Violencia escolar – Monografias.com
Violencia escolar
El acoso escolar o bullying es uno de los
grandes riesgos para la salud psicológica de niños
y adolescentes. Es una situación de violencia constante,
física o psicológica, llevada a cabo por un escolar
o un grupo de escolares contra otro alumno que no puede
defenderse. Es una forma de maltrato que, según algunos
estudios, afecta aproximadamente a uno de cada cuatro escolares
en España
El bullying tiene su principal escenario en
los centros escolares. Esta agresión física o
psicológica se desarrolla en los pasillos de los colegios,
en los patios, a la salida de clase… Pero los expertos alertan
de que aumentan los casos de "ciberbullying". Según
Joaquín Mora-Merchán, profesor de psicología
de la Universidad de Sevilla, el "ciberbullying" o ciberacoso es
"cualquier forma de agresión intencional y repetida que
genere abusos de poder a través de las nuevas
tecnologías, como el correo electrónico, los chats,
los móviles o las redes sociales, entre otros".
Según el estudio "Juventud y
Violencia", de la Fundación Pfizer, el 11,6% de los
adolescentes entre 12 y 18 años ha sufrido maltrato
psicológico a través de la Red y un 8,1% lo ha
sufrido a través del móvil. Debido al aumento de
este tipo de casos, el Instituto Nacional de Tecnologías
de la Comunicación (INTECO) ha publicado la "Guía
legal sobre ciberbullying y grooming" (acoso realizado por un
adulto), en la que se ofrecen consejos a progenitores. El Equipo
Multidisciplinar de Investigación sobre Ciberbullying
(EMICI) del Laboratorio de Estudios sobre Convivencia y
Prevención de la Violencia (LAECOVI) ha elaborado
también un protocolo de actuación para que padres y
profesores sepan cómo deben actuar ante estos
casos.
Las formas de ciberacoso son tan variadas
como las posibilidades que permiten las nuevas
tecnologías. "A menudo, se repite la fórmula que se
lleva a cabo cara a cara: los acosadores insultan a la
víctima por correo electrónico, como también
hacen en persona", señala Mora-Merchán. Otras
formas de ataque consisten en hacer montajes de vídeo
donde se difama a la víctima, crear páginas web
donde se puntúa a los compañeros de clase
"más tontos", usurpar su identidad para hacerles quedar
mal de alguna forma o realizar llamadas amenazantes al
teléfono móvil.
Los efectos psicológicos son los
mismos que los de la agresión "tradicional": aislamiento
social, depresión, baja autoestima, disminución del
bienestar psicológico, descenso del rendimiento
académico, rechazo de la vida escolar… Pero según
un estudio desarrollado por los Institutos Nacionales de Salud de
EE.UU. y publicado en el 'Journal of Adolescent Health', cuando
este asedio se sufre a través de las nuevas
tecnologías, el riesgo de depresión es mayor. Como
señala Ronald J. Iannotti, uno de los responsables de la
citada investigación, "las víctimas pueden ser
más propensas a sentirse aisladas, deshumanizadas o
desamparadas en el momento del ataque".
En ocasiones, el bullying cara a cara
desemboca en ciberacoso. Y muchos escolares sufren ambos tipos.
El problema del "ciberbullying" es que a los escolares les
resulta muy difícil protegerse de él porque
deberían dejar de usar las redes sociales, el correo
electrónico o el móvil. Son las herramientas que
emplean los ciberacosadores y que tan necesarias y habituales
resultan hoy en día.
En función del tipo de
agresión cibernética (un vídeo en el que se
graba a la víctima mientras le insultan, un correo
electrónico amenazador, un mensaje vejatorio en una red
social), el daño psicológico varía. Para
Mora-Merchán, depende de cada persona, "pero lo que a
menudo supone un mayor perjuicio son las formas relacionadas con
la imagen y las de mayor repercusión social". Un correo
electrónico privado puede ser duro y amenazador, pero un
vídeo colgado en Internet lo pueden ver miles de personas.
"Es una ataque psicológico muy lesivo",
subraya.
La figura del acosador es un reto pendiente
para los estudiosos del bullying. "Del cierberacosador se conoce
poco, solo que suele ser el mismo que actúa cara a cara",
señala el experto. El 50% de las víctimas de
"ciberbullying" conoce a sus agresores, aunque las nuevas
tecnologías permiten a los acosadores realizar sus
agresiones psicológicas y salvaguardar su anonimato,
siempre que quieran. "Muchos de ellos saben que la verdadera
tortura es decirle a sus víctimas: ¿Sabes
quién soy?. Es una forma de saborear el poder. En otras
ocasiones, no quieren darse a conocer por miedo a las posibles
represalias. Así juegan con el terror de sus
víctimas" ( Mora-Merchán ) .
El bullying a través de las nuevas
tecnologías puede ser más invisible para los
progenitores que el realizado cara a cara. Un mensaje de texto a
través del móvil, insultos en una red social, un
correo electrónico con burlas… Los escolares utilizan
con frecuencia estas nuevas tecnologías sin la presencia o
la supervisión continua de los padres. Por este motivo,
"hay que hacerse partícipe de la vida de los hijos en
Internet"( Joaquín Mora-Merchán ) .
Internet, el móvil o las redes
sociales, entre otras, son tecnologías imprescindibles hoy
en día para la formación, la comunicación y
el entretenimiento de los estudiantes. "No hay que censurarles,
todo lo contrario. Pero ayuda situar el ordenador en una zona
común de la casa, como el comedor. Ayuda hablar de
qué buscan y hacen los hijos en Internet. Debe formar
parte de las conversaciones familiares, como se charla sobre las
notas o las actividades deportivas", expone el experto. Los hijos
deben sentir que pueden confiar en los padres.
Muchos chicos dirían a sus padres
que sufren ciberacoso, pero tienen miedo de que les quiten la
conexión a Internet. No hay que culparles ni penalizarles
( Mora-Merchán ) . Algunos síntomas de que un
escolar atraviesa esta situación son: si interrumpe o
modifica de forma extraña el uso de las nuevas
tecnologías, si intenta contactar con desconocidos a
través de Internet, si sufre cambios de humor o si tiene
problemas en su rendimiento académico. Éstas son
pistas de que algo pasa. Para el especialista, el consejo
más importante es "una buena comunicación entre
padres e hijos".
En el XXI Congreso de la Sociedad
Española de Pediatría Extrahospitalaria y
Atención Primaria señalaron que 14% de los alumnos
españoles sufrían , algún tipo de violencia
escolar. En el caso de las agresiones más importantes
-coacciones o exigencias de dinero-, la cifra ronda el 6%,
mientras que las extremas (violencia física o, incluso,
sexual) afectan al 3% de los alumnos. Además, el 12% del
alumnado sabe de agresiones físicas entre
compañeros y el 2% reconoce agresiones a profesores. Los
participantes en el congreso perfilaron ocho indicadores de
alarma para destapar casos de acoso escolar. Estos son: cambio de
comportamiento sin motivo aparente; menor rendimiento escolar;
pequeños hurtos, sobre todo de dinero; síntomas
físicos, como dolores de cabeza, vómitos o dolores
abdominales; lesiones externas reiteradas; temor a ir al colegio;
exclusión del grupo habitual de amigos, y deterioro de su
material educativo.
Los pediatras advirtieron de que si se
detectan cuatro de estos indicadores, los padres deben acudir de
inmediato a un especialista con el menor.
Germán Castellano
señaló que el factor más determinante de la
violencia es la falta de autoridad en la familia, ya que un
elemento clave en la prevención es la actitud del entorno,
que se ha hecho "permisiva, protectora en exceso, incapaz de
transmitir valores y de educar con límites".
En el ámbito escolar las conductas
violentas más frecuentes son insultos, robos, agresiones y
peleas, aislamiento social, rotura de mobiliario e insolencia
ante los profesores. "Algunas manifestaciones actuales de la
violencia son muy elaboradas y mezquinas, e incluso grabadas con
los teléfonos móviles". Una nueva forma de acoso es
exhibir luego esos videos o fotos en Internet ( Casillas-
orientador del Instituto de Enseñanza Secundaria- la
Bureba de Briviesca . Burgos ). Según las investigaciones
de José Mª Avilés, doctor en Psicología
por la Universidad de Valladolid, una de las personas que
más ha estudiado este fenómeno en España, el
30% de los escolares puede padecer ocasionalmente maltrato
físico, verbal, psicológico o social, y el 40%
actuar como agresores esporádicos.
"Es posible que hace unos años esta
violencia pasase desapercibida o fuera considerada
característica de un determinado período en las
relaciones interpersonales de los niños y jóvenes",
señala el estudio del Defensor del Pueblo. Más
adelante suscribe que "los docentes consideran que la
mayoría de las veces se enteran de los conflictos, aunque
admiten que en ocasiones pueden pasar desapercibidos".
Los problemas de violencia disminuyen a
medida que avanzan los cursos y aumenta la edad de los alumnos
.
El momento de mayor incidencia se
sitúa entre los 11 y los 14 años de edad, y se
reduce a partir de aquí, según el informe del
Defensor del Pueblo. Por su parte, el informe de la UCM y el
INJUVE sitúa entre esta adolescencia temprana,
concretamente entre los 13 y los 15 años, la etapa de
mayor riesgo de violencia. Evidencia un mayor riesgo de violencia
en los cursos de 2º y 3º de la Enseñanza
Secundaria Obligatoria (ESO). El hecho de que la enseñanza
sea obligatoria hasta los 16 años puede provocar actitudes
violentas entre los estudiantes "más absentistas",
según Javier Urra, ya que se ven forzados a permanecer en
las aulas contra su voluntad. La sociedad, en opinión de
este psicólogo, debe proporcionar mecanismos alternativos
que ayuden a estos chavales a una futura inserción
laboral.
Ante conflictos generalizados y casos de
acoso escolar, se empiezan a extender programas de buenas
prácticas tendentes a reconvertirlos o minimizarlos. Hay
estudios que señalan que algunos padres apenas dedican 5
minutos diarios a hablar con sus hijos de sus cosas.
Así, el sistema educativo y la
propia familia han de intentar desempeñar conjuntamente
una labor complementaria. Ambos, en ocasiones, se encuentran un
poco aislados en su intento por transmitir valores de esfuerzo,
compañerismo, tolerancia, y respeto. A continuación
se muestra una serie de recomendaciones:
Como prevención se aboga por una
participación mayor de las familias, mediante el
diálogo con los profesores, en la toma de decisiones
de los centros educativos, para que se lleguen a convertir en
"comunidades de aprendizaje" desde donde se potencie y
dinamice la educación en los valores
democráticos y de convivencia, pero no como una
asignatura, sino como parte de la instrucción
básica de cada curso.Los estudiosos de la violencia en la
adolescencia encuentran carencias en el ámbito
familiar que tienen que ver con la falta de afectividad y la
excesiva permisividad. Como consejos generales para los
padres, tanto de víctimas como de agresores, se apunta
una revisión de las pautas familiares de autoridad que
rechace la violencia (se descarta la utilización del
castigo físico) y aumente el acceso a la
comunicación: "los padres tienen que aprender a decir
que 'no' a los hijos de forma razonada". La postura ha de
estar claramente definida respecto a dónde se
sitúan los límites.Reforzar sus actitudes hacia la
diversidad. Conviene desarrollar las relaciones desde el
propio hogar en un contexto de respeto mutuo y confianza
hacia los demás, independientemente de su forma de ser
o de pensar.La sanción ha de formar parte de
la educación. Los jóvenes tienen
sensación de impunidad. Creen que nada de lo que hagan
va a suponerles un castigo" ( Javier Urra ) , y la sociedad
no puede permitirse que, por ejemplo, los profesores acaben
necesitando un teléfono de atención
psicológica. A su juicio, la política penal es
correcta y está bien recogida en la
legislación, "lo que pasa es que en el proceso de
aplicación por distintos motivos muchas veces se
suaviza.
Los casos de bullying y violencia en las
aulas han puesto en alerta a los centros educativos,
empeñados en mantener una convivencia pacífica
entre los alumnos. Para ello, se han elaborado planes de
convivencia, que marcan una serie de buenas prácticas y
estrategias para evitar incidentes en los colegios. Este
introducción se centra en el objetivo de los planes de
convivencia, su función para prevenir e identificar las
situaciones de riesgo de conflicto y los diferentes planes de
convivencia puestos en marcha en las comunidades
autónomas.
Cumplir las normas de convivencia en los
centros educativos se ha convertido en objetivo prioritario. Por
este motivo, los planes de convivencia se han puesto en marcha en
todas las comunidades como un modo de aplicar medidas preventivas
que "reduzcan las situaciones de conflicto y de deterioro del
clima convivencial", recuerda la Junta de Andalucía. En
especial, preocupan "los actos de acoso e intimidación
entre alumnos".
Los episodios de agresión
física o psicológica han aumentado y se busca el
modo de atajarlos. El informe 'La seguridad integral en los
Centros de Enseñanza Obligatoria de España', de la
Fundación Mapfre, analizó los centros de
enseñanza obligatoria para detectar, entre otros, los
riesgos psíquicos y sociales a los que se enfrentan
alumnos y profesores en los centros. El resultado desveló
antecedentes de casos de acoso psicológico entre alumnos
en un 40,75% de los centros y antecedentes de casos de violencia
física en un 57,25%.
Los datos son elevados. Por si fuera poco,
las nuevas tecnologías han irrumpido y han implicado otras
formas de acoso que repeler, como el ciberbullying. Los riesgos
que conllevan tanto los dispositivos como las redes sociales han
supuesto que el uso de las nuevas tecnologías por parte de
los alumnos sea "uno de los principales problemas a los que se
enfrentan actualmente los centros de educación
secundaria", se destaca. Los alumnos graban vídeos de
otros compañeros y los difunden en las redes sociales o
bien hacen comentarios sobre los profesores o cualquier aspecto
del centro, con afán de ridiculizar.
Los planes de convivencia quieren impedir
estas circunstancias. Acabar con la indisciplina y las ofensas
para retomar la senda del respeto y el compañerismo. Ha
sido en los últimos cinco años cuando su
aplicación se ha vuelto más común para
evitar "agresiones, amenazas, insultos graves o abusos", recuerda
la Junta, puesto que es en este tiempo cuando se registran las
mayores cotas de acoso.
Los planes de convivencia ponen medidas
para frenar situaciones de conflicto e intentan solucionarlas
cuando suceden. Dan pistas para identificar los acontecimientos
que suponen un riesgo y ayudan a padres y profesores a
detectarlos, además de atender a las causas y actuar con
antelación. Los pasos que se den en estos casos son
trascendentales, puesto que está en riesgo la integridad
de los estudiantes, ya sea física y/o moral.
El acoso a profesores y entre escolares, el
maltrato verbal, físico y/o psicológico continuado
son objeto de lucha por parte de los planes de convivencia, pero
también se evitan las agresiones puntuales. Cualquier
episodio de este tipo ha de enfrentarse para mantener un buen
clima académico. El plan de Andalucía recuerda que
hay una situación de acoso entre escolares cuando hay
intención de hacer daño, reiteración de
conductas agresivas y desequilibrio de fuerzas entre acosador o
acosadores y víctima. Evitar y superar estas tres
circunstancias cuando se producen es fundamental.
Los planes de convivencia contemplan una
serie de protocolos para actuar en estos casos, tanto con las
víctimas, como con el agresor o agresores y con los
observadores. Y es que el acoso no solo afecta a quien lo sufre
de manera directa, sino que es un riesgo para los
compañeros que lo conocen y no se atreven a denunciarlo,
por miedo a ser los siguientes acosados.
Los padres han de conocer en cada momento
lo que ocurre en los centros o podría ocurrir. Es
fundamental que accedan a esta información y que los
colegios les faciliten datos suficientes sobre los planes de
convivencia en vigor. Pero también ellos han de
interesarse. Es bueno que distingan las pistas que revelan a un
posible alumno acosado o acosador, ya que sus hijos pueden
encontrarse en ambas situaciones.
Si a pesar de ello desconocen la
situación que afecta a sus hijos, sea una u otra, el
centro ha de avisarles y mantener una entrevista con ellos. Los
casos de agresión, amenaza y acoso en general están
sancionados y el alumno puede perder la oportunidad de participar
en ciertas actividades del centro e, incluso, se le suspende con
la asistencia al colegio durante unos días. Estos actos
afectan a su rendimiento escolar y el de sus compañeros,
por lo que los padres han de estar vigilantes a cualquier hercho
que revele que algo sucede.
El estudio de la Fundación Mapfre
recoge la legislación sobre seguridad y prevención
en los centros educativos de las diferentes comunidades
autónomas. Destaca la normativa que se aplica para
garantizar la convivencia escolar, así como otros recursos
habilitados para este fin. El tema es tan trascendental, que las
comunidades autónomas han puesto en marcha planes de
convivencia para abordarlo.
Andalucía. Además de la
normativa, que data de 2007 y 2011, esta comunidad cuenta con una
página web de promoción de la convivencia escolar.
Cada año, los centros interesados se pueden inscribir en
la red andaluza Escuela: espacio de paz. 1.823 centros educativos
formaron parte de ella.
Aragón. La normativa en este caso se
aprobó en 2011 y también dispone de un portal de
convivencia.
Asturias. Un blog sobre convivencia
recuerda la importancia de promover valores como el respeto y da
pistas a los centros sobre cómo elaborar estos
planes.
Cantabria. Además de un real decreto
que regula la convivencia escolar desde 2009, Cantabria posee el
Observatorio de la Convivencia.
Castilla-La Mancha. La convivencia escolar
se regula desde 2008 y se cuenta con el Observatorio de la
Convivencia de Castilla-La Mancha.
Castilla y León. Esta comunidad se
ha preocupado desde 2005 por esta cuestión, cuando
reguló por primera vez el fomento de la convivencia en los
centros. En 2006 creó el Observatorio para la Convivencia
Escolar de Castilla y León, que emite informes anuales y
mantiene una web sobre convivencia escolar.
Cataluña. En 2006 se aprobó
la normativa que regula la convivencia escolar y se ha dado forma
también al proyecto Convivencia. Con él se busca
una gestión positiva de los conflictivos y compartir las
prácticas de los centros en la resolución de
conflictos.
Comunidad de Madrid. La normativa engloba
un decreto de 2007 y una ley de 2010, junto con una Guía
de recursos.
Comunidad Valenciana. El Observatorio para
la Convivencia Escolar en los centros de la Comunidad Valenciana
se creó en 2004 para "contribuir a la mejora del clima
escolar a través del conocimiento, análisis y
prevención de los problemas de convivencia en los
centros".
Extremadura. Un decreto de 2007 se encarga
de regular las normas de convivencia, como complemento al
Observatorio para la Convivencia Escolar de Extremadura. La
finalidad de este último es "contribuir a la mejora del
desarrollo de la actividad escolar" a través de "la
evaluación y el diagnóstico de la convivencia
escolar, el análisis de los conflictos y la propuesta de
medidas para la prevención de la violencia".
Galicia. Esta comunidad también
tiene su propio Observatorio de Convivencia Escolar y un Plan de
Convivencia Escolar.
Islas Baleares. Un decreto de 2010
establece las normas de convivencia en los centros docentes no
universitarios sostenidos con fondos públicos.
Islas Canarias. En 2011 se aprobó la
normativa que regula la convivencia en el ámbito
educativo. Además, los centros del archipiélago
disponen de un espacio web sobre Educar para la convivencia. En
este espacio se informa, entre otras cosas, sobre la Red Canaria
de Escuelas Solidarias, para promover la educación en
valores.
La Rioja. Una Ley de 2011 y una
página web con enlaces a contenidos sobre convivencia
escolar y atención a casos de acoso escolar conforman la
apuesta de esta comunidad por la promoción de estos
valores en los centros.
Navarra. Esta comunidad anima a las
escuelas a formar parte de la Red de Escuelas para la Salud en
Europa. Además, ha participado en la elaboración de
un informe sobre la convivencia escolar y ha puesto en marcha un
programa de Asesoría para la Convivencia para orientar a
alumnos, familias y profesores en cuestiones de resolución
de conflictos escolares, acoso, planes de convivencia y temas
relacionados.
País Vasco. Aprobado en 2009, el
Observatorio de la Convivencia Escolar de la Comunidad
Autónoma del País Vasco tiene carácter
consultivo y de asesoramiento para "promover una convivencia
basada en el respeto y el diálogo".
Murcia. Las normas de convivencia en los
centros se regulan desde 2005, junto con el Observatorio para la
convivencia escolar.
El acoso escolar o bullying es uno de los
problemas más graves a los que se enfrentan los alumnos en
su contexto académico. Además de hacer mella en la
salud psicológica de niños y adolescentes, es un
problema todavía poco denunciado. Una reciente
investigación demuestra que los afectados se pueden
enfrentar a esta situación con tres estrategias: optar por
hacer nuevos amigos, querer ser popular o intentar pasar
desapercibidos.
Dan Olweus, psicólogo noruego
considerado uno de los pioneros en el estudio del acoso escolar,
asegura que un niño o adolescente se convierte en
víctima de este tipo de maltrato "cuando está
expuesto, de forma reiterada y a lo largo de un tiempo, a
acciones negativas llevadas a cabo por otro u otros
estudiantes".
En octubre de 2011 , la Sociedad
Española de Pediatría Extrahospitalaria y de
Atención Primaria (Sepeap) alertaba de que entre un 2% y
un 10% de los niños españoles padecen el grado
"más grave" de acoso, mientras que entre el 15% y el 35%
sufren agresiones leves. Además, un 90% de los casos de
acoso escolar están ocultos ya que, según sus
estimaciones, "se notifica solo un 10%" de los casos registrados
en España. Aparte de las consecuencias físicas que
puede tener el acoso escolar (peleas, agresiones, etc.), conlleva
importantes efectos negativos en la salud psicológica de
quien lo sufre: trastornos emocionales, ansiedad,
depresión, problemas de autoestima, ideas suicidas e
intentos, a veces consumados, de suicidio.
Una investigación realizada por el
Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) y la Universidad de
Illinois (ambos de EE.UU.) refleja cómo los niños
intentan enfrentarse a la situación de maltrato que viven.
Para este estudio, se entrevistó a 373 alumnos de segundo
de primaria y a sus profesores. Casi la mitad de los estudiantes
aseguraban que habían sufrido algún tipo de
intimidación física o psicológica.
Según se extrae de este trabajo, las víctimas de
acoso escolar pueden desarrollar, como norma general, tres tipos
de estrategias: optar por hacer nuevos amigos, querer ser
populares o intentar pasar desapercibidos. Como explica Karen
Rudolph, autora principal de la investigación, conocer
cómo reaccionan los alumnos puede contribuir a reducir la
intensidad o la frecuencia de las agresiones.
Una de las estrategias más
utilizadas por los alumnos afectados es intentar hacer nuevos
amigos. Las niñas fueron quienes más optaron por
ella. Para Rudolph, de esta forma se evitan reacciones impulsivas
y se llevan a cabo "respuestas constructivas, enfocadas a
aprender de la situación y mejorar en la gestión de
las emociones". También se estudió de qué
manera al año siguiente, cuando los niños estaban
en tercero de primaria, sus habilidades sociales podían
ayudarles a manejar el conflicto. Descubrieron que los
niños que seguían la estrategia de intentar hacer
nuevas amistades mejoraron su autoimagen. Además, se
esforzaban por lograr otras soluciones, como pedir ayuda a su
profesor o buscar apoyo psicológico en otras
personas.
Otra táctica es la que
seguían los niños que se esforzaban por "parecer
guays", según sus propias palabras, ante los demás.
Como se cita en el estudio, los afectados buscaban "caer bien a
los demás, estar en el grupo de los niños
populares". El problema de esta manera es que fomenta las
reacciones impulsivas y de contraataque en los afectados de
acoso. Estos niños, además, tenían una
imagen negativa de sus compañeros de colegio.
Como señala Rudolph, "el tercer
método utilizado era no hacer nada que pudiese llamar la
atención de los demás, que perjudicara su
reputación o le dejara en ridículo", es decir,
pasar tan desapercibido como fuera posible. No reaccionaban tanto
de forma impulsiva y se esforzaban en no responder a los ataques
de sus acosadores. Su táctica era responder de forma
pasiva a las agresiones sufridas. Para los investigadores, esta
estrategia puede ser muy útil en los grupos de chicos, ya
que estos destacan por un comportamiento más agresivo
físicamente que las chicas, si bien conlleva el riesgo de
que el acosador aumente la intensidad de sus
agresiones.
Para Karen Rudolph, la estrategia de
intentar mejorar las habilidades sociales y hacer más
amigos sería la más adecuada para resolver el
conflicto. Es importante señalar, por otro lado, que los
alumnos pueden optar tanto de forma consciente como inconsciente
por las estrategias. Otro dato relevante es que los niños
que sufrieron un acoso más grave en segundo curso de
primaria empleaban con más frecuencia estrategias de
pasividad en tercero.
Además, tendían a pensar
más sobre el problema que sufrían, pero eran menos
capaces de poner en marcha habilidades que les ayudaran a
resolverlo. La forma de reaccionar elegida por cada niño
dependería tanto de factores biológicos como de su
experiencia, aunque los autores del estudio insisten en que se
necesitan más investigaciones en este campo.
No lo dudes, si estás sufriendo
algún tipo de acoso en el colegio por parte de los
compañeros, te amenazan o sospechas que alguien
está siendo víctima de acoso escolar,
¡cuéntalo! Ya sea vía telefónica o a
través del correo electrónico, cada vez son
más numerosos los servicios que atienden y apoyan a los
alumnos, familias y miembros de la comunidad educativa que sufren
o son testigos de situaciones de acoso dentro de las aulas
españolas. Un simple contacto con estos servicios puede
proporcionar a las víctimas el asesoramiento
psicológico y legal necesario para erradicar
estas
Para solventar estas situaciones, en los
últimos años han ido apareciendo en nuestro
país varios servicios de atención a las
víctimas de acoso escolar, creados en su mayoría
por diversas asociaciones, gobiernos autonómicos u
Organizaciones No Gubernamentales. Estos servicios, que
proporcionan a los afectados ayuda y apoyo psicológico,
asesoramiento legal e incluso una intervención directa
ante las autoridades competentes en aquellos casos que sea
necesario, están dirigidos normalmente tanto a alumnos
como a profesores y familias, aunque son estas últimas las
que mayor uso hacen de ellos.
De la mano de ACAE, surgió la
Asociación contra el Acoso Escolar de Cataluña
(ACAECAT), que cuenta con la colaboración del Instituto
Superior de Estudios Psicológicos (ISEP) para ofrecer
ayuda psicológica a las víctimas y con un despacho
de abogados para asesorar y asistirlas legalmente.
Otra de las asociaciones pioneras en
atender casos de acoso escolar es SOS Bullying. Creada en el 2004
por el sindicato docente ANPE, en la actualidad funciona de modo
independiente como una asociación integrada por
psicólogos, profesores, abogados, profesionales de la
salud, víctimas de acoso y familiares de jóvenes
afectados.
Por su parte, la línea de ayuda
Acosoescolar.info se dirige exclusivamente a los alumnos. Esta
página forma parte de la Campaña contra el Acoso
Escolar de la ONG PROTEGELES, que ha contado con la
colaboración y financiación del Defensor del Menor,
la Fundación Riojana para la Sociedad del Conocimiento
(FUNDARCO), y el Instituto Madrileño del Menor y la
Familia.
Contactos:
Asociación contra el Acoso Escolar
(ACAE)
Teléfono: 985 15 50
72e-mail:
acae_asturias@yahoo.es
Asociación contra el Acoso Escolar
de Cataluña (ACAECAT)
Teléfono: 600 672 077
e-mail:
acaecat@jfrauca.jazztel.es
SOS Bullying
Teléfono: 620 489 332
e-mail:
sosbullying@hotmail.com
Acosoescolar.info
e-mail:
contacto@protegeles.com
Gobierno de Cataluña
Teléfono: 93 400 69
68
Gobierno de Canarias
Teléfono: 901 93 03
03e-mail:
acosoescolar@podemosayudarte.com
Gobierno de Navarra
Teléfono: 900 841 551
e-mail: convive@cfnavarra.es
Gobierno de la Rioja
Teléfono: 900 100 509
e-mail:
acosoescolar@larioja.org
Gobierno del País Vasco
e-mail: ikasle@hezkuntza.net
Gobierno de Castilla la Mancha
Teléfono: 900 102 636
e-mail:
equipoconvivencia@jccm.es
Gobierno de Cantabria
Teléfono: 900 71 33
71e-mail:
unidad.convivencia@educantabria.es
Los problemas de exceso de peso entre los
niños aumentan de forma considerable en los últimos
años. Según un estudio reciente, llevado a cabo por
la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y
Nutrición (AESAN), un 45,2% de los niños
españoles tiene exceso de peso. El sobrepeso afecta a un
26% de los menores, mientras que un 19% son obesos. Pero un dato
novedoso es el que relaciona el exceso de peso con el acoso
escolar. Según una investigación de Universidad de
Bristol, los niños con sobrepeso u obesidad tienen
más probabilidades de sufrir acoso escolar que quienes
tienen un peso adecuado.
La prevalencia del sobrepeso y la obesidad
está en aumento, sobre todo, en la población
infantil, que registra los índices más altos hasta
ahora conocidos. Según un estudio reciente, llevado a cabo
por la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y
Nutrición (AESAN), un 45,2% de los niños
españoles tiene problemas con el exceso de peso: un 26%
tiene sobrepeso y el 19% son obesos. Los resultados
señalan, además, que los niños de las clases
sociales más desfavorecidas y quienes pertenecen a
familias con un bajo nivel educativo tienen una mayor
probabilidad de alcanzar exceso de peso.
Estos porcentajes son más elevados
que los publicados en los últimos años por los
medios de comunicación porque ( Leire Pajín ) , en
la presentación del citado estudio, es la primera vez que
la medición del sobrepeso y la obesidad infantil se ha
realizado según los parámetros establecidos por la
Organización Mundial de la Salud (OMS).
La mayor preocupación del sobrepeso
y obesidad reside en sus múltiples consecuencias sobre la
salud a corto y largo plazo: diabetes mellitus tipo 2,
hipertensión arterial, niveles elevados de colesterol
perjudicial, enfermedades cardiovasculares, enfermedades
metabólicas, trastornos musculoesqueléticos o
riesgo de muerte prematura. Todo este escenario hace mella en el
organismo en desarrollo de los más pequeños, que
pueden alcanzar la etapa adulta con patologías graves,
como apoplejías o cardiopatías.
Los menores con sobrepeso u obesos tienen
más probabilidades de sufrir estos dos problemas en la
vida adulta. Según un estudio realizado entre 8.668
niños irlandeses de 9 años y presentado por la
Universidad de Bristol (Reino Unido) el pasado mes de julio, las
niñas con sobrepeso u obesidad tienen un índice
significativamente mayor de enfermedades
crónicas.
Aunque el dato más novedoso de este
estudio es el que relaciona el peso con acoso escolar o
"bullying". Los niños con problemas de exceso de peso
tienen más probabilidades de sufrir acoso escolar. Este
tipo de asedio afecta a niños o adolescentes en su
contexto escolar y se define como una serie de actos
intimidatorios y agresivos o de manipulación por parte de
un alumno o varios contra una o varias víctimas durante un
periodo de tiempo más o menos prolongado. En general,
ocurre en los pasillos del centro escolar, los patios y a la
salida de clase. Los datos estiman que, en España, uno de
cada cuatro niños sufre acoso escolar en distintos
grados.
Un trabajo del Instituto de la Juventud
(INJUVE) afirma que el 16% de los niños y jóvenes
encuestados reconoce que ha participado en exclusiones de
compañeros o en agresiones psicológicas. De la
misma manera, los niños son más proclives a
realizar agresiones físicas, mientras que las niñas
optan más por ataques psicológicos. Por otro lado,
numerosos estudios han señalado que desde los tres
años de edad los niños muestran una
percepción negativa con respecto a la obesidad y que esta
opinión se mantiene a lo largo de la infancia. Los
niños que sufren "bullying" tienen alguna
característica, sea física o psicológica,
que los convierte en víctimas fáciles: defectos
físicos, debilidad física, tartamudez o, como
señala el estudio británico, exceso de
peso.
Las consecuencias de este tipo de acoso
pueden ser muy graves. El niño o el adolescente
está en proceso de maduración, tanto en su
vertiente física como psicológica, y las heridas
que pueden dejar las continuas humillaciones, patadas,
exclusiones o burlas pueden marcarle de por vida. Algunas de las
consecuencias más habituales del acoso escolar son: una
autoestima cada vez más baja, trastornos emocionales,
problemas psicosomáticos, ansiedad, depresión o
ideación suicida… Problemas psicológicos que se
sumarían al hecho de que causa el exceso de peso en el
organismo.
Por tanto, los especialistas recomiendan
que los menores obesos o con sobrepeso sigan una dieta sana y
practiquen un estilo de vida saludable, en el que cobra especial
importancia la práctica deportiva. De este modo, se evitan
las temibles consecuencias del exceso de peso y se reduce la
probabilidad de sufrir acoso escolar.
A pesar de que los especialistas insisten
en que el mejor consejo es tener una buena comunicación
entre progenitores e hijos, hay algunos comportamientos que
pueden poner tras la pista de que sucede algo:
Muchos afectados no quieren confesar
que sufren acoso escolar porque sienten vergüenza o se
sienten culpables. Por tanto, no es aconsejable interrogarles
de forma directa sobre este problema.Hay que estar atentos y comprobar si el
niño tiene frecuentes heridas o lesiones.Algunos cambios bruscos en la
personalidad del menor pueden dar pistas: miedo, problemas
para dormir, tristeza, se despierta temprano, cambios de
humor o problemas en su rendimiento académico, entre
otros.Temor a ir al colegio.
La instalación de cámaras de
seguridad en las aulas de los colegios podría ser una
medida efectiva para combatir el acoso escolar o "bullying".Son
un ojo incansable e impasible que todo lo ve. La vida
pública queda registrada en las cámaras de
videovigilancia instaladas en algunas calles. Su objetivo es
registrar las posibles malas acciones de algunos ciudadanos, pero
para ello tienen que observar todo lo que sucede: las escenas de
la vida cotidiana, quién se relaciona con quién o
quiénes son pareja. Las videocámaras de vigilancia
acechan en las esquinas de las calles y en el interior de
empresas y comercios, hasta el punto de crear preocupación
incluso en la Agencia Española de Protección de
Datos. Las cámaras de videovigilancia se colocan en
distintos lugares con el fin de prevenir delitos o reunir pruebas
para perseguir a quienes los cometan. Esta práctica
plantea la disyuntiva entre una suerte de seguridad preventiva y
una cesión de la intimidad de los usuarios, a quienes se
puede captar en momentos privados. Solo las Fuerzas de Seguridad
pueden colocar las cámaras de seguridad en la vía
pública. La Ley Orgánica 4/1997 de 4 de agosto les
reserva esta atribución. Por otro lado, las cámaras
que se sitúan en las carreteras dependen de las
autoridades que gestionan el tráfico, como la DGT, y es
obligatorio señalizar su situación.
Las empresas u organismos que instalen un
sistema de videovigilancia deben notificárselo a la
Agencia Española de Protección de Datos (AEPD),
incluso si son comunidades de vecinos, una tarea para la que
tendrán que contratar a una empresa de seguridad privada
autorizada, según la Ley de Seguridad Privada.
Además, se debe designar quién será el
responsable del visionado de las imágenes y qué
personas están autorizadas a contemplar las
mismas
Según la Ley Orgánica de
Protección de Datos de Carácter Personal (LOPD,
15/1999 de 13 de diciembre), los propietarios de estos sistemas
deben garantizar la seguridad de las imágenes. Esta ley
desarrollada en la instrucción 1/2006 de la AGPD
.
Por otro lado, los vídeos deben
bloquearse, como máximo, un mes después del
día en que se grabaron. Esto significa que una vez
bloqueados solo pueden acceder a ellos las administraciones
públicas, jueces o tribunales para la "atención de
posibles responsabilidades nacidas del tratamiento" y solo
mientras prescriben estas. Se refiere a supuestos como en el caso
de cometerse un delito y que las cámaras hayan captado
este. Entonces, se debe conservar la grabación como prueba
hasta que se prescriba el plazo correspondiente, momento en que
se deben suprimir los contenidos.
Las grabaciones realizadas por
videocámaras domésticas, pensadas para captar
momentos de ocio, se liberan de cualquiera de las obligaciones de
la LOPD, igual que ocurre con las efectuadas por medios de
comunicación y por otros elementos como los
videoporteros.
Las autoridades europeas de
protección de datos, agrupadas en el Grupo de Trabajo del
Artículo 29 (GT-29), han aprobado un informe que insta a
los colegios a salvaguardar el derecho a la privacidad de los
menores en el ámbito escolar. Estos organismos muestran
así su preocupación por las consecuencias negativas
que puede tener para un niño la falta de confidencialidad
en el tratamiento de sus datos, así como un uso de los
mismos no justificado (FACUA).
El informe considera necesario que los
centros educativos tomen las medidas de seguridad necesarias para
evitar que aquellos datos que pudieran ser objeto de
discriminación en el entorno escolar, tales como datos de
salud, creencias o de origen racial, sean conocidos y utilizados
sin el consentimiento del menor o de sus progenitores. Este tipo
de información, precisa, debería ser recogida
únicamente con la finalidad de salvaguardar el derecho a
la privacidad del menor.
Así, por ejemplo, se recomienda a
los colegios que las fichas de los estudiantes no contengan un
número excesivo de datos, informando a los padres, o a los
mismos menores, sobre la finalidad para que se recogen y el uso
que se va a hacer de ellos. Asimismo, deberán asegurarse
de que esos datos no pueden ser utilizados por terceros para
evitar posibles episodios de discriminación.
Página siguiente |