Del alfa al infinito
Se hace totalmente necesario situar nuestra
mente en el contexto del pasado y sacar paulatinamente los datos
o conocimientos fundamentales para ir hilvanando los hechos que
fueron aconteciendo al hombre desde su aparición sobre la
tierra y la evolución progresiva por la que ha ido
atravesando, para llegar a ser el tipo de individuo que conocemos
en la actualidad.
Con ello, es posible que captemos la
insignificancia que representamos individualmente en este planeta
y la grandiosidad evolutiva en conjunto.
Nuestras vidas son tan efímeras, que
no alcanzan el relámpago; pero lo importante es que dejan
huellas imborrables, como las sombras que mueven los
espacios.
En los comienzos del alfa, sólo
existían los cielos, la tierra, el fuego, las aguas- una
serie de compuestos inertes, que hoy llegamos a distinguir en el
mundo atómico e incluso discernir en la composición
de sus distintos elementos, en sus reacciones químicas o
en sus enlazamientos entre ellos, para llegar a constituir el
complejo y diverso mundo de la materia.
Mucho antes -se supone con casi total
seguridad– que no había nada, nada
existía.
Seguramente habría un vacío
inundándolo todo…
Ni el Sol, ni otras estrellas que
iluminaran ese Universo estaban aún…, eran
inexistentes.
Todo era uniformemente igualitario: la nada
campeaba por sus fueros infinitos.
¿Qué cataclismo, agujero
negro o blanco surgió de esa deformidad de páramo,
cuya explosión o actividad originó el curso del
movimiento de la vida o de la materia, para dar lugar en su
evolución al inicio de la vida…?.
Poco a poco fueron surgiendo las
actividades de la materia, enraizándose y
sometiéndose a las leyes universales que las mantienen en
sus secuencias.
Ese estado caótico empezó su
andadura en su camino evolutivo…
Quizás surgido de las manos de los
dioses o por el impulso de un Dios Omnipotente que decidió
darle curso a una serie de acontecimientos para llevar lo
inmaterial a un seno nutritivo de acomodación y
desarrollo, para que diese algún resultado más
positivo.
Posiblemente mandasen alguna orden o
concierto creando la materia, necesaria en la formación
del Universo.
Proyectando en ellas sus ideas de futuro, y
así: crearon el Universo…
Acomodaron toda la materia en sus distintas
formas y estados, dando lugar al los comienzos
evolutivos…
Dentro de esa clasificación y orden
se propusieron distinguir los estados de la materia:
sólidos, líquidos y gaseosos.
Indudablemente fueron armonizando los
espacios en los que iban apareciendo y las características
de futuro, perfectamente organizadas.
Cielo, tierras, mares, vientos, nubes,
ríos, etc., –todos los elementos sincronizados y en
perfecta armonía para perdurar en el tiempo y dar lugar a
todo lo natural, formando todos lo que conocemos como
Universo.
Al observar nuestro mundo, todo parece ser
una perfecta fábrica que funciona automáticamente
con toda normalidad y no calculamos en el proceso al que ha ido
sometiéndose, a lo largo del tiempo para alcanzar su
plenitud de rendimiento.
Ahora el hombre que ni siquiera ha reparado
-con gratitud- hacia las inmensas bondades que obtiene de este
mundo-nuestro Universo-, conociendo, -como en ningún otro
momento llegó a conocerlo- somos tan ignorantes y
estúpidos que la avaricia nos embarga, nos lleva a ser
irreverentes y desagradecidos, tratando de exterminar, confundir
–en definitiva- estropear la nutrición que nos
mantiene vivos…
Desearía fervientemente de cualquier
lector, que pudiera aparecer por estas líneas,
además del hecho de su perseverancia al transitar por
ellas, el deseo más profundo de que le sirvan para
fomentar más amor y delicadeza hacia los seres y objetos
que componen todo lo conocido y un respeto hacia lo
desconocido.
A lo largo de la vida de cualquier ser
humano, es seguro encontrar momentos difíciles que nos han
llenado de dudas y temores insospechados, o a incomprensiones del
medio en el que desarrollamos nuestra vida.
Siempre estaremos
planteándonos una serie de incógnitas –en su
mayoría indescifrables- y que nos llenarán de
preocupación continua mientras vivamos.
Algunas de estas situaciones se nos
presentan generalmente porque no llegamos a entender los procesos
acaecidos en el desarrollo del ser humano, -falto de capacidad,
desarrollo y entendimiento- para saber con claridad los conceptos
que lo constituyen, los motivos y fines de su existencia: la
vida, la muerte, las creencias, etc.
No todos tenemos la capacidad o el
tesón para indagar y profundizar en esos conceptos
existencialistas, evolutivos y de desarrollo
razonado…
Muchas veces, se instalan en nuestro ser y
no encontramos salida, ni resultados a nuestras
preguntas.
En otras ocasiones, es posible que no
hayamos adquirido la suficiente preparación educativa o
instrucción sobre la materia que nos pueda conducir al
esclarecimiento de aquello que con frecuencia nos
preguntamos.
Los que en algún momento han gozado
de resplandor y sensatez para meditar sobre ello, se han
encontrado con situaciones incomprensibles para la mente humana,
de difícil solución.
Una de estas incógnitas
–totalmente común, por cierto- es el avance
espiritual, la conciencia individual y el archivo mental,
fomentado a lo largo de nuestra existencia.
Si hacemos una corta reflexión sobre
ello: seguro que llegaremos al mismo resultado… "No
estamos seguros de lo que no vemos…, -ojos que no ven
corazón que no siente-…".
Las grandes incógnitas de nuestras
precarias vidas se establecen en la mente, como sanguijuelas que
nos chupan los sesos sin encontrar aberturas por donde se filtre
algún rayo de luz.
Estas situaciones, casi siempre afectivas,
hacen cambiar las conductas del individuo en la mayoría de
los casos.
No sabemos lo necesario, ni alcanzamos la
capacidad de resolver nuestras dudas…
Nuestros conocimientos son insuficientes
aún, a pesar de todos los avances de la humanidad,
especialmente en los últimos tiempos.
Nuestro cerebro no alcanza aun, ni el 10%
de su capacidad para analizar y comprender algunos de sus
secretos.
Nos sometemos continuamente al estudio y a
la observación, tratando de descifrar esa multitud de
problemas que se nos plantean cada día y en la
mayoría de las ocasiones no estamos capacitados, ni para
resolver los más simples y cotidianos, mayoritariamente de
carácter local o social.
Tantas preguntas nos hacemos a cada
momento…, sobre todo, cuándo se nos presentan
dificultades, desgracias y situaciones anormales de
entender.
Fácilmente las soslayamos para que
nuestra mente no sufra en terrenos desconocidos y damos por
sentados hechos que no entendemos; son: como dogmas de fe
impuestos, sin poder replicar, sin pedir explicaciones u otros
resultados, ni que nos lleven a experimentar otros conceptos que
los provenientes de los admitidos.
Quisiera indagar en los pozos de la
sabiduría e impregnarme del saber suficiente para tocar y
analizar temas –durante mi existencia- que siempre han
constituido para mí metas inalcanzables.
Seguro estoy de no llegar a razonar lo
suficiente y mucho menos a entender el puente que une lo material
con lo espiritual.
Aunque no haya llegado a adquirir los
suficientes conocimientos, por mi preparación formativa o
educacional y mucho menos goce de autoridad reconocida ante otras
personas, quisiera andar por las rutas del saber…
Es justo querer emprender desde estas
líneas el camino, para mí en penumbra, que no tiene
razón de ser si es transitorio solamente.
No pretendo dar clases de conocimientos, ni
aplicar los métodos a seguir en este
emprendimiento, sólo deseo conseguir la estabilidad
personal pretendida…
Sólo me complacerá dar pasos
firmes sobre él, para llegar al propio convencimiento y
acercarme lo más posible a ese puente de la verdad, aunque
no sea capaz de cruzarlo nunca.
No creo que esté prohibido hacer
intentos de acercamientos al conocimiento de nuestro pasado y
mucho menos, cuándo el tiempo que se emplea es el
propio.
¡Quizás sirva!, nada
más: para que alguien se sienta enganchado como observador
en el dilema y también quiera emplear parte de sus
momentos en esta indagación, por absurda que pudiera
parecer.
Voy a tratar de arrancar mis pasos en el
tramo más apto del camino, dejando para otros más
meritorios, doctos y capacitados, las partes oscuras y
dificultosas del mismo, por donde me sentiría totalmente
perdido.
Avanzar por ese camino tenebroso, siguiendo
los pasos que dieron los hombres desde que aparecieron sobre la
faz de la tierra, se hace sumamente dificultoso y es tarea
más apropiada de científicos –paleo
antropólogos- que se dedican a estudiar nuestros
orígenes y evolución.
No iré por ese camino, hartamente
dificultoso y donde hay que aplicar muchos conocimientos que no
tengo.
Iré por el otro menos espinoso,
quizás trazado para novatos y atrevidos, carente de
las mieles exitosas que da el saber, pero será mucho
más fácil de transitar, con mejores
panorámicas y donde las expresiones no tienen que ser tan
rigurosas, porque las licencias estará permitidas y las
aseveraciones estarán muchas veces carentes de
lógica, basadas en lo imaginativo y aventurero sin tener
muy en cuenta todo el rigor científico que para ello se
demanda.
Repito: que yo no soy un individuo versado
en las materias, pero es tan intenso el deseo de circular por los
pasos que dieron otros que, el desafío se hace enfermizo y
la adicción va creciendo a más, cada vez que la
mente choca con la idea.
Es una aventura inigualable, que ni el
más osado y preparado de los mortales, podría
vivirla: sin haber caído en múltiples errores- no
sólo por su atrevimiento- si no, por las distancias de los
tiempos, al momento en que sucedieron.
Por otra parte, mi intención no es
otra que, la de viajar a lo largo del camino, recorriendo e
imaginando esos tiempos y lugares y basándome en la
sabiduría que anteriormente aportaron otros.
Los científicos que estudian
nuestros orígenes son mentes privilegiadas y en la
mayoría de los casos, emplean su vida de forma altruista
sin recibir compensaciones materiales a cambio, a veces: tan
sólo, un somero reconocimiento…
Por ellos sabemos:
-Que constituimos una sola especie animal,
durante el último millón y medio de años,
(que se nos calcula sobre el planeta Tierra, como homo erectus,
es decir: andábamos sobre las extremidades inferiores).
¡Quizás para ahorrar energías!…
-Al desarrollo de esta especie evolutiva,
se le denomina Homo Sapiens -aunque sus ancestros se
remonten a unos 40 o 50 millones de años antes-, es a
partir de fechas más recientes y debido -fundamentalmente
a su capacidad de retener los hechos que le van ocurriendo (en lo
que denominamos memoria), es cuándo su evolución se
hace más patente y progresiva.
-El poder recordar esos hechos (archivados
con anterioridad) y aplicarlos a nuevos acontecimientos, es la
fuente de la diferenciada facultad intelectiva ante otros
seres vivos.
-De los buenos o malos resultados obtenidos
al aplicar los conocimientos archivados en su memoria a las
nuevas vivencias acontecidas, dio lugar a la formación de
su conciencia.
-Sin precisar fechas y sabiendo que
incurriré en múltiples errores, considero que
la memoria, la inteligencia y la conciencia, se dieron en el ser
humano en ese orden cronológico.
Se dice que el homo sapiens proviene de una
familia de primates -los hominoideos- y que aparecieron en el
Centro de Garganta de Olduvai, vista desde el espacio,
situada en África, en el norte de Tanzania y
noroeste del Zanguereti, a 2° 59´latitud Sur
y 35° 31´ longitud Este, al norte de la actual
Tanzania.
Estos primates homínidos en su escala evolutiva llegaron a
modificar la articulación del dedo pulgar,
llevándola a ser -en su diferenciación-:" triple y
completa", lo cual quiere decir: que, desplaza el dedo pulgar
hasta llevarlo a oponerse a los demás dedos de la
mano,-únicamente existente en esta especie-.
Con esta capacidad, desarrollada en su
evolución a lo largo de miles de años, fue
adquiriendo: capacidades, conocimientos, desarrollando sus
sentidos y en definitiva evolucionando hasta alcanzar su estado
actual…
Su sistema nervioso se fue ampliando y
desarrollando a la vez que sus exigencias biológicas lo
demandaban.
La larga historia del hombre sobre la
tierra es apasionante en todos sus aspectos y mucho más
valor adquiere el analizarla con detenimiento.
Comparando las características de
nuestros antepasados y las variaciones que ha sufrido hasta
llegar a los momentos actuales, debemos diferenciar la de los
primeros homínidos no humanos y el comportamiento del homo
sapiens.
Desde que apareció el hombre sobre
la faz de la tierra hasta los momentos actuales, el camino ha
sido muy largo y su estudio es muy complejo y laborioso para las
personas dedicadas a ello.
La creación o aparición del
hombre, para nada tienen que ver con su evolución
posterior, donde el medio por el que ha ido pasando a lo largo de
miles de años ha ido transformándole y adaptan su
personalidad hasta llegar ser el hombre actual y las
características que lo califica diferente a los
demás seres.
Conocer sus orígenes, además
de ser un tema apasionante intelectualmente hablando, es:
totalmente imposible separarlo de las características del
hombre actual.
El homo sapiens empezó a tener
capacidades desconocidas, como: la memoria, las emociones,
las percepciones, el raciocinio, la imaginación,
etc.
Puso un poco de orden en su vida utilizando
la voluntad para hacer las cosas y razonando por medio de sus
capacidades los momentos y lugares más adecuados para
obtener mejores resultados en sus emprendimientos.
Mentalmente se fue adentrando en muchos
aspectos del entendimiento y de la conciencia, desarrollando sus
neuronas, perfeccionando sus capacidades y dando lugar a
pensamientos personales, como producto y actividad del yo
personal.
Indudablemente se fue adentrando en un
maremágnum de conceptos nuevos que le exigían
pronunciamientos propios, sentimientos diversos, creencias,
temores, etc.
Al sentirse empequeñecido ante los
fenómenos grandiosos de la naturaleza se volvió
creyente e imaginativo.
En sus periodos evolutivos se iba
perfeccionando en todos los aspectos –tanto físicos
como espirituales-, con la desgracia de llegar a cataclismos
inesperados e insospechados, que estaban a punto de
aniquilarle.
Acontecimientos que se producían
–casi siempre- por cambios climáticos radicales e
inesperados ajenos a su voluntad, como: las glaciaciones y des
glaciaciones, etc.
La raíz que nutre el progreso y la
evolución del ser humano sobre la tierra es directamente
proporcional a las bondades del medio en el que vive y al buen
uso que demos a esos medios que, la naturaleza tan gentilmente
nos proporciona…
Pseudónimo = COATÍ
Autor:
Francisco Molina