Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Historia de la arquitectura (página 2)




Enviado por YOSLEY SANCHEZ



Partes: 1, 2

Leon Battista Alberti, autor de De re
aedificatoria
, construye según la sección
áurea (a/b : b/S;
siendo igual
S) y utiliza las formas geométricas
básicas: el cuadrado y el círculo. Son obras suyas
la reforma de San Francesco de Rimini (también
denominado templo malatestiano) y el palacio
Rucellai 
de Florencia. 

Cinquecento

El gran centro artístico fue Roma y el mayor
mecenas, el papado; también las cortes de las
monarquías emergentes promovieron el arte.

Se da una gran importancia al urbanismo y existe una
preocupación por situar el edificio en el marco ambiental
adecuado. Se conocen y dominan mejor las formas grecorromanas. Se
presta gran atención a las cuestiones técnicas; en
esta época se escriben muchos tratados. El centro de
irradiación es Roma, ciudad a la que el papado pretende
restituir la grandeza imperial.

La obra que marca el paso al Cinquecento es el templete
de San Pietro in Montorio de Bramante, realizado
por encargo de los Reyes Católicos. Fechado en 1502, en
él se concretan los ideales arquitectónicos del
Renacimiento pleno, por ello puede tomarse como modelo. La
admiración que suscitó se pone de manifiesto en el
hecho de que Rafael lo representase en sus Desposorios
de la Virgen
.

Giuliano de Sangallo fue otro arquitecto
destacado. Miguel Ángel construyó la nueva
Sacristía de la Basílica de San Lorenzo,
la Escalera de la biblioteca Laurenziana en
Florencia y la basílica de San Pedro del
Vaticano
, edificio en el que ya habían trabajado
Bramante, Sangallo y Rafael. Es un edificio de planta central
(cruz griega) coronado por una gran cúpula, de 119 metros
de altura interior, inspirada por la admiración que
sentía por la de Santa Maria dei Fiori de Brunelleschi.
Acaba el Palacio Farnesio y urbaniza
el Campidoglio(colina capitolina).

Monografias.com

El Renacimiento en la península
Ibérica

En España existe una clara continuidad entre la
arquitectura gótica y la renacentista; se habla del
gótico florido y del plateresco. El gótico se
prolonga en el tiempo y a él se superponen elementos
renacentistas y mudéjares. Son ejemplos
el Palacio Mendoza en Guadalajara,
la Casa de las Conchas en Salamanca,
la fachada de la Universidad de Salamanca,
el convento de San Esteban de la misma ciudad,
el Convento de las Dueñas o San Juan de los
Reyes
, en Toledo. Existe también en España una
vertiente de la arquitectura renacentista que es más
clásica, es decir, más italianizante; buenas
muestras de ésta son la Sacristía de la catedral de
Sigüenza y el Palacio arzobispal de Alcalá, ambos de
Alonso de Covarrubias. Diego de Siloé aplica los
principios renacentistas en la Capilla Mayor de
la catedral de Granada; Pedro Machuca
construyó el Palacio de Carlos V en la
Alhambra de Granada, con fachada de orden jónico y muro
exterior almohadillado. La fachada de la Universidad de
Alcalá 
de Rodrigo Gil de Hontañón
contiene todos los elementos de la arquitectura
renacentista.

En la Corona de Aragón, empobrecida tras la
crisis de finales de la edad media, hay escasas muestras
renacentistas (Casa de Arcediano, en Barcelona y Lonja de
Zaragoza
).

Arquitectura
barroca

Se suele denominar barroco al arte
del siglo XVII. Se trata de un término peyorativo que el
neoclasicismo del siglo XVIII atribuye a las obras del siglo
precedente, a las que considera anticlásicas
(desmesuradas, recargadas, confusas, faltas de equilibrio y
orden).

Templos , palacios y villas serán los edificios
barrocos más destacados.

La iglesia de Il Gesú de Roma
será el punto de partida de la arquitectura barroca. En
este templo se otorga un gran protagonismo al espacio en el que
se celebra la consagración eucarística: la
grandiosa nave longitudinal, cruzada por un brazo que no
sobresale, y la inmensa cúpula están pensadas con
este fin.

Los palacios deben ser símbolos de las
monarquías absolutas triunfantes en este siglo. La villa
es la primera manifestación del deseo de la nobleza y alta
burguesía urbanas de huir de la ciudad y vivir en el
campo, pero no como campesinos o nobles terratenientes, sino como
refinadas gentes de ciudad. El templo barroco

En el templo barroco se mantienen las plantas
basilicales, pero predominan las centrales, cada vez más
complejas: plantas circulares, elípticas, octogonales y de
cruz griega.

Respecto a los soportes, hay que tener en cuenta que en
el barroco lo constructivo y lo decorativo se funden, así
como también lo simbólico. Las columnas, elementos
constructivos, se hacen decorativas hasta llegar al extremo de
la columna salomónica y son
también el símbolo de la solidez y elevación
de la Iglesia Católica.

Se emplean todo tipo de cubiertas, pero el elemento
distintivo es la cúpula, que cubre e ilumina.
Su vertiente simbólica es también importante: se
eleva hacia los cielos.

Las fachadas son importantísimas en el barroco,
puesto que este estilo busca integrar el edificio en el conjunto
urbano. Por esta razón, a menudo la fachada no guarda
relación con el interior sino que responde al proyecto
urbanístico exterior. La fachada debe llamar la
atención de los fieles. La entrada se sitúa en el
centro de la fachada y es monumental; está cubierta por un
frontón u otro elemento decorativo; decorada con columnas,
nichos, ménsulas, etc. Las fachadas son, en muchas
ocasiones, curvas (cóncavas, convexas) y su perfil crea un
entramado de luces y sombras que refuerza el protagonismo de la
pantalla.

Como artífices, en Italia destacan
Gian Lorenzo Bernini (también arquitecto, además de
escultor) y su discípulo Francesco Castello, más
conocido como Borromini. El baldaquinoque cubre el altar
mayor de San Pedro del Vaticano, la iglesia de San Andrea
del Quirinal 
(Roma) y la
gran columnata de la plaza de San Pedro del
Vaticano son obras de Bernini.

Borromini
construye Sant'AgneseSan Carlo alle Quattro
Fontane 
(de planta elíptica, compleja fachada con
columnas exentas, cornisas sobresalientes y profusión de
líneas curvas) y Sant'Ivo alla Sapienza (con cimborrio de
muros ondulantes y linterna en hélice
cónica. 

El palacio barroco

Mientras que en Italia la arquitectura
religiosa sigue manteniendo el liderazgo, en Francia, aun sin
abandonar la construcción de templos (Los
inválidos 
de París, obra de Mansart, por
ejemplo), la arquitectura barroca dará sus mejores frutos
en la arquitectura civil, especialmente la palatina.

Son características del gusto
barroco francés el mantener en las fachadas la
concepción y líneas clásicas (columnata
exterior del Louvre de París, obra de
Claude Perrault) y construir interiores suntuosos, llenos de
espejos, techos decorados, etc.

El palacio de Versalles es
la muestra más acabada de la arquitectura barroca
francesa. El arquitecto Mansart concibe su planta y alzados. De
dimensiones gigantescas, en este palacio domina la
horizontalidad, reforzada por la división del edificio en
tres plantas y cuerpos. El ritmo de la fachada de
Versalles 
lo marca la repetición de cuerpos,
repetición que rompe la atonía de este inmenso
paramento d e 600 m. de longitud. La arquitectura barroca
peninsular

La arquitectura barroca española
destaca por su originalidad en muchos aspectos. Mientras que no
se alteran las formas constructivas de siglos precedentes, la
decoración se hace más profusa que en cualquier
otra zona de Europa. Quizá pueda establecerse un
paralelismo con lo que ocurre en los campos económico y
político: lo estructural es frágil, pero la pompa
lo recubre todo.

Es difícil datar en España los inicios del
barroco arquitectónico. El monasterio de El
Escorial 
puede ser definido como renacentista, pero
también como barroco por lo que tiene de desmesurado. El
plano general del edificio fue obra de Juan Bautista de Toledo,
Juan de Herrera fue su arquitecto definitivo. Juan Gómez
de la Mora es el primer arquitecto que se considera barroco, al
romper con el clasicismo en el Convento de la
Encarnación 
de Madrid. Francisco Bautista
construye San Isidro el Real (Madrid), plenamente
barroco.

José Benito Churriguera alcanza un
nivel de originalidad y popularidad tal, que se ha hablado de
arquitectura churrigueresca para denominar buena parte de la
producción española del siglo XVII. Una muestra de
esta tendencia es la intervención que se hace en la
catedral de Santiago de Compostela, en especial la fachada
principal u Obradoiro de Fernando Casas y Novoa.
Narciso Tomé es el autor de la fachada de
la Universidad de Valladolid y del retablo del
Transparente 
de la catedral de Toledo. Pedro de Ribera
concibe, entre otros proyectos, la Capilla y
la portada del Hospicio de Madrid. Rovira es el
autor del Palacio del marqués de Dos
Aguas de Valencia. Rococó

El final del siglo XVII y el siglo XVIII están
dominados por dos estilos sucesivos: el denominado rococó
y el neoclasicismo, que es una reacción contra el
primero.

Rococó es una denominación peyorativa que
dieron a las artes de la etapa inmediatamente anterior los
defensores del retorno al clasicismo. Rococó deriva
de rocaille («rocalla»,
combinación de conchas y piedrecillas), un tipo de
decoración que tuvo mucho éxito en palacios y
jardines.

El rococó fue un estilo cortesano, galante, muy
del gusto de la aristocracia y la alta burguesía urbanas:
gentes refinadas, cultas, ociosas… pero que frecuentaban
salones donde no todo era superficial. En ellos se
divulgarán las «luces», las ideas
filosóficas de la Ilustración que habrían de
cambiar el mundo al concretarse en la Revolución francesa
de 1789.

El rococó se preocupa sobre todo de los
interiores y de la decoración; por lo tanto, los edificios
rococó no presentan innovaciones estructurales respecto de
los anteriores.

La decoración es desbordante,
colorista y excesiva, aunque en los palacios urbanos se busca
también la comodidad. La decoración se basa en
estucos, frescosespejos,tapices,
etc. Se introducen formas y objetos orientales, porcelanas por
ejemplo, que aportan todavía más lujo a los ya
refinados espacios. Los muebles deben estar en consonancia con la
ambientación general, con los cortinajes.

En Alemania triunfa el rococó; Johan Balthasar
Neumann es su máximo representante (iglesia de
Vierzehnheiligen
palacio de Würzburg). Los
Borbones traen a la Península el estilo dominante en la
corte francesa. Sin embargo, al ser el XVIII un siglo de
decadencia para la Corona de Castilla, el rococó no cuenta
con manifestaciones destacadas.

Arquitectura
neoclásica

El neoclasicismo se desarrolla a partir de mediados del
siglo XVIII y dura hasta principios del XIX. Es un estilo muy
vinculado a la filosofía de las Luces y al desarrollo de
la arqueología, que da un nuevo impulso al conocimiento de
la Antigüedad clásica. La burguesía ilustrada
va a encontrar en Roma, que es «redescubierta» con el
hallazgo de las ruinas de Pompeya y Herculano, un modelo en
cuanto a virtudes cívicas, heroicas,
republicanas.

La arquitectura neoclásica desecha
la ornamentación rococó y se inspira en los artes
griego, etrusco, romano e incluso egipcio. Desaparece
progresivamente la arquitectura religiosa y se construyen
edificios públicos con finalidad
civil: bibliotecas, mercadosmuseos,
pórticos, etc. Napoleón, con ánimo
propagandístico, emula la arquitectura romana (Arco de
la Estrella 
en París). También en los
territorios Germánicos triunfa el neoclasicismo
arquitectónico
. En Inglaterra el clasicismo
renacentista no se había olvidado y en el dieciocho se
exporta a las colonias
norteamericanas
. Neoclasicismo en
España

Se adopta el clasicismo, aunque la decoración de
las residencias reales de Aranjuez y La Granja
son plenamente rococó. El Palacio Real de
Madrid, el palacio de La Granja de San Ildefonso y el de Aranjuez
fueron proyectados por el arquitecto italiano Filippo Juvara y
ejecutados por discípulos suyos. Dos buenos arquitectos
neoclásicos son Ventura Rodríguez y Juan de
Villanueva (Museo del Prado).

Arquitectura en el
siglo XIX

La arquitectura del siglo XIX es una arquitectura
urbana. En este siglo las ciudades crecen vertiginosamente.
Londres, por ejemplo, pasa de un millón de habitantes a
finales del XVIII a casi dos millones y medio en 1841.
Además, nacen nuevos núcleos urbanos en lugares
situados cerca de las fuentes de energía o de materias
primas para la industria. La revolución industrial
iniciada en el siglo XVIII en Inglaterra se difunde a Europa y a
los Estados Unidos de América. La industrialización
crea la necesidad de construir edificios de un nuevo tipo
(fábricas, estaciones de ferrocarril, viviendas, etc.) y
demanda que éstos sean baratos y de rápida
construcción; al mismo tiempo aporta soluciones
técnicas a las nuevas necesidades. Por esta razón,
desde el siglo XIX, la arquitectura y el urbanismo van
indisolublemente ligados a la
industrialización.

Sin embargo, no se puede hablar de uniformidad en los
estilos y las soluciones arquitectónicas y
urbanísticas, sólo de algunas constantes:
tecnificación de las soluciones, empleo de nuevos
materiales como el hierro colado, vidrio, cemento éste a
finales de siglo y tendencia al funcionalismo. Al lado de estos
datos que reflejan el empuje de la "modernidad", hay que recordar
que la nueva realidad no es del gusto de todos y, frente al
triunfo del maquinismo y de la técnica, se elevan las
voces que reclaman un retorno al orden anterior. En arquitectura
estas reivindicaciones se concretarán en los
estilos revival. La ciudad
decimonónica

La nueva ciudad se caracteriza por la separación
entre barrios burgueses (céntricos, con grandes avenidas y
núcleos comerciales elegantes) y barrios obreros (con
viviendas miserables, a menudo no urbanizadas, insalubres), por
la importancia creciente de las vías de
comunicación interna y por la aparición de nuevos
edificios –las fábricas– con sus
sórdidos alrededores. La ciudad decimonónica, en
definitiva, es un fiel reflejo de la nueva estructura
social.

Aunque las ciudades se planifican –o se planifican
sus ampliaciones y remodelaciones, cuando son antiguas–
respetando estrictamente los privilegios de la burguesía,
que es la clase dominante, las aspiraciones y demandas obreras
también se reflejan en el urbanismo decimonónico;
en este sentido, ejerció una especial incidencia el
llamado pensamiento utópico.

París se remodela siguiendo los
proyectos de George-Eugène Haussmann. Se abren grandes
avenidas que desmembran los barrios populares del centro y lo
comunican con el exterior con estaciones ferroviarias,
carreteras… El tráfico y la circulación son los
elementos organizativos de la ciudad.

También se remodelan Bruselas, Viena y Londres.
Madrid conserva el centro histórico, al que se
añade un ensanche diseñado por Carlos María
de Castro. A finales del XIX, Arturo Soria y Mata urbaniza un
barrio de Madrid con su proyecto de la Ciudad
lineal
.

En 1860, Barcelona aprueba el proyecto del ingeniero
Ildefonso Cerdà. Se conserva el casco antiguo, que se
articula con la ciudad nueva o Ensanche mediante anchos ejes
viarios. El Ensanche de Cerdà recoge
algunas de las ideas de los utópicos. Se organiza en
manzanas uniformes en cuanto a tamaño, pero con formas y
tipologías distintas; grandes avenidas, que siguen
funcionando en la actualidad, conectan rápidamente todas
las zonas de la ciudad. Los servicios públicos
(hospitales, cuarteles, plazas, iglesias, mataderos, etc.) se
integran en la retícula del Ensanche y son de
cómodo acceso para los habitantes de la ciudad. Ildefonso
Cerdà es considerado uno de los urbanistas más
importantes del mundo. Los estilos
históricos

Existe en el XIX un retorno a la estética del
pasado; de hecho, el neoclasicismo del XVIII ya fue una primera
manifestación de esta tendencia.

Se habla de revival porque se
construye a imitación de las antiguas arquitecturas
egipcia, india, china, romántica o gótica. Pero no
siempre de manera unitaria, sino que se toman elementos de una y
otra añadiéndolos a edificios que poco tienen que
ver con los modelos antiguos.

Mientras que muchas de estas obras son deplorables,
otras tienen un notable interés, como la decoración
exterior neogótica del Parlamento de Londres.
John Ruskin, teórico inglés, defiende una
síntesis entre la belleza antigua, para él
encarnada en el gótico, y al tecnología del
momento: las estructuras deben ser modernas; la
decoración, gótica.

En Francia Eugène Viollet-le-Duc restaura
importantes monumentos góticos como Notre-Dame de
París, las catedrales de Reims y Chartres o reconstruye
ciudades enteras –Carcasona–. Como fruto de su
riguroso estudio de las estructuras góticas, propugna la
aplicación de las soluciones que este arte aportó,
pero a partir de los materiales y las técnicas que ofrece
el siglo XIX. La arquitectura del hierro y los nuevos
materiales

A finales del siglo XVIII se utiliza en algunas
construcciones el hierro colado, que se obtiene por
fusión: el puente Coalbrookdale, construido en
1777 por T,. F. Pritchard) o el Teatro Francés de
París, de 1789, obra de V. Louis. El hierro sustenta
grandes cargas. Al mismo tiempo, se desarrolla la
producción de vidrio en cantidad y variedad. El hierro y
el cristal se complementan puesto que permiten construir
edificios que sean a la vez grandes y ligeros, transparentes. Son
respuestas a las nuevas necesidades: puentes de
amplio tendido, edificios de varias plantas que necesiten estar
despejadas, como las naves de las
fábricas, mercados, estaciones de ferrocarril,
etc.

La máxima expresión de la arquitectura del
hierro son las construcciones para las exposiciones universales.
El Palacio de Cristal de Londres (obra de Joseph
Paxton, de 1851) es una construcción-esqueleto a partir de
elementos prefabricados en serie. Este tipo de construcciones
"por piezas" se pueden montar y desmontar, trasladar e instalar
en otra ubicación. El Palacio de Cristal se
construyó en menos de seis meses con 70.000 m2 de
superficie; lo sustentan 3.300 columnas de hierro, con 2.224
travesaños y 300.000 láminas de cristal. Esta
construcción es un antecedente de lo que será la
arquitectura del siglo XX.

Se inicia la colaboración entre arquitectos e
ingenieros, como en el Halle aux Blés,
aunque la formación que se da a ambos tipos de
profesionales es muy distinta; los primeros deben pensar en
términos estéticos; los segundos, en
términos técnicos. Con Henri Labrouste, que
construye la Biblioteca de Sainte
Geneviève 
de París, se concilian las dos
orientaciones,. Se trata del primer edificio público
construido con hierro fundido y hierro forjado desde los
cimientos hasta la cubierta. Sin embargo, aún se
"enmascara" el edificio con fachadas de estilos clásico;
lo mismo sucede en su Biblioteca Nacional de
París
.

El Palacio de la Industria, de París (1855),
construido también para una exposición universal,
supera con creces la obra de Paxton, pues tiene un cuerpo central
de 48 metros de luz. En 1889 sorprende la Galería de las
Máquinas, edificado así mismo para una
construcción.

La obra más conocida de la construcción
mecánica fue la Torre Eiffel. Al contrario que
otras torres, no fue desmontada y se ha convertido en un
símbolo con sus trescientos metros de altura, toda ella
hecha con piezas prefabricadas y con cálculos precisos
relativos a la dilatación térmica y a la fuerza del
viento. La escuela de Chicago

En los Estados Unidos se opta por una arquitectura
utilitaria y racionalista. La ciudad de Chicago es destruida por
un incendio en 1871, lo que obliga a levantarla de nuevo. Se
produce una gran especulación sobre los solares, ya que
Chicago es una ciudad floreciente y ello suscita una gran demanda
de construcciones. La solución que se adopta es la
construcción en vertical: muchos pisos elevados sobre una
planta reducida. Nace así el rascacielos, cuya
estructura será metálica y permitirá la
ubicación de ascensores. El primer rascacielos es de
1864.

La escuela de Chicago está integrada
por un conjunto de arquitectos que proponen soluciones similares:
estructuras metálicas revestidas según la
función del edificio; las ventanas pueden ser tan grandes
como se quiera y el muro de carga deja de tener sentido. El
representante más importante de la escuela de Chicago es
Louis Sullivan (Auditorio de Chicago). El
modernismo

Es un movimiento estético internacional que se
manifiesta en todos los campos creativos. En arquitectura
representa el paso de la arquitectura decimonónica a la
arquitectura del XX.

Se le conoce con diversos nombres como Art
Nouveauen Francia, Modern Style en
Inglaterra, Jugendstil en Alemania
Sezessionstil en Austria.

El modernismo parte de un doble rechazo, del
academicismo y de la fealdad del mundo industrial. Por esta
razón, es un estilo muy decorativo, y a veces es
sólo eso, aunque los grandes arquitectos modernistas
aportan soluciones innovadoras a los problemas constructivos, por
ejemplo el concepto global de edificio o el uso de los elementos
estructurales como decorativos.

Los motivos decorativos del modernismo, que son los que
a primera vista llaman la atención, se inspiran en la
naturaleza: líneas curvas, ondulantes, arabescos, flores,
árboles, hojas, ramas, olas, algas, libélulas,
mariposas, pavos, cisnes y, siguiendo la tónica
decimonónica dominante que identifica la mujer con la
naturaleza, el cuerpo femenino.

Bruselas fue uno de los grandes centros del
modernismo. Victor Horta y Henry Clemens van de
Velde son los abanderados de la ruptura con el historicismo;
éste último fue además uno de sus mejores
teóricos y fundó la primera gran escuela de
diseño moderno.

En Escocia Charles Rennie
Mackintosh 
conjuga también arquitectura y
diseño (el modernismo se pretende
globalizador).

Otto Wagner es el líder del
movimiento "secesionista" en Viena; Joseph Maria Olbrich fue su
discípulo más aventajado.

En España la arquitectura modernista triunfa
sobre todo en Cataluña, con arquitectos
como Domènech i Montaner Puig i
Cadafalch
.

Antoni Gaudí, siendo modernista y el arquitecto
más importante del momento, no se ciñe por entero a
los rasgos generales del modernismo, y ello es debido a su
originalidad. Se inicia en la arquitectura
de revival con obras neomudéjares
neogóticas. Su estudio de las estructuras
góticas le hace avanzar en la búsqueda de nuevas
soluciones constructivas globalizadoras. La Casa
Batlló
, la Casa Milà (conocida
como La Pedrera), el Parque Güell y la
inacabada Sagrada Familia, todas ellas en Barcelona,
son sus obras más destacadas. Gaudí rompe con la
concepción ortogonal de los espacios; incluso las
habitaciones de las viviendas que construye son
curvilíneas, usa el arco parabólico, construye
fachadas y cubiertas ondulantes y las columnas se inclinan en
lugar de mantener la verticalidad.

Arquitectura en el
siglo XX

La arquitectura del siglo XX está dominada por el
funcionalismo. No se trata de un movimiento artístico,
sino de un principio estético racionalista que se
manifiesta en obras adscritas a diferentes tendencias. Se
enraíza en planteamientos muy antiguos de la cultura
occidental y queda definido de forma sencilla en palabras de
Louis Sullivan (1896): "La forma siempre sigue a la
función". Como es obvio, el funcionalismo se
desarrolló sobre todo en los campos del diseño y la
arquitectura, puesto que en ambos la "función" de la obra
marca necesariamente la forma.

El Racionalismo

El movimiento llamado racionalismo reunió a las
personalidades más notables de la arquitectura de este
siglo; las obras y la teoría de este movimiento son
profundamente individuales, pero tienen los denominadores comunes
de la simplicidad de formas, del retorno a los volúmenes
elementales (el cubo, el cilindro, el cono y la esfera) y de la
lógica constructiva por encima de la evasión
ornamental.

Los arquitectos más remarcables de este
movimiento eran Le Corbusier, Mies van der Rohe y Walter Gropius,
con su escuela Bauhaus.

La escuela
de Bauhaus (1919-1933) desarrolló el
funcionalismo vinculándolo al mismo tiempo a una
estética. Las enseñanzas de la Bauhaus
transcendieron los límites de Alemania y el marco
cronológico de su duración; se puede decir que toda
la arquitectura y el diseño del siglo XX son deudores de
la "poética" de la Bauhaus. Walter
Gropius 
fue su fundador y primer director, le sucedieron
Hannes Meyer y Mies van der Rohe; fueron profesores,
entre otros, Kandinsky, Klee y Laszlo Moholy-Nagy. El
éxodo que provocó el ascenso del nazismo
llevó a muchos de estos artistas a los Estados Unidos,
donde siguieron desarrollando sus enseñanzas.

El funcionalismo está vinculado al
progreso técnico; sus propuestas son irrealizables sin los
aportes contemporáneos de la técnica
(hormigón, acero, etc.).

El máximo exponente del
funcionalismo es Le Corbusier, que reduce las formas
arquitectónicas a las esenciales: cuadrado, cubo,
círculo, cilindro. Sus casas están
pensadas para vivir en ellas y dar una respuesta generalizable,
es decir, racional, a los problemas prácticos que plantea
la vida cotidiana.

En España el funcionalismo
arraigó fuertemente; el catalán Josep Lluis
Sert 
es uno de sus máximos exponentes, incluso a
nivel mundial. 

La arquitectura
orgánica

Este movimiento pretendía integrar
la obra arquitectónica en su entorno, fuera o no natural.
En esta línea trabajó Frank Lloyd
Wright
, aunque concede mayor importancia a la subjetividad de
quienes habían de habitar sus casas, pues no se trata de
dar a todo el mundo la misma respuesta. 

Arquitectura de
postguerra

Es remarcable el caso de Italia, con Pier
Luigi Nervi, que sabía explotar todos los recursos de la
nueva tecnología, así como de los nuevos
materiales, y creó una obra monumental y llena de
sensibilidad. En Milán hizo el Edificio
Pirelli 
en colaboración con Gio Ponti.

Algunos países latinoamericanos, que
entonces tenían unos niveles económicos altos, se
lanzaron a la búsqueda de una arquitectura que reflejara
la nueva situación. Así, Oscar Niemeyer y
Lúcio Costa proyectaron Brasilia, con una
concepción de la arquitectura a medio camino entre el
símbolo y la función. Estilo
tardomoderno

Realmente es la continuación del
movimiento racionalista. Utiliza el mismo vocabulario formal,
pero exagera y remarca los valore tecnológicos para
proponer un sentido estético nuevo. En el fondo es un
manierismo creativo del movimiento originario. Los arquitectos
más notables son: Renzo Piano, Richard Roges,
James Stirling y podríamos incluir al
japonés Arata Isozaki. Estilo
postmoderno

Este estilo tiene un doble código.
Por un lado, se mantiene vinculado al estilo racionalista y
acepta algunas posiciones del tardomoderno para comunicarse con
una élite cultural; por otro lado, intenta comunicarse con
el público en general y que éste lo acepte. La
posición postmoderna es atractiva porque, intentando ser
aceptada, llega a alcanzar unos resultados sorprendentes y
espectaculares. Entre los arquitectos más representativos
de

este estilo están: Michael
Graves
, Robert Venturi y Ricardo
Bofill
. Arquitectura actual

El panorama del último decenio del siglo XX
resulta atractivo, no tanto por la existencia de un programa o de
unas tendencias generalizadas, sino por la obra, a veces colosal,
de algunos arquitectos. Hay figuras que pueden definir el final
de este siglo: el canadiense Frank Ghery, el
español Rafael Moneo y el ingeniero,
también español, Santiago
Calatrava
.

 

 

Autor:

Abdel Sager

Enviado por:

Yosley Sanchez

VIII SEMESTRE ARQUITECTURA

PROFESORA: ARQ. VIRGINIA EEKHOUT

REPUBLICA BOLIVARIANA DE
VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA
EDUCACIÓN

I.U.P. "SANTIAGO MARIÑO"

PORLAMAR, 27/04/13

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter