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Trastornos de adaptación



  1. Introducción
  2. Definición de los Trastornos de
    Adaptación
  3. Etiología
  4. Manifestaciones
    clínicas
  5. Diagnóstico y
    codificación
  6. Prevalencia
  7. Diagnóstico
    diferencial
  8. Trastornos asociados
  9. Tratamiento: El psicólogo
    clínico, afrontando los trastornos de
    adaptación
  10. Conclusiones
  11. Recomendaciones
  12. Referencias
    Bibliográficas
  13. Anexos

Introducción

La adaptación es el proceso por el cual un grupo
o un individuo modifican sus patrones de comportamiento para
ajustarse a las condiciones del medio circundante y a las normas
imperantes en el medio social en el que se desarrolla. No es una
capacidad congénita, es un fenómeno que se
estructura de modo paulatino y cuyo mecanismo regulador se va
conformando en la propia experiencia que alcanza el organismo en
su relación con el medio exterior. Históricamente
el concepto de adaptación ha incluido la noción de
una alteración situacional transitoria.

Todos los seres humanos han experimentado de una forma u
otra las consecuencias y los síntomas ocasionados por la
presencia del estrés, factor presente, constantemente, en
la vida y el quehacer de los individuos. En la actualidad se
asocia más que nunca la presencia de un agente estresor
ante manifestaciones de ansiedad, depresión e
irritabilidad; puesto que se hacen cada vez más acuciantes
factores como el cambio climático, la aceleración
del ritmo de vida, el desempleo, entre otros.

El primer autor en abordar el estrés fue Hans
Selye (1907-1982) quien planteó la existencia del
síndrome de adaptación general el cual constituye
una reacción de alarma del organismo ante la evidencia de
que sus recursos no son suficientes para enfrentar las demandas
del ambiente. Clasificando el estrés se puede diferenciar
entre estresores físicos (condiciones que afectan al
organismo como los cambios de temperatura), psicológicos
(reacción interna de los individuos, preocupaciones acerca
de amenazas percibidas) y psicosociales (provenientes de las
relaciones sociales puede darse por aislamiento o por contacto
excesivo).

Según Hales, R.; Yudofski, S.; Talbott, J. (2000)
el trastorno adaptativo es un fenómeno relacionado con el
estrés. El término trastorno adaptativo ha sufrido
una importante evolución desde 1952; paralelamente se han
ido reconociendo otros trastornos relacionados con el
estrés, como el trastorno por estrés
postraumático.

Al ser un diagnóstico limítrofe, presenta
grandes problemas taxonómicos y de diagnóstico.
Estos trastornos se ubican en la difusa área
diagnóstica existente entre la conducta normal y los
trastornos mayores. Suelen, por tanto, estar mal definidos, se
solapan con otros grupos diagnósticos, presentan
síntomas imprecisos y problemas de fiabilidad y validez.
También se yuxtaponen entre los diagnósticos de
problemas que pueden ser objeto de atención clínica
y los trastornos definidos con mayor claridad.

Inicialmente se codificaba por etapas evolutivas,
después se incorporó un Trastorno de
Adaptación caracterizado por una inhibición del
estado de ánimo de la conducta o de la actividad laboral o
académica (DSM III). Finalmente se incorporaron
también los síntomas físicos (DSMIII-R) y
para la confección del DSM IV se formularon nuevas
modificaciones. Hasta la aparición del DSM-IV se
había impuesto un límite temporal para poder
establecer este diagnóstico después de desaparecer
el agente estresante: el trastorno adaptativo era un
diagnóstico transitorio que no podía durar
más de 6 meses (Hales, R.; Yudofski, S.; Talbott,
J.;2000)

Existen algunas diferencias en las conceptualizaciones
teóricas del Trastorno de Adaptación. Este
trastorno resulta aludido en varios clasificatorios de trastornos
mentales dentro de los que es posible encontrar el Manual
Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos
Mentales, (DSM- IV), la Clasificación Internacional de
Enfermedades (CIE-10) y, el Tercer Glosario Cubano de
Psiquiatría (GC-3) en su versión para Cuba de la
Décima Revisión de la Clasificación
Internacional de Enfermedades.

La indefinición de estos trastornos permite
clasificar cuadros clínicos tempranos o pasajeros en los
que los síntomas son vagos y poco concretos, pero cuyo
estado mórbido es más grave que una reacción
normal. Por tanto, el trastorno adaptativo ocupa un lugar
importante dentro del espectro del léxico
psiquiátrico. <<Las características
etiológicas y dinámicas del diagnóstico
trastorno adaptativo lo convierten en una categoría
diagnóstica fascinante que constituye pieza clave entre la
normalidad enfermedad>>
(Hales, R.; Yudofski, S.;
Talbott, J.;2000). Atendiendo a lo expuesto se considera
necesario el estudio de este interesante tema; por lo que se
propone como objetivo caracterizar los Trastornos de
Adaptación como entidad psicopatológica.

Desarrollo

Definición
de los Trastornos de Adaptación

Autores como Harold Kaplan (1991) relacionan el
trastorno de adaptación con reacciones afectivas como
ansiedad, cólera, agresión, así como la
presencia de desequilibrios psicofisiológicos; planteando
además que la capacidad del individuo para participar en
actividades ordinarias de la vida cotidiana se encuentra
alterada.

Por su parte la Clasificación estadística
internacional de enfermedades y otros problemas de salud (CIE-10)
determina que se trata de estados de malestar subjetivo
acompañados de alteraciones emocionales que por lo general
interfieren con la actividad social y que aparecen en el
período de adaptación a un cambio biográfico
significativo o a un acontecimiento vital estresante. El agente
estresante puede afectar la integridad de la trama social de la
persona (experiencias de duelo, de separación) o al
sistema más amplio de los soportes y valores sociales
(emigración, condición de refugiado). El agente
estresante puede afectar sólo al individuo, al grupo al
que pertenece o a la comunidad.

Según el DSM-IV Manual diagnóstico y
estadístico de los trastornos mentales la
característica esencial del trastorno adaptativo es el
desarrollo de síntomas emocionales o comportamentales en
respuesta a un estresante psicosocial identificable.

Ricardo González Menéndez (1998) clasifica
a los trastornos de adaptación como: <<una
afección funcional de nivel neurótico, provocada
por contingencias que no tienen la trascendencia las valoradas en
reacciones a estrés agudo o trastornos
postraumático, pues se trata cambios biográficos
significativos eventos vitales catastróficos, pero dichos
factores precipitantes vinculan estrechamente con manifestaciones
psicopatológicas>>
(p.111)

Etiología

En la etiología de este tipo de trastornos, y
según la definición actual de los mismos, la
existencia de un anterior trastorno de personalidad o un
trastorno orgánico mental pasivo, pueden aumentar la
vulnerabilidad al estrés. Igualmente la gravedad del
estrés no es siempre predictiva a la gravedad del
trastorno de adaptación. La organización de la
personalidad y las normas culturales o grupales desempeñan
un papel importante en las respuestas desproporcionadas ante
agentes estresores. En las primeras etapas del desarrollo la
capacidad de adaptación es muy débil, por tanto,
cualquier variación en las condiciones del medio puede
provocar alteraciones en niños y adolescentes. No hay
evidencias de que un determinado factor biológico cause
los trastornos de adaptación.

La base de estos trastornos radica en el concepto de
trauma como sobrecarga psíquica, con un sentimiento total
o parcial de desamparo unido a inhibiciones. En los Trastornos de
Adaptación el agente causante de estrés está
dentro de la experiencia humana normal, la respuesta es
desproporcionadamente intensa y la sobrecarga es sorprendente,
pero la alteración es moderada y temporal (Kaplan, H.
1991).

La predisposición y vulnerabilidad personal
desempeñan un papel importante en el desarrollo del
cuadro, aunque siempre es necesario que exista el acontecimiento
estresante (Hernández, Horga de la Parte, Navarro y Mira,
2010, p.41).

La CIE-10 excluye los agentes estresantes de tipo
inusual o catastrófico y hace alusión a la
predisposición individual. Señala que el riesgo de
aparición y la forma de expresión de las
manifestaciones de los trastornos de adaptación
están determinados de modo importante por una
predisposición o vulnerabilidad individual. Sin embargo,
acepta que el trastorno no se habría presentado en
ausencia del agente estresante. En cambio, el DSM-IV permite
efectuar el diagnóstico en el caso de acontecimientos
estresantes de carácter extremo, siempre que no se cumplan
los criterios diagnósticos del trastorno por estrés
postraumático o del trastorno por estrés
agudo.

El GC-3 ubica los trastornos de adaptación
debidos al efecto de uno o varios psicotraumas importantes (no
excepcionalmente intensos ni catastróficos), o de un
cambio biográfico que constituye una espina irritativa
mantenida. Excluye situaciones de estrés crónico no
removible, como la falta de vivienda, por ejemplo.

Manifestaciones
clínicas

Según la CIE-10 las manifestaciones
clínicas del trastorno de adaptación son muy
variadas e incluyen: humor depresivo, ansiedad,
preocupación (o una mezcla de todas ellas); sentimiento de
incapacidad para afrontar los problemas, de planificar el futuro
o de poder continuar en la situación presente y un cierto
grado de deterioro del cómo se lleva a cabo la rutina
diaria. El malestar o el deterioro de la actividad se manifiestan
frecuentemente a través de una disminución del
rendimiento en el trabajo o en la escuela y con cambios
temporales en las relaciones sociales. Sus manifestaciones acaban
generando cierta incapacidad para la actividad social o laboral
(Hernández, Horga de la Parte, Navarro y Mira, 2010,
p.41). Ninguno de los síntomas es por sí solo de
suficiente gravedad o importancia como para justificar un
diagnóstico más específico.

El enfermo puede estar predispuesto a manifestaciones
dramáticas o explosiones de violencia, las que por otra
parte son raras; sin embargo, la presencia de trastornos
disociales (comportamiento agresivo o antisocial) puede ser una
característica sobreañadida, en particular en los
adolescentes.

En los niños los fenómenos regresivos
tales como volver a tener enuresis nocturna, utilizar un lenguaje
infantil o chuparse el pulgar suelen formar parte del cortejo
sintomático.

Estas manifestaciones psicopatológicas pueden
adoptar la forma sindrómica depresiva, ansiosa,
asténica o mixta y con menos frecuencia la de alguna
afectación de conducta, sobre todo en adolescentes y
niños (González, 1998, p.111).

Al realizar la valoración clínica de si la
respuesta individual al estresante es desadaptativa o si el
malestar asociado excede del que cabría esperarse, los
síntomas deben ser analizados teniendo en cuenta la edad,
el sexo y el contexto cultural del individuo. La naturaleza, el
significado, la experiencia a los estresantes y la
evaluación de la respuesta a ellos puede variar en las
diferentes culturas.

Diagnóstico y
codificación

  • Criterios para el diagnóstico de trastornos
    adaptativos según el DSM IV

  • A. La aparición de síntomas
    emocionales o comportamentales en respuesta a un estresante
    identificable tiene lugar dentro de los 3 meses siguientes a
    la presencia del estresante.

B. Estos síntomas o comportamientos se expresan,
clínicamente del siguiente modo:

(1) malestar mayor de lo esperable en respuesta al
estresante

(2) deterioro significativo de la actividad social o
laboral (o académica)

C. La alteración relacionada con el estrés
no cumple los criterios para otro trastorno específico
del

Eje I y no constituye una simple exacerbación de
un trastorno preexistente del Eje I o el Eje II.

(Sin embargo, puede diagnosticarse un trastorno
adaptativo en presencia de otro trastorno del Eje I o del Eje II
si este último no explica el conjunto de síntomas
que han aparecido en respuesta al estresante)

D. Los síntomas no responden a una
reacción de duelo.

E. Una vez que ha cesado el estresante (o sus
consecuencias), los síntomas no persisten más de 6
meses.

Por definición, un trastorno adaptativo debe
resolverse dentro de los 6 meses que siguen a la
desaparición del estresante (o de sus consecuencias); sin
embargo, los síntomas pueden persistir por un
período prolongado de tiempo (p. ej., más de 6
meses) si aparecen en respuesta a un estresante crónico
(p. ej., una enfermedad médica incapacitante y
crónica) o a un estresante con repercusiones importantes
(p. ej., dificultades económicas y emocionales a partir de
un divorcio). El estresante puede ser un acontecimiento simple
(p. ej., la terminación de una relación
sentimental) o deberse a factores múltiples (p. ej.,
dificultades importantes en los negocios y problemas conyugales).
Los estresantes son a veces recurrentes (p. ej., asociados a
crisis estacionales en los negocios) o continuos (p. ej., vivir
en un barrio de criminalidad elevada). El estresante puede
afectar a una persona, a una familia, a un grupo o comunidad (p.
ej., como sucede en una catástrofe natural).
También hay estresantes dependientes de acontecimientos
específicos del desarrollo (p. ej., ir a la escuela,
abandonar el domicilio familiar, casarse, ser padre, fracasar en
los objetivos profesionales, jubilarse).

  • Subtipos y especificaciones según el DSM
    IV

En el DSM IV los trastornos adaptativos son codificados
de acuerdo con el subtipo que mejor caracteriza los
síntomas predominantes.

F43.20 Con estado de ánimo depresivo
[309.0].
Este subtipo debe usarse cuando las manifestaciones
predominantes son síntomas del tipo del estado de
ánimo depresivo, llanto o desesperanza.

F43.28 Con ansiedad [309.24]. Este subtipo debe
usarse cuando las manifestaciones predominantes son
síntomas como nerviosismo, preocupación o
inquietud; o, en los niños, miedo a la separación
de las figuras con mayor vinculación.

F43.22 Mixto con ansiedad y estado de ánimo
depresivo [309.28].
Este subtipo debe usarse cuando las
manifestaciones dominantes son una combinación de ansiedad
y depresión.

F43.24 Con trastorno de comportamiento [309.3].
Este subtipo debe usarse cuando la manifestación
predominante es una alteración del comportamiento, en la
que hay una violación de los derechos de los demás
o de las normas y reglas sociales apropiadas a la edad (p. ej.,
vagancia, vandalismo, conducción irresponsable, peleas e
incumplimiento de las responsabilidades legales).

F43.25 Con alteración mixta de las emociones y
el comportamiento [309.4].
Este subtipo debe usarse cuando
las manifestaciones predominantes son tanto síntomas
emocionales (p. ej., depresión y ansiedad) como trastorno
de comportamiento (v. subtipo anterior).

F43.9 No especificado [309.9]. Este subtipo debe
usarse para las reacciones desadaptativas (p. ej., quejas
somáticas, aislamiento social, inhibición
académica o laboral) a estresantes psicosociales que no
son clasificables como uno de los subtipos específicos de
trastorno adaptativo.

La duración de los síntomas de un
trastorno adaptativo puede indicarse mediante la elección
de una de las siguientes especificaciones.

Agudo: persistencia de síntomas durante
menos de 6 meses.

Crónico: persistencia de síntomas
durante 6 meses o más.

Se aplica cuando la duración de la
alteración es superior a 6 meses en respuesta a un
estresante crónico o a un estresante con consecuencias
permanentes.

  • Procedimiento de tipificación según el
    DSM IV

La presentación de síntomas predominantes
en el trastorno adaptativo debe indicarse por la elección
del código diagnóstico y el término de la
lista anterior, poniendo a continuación, si se desea, la
especificación agudo o crónico (p. ej., F43.20
Trastorno adaptativo con estado de ánimo depresivo, agudo
[309.0]). En una evaluación multiaxial, la naturaleza del
estresante puede ser indicada en el Eje IV (p. ej.,
divorcio).

  • Pautas para el diagnóstico según la
    CIE-10

El diagnóstico depende de la evaluación
cuidadosa de las relaciones entre:

a) la forma, el contenido y la gravedad de los
síntomas

b) los antecedentes y la personalidad

c) el acontecimiento estresante, la situación o
la crisis biográfica.

La presencia de éste último factor debe
ser clara y debe ser evidente o al menos existir la
presunción de que el trastorno no habría aparecido
sin la presencia de ellos. Si el agente estresante es
relativamente poco importante o si no puede ser demostrada una
relación temporal (menos de tres meses), el trastorno debe
ser clasificado en otra parte, de acuerdo con sus manifestaciones
clínicas.

Se incluyen el "Shock cultural", las reacciones de duelo
y el hospitalismo en niños y se excluyen los trastornos de
ansiedad de separación en la infancia (F93.0).

Si se satisfacen las pautas de trastorno de
adaptación, la forma clínica o manifestaciones
predominantes pueden ser especificadas mediante un quinto
carácter adicional

F43.20 Reacción depresiva breve: Estado
depresivo moderado y transitorio cuya duración no excede
de un mes.

F43.21 Reacción depresiva prolongada:
Estado depresivo moderado que se presenta como respuesta a la
exposición prolongada a una situación estresante,
pero cuya duración no excede los dos
años.

F43.22 Reacción mixta de ansiedad y
depresión: Tanto los síntomas de ansiedad como los
depresivos son destacados, pero no mayores que en el grado
especificado para el trastorno mixto de ansiedad y
depresión (F41.2) u otro trastorno mixto por ansiedad
(F41.3).

F43.23 Con predominio de alteraciones de otras
emociones: Los síntomas suelen incluir otros tipos de
emoción, como ansiedad, depresión,
preocupación, tensiones e ira. Los síntomas de
ansiedad y depresión pueden satisfacer las pautas de
trastorno mixto de ansiedad y depresión (F41.2) o de otros
trastornos mixtos de ansiedad (F41.3) pero no son lo
suficientemente relevantes como para permitir diagnosticar un
trastorno más específico depresivo o de ansiedad.
Esta categoría debe utilizarse también para las
reacciones en los niños que presenten también una
conducta regresiva como enuresis nocturna o succión del
pulgar.

F43.24 Con predominio de alteraciones disociales:
La alteración principal es la del comportamiento, por
ejemplo una reacción de pena o dolor en un adolescente que
se traduce en un comportamiento agresivo o disocial.

F43.25 con alteración mixta de emociones y
disociales: Tanto los síntomas emocionales como el
trastorno del comportamiento son manifestaciones
destacadas.

F43.28 Otro trastorno de adaptación con
síntomas predominantes especificados

F43.8 Otras reacciones a estrés
grave

F43.9 Reacción a estrés grave sin
especificación

Prevalencia

Los trastornos adaptativos pueden presentarse en ambos
sexos y en cualquier grupo de edad. Según el DSM-IV estos
cuadros son los más frecuentes en el orden de
concurrencia; aunque el patrón epidemiológico
varía ampliamente en función de la población
estudiada y de los métodos de evaluación. Los
individuos con circunstancias vitales poco afortunadas
experimentan una tasa elevada de estresantes y tienen un riesgo
mayor de presentar este trastorno.

Curso

La alteración en el trastorno adaptativo empieza
dentro de los 3 meses del inicio del estresante y no más
tarde de 6 meses después de que el estresante o sus
consecuencias hayan cesado. Si el estresante es un acontecimiento
agudo (p.ej., un incendio en el lugar de trabajo), el inicio de
la alteración suele ser inmediato (o en los
próximos días) y la duración es
relativamente breve (p.ej., unos pocos meses). Si el estresante o
sus consecuencias persisten, el trastorno adaptativo puede
persistir también. Cuando la evolución, pese al
tratamiento adecuado, supera los 2 años el
diagnóstico debe ser cambiado a trastorno neurótico
de personalidad (González, R. 1998)

Según la CIE-10 el cuadro suele comenzar en el
mes posterior a la presentación del cambio
biográfico o del acontecimiento estresante y la
duración de los síntomas rara vez excede los seis
meses, excepto para el F43.21, reacción depresiva
prolongada. Si la duración de los síntomas persiste
pasado este periodo de tiempo, el diagnóstico
debería modificarse de acuerdo con el cuadro
clínico presente y cualquier estrés mantenido puede
codificarse mediante uno de los códigos Z del
capítulo XXI de la CIE-10.

El DSM-IV para el diagnóstico del trastorno
adaptativo exige que los síntomas se inicien en los 3
primeros meses posteriores al acontecimiento estresante, por su
parte los Criterios Diagnósticos de Investigación
de la CIE-10 exigen que se inicien durante el primer mes y el
GC-3 toma en cuenta un período comprendido entre 30 y 90
días después de ocurrido el hecho.

Duración

En la sección que recoge los trastornos
adaptativos tanto en el DSM-IV, como en el CIE-10 y el GC-3
distinguen entre la reacción depresiva breve que no se
prolonga más allá de 1 mes, de la reacción
depresiva prolongada que puede tener una duración superior
a los 6 meses, pero inferior a los 2 años.

Pronóstico

Se considera favorable si el trastorno es atendido a
tiempo.

Diagnóstico
diferencial

-Trastorno específico del Eje I. El individuo
tiene síntomas que cumplen los criterios para el
diagnóstico de episodio depresivo mayor en respuesta a un
estresante.

-Trastornos de la personalidad que son frecuentemente
acentuados por el estrés. Si en respuesta a un estresante
aparecen síntomas que no son característicos del
trastorno puede establecerse el diagnóstico adicional de
trastorno adaptativo.

-Trastorno no especificado (p.ej., trastorno por
ansiedad no especificado) la presentación es
atípica o subclínica y el factor estresante no es
identificable. Los síntomas pueden persisten durante
más de 6 meses después de que el estresante o sus
consecuencias han cesado.

-Trastorno por estrés
postraumático y el trastorno por estrés agudo
requieren la presencia de un estresante psicosocial extremo y una
constelación de síntomas específicos. En
cambio, el trastorno adaptativo puede ser desencadenado por un
estresante de intensidad variable y expresarse a través de
una amplia gama de síntomas posibles.

-Factores psicológicos que afectan el estado
físico, aumentan la probabilidad de que se presenten
enfermedades o complican el tratamiento de estas. En el trastorno
adaptativo, la relación es inversa los síntomas
psicológicos aparecen en respuesta al estrés de
recibir un diagnóstico médico. En algunos
individuos pueden darse las dos alteraciones.

-El duelo se da una reacción esperable en
respuesta a la muerte de un ser querido. Cuando la
reacción excede o es más prolongada de lo que
cabría esperar el diagnóstico de trastorno
adaptativo puede ser apropiado

-Otras reacciones no patológicas al
estrés, estas no provocan un malestar superior al
esperable y no causan un deterioro significativo de la actividad
social o laboral.

Trastornos
asociados

Los trastornos adaptativos están asociados a un
aumento de riesgo e intentos de suicidio. Su presencia en
individuos que padecen otra enfermedad complicaría su
evolución debido al incumplimiento terapéutico o el
internamiento prolongado. La situación crónica a su
vez, se asocia con el riesgo de aparición de
depresión, ansiedad y consumo de sustancias
psicoactivas.

Tratamiento: El
psicólogo clínico, afrontando los trastornos de
adaptación

En un estudio de Biederman y Rauch (Fred &
Berger,2010) se afirma que el objetivo principal del tratamiento
de los Trastornos Adaptativos es aliviar los síntomas y
ayudar a la persona a retornar a un nivel de desempeño
similar al que tenía antes de que ocurriera el hecho
estresante. En el momento de programar el tratamiento
deberán tenerse en cuenta la edad del sujeto, su estado
general de salud, su historia médica, la expresión
de los síntomas, el subtipo y la tolerancia del sujeto a
determinados medicamentos o terapias. Se recomienda un
tratamiento multimodal que incluye psicoterapia individual,
terapia familiar y del comportamiento; y la vinculación a
grupos de apoyo. La intervención en crisis debe comprender
una psicoterapia breve con técnicas de apoyo,
sugestión, modificación ambiental y a veces
hospitalización.

El tratamiento psicoterapéutico debe estar guiado
por objetivos como:

-Aliviar directamente en los síntomas utilizando
la receptividad y el dialogo terapéutico cuando la
angustia no es abrumadora; para lo cual pueden ser útiles
las técnicas de relajación.

-Adiestrar en el afrontamiento del problema o el manejo
de la crisis, buscando reestructuración cognitiva y
corrigiendo las distorsiones interpretativas de la
situación.

-Reestructurar y reforzar el sistema de soporte
social.

-Identificar los factores de personalidad que
favorecieron la continuidad de la patología, buscando su
manejo asociado al aprendizaje y la asimilación positiva
de la experiencia.

-Mantener un seguimiento evaluativo durante el
tratamiento.

  • La terapia individual

Puede ayudar a la persona a la identificación de
sus respuestas anormales ante el factor estresante, a la
búsqueda y obtención de apoyo, y a maximizar el uso
de sus potencialidades.

  • Los enfoques cognitivo-conductuales en el
    tratamiento de los Trastornos Adaptativos

Están orientados a mejorar la capacidad de
resolver problemas según la edad, la capacidad de
comunicación, el control de los impulsos, la capacidad de
dominar la ira y la capacidad de controlar el estrés. Las
intervenciones se centran directamente en los pensamientos, las
sensaciones y los comportamientos del sujeto con la meta de
modificar estrategias específicas de adaptación y
aliviar los trastornos emocionales. Incluyen una variedad de
técnicas como la capacitación para la
relajación, la biofeedback, la solución de
problemas y la reestructuración cognitiva; así como
la distracción, la interrupción de los
pensamientos, la superación de las aseveraciones propias y
ejercicios de imágenes mentales.

  • La terapia familiar

La terapia familiar orienta su objetivo a la
introducción de cambios necesarios en la familia a fin de
favorecer el factor protección al mejorar el conocimiento
de las dificultades del sujeto, la capacidad de
comunicación, la interacción entre los miembros de
la familia y el apoyo mutuo.

  • La psicoterapia de grupo

Puede ser beneficiosa. Debe evitarse eximir al sujeto de
sus responsabilidades ni sociales ni laborales pues puede
reforzar sus síntomas.

  • Tratamiento farmacológico

La intervención psicológica puede
acompañarse del tratamiento farmacológico indicado
por el psiquiatra; especialmente cuando el paciente no se
beneficia de la psicoterapia a corto plazo. Dependiendo de los
síntomas, se utilizan medicamentos como
ansiolíticos, antidepresivos, antipsicóticos,
estimulantes para pacientes que están muy
retraídos; por lo general como complementarios de otras
formas de tratamiento.

Por su parte Hales, R.; Yudofski, S.; Talbott, J. (2000)
optan por la precaución extrema con el uso de
fármacos, puesto que los estudios farmacológicos no
son concluyentes. Es mejor ser cauto y demorar la
administración de psicótropos que someter al
paciente al riesgo de interacciones desfavorables entre otros
fármacos y el psicofármaco
.

Prevención

Hasta el momento no se conocen medidas preventivas que
permitan reducir la incidencia de los trastornos de
adaptación. Sin embargo, la detección e
intervención tempranas pueden reducir la gravedad de los
síntomas, estimular el desarrollo normal y mejorar la
calidad de vida de aquellos que lo padecen.

Conclusiones

El trastorno adaptativo es un diagnóstico
válido que permite clasificar todo trastorno
psiquiátrico que sea clínicamente significativo y
que se considere excesivo en comparación con lo esperable
en respuesta al agente estresante presente, asociado a un
deterioro de la actividad laboral o interpersonal, y no
sólo resultado de un problema psicosocial que requiere
atención médica; pero con un perfil de
síntomas insuficientes para cumplir el criterio
operacional más específico de otros trastornos
mayores.

Se encuentra entre las entidades con pautas más
indefinidas y adolece la ausencia de un listado de
síntomas, cuestiones que unidas a su carácter
limítrofe hacen complicado su diagnóstico, en
comparación con un trastorno psiquiátrico mayor.
Sin embargo esta indefinición lo hace útil en
Psiquiatría y en la Psicopatología, pues el
diagnóstico de trastorno adaptativo puede ser el
diagnóstico provisional a una enfermedad incipiente en sus
primeras etapas.

Características como la historia familiar, los
correlatos biológicos, la respuesta al tratamiento y el
curso a largo plazo, son indispensables para establecer la
autenticidad del diagnóstico.

Las características de los trastornos adaptativos
varían a lo largo del ciclo de la vida; en determinadas
etapas del desarrollo se pueden asociar con un perfil
sintomatológico en particular. Por ello debe brindarse
especial atención a las demandas de cada etapa
evolutiva.

Atenderlo a tiempo y con eficiencia, antes de que las
relaciones y la actividad se alteren de manera permanente, es de
suma importancia en la prevención de la evolución
hacia trastornos más graves.

El tratamiento farmacológico debe administrarse
con cautela, vigilando la fármaco-dependencia y debe ser
de corta duración. Se recomienda un tratamiento multimodal
que incluye psicoterapia individual, terapia familiar y del
comportamiento; y la vinculación a grupos de apoyo. Por lo
que la labor del psicólogo clínico es indispensable
para afrontar los trastornos de adaptación.

Recomendaciones

  • Detectar e intervenir a tiempo los Trastornos de
    Adaptación, lo que constituye una necesidad inminente
    debido al desconocimiento de medidas preventivas.

  • Realizar investigaciones sobre el tema en el
    contexto cubano que no solo alcancen el plano descriptivo
    sino que propongan estrategias de intervención
    adecuadas a la realidad cubana actual.

  • Sistematizar las variables demográficas y los
    resultados de los tratamientos aplicados en el tratamiento de
    los Trastornos de Adaptación en el contexto cubano, lo
    que permitirá discernir entre diagnósticos de
    manera más específica.

Referencias
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    Psicopatología. UCLV

  • Herrero, V y Cano, A (2010) Adjustment
    disorder with anxiety. Assessment, treatment and follow up: a
    case report. Annuary of Clinical and Health
    Psychology
    . 6: 51-56

  • MINSAP. (1997). Glosario Cubano de la
    Décima Revisión de la Clasificación
    Internacional de las Enfermedades Mentales GC-3
    . La
    Habana: Hospital Psiquiátrico

Anexos

Monografias.com

Etiopatogenia

Tomado de Batlle, S. (2009) Trastornos
de adaptación
. Universidad Autónoma de
Barcelona

 

 

Autor:

Diana Rosa Rodríguez
González

Tercer Año de
Psicología

Profesor:

Dr. C. Luis Felipe Herrera
Jiménez

Facultad de Psicología

Asignatura Psicopatología
General

2012-2013

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