¿Y tú qué sabes? Parte II –
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¿Y tú qué sabes?
Parte II
Descubriendo las infinitas
posibilidades para modificar nuestra realidad
cotidiana
Pregunta: Analizar los cuestionamientos hechos en
la segunda parte del libro ¿Y tú qué
sabes? de los autores: Arntz, W., Chasse, B., y Vicente, M.
(2006).
Tesis: En general, los autores buscaron, definir
qué se observa y quién es él observador.
Analizar la conciencia y el cerebro, y la acción de la
mente sobre la materia. Corroborar si la conciencia crea la
realidad, o creamos nuestra propia realidad. Definir la
concepción de la vida del ser humano, para responder:
¿por qué estamos aquí?, sus emociones y
adicciones. Y por último, examinar el
deseo-elección-intención-cambio y su
relación.
En la segunda parte del ensayo se divide en, definir los
conceptos de: ser humano, conciencia, mente, cerebro, la materia
(cuerpo), emociones, adicciones, deseo, elección,
intención y cambio. Para establecer, las causas y los
efectos de la mente sobre la materia; si la conciencia crea la
realidad, o si creamos nuestra propia realidad. Para comparar y
contrastar el deseo-elección-intención-cambio, las
emociones y adicciones en el ser humano; y así responder:
¿por qué estamos aquí?.
Para entender el todo del concepto "ser humano" se
requiere entender las partes que lo integran, comprendiendo su
origen y su acción, aquello que lo hace semejante o
diferente de otros. Aristóteles buscará definir al
"ser humano" en su Metafísica, la cuál es
retomada por Calvo, T. (2000) en su libro Aristóteles:
Acerca del Alma, donde postulará al alma
como entidad, es la entelequia, llamada
así, la entelequia primera o la entidad
definitoria de un cuerpo organizado, es decir, la esencia
del cuerpo natural, que posee tal cualidad. Dado que, la
esencia, es el contenido de la definición del
hombre como "viviente-animal-racional".
Mostrándose como, aquel ser que nace, se
alimenta, crece, se reproduce, envejece y muere, y
definiéndose como, ser viviente. Igualmente, se
manifiesta con una facultad en su ser donde siente,
apetece y se desplaza, determinándose como ser
animal. Asimismo, se presenta una facultad en su
ser que, intelige, razona y habla,
identificándose así como ser
racional.
En consecuencia, Aristóteles afirmará que
en la definición no se incluye las partes materiales del
compuesto, sólo las formas específicas, las cuales
son el eídos. El eídos, es
traducido como la forma, que en griego es
morphé, siendo éste, el conjunto de las
funciones que corresponden a una entidad natural. Este conjunto
de funciones establecen la esencia de la entidad natural, por
cuanto, constituye el contenido de su definición de
hombre.
Con respecto al alma del "ser humano",
Martínez, A. en su Educación del
carácter / Educación moral: Propuestas educativas
de Aristóteles y Rousseau, (1998) asume la
concepción de Aristóteles quien afirmará
que, el alma, no es la vida, sino principio de vida o principio
de todas las operaciones vitales en el ser humano. De esta
manera, es acto primero del viviente y las operaciones,
intervienen las potencias, las cuales posibilitan el actuar
vital, las cuales serán denominadas facultades. Por
consiguiente, la concepción teleológica de
naturaleza presenta al alma, como aquello, que impregna las
potencias y como una finalidad intrínseca, para alcanzar
su perfección. Por eso el alma, reserva en sí esa
unidad, y como consecuencia, da unidad al cuerpo, siendo
necesaria la integración por la finalidad del movimiento,
el alma causa final de sí.
Al esclarecerse la acción del alma para que se
genere el cuerpo, como resultado. Obviamente, se esclarece el
elemento material definido por Aristóteles como
cuerpo natural, siendo éste, dotado de vida por
el alma, considerándose el alma una substancia, la
ousía, como composición de una materia y
principio de información. En definitiva, el
cuerpo será para Aristóteles, el "???????"
designa dos cosas diferentes; por un lado el individuo concreto
existente, es un cuerpo, una substancia, y por otra parte, es la
materia que entra en la composición o constitución
de ese compuesto que es el organismo o el cuerpo vivo. Por eso,
el filósofo estableció que, el alma, es aquello por
lo que vivimos, sentimos, razonamos primaria y radicalmente.
Siendo el alma, el primer principio de las operaciones, donde
existirá congruentemente una unión entre las
definiciones de esencia o la naturaleza, como principio de las
operaciones o facultades.
La conciencia es fundamental para todo lo que hacemos
–arte, ciencia, relaciones, la vida misma-; es la constante de
nuestro vivir. Y con motivo de encontrar la relación entre
la conciencia, el cerebro y el cuerpo; Arntz, W., Chasse, B.,
Vicente, M., (2006) en su libro ¿Y tú
qué sabes? se vislumbra un ejemplo sobre el cuerpo y
la conciencia. Cuando el cuerpo de una persona deja de funcionar
de forma temporal (cuando ésta anestesiado), su conciencia
puede quedar abierta a la experiencia que lo rodea. Los autores
postulan tres corrientes filosóficas con diversidad de
criterios en: El materialismo:
"La materia es primaria; la conciencia, sea lo que
fuere, es secundaria. La conciencia es tan sólo un efecto
de la actividad del cerebro. No existe tal cosa como la
"conciencia" propiamente dicha; no tiene realidad propia, sino
que es simplemente un producto de nuestra biología, de
redes neuronales e interacciones electroquímicas." (p.
133).
El dualismo:
"La conciencia y la materia son dos realidades que
existen. No obstante, son tan diferentes (una sólida y
tangible, la otra abstracta e intangible) que funcionan en reinos
enteramente distintos, no relacionados. Será Descartes
quien divide el mundo en res cogitans y res extensa -el
reino del espíritu y del pensamiento (cogitans)
frente al reino de la materia y de las cosas (res
extensa). El mundo material, incluidos los minerales,
plantas, animales y seres humanos, es todo maquinas, regidas por
las leyes absolutas de la causalidad. No puede hacer
acción recíproca entre el mundo abstracto del
pensamiento puro, que vaga libremente, y el reino denso y
localizado de la materia. Son dos sustancias absolutamente
distintas." (pp. 133-134).
El idealismo:
"La conciencia es la realidad fundamental. Todo es
expresión de la conciencia. Viva, fluida y en
autorrenovación constante, se expresa a sí misma en
un continuo de niveles o estratos, desde la conciencia pura
más "suave" y abstracta, pasando por todos los niveles
sutiles más "sustanciales" hasta la materia más
sólida. En este continuo, todo está conectado y
relacionado; todo es la misma cosa, que se manifiesta en
diferentes frecuencias, niveles vibratorios o densidades." (p.
134).
En definitiva en la primera corriente, la conciencia no
está definida, relegada a un segundo plano, es incorporada
a las actividades del cerebro por no tener una realidad propia.
Mientras que, en la segunda corriente se le otorga una realidad y
un reino separada de otras y distintas entre si, se observa que.
En conclusión, la primera y la segunda corriente, la
conciencia queda separada del mundo material. A diferencia de la
tercera corriente, la conciencia y el cuerpo se encuentran
entrelazados y conectados; pudiéndose explicar como dos
aspectos de la misma "cosa" en autorrenovación.
Pudiendo coincidir con el "monismo neutral" del matemático
y filósofo Russell, B., quien postuló que, una
entidad subyacente común da lugar tanto a las cualidades
físicas como a las mentales.
Con respecto a si la conciencia crea la realidad;
Goswami, A. dirá que "Todos tenemos el hábito de
pensar que todo a nuestro alrededor es ya una cosas, que existe
sin mi participación, sin mi elección". Pero desde
el descubrimiento de la física cuántica Goswami, A.
postulará que, "tenemos que desterrar esa clase de
pensamiento". Y que en cambio, debemos reconocer que el mundo
material que nos rodea, son posibles movimientos de la
conciencia. En consecuencia, nosotros podemos elegir, a cada
momento, entre esos movimientos para manifestar nuestra
experiencia real. Aquí se observa la muerte del dualismo;
porque ya no es "la mente sobre la materia", es "mente=materia";
no es "la conciencia crea la realidad", sino
"conciencia=realidad".
Con la muerte del dualismo, ya no hay conexión o
causa, es decir, un cerco que los separa, ya que, ahora todo es
la misma cosa, de manera, interdependiente.
El poder rechazar la idea de si "yo creo la realidad"
está sostenida a sucesos que se encuentran fuera de
nuestro control y que jamás pensarían crear. Cabria
preguntarnos, ¿Yo creo mi propia realidad?
tendríamos que, expandir nuestra conciencia hasta que
seamos conscientes de todas nuestras creaciones. El aceptar que
"soy yo quien crea" es el camino para ésta
expansión. Si se rechaza la parte creadora de la realidad
en el hombre, se estará negando la parte de sí
mismo, dándose una fragmentación continua en
él. Para los iluminados, la mitad espiritual del hombre
crea la realidad con el fin de llegar a ser un todo. Por lo que,
el hombre debe experimentar esas cosas para crecer, no siendo su
primera elección de su ego/personalidad.
No obstante, la concepción de que "Todo es la
misma cosa. Todo es independiente" es la afirmación de los
exploradores. Mientras que Goswami, A. postuló, una
diferente visión porque para él, es difícil
mantenerse en esa idea de pensamiento, porque contradice nuestra
experiencia diaria. Y como consecuencia, lo observó como,
un único pensamiento radical, difícil de mantener,
por nuestra tendencia a pensar constantemente de que el mundo ya
está allá fuera, y que es, independiente de mi
experiencia.
Los autores Arntz, W., Chasse, B., Vicente, M., (2006)
expondrán sobre el cerebro que está formado por
células nerviosas denominadas "neuronas", y que utilizan
conexiones para estructurar redes entre sí, es decir, que
las células nerviosas integradas o conectadas constituyen
las "redes neuronales", representando así un pensamiento,
una habilidad, un recuerdo, una información entre otras
cosas. Al encontrarse interconectadas, se elaboran las ideas
complejas, recuerdos, emociones. Teniendo cada una de ellas su
propia colección de experiencias y habilidades,
representadas en las redes neuronales en el cerebro. Como
consecuencia, todas las experiencias desde lo neurológico,
teje lo que está pasando en nuestra percepción y en
nuestro mundo.
Igualmente, los autores presentan al Dr. Dispenza, J.
quien afirmó, que al recibir estos estímulos de
nuestro ambiente, algunas aspectos de las redes neuronales llegan
a conectarse o desconectarse, produciendo así cambios
químicos en el cerebro. De igual manera, estos cambios
químicos producen reacciones emocionales, matizando la
percepción y condicionando la respuesta a otras personas y
acontecimientos de la vida. El cerebro aprende de dos formas: una
es, a través de datos fácticos, intelectuales, que
pueden ser dominados y memorizados. La otra es, a través
de la experiencia dada en la práctica. Por cuanto, el tipo
de método para el aprendizaje origina la
integración de redes neuronales a la creación de
nuevas redes.
Con respecto a las emociones, Dr. Dispenza, J.
dirá que, "Las emociones son las química destinada
a reforzar una experiencia, desde el punto de vista
neurológico." A su vez la Dra. Pert que con el
diseño de mapas detallados de los receptores se
logró observar los opiáceos y otros péptidos
alojados en el cerebro donde se miden las emociones. Por eso, la
Dra. Pert aceptará que, los investigadores pensaron en los
neuropéptidos y sus receptores como moléculas
de emoción. En resumen, para Arntz, W., Chasse, B.,
Vicente, M., (2006) todo cuanto sentimos, es decir, cada
emoción, producirá un químico o una variedad
de químicos específicos, neuropéptidos o
moléculas de emociones (MOE) los cuales,
serán una cadena de aminoácidos, conformados por
proteínas, formada en el hipotálamo, en ella, se
producen ciertos químicos que se corresponden con ciertas
emociones que sentimos, dirá la Dra. Pert.
Uno de los problemas con las emociones estará,
cuando los patrones y respuestas se repiten ya sin que pensemos
en ellos se habrá creado una red (trampa) que nos
orientará a un círculo de conducta repetitiva y
hasta viciosa, es decir,
estímulo-respuesta-respuesta-estímulo-estímulo-respuesta,
esto podrá ir hasta el infinito sin encontrar
solución o fin, porque, siempre habrá algo antes
como causa que origine lo segundo como efecto. En la
concepción de Aristóteles sería identificado
como, la causa y el efecto de las cosas:
causa-efecto-efecto-causa-causa-efecto, para responder al origen
de las cosas para entender así cosas como su
efecto.
La genuina certeza de que hombre está vivo, es su
capacidad de vivir con su sentir y sus emociones. Este sentir de
emociones, conducirían al hombre a un evolucionar, desde
lo espiritual, no desde lo físico. El Dr. Dispenza, J.
buscó definir el "alma" como, un registro de
todas las experiencias que poseemos desde lo emocional; aunque
conduce a una reducción del "alma" a sólo grabar o
guardar las actividades o acontecimientos emocionales del hombre.
Mientras que, Martínez, A. (1998) asumirá la
afirmación de Aristóteles sobre el "alma"
donde, no es la vida, sino principio de vida o principio de todas
las operaciones vitales. Como acto primero del viviente y las
operaciones, intervienen las potencias, las cuales posibilitan el
actuar vital, las cuales serán denominadas
facultades.
En el capítulo primero la Concepción del
Alma de mi tesis: Paideía un proceso educativo para
las virtudes dianoéticas en el hombre según
Aristóteles desde la Ética Nicomáquea
(2011). El autor Calvo, T. (2000) confirma la concepción
de Aristóteles sobre el "alma", la cual, posee
diversas funciones y facultades, y que serán, los
sentidos, los receptores de las experiencias externas y
promotores de diversas sensaciones o emociones, siendo estos,
experimentados internamente antes de exteriorizarlas (de dar
respuesta), por el ser humano. En Aristóteles, el
"alma" ejerce, una triple causalidad respecto del
cuerpo. Es causa eficiente mediata de las operaciones, por ser un
principio remoto; es causa formal y causa final intrínseca
puesto que el desarrollo del cuerpo, se genera en la
gestación del ser humano y se prolonga hasta su
maduración del mismo, dispuestas en el organismo como su
fin último.
El impulso de la evolución estará
enfocado, en esa, posibilidad de adquirir una gama de emociones
nuevas y atractivas al ser humano, llegando a seducirlo y
cautivarlo desde las propias potencialidades. Abbagnano, N., y
Visalberghi, A. en su Historia de la pedagogía
(201022), presentan al filósofo Aristóteles
identificando el devenir, como el paso de lo que es en potencia a
lo que es en acto. Por un lado, el acto es, la realidad plena y
entera del ser. Por otro, la potencia es, la simple capacidad de
producir tal ser. Por consecuencia, Aristóteles
afirmará, el acto precede a la potencia, es decir, el
niño no podrá nacer sino por un hombre ya adulto,
que le precede, o la semilla que contiene una planta en potencia,
y que le precede una planta.
En relación, a las adicciones Arntz, W., Chasse,
B., Vicente, M., (2006) aseguraron que, las drogas externas
tendrán una reacción interna en el cuerpo, donde el
cuerpo, reconoce, responde y se hace adicto a estas drogas. Las
adicciones son para Ramtha, un sentimiento de influjo
químico vertido en el cuerpo a través de una
completa diversidad de glándulas, incluso las de
secreción interna; pudiendo ser las "fantasía
sexual". Los efectos biológicos de las adicciones, pueden
ser a largo plazo.
El libro en línea de Azcárate, P.,
Moral a Nicómaco, (1973) destaca a
Aristóteles al referirse a la virtud y el vicio son
voluntarios diciendo:
"Siendo el fin a que se aspira el objeto de la voluntad,
y pudiendo estar sometidos a nuestra deliberación y a
nuestra preferencia los medios que conducen a este fin, se sigue
de aquí que los actos que se refieren a estos medios son
actos de intención y actos voluntarios; y esta es
precisamente la esfera en que se ejercitan en realidad todas las
virtudes. Por lo tanto, no ofrece la más pequeña
duda que la virtud depende de nosotros, y en igual forma el vicio
depende también de nosotros, porque, en efecto, si depende
de nosotros el obrar, lo mismo depende el no obrar, y donde
podemos decir no, lo mismo podemos decir
sí. Por consiguiente, si ejecutar un acto, que es
bueno, depende de nosotros, de nosotros dependerá
también no ejecutar un acto que es vergonzoso; y a la
inversa, si no hacer el bien depende de nuestra voluntad, hacer
el mal dependerá igualmente." (pg. 68)
Aristóteles con ésta afirmación
sobre el fin que aspira el objeto de la voluntad, le otorga la
plena práctica al hombre, ya que, sólo
dependerá del hombre en igual medida para su obrar o el no
obrar, para decir, si o no, y para los actos buenos o malos. El
filósofo, llamará a los actos: de intención
y los voluntarios, por corresponder estos a la realidad de todas
las virtudes en el hombre.
Para Abbagnano, N., y Visalberghi, A. (201022)
Aristóteles evidencia sus virtudes éticas y
dianoéticas en el hombre. Donde las éticas son: la
templanza, justo medio entre la cobardía y la temeridad.
La liberalidad, justo medio entre la avaricia y la
disipación. La mansedumbre, justo medio entre la
irascibilidad y la indolencia: justicia distributiva donde se
realiza una exacta proporción, y la justicia conmutativa o
correctiva tiende a compensar las ventajas o las desventajas
entre dos contratantes para una igualdad. La equidad es, una
corrección de la ley mediante el derecho natural. Mientras
que, las virtudes dianoéticas son: la ciencia, capacidad
demostrativa. El arte, capacidad de productora de objetos. La
cordura, capacidad de actuar convenientemente en relación
con los bienes humanos. La sabiduría es, la más
alta de las virtudes dianoéticas y comprende la ciencia
como, facultad de demostrar y la inteligencia como, facultad de
intuir los principios de la demostración. Y por
último, la amistad que no se funda, ni sobre la utilidad
ni sobre el placer recíproco, sino sobre el bien y la
virtud; y como tal es estable y eterna.
El deseo, la elección, la intención y el
cambio se darán según Aristóteles en el alma
del hombre desde las operaciones y las facultades donde se
observan como accidentes, y el alma es, aquello que constituye al
ser vivo como sustancia. Las facultades son sus principios
próximos. Establecer cuántas y cuáles son
las facultades del alma debe ser considerado desde las diversas
operaciones y sus objetos, las potencias se ordenan a los actos y
éstos se especifican por sus objetos, donde se pueden
diferenciar los diversos órganos corporales y las
distintas potencias operativas. Gómez, C. (2011) presenta
la manera que son dadas en los seres vivos es desde lo
nutritivo, sensitivo, desiderativo e
intelectivo, y constituyen o son una parte del
alma.
La facultad nutritiva constituye la potencia
primera y común del alma, se presenta en los seres
considerados perfectos, es decir, completos, esto se observa
cuando un viviente genera a otro semejante a él. El alma,
causa del movimiento y de la nutrición, nada se alimenta a
no ser que participe de la vida, siendo así, que lo
alimentado será el cuerpo animado. En el alimento se
distinguen dos poderes: el de nutrir, pues alimenta en la medida
que es individuo y entidad. Y el de hacer crecer, en la medida en
que el ser animado posee cantidad, es así que el alimento
es, principio de la generación.
La facultad sensitiva tendrá lugar
cuando el sujeto es movido y padece una afección, pudiendo
ser cierta alteración. Calvo, T. (2000) establece que
quien posee el saber pasa a ejercitarlo, no siendo en absoluto
una alteración, por ser este un proceso hacia sí
mismo y hacia la entelequia, pudiendo ser otro género de
alteración. La sensación en acto ha de considerarse
análoga al acto, su diferencia está en los agentes
del acto, que son objetos sensibles exteriores y los objetos
individuales, que el alma misma. Los objetos sensibles
podrán ser clasificados de tres formas, donde dos son
sensibles por sí, como los propios y comunes, el tercero
será por accidente. El propio de cada sensación,
será aquel objeto que no puede ser percibido por ninguna
otra sensación, no pudiendo sufrir error. Es común,
en cuanto, no es propia de ninguna sensación en
particular, sino comunes a todas. Y por accidente, se dice,
aquello que está asociado accidentalmente a lo que se
percibe. En definitiva los sensibles por sí, apropiados
serán los propios ya que en función de ellos
está naturalmente constituida la entidad de cada
sentido.
Platón en la República hace
mención que el equivalente griego órexis
significa tendencia hacia, ansia, impulso a la actividad; y el
latín appetitus significa inclinación
hacia algo que se toma como bueno y provechoso. Es un movimiento
interno hacia algo que perfecciona al sujeto; una
inclinación a la realización de la propia
naturaleza; la actividad de la forma del sujeto, que tiende a
desplegarse y perfeccionarse. Platón expondrá que,
el hombre tiene una triple función de actividad:
intelectual, que estará en la cabeza; irascible, en el
pecho: y por último, la actividad concupiscible, que se
encuentra localizada en el estómago, fuente de las
apetencias más bajas de la sensualidad.
La facultad desiderativa pone de manifiesto dos
principios que serán causantes del movimiento local, es
decir, el deseo y el intelecto, el cual conlleva, al intelecto
práctico, siendo aquél que razona con vistas a un
fin, por cuanto, se diferencia del teórico. Tanto el fin
como el objeto deseado, serán en sí mismo el
principio del intelecto práctico, mientras que la
conclusión del razonamiento constituye el principio de la
conducta.
El objeto deseable llega a mover y mueve el pensamiento
al ser su principio el objeto deseable. El intelecto no
podrá mover sin deseo. El deseo puede mover infringiendo
el razonamiento, porque el apetito es otro tipo de deseo. De esta
forma, lo que causa el movimiento, será siempre el objeto
deseable, por ser lo bueno o lo que se presenta como bueno, es el
bien realizable desde la acción, aun cuando se anuncie de
otra forma a como es. Es así que la potencia motriz del
alma será llamada deseo.
El apetito se somete a lo inmediato, porque el placer
inmediato se vislumbra como placer absoluto y bien absoluto, al
perderse de vista el futuro. Por eso, el que mueve
moviéndose es la facultad desiderativa, y el que desea se
mueve en tanto que desea, por ser el deseo un movimiento. El
animal es capaz de moverse a sí mismo en la medida en que
es competente de desear y la facultad de desear no se da sino por
la imaginación, siendo racional o sensible. La
imaginación sensitiva puede darse en los animales
irracionales, mientras que la deliberativa sólo se
dará en los racionales. Los seres naturales, son seres
ordenados a un fin o sencillamente acontecimientos vinculados a
seres ordenados a un fin.
Téllez, E. – Cruz, J., Tomás de
Aquino: Cuestiones disputadas sobre el alma, (20012),
presentaron la concepción de Aquino, T. quien
afirmó en su Suma Teológica, que el
apetito natural no consiste propiamente en un movimiento del
apetente, sino en una inclinación o peso "pondus"
de la naturaleza del apetente, orden o relación
trascendental de una entidad hacia otra. Sigue a la forma
natural, innata, del apetente. Tal es el apetito de la materia a
la forma, de la voluntad al bien, del entendimiento a la verdad.
No puede ponerse en marcha por un acto distinto del de las
demás facultades. De este modo, Aquino, T. postuló
el apetito elícito, como prolongación y complemento
de la facultad cognoscitiva: el conocimiento no serviría
de nada si el sujeto cognoscente no pudiera abandonar su
indiferencia hacia el objeto. Por eso, la razón del
apetito conviene propiamente al apetito elícito: tendencia
hacia lo conocido como fin. El apetito elícito puede ser
sensitivo o intelectivo, según que el origen de la
apetencia sea una facultad cognoscitiva sensible o
intelectual.
Continúan, Téllez, E. – Cruz, J.,
(20012) exponiendo el pensamiento de Aquino, T., en
relación al apetito concupiscible que está, en
función del bien deleitable, en orden al mantenimiento en
la existencia, a la perfección y a la fruición del
sujeto; tales bienes son el sexo y a los alimentos. El apetito
irascible se lanza hacia los bienes difíciles de
conseguir. Y sobre el apetito intelectual, es el correspondiente
al conocimiento intelectual en el hombre. Y afirmará que
es, el más perfecto de los apetitos, por cuanto tiende al
bien general bajo todos los aspectos. Como lo que capta el
entendimiento es inmaterial, el objeto del apetito intelectivo es
lo inmaterial. Este apetito es llamado voluntad, en
relación al dominio que ejerce sobre el apetito sensitivo,
no de forma absoluta; ni despótico, sino político;
consiste el dominio en la espontaneidad del apetito sensitivo, el
cual puede escapar del influjo de la voluntad según las
disposiciones de su órgano correspondiente.
En conclusión, el apetito sensitivo, es
concupiscible, es decir, que desea lo deleitable y agradable. El
apetito concupiscible actúa bajo el influjo de la
imaginación y de la sensación. El apetito
irascible, para Aristóteles su misión es evitar o
quitar los obstáculos para alcanzar así el bien y
el goce al que tiende. Este apetito se guía por la
estimativa y por la memoria. Propondrá a su vez, el
apetito intelectivo, el cual está vinculado al
entendimiento práctico. En éste, la voluntad
está sometida al entendimiento, que es el que determina
resistir o dar cauce al impulso. La voluntad busca el fin, pero
es el entendimiento práctico el que escoge los medios. Es
por ello que defiende totalmente la libertad moral: "En nuestro
poder se halla la virtud y también el vicio."
Gómez, C. (2011) expone la concepción de
Aristóteles en relación a la facultad
intelectiva, la cual, es impasible, pero puede ser capaz de
recibir la forma, y ser en potencia tal como la forma, pero sin
ser ella, siendo considerada en lo inteligible algo
análogo a lo que es la facultad sensitiva en
proporción a lo sensible. El intelecto es inteligible, de
la misma manera que lo son sus objetos. Cuando son seres
inmateriales lo que intelige y lo inteligido, se pueden
identificar. A su vez, los seres que tiene materia, los objetos
inteligibles, estando sólo presentes en ellos
potencialmente. En los seres que poseen materia no hay intelecto,
ya que el intelecto que los asume como objeto, es de potencia
inmaterial, es decir, que el intelecto sí posee
inteligibilidad. Se debe observar así los órganos
sensoriales de la facultad sensitiva y facultad intelectiva, por
cuanto, no son del mismo tipo. El sentido, no es capaz de
percibir, luego de haber sido afectado por un objeto, que sea
fuertemente sensible. El intelecto, es capaz de inteligirse a
sí mismo, y es separable del objeto que llega a
inteligir.
Con la explicación de las cuatro facultades del
alma: la nutritiva, sensitiva,
desiderativa e intelectiva, quedan constituidas
por la concepción de Aristóteles, en que son parte
del alma; en ellas se vislumbran el deseo, la elección, la
intención y el cambio. La facultad nutritiva,
está en el hombre para nutrirlo con el alimento y ayudarlo
en su crecimiento corporal; los agentes del acto son los hombres,
por cuanto, los objetos sensibles se le presentan de una manera
común, propio y por accidente. La facultad
sensitiva, se encuentra el apetito como inclinación
hacia algo beneficioso y su triple actividad en el hombre son: lo
intelectual, encontrándose en la cabeza; irascible, en el
pecho; y la actividad concupiscible, dándose en el
estómago, siendo de las apetencias más bajas de la
sensualidad. La facultad desiderativa, tiene dos
principio el deseo y el intelecto, donde el objeto deseable llega
a mover y mueve el pensamiento al ser su principio el objeto
deseable. Por consecuencia, el intelecto no podrá mover
sin deseo. La facultad intelectiva, el intelecto
sí posee inteligibilidad; y el sentido, no logra percibir,
luego de se afectado por un objeto sensible. Mientras que, el
intelecto, logra inteligirse a sí mismo, siendo separable
del objeto que llega a inteligir.
El ¿por qué estamos aquí?, se
responde a través, de la tesis aristotélica
presentada por Bastons, M. en su libro: El saber
práctico según Aristóteles (1984),
donde, el hombre no está constituido según su
naturaleza como un ser "acabado", sino que deberá
completarse, no sólo en la actualización de lo que
en su naturaleza se le ha entregado como posibilidad, sino en
aumentar desde sí y para sí mismo esa posibilidad.
La dotación de potencias no fija ni definitiva, la
actualización no es sólo revelación
explícita de lo contenido implícitamente en la
potencia. En el hombre se actualiza en cada momento según
sea su apetito por algo.
La influencia de la praxis sobre su misma
posibilidad, permite dar la medida de su transcendencia sobre la
naturaleza no se realiza en términos de "creación"
sino en términos de "optimación". El fin del operar
humano no puede ser la consecución de la humanidad, sino
su perfección. La actividad del hombre, en relación
a la educación, será un proceso de
optimización de posibilidades que le son entregadas desde
la naturaleza, encontrando conexión y apoyo en la
realidad. La posibilidad práctica se origina en la
naturaleza no está sujeto a necesidad, y está
limitada por necesidad, ante la potencialidad
práctica.
Aristóteles en su Ética Eudemia,
reconoce, pues, que la felicidad es el mayor y mejor de los
bienes humanos, y decimos humanos porque a lo mejor la felicidad
podría ser propia de un ente superior aún al
hombre, como un dios. Por consecuencia, el bien es el fin de las
acciones humanas, por cuanto en ellas se busca una razón
de bien. Aristóteles dirá que el bien que se busca
por sí mismo y la felicidad coinciden, y considera que el
quid consiste en determinar cuál sea el bien
propio del hombre o en qué consiste la felicidad; un mismo
hombre coloca la felicidad en una cosa u otra, según las
circunstancias. La misión del hombre estará
orientada a lograr su bien y en obrar conforme a su
realización, desde esta perspectiva se puede observar un
proceso continuo por alcanzar el bien, donde el hombre se realiza
a sí mismo, confiriendo la significación y
finalidad a su propia vida.
Por consecuencia, Aristóteles explicará en
su Ética Nicomáquea que, el bien humano es la
virtud de forma amplia, donde se incluirá la
virtud moral "areté", la sabiduría
práctica "phrónesis" y la sabiduría
teorética "sophía" no aludiendo
explícitamente alguna de ellas. Porque dentro del obrar
del hombre, será propio el obrar conforme a la
razón, por cuanto su perfección como agente reside
en la perfección de su obra, aquello que es propio de
quien al obrar persigue el bien, sólo podrá ser la
actividad del alma dirigida por la virtud.
En conclusión, en el segundo ensayo del libro
¿Y tú qué sabes? de los autores:
Arntz, W., Chasse, B., y Vicente, M. (2006). Al definir los
diversos conceptos, se vislumbró al ser humano desde dos
perspectivas diferentes: lo inmaterial (alma) y lo material
(cuerpo), siendo contrarios entre sí, pero que a su vez,
uno anima al otro. Que en la mente y el cerebro, se llegan a
construir diversas imágenes de la realidad pero en
abstracto logrando modificarla a cada momento sin ser esta la
realidad de las cosas. Las emociones, nos darán la certeza
de estar vivo, conduciéndonos a un evolucionar, desde lo
espiritual; mientras que, las adicciones, ocasionan efectos
negativos en nuestro cuerpo a largo plazo. Al comparar y
contrastar los conceptos de: el deseo, la elección, la
intención y el cambio, se observó que están
en las facultades del alma, donde el hombre al no estar acabado
en su naturaleza podrá adquirirlas, ejercitarlas y
perfeccionarlas desde la educación que ofrece las virtudes
éticas o dianoéticas para que él alcance su
fin o bien último que es, la felicidad; desde las
dimensiones: personal, académica y profesional que son
requeridas en cualquier sociedad.
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Autor:
Carlos Enrique Gomez
Chirinos
Seminar Administrative Development I
"D"
Signature
ATLANTIC INTERNATIONAL
UNIVERSITY
HONOLULU, HAWAII
OCTUBRE DEL 2012