Apuntes históricos de la locura y de la
psiquiatría en Cartagena – Monografias.com
Apuntes históricos de la locura
y de la psiquiatría en Cartagena
A mediados del siglo XX Cartagena era una villa en
crecimiento abierta a lo que se consideraba modernización
para la época, según datos del Archivo General de
la Nación su censo poblacional había pasado de
36.632 habitantes en el 1912 a 111.300 habitantes en 1951, en las
últimas décadas un cambio urbanístico
importante marcaba la salida de varias familias del centro
histórico a barrios nuevos como el Cabrero, Manga,
Torices, y seguidamente al Pie de la Popa, lo Amador y la Quinta,
así sucesivamente fue ocurriendo su crecimiento
demográfico. (1) Covo Torres Pedro, Esbozo dela
Historia de Cartagena de indias, Alpha Editores,
2012
La historia de la psiquiatría en Cartagena se
remonta a lo primera mitad del siglo XX, cuando los "locos" eran
atendidos por un chamán de cuyo nombre solo se conoce que
se apellidaba Pacheco, y quien desempeñaba su actividades
curativas en el vecino municipio de Turbaco, sitio que por esa
época era considerado apto para recuperar la salud debido
a que tenía un clima más favorable que el de
Cartagena, y la creencia popular asociaba las enfermedades con
los conceptos de frio y calor; la tuberculosis era otra de las
enfermedades que consideraban tendría una evolución
favorable en ese pueblo, por un tiempo existió un asilo
para tuberculosos que le llamaban Turbaquito.
Pacheco tomaba al "loco" en custodia, le alojaba en uno
de sus bohíos con techo de palma y paredes de bareque, le
trataba amablemente y solo si estaba furioso le metía en
el cepo, al atardecer del día que consideraba propicio se
ataviaba con un atuendo negro, conducía al loco a una viga
o madrina enterrada en el suelo de un descampado, allí le
amarraba de pies y manos, y procedía con el ritual
espantoso que consistía en matar un gallinazo y
recién muerto abrirlo frente al enfermo mental de un solo
machetazo por la pechuga, y sangrando colocárselo en la
cabeza como si fuera una especie de gorro, posteriormente
procedía con una serie de cantos y gritos guturales
espeluznantes, y así iluminado por antorchas que
prendían sus colaboradores, y montado en un caballo negro,
les aterrorizaba hasta bien entrada la noche.
Algunos enfermos mentales después de varias
sesiones de este tipo y otras medidas entre las que mencionan en
el relato: baños que se le daban de madrugada con agua
fría dejada al sereno de la noche, que asociadas por
contraste a un buen trato y una opípara
alimentación, al parecer contribuían a que el
enfermo recuperara la cordura, lo que convertía a Pacheco
por esa época, en la única oferta
"terapéutica" en Cartagena y sus alrededores efectiva para
"curar" la locura. (2) Relato oral contado por el Dr.
Francisco Haydar Ordage clases de psiquiatría, facultad de
Medicina Universidad de Cartagena año
1974.
Los "Locos" famosos de las décadas de mitad del
siglo XX en Cartagena fueron: Juan Chorizo, Rubén
Moré; Arturo Meza apodado Arturo el Loco, Benito I y
Benito II, Cara e Gallo, el doctor Caraballo, Peyeye y El Mago de
Arjona. Cada uno de ellos dueño de un tiempo y una
historia particular en el contexto de la Cartagena de Indias de
la época. (3) Angulo Bossa Álvaro.
Añoranzas del Cabrero, Costa Norte Editores 1989 Cartagena
Colombia.
Estos auténticos personajes fueron posiblemente
esquizofrénicos sin tratamiento, encarnaron la locura con
cierto atildamiento y originalidad en su ideación
delirante, generalmente de contenido megalomaníaco, con
representaciones prototípicas muy características
de la enfermedad mental, y con una especial relación con
la comunidad que acostumbraba a someterlos sin ningún
respeto ni consideración por su estado a toda suerte de
burlas socarronas, pero hubo uno en especial, Rubén
Moré, quien tal vez haya sido el loco más original
de la época, que incluso pasó a la historia por
haber tenido el honor de ser mencionado en el himno de la
universidad de Cartagena, compuesta por el maestro Adolfo
Mejía:
El tropelin se acerca a la torre de
babel
Brindemos por la tuerca que le
faltó a Moré
Las copas llenas siempre están
de, de ron, de vino, o de champan.
Rondas vienen y rondas van:
¡por la Universidad!
Rubén Moré Vélez fue un loco muy
culto, proveniente de una distinguida familia cartagenera,
hablaba inglés, francés e italiano a la
perfección, y era un aficionado a la filosofía y a
la literatura, sus autores preferidos eran Honorato de Balzac,
Víctor Hugo, Voltaire y Gustavo Adolfo Becker. Dicen que
sus apellidos originales eran Vélez, Vélez pero que
una terrible disputa familiar hizo que se cambiaran el apellido
inicial Vélez por Moré; fue rosacruz, masón,
y maestro de logia grado 18, pero a pesar de sus incoherencias
nunca revelo un secreto de la masonería; también
dicen que probablemente habría sido superintendente de la
compañía de ferrocarriles, y que tal vez
había enfermado mentalmente después de ser
rechazado por una dama cartagenera de quien estuvo profundamente
enamorado. Vestía de saco, camisa blanca y corbata, aunque
mucho tiempo después no usaba esta última prenda,
sobre la cabeza acostumbraba a llevar un gorro de tela o cuero al
estilo Ibérico.
Vivió mucho tiempo en los corredores de la
Clínica Vargas, donde sostenía largos debates
intelectuales con los estudiantes de medicina que allí
acudían, en ese lugar recibía los alimentos que
generosamente le prodigaban por orden del Dr. Eusebio Vargas
Vélez, quien le tenía un gran aprecio. Algunos
autores encuentran cierta similitud histórica entre este
personaje y el Florentino Ariza de la novela de Gabriel
García Márquez, "El Amor en los tiempos del
Cólera". Al parecer era poseedor de una gran cultura, a
veces daba respuestas que denotaban profunda sabiduría a
quienes según él le importunaban con preguntas
necias, ostentaba una gran dignidad que le impedía pedir
limosnas, por lo que en su delirio llevaba una cantidad de
papeles debajo del brazo como si fueran documentos importantes, y
una libreta de la cual tenía unos recibos previamente
confeccionados y a los que solo les faltaba el nombre del
cliente, generalmente un conocido suyo, a quien encaraba con aire
muy circunspecto diciéndole: "estas atrasado en el
pago de tus cuotas cívicas para el libro de
Cartagena", si la moneda que le daban era de baja
nominación, con una expresión de pundonor en el
rostro, decía: "bueno esto solo te alcanza para pagar
una de tus cuotas, las demás tendrá que cancelarlas
después con los respectivos intereses". Relata
Alberto H Lemaitre que en una ocasión le dio una moneda de
veinte centavos, entonces Moré le dijo: "Mira toma tu
moneda de a veinte y para salvar tu dignidad y la
mía, dame una de cincuenta." (4) Lemaitre H
Alberto, Estampas de la Cartagena de Ayer, Espitia Impresores
1990, Cartagena Colombia.
En Cartagena hubo un personaje callejero muy famoso por
sus vulgaridades, a quien llamaban "El Loco Arturo". Arturo Meza
era un hombre menudo, semi calvo, barbado, andrajoso, con unos
ojos brillantes y de mirada penetrante, que denotaba ciertos
atisbos de inteligencia en una persona en lo general deteriorada
por la enfermedad mental sin tratamiento, al final de su
existencia era un habitante de la calle, y sus sitio predilecto
era el centro de la ciudad, especialmente bajo el "portal de los
dulces", donde esperaba a que algunos transeúntes le
gritaran apodos para enfurecerse y lanzar guijarros, así
como toda suerte de improperios y vulgaridades, la muchedumbre
gozaba jocosa no solo de la reacción violenta del
perturbado, sino también de los apuros de las personas que
le temían y que corrían a buscar refugio para no
ser víctima de sus reacción agresiva.
Deliraba diciendo que era hijo de Júpiter por lo
tanto debía llevar anillos en sus diez dedos, y hacerle
ritos al lejano planeta. Salía desde muy temprano de su
casa que quedaba cercana al muelle, inicialmente vivía en
Manga, daba varias vueltas a pie a la isla, y cuando regresaba,
daba veinte pasos, se detenía para dar una media vuelta, y
de cara al norte, miraba al cielo extasiado y echaba un
escupitajo, pidiéndole a su padre Júpiter que le
diera la energía cósmica que necesitaba; cuando
caminaba por una calle automáticamente al terminar esta se
cambiaba a la acera contraría; durante un tiempo uso un
sombrero al que sacudía en el suelo, en el que
escupía tres veces; cuando tenía sed y pedía
agua a una de las vecinas, antes de tomarla le metía tres
dedos de la mano y maldecía unas palabras incomprensibles,
y luego se la tomaba pero a buches. (5) Lemaitre H
Alberto, Estampas de la Cartagena de Ayer, Espitia Impresores
1990, Cartagena Colombia.
Varias canciones de la época que sonaban en las
emisoras le dedicaron su tema a este popular enfermo mental, una
tonada decía así:
Arturo el loco, le patina el
coco
Cuando viene caminando, le gente le
va gritando
Arturo el loco le patina el coco
(bis) (bis)
Y la mas escuchada: "Las cosas de Goya", de la
autoría de Luis Guillermo Pérez Cedrón,
grabada por primera vez en el 1956 por Lucho Pérez
Argaín, con el acompañamiento de Julián
Machado, en Discos Curro, y posteriormente interpretada por Alejo
Duran.
Que Goya andaba con el gran
pinol
Que Goya andaba con el gran pinol,
¡No! – el que iba con Goya, era el nene
Bol…apa.
¡Y es que le gustan los
peloteros a Goya!
Que Goya andaba con el gran
Porroto
Que Goya andaba con el gran Porroto,
-el que iba con Goya era Aniso el loco,- ¡nooo! -el que iba
con Goya era ¡Arturo el loco!
Arturo fue probablemente el Loco más
emblemático y representativo de su papel en la cultura
popular Cartagenera durante la década del 50 al 70; a
él, el populacho le endilgaba como apodo, el nombre del
personaje de moda. Cuando el caso Chessman cautivó a la
prensa, la radio y la TV del mundo entero, al Loco Arturo le
gritaban: ¡Chessman! ¡Chessman!- Arturo
respondía con una serie de improperios y, finalmente,
exhibía sus órganos sexuales y decía:
Aquí tienen el foco rojo; haciendo alusión
impúdica a la forma como Caryl Chessman asesino y violador
tristemente célebre ejecutado en la prisión de San
Quintín en California, atraía a sus víctimas
con un foco rojo en la parte superior de su vehículo
simulando ser una patrulla de la policía. (6)De La
Vega Rodolfo, "Chessman y El Loco Arturo", El Universal Columnas
de opinión 22 mayo del 2010
El Convento de Santa Clara, construido entre 1617 y
1621, sirvió de base para la primera congregación
de la Orden de Santa Clara hasta principios del siglo XX; luego
dejó de ser un claustro religioso y paso a funcionar como
hospital Universitario. La Facultad de Medicina de la Universidad
de Cartagena pasó por diferentes momentos críticos
y a mitad del siglo inicia un proceso de reorganización
para nivelar su pensum académico a la de los pares de
otras latitudes.
En la facultad de medicina de la Universidad de
Cartagena, algunos facultativos también a mediados del
siglo XX iniciaron algunas prácticas psiquiátricas,
relatan que uno de ellos, el Dr. Ivo Zeni, curó a una
persona aquejada por depresión, el paciente vivía
en el centro amurallado de Cartagena, su madre con quien
tenía una relación afectiva de mucho apego y de
quien era emocionalmente dependiente había muerto, y el
enfermo se sumió posteriormente en una profunda
depresión, no hablaba, no se bañaba, no se
afeitaba, la barba después de varios meses le caía
al pecho, el profesor Ivo Zeni con la ayuda de familiares todas
las tardes lo sacaba por una de las bocas de la muralla cargado
en una silla hasta la playa hoy borrada por la Avenida Santander,
y allí frente al mar le hablaba por largas horas, sin que
este contestara nada ni se inmutara, un día cualquiera le
dijo "M. en Cartagena se ha regado la noticia que te has vuelto
loco", el paciente lo miro como perplejo, balbuceo algunas
palabras ininteligibles, se paró corriendo desde la silla
hasta su casa, se duchó y se afeitó, y al
día siguiente de este incidente y después de
permanecer por varios meses incapacitado por la depresión
estaba asistiendo a sus clases en la Universidad de Cartagena, ya
que también era docente de la facultad de medicina. (7)
Relato oral contado por el Dr. Moisés Pianeta
Muñoz, clases de psicopatología, facultad de
Medicina Universidad de Cartagena año
1973.
Antes del años 50 y del uso de las Fenotiazinas,
el Dr. Félix Prospero de Villanueva profesor de
fisiología y clínica médica fue uno de los
pioneros en el tratamiento de los enfermos mentales, como
terapéutica se usaban los bromuros para calmar la
ansiedad. El Dr. Ismael Porto Moreno especialista en
órganos de los sentidos, realizó los primeros
electro-shocks a una paciente particular perteneciente a una
familia adinerada quien sufría de trastornos mentales, y
la familia hizo traer del exterior el equipo de electro terapia,
siendo el primer caso tratado con este método por su
médico de cabecera, sin difusión ni impacto
importante en la práctica médica de la
ciudad.
El 06 de Junio de 1963 funda el departamento de
psiquiatría el Dr. Francisco Haydar Ordage, y
también se abre el servicio de psiquiatría con 13
camas en el Hospital Santa Clara, siendo los primeros profesores:
El Dr. Mario Fernández Mendoza, el Dr. Moisés
Pianeta Muñoz. El 07 de febrero de 1964 se oficia el
nombramiento de Dr. Francisco Haydar como jefe del Departamento
de psiquiatría. (8) Maza Edwin Facultad de Medicina de
la Universidad de Cartagena su Historia, Castillo Impresores E.U.
1998.
El Dr. Fernández dictaba la catedra de
psicopatología y el Dr. Haydar clínica
psiquiátrica. El Dr. Pianeta era muy famoso por sus
escritos sobre Higiene Mental y Educación Sexual,
también por su capacidad oratoria y había fundado
un colegio especializado para niños con problemas del
comportamiento y del aprendizaje, en el que ejercían sus
hijas con mucha dedicación el magisterio.
Más tarde llegaron otros docentes a la Facultad
entrenados en el exterior entre los que se cuentan el Dr. Carol
Rumie Bossio, El Dr. Orlando Álvarez Lozano, ambos
entrenados dentro de la disciplina psicoanalítica, el Dr.
Rumie se había formado en la ciudad de Baltimore en una
lujosa clínica psiquiátrica, en la que según
él solo se atendía a pacientes VIP "very
importan person", al tocarle el ejercicio en las precarias
condiciones que se desarrollaba en Cartagena lo habría
desmotivado, después de un tiempo se desinteresó de
la practica psicoanalítica y solo ejerció como
psiquiatra general, quedando como único exponente de este
tratamiento el Dr. Orlando Álvarez Lozano, quien
también era egresado de la especialización en
medicina interna, y había realizado su residencia en
psiquiatría en la Universidad del Valle.
El Dr. Miguel Ghisays Ganem sucedió al Dr.
Francisco Haydar en la jefatura del Departamento de
Psiquiatría, cargo que desempeñó por
aproximadamente 25 años; de la escuela organicista, se
había entrenado con López Ibor en Madrid
España, en la clínica del profesor, una de las
más prestigiosas de Europa; tuvo una fuerte
formación en clínica psiquiátrica,
seguía mucho la corriente de Henry Ey, y también
muy completa en psicofarmacología de la que seguía
con entusiasmo los conceptos de Kalinoswski. El Dr. Ghisays
además de haber escrito un libro de psicopatología,
es también un experto en música clásica, y
ha escrito varias obras especializadas sobre este tema; aun
después de jubilado por la Universidad de Cartagena y no
obstante no necesitarlo, trabaja prestando servicios
médicos gratuitos en la consulta externa de
psiquiatría de CEMIC, clínica de la que es vecino
en el barrio del Cabrero.
En el año 1973 las directivas del hospital
Psiquiátrico de Sibaté tomaron la cruel medida de
abandonar 37 enfermos mentales crónicos oriundos de la
Costa Atlántica en el aeropuerto de Crespo, estaban
internados en sus instalaciones, donde habían sido
remitidos algunos años antes, previo a su división
cuando el departamento de Bolívar era un departamento
grande. La beneficencia de Bolívar había dejado de
pagar a la de Cundinamarca y esta al hospital de Sibaté,
lo que aparentemente originó tal medida.
Al quedar abandonados los enfermos mentales en el
aeropuerto de Crespo, Se creo un problema de orden público
y el gobernador de la época Donaldo Badel tuvo la
necesidad de abrir rápidamente una "segunda Unidad de
Salud Mental" en el lugar donde antes funcionaba la cárcel
de San Diego, y hoy queda la Escuela de Bellas Artes. El lugar
amenazaba ruinas, no obstante allí se alojaron los 37
pacientes psiquiátricos, posteriormente alguno de ellos
serían reubicados en sus hogares por trabajo
social.
Por esa época, años 1974, la
atención medica en el departamento de Bolívar y en
la ciudad de Cartagena pasaba una de sus crisis, pues el centro
médico eje de la atención y de la enseñanza
universitaria el Hospital Santa Clara, ubicado en una
construcción colonial, amenazaba con sus ruinas la
seguridad de los allí atendidos y la del personal
sanitario, además el Hospital Universitario de Zaragocilla
aún en construcción no estaba terminado, debiendo
pasar en un plan de contingencia el Hospital Santa Clara a ser
alojado en el San Pablo, solo hasta el 1976 cuando se dio al
servicio el Hospital Universitario de Cartagena vino a
normalizarse la atención medica en la
región.
El Hospital San Pablo comenzó su
construcción en el año 1951, y fue dado al servicio
en el año 1953, siendo presidente de Colombia el Dr.
Roberto Urdaneta Arbeláez, su misión era combatir
el mal más temido de la época, "La Tuberculosis
Pulmonar", una enfermedad cuya curación era dudosa, muy
unida a condiciones de carencia nutricional y afectiva, con
determinantes genéticos en la inmunidad. Esta
patología por las dificultades que ofrecía su
manejo, causaba connotado estigma social, constituyendo por lo
tanto una enfermedad vergonzante para el individuo quien la
padecía y para su familia, y por el temor a su contagio
generaba fuerte rechazo y exclusión social.
Era pues necesario según los patrones de la
época aislar al enfermo de tuberculosis, y para ello se
construyeron hospitales que además prestaban un cuidado
tipo asilar, donde el enfermo no solo era tratado de su mal, sino
mejorado en su nutrición, y egresaba mucho tiempo
después con su autoestima reforzada por la acogida que le
prestaba el personal sanitario, quienes desafiando sus propios
miedos por la enfermedad daban afecto y cuidados al paciente
tuberculoso sin violar las normas higiénicas primarias
exigidas para su control.
El típico hospital para tuberculosos debía
estar ubicado en las afueras de la ciudad para evitar los riesgos
de contaminación de los demás ciudadanos, y los
pacientes tenían hospitalizaciones prolongadas que duraban
seis meses a dos años en promedio, de las cuales
salía convertido en otra persona en lo referente a su
apariencia física. Así es que este centro
hospitalario se dio al servicio de la comunidad cartagenera y fue
tenido como centro de remisión para el tratamiento de esta
enfermedad para toda la Costa Atlántica.
A principio de los años 70 con el advenimiento de
tuberculostaticos muy efectivos y debido a los resultados de las
campañas antituberculosas hubo un cambio conceptual en el
manejo de esta enfermedad, se impuso la conducta del manejo
ambulatorio de la tuberculosis, y se desestigmatizó al
enfermo y a su manejo, el hospital antituberculoso San Pablo
quedaría entonces medio vació.
En el año 1976 cuando se dio al servicio el
Hospital Universitario de Cartagena, se trasladaron a este todas
las especialidades médicas y quirúrgicas excepto la
psiquiatría, la unidad psiquiátrica de agudos del
Hospital Santa Clara de 13 camas, se había fusionado con
la ubicada en San Diego para crónicos de 37 camas, todos
los enfermos fueron trasladadas al hospital San Pablo que
había quedado medio desocupado después de la
inauguración del Hospital Universitario. Desde un
principio quedaron mal alojados, debido a que la
construcción del San Pablo no había sido hecha con
ese propósito, así es que la arquitectura,
disciplina llamada a jugar un papel importante en la
recuperación de las personas con trastornos mentales,
debió ser suplida por rejas y celdas que dieron desde el
comienzo un aspecto carcelario o manicomial al nuevo servicio de
psiquiatría.
También estuvieron por un tiempo como docentes de
psiquiatría de la facultad de Medicina, desde finales de
los 70 hasta principio de los 80, El Dr. Hugo Badel quien tuvo
una clínica psiquiátrica que funcionó en
Manga por un par de años; el Dr. Miguel Solano; El Dr.
Enrique Emiliani; El Dr. Eduardo Espinosa Faciolince quien trajo
desde Nottingham Gran Bretaña y desde el Instituto de
Psiquiatría de Londres los conceptos sobre
psiquiatría comunitaria; el Dr. Alfonso Villanueva quien
era un excelente bioquímico y un farmacólogo
genial; y desde la mitad hasta finales de los años 80
llegaron: el Dr. Adolfo Bermúdez de León, y el Dr.
Rafael Osorio Chagüi, del postgrado en la clínica
Monserrat, con formación de tendencia
psicodinámica; El Dr. Ricardo Haydar Ghisays hijo del
fundador del departamento de psiquiatría, vino de la
residencia de la Javeriana con una formación integral,
además que tenía encima la escuela de su padre, y
el Dr. Cesar Sánchez Vergara quien remplazo al Dr. Miguel
Ghisays Ganem en la jefatura del departamento, obsesionado por la
bioética, se recibió posteriormente como filosofo.
Es importante mencionar al Dr. Roberto Guerrero Figueroa que
cursó un doctorado en neurociencias en la Universidad de
Tulane, y quien regresó por el compromiso de la
contraprestación, exigido por el rector y pacificador del
movimiento estudiantil del año 1971, el Dr. Navarro
Patrón, Guerrero Figueroa se dedicó a la academia,
fue decano de la Facultad de Medicina, y también
atendía pacientes neurológicos y
psiquiátricos.
Al inicio de los años 90 después de
realizar su residencia en la Universidad Javeriana ingresa a al
hospital San Pablo el Dr. Martin Suarez Jiménez,
años atrás había realizado parte de su
internado rotatorio en la unidad de psiquiatría de ese
hospital, y posteriormente será coordinador de la
sección de psiquiatría, que ahora, después
de un cambio curricular, es parte del Departamento Médico;
pocos años después llegará el Dr. Humberto
Molinello, egresado del postgrado de psiquiatría del
hospital Militar, después de ejercer la docencia en la
Universidad de Cartagena, inclinado por la psiquiatría
infantil, se retira y se radica en la ciudad de Barranquilla,
donde actualmente ejerce la especialidad con
éxito.
A finales de los 90 inicia prácticas en el
Hospital San Pablo el Dr. Francisco Barrios Ayola, bajo la
orientación y supervisión del Dr. Christian Ayola,
en el 2003 egresa de la Maestría en Salud Mental y en el
2006 del postgrado de psiquiatría de la Universidad de
Cartagena, pocos años más tarde llegará a
reforzar la docencia en la facultad de Medicina de la Universidad
de Cartagena; vinculado a la ESE distrital de primer nivel de
atención en salud, inicia después de soportar
muchas trabas y contratiempos administrativos, con el
cumplimiento de un sueño muy viejo de su mentor, el de
realizar la atención oportuna del paciente
psiquiátrico desde la atención primaria en los
centros y puestos de salud.
En las últimas dos décadas Han llegado
desde el Hospital Militar los siguientes especialistas doctores:
Walter Pontón, quien se sub-especializó en
psiquiatría infantil, Miguel Sabogal quien ha incursionado
en rehabilitación, Amaury García; y desde otros
programas: Fernanda Osorio, Adriana Serrano y Guillermo Dager.
Desde la apertura del postgrado de psiquiatría de la
Facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena han egresado
los siguientes especialistas doctores: Adalberto Campo, Alex
González, Candelaria Rambal, Alfredo Somoza, Rafael
Bustillo, Mánela García, Marcos Salas, Ester Perea,
Ketty Marrugo, cursan actualmente residencia: Edwin Castro,
Carlos Cassiani.
También egresaron los doctores Miguel Ghisays
Ganem y Christian Ayola Gómez, quienes no obstante tener
títulos de especialistas en psiquiatría de otras
universidades optaron recientemente (2011- 2012) por someterse al
programa de postgrado la Universidad de Cartagena, y así
homologar sus títulos, recertificándose.
En el año 1978 inicia su práctica en la
unidad psiquiátrica del Hospital San Pablo un
médico muy joven, egresado de la universidad de Cartagena,
con sólida formación en medicina interna, adquirida
en el hospital Universitario de Cartagena, donde además
era medico de planta de la urgencia. Inicialmente al no haber
residencia de psiquiatría y por su dedicación
exclusiva a esta especialidad, se le dio la oportunidad de apoyar
en las actividades académicas de este Departamento que
carecía de docentes, pues los más antiguos se
habían retirado de la práctica clínica y de
la docencia, y los nuevos psiquiatras en formación aun no
llegaban, o algunos otros especializados en el exterior,
llegaron, pero su paso por el Hospital San Pablo o por la
facultad fue efímero.
Este, quien escribe la presente historia, es el Dr.
Christian Álvaro Ayola Gómez, hoy titulado en el
postgrado de psiquiatría biológica por la
Universidad Oberta de Cataluña en Barcelona España,
con título de especialista en psiquiatría por la
Universidad de Cartagena, quien ha contribuido durante varias
décadas como docente a la formación de los
estudiantes del pre y del postgrado en psiquiatría de la
facultad de Medicina de la Universidad de Cartagena,
además el fundador de la clínica
psiquiátrica CEMIC, donde hoy realizan practica de
psicopatología y psiquiatría los estudiantes del
pre y postgrado de todas las facultades de medicina,
enfermería y algunas de psicología en
Cartagena.
Su llegada al departamento de psiquiatría
contribuyó en los años 80 a cambiar la
concepción del paciente psiquiátrico hacia el
modelo médico, el abordaje viró al
diagnóstico y manejo integral de estos enfermos, los
primeros años fortaleció sus conocimientos en
clínica psiquiátrica como ayudante del Dr. Miguel
Ghisays, juntos les tocó afrontar momentos
difíciles en el tratamiento de los pacientes por la
escasez de medicamentos psiquiátricos, debiendo recurrir
en muchas ocasiones a la terapia electro-convulsiva
técnica que dominan ampliamente. También lucharon
contra la estigmatización y la falta de educación
de la comunidad en general en lo relativo al manejo de las
enfermedades mentales y su tratamiento.
Desde la mitad de la década del 2010, cuando en
representación del alcalde fue presidente de la junta
directiva de la ESE Distrital y más tarde en las reuniones
del Concejo Distrital de Salud Mental, el Dr. Ayola viene
impulsando la atención psiquiátrica en el primer
nivel, y desmitificando la atención del paciente
psiquiátrico en grandes instituciones, donde estos al ser
alejados de la comunidad, tienden a deteriorarse, a ser
abandonados por sus familias, y adquieren con frecuencia una
condición conocida como hospitalismo, aumentando la
población de Trastornos Mentales Severos
(Crónicos), y por ende el gasto del Estado.
Muchos fueron los esfuerzos emprendidos desde mediado de
los 80 por el Dr. Jairo Luna, Psiquiatra y salubrista
costeño, quien durante largo tiempo se
desempeñó como Jefe de la División de Salud
Mental del Ministerio de Salud, quien logra se realice la
inversión de algunos recursos para mejorar el aspecto de
los pabellones psiquiátricos del San Pablo, y los
esfuerzos también del Dr. Jaime Pastrana Arango, quien
sirvió como director de este centro, y con la
colaboración del pintor Obregón y del Ministerio,
remodela y construye nuevos servicios, tales como: la unidad de
cuidados especiales, la de terapia ocupacional y el
pabellón el Cóndor para farmacodependientes,
erigido en honor al maestro de las artes.
Ninguno de ellos logró cambiar el aspecto del
lugar que recuperaba pacientes psicóticos, mientras con su
aspecto vetusto y sórdido deprimía aún
más a otros enfermos y a sus familiares. No obstante la
ignominia a la que se sometía un paciente al ser
hospitalizado en este centro, los enfermos mentales
crónicos (o sea aquellos provenientes de sanatorio
Sibaté), y los agudos, compartieron las miserias de este
hospital, que entró en agonía con la
aprobación de la Ley 100, debido a su alto costo operativo
por estar sus empleados cobijados por una legislación
especial que generaba una alta carga prestacional, a la falta de
cultura organizacional, a múltiples desventajas
competitivas, además que la actividades de la
atención especializada en psiquiatría no quedaran
incluidas en el Plan Obligatorio de Salud Subsidiado.
Considerándose la enfermedad mental como una
patología crónica, ruinosa y de alto costo, no fue
reasegurada como ocurrió con el cáncer, o con las
enfermedades cardiovasculares, sino, que antes, fue producto de
fuertes controles en la facturación de los servicios y
actividades consignada en la resolución 5261 de 1994, y en
el Decreto 2423 de 1996, ambos reglamentarios de la Ley 100 del
1993, que limitaron los procedimientos y los tiempos de
atención, desestimulando el tratamiento intrahospitalario
sin tener preparada una oferta de servicios
alternativos.
En el año 1996, su director sempiterno el Dr.
Guillermo Valencia Abdala, con la colaboración del
subdirector Dr. Christian Ayola Gómez, y algunos asesores,
trataron de convertir el San Pablo en un hospital general,
aprovechando las oportunidades que daba la ley 100, con el
objetivo incursionar en las patologías contempladas en el
Plan Obligatorio de Salud, y con el Fondo de Inversión
Social FIS, consiguieron la financiación de un proyecto
para transformarlo arquitectónicamente, empresa que no fue
posible realizar por fallas estructurales, cuyo costo de
reparación superaba enormemente el monto de la
financiación obtenida, y hubo también falta de
voluntad política del alcalde de la época que no
quiso desembolsar la contrapartida, quedando condenado el
hospital a morir por no ser competitivo.
Desde el año 1996 esta institución estuvo
amenazada de ser liquidada por las razones expuestas, pero la
prioridad la constituyó el Universitario que había
entrado en crisis en múltiples ocasiones hasta ser
irrecuperable, y todos los esfuerzos financieros del Ministerio y
de la entidad territorial correspondiente se hicieron en pro de
la restructuración del H U de C, y por ultimo
después de un cierre decretado por el DADIS por no cumplir
con los mínimos requisitos de calidad, fue reinaugurado
con otra razón social, con el nombre de Hospital
Universitario del Caribe. El año 2007 el Ministerio de la
Protección Social y el Departamento de Bolívar
acordaron la liquidación de otros hospitales por
ineficientes, lográndose al final terminar con la
agonía del que fuera durante más de 50 años
el centro de atención de tuberculosis, y por más de
treinta años el centro líder de atención
psiquiátrica en la región.
Al cierre de hospital San Pablo quedaban 60 pacientes
psiquiátricos internados en sus instalaciones algunos de
ellos a cargo del Departamento de Bolívar y 28 de ellos a
cargo del distrito de Cartagena. El día 12 de Enero del
2008, doce días después de haberse iniciado el
proceso liquidatario, el distrito de Cartagena no tenía
organizado un plan de contingencia para desalojar los pacientes a
su cargo en ese centro de atención, una de las principales
razones la constituyó que el distrito comenzaba el
año 2008 con un nuevo gobierno y que el proceso
liquidatario estuvo a cargo del Departamento.
Así es que la Alcaldía Mayor de Cartagena,
comisionó al Director del Departamento Administrativo de
Salud DADIS, doctor Nelson Alvis para que resolviera la
contingencia, este profesional contacto a la Clínica
"CEMIC" del Cabrero quien con su unidad especializada de salud
mental por esa época con 22 camas, (actualmente cuenta con
100), venía desde años anteriores apoyando la
atención psiquiátrica del distrito. El doctor Alvis
solicitó a CEMIC una propuesta de atención que se
elaboró en las 24 horas siguientes.
Con la colaboración del Doctor Francisco Barrios
Ayola docente de psiquiatría de la Universidad de
Cartagena, psiquiatra adscrito a la ESE Hospital Local Cartagena
de Indias, y del director científico de la clínica
CEMIC" doctor Christian Ayola Gómez, y un estudiante de
último año de medicina de la Universidad Rafael
Núñez, Dr. Duban Pájaro quien es hoy
salubrista, se procedió a clasificar los pacientes
internados en el Hospital San Pablo que el día 13 de enero
ya no tenían suministros médicos, ni
alimentación, y estaban siendo atendidos solo por
enfermeras, pues los médicos tanto generales como
especialistas en psiquiatría se habían retirado,
dejando a su suerte a estos pacientes.
La Labor del doctor Nelson Alvis fue organizar una
operación humanitaria para sostener a los enfermos
mentales allí abandonados coordinado una primera
reunión a la cual asistió el doctor Marcos
Vélez en calidad de director financiero del DADIS,
representantes de algunas ARS, y el director de "CEMIC",
lográndose de los asistentes el compromiso de aprovisionar
de alimentos y medicamentos a la entidad en liquidación, y
el suministro de personal médico de la Unidad de Salud
Mental CEMIC para la atención de los enfermos mentales,
mientras se procedía a su traslado a otro centro
asistencial.
El día 16 de Enero se inició el traslado
de los pacientes con trastorno mental agudo, identificados
previamente los que estaban a cargo del distrito de Cartagena,
teniendo como parámetro el hecho de estar sisbenizados en
esta entidad territorial. Resultaron 17 pacientes agudos, de los
cuales 10 fueron dados de alta por considerar el equipo
médico de CEMIC que se encontraban compensados mentalmente
por haber remitido su sintomatología psicótica, y
siete trasladados a las instalaciones de "CEMIC" para continuar
con su tratamiento psiquiátrico, por continuar en estado
agudo.
LISTA DE PACIENTES CON TRASTORNO
MENTAL SEVERO ("CRONICOS") A CARGO DEL DISTRITO DE CARTAGENA AL
MOMENTO DEL CIERRE DEL HOSPITAL SAN PABLO 01 ENERO
2008
NOMBRES Y | EDAD | FAMILIA | PATOLOGÍA | ||||||
JUDITH L. | 65 | NO | Esquizofrenia Residual. | ||||||
MARIA A. | 60 | NO | Esquizofrenia Residual. | ||||||
YADIRA Q. | 61 | NO | Retardo Mental Esquizofrenia. | ||||||
GABRIEL SOSSA | 82 | NO | Esquizofrenia Fractura cadera izquierda | ||||||
ENALDO S. | 65 | NO | Esquizofrenia Indiferenciada Diabetes Mellitus | ||||||
BLAS SEGUNDO S. | 58 | NO | Esquizofrenia Residual | ||||||
PEDRO P. | 56 | NO | Esquizofrenia Residual. | ||||||
FABIO S. | 63 | SI | Esquizofrenia Paranoide | ||||||
JOSE IGNACIO P. L. | 30 | TUTELA | Esquizofrenia. | ||||||
ROBERTO P. L. | 38 | TUTELA | Esquizofrenia. Paranoide | ||||||
YINA (N.N.) | 24 | NO | Esquizofrenia. Paranoide |
El día 17 de Enero se realizó el traslado
de los 11 enfermos mentales crónicos, a un centro de
protección y rehabilitación llamado "El Hogar",
implementado por CEMIC en la calle Guillermo Posada del barrio
Torices, casa N° 14-144; estos pacientes por requerir
atención psiquiátrica permanente, y
protección continua, debido a su estado de deterioro
cognitivo, y la incapacidad para funcionar socialmente no
pudieron ser trasladados a un asilo para ancianos, 9 de ellos no
tenían núcleo familiar reconocido, 5 de los
provenientes de Sibaté, y 2 con fallo de tutela
interpuesto contra el Distrito de Cartagena debido a la
incapacidad de su madre anciana para lidiarlos.
"Solo un caso N.N. (YINA) no tenía para esa
época certificado de indigencia; los PADILLA LANZ
están amparados por una tutela fallada contra el Distrito
de Cartagena; FABIO SALAS tiene familia al parecer en la ciudad
de Barranquilla pero se desconoce su dirección actual,
tiene cedula que lo identifica como natural de Cartagena e
identificación por el SISBEN y está afiliado a
Mutual SER; los demás pacientes tienen Certificado del
Listado Censal como Indigentes de la Secretaria de
Participación Ciudadana y Desarrollo Social de la
Alcaldía Mayor de Cartagena, adicionalmente Certificado
del Censo del DANE como Indigentes". (9) Unidad de Salud
Mental CEMIC, Informe de gestión, pacientes con trastorno
mental severo, presentado al DADIS el 24 de enero de
2008.
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