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Valores esenciales para la vida en familia y en comunidad




Enviado por Higinio Viel Reyes



  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Valores en tu vida.
    Una definición
  4. Aprendizaje de los
    valores en el intercambio con las personas
    significativas
  5. Dimensión de
    los valores
  6. Valores del
    individuo
  7. Valores de la
    familia
  8. Valores de la
    colectividad o la sociedad
  9. Valores universales
    de la persona humana
  10. Cultivo de los
    valores
  11. Conclusiones
  12. Bibliografía

Resumen

Los valores morales son guías de la conducta de
las personas. Su finalidad última es la supervivencia del
ser humano. Cada hombre y mujer posee algún tipo de valor
que ordena su vida. No siempre estos valores son compartidos por
todos los que nos rodean y tienen la función social de
asegurar la convivencia y el respeto mutuo. Y se pueden aprender
en el intercambio con las personas significativas en nuestras
vidas.

Este artículo recoge algunas consideraciones de
la autora que a su criterio son importante en la enseñanza
de los valores y su interpretación y utilización
para la familia y la comunidad. Siendo el objetivo del mismo
demostrar la necesidad de la educación en valores en el
ser humano, desde edades temprana partiendo de la familia y el
hogar.

Palabras Clave: Valores, familia, comunidad

Summary

Moral values are guides of the conduct of people. His
last purpose is the human being's survival. Each man and woman
the fact that his life orders possesses some kind of value. Not
always these moral values are shared for wholes the ones that
surround us and have the social show to guarantee the
cohabitation and mutual respect. And they can learn in the
interchange with significant people in our lifes.

This article picks up the author's some considerations
that are important to his opinion in the teaching of moral values
and his interpretation and utilization for the family and the
community. Being the objective of the same demonstrating the
educational need in moral values in the human being from youths,
splitting of the family and the fireplace.

Key words: values, family, community

Introducción

Hablar sobre los valores exige una conversación
larga, personal, con mucha sinceridad, pero a la que no falte
bastante afecto. Debe ser un compartir de experiencias, un contar
de vivencias, que provienen de los hechos cotidianos, de los que
nos ha pasado día a día en este camino de la
vida.

Hablar sobre los valores es reflexionar sobre nuestra
vida y destino. Sobre lo que somos y lo que queremos ser, como
individuos, como familia, como país y como
humanidad.

Por eso me atrevo a hablarle a usted. Directamente. A
alguien que probablemente no conozca en persona. A alguien con el
que, quizás nunca me haya encontrado en ningún
sitio y con quien posiblemente nunca me encontraré. Para
usted tal vez soy solo una voz desconocida hasta ahora, palabras
en blanco y negro con las que compartirás algunas ideas,
algún tiempo y muchas posibilidades.

Debe observar, esa aparente lejanía no importa
para que nuestro pensamiento fluya y para que surja de nuestra
conversación el acuerdo y la reflexión conjunta.
Algo que parece difícil pero que es esencial para
constituir una sociedad.

Tal vez piensas, sientes y actúas. Usted decide.
Pero no está solo. Estás en relación con los
seres que te rodean. Una relación que puede ser
armónica o dificultosa. Pero que es inevitable.

El entendimiento es una posibilidad que surge de un
diálogo donde nos ponemos de acuerdo sobre nuestros
principios comunes y nuestras metas colectivas. Ese es el mundo
de los valores, un mundo casi invisible pero muy real. Un mundo
que afecta nuestra vida diaria. Un mundo donde las palabras tan
sólo pretenden servirle de guía. Y tendrás
la experiencia de reafirmar su existencia consciente en este
universo.

DESARROLLO

Valores en tu
vida. Una definición

Cuando hablamos de valores nos referimos a algo
que nos guía en la vida. Algo muy importante para
todo lo que hacemos y también para lo que no hacemos.
Algo que, tal vez, no podemos tocar, ver, oír o
gustar materialmente. Pero que significa la diferencia entre
sentirnos bien o percibirnos terriblemente miserables.
¿Qué es ese algo? Avanza y lo
sabrás.

Los valores son luces en las oscuridades de la
existencia. Nos permiten ver salidas en los laberintos. En las
noches tenebrosas, donde nos sentimos y estamos solos con
nuestros pensamientos y nuestros dilemas, nos anuncian el
día, como el gallo convoca la aurora.

En las decisiones más importantes nuestros
valores constituyen una guía. No deciden por nosotros pero
nos ayudan a elegir lo mejor para nuestro ser. Aunque lo que
escojamos luzca difícil, arriesgado o incluso peligroso.
Los valores son principios que nos hacen mantener posiciones. Los
valores nos caracterizan como seres humanos.

A veces parece que los valores no tienen que ver con lo
práctico, con lo inmediato, con lo simplemente utilitario.
Son percibidos, falsamente, como entidades que no tienen nada que
ver con nuestro mundo lleno de imperfecciones. Pero esto tampoco
es así. Los valores nos aportan soluciones aplicables a
los problemas más inmediatos de nuestra
cotidianidad.

En muchas ocasiones no logramos ver el camino para
llegar hasta lo que queremos. O no sabemos cómo
transitarlo de la mejor manera, para nosotros y para los que nos
rodean. En esos momentos de incertidumbre los valores se
constituyen baquianos por los territorios que aún no hemos
explorado en esta tierra y por el resto del tiempo que nos queda
de tránsito en el mundo.

Vamos a tratar de comprender, más allá de
esta pura descripción, lo que son los valores.
Definiéndolos paso a paso, con el propósito de
hacer nuestro, de cada uno, pero sobre todo de usted mismo, el
concepto de valores. Para ello, usted debe completar mi
reflexión con su experiencia.

Los valores son guías de la conducta de las
personas.

Tal como lo dijimos, los valores constituyen un
principio de conducta, una manera de ser y hacer, una guía
para nosotros en todos y cada uno de nuestros actos. Como toda
guía, nos muestran el camino, lo recorren con nosotros,
pero no sustituyen lo que debemos hacer. Los valores deben
ponerse en acción.

Son guías de conducta, porque se van a expresar
en actos concretos de nuestra vida. Los valores no son simples
formas de pensar alejadas de nuestro trajín diario. Los
valores se prueban, se nutren, se fortalecen o decaen en el
transitar del día a día.

Los valores no determinan el pensamiento único
adecuado. No expresan la verdad absoluta sino acciones adecuadas
en nuestra vida particular.

Son guías no materiales. Nunca se constituyen en
seres de carne y hueso, aunque podamos encontrar personas que
encarnan elevado valores. Son formas de vivir la vida,
según su experiencia. Por ello usted es el responsable de
escoger sus propios valores.

Su finalidad última es la supervivencia del ser
humano.

En su aspecto más primario, tanto como en su
finalidad última, los valores buscan asegurar la
existencia del individuo. Casi podríamos decir que los
valores comienzan con el instinto de conservación que nos
permite sortear los peligros más inmediatos en nuestras
vidas.

Los valores nos orientan hacia la búsqueda de
metas en nuestras vidas. Los valores ordenan nuestras metas y
finalidades en la vida. Por ello poseen una importantísima
función organizadora. Los valores aportan sentido a
nuestras acciones.

Como los valores procuran dar significado a nuestra
actividad, nos permiten, igualmente, mantener una coherencia
mental. Esto crea el ambiente necesario para que el ser humano se
relacione adecuadamente con el mundo y con las otras personas,
aportándole un sentido de pertenencia al mundo, a la
comunidad y al entorno más inmediato.

Cada hombre y mujer posee valores

Aunque no sea plenamente consciente de ello a cada
momento, cada uno de nosotros posee una serie de valores que le
sirven de guía. No importa nuestra procedencia social,
económica o religiosa, poseemos valores que ordenan
nuestras vidas.

El valor, por sí mismo, no es bueno o malo. El
ser humano, al darle intención a sus actos, los conduce
por la senda de lo adecuado o lo inadecuado, y con sus valores
ordena o pierde su vida.

Para alguien un valor puede ser el respeto a la vida,
para otra persona su valor puede ser la voluntad de arrebatarle
la vida a otra persona. Ambos individuos están guiados por
sus propios valores. Pero, necesariamente, existen valores que
hacen crecer al individuo y otros que lo precipitan a la
destrucción. Estos últimos podemos llamarlos
antivalores.

Los mismos valores no siempre son compartidos por todos los
que nos rodean.

A pesar de que los valores suponen la vida en comunidad,
ello no significa que tus valores sean iguales a los de tu
vecino. Él ha vivido experiencias distintas a las tuyas,
se ha formado de una manera distinta a usted y seguramente ha
llegado a conclusiones sobre la vida distintas a las suyas.
Él posee sus propios valores que no tienen que ser los
suyos.

Esta característica plantea la revisión de
un primer valor imprescindible para la vida en comunidad, el
valor de la tolerancia y el respeto por la
opinión ajena
.

Si tú crees en tus propios valores, tu vecino
cree en los suyos. Y ambos tienen un espacio por compartir. Ambos
están animados por alcanzar el bienestar, compartiendo
esta tierra.

Los valores tienen la función
social de asegurar la convivencia y el respeto
mutuo.

Los valores nos permiten vivir en
comunidad.

El mismo hecho de pensar en una comunidad supone que
valoramos una forma de agrupación para defendernos en la
vida; significa que valoramos la vida en sociedad.

El acercamiento entre las personas constituye, de esta
manera, un valor en sí mismo. La convivencia se erige como
un principio que nos puede ayudar a facilitar la vida.

Los valores funcionan en un ambiente donde tengamos que
compartir. Si estuvieras solo en un planeta distante, solo con
tus pensamientos, solo con el consuelo seco, tal vez no te
serían tan necesarios los valores. El único valor
serías tú mismo. Pero si en ese planeta solitario
convives, aunque sea con un insecto o una planta, ya se plantea
el problema de la convivencia como valor fundamental.

Algunos valores se refieren a usted y sus pensamientos.
Pero la mayoría organiza tu forma de entenderte con las
demás personas, con el mundo que te rodea e, incluso con
el universo donde habitas.

Aprendizaje de
los valores en el intercambio con las personas
significativas

Los valores se aprenden en el contacto con las personas
significativas en nuestra vida. Una persona significativa es
aquella que te deja huellas importantes. Pueden ser rastros
positivos o negativos. Personas significativas pudieran ser tus
padres, tus maestros o quienes hicieron este papel en tu vida.
Ellos te enseñaron el amor o el odio, la esperanza o el
desencanto. Ellos te enseñaron valores sin
proponérselo.

¿Cómo lo hicieron? Únicamente el
aprendizaje por el ejemplo nos deja valores en nuestras vidas.
Piensa unos instantes cómo adquiriste ese valor que le das
a la honestidad, por ejemplo. Seguramente alguien
que significó mucho en tu vida te transmitió ese
valor.

Los valores son la herencia de nuestros mayores. La
verdadera herencia que nos permite construir el mundo. Piensa en
unos instantes en el legado que nos dejaron nuestros
libertadores. Su herencia no fue la de riquezas materiales, ni
siquiera el de los monumentos de piedra a su memoria. Su
auténtico legado fue el amor por la libertad y el sentido
de la patria. Ellos nos transmitieron valores que aún hoy
nos esforzamos en poner en práctica real y
verdaderamente.

Usted también recibe y transmite valores en su
vida. Lo hace con su familia, con sus allegados, con sus vecinos
y amigos. Porque aunque no predique sobre los valores, da ejemplo
de ellos y se convierte en una lección viva de valores
puestos en práctica.

Dimensión
de los valores

La vida es el valor primordial del ser humano. Por
simple instinto el hombre o la mujer busca su
conservación. Sin embargo, para llegar a la conciencia de
la vida como un valor fundamental, como algo que debe respetar,
es mucho lo que debe recorrer el individuo. Ese camino marca la
distancia, entre los valores individuales y los valores
transcendentes del ser humano.

El egoísmo, visto de esta forma,
puede cumplir con una función elemental. Se constituye en
una manera inmediata de defender la existencia. En cierta forma
es un valor, pero diferente a otros. Distante y distinto, por
ejemplo, a lo que representa el valor del
desprendimiento y el amor a la
humanidad
, situado en el extremo opuesto. El
egoísmo puede ser adecuado en un momento
dado pero si la persona permanece en él, verá
limitado su crecimiento. Desde el egoísmo
debe pasar a otra etapa y crecer hacia la amplitud
social.

Los valores, en ese sentido, van a ir ascendiendo en una
especie de escalera, desde lo más elemental hasta lo
más trascendental. Esa subida seda a lo largo de la vida
de cada individuo. Todos los valores se proyectan, de una u otra
forma, hacia el mantenimiento y desarrollo del bienestar del
individuo hasta el de la humanidad. Van evolucionando y
ampliándose desde los intereses inmediatos de cada persona
hasta la preservación del universo donde transcurre la
existencia del ser humano.

Los valores además, se van diferenciando en cada
ser humano, en cada familia, en cada comunidad. Y entre los
valores que cada cual posee se establecerá una
jerarquía. Es fácil encontrar cómo uno mismo
da más importancia a unos valores que a otros. Esta
característica permite que nos distingamos los uno de los
otros. Cuando coincide nuestra escala de valores, nos
maravillamos y nos identificamos, pero la falta de conciencia de
la escala de valores entre las personas no tiene por qué
ser un impedimento para que se comprenda entre
sí.

Por todo eso hablamos de la dimensión de los
valores. Una dimensión que nos diferencia o nos
identifica. Una dimensión ascendente con muchos matices.
Una dimensión que revisaremos de esa manera, desde la
individualidad hasta la universalidad.

Valores del
individuo

El ser humano se afianza en la vida a través de
sus acciones, pero para ello debe poner en claro algunas
líneas de acción que le permitan desarrollarse en
ella. Todos los seres humanos, en diverso grado, pensamos y
planificamos nuestra vida. Aunque no lo hagamos de una manera
consciente.

En algún momento nos decimos a nosotros mismos lo
que queremos de esta existencia. De esta manera establecemos
nuestros valores. Ellos son de nuestra posesión exclusiva.
Son de cada uno, aunque hayan partido de la experiencia
ajena.

Los primeros valores individuales apuntan hacia el
egoísmo. Afianzan nuestro yo, eso no es malo de por
sí; Incluso, llega a ser fundamental para la
conservación de la vida. Pero al igual que el ser humano
avanza desde la infancia hasta la edad adulta, alcanzando la
madurez debe progresar en la formulación de su sistema de
valores.

Muchos de los valores individuales sobreviven durante
toda la vida del ser humano. Otros evolucionan hacia formas mejor
elaboradas. Algunos, simplemente son sustituidos por otros.
Cambiamos, nos adaptamos según nuestras necesidades y la
influencia social.

Los valores individuales son la base para el
establecimiento de valores grupales de diverso tipo. La propuesta
de un individuo puede resultar valedera para otros muchos.
Descubrimos la afinidad y coincidimos a veces, en un objetivo que
se convierte en objetivo común de varios
individuos.

Los seres humanos comparten y crean juntos si establecen
valores comunes. Si no poseemos un destino común a donde
queramos llegar, no nos acercaremos juntos a ese sitio. Los
valores permiten acercarnos entre nosotros y a nuestro
destino.

Valores de la
familia

Siempre hemos escuchado que la familia es la base de la
sociedad. Tanto la familia como la sociedad pueden convertirse en
valores en sí mismo. Ello dependerá del cultivo que
hagamos, de la importancia que le demos, de la conciencia que
tengamos del proceso de la vida en el marco de un grupo o la
sociedad.

Los valores familiares primarios apuntan hacia el
mantenimiento grupal para el logro de la supervivencia, el hombre
o la mujer solo son la excepción. El ser humano ha podido
sobrevivir por su trabajo conjunto y en ese esfuerzo construye la
sociedad.

Entre esos valores que afianzan la unión del
grupo primario está la familia, y en estas la
colaboración mutua, el compartir, la solidaridad y otros
muchos que se ejercerán igualmente en el marco de las
comunidades mayores.

La familia es la comunidad primaria. Como toda comunidad
humana, su inicio es una relación entre individuos
humanos. La calidad de esa relación es clave para el logro
de la propuesta común. Por ello, las relaciones que
establecemos en la familia son indispensables para conseguir los
fines comunes.

El acuerdo, la conciliación y la tolerancia
provienen de esta necesidad y establecen como valores. Todo ello
constituye a la convivencia, sostenida en la colaboración,
valores fundamentales para el sostenimiento social.

Los valores que se forman en la familia los ejercemos
luego en comunidades cada vez mayores que pueden llegar a abarcar
hasta la humanidad entera.

La conciencia de familia es un avance
importantísimo para la construcción social. La
familia misma va a constituirse en un valor social. Los Estados
modernos y progresistas, a través de una
legislación coherente y medidas apropiadas, van a proteger
a la familia como un valor fundamental para su
existencia.

Valores de la
colectividad o la sociedad

La sociedad es fruto de un acuerdo entre seres que viven
en un mismo espacio y en un tiempo determinado. Cuando
constituimos un grupo lo hacemos por un acuerdo entre todos los
que estamos en ese grupo. La sociedad viene a ser un gran grupo
organizado por normas, donde su objetivo último es proveer
de subsistencia apropiada a todos los que la
constituyen.

Pero la sociedad no es una cosa teórica, aislada
de nuestra vida cotidiana. Al igual que hacemos una familia, los
habitantes de un espacio mayor logramos acuerdos para convivir y
crecer juntos. Estamos esa manera fundando una sociedad
organizada.

La sociedad constituida por acuerdo mutuo, tienen
también como fundamento unos valores compartidos por todos
o la gran mayoría de sus miembros.

Al igual que los valores familiares, los sociales
provienen de una necesidad de mantenerse y crecer en comunidad.
Esos valores sociales aportan fortaleza y cohesión a
grupos que de otra manera serían diversos. Las familias y
los grupos de interés múltiple, se organizan y
tienen en los valores compartidos una sustentación que no
se toca pero se siente.

Los valores sociales van a variar de acuerdo con las
sociedades específicas, con las comunidades que se
constituyen. Así como en cada familia se establece un
valor distinto, en cada comunidad se promueven valores que pueden
tender a engrandecer esa sociedad. O por el contrario la pueden
destruir porque debemos recordar que al igual que los valores,
pueden existir antivalores.

Los valores sociales se forman en cada comunidad
específica, en cada población y país, como
fruto de un proceso de intercambio. Al igual que en la familia,
los valores sociales provienen de la interrelación entre
los miembros de la sociedad.

Pero en la sociedad, a veces, no todos los miembros
tienen la palabra. Por ello se presentan en ocasiones valores
grupales como valores de toda la sociedad.

Dada esta característica, es importante que
exista un flujo democrático de la comunicación en
toda la sociedad. Ello garantizará que los valores que se
promuevan representen los de la mayoría, los más
adecuados a los intereses comunes, los que van a dar la mayor
suma de felicidad a todos. Pero a la vez, es fundamental que se
respeten en los valores de las minorías y de los
individuos porque todos constituyen la sociedad.

El impulso de los valores sociales va a depender no
obstante de la importancia de los grupos y las organizaciones, de
los seres individuales que forman una sociedad. Si cada uno se
responsabiliza de sus acciones, si ellas giran en torno al bien
común y todos mantenemos una coherencia entre nuestra vida
y nuestros valores, estaremos contribuyendo a la
constitución sana de una sociedad de valores.

Valores
universales de la persona humana

¿Existen valores universales? ¿Existen
valores que comparten todos los seres humanos donde quieran que
estén o quienes quiera que sean? No vamos a contestar
afirmativa o negativamente esta pregunta en este momento. Vamos a
dejar que sea usted quien encuentre la respuesta.

El ser humano además de los instintos que
explican su supervivencia más primaria, posee otros
recursos para defenderse, progresar y existir en el mundo. Ha
desarrollado su inteligencia, su capacidad de entender los
procesos a su alrededor y de dar respuesta adecuada a esas
demandas del medio ambiente. Y su capacidad de
aprender.

El ser humano es un vencedor de obstáculos. Tal
vez no está también dotado de fuerza y de
resistencia como muchos animales, o de otras capacidades
físicas; pero su fortaleza está en posibilidad de
dar respuesta a las interrogantes más
exigentes.

Las grandes obras demuestran esa capacidad. Pero sobre
todo lo demuestra el hecho de sobrevivir a la misma capacidad
humana de destrucción.

El ser humano revela su vocación, su llamado a la
trascendencia, al trazar valores que van más allá
de lo simple y de lo útil. La belleza, por ejemplo, es
algo que no puede explicarse como algo utilitario. El placer, no
se explica como simple saciedad. ¿Por qué comemos
algo que nos gusta y no simplemente algo que nos alimenta?
¿Es una vanidad? ¿O es una característica
humana?

El ser humano, al resolver algunas necesidades
primordiales se encamina a la satisfacción de otras
necesidades, no menos importantes las de afecto, las de tener una
familia o un grupo con el cual identificarse, las de
socialización y finalmente las de realización
personal. Entendiendo esta última como una necesidad de
encontrar sentido en su existencia.

Este ascenso en la escala de necesidades sin embargo no
es mecánico. Usted por ejemplo, puedes no haber resuelto
una necesidad básica y sin embargo encaminarte hacia la
superación personal. Por ejemplo el hecho de no poseer una
vivienda propia no te paraliza en formarte como un trabajador
competente o un profesional capacitado. Todo lo contrario, tal
vez buscas con mayor impulso tu formación profesional como
camino para tu mejora económica y la consecución de
tus metas.

Estos valores cada vez más intangibles y cada vez
más elevados en la escala de necesidades, por ejemplo, los
de la realización personal, no poseen el mismo significado
en cualquier lugar del mundo. La realización personal
puede significar fama y reconocimiento para algunas sociedades. Y
a través de esos valores tratar de encontrar sentido a la
vida. Para otras sociedades puede significar un conocimiento
profundo de sí mismo y del mundo y una acción
consecuente en tal sentido.

No obstante las diferencias de interpretación se
conservan en la realización personal como un valor en
diversas culturas. La universalidad está presente
más allá de la expresión específica
geográfica o social del valor . los valores pueden ser
universales aunque se desarrollan en un contexto cultural
determinado. Y es precisamente su expresión diversa la que
le da la característica de universal. Se da en todas
partes de diverso modo.

En el ejercicio de los valores, el individuo se
convierte en persona. Esto significa que obtiene conciencia de su
poder ordenador del mundo, una organización
ecológica de su existencia y una comprensión de la
vida. La trascendencia está fundada en la misma
importancia del ser humano en el universo. Su conciencia de
creador de cultura y civilización. Su condición de
ser social que busca la evolución en la mejora de sus
relaciones con todo lo existente.

Cultivo de los
valores

Los valores son características del ser humano,
pero ellos no aparecen espontáneamente en los individuos.
Los valores deben aprenderse, el individuo tendría que
hacer todo el inmenso recorrido de la evolución, si quiere
encontrarse con los valores sociales por su propia cuenta, sin la
ayuda del aprendizaje social. Cuánto tendría que
discernir un hombre solo o una mujer sola, para alcanzar lo que
toda la humanidad ha alcanzado en cuanto al aprendizaje de los
valores.

Porque lo que ha hecho el género humano en su
recorrido por el mundo y la historia ha sido aprender.
Tropezarse, caer y levantarse. Y seguir aprendiendo. Lo mismo en
cierto sentido que hace cada individuo en su tiempo de vida.
Sólo que cada unidad individual del género humano,
cada hombre y cada mujer, tienen la ventaja de lo que ya ha
aprendido y le transmite la humanidad entera.

Los valores construyen una forma de comportamiento. Son
una forma de vida. Po ello su incremento en las diversas
dimensiones del ser humano, constituye una búsqueda
coherente de sentido al tránsito por el mundo.

La familia educadora de valores.

La familia es la gran educadora del ser humano. No nos
referimos estrictamente a la familia biológica. Queremos
englobar a todo grupo o núcleo que nos sirvió de
apoyo, que nos alimentó en nuestra forma de ver el mundo.
La familia está formada por algunas personas
significativas en nuestra formación para la vida. La
familia de esta forma está constituida por padres y
hermanos, pero también por algunos otros familiares o
quienes hicieron las veces de tutores en nuestra experiencia de
aprender a vivir. Nuestra familia extendida puede englobar hasta
nuestros maestros.

El ser humano es un ser de aprendizajes. Su capacidad de
adaptación, vale decir su inteligencia, es fruto de su
avidez por aprender, aparte de sus condiciones biológicas,
emocionales y sociales. La inteligencia humana es fruto de algo
que va más allá de lo simplemente
instintivo.

Esta capacidad de aprendizaje es inmensa mientras el
individuo es más joven. A menor edad parece haber mayor
capacidad de aprendizaje, porque hay un mayor número de
cosas por aprender. El niño pequeño es como una
esponja, día a día obtiene muchísimas
conductas e informaciones que no tenía sin otro criterio
que aprender; puede ser informaciones correctas o erradas,
conductas adecuadas o inadecuadas, pero esa es su
capacidad.

A mayor edad parece que el individuo aprende menos. Pero
esto es sólo porque posee criterios más estrictos
para incorporar nuevos aprendizajes.

Estas posibilidades de aprendizaje tienen su marco, su
sitio, su estímulo o su inhibición en la familia
que estimula el aprendizaje va a tener miembros mejor preparados
para la vida.

Pero el aprendizaje no es sólo
información, son conductas. Y sobre todo criterios para
desenvolvernos en la vida. Los valores son criterios de conducta
arraigados y los aprendemos en la familia.

Revisa en este momento tu historia personal. Hazte
preguntas sobre quién te enseñó a ser
honrado, a ser trabajador, a cumplir con la palabra
empeñada, a tener fuerza para enfrentar la
vida.

Seguramente tus respuestas te llevan a personas
significativas, a tu familia o a quienes hicieron sus
veces.

Ahora tienes el enorme rol de ser educador de valores.
Lo sepas o no lo sepas hacer, seas instruido o no. Ya has visto
que los valores no dependen de títulos sino de actitudes
ante la vida. Con sencillez la vida te da la oportunidad de
enseñar, no la desaproveches.

La sociedad y el cultivo de valores.

La sociedad enseña a través
de instituciones formales o con la informalidad de la existencia
diaria. En el trabajo en las relaciones interpersonales, en las
costumbres, va sembrando la semilla de lo que le parece aceptable
o inaceptable. De allí derivan conductas constructivas o
destructivas. De allí traza la sociedad su futuro mejor o
su decadencia.

Pero ¿quién en la sociedad decide lo que
es bueno ? En ocasiones ese proceso es bastante complicado. Se
establecen costumbres, creencias comunes, maneras de hacer a lo
largo de una historia llena de agitaciones y circunstancias y de
allí derivan lo que establecemos como un
valor o un antivalor.

Pero también en ocasiones se nos quiere vender
una idea, una creencia o una actitud como la correcta. A
través de medios masivos de comunicación se nos
ofrecen valores que no necesariamente son constructivos. Estos
medios dictan a menudo por no decir de continuo, pautas de vida
que no pocas veces aceptamos sin ningún sentido
crítico.

Y no en pocas ocasiones también estos medios
obedecen a intereses que no son los de la mayoría por el
contrario, pertenecen a minorías que quieren ejercer un
poder de sometimiento sobre el resto de la sociedad.

Pero en ti reside la conciencia de vivir y escoger lo
mejor para ti y los tuyos. Mediante el ejercicio del
discernimiento. Tú también tienes el poder de la
comunicación directa, del diálogo, del intercambio
de ideas y experiencias. Incluso a través de medios
masivos de comunicación que le sirvan de
verdad.

Una sociedad que quiere construir su futuro
cultiva valores. Una sociedad que quiere enaltecer a sus miembros
promueve la discusión de valores que lleven a construir y
a desarrollar el potencial de los individuos. Una sociedad justa
busca formar personas.

El mejor camino para la enseñanza es el ejemplo.
Cuando alguien exitoso en la conducción social
enseña valores, debe hacerlo con su propio ejemplo. Cuando
las acciones concuerdan con las palabras existe lo que llamamos
congruencia. Ser congruente es ejemplificar con la conducta lo
que se dice. Es hacer lo que se dice y si esto propone un valor,
será un poderoso medio de enseñanza.

Quienes tienen valor de referencia en la sociedad,
desempeñan este rol de maestros o guías o
facilitadores de un proceso. Por ello, la importancia de ejercer
con plena conciencia el papel de líder que nos pueda dar
la vida y la comunidad. El líder comunitario no es un
privilegiado, en el sentido de que tenga simplemente mayores
facilidades para satisfacer sus propios intereses. El
líder de las comunidades, no importa el tamaño que
este tenga, es un servidor.

Ser servidor de los demás, eso sí es un
privilegio, facilitar a los demás los procesos;
facilitarle una mejor condición o calidad de vida ofrece
mayores satisfacciones que las que el dinero o el poder puedan
dar. Un líder comunitario es un maestro de valores. Tanto
si actúa bien como si da la espalda a quienes lo pusieron
en ese rol.

Por todo ello, la conciencia es lo único que
garantiza que el líder pueda ejecutar con rectitud su
papel. Es la única condición que va a facilitar la
congruencia y le va a permitir al líder constituirse en un
ejemplo válido.

Y esto se da en todos los niveles desde el líder
familiar hasta el máximo líder de una
nación. Todos, con la conciencia de trabajar
únicamente para los demás, van a constituir ejemplo
de valores congruentes.

Conclusiones

El ser humano es un buscador de valores. Esa
búsqueda le va dando sentido a su vida. Un significado que
obtiene, no solamente cuando uno encuentra un valor fundamental
en el cual afirmarse, sino también en todos y cada uno de
los momentos de la búsqueda. El experimentar, el responder
preguntas, el plantearse nuevas dudas, todo ello conforma parte
del proceso del individuo humano en su busca de convertirse en
persona.

Los valores se hacen propios de cada individuo. Cada uno
de nosotros los piensa, los siente y los pone en práctica
como si fueran exclusivos suyos. Pero la conciencia de valores
colectivos nos hace avanzar hacia la constitución de
comunidades. Los grupos se convierten en comunidades cuando
poseen valores compartidos; y los conjuntos de comunidades de la
misma manera, se transforman en una patria al profesar valores
comunes.

En este recorrido, es el momento de reflexionar sobre
nuestro particular sentido de la existencia a la luz de esos
valores. Detente un momento y examina el sentido de tu vida en
particular. Si lo haces con esmero, seguramente los valores que
posees iluminarán de sentido tu respuesta.

El significado de tu vida siempre estará
íntimamente unido a un valor que exaltas en ella. Si el
sentido de tu vida es tu familia y su bienestar, serán
esos valores familiares los que buscas desarrollar a lo largo de
la existencia. Si el sentido de tu vida está en los
demás o en ti mismo, siempre aparecerán valores que
explican tu respuesta. Por eso es tan importante una clara
conciencia sobre los valores.

Bibliografía

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    Valores. — La Habana: Ed. Félix Varela, 1998. En II
    Taller Nacional Sobre Trabajo Político
    ideológico en la Universidad.

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    de Ciencias Pedagógicas., 1998. 10 p (Material
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    valores en la realidad cubana actual.– La Habana: Ed. Nueva
    Época, 1998. — En Temas No 15.

  • 4. Carreras, Llorenc. Cómo educar en
    valores. Materiales. — Madrid : Narcea, S. A. De Ediciones,
    1996.Textos, recursos y técnicas.

  • 5. ————. Los valores que defendemos. En
    Granma. — La Habana: 24 de Febrero, 1998. — Discurso
    pronunciado en la sesión de Constitución de la
    Asamblea Nacional del Poder Popular.

  • 6. Chacón, N. La formación de
    valores morales, retos y perspectivas. — La Habana: Ed.
    Política, 1998.

  • 7. —————. La formación de
    valores morales. Propuesta metodológica y experiencias
    aplicadas.– Ciudad de la Habana: Centro de Estudio
    Educacionales. ISPEJV, 1999. Versión
    electrónica.

  • 8. Eliashevich, A La crisis de valores:
    conocimientos, causas y estrategia de superación en la
    formación de valores en las nuevas
    generaciones.– La Habana: Ed. Ciencias Sociales,
    1996.

  • 9. Fabelo, J. R. La naturaleza del reflejo
    valorativo de la realidad. – Matanzas: ISA Camilo
    Cienfuegos, 1987.

  • 10. —————-. Procedimientos
    Metodológicos para el diseño de los valores. I:
    Red Telemática de Salud en Cuba. 1989.

  • 11. José Martí:
    "Patria", 14 de mayo de 1892, OC, t.5, Editorial de Ciencias
    Sociales, La Habana, 1975, p.364.

  • 12. Los valores en el centro de la cultura.
    I:Red Telemática de Salud en Cuba.

  • 13. Programa Director para el reforzamiento de
    valores fundamentales en la sociedad cubana actual. Partido
    Comunista de Cuba/ Comité Central. Comisión
    designada .26 de Octubre del 2006.

  • 14. De valores y principios alineados al
    negocio. ¿Valores finales de la organización?
    INFOMED
    http://www.sld.cu/mainsearch.php?q=valores=.

  • 15.  La Formación de Valores y la
    ética en el entorno del sector de salud. INFODIR.
    http://www.sld.cu/salerias.php?q=valores=.

  • 16. Integración del Derecho
    Internacional Humanitario a los programas de estudio en la
    Formación de Valores: experiencias. Cultura
    política y jurídica.
    http://www.cedih.sld.cu

 

Autores;

Msc. Dumaikys Rodríguez
Viel;

Lic. Miguel E. Rodríguez
Labañino;

Msc.Dr. Higinio Viel
Reyes

Profesor Asistente, Lic. en Contabilidad y
Finanzas, Lic. Derecho. Especialidad Investigación;
Profesor Instructor, Metodólogo de Ciencia e
Innovación Tecnológica; Master en Enfermedades
infecciosas, Prof. Asistente Bioestadística y
Computación Metodólogo de Ciencia e
Innovación Tecnológica

FACULTAD DE CIENCIAS
MÉDICA

GUANTÁNAMO

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