy queribles y muy pícaros, que nos enseñaron las
"pillerías" que se hacían y se siguen haciendo en
la Administración pública. Nos disculparan si no
los mencionamos por un cierto sentido del pudor, pero los
recordamos a menudo con una sonrisa.

Lo cierto que luego de algunos tanteos
respecto a las tareas a realizar, fuimos asignados al Grupo de
Asuntos Internacionales de esa Dirección de
Promoción Naviera, cuyo Jefe era el señor
Márquez, ya mencionado y con quien ya trabajaba la que
pasaría a ser una de las personas de mi estrecha amistad:
Liliana Cristina Arias, quien recientemente se jubilara del
servicio público, luego de una dilatada trayectoria
iniciada en 1964.

Como lo que venimos relatando en forma
sucinta y necesariamente selectiva, nuestra vida laboral se
completaba con la enseñanza en los colegios secundarios
arriba apuntada, lo mismo que la actividad deportiva.

Hacia fines de 1971, comenté a mi
compañero y "padrino "de primera comunión Carlos
"Indio" Mayer acerca de la buena impresión que me
había causado la lectura de una suerte de solicitada
publicada por un diario de Buenos Aires, por un denominado
"Movimiento del Nuevo Proyecto". Mi amigo se ofreció para
ponerme en contacto con algunos de sus miembros que eran personas
de su conocimiento. Es así que hicimos nuestra primera
incursión política formal, con este grupo que a
medida que los iba tratando nos enteramos que estaba integrado
por empresarios emparentados con familias tradicionales del
país. Lo que más me atraía de ese grupo, era
su propuesta de superar las antinomias entre peronistas y
antiperonistas. Por esos tiempos(repito por esos tiempos)
creíamos que el peronismo había sido una suerte de
"edad de oro " de la Argentina, pero que sobre todo a partir de
fines de 1964,cuando el gobierno del presidente Illia,
consiguió detener el regreso de Perón a país
en Rio de Janeiro, era una etapa superada. La evolución de
la situación política que conduciría al
regreso de Perón a la Argentina, superó lo
declarado en los documentos y el "Movimiento" fue absorbido por
esa dinámica. Antes de que ello ocurra, tuvimos la
oportunidad de conocer a través de una charla que dio al
grupo el doctor Pedro J. Frías, mostrándonos en la
ocasión un libro titulado "Proyecto Nacional", cuyo autor
era Ángel Monti, de que habíamos leído su
libro "El Acuerdo Social" a instancia de Carlos Leiba, ayudante
de Félix Herrero, en la materia Política
Económica que tuviéramos en nuestros Estudios de
grado universitario. Me alejé en los mejores
términos de esa experiencia, con la intención de
dedicarme a mis actividades deportivas como actividad excluyente
extra laboral. Ínterin tuve la oportunidad de conocer en
este grupo a otras de las dos personalidades, que mas me han
impactado hasta hora, de las que tuviera trato directo. Me estoy
refiriendo a José Manuel Saravia (hijo) y a Enrique
Olivera. Nuestra intención de abocarnos al deporte no
prosperó, el retorno del General Perón a la
Argentina en noviembre de 1972, nos habría de impactar
sobremanera.

Recursividad mediante, volvamos a nuestro
puesto de trabajo en el Grupo de Asuntos Internacionales de la
Subsecretaria de Marina Mercante. Atento los numerosos
ingredientes que consignaremos a vuela pluma, procede recordar
aquello de la propiedad conmutativa en el sentido que"el orden de
los factores no altera el producto".

Márquez había queda muy
impresionada por lo que percibiera en la Conferencia de las
Naciones Unidas para el Desarrollo (en adelante UNCTAD) que
tuviera lugar en Nueva Delhi en 1968.Las cosas que nos relatara
sobre el contexto nos causarían gran impresión.
Así, nos contó que le llamaba la atención
que toda la documentación que se iba generando en la
Conferencia, estaba escrita a máquina y no en las
fotocopiadoras que ya existían en ese nivel de reuniones.
Al preguntar a un interlocutor indio, éste lo llevó
a una suerte de hangar donde había cientos de mujeres
escribiendo a máquina, y otras tantas esperando alrededor,
para que cuando una dejara de escribir y se levantara otra fuera
a reemplazarla.

El interlocutor le dijo que esa era una
forma de dar trabajo que las fotocopiadoras hubieran
anulado.

Después contaba que veía a
filas de hombres caminado a la vera de un camino. Unos
venían y otros volvían. Al preguntar por esa
situación los funcionarios indios le contestaron que esa
era una forma de mantener a la gente ocupada.

Circunscribiéndonos a lo
específico de este puesto de trabajo, vale consignar el
singular mundo de la Marina Mercante (El "Shipping" como se le
dice en la jerga).Se trata de un ámbito muy diversificado
que gira alrededor de las embarcaciones que surcan mares,
ríos y lagos. Los puertos, las vías navegables, los
astilleros y las reparaciones navales también forman parte
del Shipping. Hay tantos tipos de embarcaciones como aplicaciones
susceptibles de empleo. Hay cuestiones laborales, comerciales y
financieras. Todo es muy peculiar. Y obviamente la actividad se
desdobla, aunque con límites difusos entre la
navegación en un mismo país y la navegación
entre distintos países.

Ya era una característica
estructural de la Argentina que mas del 90% de su comercio
exterior se transporta por agua.

En la época que estamos
reseñando había una clara intención por
parte del sistema de las Naciones Unidas, en ponerle mano a una
actividad que databa de siglos y que ameritaba según esos
organismos internacionales un encuadramiento en el concepto de
desarrollo. Dado que los fletes implicaban perdida de divisas
para los países en desarrollo, la UNCTAD creó una
comisión de "Invisibles", donde encuadraba a los fletes
marítimos y aéreos internacionales, las remesas de
regalías de diverso tipo, el turismo y los seguros y
reaseguros. Esa actitud era respaldada por la emisión de
documentos, los cuales comportaban el aprendizaje de ese material
de trabajo. Nuestro jefe nos daba la oportunidad de participar en
las negociaciones de convenios internacionales bilaterales de
transporte por agua. Así participamos en los convenios que
en ese periodo se celebraron con Chile, Cuba, y Uruguay.
Además se nos enviaba como oyentes a reuniones previas de
otras negociaciones internacionales, recordando una con Venezuela
y otra acerca de un convenio de cruces transversales de lanchas.
Recordamos que se nos encargó un trabajo sobre seguimiento
del Convenio de Transporte por agua de la extinguida
Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, convenio que
no se llegó a ponerse en vigencia. Se nos encomendó
la realización de un estudio previo para instalar balsas
automóviles en el lago Lácar para hacer accesible
el paso Hua Hum. Y también recordamos nuestra
participación en la Comisión que procuraba
establecer un enlace entre el Continente Argentino y la Isla
Grande de Tierra del Fuego, sin tocar territorio chileno. Fue en
esa instancia que nos enteramos de las posibilidades de los
vehículos de "colchón de aire" (hovercarft).En esa
comisión de nivel interministerial, conocimos al embajador
Ross, diplomático de distinguida trayectoria. Si bien en
nuestros estudios habíamos tenido conocimiento de miembros
del servicio exterior argentino como los embajadores Berazategui
y Prat Gay; nuestro puesto de trabajo nos permitió conocer
varios miembros de ese cuerpo y nos llamó la
atención el tipo de preparación que tenían
así como sus maneras de trato.

Acabamos de mencionar nuestra toma de
razón sobre la existencia de la tecnología del
"colchón de aire". Otra oportunidad que tuvimos de
enterarnos de esas nuevas tecnologías, fue cuando el
creador de la tecnología de las portagabarras o
portabarcazas (Lash, Bacat, Seabee), Jerry Golman llegó a
Buenos Aires a difundir su idea. Tuvimos la oportunidad de
oír una de sus conferencias en el Centro Argentino de
Ingenieros. La idea además de sencilla aparecía de
gran potencial. Se trataba de un barco de grandes dimensiones que
llevaba en su interior numerosas embarcaciones que con su escaso
"calado"(O sea que necesitaban poca profundidad para flotar)
podían internarse por los sistemas fluviales, mientras el
barco "madre", esperaba en el lugar que las profundidades le
permitían. En los papeles( que luego aprenderíamos
que "aguantan cualquier cosa"), dicha tecnología
permitiría reutilizar toda la red de puertos fluviales que
había ido perdiendo sentido por la aplicación de
tristemente conocido plan "Larkin", cuyo texto conocimos en esa
época, y que implicó la desestructuración de
la red ferro tranviaria y el cabotaje marítimo – fluvial
para favorecer a los intereses del automotor y los caminos
pavimentados y puentes. La referida tecnología no
llegó siquiera a ponerse a prueba, según nos
dijeron por oposición de los gremios marítimos, que
pretendían que cada barcaza era una embarcación
distinta y necesitaba tripulación distinta, con lo cual la
economía de la tecnología quedaba sin
sustento…

Nuestro trabajo nos permitía leer no
sólo publicaciones de las Naciones Unidas afines al tema,
sino revistas o periódicos que nos daban panoramas
actualizados de lo que estaba ocurriendo en el mundo en materia
de transporte. Consideramos que la gran oportunidad de
aprendizaje nos la dio el mencionado Márquez, cuando nos
encomendó organizar el archivo del Grupo. Recordamos que
nos dijo que teníamos dos posibilidades: La de tomar eso
como un castigo, ya que implicaba varios meses trabajando en un
sótano; o la oportunidad de aprender mucho sobre
transportes. Escogimos la ultima alterativa, y pasamos casi seis
meses, fichando y obviamente leyendo la documentación, de
la que nos quedó marcada, el Informe sobre el transporte
en América Latina de la Comisión Económica
para América Latina(CEPAL)y un informe sobre los
ferrocarriles Patagónicos. Recordamos en orden a la
documentación con que nos formábamos en ese tiempo,
cuando llegó la edición en "papel biblia" del
Instituto para la Integración de América Latina
(INTAL), el documento final de la conferencia de Medio Ambiente
que había finalizado en Estocolmo (1972).De ese tipo de
documentación también recordamos el Informe para la
Década del 70 de las Naciones Unidas.

Ya nos referimos a nuestra compañera
de trabajo de entonces Liliana Arias. Un día pasó
por su escritorio su señor padre, una persona muy
dinámica, que trabajada en otra agencia pública. Es
muy recurrente, según lo que hemos vivenciado, que haya
servidores públicos, que sean hijos, nietos o sobrinos que
otros empleados públicos: No conocemos estadísticas
al respecto, pero esa característica es ostensible. Mas
aun, que los matrimonios entre empleados que según nuestra
percepción era de menor magnitud que la otra clase de
parentescos. Estas relaciones parentales dan lugar a una
transmisión informal pero eficiente de conocimientos
administrativos. Por eso luego de esa visita paternal, Liliana me
dijo (Y lo recordamos como si fuera en este instante):"Mi
papá me trajo la ley de Procedimientos Administrativos que
acaba de salir y me dijo que esto es muy importante".
Corría el año 1972.Desde entonces hemos tomado en
cuenta esa norma (que había sido emitida por un gobierno
de facto) en tanto fija las reglas básicas del
funcionamiento de la Administración Pública
Nacional argentina. Hasta el momento (primavera austral de 2012)
esa norma sigue vigente; y curiosamente no conocemos (no digamos
que no han existido) que se hayan hecho cursos para que todos los
empleados (Exceptuados cursos específicos impartidos por
la Escuela de Abogados del Estado) tengan una instrucción
acerca de la aplicación de esa norma básica. He
allí pues una muestra de cómo hemos percibido que
se transmiten conocimientos específicos a través de
canales informales.

(El fragmento precedente fue terminado de
redactar el 15 de octubre de 2012)

Sonará a letanía, pero
insistiremos a lo largo de este relato acerca del carácter
testimonial del mismo. Este fragmento comprende del segundo
semestre de 1972 a principios de mayo de 1976. El 17 de noviembre
de ese año (en pocos días se cumplirán 40
años), teníamos 25 años y cuatro meses de
edad. Al menos en nosotros el retorno a la Argentina del General
Perón, habría de causarnos un impacto que
implicaría un cambio al rumbo que le intentábamos
imprimir a nuestra existencia. Cada coetáneo, que aun
quede sobre este valle de lágrimas sabrá
cómo vivió ese traumático episodio. En
nuestro caso nos aprestábamos a comenzar la carrera de
Derecho y el evento hizo que dejáramos de lado esa
iniciativa. Antes del retorno, entendíamos que el
peronismo había sido una suerte de "edad de oro" que
había vivido el país, y el frustrado retorno de
Perón en diciembre de 1964, había sido como el
cierre de su etapa. Además como ya habíamos optado
por las soluciones no violentas, no nos caía bien el hecho
que Perón alentara a quienes habían optado por la
lucha armada. Pero presenciar lo más cerca de Ezeiza
posible(ayudado por los conocimientos que nos habían dado
nuestras recorridas atléticas), ese retorno fue algo para
nosotros tan conmovedor, que nos hizo cambiar esa nuestra
opinión sobre que el peronismo era algo bueno del pasado y
lo encontramos como algo vigente. Con la perspectiva del tiempo,
la vida es como un caleidoscopio, advertimos un acontecimiento
que habría de contribuir nuestra inmersión en la
etapa que se iba a abrir en la Argentina. Nuestro amigo Pascual
Losada, quien habíamos conocido en una carrera pedestre en
9 de Julio en noviembre de 1970, era un miembro del Sindicato del
Seguro, y vivía en Trenque Lauquen. En ese entonces fue
designado en la sede central de ese sindicato en Buenos Aires, y
dado su preferencia por las carreras pedestres, se le
ocurrió que nosotros fuésemos a representar
deportivamente a la rama deportiva de los empleados del seguro
que se nucleaba en la Asociación Deportivas Interseguros y
Capitalización(ADISYC).Se podrá percibir como se
conectaba nuestra actividad deportiva con el quehacer sindical.
Esta actividad, así como el ejercicio de la docencia
media, y aun nuestra vida familiar, y nuestra seguridad laboral:
Todo quedaría en una especie de segundo plano, ante la
intensidad con que nos involucramos en ese momento.

Partes: 1, 2, 3, 4

Página siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter