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América Latina en el siglo XX



  1. Caracterización socioeconómica y
    política de América Latina entre 1900-
    1939
  2. Repercusión de la Segunda Guerra Mundial
    sobre América Latina
  3. La
    Revolución Cubana y su impacto en América
    Latina
  4. La
    Década Pérdida de América
    Latina
  5. Influencia del derrumbe del Socialismo Europeo
    y de la Globalización Neoliberal
  6. Renacimiento a finales de la década de
    los 90
  7. Conclusiones
  8. Bibliografía
    básica

Caracterización socioeconómica
y
política de América Latina entre 1900-
1939

El primer movimiento revolucionario de
importancia continental que se desarrolló en el pasado
siglo XX fue La Revolución Mexicana (1910-1917) que
posibilitó la transición de una economía
agraria feudal a una capitalista y una incipiente
modernización de la industria nacional mexicana,
promoviendo un proceso de amplia democratización. La
Constitución de Querétaro de 1917 priorizaba los
intereses colectivos sobre los individuales y reconocía
los derechos de las clases trabajadoras. Como limitaciones de
este proceso en su etapa inicial pueden señalarse los
múltiples frenos impuestos a una reforma agraria radical y
a la nacionalización de los recursos naturales del
país, así como la preservación del
caudillismo y el caciquismo político que databan de la
época de Porfirio Díaz.

La I Guerra Mundial (1914-1918)
posibilitó a los Estados Unidos consolidar sus posiciones
económicas y políticas en Latinoamérica, al
verse apartados sus rivales ingleses, franceses y alemanes de sus
mercados, por las vicisitudes del conflicto. A ello se
añade que la posesión por el imperio norteamericano
de Puerto Rico, los canales de Nicaragua y Panamá y la
Base Naval de Guantánamo en Cuba, más la
ocupación militar de Haití, le permitían
controlar el Caribe y sus accesos.

El triunfo de la Revolución
Socialista de Octubre en Rusia (1917), encabezado por Lenin,
incentivó el movimiento obrero en todo el mundo,
constituyéndose numerosos partidos comunistas en
América Latina, afiliados a la III Internacional
Comunista.

La Reforma Universitaria iniciada en la
Universidad de Córdoba, Argentina, en 1918, fue heredera
de los movimientos liberales en progresión en el
continente a partir de su proceso independentista. Se
luchó en sus marcos por la modernización y
cientificidad de sus instituciones de enseñanza superior y
significó también la incorporación del
estudiantado universitario latinoamericano, como representante de
los sectores más politizados de las clases medias, a las
luchas sociales de Latinoamérica. En el caso cubano,
teniendo en cuenta la radicalidad y marcado carácter
revolucionario de la Reforma Universitaria, tuvo lugar un ascenso
del movimiento estudiantil, dirigido por Julio Antonio
Mella.

Como resultado de acontecimientos de
trascendencia continental (la Revolución Mexicana y el
intervencionismo creciente de Estados Unidos) así como
extracontinentales (la Revolución Rusa de 1917), se
produjo un auge de la lucha antiimperialista en América
Latina, cuyo máximo exponente fue la guerra de
liberación de Augusto César Sandino contra la
invasión norteamericana en Nicaragua entre 1926 y 1932, y
de la lucha en general tras el Congreso Antiimperialista de
Bruselas de 1927. Bajo la influencia de la III Internacional
Comunista los partidos comunistas del continente siguieron
primeramente la estrategia de Frente Único
Antiimperialista y posteriormente la de "clase contra
clase".

Lo erróneo de esta última
estrategia en las condiciones históricas concretas
latinoamericanas se evidencia en el hecho de la ruptura de
Farabundo Martí, líder comunista
salvadoreño, con Sandino, al intentar imponerla el primero
en las filas del Ejército Defensor de la Soberanía
Nacional de Nicaragua y ¨bolchevizar¨ su estructura
organizativa.

La crisis económica mundial de
1929-1933 conllevó la paralización de las
economías latinoamericanas y agudizó las luchas
populares. Ejemplo de ello fueron el levantamiento popular de El
Salvador, dirigido por el mencionado Farabundo Martí al
frente del Partido Comunista salvadoreño en 1932, el
movimiento dirigido por Juan Carlos Prestes en Brasil y la
instauración de una "República Socialista" en Chile
por Marmaduke Grove en 1932, rebeliones frustradas más o
menos rápidamente por la inexistencia de condiciones
objetivas y subjetivas que garantizaran su
éxito.

El auge del fascismo y de la lucha
antifascista a escala internacional repercutió en
América Latina con la formación de Frentes
Únicos Antifascistas, promovidos por los partidos
comunistas y por organizaciones democrático-burguesas, y
su ayuda de todo tipo a la República española. A la
inversa, la movilización profascista tuvo sus exponentes
en la insurrección de Acción Integralista
encabezada por Plinio Salgado en Brasil, que fue reprimida por el
gobierno de G. Vargas; el corporativismo, que se impuso como
forma de régimen político en Brasil bajo este mismo
presidente y en Argentina bajo J. D. Perón, y las acciones
terroristas y las marchas públicas de la
organización A.B.C. en Cuba en los marcos de la
Revolución de los años 30.

En esta época se produjo un auge del
nacionalismo populista, cuyos protagonistas serían Getulio
Vargas en Brasil, Juan Domingo Perón en Argentina y
Lázaro Cárdenas en México (1934-1940),
aunque con diferentes sentidos políticos.

La posición de Lázaro
Cárdenas fue la más consecuente de los tres y se
orientó hacia una política nacionalista y
democrática auténtica. Se le considera un segundo
momento de la Revolución Mexicana: se realizó una
profunda reforma agraria, se nacionalizaron las
compañías petroleras y ferroviarias
enfrentándose al capital extranjero, se favoreció
el movimiento sindical, se elaboró una legislación
obrera progresista.

A finales de la década del 30 se
produce la Guerra Civil Española, donde participaron
notables personalidades latinoamericanas, entre ellas el cubano
Pablo de la Torriente Brau.

Repercusión de la Segunda Guerra
Mundial sobre América Latina

La II Guerra Mundial y la entrada de
Estados Unidos en la misma implicaron para América Latina,
en el terreno económico, la posibilidad de comenzar un
proceso de sustitución de importaciones, favoreciendo una
industrialización incipiente, no obstante la
deformación estructural de las economías y su
marcada dependencia del mercado exterior.

En el terreno político los
países latinoamericanos se alinearon junto a los aliados
frente al fascismo, produciéndose la movilización
de fuerzas militares latino-americanas hacia Europa, como parte
de los contingentes norteamericanos, lo que contribuyó a
la politización de sus efectivos con orientaciones ya
fuesen de izquierda o de derecha.

La Guerra Fría entre el bloque
soviético y la OTAN, conducida por EE.UU, dio pasó
a la II Guerra Mundial y fue trasladada por esta última
potencia, en los marcos de su estrategia geopolítica de
contención del comunismo, a América Latina mediante
la conformación del sistema interamericano (Tratado
Inter-americano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la
Organización de Estados Americanos (OEA), concebidos como
instrumentos político-militares para reprimir la lucha
antiimperialista en el Continente, mediante invasiones armadas
como la de Guatemala para destruir su proceso revolucionario en
1954, golpes de estado para destituir gobernantes nacionalistas
(Perón en Argentina y Vargas en Brasil) o impedir procesos
electorales con resultados previsiblemente indeseables para los
intereses de los Estados Unidos (el caso de Cuba en marzo de
1952), el asesinato de figuras políticas populares y
nacionalistas (Jorge Eliécer Gaitán, líder
del partido liberal de Colombia, en 1948); la instauración
de dictaduras militares (Odría en Perú, Batista en
Cuba, Marcos Pérez Jiménez en Venezuela,
López Arellano en Colombia).

No obstante, la expansión de las
ideologías revolucionarias y nacionalistas, y la
situación histórico-concreta vivida por estos
países, coadyuvaron al ascenso de los movimientos de
liberación nacional en los mismos. En este sentido, no
deben dejar de señalarse las guerrillas rurales en
Colombia, el levantamiento de los mineros en Bolivia y el
gobierno del movimiento Nacional Revolucionario con Paz Estensoro
al frente, el derrocamiento de M. Pérez Jiménez por
un levantamiento popular y de sectores de sus fuerzas armadas en
Venezuela, el derrocamiento de Batista en Cuba por la
revolución popular, el gobierno de Jacobo Árbenz
(revolucionario) en Guatemala realizando una reforma agraria y
otros cambios democráticos en ese país.

Los regímenes militaristas
(fascistas) de derecha en toda América Latina evidenciaron
serios síntomas de agotamiento, haciéndose
impostergable una revolución auténtica que
resolviera los problemas de la sociedad latinoamericana,
incluyendo la venezolana.

En su lugar, se buscó la
solución durante las décadas de los años 80
y 90 mediante la instauración en los distintos
países de un modelo de gobierno burgués
republicano, practicado por la oligarquía, lo cual, como
se verá más adelante también pronto
caería en crisis.

La
Revolución Cubana y su impacto en América
Latina

Desde el propio triunfo revolucionario de
1959, los EEUU iniciaron una política de enfrentamiento y
aislamiento de la Revolución Cubana. Emplearon
instrumentos como la OEA (Cuba es expulsada de este organismo en
1962) y lanza la Alianza para el Progreso durante la conferencia
de Bogotá de 1960, proponiendo ayuda económica a
cambio de excluir a Cuba del sistema interamericano. Los
créditos "suaves" otorgados bajo este programa marcaron el
inicio del proceso de endeudamiento externo creciente de los
países latinoamericanos. Por otro lado, esa ayuda se
encaminaría no al desarrollo económico, sino
principalmente a realizar obras de infraestructura, sin
diversificar y fomentar las economías latinoamericanas.
Esta estrategia, a fin de cuentas, beneficiaba ante todo a las
corporaciones norteamericanas.

Durante los años 60 y 70, al calor
del ejemplo de Cuba, se produce un auge de la lucha guerrillera:
Venezuela (el F.A.L.N. dirigido por Fabricio Ojeda), Perú,
Brasil, Nicaragua (F.S.L.N.), Bolivia (Ernesto Che Guevara con su
proyecto de Revolución Continental), Guatemala (Turcios
Lima), Argentina (Montoneros), Uruguay (Tupamaros).

Se producen también brotes de
nacionalismo revolucionario en las fuerzas armadas de
Panamá (General Omar Torrijos), Guatemala (Turcios Lima y
Marcos Yon Sosa), Perú (General Juan Velasco Alvarado) y
Bolivia (General Juan José Torres).

Hay igualmente un auge del nacionalismo
populista en Brasil (Presidentes Janio Quadros y Joao Goulart),
Argentina (Presidentes H.Cámpora y J.D. Perón),
Ecuador (Presidente José María Velasco Ibarra) en
Guyana (Primer Ministro Cheddi Jagan) y en Jamaica (Michael
Manley).

Muy significativa fue la experiencia del
gobierno revolucionario de Salvador Allende en Chile.

Las causas del fracaso de esas tres
tendencias fueron:

  • El nacionalismo populista de los
    gobiernos se quiebra por la debilidad económica
    relativa y la subsiguiente dependencia de los EE.UU. de las
    burguesías locales, circunstancia que determinaba su
    inconsistencia política e ideológica y explica
    su negativa a la radicalización de los procesos por
    ellas comenzados con apoyo popular.

  • El nacionalismo revolucionario de las
    fuerzas amadas fracasó por no proceder sus
    líderes a la depuración de sus filas, por
    carecer de partidos políticos dirigentes y de
    programas coherentes que garantizaran la continuidad de esos
    procesos. Por no apoyarse en las clases trabajadoras. Por su
    desvinculación de las fuerzas izquierdistas. Los
    líderes de esos procesos desaparecieron.

Los movimientos guerrilleros fracasaron por
diversos factores:

  • 1. Contraposición entre
    ¨maoístas" y "cubanistas": Estos últimos,
    partidarios de la creación de "focos" de
    insurrección desconocían las tradiciones
    históricas de Cuba que posibilitaron el triunfo de su
    revolución en 1958, y trataron de reproducir la
    experiencia cubana en contextos histórico-concretos
    distintos, en tanto que los "maoístas" trataban de
    aplicar estrategias y tácticas de la Revolución
    China en el contexto latinoamericano. Por ejemplo, Sendero
    Luminoso, organización vinculada a estudiantes
    universitarios y a la población campesina,
    comenzó a debilitarse cuando trataron de impedir por
    la fuerza que las aldeas comerciaran con las
    ciudades.

  • 2. En el caso de los Montoneros y
    Tupamaros, sus condiciones de extremo clandestinaje les
    privó de base social popular y capacidad movilizativa,
    y derivaron hacia el terrorismo de extrema izquierda por sus
    concepciones erradas sobre la guerra revolucionaria,
    perdiendo el apoyo además de importantes sectores de
    las pequeñas y medianas burguesías locales, de
    las que inicialmente se nutrían sus filas.

  • 3. La guerrilla del Che en Bolivia
    fracasó por el Pacto Militar-Campesino implementado
    por los generales-presidentes R. Barrientos y H.
    Bánzer, que implicaba principalmente la
    manipulación demagógica de los indígenas
    en función de sumarlos a la estrategia de
    contrainsurgencia del ejército oligárquico.
    Además por la traición y las actividades de la
    CIA.

  • 4. La revolución
    pacífica de la Unidad Popular encabezada por Salvador
    Allende fracasó por la fragmentación de las
    fuerzas de izquierda y la imposibilidad de depurar el
    Ejército constitucional de la alta oficialidad de
    extrema derecha.

  • 5. En 1979 triunfa la
    Revolución Nicaragüense dirigida por el Frente
    Sandinista de Liberación Nacional (F.S.L.N.) y ello
    incentivó la lucha guerrillera en Salvador (FMLN) y
    Guatemala (ORPA, PTG) y las luchas sociales en Honduras. Pero
    todos estos movimientos también fracasaron por
    diversas causas, algunas similares a las
    anteriores.

  • 6. La aplicación
    sistemática de estrategias de contrainsurgencia por
    parte de EEUU y los gobiernos oligárquicos: la
    Doctrina de Guerra Interna, los escuadrones de la muerte,
    dictaduras fascistas como las de Argentina, Brasil, Uruguay,
    Chile, Centroamérica. El papel protagónico de
    la CIA fue determinante en la agenda de política
    exterior de EE.UU respecto al Tercer Mundo y América
    Latina específicamente. Se denota a través de
    la infiltración en los movimientos guerrilleros y
    clandestinos en las ciudades. Planes de
    desestabilización a gobiernos, sabotajes y asesinatos
    de dirigentes revolucionarios.

Durante los años 60 y 70 se
manifestó el interés entre las esferas de poder del
continente por la integración económica y
política: surgieron la Asociación Latinoamericana
de Libre Comercio, el Mercado Común Centroamericano, el
Pacto Andino, CARICOM, el Pacto Amazónico, la Conferencia
Permanente de Partidos Políticos de América Latina,
el PARLATINO. Incapaces en su gran mayoría de articular
políticas comunes para el desarrollo de los países
de América Latina. Ello se debe al dominio de las
oligarquías en todo el cuerpo institucional
político y económico de nuestro continente y a la
dependencia hacia la economía norteamericana desde la
segunda mitad del siglo XIX y acentuada posterior a la I Guerra
Mundial

La Década
Pérdida de América Latina

La década del 80 en América
Latina fue definida por la CEPAL de la ONU como "La Década
Perdida", se caracterizó por:

  • Crisis de la deuda externa y
    estancamiento económico. El ingreso per cápita
    retrocedió a niveles de mediados de los 70.

  • La Guerra de las Malvinas
    dañó las relaciones de EEUU con su entorno
    latinoamericano.

  • El fracaso de los modelos neoliberales
    sustentados sobre dictaduras fascistas, y los consiguientes
    procesos de democratización en Argentina, Brasil,
    Chile,

  • Uruguay y Paraguay.

  • Auge de la lucha revolucionaria en El
    Salvador y Guatemala.

  • Aplicación por el gobierno de
    Ronald Reagan de las recomendaciones del Documento de Santa
    Fe, que contemplaban las intervenciones de EEUU contra los
    movimientos revolucionarios en Centro América, el
    cerco de Nicaragua y el fomento de la
    contrarrevolución como instrumentos para destruir su
    proceso revolucionario, y el recrudecimiento de las amenazas
    de invasión contra Cuba.

Influencia del
derrumbe del
Socialismo Europeo y de la Globalización
Neoliberal

El derrumbe del Socialismo europeo entre
finales de los 80 y principios de los 90 condujo a la crisis
ideológica e institucional de la mayoría de los
partidos y organizaciones de la izquierda tradicional en el
continente y facilitó la culminación de los
designios estratégicos de Washington respecto a los
procesos revolucionarios de América Central, con la
caída del Sandinismo en Nicaragua por la vía
electoral, en tanto que los movimientos revolucionarios en El
Salvador y Guatemala se vieron forzados por las nuevas
circunstancias a insertarse en los cuestionables procesos de
democratización producidos bajo presión de
EE.UU.

La Globalización como
fenómeno objetivo en el desarrollo de la sociedad,
señalando la interpretación Neoliberal de ese
proceso. La Globalización no surgió en ese momento,
sólo se hizo más explícita.

Renacimiento a
finales de la década de los 90

  • Resurge el panamericanismo impulsado
    por EEUU, que se tradujo en la proyección de
    mecanismos de dominación económica como ALCA,
    la Iniciativa para la Cuenca del Caribe y el Tratado de Libre
    Comercio de América del Norte (TLCAN) (EEUU,
    Canadá y México).

  • Quiebra de las estructuras
    socio-económicas tradicionales de algunos
    países (Argentina, México, Ecuador).

  • Incremento de la inestabilidad
    socio-política hasta el punto de la ingobernabilidad
    (Argentina es un caso).

  • Crisis financiera en México en
    1994 y luego, en menor medida, en Brasil y posteriormente en
    Argentina. Nótese la diferente posición de EEUU
    frente a la crisis en México y en
    Argentina.

Estas circunstancias aceleraron la crisis
de las instituciones democrático-representativas
tradicionales, fenómeno que se manifiesta en el
desprestigio de partidos políticos históricos
(COPEI y A.D en Venezuela, Justicialista en Argentina, PRI en
México), la extensión de la corrupción
político-administrativa (los casos de Collor de Melo en
Brasil, Alan García en Perú, Carlos Andrés
Pérez en Venezuela, Alberto Fujimori en Perú, C.
Salina de Gortari en México, Carlos Saúl Menem en
Argentina, son representativos), la amenaza de
restauración del fascismo (las Leyes de Punto Final y de
Obediencia Debida en Argentina y la protección a Pinochet
en el proceso judicial en Chile, constituyen llamados de alerta
para las sociedades civil y política del
continente).

En ese contexto se reactivaron
ineludiblemente las luchas clasistas y nacional-liberadoras
asumiendo formas novedosas acordes con las condiciones
histórico-concretas de finales del siglo XX y principios
del XXI:

  • Surgen movimientos populares
    contestatarios de amplia base social que acceden al poder
    político en Venezuela, Brasil, Ecuador y
    Argentina.

  • Fortalecimiento de los movimientos
    indigenistas, que reclaman espacios en las luchas
    políticas y sociales de sus países, siendo los
    casos más notorios la lucha guerrillera y la
    acción política del Ejercito Zapatista de
    Liberación Nacional y el movimiento político
    conducido por Cuauhtémoc Cárdenas en
    México, y los casos de Ecuador y Bolivia.

  • Se busca la integración con un
    enfoque latinoamericanista. Surgen fuertes movimientos
    sociales, no partidistas, como el Foro Social de Sao Paulo y
    la Alianza Social Continental. Se producen la
    aproximación de Chávez (Venezuela es miembro
    del Pacto Andino y también de MERCOSUR), a Lula y
    Kirchner (Brasil y Argentina son los líderes de
    MERCOSUR). Estas fuerzas progresistas se activan en la ALADI,
    en MERCOSUR, se crea el ALBA, UNASUR, CELAC, el Banco del
    Sur, la iniciativa de Petrocaribe, entre otras acciones de
    integración latinoamericana. Aparece el "Eje del
    Bien": Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia, Argentina,
    Brasil.

Conclusiones

Durante todo el siglo XX se han mantenido
los esfuerzos del imperialismo por sostener y expandir su dominio
sobre América Latina por diferentes vías, pero, al
propio tiempo, la constancia de la lucha revolucionaria,
también se ha mantenido por diferentes vías. Se
vislumbra una nueva era de auge y de esperanza y debemos de
aprender de los errores del pasado, especialmente en este momento
que posiblemente sea uno de los más complejos por los que
ha atravesado el imperialismo en América Latina, al menos
en los últimos 50 años.

Bibliografía
básica

Historia Mínima de América, de Sergio
Guerra Vilaboy

– Apuntes para una Historia Económica de
América Latina, de Alberto Prieto Pozos

– Guerrillas Contemporáneas en América
Latina, de Alberto Prieto Pozos

– La Burguesía Contemporánea
en América Latina, de Alberto Prieto Pozos

 

 

Autor:

Jacqueline Laguardia
Martínez

jlaguardia[arroba]cubarte.cult.cu

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