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La economía de la edad antigua – Grecia y Roma



  1. Características socioeconómicas
    de la Grecia y la Roma esclavistas
  2. Crisis del sistema
    esclavista
  3. La Crisis
    Hiperinflacionaria
  4. Las Reformas de
    Diocleciano
  5. Bibliografía

En el periodo de la comunidad primitiva y en los tiempos
del surgimiento de la civilización, con la
aparición de las primeras culturas urbanas durante el
Neolítico, se destacaron las ciudades de Mesopotamia y el
Imperio Egipcio, los que al final de su desarrollo habían
evolucionado hasta convertirse en sociedades esclavistas. Estas
civilizaciones se organizaron como Estados despóticos,
donde se implantó un régimen de esclavitud
generalizada de la masa campesina y de los esclavos adquiridos en
las guerras de conquista y expansión.

Sin embargo, a pesar de la paulatina introducción
de esclavos, estas sociedades aún conservaron rasgos
propios de la comunidad primitiva como la propiedad común
de la tierra, que pertenece al Estado, aunque existían
terrenos que eran tratados como propiedad privada y que
pertenecían, generalmente, a generales que se destacan en
las luchas, o a la clase sacerdotal que lo explotaba en
beneficios de los templos. Estos terrenos eran susceptibles de
ser arrendados y vendidos, aunque su tratamiento como propiedad
privada tropezó con varios obstáculos del antiguo
derecho comunal. Sin embargo, el predominio descansó en la
propiedad comunal de la tierra, si bien sus beneficios eran
disfrutados por las capas superiores de los gobernantes,
sacerdotes y militares.

La estructura de estas sociedades se explica por las
características de la actividad económica
fundamental del período: la agricultura, que requiere del
trabajo organizado y cooperativo de grandes masas para el pleno
aprovechamiento de los ríos a los márgenes de los
cuales se desarrollan estas civilizaciones. Sin embargo, el uso
de la mano de obra esclava nos permite clasificar a estas
sociedades como sociedades esclavistas.

El régimen esclavista en su modalidad
"clásica" se desarrolla con mayor profundidad en la Europa
Mediterránea, en especial en la Grecia y Roma Antiguas.
Antes de abordar a cada una de estas sociedades, se
presentarán las generalidades del modo de
producción esclavista. El régimen esclavista se
extendió a Mesopotamia, Egipto, Siria, Palestina, Fenicia,
Irán, India y China, Grecia y Roma. En Grecia y Roma, a
diferencia de las culturas vistas en la clase anterior, el
régimen de comuna desapareció y predominaba la
posesión privada de tierras y el comercio y uso de
esclavos a gran escala.

Modo de producción esclavista: Modo de
producción basado en la utilización del esclavo
como mano de obra. Tecnología atrasada, agricultura y
ganadería extensiva.

Características socioeconómicas de
la Grecia y la Roma esclavistas

La mano de obra esclava era la materia prima necesaria
en el proceso de producción esclavista. Sus principales
fuentes de obtención eran: (i) las guerras y, (ii) el
comercio, cuyo mercado más importante era la isla de Delos
– en los siglos II y I a. C., donde se vendían
diariamente alrededor de 10 000 esclavos. Los precios variaban de
acuerdo al momento, lugar, oferta y demanda, capacitación,
edad y fuerza física del esclavo.

Por ejemplo, en Atenas un esclavo simple, peón,
costaba entre 1 y 2 minas; un esclavo artesano entre 5 y 6 minas.
Como elemento comparativo diremos que por 1 mina se podía
comprar un buey, por 5 minas una pequeña casa. En el
período de apogeo de Atenas se calculaba que había
entre 75 mil y 150 mil esclavos. Las fuentes de esclavos de
Atenas eran no griegos provenientes de Iliria, Tracia, Lidia,
Frigia, Siria.

En Roma, un esclavo sin preparación costaba
aproximadamente 500 dinares, lo mismo que 1/8 parte de una ha de
tierra de calidad media. Un esclavo experto, un vinatero, 2 000
dinares, lo mismo que ½ ha de viñas.

Los esclavos también se utilizaban en los
talleres urbanos, donde fueron sustituyendo a los artesanos
libres. Estos esclavos eran a menudo liberados para así
incentivarles en las producciones artesanas, que requerían
más cuidado que la producción extensiva
agrícola.

La división social fundamental era hombres libres
vs esclavos. Sin embargo, en el seno de los hombres libres
también existen contradicciones entre los descendientes de
las gens; aquellos que disfrutan de riquezas y quieren acceder al
ejercicio del poder como los comerciantes; y aquellos más
pobres que ven reducirse paulatinamente sus derechos comunales
como antiguos miembros de la sociedad gentilicia (comunidad
primitiva). Tanto en Grecia como en Roma se libran luchas entre
estos estratos sociales, que se ven mitigadas durante los
períodos de colonización cuando el problema agrario
pierde importancia relativa y se produce un enriquecimiento
general. En el transcurso de la lucha en ambas sociedades los
comerciantes ganan terreno en la participación en la vida
política.

El elemento determinante que posibilita el paso al
régimen esclavista es la extensión de la actividad
económica gracias al aumento del comercio entre los
pueblos con salidas al Mediterráneo. La necesidad de
aumentar la producción, no solo para satisfacer la demanda
interna, sino con vistas a la exportación, hizo
fundamental el aumento de mano de obra humana, factor
básico en la producción debido al estado primitivo
de la tecnología.

La aparición del comercio impulsó el auge
monetario, favorecido por la apareción de la
circulación monetaria. Aparece la moneda y con ella las
relaciones monetario-mercantiles. El dinero fue, en un principio,
el ganado. Por ejemplo, una esclava se vendía por 4
bueyes; y un trípode de cobre por 12 bueyes.
Después vinieron los lingotes de metal, especialmente los
de plata, que se valoraban por su peso.

Las monedas aparecieron en el siglo VII a.C. Los
primeros en acuñar moneda parecen haber sido los reyes de
Lidia, un estado del Asia Menor ubicado en la actual
Turquía. Sin embargo el dinero adquirió amplia
difusión solo en el Mundo Antiguo.

La expansión del dinero engendró otras
formas de lucro. Apareció la usura, condicionada por la
diversidad de monedas existentes. Los cambistas también se
dedicaban a la actividad de préstamo gravándolo con
elevados intereses. Surge la actividad especulativa.

El momento de auge del comercio y el dinero en la vida
económica coincide con la pérdida de las tierras de
una gran parte de los campesinos libres. El comercio necesitaba
del aumento de la producción, y también
comprendía la compra-venta de esclavos, cuyo desarrollo se
reflejó trágicamente en la situación de los
hombres libres. La relación costo-beneficio de la mano de
obra esclava era mayor que la asociada a la mano de obra libre de
acuerdo al estado de la tecnología en aquella
época.

Las producciones de las ciudades dominantes eran muy
caras si se las comparaba con las importaciones de las nuevas
regiones conquistadas, o con las obtenidas en las grandes fincas
empleadoras de mano de obras esclava. El cereal era tan barato
que de su venta aprovechaban poco. No podían ocuparse de
la cría de ganado pues para ello se necesitaba mucho
terreno. Para cultivar olivos y viñas se necesitaba de
cierto capital.

Los campesinos tenían que recurrir cada vez
más al préstamo y generalmente perdían sus
tierras, y en algunos casos eran forzados a la esclavitud junto
con sus familias. Esta práctica de la esclavitud por
deudas fue suprimida para garantizar la estabilidad social. Los
pobres agricultores carecían de posibilidad de emplearse
ante la competencia de la mano esclava. Se desataron pugnas entre
los aristócratas y los pobres, y tanto en Grecia como en
Roma hubo intentos de Reforma Agraria.

En Grecia y Roma la lucha entre los eupátridas y
aristócratas por un lado; y los comerciantes y otros
ciudadanos libres por otro, comenzó a partir de las
demandas de los primeros de contar con códigos escritos
que los protegieran de los atropellos de las clases dirigentes,
quienes siempre sentenciaban a su favor en los litigios
referentes a la propiedad. En el 621 a. C., Atenas asiste a la
aparición de las leyes de Dracón, seguidas por la
legislación de Solón, quien es elegido arconte en
el 594 a.C. Este último estableció una nueva
división de los ciudadanos de acuerdo con sus riquezas
(introducción de censos inmuebles), que regulaba la
participación de los mismos en la vida pública y en
el ejército; la abolición de la esclavitud por
deudas, prohibición de la exportación de cereales y
promoción a la exportación de aceite de oliva,
nuevo sistema de pesos y medidas. Las naucrarías
–primeras unidades administrativas basadas en el principio
de la división territorial, cada una debía
proporcionar un buque para la flota ateniense- se convierten en
los principales órganos financieros debido a su
vinculación con el sector comerciante.

Otras concesiones importantes logradas fueron las
conseguidas por Pisístrato (560 a.C.), pariente de
Solón, quien es nombrado tirano ante los disturbios
populares consecuencias de las reformas de Solón. En
interés del campesinado Pisístrato trató de
mejorar la agricultura distribuyendo tierras, instituyendo el
crédito oficial y nombrando jueces especiales. En
beneficios de los mercaderes y artesanos impulsó las
construcciones navieras, lo que facilitó el comercio y
consolidó el poderío marítimo de Atenas.
Todas estas medidad debilitaron mucho a la vieja aristocracia y
su lugar fue ocupado por mercaderes, artesanos y campesinos
pudientes. Las reformas de Clístenes acabaron de destruir
los restos de la comunidad gentilicia en Atenas. De
aristocrático el Estado griego se convirtió se
convirtió en democrático.

Desde la monarquía romana los plebeyos lucharon
por la obtención de derechos. También desde los
mismos inicios de la República se registran las luchas
entre patricios y plebeyos. La reforma de Servio Tulio en el
siglo VI les permitió el acceso al servicio militar y
algunos derechos políticos. Al igual que Solón en
Atenas se dividió a la población romana de acuerdo
a sus bienes. Posteriormente las Leyes de las XII Tablas, a
mediados del siglo V recogieron el derecho consuetudinario y
constituyeron un avance importante para los libres no patricios.
Las leyes de Valerio y Horacio en el 449 a.C., de Canuleyo en 445
a.C., de Piblilio Filón en el 339 a.C, las reformas de
Apio Claudio en el 304 a.C. y de los hermanos Ogulnos en el 300
a.C. aumentaron sus derechos y participación en la vida
política romana.

Desde mediados del siglo II a.C. se desarrolló
una ininterrumpida y cruenta lucha entre los pobres y los grandes
terratenientes. A fines de ese siglo dos hermanos, Tiberio y Cayo
Graco (nietos de Escipión el Africano), tribunos
pertenecientes a la nobleza se pronunciaron por la Reforma
Agraria. Propusieron limitar las posesiones de una sola familia a
250 ha, y repartir la tierra excedente entre los pobres.
Comprendían que si en Roma no quedaban campesinos, el
ejército romano se vería debilitado, y peligraba el
dominio romano. Además dictaron otras leyes como la Ley
del Pan para que el pueblo recibiera pan de los almacenes del
Estado a precios rebajados, las leyes de justicia que permitieron
una participación más activa de los comerciantes en
la solución de disputas, etc. Los campesinos y los pobres
les apoyaban, y si bien lograron iniciar la Reforma Agraria esta
no pudo prosperar tras la muerte de ambos. La lucha en Roma se
decidió finalmente con el dominio de las grandes
latifundistas y el dominio de las villas esclavistas se
consolidó definitivamente.

Por otra parte, cuando los agricultores pobres se
empleaban en el ejército y servían en extensas
campañas perdían el apego a la tierra, la que a su
regreso perdían en manos de los usureros. Muchos de estos,
junto a otros agricultores arruinados preferían acudir a
las ciudades con la esperanza de colocarse como clientes de
hombres ricos. Esta masa ociosa perdió el apego al trabajo
y se convirtió en una pesada carga para el Estado. En
Roma, "pan y circo".

El desarrollo de la esclavitud, la acumulación de
grandes capitales y las conquistas llevaron a los romanos a la
formación de grandes latifundios. Además, los
nobles se apropiaban indebidamente de tierras públicas y
las convertían en propiedad privada.

El comercio contribuyó a la
especialización de las diferentes regiones del Mundo
Antiguo, que empezaron a dedicarse a la producción de
acuerdo a las ventajas adquiridas de acuerdo a cada una de sus
condiciones naturales. Por ejemplo en la antigua Grecia se
destacan Tebas por sus carros de guerra, Argos por sus corazas,
Mileto por sus telas coloreadas, Atenas por los vasos de
cerámica, Corinto por los objetos de bronce. Se establece
la división del trabajo no solo entre los hombres, sino
también entre las regiones. Sin embargo, el comercio
fundamental era de ESCLAVOS.

La actividad comercial se consideraba innoble, por ello
eran los elementos de las clases libres que no detentaban
participación en el gobierno quienes la ejercían. A
medida que se enriquecen exigen una mayor participación en
los asuntos del Estado, de ahí parte de las
contradicciones entre los aristócratas y el
demos.

En Grecia y Roma casi todas las minas y canteras
pertenecían al Estado. Se explotaban bajo la vigilancia de
funcionarios públicos o se arrendaban a sectores de
particulares. Aquí trabajaban esclavos que
pertenecían al Estado, delincuentes y pobres que se
empleaban.

La complejidad de la vida económica
permitió la aparición de nuevas profesiones:
maestros, abogados, artistas, científicos, inventores,
filósofos, etc.

Crisis del sistema
esclavista

El régimen esclavista, junto con los horrores
asociados a la venta de seres humanos y su tratamiento como meras
mercancías, permitió la expansión de las
fuerzas productivas, la integración de diferentes grupos
humanos mediante el comercio, la mayor división del
trabajo que redundaba en una mayor eficiencia y el aumento de la
productividad.

La crisis del modo de producción esclavista
comienza con la sustitución casi completa de la mano de
obra libre por la esclava. La causa fundamental de esta crisis es
la falta de interés del esclavo en el trabajo, lo que
excluía la posibilidad de desarrollo y perfeccionamiento
de la producción. Otro elemento es la escasez de mano de
obra esclava al terminar los períodos de conquista de
otros territorios. La crisis condujo a la decadencia de la
agricultura, del artesanado y del comercio; dejó vacias
las ciudades y arruinó a muchos esclavistas
pequeños y medianos. Además, al terminar el
período de extensión y conquista se eliminan las
fuentes fundamentales de obtención de mano de obra
esclava, cuya obtención se encarece, siendo más
rentable abandonar la mano de obra esclava y sustiturla por los
colonos.

Al mismo tiempo creció la gran propiedad de la
tierra, pero al no ser posible organizar una amplia
producción basada en la mano de obra esclava se
pasó a explotar a los colonos. A diferencia de los
esclavos, los colonos tenían su propia economía y
se quedaban con parte de la cosecha.

La mayoría de los inventos utilizados por la
sociedad esclavista fueron hechos cuando aún la fuerza
esclava no había logrado desplazar la mano de obra libre.
Casi todos los elementos tecnólogicos: los cultivos, los
animales domésticos, los tejidos, la cerámica, la
metalurgia, la arquitectura monumental, la rueda, los barcos de
vela había sido inventados o descubiertos antes de la
escritura. En términos tecnológicos la
aportación de estos primeros imperios esclavistas (Egipto,
Grecia y Roma) no es significativa, y esto es consecuencia del
uso creciente de la mano de obra esclava, que no está
interesada en mejoras tecnológicas al no ver modificada su
condición producto del mejor o peor desenvolvimiento de la
economía.

Todo lo contrario, más común era que los
esclavos vengasen la actitud salvaje de sus dueños
rompiendo valiosos y complicados instrumentos de trabajo. Las
mejoras tecnológicas que encontraron mayor difusión
fueron aquellas empleadas en la industria de la
guerra.

Ya en el siglo I d. C, las tierras italianas estaban
arruinadas; había que importar cereales de otras
provincias del imperio. La utilización del esclavo, a
quien tenía sin cuidado conservar la fertilidad de la
tierra, o emplearse a fondo provocó la ruina de la
agricultura romana. La ausencia de interés de los esclavos
en su trabajo era el obstáculo esencial en el desarrollo
de la vida económica durante el Mundo Antiguo. La
producción destinada al mercado disminuyó, el
comercio se vio afectado. La población de las ciudades
comenzó a menguar ante la escasez de víveres. Las
grandes haciendas se iban haciendo cada vez más
autosuficientes.

Los esclavistas procuraban de alguna manera salvar sus
economías: trataban de interesar a los esclavos en la
producción. Ya en Atenas los terratenientes comenzarona a
ceder parcelas a sus esclavos para que las cultivasen y les
cediesen parte de sus cosechas. En el Imperio romano
alcanzó gran extensión el método de arrendar
a esclavos tierras, talleres, tiendas, embarcaciones comerciales,
a cambio de una parte de los ingresos. Estos intentos terminaron
en el fracaso, pues solo favorecía a un reducido grupo de
esclavos que reproducía el modelo económico
heredado.

En Roma la crisis del sistema esclavista se
agravó por los gastos crecientes que demandaba el
mantenimiento del ejército, que ya en el siglo III
agrupaba a 600.000 hombres; y del aparato estatal, que
obligó a la imposición de nuevos impuestos y
tributos, a los que se sumaban los servicios de trabajo
obligatorios. Esto provocó la ruina de los terratenientes
de las provincias, que comenzaron a huir de las ciudades para
escapar de las crecientes obligaciones con que los gravaba el
estado. El énfasis de la vida económica y social
pasa de la ciudad al campo, a las grandes propiedades
terratenientes.

Los artesanos fueron incorporados a los talleres del
estado. La actividad económica se debilitaba, y las
ciudades se arruinaban. Los oficios y el dinero decaían y
el dinero perdía su valor, pues los emperadores,
necesitados de medios monetarios acuñaban monedas de cobre
plateadas, que la población se negaba a aceptar. Se
regresó al trueque.

La Crisis
Hiperinflacionaria

La moneda fue perdiendo continuamente de valor a causa
de un erario cuyos gastos siempre exedían a sus ingresos,
problemas que fue solucionado con la emisión monetaria.
Esta práctica, que fue seguida durante años
provocó inflación, la que también se vio
agravada por otros problemas económicos. Roma importaba
mucho, pero exportaba poco. Las provincias enviaban
artículos de lujo: ricas telas, objetos de oro y plata,
vinos, marfil, vajilla artísticamente decorada, cereales y
artículos de consumo en general.

A principios del siglo IV Diocleciano intentó
terminar con la crisis, controlando por decreto los precios y los
salarios, y reorganizando el sistema burocrático y fiscal.
Sus reformas y las de sus sucesor, Constantino, apuntalaron la
estructura imperial por un tiempo. Pero la imposibilidad de
restaurar el flujo de impuestos ante el empobrecimiento
económico privaba al Estado de los recursos para mantener
a la población urbana, el ejército y la burocracia
imperial. La organización efectiva de estos excedentes
dependía de la circulación comercial fluida y sin
trabas. Si a la crisis económica sumamos las invasiones y
el pillaje de los bárbaros, y la ineficacia y
corrupción del gobierno entendemos la ineficacia de las
medidas anteriores. Durante la inflación del siglo III
Diocleciano se vio impelido a acudir a las recaudaciones en
especie.

En 332 el gobierno romano recurrió a una medida
aún más drástica, vinculando forzosamente a
los campesinos a las tierras que labraban y convirtiendo en
obligatoriamente hereditarios los oficios y ocupaciones:
agricultores, artesanos, comerciantes, funcionarios
públicos; pero esto no impidió el decaimiento de
las ciudades.

Las Reformas de
Diocleciano

Dicleciano reprimió definitivamente el movimiento
revolucionario del siglo III. Con esta derrota se consolida el
principio monárquico. Se pasó al absolutismo, es
decir, a una monarquía esclavista
burocrático-militar de tipo oriental, que se había
desembarazado definitivamente de toda supervivencia
republicana.

Durante el siglo III la economía romana
había dado un gran paso hacia la economía natural.
Los sectores artesanales y comerciales de las grandes ciudades
habían sufrido durante las guerras civiles bajo el
pillaje. Las relaciones comerciales entre las provincias estaban
rotas; la decadencia del comercio y el artesanado habían
provocado una agrarización de toda la vida
económica del imperio, con la consolidación del
sistema de colonos y la concentración de la tierra. La
mayoría de estos propietarios provenía del
ejército: muchos de ellos eran bárbaros. Se trataba
de la nobleza burocrático-militar. Los propios emperadores
fueron grandes terratenientes.

El imperio quedó dividido en cuatro, y se
inició la tetrarquía, con dos emperadores y dos
césares. Esta transformación se debe a razones
económicas y políticas. Mantener la autoridad del
imperio sobre regiones tan vastas que se habían vuelto a
la economía cerrada, donde los vínculos
comerciales, políticos y culturales se habían
debilitado era casi imposible. Además, esta forma de
gobierno debía garantizar el éxito en la lucha
contra los movimientos provinciales y contra los bárbaros;
y eliminar el peligro de las usurpaciones. Este sistema dio
resultado en el corto plazo. Se lograron eliminar los movimientos
revolucionarios separatistas, se consolidaron las fronteras y el
territorio del imperio fue ampliado.

Diocleciano inició reformas administrativas y
militares que exigían grandes recursos para el
mantenimiento de los nuevos funcionarios y de los efectivos del
ejército, problema que se volvió particularmente
agudo a causa de la decadente economía. Por ello se
imponía la reorganización del sistema
fiscal.

Toda la población agrícola del Imperio fue
gravada en igual medida por un impuesto combinado hombre-tierra.
Las provincias abastecían con sus tributos el trigo para
la población de la capital, para el ejército y para
los funcionarios. Los ciudadanos debían luego pagar varias
tasas sobre el artesanado, el comercio y otras profesiones. Esta
reforma golpeó duramente a las masas
trabajadoras.

Con la reforma tributaria hay que vincular las
tentativas del emperador de mejorar la circulación
monetaria. Con el tiempo el valor de la moneda había
decaído continuamente, ya sea por variaciones en la
aleación como por disminución de su peso. Para
regularizar la situación Diocleciano estableció
normas fijas.

En 301 el emperador dictó el famoso "edicto sobre
los precios de las mercaderías", que se considera la
primera tentativa estatal de regular la circulación
fijando precios máximos. Encontramos tarifas fijadas para
el trabajo de los obreros agrícolas, de los
albañiles, carpinteros, herreros, panaderos, zapateros,
arrieros de mulas, pastores, maestros de lectura y escritura, de
aritmética, lengua griega. Se establecieron precios
máximos para el lino y su correspondiente tejido, calzado,
carnes de todo tipo. El edicto no logró su objetivo y fue
abolido poco después. En una economía natural
cuando el Estado no está en condiciones de asumir un
control planificado de la producción, la fijación
de precios no puede sino aumentar la
especulación.

Los impuestos eran cada vez más onerosos, y al
ser muchas grandes fincas de los nobles más poderosos
excentas de su pago, la carga recaía con más fuerza
sobre los terratenientes más débiles. Las tierras
comenzaron a acumularse en manos de los senadores
fundamentalmente, que a pesar que tenían que pagar los
impuestos al Estado se veían liberados del
desempeño de los agobiadores cargos urbanos obligatorios.
A sus manos pasaban las villas y talleres vendidos por deudas o
abandonados por sus propietarios. Estos comenzaron la
práctica de arrendar las tierras a colonos, que comenzaron
a desempeñar el papel principal en la producción.
El arriendo de las tierras se hacía generalmente por un
período de 5 años, al cabo de los cuales el
contrato podía ser anulado o renovado a petición de
una de las partes.

Los colonos caían bajo la dependencia de los
grandes terratenientes debido a deudas que contraían y que
no podían saldar (por ejemplo para costear el pago de los
aperos y útiles). Se sustituyó el pago del dinero
por el pago en especies al final de la cosecha. De arrendatarios
a plazo fijo se convirtieron en arrendatarios vitalicios y
después hereditarios. Además, la inseguridad de la
época y la costumbre afianzaban el lazo a la tierra de los
señores.

Los grandes propietarios convertían en los
colonos a sus deudores. El pequeño propietario, al recibir
un empréstito hipotecaba al acreedor su parcela quien la
perdía y se convertía en colono, debiendo pagar en
especie. Desde finales del siglo II, cuando la desventaja del
trabajo esclavo se hizo más evidente, comenzaron
también a convertirse a los prisioneros en
colonos.

Durante el período esclavista hubo pocos
descubrimientos importantes, pero se hicieron muchas mejoras
técnicas de carácter menor. El sistema de cultivo
en seco sustituye al cultivo de las grandes civilizaciones
fluviales basada en la agricultura de regadío. Este nuevo
sistema requería de mucha mano de obra por unidad de
tierra, y allí donde el terreno era apropiado y la mano de
obra abundante tanto al gobierno como al propietario le era
más rentable el establecimiento de grandes fincas que
emplearan cuadrillas de braceros bien formadas por esclavos, bien
por siervos baratos.

Los logros económicos de los imperios de la
antigüedad fueron considerables. Las expediciones que
organizaron con fines comerciales o de conquista difundieron
nuevos elementos tecnológicos y aportaron nuevos recursos.
La formulación explícita de leyes civiles
contribuyó a facilitar el funcionamiento de la
economía y la sociedad, se facilitó el comercio, la
especialización regional y la división del trabajo.
La construcción de eficaces sistemas de regadío y
el proceso de elaboración de metales son aportes
importantes. La separación del artesanado y la agricultura
contribuyó al perfeccionamiento de los hábitos
artesanos. La construcción de carreteras y barcos
alcanzó un nivel elevado, lo mismo que la arquitectura, la
escultura y la pintura. El intercambio natural fue sustituido por
el comercio monetario. Floreció la ciencia, la literatura
y el arte.

Sin embargo, el modo de producción esclavista no
desapareció del todo. Con el descubrimiento del Nuevo
Mundo estamos en presencia de un resurgir de la
institución esclavista.

Bibliografía

Bibliografía
básica:

  • Rondo Cameron, Historia
    Económica Mundial. Desde el Paleolítico hasta
    el Presente
    , Alianza Universidad Textos, Cuarta
    reimpresión 1996

Bibliografía adicional:

  • El Régimen Esclavista E.M. Shteerman
    – B.I. Sharevskaya

  • Historia de Roma Tomo I-II, S.I.
    Kovaliov

  • Los griegos de la Antigüedad M.I.
    Finley

 

 

Autor:

Jacqueline Laguardia
Martínez

 

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