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Diarios de campo recopilados en 2013 (página 2)



Partes: 1, 2

Todas las mañanas llegaba a la ribera del lago.
Su mayor entretención era la de dialogar con los peces,
uno a uno pareciera que pasaban lista frente a él, y a
todos contaba sus cuitas y de todos oía sus penas. Eran de
los más diversos colores y tamaños, destacando King
con sus casi dos metros de largo, su piel cobriza y su danzarina
alegría, un coro de 50 pececillos lo seguía a todas
partes, saltando acompasadamente y notándose su
multicolorido que formaba una especie de arcoíris
detrás de King. Por supuesto, en donde se rompían
las tranquilas olas lacustres, se asomaban juguetonas familias
enteras de delfines. También se asomaban peces en forma de
abanico, otros simulaban pequeñas sierras, destacaban
también los peces voladores, mitad peces y mitad aves,
había peces muy gordos, que semejaban cerditos y otros muy
flacos que parecían espadas, todos pasaban la lista
diaria. Pero, esta vez, un pez multicolor, de brillante torso
azul que siempre relampagueaba con la luz del sol no llego a la
cita. Y los demás peces y animales marinos lucían
compungidos. ¡Desapareció un pez¡
parecían decir con sus gestos. ¡Desapareció
un pez¨¡ clamo su protector. Alguien que
entendió su lamento, se aproximo a él,
¡desapareció un pez, repitió sonoramente,
otros curiosos fueron hasta ellos, ¡desapareció un
pez repitieron a coro. Muy pronto se fue formando una muchedumbre
que, contagiada repetía también:
¡desapareció un pez¡ Todo el pueblo marchaba
por las calles agitando pañuelos y gritando
acompasadamente: ¡desapareció un pez. Las
autoridades veían crecer el clamor y temieron que el
país se desestabilizara, ¿Por qué,
preguntaron algunos extraños, recién llegados,
porque ¡desapareció un pez¡ contestaron a
coro. ¿No es lo mismo cuando desaparece un niño, o
un anciano o una bella mujer?

¿Cuál es el camino?(4-10)2012)

Las guerras se ganan… y se pierden. La historia
nos enseña la ruta de las guerras ganadas, cómo y
por que se ganaron y… la historia de las batallas
perdidas…. Cómo y por que se perdieron. Pero
también nos enseña que lo que para unos fue
derrota… para otros fue victoria o, al revés, lo
que para unos fue victoria para los otros constituyó
derrota. ¿Cómo ponernos de acuerdo respecto de
quienes ganaron y quienes perdieron la batalla? ¿En que
consiste, finalmente la batalla? ¿Por qué y para
quien se lucha? Esta es más o menos la duda que nos
estremece en Guatemala. Podría decirse que la lucha que se
ha librado, probablemente desde la llegada de los conquistadores
españoles, es sobre la soberanía o el control
territorial y humano. Y sobre el producto obtenido por el
trabajo, cualquiera sea este. De un lado, obviamente, los pueblos
indígenas y del otro, también obviamente, los
colonizadores. 500 años transcurridos han cambiado la
naturaleza del diferendo, ahora, junto con los pueblos
indígenas se encuentran las poblaciones mestizas herederas
del apartheid sufrido por aquellas. Los antiguos colonizadores
han devenido en criollos aferrados a los cotos de dominio que les
fueron facilitados por sus antecesores. Cierto desarrollo
institucional legaliza el uso de la fuerza como fuerza del
Estado, construida para mantener la situación legal de las
relaciones sociales, asentadas sobre la base de desigualdad
originaria. Cubriendo las relaciones duras, objetivas, cotidianas
a las que se enfrenta el conjunto social, se ha mantenido un
sistema de ideas, que las justifican o las cuestionan. Y
alrededor de ellas, diariamente, quien las defiende o las ataca.
¿Existe algún punto de convergencia entre ellas
capaz de aglutinar formas mayores de pensamiento? ¿Formas
de pensamiento que dé cabida a todos? De aquí que
cabria cuestionar si instituciones, como el ejercito, son
realmente necesarias en nuestra vida ciudadana. Si como las
mismas autoridades actuales tienen capacidad de pensar en la
necesidad de discriminalizar o despenalizar el consumo de las
drogas y cesar su persecución per se, utilizando al
ejercito, diseñado para otras funciones históricas
que ya no se dan en el mundo de hoy, no sería esta la
señal del sentido inútil del ejercito mismo en las
sociedades modernas? De aquí que, así como
carecería de sentido llamar al pueblo a una
revolución violenta para cambiar las estructuras que
impiden su desarrollo, carece de sentido la conservación
de un instituto armado en un país que no tiene visos de
enfrentar una guerra contra algún país en el mundo.
Pienso, en resumen, que una ruta ideal de comienzo para ponernos
de acuerdo todos los ciudadanos, sería la de abolir un
ejército inútil en nuestro país que
únicamente podría tener funciones represoras y que,
en nuestras condiciones solo podría tener sentido si se
piensa en un Estado fascista autoritario. Invito a que
sostengamos la tesis de la desaparición del
Ejército, que no tiene ya ningún sentido y
ningún papel en nuestra historia.

LA MUERTE DE LUIS AUGUSTO TURCIOS LIMA
(6-10-2012)

El 6 de octubre de 1966, viniendo de una pequeña
finca situada cerca de la Antigua Guatemala, a eso de las 6 de la
mañana, corriendo a toda velocidad sobre la carretera
Roosevelt, en un pequeño auto deportivo Austin, mini
Cooper, al dar la vuelta para ingresar a la colonia Jardines de
Utatlán, el auto dio una voltereta y se incendió.
Debido probablemente a sus largas piernas y que se trabó
la puerta del mismo, Luis Augusto Turcios Lima no pudo salir del
vehículo, muriendo calcinado. Con él viajaba
Ivonne, de 17 años quien también falleció en
el percance, su otra acompañante, Marta, viuda de Roberto
Lobo Dubón, logro salir con vida y fue quien
difundió la fatal noticia. Roberto había muerto un
mes antes durante un encuentro a balazos protagonizado por
él y Efigenio en el Martha s bar, justamente en la
celebración del cumpleaños de Roberto. El
intercambio de insultos con oficiales del ejército
había terminado violentamente, muriendo también dos
de los oficiales. Una vez que el gobierno confirmó la
muerte del legendario Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias, su reacción fue poner fin a la tregua que
había sido pactada con la guerrilla y atacarla con toda su
fuerza antiguerrillera en el oriente del País. La
guerrilla no logro sobreponerse a la muerte de su comandante y a
partir de allí comenzó a perder militarmente la
guerra emprendida desde el 13 de noviembre de 1960, en la Sierra
de Las Minas. La guerrilla situada en esa montaña solo
logro sobrevivir un año más en la misma,
disolviéndose finalmente por decisión de su
entonces Comandante, Camilo Sánchez. Ese fue el final del
Frente Guerrillero Edgar Ibarra.

EL PROTOTIPO DE UN BUEN HOMBRE O UN HOMBRE
BUENO

Carlos Enrique López García

Es ya casi lugar común en estos días
referirse a la pérdida de Anastas Tasso, un guatemalteco
de excepción, como, justamente, fue su ser guatemalteco y
su incansable lucha por el desarrollo de la actividad
artística nacional. Pero tal vez lo que se comenta menos
es su calidad humana. Su calidad como un buen hombre o como un
hombre bueno. Jamás le escuche referirse a alguien con
desprecio o con rencor. Cada quien tenía, para Tasso,
muchos méritos en la vida. Los defectos de los
demás no eran visibles para él. Admiraba la belleza
pero no percibía la fealdad. Admiraba la inteligencia y no
se daba cuenta de la tontería o la ignorancia.
Sentía y mostraba una gran felicidad cuando se encontraba
frente a los niños, seguramente veía en ellos el
eterno renacer de la vida. Le gustaba realizar dibujos en las
servilletas de los cafés, que les obsequiaba gentilmente.
Ignoro si se guarden en algún lugar los dibujos de hechos
por Tasso. Evadía referirse a los valores materiales, no
le interesaban más allá de lo necesario para vivir
decente y honestamente. Nunca lo escuché hablar sobre el
dinero. Y, tan solo una vez, preocuparse por el negocio de un
amigo suyo que mas que amigo creo que lo veía como el hijo
que la naturaleza le negó. Aparte de ser un lector
incansable, era también alguien que escuchaba a sus
interlocutores con toda su atención. Preguntaba
insistentemente, como lo haría un niño. A veces sus
preguntas eran maliciosas pero nunca mal intencionadas. Se
dedico, aparte del arte, a buscar en la gente de Guatemala lo
mejor de ella misma. Que fácil se nos hace a muchos
encontrar defectos en los demás y que difícil
descubrir sus virtudes, para Tasso lo fácil era encontrar
virtudes y lo difícil señalar defectos. Su memoria
era admirable y jamás olvidaba los detalles. Como
García Márquez, ya cerca del final de su vida,
presento síntomas de haberla perdido. Tasso es
irreemplazable pero espero que su ejemplo perdure. Descanse en
paz.

HOY, HACE CINCUENTA AÑOS…
(22-10-2012)

Un grupo de guatemaltecos, promediando los 22
años de edad, se preparaba militar y políticamente
en la guerra de guerrillas en Cuba. Había concluido su
entrenamiento físico en la Sierra Maestra. Habían
pasado varios seminarios de preparación revolucionaria a
cargo de Angelito, líder y sobreviviente de la guerra
civil española. Solamente les faltaba la última
etapa, denominada lucha contra bandidos, que consistía en
subir a la Sierra del Escambray a combatir a los insurrectos al
nuevo régimen cubano, dirigidos por Eloy Gutiérrez
Menoyo, y a la cual se dedicarían los últimos meses
de 1962. Intempestivamente se presento en el campamento el
encargado cubano comisionado para el aprovisionamiento y casi
gritando decía en voz alta "nos van a invadir los gringos,
nos van a invadir los gringos, nos van a invadir los
gringos…

Sucedió que aviones u2, espías
norteamericanos, habían descubierto el emplazamiento de
misiles soviéticos orientados hacia territorio
norteamericano. Aun cuando fue derribado uno de los aviones, la
información ya había sido procesada por el
pentágono. Los norteamericanos advirtieron a los
soviéticos que, de no desmantelarlos, atacarían la
Isla en muy breve tiempo. La situación, particularmente
delicada, influyo directa e inmediatamente en los planes de los
guatemaltecos. Una reunión urgente y prolongada, que conto
con la presencia del ex presidente guatemalteco Jacobo Arbenz
Guzmán y el representante del PGT(Partido Comunista),
José Manuel Fortuny, se orientó a la
discusión de si el grupo se ofrecía como voluntario
para defender a Cuba y procedía a cavar trincheras en el
lugar mismo del campamento. La otra propuesta, que finalmente
triunfo, consistía en acelerar el regreso para crear un
distractor de las posibles fuerzas militares que serian
movilizadas por USA, así se hizo y los planes que se
echarían a andar en enero de 1963, se adelantaron para el
mismo mes de octubre de 1962, iniciándose el proceso de
desembarco de los jóvenes guerrilleros que
iniciarían la guerra de guerrillas en la Sierra de Las
Minas…

LA MATANZA DE 28 GUATEMALTECOS

(EN EL ACIAGO ANIVERSARIO DE SU MUERTE)

He leído con emoción irrefrenable las
cartas enviadas por Bernardo Alvarado Monzón a su hija de
un año de edad Maya Varinia, y la respuesta de esta, 49
años después. El tiempo solo es un dato más
que no altera, lamentablemente, el vía crucis de nuestro
pueblo. Pero lo que más me impacta emocionalmente es el
espacio que para el amor reflejan esas cartas. Pareciera
imposible, después de tantos macabros sinsabores, que haya
quedado espacio para amar. Pero esa es justamente la fuerza del
mensaje revolucionario: no lograran las atrocidades enemigas
doblegar jamás al amor, no vencerá el odio al amor.
Quizás esa sea la prueba más valiente que tiene la
lucha por la justicia y la equidad. Los asesinos del pueblo
morirán en paz, pero una paz sin consecuencias, en un
mundo donde su vida por corta o larga no significara nada para la
vida. Sin trascendencia alguna, se irán como vinieron, en
la soledad absoluta de la no vida. En una cotidianidad sin
sobresaltos pero sin alegrías profundas porque cuando
levantaron sus manos asesinas lo primero que mataron fue su
propia vida, que aun sobreviviendo no constituyó
jamás una armonía natural. Los verdaderos
revolucionarios no saben olvidar pero tampoco saben odiar, no
odian, simplemente observan los despojos de sus enemigos
devorados por sí mismos, por el inmenso odio que generan
adentro de sus conciencias mismas y que termina por
tragárselos. Si los revolucionarios odiaran
terminarían siendo iguales que sus opresores, y no pueden
permitirse esa debilidad. Algún día todos nuestros
mártires se alzaran de su descanso eterno y
acompañaran las nuevas rebeldías de su pueblo
contra los opresores de siempre. Ese día que parece lejano
tal vez no lo esté tanto.

LOS AÑOS COBRAN FACTURA

Diario de campo: 1 DE ABRIL DE 2013.

Corría el año de 1965. La revuelta
militar, surgida el 13 de noviembre de 1960, a la que me
había adherido desde su inicio, estaba cerca de su 5º
cumpleaños. Curiosamente, quienes estuvimos involucrados,
con el lema de "vencer o morir por Guatemala…",
estábamos listos para ofrendar nuestras vidas pero no para
sobrevivir el enfrentamiento armado. Cuando la metralla
llegó a mi cuerpo, mentalmente, solo alcancé a
despedirme de mi madre y a la espera de encontrármela en
el mas allá, junto a compañeros míos, como
Jarita o el Coronel Luarca, que me habían antecedido.
Comencé a despertar cuando, en el anfiteatro, alguien hizo
notar el hecho de que seguía con vida. De allí, me
condujeron al hospital de la policía situado en la 11
avenida de la zona 1. Volví a perder el conocimiento. Una
semana después desperté frente a una enfermera, por
cierto muy guapa, quien me dijo: -Creímos que ya no
despertaba, llegó prácticamente sin gota de sangre,
se le han hecho las transfusiones necesarias pero su cuadro
clínico no es halagador: las balas destrozaron su hombro
derecho, una bala le penetro un pulmón, muy cerca de su
columna vertebral, otra le atravesó la pierna, a un lado
de la femoral, otra más le impacto la rodilla. Tiene un
rozón en la frente. Cuando estuve medianamente recuperado,
gracias a un canje, la policía reconoció,
después de 2 meses, que me tenia prisionero,
consignándome a los tribunales civiles, estos se
excusaron, remitiéndome a la auditoria de guerra, que, por
ese mismo canje, me eximio de culpabilidad. Para aplacar la ira
de la policía política, y para reponerme totalmente
de salud, salí al exilio, recuperé el brazo que me
colgaba pero nunca recupere los centímetro de hombro que
me fueron destrozados, ni la desviación de la columna, de
casi dos centímetros, que me quedó como secuela. El
tratamiento, iniciado en México, gracias a la
intervención de Adolfo Mijangos, lo finalicé en
Cuba. Al año siguiente, el panorama político
había cambiado un tanto y la ascensión de un
gobernante civil, Julio Cesar Méndez Montenegro,
así como la relación con diputados del partido
revolucionario, propiciaron la realización de una tregua
con el Ejército. Misma que fue violada un par de
días después de la muerte del Comandante Luis
Augusto Turcios Lima, quien la había signado en nombre de
las Fuerzas Armadas Rebeldes. Nos vimos obligados a regresar a
las armas. La dura vida de la montaña, contra lo esperado,
me hizo recobrar la fuerza perdida dos años antes.
Terminé por olvidar y dejar atrás los estragos
experimentados en mi cuerpo. Incluso, habiendo recuperado mi
brazo derecho, en el ínterin, desarrollé
habilidades en mi brazo izquierdo. Mientras tanto, el Che Guevara
se instalaba en Bolivia, acompañado de Regis Debray, entre
otros. Regis había realizado su entrenamiento al lado de
Otto René Castillo, proveniente de Alemania y quien se
incorporó a la Sierra de las Minas, en Guatemala. Ambas
guerrillas, la del Che y la de Las Minas, fueron derrotadas. Me
refugié de nuevo en México. En mi vida civil
desarrollé habilidades para el tenis y el squash, que me
hicieron olvidar mis antiguas lesiones. Hoy, muchos años
después, el esfuerzo de tantos años con la columna
vertebral desviada, cobró factura. Un día
perdí la vertical, poco después he sentido una
vértebra fuera de su sitio. Ya antes, después de
tantos años, me descubrieron, en un chequeo médico,
una esquirla de bala en el pulmón. Creyendo los
médicos, en un inicio, que se trataba de un tumor, me fue
extraída, confirmando que tan solo era una esquirla. Me
han tenido que extraer, también, el apéndice. He
experimentado la intoxicación de mi cuerpo por el mal
funcionamiento de órganos que fueron afectados sin que yo
lo advirtiera. No sé cuánto tiempo podre aguantar
todas estas chocheces, para las que nunca me
preparé.

Mañana

2 de abril, cumpliría años nuestro hermano
Sheca, Adrian Mackenzie, "ese negro bello", como lo llamara
nuestro extinto profesor Alfredo Cabrera Palma. Adrian
dedicó los mejores esfuerzos de su vida, ya bastante
disminuida por una enfermedad crónica, a levantar la
imagen y la historia del Instituto Nacional Central para Varones,
pero no una imagen y una historia retorica, sino la imagen que se
da con sus egresados, con todos, y particularmente, con nuestra
generación, llamada 20 de octubre no por nada.
Contribuyó tenazmente a mantenerla unida y a obviar, como
lo hemos hecho, diferencias ideológicas, religiosas o
políticas. Por sobre todo, nos hemos identificado por
nuestro acendrado patriotismo y nuestro común amor por la
institución que nos reunió durante al menos 5
años de nuestra formación humana como hombres de
bien. Adrian, para mí, también en lo particular, no
fue únicamente el condiscípulo institutero,
también fue el amigo de la familia, y su familia amiga de
mi familia. Fue el habitante común del mismo barrio, la
Colonia Landivar, ya añeja y olvidada por el tiempo, fue
el casi condiscípulo de la escuela primaria y el conocedor
de los primeros romances que tuvimos en la niñez. Aun con
su salud disminuida, era el organizador de los eventos que nos
reunían para "constatar que estábamos vivos", como
alguien lo señalara y para hilvanar nuestros recuerdos
comunes en desayunos y otro tipo de reuniones. El, además
nos mantenía informados de los cambios o sucesos dentro de
nuestra generación y de la marcha del instituto en los
tiempos posteriores a nuestra permanencia escolar. Era un hombre
solidario, como lo demostró infinidad de veces con todos
pero que yo recuerdo en especial ocasión en la que,
sabiéndome perseguido, me ofreció el cobijo de su
casa. Descanse en paz Adrian Mackenzie.

 

 

Autor:

Dr. Carlos Enrique Lopez Garcia

 

Partes: 1, 2
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