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Violencia escolar



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    Violencia escolarMonografias.com

    Violencia escolar

    El acoso escolar o bullying es uno de los
    grandes riesgos para la salud psicológica de niños
    y adolescentes. Es una situación de violencia constante,
    física o psicológica, llevada a cabo por un escolar
    o un grupo de escolares contra otro alumno que no puede
    defenderse. Es una forma de maltrato que, según algunos
    estudios, afecta aproximadamente a uno de cada cuatro escolares
    en España

    El bullying tiene su principal escenario en
    los centros escolares. Esta agresión física o
    psicológica se desarrolla en los pasillos de los colegios,
    en los patios, a la salida de clase… Pero los expertos alertan
    de que aumentan los casos de "ciberbullying". Según
    Joaquín Mora-Merchán, profesor de psicología
    de la Universidad de Sevilla, el "ciberbullying" o ciberacoso es
    "cualquier forma de agresión intencional y repetida que
    genere abusos de poder a través de las nuevas
    tecnologías, como el correo electrónico, los chats,
    los móviles o las redes sociales, entre otros".

    Según el estudio "Juventud y
    Violencia", de la Fundación Pfizer, el 11,6% de los
    adolescentes entre 12 y 18 años ha sufrido maltrato
    psicológico a través de la Red y un 8,1% lo ha
    sufrido a través del móvil. Debido al aumento de
    este tipo de casos, el Instituto Nacional de Tecnologías
    de la Comunicación (INTECO) ha publicado la "Guía
    legal sobre ciberbullying y grooming" (acoso realizado por un
    adulto), en la que se ofrecen consejos a progenitores. El Equipo
    Multidisciplinar de Investigación sobre Ciberbullying
    (EMICI) del Laboratorio de Estudios sobre Convivencia y
    Prevención de la Violencia (LAECOVI) ha elaborado
    también un protocolo de actuación para que padres y
    profesores sepan cómo deben actuar ante estos
    casos.

    Las formas de ciberacoso son tan variadas
    como las posibilidades que permiten las nuevas
    tecnologías. "A menudo, se repite la fórmula que se
    lleva a cabo cara a cara: los acosadores insultan a la
    víctima por correo electrónico, como también
    hacen en persona", señala Mora-Merchán. Otras
    formas de ataque consisten en hacer montajes de vídeo
    donde se difama a la víctima, crear páginas web
    donde se puntúa a los compañeros de clase
    "más tontos", usurpar su identidad para hacerles quedar
    mal de alguna forma o realizar llamadas amenazantes al
    teléfono móvil.

    Los efectos psicológicos son los
    mismos que los de la agresión "tradicional": aislamiento
    social, depresión, baja autoestima, disminución del
    bienestar psicológico, descenso del rendimiento
    académico, rechazo de la vida escolar… Pero según
    un estudio desarrollado por los Institutos Nacionales de Salud de
    EE.UU. y publicado en el 'Journal of Adolescent Health', cuando
    este asedio se sufre a través de las nuevas
    tecnologías, el riesgo de depresión es mayor. Como
    señala Ronald J. Iannotti, uno de los responsables de la
    citada investigación, "las víctimas pueden ser
    más propensas a sentirse aisladas, deshumanizadas o
    desamparadas en el momento del ataque".

    En ocasiones, el bullying cara a cara
    desemboca en ciberacoso. Y muchos escolares sufren ambos tipos.
    El problema del "ciberbullying" es que a los escolares les
    resulta muy difícil protegerse de él porque
    deberían dejar de usar las redes sociales, el correo
    electrónico o el móvil. Son las herramientas que
    emplean los ciberacosadores y que tan necesarias y habituales
    resultan hoy en día.

    En función del tipo de
    agresión cibernética (un vídeo en el que se
    graba a la víctima mientras le insultan, un correo
    electrónico amenazador, un mensaje vejatorio en una red
    social), el daño psicológico varía. Para
    Mora-Merchán, depende de cada persona, "pero lo que a
    menudo supone un mayor perjuicio son las formas relacionadas con
    la imagen y las de mayor repercusión social". Un correo
    electrónico privado puede ser duro y amenazador, pero un
    vídeo colgado en Internet lo pueden ver miles de personas.
    "Es una ataque psicológico muy lesivo",
    subraya.

    La figura del acosador es un reto pendiente
    para los estudiosos del bullying. "Del cierberacosador se conoce
    poco, solo que suele ser el mismo que actúa cara a cara",
    señala el experto. El 50% de las víctimas de
    "ciberbullying" conoce a sus agresores, aunque las nuevas
    tecnologías permiten a los acosadores realizar sus
    agresiones psicológicas y salvaguardar su anonimato,
    siempre que quieran. "Muchos de ellos saben que la verdadera
    tortura es decirle a sus víctimas: ¿Sabes
    quién soy?. Es una forma de saborear el poder. En otras
    ocasiones, no quieren darse a conocer por miedo a las posibles
    represalias. Así juegan con el terror de sus
    víctimas" ( Mora-Merchán ) .

    El bullying a través de las nuevas
    tecnologías puede ser más invisible para los
    progenitores que el realizado cara a cara. Un mensaje de texto a
    través del móvil, insultos en una red social, un
    correo electrónico con burlas… Los escolares utilizan
    con frecuencia estas nuevas tecnologías sin la presencia o
    la supervisión continua de los padres. Por este motivo,
    "hay que hacerse partícipe de la vida de los hijos en
    Internet"( Joaquín Mora-Merchán ) .

    Internet, el móvil o las redes
    sociales, entre otras, son tecnologías imprescindibles hoy
    en día para la formación, la comunicación y
    el entretenimiento de los estudiantes. "No hay que censurarles,
    todo lo contrario. Pero ayuda situar el ordenador en una zona
    común de la casa, como el comedor. Ayuda hablar de
    qué buscan y hacen los hijos en Internet. Debe formar
    parte de las conversaciones familiares, como se charla sobre las
    notas o las actividades deportivas", expone el experto. Los hijos
    deben sentir que pueden confiar en los padres.

    Muchos chicos dirían a sus padres
    que sufren ciberacoso, pero tienen miedo de que les quiten la
    conexión a Internet. No hay que culparles ni penalizarles
    ( Mora-Merchán ) . Algunos síntomas de que un
    escolar atraviesa esta situación son: si interrumpe o
    modifica de forma extraña el uso de las nuevas
    tecnologías, si intenta contactar con desconocidos a
    través de Internet, si sufre cambios de humor o si tiene
    problemas en su rendimiento académico. Éstas son
    pistas de que algo pasa. Para el especialista, el consejo
    más importante es "una buena comunicación entre
    padres e hijos".

    En el XXI Congreso de la Sociedad
    Española de Pediatría Extrahospitalaria y
    Atención Primaria señalaron que 14% de los alumnos
    españoles sufrían , algún tipo de violencia
    escolar. En el caso de las agresiones más importantes
    -coacciones o exigencias de dinero-, la cifra ronda el 6%,
    mientras que las extremas (violencia física o, incluso,
    sexual) afectan al 3% de los alumnos. Además, el 12% del
    alumnado sabe de agresiones físicas entre
    compañeros y el 2% reconoce agresiones a profesores. Los
    participantes en el congreso perfilaron ocho indicadores de
    alarma para destapar casos de acoso escolar. Estos son: cambio de
    comportamiento sin motivo aparente; menor rendimiento escolar;
    pequeños hurtos, sobre todo de dinero; síntomas
    físicos, como dolores de cabeza, vómitos o dolores
    abdominales; lesiones externas reiteradas; temor a ir al colegio;
    exclusión del grupo habitual de amigos, y deterioro de su
    material educativo.

    Los pediatras advirtieron de que si se
    detectan cuatro de estos indicadores, los padres deben acudir de
    inmediato a un especialista con el menor.

    Germán Castellano
    señaló que el factor más determinante de la
    violencia es la falta de autoridad en la familia, ya que un
    elemento clave en la prevención es la actitud del entorno,
    que se ha hecho "permisiva, protectora en exceso, incapaz de
    transmitir valores y de educar con límites".

    En el ámbito escolar las conductas
    violentas más frecuentes son insultos, robos, agresiones y
    peleas, aislamiento social, rotura de mobiliario e insolencia
    ante los profesores. "Algunas manifestaciones actuales de la
    violencia son muy elaboradas y mezquinas, e incluso grabadas con
    los teléfonos móviles". Una nueva forma de acoso es
    exhibir luego esos videos o fotos en Internet ( Casillas-
    orientador del Instituto de Enseñanza Secundaria- la
    Bureba de Briviesca . Burgos ). Según las investigaciones
    de José Mª Avilés, doctor en Psicología
    por la Universidad de Valladolid, una de las personas que
    más ha estudiado este fenómeno en España, el
    30% de los escolares puede padecer ocasionalmente maltrato
    físico, verbal, psicológico o social, y el 40%
    actuar como agresores esporádicos.

    "Es posible que hace unos años esta
    violencia pasase desapercibida o fuera considerada
    característica de un determinado período en las
    relaciones interpersonales de los niños y jóvenes",
    señala el estudio del Defensor del Pueblo. Más
    adelante suscribe que "los docentes consideran que la
    mayoría de las veces se enteran de los conflictos, aunque
    admiten que en ocasiones pueden pasar desapercibidos".

    Los problemas de violencia disminuyen a
    medida que avanzan los cursos y aumenta la edad de los alumnos
    .

    El momento de mayor incidencia se
    sitúa entre los 11 y los 14 años de edad, y se
    reduce a partir de aquí, según el informe del
    Defensor del Pueblo. Por su parte, el informe de la UCM y el
    INJUVE sitúa entre esta adolescencia temprana,
    concretamente entre los 13 y los 15 años, la etapa de
    mayor riesgo de violencia. Evidencia un mayor riesgo de violencia
    en los cursos de 2º y 3º de la Enseñanza
    Secundaria Obligatoria (ESO). El hecho de que la enseñanza
    sea obligatoria hasta los 16 años puede provocar actitudes
    violentas entre los estudiantes "más absentistas",
    según Javier Urra, ya que se ven forzados a permanecer en
    las aulas contra su voluntad. La sociedad, en opinión de
    este psicólogo, debe proporcionar mecanismos alternativos
    que ayuden a estos chavales a una futura inserción
    laboral.

    Ante conflictos generalizados y casos de
    acoso escolar, se empiezan a extender programas de buenas
    prácticas tendentes a reconvertirlos o minimizarlos. Hay
    estudios que señalan que algunos padres apenas dedican 5
    minutos diarios a hablar con sus hijos de sus cosas.

    Así, el sistema educativo y la
    propia familia han de intentar desempeñar conjuntamente
    una labor complementaria. Ambos, en ocasiones, se encuentran un
    poco aislados en su intento por transmitir valores de esfuerzo,
    compañerismo, tolerancia, y respeto. A continuación
    se muestra una serie de recomendaciones:

    • Como prevención se aboga por una
      participación mayor de las familias, mediante el
      diálogo con los profesores, en la toma de decisiones
      de los centros educativos, para que se lleguen a convertir en
      "comunidades de aprendizaje" desde donde se potencie y
      dinamice la educación en los valores
      democráticos y de convivencia, pero no como una
      asignatura, sino como parte de la instrucción
      básica de cada curso.

    • Los estudiosos de la violencia en la
      adolescencia encuentran carencias en el ámbito
      familiar que tienen que ver con la falta de afectividad y la
      excesiva permisividad. Como consejos generales para los
      padres, tanto de víctimas como de agresores, se apunta
      una revisión de las pautas familiares de autoridad que
      rechace la violencia (se descarta la utilización del
      castigo físico) y aumente el acceso a la
      comunicación: "los padres tienen que aprender a decir
      que 'no' a los hijos de forma razonada". La postura ha de
      estar claramente definida respecto a dónde se
      sitúan los límites.

    • Reforzar sus actitudes hacia la
      diversidad. Conviene desarrollar las relaciones desde el
      propio hogar en un contexto de respeto mutuo y confianza
      hacia los demás, independientemente de su forma de ser
      o de pensar.

    • La sanción ha de formar parte de
      la educación. Los jóvenes tienen
      sensación de impunidad. Creen que nada de lo que hagan
      va a suponerles un castigo" ( Javier Urra ) , y la sociedad
      no puede permitirse que, por ejemplo, los profesores acaben
      necesitando un teléfono de atención
      psicológica. A su juicio, la política penal es
      correcta y está bien recogida en la
      legislación, "lo que pasa es que en el proceso de
      aplicación por distintos motivos muchas veces se
      suaviza.

    Los casos de bullying y violencia en las
    aulas han puesto en alerta a los centros educativos,
    empeñados en mantener una convivencia pacífica
    entre los alumnos. Para ello, se han elaborado planes de
    convivencia, que marcan una serie de buenas prácticas y
    estrategias para evitar incidentes en los colegios. Este
    introducción se centra en el objetivo de los planes de
    convivencia, su función para prevenir e identificar las
    situaciones de riesgo de conflicto y los diferentes planes de
    convivencia puestos en marcha en las comunidades
    autónomas.

    Cumplir las normas de convivencia en los
    centros educativos se ha convertido en objetivo prioritario. Por
    este motivo, los planes de convivencia se han puesto en marcha en
    todas las comunidades como un modo de aplicar medidas preventivas
    que "reduzcan las situaciones de conflicto y de deterioro del
    clima convivencial", recuerda la Junta de Andalucía. En
    especial, preocupan "los actos de acoso e intimidación
    entre alumnos".

    Los episodios de agresión
    física o psicológica han aumentado y se busca el
    modo de atajarlos. El informe 'La seguridad integral en los
    Centros de Enseñanza Obligatoria de España', de la
    Fundación Mapfre, analizó los centros de
    enseñanza obligatoria para detectar, entre otros, los
    riesgos psíquicos y sociales a los que se enfrentan
    alumnos y profesores en los centros. El resultado desveló
    antecedentes de casos de acoso psicológico entre alumnos
    en un 40,75% de los centros y antecedentes de casos de violencia
    física en un 57,25%.

    Los datos son elevados. Por si fuera poco,
    las nuevas tecnologías han irrumpido y han implicado otras
    formas de acoso que repeler, como el ciberbullying. Los riesgos
    que conllevan tanto los dispositivos como las redes sociales han
    supuesto que el uso de las nuevas tecnologías por parte de
    los alumnos sea "uno de los principales problemas a los que se
    enfrentan actualmente los centros de educación
    secundaria", se destaca. Los alumnos graban vídeos de
    otros compañeros y los difunden en las redes sociales o
    bien hacen comentarios sobre los profesores o cualquier aspecto
    del centro, con afán de ridiculizar.

    Los planes de convivencia quieren impedir
    estas circunstancias. Acabar con la indisciplina y las ofensas
    para retomar la senda del respeto y el compañerismo. Ha
    sido en los últimos cinco años cuando su
    aplicación se ha vuelto más común para
    evitar "agresiones, amenazas, insultos graves o abusos", recuerda
    la Junta, puesto que es en este tiempo cuando se registran las
    mayores cotas de acoso.

    Los planes de convivencia ponen medidas
    para frenar situaciones de conflicto e intentan solucionarlas
    cuando suceden. Dan pistas para identificar los acontecimientos
    que suponen un riesgo y ayudan a padres y profesores a
    detectarlos, además de atender a las causas y actuar con
    antelación. Los pasos que se den en estos casos son
    trascendentales, puesto que está en riesgo la integridad
    de los estudiantes, ya sea física y/o moral.

    El acoso a profesores y entre escolares, el
    maltrato verbal, físico y/o psicológico continuado
    son objeto de lucha por parte de los planes de convivencia, pero
    también se evitan las agresiones puntuales. Cualquier
    episodio de este tipo ha de enfrentarse para mantener un buen
    clima académico. El plan de Andalucía recuerda que
    hay una situación de acoso entre escolares cuando hay
    intención de hacer daño, reiteración de
    conductas agresivas y desequilibrio de fuerzas entre acosador o
    acosadores y víctima. Evitar y superar estas tres
    circunstancias cuando se producen es fundamental.

    Los planes de convivencia contemplan una
    serie de protocolos para actuar en estos casos, tanto con las
    víctimas, como con el agresor o agresores y con los
    observadores. Y es que el acoso no solo afecta a quien lo sufre
    de manera directa, sino que es un riesgo para los
    compañeros que lo conocen y no se atreven a denunciarlo,
    por miedo a ser los siguientes acosados.

    Los padres han de conocer en cada momento
    lo que ocurre en los centros o podría ocurrir. Es
    fundamental que accedan a esta información y que los
    colegios les faciliten datos suficientes sobre los planes de
    convivencia en vigor. Pero también ellos han de
    interesarse. Es bueno que distingan las pistas que revelan a un
    posible alumno acosado o acosador, ya que sus hijos pueden
    encontrarse en ambas situaciones.

    Si a pesar de ello desconocen la
    situación que afecta a sus hijos, sea una u otra, el
    centro ha de avisarles y mantener una entrevista con ellos. Los
    casos de agresión, amenaza y acoso en general están
    sancionados y el alumno puede perder la oportunidad de participar
    en ciertas actividades del centro e, incluso, se le suspende con
    la asistencia al colegio durante unos días. Estos actos
    afectan a su rendimiento escolar y el de sus compañeros,
    por lo que los padres han de estar vigilantes a cualquier hercho
    que revele que algo sucede.

    El estudio de la Fundación Mapfre
    recoge la legislación sobre seguridad y prevención
    en los centros educativos de las diferentes comunidades
    autónomas. Destaca la normativa que se aplica para
    garantizar la convivencia escolar, así como otros recursos
    habilitados para este fin. El tema es tan trascendental, que las
    comunidades autónomas han puesto en marcha planes de
    convivencia para abordarlo.

    Andalucía. Además de la
    normativa, que data de 2007 y 2011, esta comunidad cuenta con una
    página web de promoción de la convivencia escolar.
    Cada año, los centros interesados se pueden inscribir en
    la red andaluza Escuela: espacio de paz. 1.823 centros educativos
    formaron parte de ella.

    Aragón. La normativa en este caso se
    aprobó en 2011 y también dispone de un portal de
    convivencia.

    Asturias. Un blog sobre convivencia
    recuerda la importancia de promover valores como el respeto y da
    pistas a los centros sobre cómo elaborar estos
    planes.

    Cantabria. Además de un real decreto
    que regula la convivencia escolar desde 2009, Cantabria posee el
    Observatorio de la Convivencia.

    Castilla-La Mancha. La convivencia escolar
    se regula desde 2008 y se cuenta con el Observatorio de la
    Convivencia de Castilla-La Mancha.

    Castilla y León. Esta comunidad se
    ha preocupado desde 2005 por esta cuestión, cuando
    reguló por primera vez el fomento de la convivencia en los
    centros. En 2006 creó el Observatorio para la Convivencia
    Escolar de Castilla y León, que emite informes anuales y
    mantiene una web sobre convivencia escolar.

    Cataluña. En 2006 se aprobó
    la normativa que regula la convivencia escolar y se ha dado forma
    también al proyecto Convivencia. Con él se busca
    una gestión positiva de los conflictivos y compartir las
    prácticas de los centros en la resolución de
    conflictos.

    Comunidad de Madrid. La normativa engloba
    un decreto de 2007 y una ley de 2010, junto con una Guía
    de recursos.

    Comunidad Valenciana. El Observatorio para
    la Convivencia Escolar en los centros de la Comunidad Valenciana
    se creó en 2004 para "contribuir a la mejora del clima
    escolar a través del conocimiento, análisis y
    prevención de los problemas de convivencia en los
    centros".

    Extremadura. Un decreto de 2007 se encarga
    de regular las normas de convivencia, como complemento al
    Observatorio para la Convivencia Escolar de Extremadura. La
    finalidad de este último es "contribuir a la mejora del
    desarrollo de la actividad escolar" a través de "la
    evaluación y el diagnóstico de la convivencia
    escolar, el análisis de los conflictos y la propuesta de
    medidas para la prevención de la violencia".

    Galicia. Esta comunidad también
    tiene su propio Observatorio de Convivencia Escolar y un Plan de
    Convivencia Escolar.

    Islas Baleares. Un decreto de 2010
    establece las normas de convivencia en los centros docentes no
    universitarios sostenidos con fondos públicos.

    Islas Canarias. En 2011 se aprobó la
    normativa que regula la convivencia en el ámbito
    educativo. Además, los centros del archipiélago
    disponen de un espacio web sobre Educar para la convivencia. En
    este espacio se informa, entre otras cosas, sobre la Red Canaria
    de Escuelas Solidarias, para promover la educación en
    valores.

    La Rioja. Una Ley de 2011 y una
    página web con enlaces a contenidos sobre convivencia
    escolar y atención a casos de acoso escolar conforman la
    apuesta de esta comunidad por la promoción de estos
    valores en los centros.

    Navarra. Esta comunidad anima a las
    escuelas a formar parte de la Red de Escuelas para la Salud en
    Europa. Además, ha participado en la elaboración de
    un informe sobre la convivencia escolar y ha puesto en marcha un
    programa de Asesoría para la Convivencia para orientar a
    alumnos, familias y profesores en cuestiones de resolución
    de conflictos escolares, acoso, planes de convivencia y temas
    relacionados.

    País Vasco. Aprobado en 2009, el
    Observatorio de la Convivencia Escolar de la Comunidad
    Autónoma del País Vasco tiene carácter
    consultivo y de asesoramiento para "promover una convivencia
    basada en el respeto y el diálogo".

    Murcia. Las normas de convivencia en los
    centros se regulan desde 2005, junto con el Observatorio para la
    convivencia escolar.

    El acoso escolar o bullying es uno de los
    problemas más graves a los que se enfrentan los alumnos en
    su contexto académico. Además de hacer mella en la
    salud psicológica de niños y adolescentes, es un
    problema todavía poco denunciado. Una reciente
    investigación demuestra que los afectados se pueden
    enfrentar a esta situación con tres estrategias: optar por
    hacer nuevos amigos, querer ser popular o intentar pasar
    desapercibidos.

    Dan Olweus, psicólogo noruego
    considerado uno de los pioneros en el estudio del acoso escolar,
    asegura que un niño o adolescente se convierte en
    víctima de este tipo de maltrato "cuando está
    expuesto, de forma reiterada y a lo largo de un tiempo, a
    acciones negativas llevadas a cabo por otro u otros
    estudiantes".

    En octubre de 2011 , la Sociedad
    Española de Pediatría Extrahospitalaria y de
    Atención Primaria (Sepeap) alertaba de que entre un 2% y
    un 10% de los niños españoles padecen el grado
    "más grave" de acoso, mientras que entre el 15% y el 35%
    sufren agresiones leves. Además, un 90% de los casos de
    acoso escolar están ocultos ya que, según sus
    estimaciones, "se notifica solo un 10%" de los casos registrados
    en España. Aparte de las consecuencias físicas que
    puede tener el acoso escolar (peleas, agresiones, etc.), conlleva
    importantes efectos negativos en la salud psicológica de
    quien lo sufre: trastornos emocionales, ansiedad,
    depresión, problemas de autoestima, ideas suicidas e
    intentos, a veces consumados, de suicidio.

    Una investigación realizada por el
    Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) y la Universidad de
    Illinois (ambos de EE.UU.) refleja cómo los niños
    intentan enfrentarse a la situación de maltrato que viven.
    Para este estudio, se entrevistó a 373 alumnos de segundo
    de primaria y a sus profesores. Casi la mitad de los estudiantes
    aseguraban que habían sufrido algún tipo de
    intimidación física o psicológica.
    Según se extrae de este trabajo, las víctimas de
    acoso escolar pueden desarrollar, como norma general, tres tipos
    de estrategias: optar por hacer nuevos amigos, querer ser
    populares o intentar pasar desapercibidos. Como explica Karen
    Rudolph, autora principal de la investigación, conocer
    cómo reaccionan los alumnos puede contribuir a reducir la
    intensidad o la frecuencia de las agresiones.

    Una de las estrategias más
    utilizadas por los alumnos afectados es intentar hacer nuevos
    amigos. Las niñas fueron quienes más optaron por
    ella. Para Rudolph, de esta forma se evitan reacciones impulsivas
    y se llevan a cabo "respuestas constructivas, enfocadas a
    aprender de la situación y mejorar en la gestión de
    las emociones". También se estudió de qué
    manera al año siguiente, cuando los niños estaban
    en tercero de primaria, sus habilidades sociales podían
    ayudarles a manejar el conflicto. Descubrieron que los
    niños que seguían la estrategia de intentar hacer
    nuevas amistades mejoraron su autoimagen. Además, se
    esforzaban por lograr otras soluciones, como pedir ayuda a su
    profesor o buscar apoyo psicológico en otras
    personas.

    Otra táctica es la que
    seguían los niños que se esforzaban por "parecer
    guays", según sus propias palabras, ante los demás.
    Como se cita en el estudio, los afectados buscaban "caer bien a
    los demás, estar en el grupo de los niños
    populares". El problema de esta manera es que fomenta las
    reacciones impulsivas y de contraataque en los afectados de
    acoso. Estos niños, además, tenían una
    imagen negativa de sus compañeros de colegio.

    Como señala Rudolph, "el tercer
    método utilizado era no hacer nada que pudiese llamar la
    atención de los demás, que perjudicara su
    reputación o le dejara en ridículo", es decir,
    pasar tan desapercibido como fuera posible. No reaccionaban tanto
    de forma impulsiva y se esforzaban en no responder a los ataques
    de sus acosadores. Su táctica era responder de forma
    pasiva a las agresiones sufridas. Para los investigadores, esta
    estrategia puede ser muy útil en los grupos de chicos, ya
    que estos destacan por un comportamiento más agresivo
    físicamente que las chicas, si bien conlleva el riesgo de
    que el acosador aumente la intensidad de sus
    agresiones.

    Para Karen Rudolph, la estrategia de
    intentar mejorar las habilidades sociales y hacer más
    amigos sería la más adecuada para resolver el
    conflicto. Es importante señalar, por otro lado, que los
    alumnos pueden optar tanto de forma consciente como inconsciente
    por las estrategias. Otro dato relevante es que los niños
    que sufrieron un acoso más grave en segundo curso de
    primaria empleaban con más frecuencia estrategias de
    pasividad en tercero.

    Además, tendían a pensar
    más sobre el problema que sufrían, pero eran menos
    capaces de poner en marcha habilidades que les ayudaran a
    resolverlo. La forma de reaccionar elegida por cada niño
    dependería tanto de factores biológicos como de su
    experiencia, aunque los autores del estudio insisten en que se
    necesitan más investigaciones en este campo.

    No lo dudes, si estás sufriendo
    algún tipo de acoso en el colegio por parte de los
    compañeros, te amenazan o sospechas que alguien
    está siendo víctima de acoso escolar,
    ¡cuéntalo! Ya sea vía telefónica o a
    través del correo electrónico, cada vez son
    más numerosos los servicios que atienden y apoyan a los
    alumnos, familias y miembros de la comunidad educativa que sufren
    o son testigos de situaciones de acoso dentro de las aulas
    españolas. Un simple contacto con estos servicios puede
    proporcionar a las víctimas el asesoramiento
    psicológico y legal necesario para erradicar
    estas

    Para solventar estas situaciones, en los
    últimos años han ido apareciendo en nuestro
    país varios servicios de atención a las
    víctimas de acoso escolar, creados en su mayoría
    por diversas asociaciones, gobiernos autonómicos u
    Organizaciones No Gubernamentales. Estos servicios, que
    proporcionan a los afectados ayuda y apoyo psicológico,
    asesoramiento legal e incluso una intervención directa
    ante las autoridades competentes en aquellos casos que sea
    necesario, están dirigidos normalmente tanto a alumnos
    como a profesores y familias, aunque son estas últimas las
    que mayor uso hacen de ellos.

    De la mano de ACAE, surgió la
    Asociación contra el Acoso Escolar de Cataluña
    (ACAECAT), que cuenta con la colaboración del Instituto
    Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) para ofrecer
    ayuda psicológica a las víctimas y con un despacho
    de abogados para asesorar y asistirlas legalmente.

    Otra de las asociaciones pioneras en
    atender casos de acoso escolar es SOS Bullying. Creada en el 2004
    por el sindicato docente ANPE, en la actualidad funciona de modo
    independiente como una asociación integrada por
    psicólogos, profesores, abogados, profesionales de la
    salud, víctimas de acoso y familiares de jóvenes
    afectados.

    Por su parte, la línea de ayuda
    Acosoescolar.info se dirige exclusivamente a los alumnos. Esta
    página forma parte de la Campaña contra el Acoso
    Escolar de la ONG PROTEGELES, que ha contado con la
    colaboración y financiación del Defensor del Menor,
    la Fundación Riojana para la Sociedad del Conocimiento
    (FUNDARCO), y el Instituto Madrileño del Menor y la
    Familia.

    Contactos:

    Asociación contra el Acoso Escolar
    (ACAE)

    • Teléfono: 985 15 50
      72

    • e-mail:
      acae_asturias@yahoo.es

    Asociación contra el Acoso Escolar
    de Cataluña (ACAECAT)

    • Teléfono: 600 672 077

    • e-mail:
      acaecat@jfrauca.jazztel.es

    SOS Bullying

    • Teléfono: 620 489 332

    • e-mail:
      sosbullying@hotmail.com

    Acosoescolar.info

    • e-mail:
      contacto@protegeles.com

    Gobierno de Cataluña

    • Teléfono: 93 400 69
      68

    Gobierno de Canarias

    • Teléfono: 901 93 03
      03

    • e-mail:
      acosoescolar@podemosayudarte.com

    Gobierno de Navarra

    • Teléfono: 900 841 551

    • e-mail: convive@cfnavarra.es

    Gobierno de la Rioja

    • Teléfono: 900 100 509

    • e-mail:
      acosoescolar@larioja.org

    Gobierno del País Vasco

    • e-mail: ikasle@hezkuntza.net

    Gobierno de Castilla la Mancha

    • Teléfono: 900 102 636

    • e-mail:
      equipoconvivencia@jccm.es

    Gobierno de Cantabria

    • Teléfono: 900 71 33
      71

    • e-mail:
      unidad.convivencia@educantabria.es

    Los problemas de exceso de peso entre los
    niños aumentan de forma considerable en los últimos
    años. Según un estudio reciente, llevado a cabo por
    la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y
    Nutrición (AESAN), un 45,2% de los niños
    españoles tiene exceso de peso. El sobrepeso afecta a un
    26% de los menores, mientras que un 19% son obesos. Pero un dato
    novedoso es el que relaciona el exceso de peso con el acoso
    escolar. Según una investigación de Universidad de
    Bristol, los niños con sobrepeso u obesidad tienen
    más probabilidades de sufrir acoso escolar que quienes
    tienen un peso adecuado.

    La prevalencia del sobrepeso y la obesidad
    está en aumento, sobre todo, en la población
    infantil, que registra los índices más altos hasta
    ahora conocidos. Según un estudio reciente, llevado a cabo
    por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y
    Nutrición (AESAN), un 45,2% de los niños
    españoles tiene problemas con el exceso de peso: un 26%
    tiene sobrepeso y el 19% son obesos. Los resultados
    señalan, además, que los niños de las clases
    sociales más desfavorecidas y quienes pertenecen a
    familias con un bajo nivel educativo tienen una mayor
    probabilidad de alcanzar exceso de peso.

    Estos porcentajes son más elevados
    que los publicados en los últimos años por los
    medios de comunicación porque ( Leire Pajín ) , en
    la presentación del citado estudio, es la primera vez que
    la medición del sobrepeso y la obesidad infantil se ha
    realizado según los parámetros establecidos por la
    Organización Mundial de la Salud (OMS).

    La mayor preocupación del sobrepeso
    y obesidad reside en sus múltiples consecuencias sobre la
    salud a corto y largo plazo: diabetes mellitus tipo 2,
    hipertensión arterial, niveles elevados de colesterol
    perjudicial, enfermedades cardiovasculares, enfermedades
    metabólicas, trastornos musculoesqueléticos o
    riesgo de muerte prematura. Todo este escenario hace mella en el
    organismo en desarrollo de los más pequeños, que
    pueden alcanzar la etapa adulta con patologías graves,
    como apoplejías o cardiopatías.

    Los menores con sobrepeso u obesos tienen
    más probabilidades de sufrir estos dos problemas en la
    vida adulta. Según un estudio realizado entre 8.668
    niños irlandeses de 9 años y presentado por la
    Universidad de Bristol (Reino Unido) el pasado mes de julio, las
    niñas con sobrepeso u obesidad tienen un índice
    significativamente mayor de enfermedades
    crónicas.

    Aunque el dato más novedoso de este
    estudio es el que relaciona el peso con acoso escolar o
    "bullying". Los niños con problemas de exceso de peso
    tienen más probabilidades de sufrir acoso escolar. Este
    tipo de asedio afecta a niños o adolescentes en su
    contexto escolar y se define como una serie de actos
    intimidatorios y agresivos o de manipulación por parte de
    un alumno o varios contra una o varias víctimas durante un
    periodo de tiempo más o menos prolongado. En general,
    ocurre en los pasillos del centro escolar, los patios y a la
    salida de clase. Los datos estiman que, en España, uno de
    cada cuatro niños sufre acoso escolar en distintos
    grados.

    Un trabajo del Instituto de la Juventud
    (INJUVE) afirma que el 16% de los niños y jóvenes
    encuestados reconoce que ha participado en exclusiones de
    compañeros o en agresiones psicológicas. De la
    misma manera, los niños son más proclives a
    realizar agresiones físicas, mientras que las niñas
    optan más por ataques psicológicos. Por otro lado,
    numerosos estudios han señalado que desde los tres
    años de edad los niños muestran una
    percepción negativa con respecto a la obesidad y que esta
    opinión se mantiene a lo largo de la infancia. Los
    niños que sufren "bullying" tienen alguna
    característica, sea física o psicológica,
    que los convierte en víctimas fáciles: defectos
    físicos, debilidad física, tartamudez o, como
    señala el estudio británico, exceso de
    peso.

    Las consecuencias de este tipo de acoso
    pueden ser muy graves. El niño o el adolescente
    está en proceso de maduración, tanto en su
    vertiente física como psicológica, y las heridas
    que pueden dejar las continuas humillaciones, patadas,
    exclusiones o burlas pueden marcarle de por vida. Algunas de las
    consecuencias más habituales del acoso escolar son: una
    autoestima cada vez más baja, trastornos emocionales,
    problemas psicosomáticos, ansiedad, depresión o
    ideación suicida… Problemas psicológicos que se
    sumarían al hecho de que causa el exceso de peso en el
    organismo.

    Por tanto, los especialistas recomiendan
    que los menores obesos o con sobrepeso sigan una dieta sana y
    practiquen un estilo de vida saludable, en el que cobra especial
    importancia la práctica deportiva. De este modo, se evitan
    las temibles consecuencias del exceso de peso y se reduce la
    probabilidad de sufrir acoso escolar.

    A pesar de que los especialistas insisten
    en que el mejor consejo es tener una buena comunicación
    entre progenitores e hijos, hay algunos comportamientos que
    pueden poner tras la pista de que sucede algo:

    • Muchos afectados no quieren confesar
      que sufren acoso escolar porque sienten vergüenza o se
      sienten culpables. Por tanto, no es aconsejable interrogarles
      de forma directa sobre este problema.

    • Hay que estar atentos y comprobar si el
      niño tiene frecuentes heridas o lesiones.

    • Algunos cambios bruscos en la
      personalidad del menor pueden dar pistas: miedo, problemas
      para dormir, tristeza, se despierta temprano, cambios de
      humor o problemas en su rendimiento académico, entre
      otros.

    • Temor a ir al colegio.

    La instalación de cámaras de
    seguridad en las aulas de los colegios podría ser una
    medida efectiva para combatir el acoso escolar o "bullying".Son
    un ojo incansable e impasible que todo lo ve. La vida
    pública queda registrada en las cámaras de
    videovigilancia instaladas en algunas calles. Su objetivo es
    registrar las posibles malas acciones de algunos ciudadanos, pero
    para ello tienen que observar todo lo que sucede: las escenas de
    la vida cotidiana, quién se relaciona con quién o
    quiénes son pareja. Las videocámaras de vigilancia
    acechan en las esquinas de las calles y en el interior de
    empresas y comercios, hasta el punto de crear preocupación
    incluso en la Agencia Española de Protección de
    Datos. Las cámaras de videovigilancia se colocan en
    distintos lugares con el fin de prevenir delitos o reunir pruebas
    para perseguir a quienes los cometan. Esta práctica
    plantea la disyuntiva entre una suerte de seguridad preventiva y
    una cesión de la intimidad de los usuarios, a quienes se
    puede captar en momentos privados. Solo las Fuerzas de Seguridad
    pueden colocar las cámaras de seguridad en la vía
    pública. La Ley Orgánica 4/1997 de 4 de agosto les
    reserva esta atribución. Por otro lado, las cámaras
    que se sitúan en las carreteras dependen de las
    autoridades que gestionan el tráfico, como la DGT, y es
    obligatorio señalizar su situación.

    Las empresas u organismos que instalen un
    sistema de videovigilancia deben notificárselo a la
    Agencia Española de Protección de Datos (AEPD),
    incluso si son comunidades de vecinos, una tarea para la que
    tendrán que contratar a una empresa de seguridad privada
    autorizada, según la Ley de Seguridad Privada.
    Además, se debe designar quién será el
    responsable del visionado de las imágenes y qué
    personas están autorizadas a contemplar las
    mismas

    Según la Ley Orgánica de
    Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD,
    15/1999 de 13 de diciembre), los propietarios de estos sistemas
    deben garantizar la seguridad de las imágenes. Esta ley
    desarrollada en la instrucción 1/2006 de la AGPD
    .

    Por otro lado, los vídeos deben
    bloquearse, como máximo, un mes después del
    día en que se grabaron. Esto significa que una vez
    bloqueados solo pueden acceder a ellos las administraciones
    públicas, jueces o tribunales para la "atención de
    posibles responsabilidades nacidas del tratamiento" y solo
    mientras prescriben estas. Se refiere a supuestos como en el caso
    de cometerse un delito y que las cámaras hayan captado
    este. Entonces, se debe conservar la grabación como prueba
    hasta que se prescriba el plazo correspondiente, momento en que
    se deben suprimir los contenidos.

    Las grabaciones realizadas por
    videocámaras domésticas, pensadas para captar
    momentos de ocio, se liberan de cualquiera de las obligaciones de
    la LOPD, igual que ocurre con las efectuadas por medios de
    comunicación y por otros elementos como los
    videoporteros.

    Las autoridades europeas de
    protección de datos, agrupadas en el Grupo de Trabajo del
    Artículo 29 (GT-29), han aprobado un informe que insta a
    los colegios a salvaguardar el derecho a la privacidad de los
    menores en el ámbito escolar. Estos organismos muestran
    así su preocupación por las consecuencias negativas
    que puede tener para un niño la falta de confidencialidad
    en el tratamiento de sus datos, así como un uso de los
    mismos no justificado (FACUA).

    El informe considera necesario que los
    centros educativos tomen las medidas de seguridad necesarias para
    evitar que aquellos datos que pudieran ser objeto de
    discriminación en el entorno escolar, tales como datos de
    salud, creencias o de origen racial, sean conocidos y utilizados
    sin el consentimiento del menor o de sus progenitores. Este tipo
    de información, precisa, debería ser recogida
    únicamente con la finalidad de salvaguardar el derecho a
    la privacidad del menor.

    Así, por ejemplo, se recomienda a
    los colegios que las fichas de los estudiantes no contengan un
    número excesivo de datos, informando a los padres, o a los
    mismos menores, sobre la finalidad para que se recogen y el uso
    que se va a hacer de ellos. Asimismo, deberán asegurarse
    de que esos datos no pueden ser utilizados por terceros para
    evitar posibles episodios de discriminación.

    Partes: 1, 2

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