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Libros de poesia




Enviado por joel ching Meletz



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Ritmo
    y métrica
  3. Paralelismo
  4. Desarrollos recientes
  5. Concentración de
    significado
  6. La
    composición de una poesía
  7. Síntesis de los libros de
    poesía
  8. Glosario
  9. Bibliografía

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Introducción

Existen tres características comunes de la
poesía en las Escrituras: ritmo (o
métrica), paralelismo y concentración
de significado.
No necesariamente aparecen juntas, aunque
así sucede con frecuencia, y ocasionalmente hay pasajes
donde no estamos seguros de si estamos leyendo prosa
poética o poesía prosaica. Puede que pasajes como
Fil. 2:5-11 y Col. 1:15-20 reflejen poesías cristianas
más primitivas, pero es también posible que la
majestad del tema impulsara al escritor a usar un lenguaje
poético para expresarlo. No obstante, en la mayoría
de los casos es bastante fácil determinar si un pasaje es
poesía, aun en su traducción castellana.

Ritmo y
métrica

Ya que no contamos con una grabación del rey
David recitando los salmos, cualquier observación sobre el
sonido y el ritmo de la poesía bíblica
obligadamente tendrá que incluir algunas suposiciones.
Algunos eruditos piensan que la cantidad de sílabas en una
línea de poesía tiene significado; la
mayoría considera que una pauta más apropiada es el
patrón de sílabas acentuadas en una línea,
reflejando los acentos de la voz oral en lugar de la mera
cantidad de sonido.

En cualquiera de los dos casos, la poesía
bíblica tiende a estar compuesta de frases distintivas de
más o menos el mismo largo. Esto puede observarse en las
traducciones que se apegan a la forma original. En lo que a la
teoría de las acentuaciones se refiere, por lo general las
líneas de la poesía tienen dos frases balanceadas,
con dos o tres acentos en cada una (2 + 2, cf. Sal. 29;
o 3 + 3, cf. Isa. 40-55; Job; Prov.).

De cuando en cuando aparecen excepciones a esta regla
del balance. Varios lamentos presentan un ritmo desequilibrado
llamado metro quinah (de la palabra heb. que significa
"lamentación"). Una frase con tres énfasis es
seguida por otra con dos (3 + 2), como si la desesperación
del escritor hubiera consumido tanto sus fuerzas que ya no tiene
la energía para repetir la línea entera.

Ha-extendido una-red a-mis-pies

y me hizo-volver atrás (Lam. 1:13).

Pero ésta no es una regla rígida (las
otras líneas de este versículo no siguen este
patrón), y es difícil estar seguros de la base
psicológica de los patrones de palabras.

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En el pasado, los eruditos a veces sugerían que
el texto debía cambiarse para caber en el metro cuando la
frase o línea parecía muy corta o demasiado larga.
En la actualidad, la importancia de la métrica como un
aspecto de la poesía bíblica ha disminuido. Tenemos
mayor percepción de nuestra ignorancia de los
convencionalismos del pasado y la libertad que los poetas tienen
para variar su estilo.

Paralelismo

La segunda característica mayor de la
poesía bíblica es el paralelismo, donde dos frases
breves (A, B) son de alguna manera similares o paralelas. Ha sido
sólo en la época moderna que los eruditos han
rescatado la importancia del paralelismo. James Kugel (The Idea
of Biblical Poetry: Parallelism and its History [Yale University
Press, 1981]) toca el tema del paralelismo, "olvidado" por los
rabíes, que no reconocían la importancia de la
repetición. Tendían a hacer que cada palabra y
frase fuera claramente marcada, como en Deut. 33:10:

Ellos-enseñarán tus-juicios
a-Jacob

y tu-ley a-Israel

Los "juicios" y la "ley" eran considerados cuerpos
totalmente diferentes (La Torah escrita y la oral). A decir
verdad, los rabíes no estaban del todo equivocados, dado
que las frases raramente son exactamente sinónimas. A
pesar de ello, el volver a recordar el paralelismo generalmente
se atribuye a obras de Robert Lowth, publicadas originalmente en
latín en 1753 y 1778 (traducidas como Lectures on the
Sacred Poetry of the Hebrews [Bucking ham, 1815]) y Isaiah: A New
Translation with a Preliminary Dissertation and Notes [Wm. Tegg,
1848]). Son de ayuda para describir la línea básica
de dos frases como: A/ B//, con una leve pausa (/) al final de la
primera frase y una pausa total al final de la línea
completa (//). Así, el Sal. 2:3 sería
así:

¡Rompamos sus-ataduras! A/

¡Echemos-de-nosotros sus-cuerdas! B//

Las frases también pueden dividirse en elementos
más pequeños, con frecuencia en palabras solas en
heb. (o con guiones). Estas pueden ser representadas por letras
minúsculas a, b, c, etc., teniendo a", b", c", etc. como
su paralelo; p. ej. el Sal. 147:8:

El es que cubre los cielos de nubes (a, b, c)

el que prepara la lluvia para la tierra (a", b",
c")

Lowth describe los tipos principales de paralelismo. El
Sal. 2:3 ilustra el paralelismo sinónimo, en el
cual la primera frase es repetida en términos similares en
la segunda (a b/ a" b"//). Un desarrollo de esto, paralelismo
externo
(A/ B// A"/ B"//) ocurre en, p. ej. el Sal.
27:1:

Jehovah es mi luz y mi salvación; A

¿de quién temeré? B

Jehovah es la fortaleza de mi vida, A"

¿de quién me he de atemorizar?
B"

Si en lugar de que dos frases digan algo similar, ellas
tienen un significado opuesto, tenemos entonces un
paralelismo antitético. Así en Prov.
10:1:

El hijo sabio alegra a su padre,

pero el hijo necio es tristeza de su madre

Lowth define un tercer tipo, paralelismo
sintético,
como sigue: "El paralelismo consiste
sólo en la forma de su construcción, en que palabra
no corresponde a palabra ni oración a oración, como
equivalente (paralelismo sinónimo) u opuesto (paralelismo
antitético), pero contiene una correspondencia e igualdad
entre diferentes proposiciones, con respecto a la forma de la
oración entera, y de las partes que la construyen…
"

El Sal. 2:6, p. ej. demuestra un paralelismo que no es
sinónimo ni antitético:

¡Yo he instalado a mi rey

en Sion, mi monte santo!

La clasificación de Lowth puede pulirse y
aumentarse de diversas maneras:

(i) Paralelismo complementario: Las dos frases
expresan verdades que se complementan:

Jehovah es mi pastor;

nada me faltará (Sal. 23:1)

Jehovah y el salmista son los compañeros
complementarios en la relación de fe. El resultado de
tener un pastor es la ausencia de carencias.

(ii) Paralelismo en escalera: La segunda frase
repite sólo una de las unidades básicas de la
primera línea logrando así una progresión de
pensamiento (a b/ a" c//):

Dad al Señor, oh hijo de los fuertes;

dad al Señor la gloria y el poder (Sal.
29:1)

Otra manera de considerarlo es en términos
"elípticos" (dejando afuera un elemento). Los seres
celestiales aparecen en la segunda línea tanto como en la
primera, pero no son mencionados explícitamente. El
paralelismo en escalera es un efecto especial, ocurriendo con
frecuencia por una razón particular. Se usa para iniciar
poemas (Sal. 29:1; Ecl. 1:1) y para finalizarlos (Ecl. 12:8) y
pueden aparecer como un estribillo (Sal. 67:3, 5).

(iii) Quiasmo: La secuencia de los elementos
paralelos en una línea se invierten (a b/ b" a"//). Esto
produce un efecto "cruzado" (la palabra se deriva de la letra gr.
"ji" que tiene la forma de cruz).

Porque Jehovah conoce el camino de los
justos,

pero el camino de los impíos perecerá
(Sal. 1:6)

En su nivel más bajo, esta técnica agrega
variedad e interés, pero también puede contribuir a
su significado. El contraste entre los caminos del justo y del
impío se enfatiza claramente como resultado de la forma
"quiasmática" del versículo precedente. A veces se
usa para enfatizar el elemento central. También es posible
encontrar quiasmos extendidos (p. ej. a b c c" b" a" en
Amós 6:4b-6a; a b c b" a" en Isa. 55:8, 9).

(iv) Merismo: La expresión de totalidad
usando dos extremos (que pueden describirse como a-
a+):

En su mano están las profundidades de la
tierra;

suyas son las alturas de los montes (Sal.
95:4)

La totalidad del mundo es representado por dos extremos
verticales (a b+/ b- a"// – nótese el quiasmo). El
siguiente versículo del Salmo agrega una dimensión
horizontal, abarcando el mar y la tierra seca. Otro merismo que
representa a todo el universo es "los cielos y la tierra"
(Gén. 1:1), usado en la línea inicial del poema
babilónico sobre la creación (Enuma Elish
I,1):

Cuando arriba (+) los cielos (+) no tenían
nombre,

y abajo (-) a la tierra (-) no le había sido dado
un nombre

Desarrollos
recientes

El tercer tipo de paralelismo ("sintético") de
Lowth ha causado mucho debate. ¿Qué significa
"correspondencia" e "igualdad"? ¿Es el "paralelismo
sinté tico" meramente una red en la cual poner todos los
casos que no cubren los otros dos? La obra de Adele Berlin (The
Dynamics of Biblical Parallelism [Indiana University Press,
1985]) ofrece aclaraciones que son de ayuda. Sugiere que hay no
menos de cuatro distintos niveles de escritos por medio de los
cuales el poeta puede crear paralelismo. Estos niveles son los de
sonido ("paralelismo fonético"), de palabras ("paralelismo
léxico"), de la estructura de la oración
("paralelismo gramatical") y de significado ("paralelismo
semántico"). El juego que se da entre estos niveles es lo
que da a la poesía bíblica su enorme flexibilidad y
potencia sin abandonar la forma y la estabilidad.

(i) Sonido. La poesía de la Biblia hebrea,
y de cuando en cuando la prosa también, contiene
regularmente sonidos similares entre palabras que están
cerca unas de las otras. Esto contribuye a la unidad de la
poesía y puede adquirir una forma que enfatiza otros
niveles de significado. La repetición de un sonido puede
ser al principio de las palabras (aliteración), entre
palabras (asonancia) o entre las terminaciones de palabras o
líneas (rima). Este elemento de juego de sonidos por lo
general se pierde en la traducción, una pérdida
particularmente triste para los proverbios, que con frecuencia
dependen de la brevedad y el juego de sonidos para su efecto. En
heb., Prov. 13:24 consta de sólo siete palabras con
asonancia y ritmo. La RVA utiliza no me nos de 18 palabras y
carece de efectos de sonido:

El-que-detiene-el-castigo-aborrece-a-su-hijo,

pero-el-que-lo-ama-se-esmera-en-corregirlo

Afortunadamente, los patrones de sonido con frecuencia
enfatizan puntos que se destacan también de otras maneras
pero, ¡poder apreciar el sonido de la poesía
bíblica es una razón importante para aprender
hebreo! Los profetas usan con frecuencia similitud de sonidos
entre palabras para subrayar su mensaje (p. ej. Isa. 5:7;
7:9).

(ii) Palabras. Un ejemplo del "paralelismo
léxico" en el Sal. 2:3 lo vemos en la manera como
"rompamos" y "echemos", "ataduras" y "cuerdas" tienen un
significado similar. Las palabras de significado parecido que con
frecuencia se encuentran en líneas paralelas se denominan
parejas de palabras. A veces su significado es tan igual que no
tiene diferencias (sinónimos), pero hay pocos -o
quizá ninguno- sinónimos absolutos en un idioma, y
tenemos que buscar la diferencia tanto como la coincidencia de
significado.

(iii) Estructura de la oración. Es
evidente el paralelismo gramatical exacto en las dos frases del
Sal. 2:3 (verbo-pronombre-sustantivo). Otros versículos
muchas veces tienen leves variaciones en la gramática (p.
ej. singular/plural, masculino/femenino, forma
perfecta/imperfecta del verbo), para dar variedad y a veces
contribuir al significado. En Prov. 10:1 (citado anteriormente)
la única diferencia gramatical es la del sustantivo ("es
tristeza de") reemplaza al verbo ("alegra") en la segunda frase.
Las palabras y la estructura de la oración son similares
en este caso, lo cual subraya el contraste en el significado de
lo que cambia, lo sabio a lo necio.

(iv) Significado. El paralelismo a nivel de
palabra y estructura de la oración lleva inevitablemente
en el Sal. 2:3 al "paralelismo semántico", el nivel
más elevado y más complejo. Ambas frases son
similares en su significado, expresando cómo los reyes de
las naciones planean rebelarse contra el Dios de Israel y su
Mesías. Sin embargo, veremos en la próxima
sección que el paralelismo semántico rara vez
sucede.

El análisis cuádruple de Berlin puede
ayudarnos a ver el valor y las limitaciones de la obra de Lowth.
La dificultad principal de la clasificación de Lowth es
que muchísimos versículos no parecen caber dentro
de su esquema. Kugel enfatiza la gran cantidad de excepciones y
sugiere que, en su lugar, tendríamos que entender la
relación entre las dos frases como: B, por conectarse con
A -haciéndola avanzar, siendo su eco, repitiéndola,
siendo su contraste, no importa cual– tiene un
carácter de énfasis, "secundante" y que es esto,
más que cualquier valor estético de la
simetría en el paralelismo, lo que constituye el
corazón del paralelismo bíblico.

Podríamos resumirlo sugiriendo que el concepto
primitivo judío era que "A no es igual a B", el estilo
tradicional es que "A es igual a B", y la teoría de Kugel
es "A y, además, B". Kugel considera el paralelismo como
un concepto que no ayuda, y en realidad cuestiona si hay alguna
diferencia de tipo entre poesía y prosa. Pero se ocupa
principalmente del "paralelismo semántico", y el
paralelismo a otros niveles y las otras características de
la poesía son con frecuencia más
evidentes.

Robert Alter propone algo similar a lo que sugiere Kugel
(The Art of Biblical Poetry [Basic Books, 1985], p. 19): "(Donde)
ocurre el paralelismo semántico en una línea, el
movimiento característico del significado es uno de realce
o intensificación (como el caso del paradigma de los
números), de enfoque, especificación,
concretización y aun lo que podríamos llamar
dramatización."

Siguiendo un criterio similar, David Clines sugiere que
la frase A tiende a ser general o ambigua pero que B especifica
el poder particular de una palabra o símbolo o
declaración en la frase A ("The Parallelism of Greater
Precision: Notes from Isaiah 40 for a Theory of Hebrew Poetry",
en Directions in Biblical Hebrew Poetry [JSOT Press, 198], pp.
77-100). Isa. 40:3 dice así:

¡En el desierto preparad el camino de
Jehovah;

enderezad calzada en la soledad para nuestro
Dios!

La segunda frase aclara que el "camino" es un camino
literal, no una metáfora de una manera de vivir, y que es
para Dios mismo.

Lo que resulta claro es que un autor puede pasar de A a
B en varias maneras. Algunas de las sugerencias son:

¡Saúl derrotó a sus
miles!

¡Y David a sus diez miles! (1 Sam.
18:7)

A Saúl no le gustó esta
intensificación de la cantidad. Un sustantivo y adjetivo
puestos después de un sustantivo ilustran la
intensificación gramatical (Prov. 4:3):

Pues yo también fui hijo de mi
padre,

tierno y singular delante de mi
madre

En Jer. 7:34 la segunda frase específica con
mayor precisión dónde está el pueblo y
quiénes lo constituyen:

Haré cesar en las ciudades de
Judá

y en las calles de Jerusalén

la voz de gozo y la voz de
alegría,

la voz del novio y la voz de la
novia

La dramatización se da cuando una frase lit.
culmina en una hipérbole:

Con el rostro a tierra se postrarán ante
ti

y lamerán el polvo de tus pies (Isa.
49:23)

Puede usarse una metáfora o un símil
obteniendo el mismo efecto:

Tú los quebrantarás con vara de
hierro;

como a vasija de alfarero los
desmenuzarás (Sal. 2:9)

Un tipo de movimiento más es de particular
significado. Alter destaca que, aunque los escritores
bíblicos eran expertos en contar historias en prosa, no
existen poemas épicos como la Ilíada o la Epica de
Gilgamesh. La solución de Alter a este desconcertante
vacío es que "lo que los poetas nos dan no es
narración sino "narratividad", o sea, el desarrollo
narrativo de la metáfora" (ibíd., p. 39). Las
frases del versículo no son tanto paralelas como en desa
rrollo, haciendo un relato que no es una experiencia lit. del
poeta, pero que, a pesar de ello, interpreta realmente su
experiencia:

He aquí que gesta maldad,

concibe afanes y da a luz mentira
(Sal. 7:14)

Aquí la lenta pero segura producción de
mal es entendida grotescamente en términos del proceso que
culmina en el nacimiento (ver ejemplos similares en Sal. 7:5, 14;
18:7-15; 23).

Concentración de
significado

La poesía puede expresar muchas cosas en un breve
compás. El paralelismo contiene de por sí infinidad
de posibilidades, pero la poesía bíblica es
también abundante en metáforas. Las imágenes
y metáforas se desplazan con rapidez, corrigiendo,
reforzando y complementándose una a otra. A veces las
metáforas son el elemento básico que refuerza
creencias fundamentales acerca de Dios (p. ej. el Señor es
mi pastor). En otros pasajes el desarrollo puede sorprendernos
(p. ej. Sal. 39:11; Dios como polilla) o ser extraordinariamente
detallado (p. ej. Job 14; Ose. 14:4-18). Es imposible sobrestimar
el valor práctico y teológico de las
metáforas. Son el medio por el cual podemos interpretar
nuestra experiencia y los mapas con los cuales podemos dar
dirección a nuestras vidas. Por ello, vale la pena que los
lectores de la Biblia hagan el esfuerzo de aprender algo de la
cultura del antiguo Cercano Oriente, para que sientan la fuerza
de las verdades que tantas veces son presentadas en un
vívido lenguaje pictórico.

El uso de las metáforas en la poesía
bíblica ayuda a que ésta sea un poderoso
vínculo de comunicación con creyentes de todos los
tiempos. El proverbio o el salmo están diseñados
para aplicarse a todo tipo de personas en muchas circunstancias.
La enfermedad, los enemigos y la ausencia de Dios pueden
representar las potencias que acosan al pueblo de Dios (p. ej.
Sal. 6). Puede que no se tenga a mano un palo (Prov. 13:24), pero
la palabra severa o una penitencia pueden igualmente dar
resultado. Arribamos a principios generales con naturalidad
partiendo de un ejemplo particular, y luego encontramos una
aplicación particular de lo general.

En los profetas hallamos con frecuencia que los
oráculos son adaptados o "reciclados" para ser aplicados a
diferentes ocasiones históricas (p. ej. Isa. 13 y Apoc.
18). Existe una apertura en la poesía que estimula al
lector a ampliar su entendimiento por medio de encontrar muchas
interpretaciones. Por otro lado, en la ley o doctrina, muchas
veces es importante decidirse por un solo significado.

Esta apertura es una razón por la cual leer
poesía es más trabajoso que leer narración.
Tenemos que llenar los espacios en blanco y darle, nosotros
mismos, sentido al poema. Tenemos que hacer un esfuerzo por
relacionar la poesía con nuestras propias vidas al
explorar su misterio, complejidad y vívidas
imágenes. Esto aumenta nuestro involucramiento y nos
desafía a que hagamos nuestro el concepto que el poeta
tiene del mundo. No significa esto que leer poesía es
puramente subjetivo y arbitrario. El análisis cuidadoso de
una poesía debe enriquecer y disciplinar nuestra
exploración del significado que el texto tenía para
su autor y sus primeros oyentes y, ahora, para
nosotros.

La
composición de una poesía

Hasta aquí hemos enfocado el carácter
poético de la línea o pequeña
sección. Esto basta para entender muchos de los proverbios
y fragmentos poéticos aislados, pero en composiciones
más extensas se puede notar que la poesía
está organizada en una forma coherente y satisfactoria. En
términos de su estructura podemos detectar con frecuencia
varias secciones en una poesía que muestran unidad de
significado y de gramática. Puede ser también que
una o más secciones se unan de alguna manera como
estrofas.

Cada poesía tiene su propia unión, pero
las características comunes de su composición
incluyen:

(i) Uso de líneas más largas y
más cortas.
La mayoría de los versículos
poéticos contienen dos frases. Pero de cuando en cuando
aparece una frase aislada, o una línea con tres frases.
Estas a menudo dan inicio (p. ej. Cant. 6:19; Jer. 10:12) o
concluyen una sección (p. ej. Jer. 14:9; Gén.
49:27) y un versículo de tres frases con frecuencia lleva
una sección o poesía a su clímax (p. ej.
Sal. 16:11).

(ii) "Anacrusis". A veces el elemento de una
línea (una conjunción o una frase) queda fuera del
patrón regular de las frases. Los "anacrusis" se usan con
frecuencia para enlazar las líneas (p. ej. por, ahora,
maldito) o para presentar una declaración importante. El
Sal. 1:1 tiene tres frases con quiasmos parciales parafraseados
por un "anacrusis" (a). Es un comienzo de peso, importante para
el Salterio.

Bienaventurado el hombre (a)

que no anda según el consejo de los
impíos, (b c)

ni se detiene en el camino de los pecadores, (c"
b")

ni se sienta en la silla de los burladores. (c""
b"")

(iii) Refrán. Esta es una
repetición periódica de un verso, como el coro que
se canta entre las estrofas de un himno. En los Sal. 42:5, 11 y
43:5, el refrán aparece tres veces y da un resumen del
tema:

¿Por qué te abates, oh alma
mía

y te turbas dentro de mí?

Espera a Dios,

porque aún lo he de alabar,

¡El es la salvación de mi ser, y mi
Dios!

Esta es una de las razones por las cuales los eruditos
están seguros de que estos dos salmos fueron originalmente
uno solo y que deben leerse juntos.

(iv) Palabra clave. Una poesía, o una
sección, a veces es unificada por la repetición de
palabras significativas, como "voz" en el Sal. 29 o diversas
palabras para significar "tiempo" en el Sal. 90.

(v) Inclusivo. Esto se refiere a una palabra o
frase que ocurre tanto al principio como al final de una unidad
de prosa o poesía (p. ej. "Bendice

alma mía al Señor", Sal. 103:1, 22). El
"inclusivo" mantiene unido al pasaje e indica a los oyentes el
final de una sección. El significado de la frase que se
repite con frecuencia se enriquece por lo que aparece
entremedio.

(vi) Acróstico. Cada elemento del
acróstico comienza con una letra diferente del alfabeto
heb. en orden alfabético. Los acrósticos aparecen a
nivel de frase (Sal. 111; 112), un versículo (Sal. 25),
dos versículos (Sal. 37) o tres versículos (Lam.
2). La culminación de los acrósticos es el Sal.
119, donde las ocho líneas de cada una de las 22 secciones
empieza con la misma letra. Las limitaciones impuestas por este
estilo explican por qué los versículos muchas veces
apenas parecen conectarse.

(vii) Variedad en el estilo poético. El
paralelismo sinónimo es una forma equilibrada y apropiada
de la expresión objetiva y reflexiva. La variación
y narración proveen interés y nuevas percepciones,
pero, si son demasiadas, pueden resultar superficiales y no
darnos tiempo para absorber el significado de una
afirmación acerca de Dios o de nosotros mismos. En
general, la poesía de la Biblia es una sana
combinación de historia e interpretación,
acción y reflexión.

Síntesis
de los
libros de poesía

Monografias.com

Según el doctor Frank Charles Thompson, los
libros de poesía se pueden sintetizar de la siguiente
manera:

  • 1. Job

El problema de la aflicción, mostrando la maldad
de Satanás, la paciencia de Job, la vanidad de la
filosofía humana, la necesidad de la sabiduría
divina, y la liberación final del sufrimiento.

  • 2. Salmos

Es una colección de 150 canticos espirituales,
poemas, y oraciones usadas por los judíos y por la iglesia
a través de los siglos para Adoración y
devocionales.

  • 3. Proverbios

Es una colección de máximas y
disertaciones sobre sabiduría, templanza, justicia,
etc.

  • 4. Eclesiastés

Son reflexiones sobre la frivolidad de la vida y
nuestros deberes y obligaciones hacia Dios. (1)

  • 5. Cantar de los Cantares

Es un poema que refleja la relación del amor
entre dos amantes que se aman mutuamente. Hoy se aplica ala
relación entre Cristo y la Iglesia.

  • 6 Lamentaciones

Finalmente, el libro de lamentaciones, describe el
lamento del profeta Jeremías sobre su pueblo Israel. A
través del profeta, Dios manifiesta su amor y misericordia
para su pueblo, su mano aun no se ha acortado para auxiliar a los
suyos.

El propósito de este estudio es el de dar algunos
puntos de importancia acerca de cada libro. No es nuestro
objetico el comentar cada libro pasaje por pasaje sino de dar una
panorámica introductoria a estos libros. Es el deber de
cada estudiante lector de hacer las complementaciones de cada
libro.

Por ser solamente una introducción a los libros
poéticos o de poesía, nuestra limitante es
grande.

LIBRO DE JOB

BOSQUEJO DEL CONTENIDO

1:1-2:13 Prólogo

1:1-5 Escena 1: Job y su integridad

1:6-12 Escena 2: La reunión celestial

1:13-22 Escena 3: La primera prueba

2:1-6 Escena 4: Nuevamente la reunión
celestial

2:7-13 Escena 5: La segunda prueba

3:1-31:40 El diálogo

3:1-26

Primer discurso de Job en el que expresa su
dolor.

4:1-5:27

Primer discurso de Elifaz: "Sé paciente; todo se
solucionará."

6:1-7:21

Segundo discurso de Job: "Dios, déjame
tranquilo."

8:1-22

Primer discurso de Bildad: "Si eres inocente no
morirás."

9:1-10:22

Tercer discurso de Job, en el que reconoce que no puede
obligar a Dios a ser justo.

11:1-20

Primer discurso de Zofar:
"¡Arrepiéntete!"

12:1-14:22

Cuarto discurso de Job: La "sabiduría" de sus
amigos y la justicia de Dios.

15:1-35

Segundo discurso de Elifaz: "Cuídate del destino
del impío."

16:1-17:16

Quinto discurso de Job: "¿Moriré sin
vindicación?"

18:1-21

Segundo discurso de Bildad: Más sobre el terrible
destino del impío.

19:1-29

Sexto discurso de Job, en el que reacciona con
ira.

20:1-29

Segundo discurso de Zofar: "Tienes que arrepentirte o
serás destruido."

21:1-34

Séptimo discurso de Job: "Los impíos
prosperan y los justos sufren."

22:1-30

Tercer discurso de Elifaz: La gran maldad de
Job.

23:1-24:25

Octavo discurso de Job: "Dios debería estar
siempre a disposición."

25:1-6

Tercer discurso de Bildad: "¿Cómo puede el
hombre ser justo delante de Dios?"

26:1-14

Noveno discurso de Job: "Vuestro consejo no ha servido
para nada."

27:1-28:28

Décimo discurso de Job: La sabiduría de
Dios.

29:1-31:40

Undécimo discurso de Job, en que reflexiona sobre
sus males

32:1-37:24 Discursos de
Elihú

32:1-33:33

Primer discurso de Elihú: "El sufrimiento es una
advertencia de Dios."

34:1-37

Segundo discurso de Elihú: "Job se equivoca al
acusar a Dios de ser injusto."

35:1-16

Tercer discurso de Elihú: "Job no debió
quejarse sino clamar a Dios."

36:1-37:24

Cuarto discurso de Elihú: En alabanza del poder y
la sabiduría de Dios.

38:1-42:6 Discursos del
Señor

38:1-40:2

Primer discurso de Dios: "Considera el misterio de la
creación."

40:3-5

Primera respuesta de Job: No tiene nada que
objetar.

40:6-41:34

Segundo discurso de Jehovah: "Considera el poder de la
creación."

42:1-6

Segunda respuesta de Job: Sus demandas se convierten en
adoración.

42:7-17 Epílogo

42:7-9 Reivindicación delante de los
amigos

42:10-17 Reivindicación pública

TEMA DEL LIBRO

Para la pregunta sobre los orígenes del
sufrimiento, por más seria que sea, el libro de Job no
tiene ninguna respuesta satisfactoria. Es verdad que la pregunta
surge y los amigos de Job dan sus respuestas parciales. El
sufrimiento, dicen, es por lo general un castigo por el pecado y
a veces una advertencia para no cometerlo en el futuro. El libro
en general agrega que a veces, como en el caso del propio Job, el
sufrimiento no viene por ninguna razón, sino simplemente a
fin de justificar la premisa de Dios de que los seres humanos
pueden servirle sin pensar en recompensas.

Pero simplemente porque el libro ofrezca estas distintas
razones del origen del sufrimiento, sus lectores no pueden
aprender del libro cuál es la causa de su propio
sufrimiento; están pues, en la misma posición que
el propio Job, quien nunca descubre el origen de su sufrimiento.
Para él, sigue siendo un misterio hasta el final. Podemos
llegar a la conclusión de que el libro no considera esta
pregunta sobre los orígenes como la pregunta más
importante sobre el sufrimiento.

Existe un segundo problema relacionado con el
sufrimiento: ¿Sufren los inocentes o es el sufrimiento
siempre merecido? Ahora sí, esta es una pregunta que el
libro hace y que contesta convincentemente. Refuta claramente la
idea de que el sufrimiento sea siempre un castigo por algo malo
que uno haya hecho, cuando insiste en que Job, que sufre, es un
hombre justo. No es sólo el relator (1:1), y tampoco
sólo el propio Job (p. ej. 6:30; 9:15) sino también
Dios (42:7, 8) quien afirma que Job es un hombre
inocente.

Pero de todas maneras, es una tendencia humana muy
natural, cuando uno sufre, preguntarse: "¿Qué hice
para merecer esto?" El li bro de Job admite que el sufrimiento
puede alguna vez ser bien merecido, pero su respuesta principal a
esta pregunta es que dice que quizá no necesita uno
echarse la culpa; el sufrimiento no siempre es lo que debiera
pasarle a uno. Pero tampoco es esta pregunta y su respuesta la
enseñanza principal que este libro quiere dejar sobre el
problema del sufrimiento.

El tercer, y esencial, problema del sufrimiento que
enfoca el libro de Job es más bien uno personal. Es
así: ¿Cómo puede ser que yo sufra?
¿Qué he de hacer cuando estoy sufriendo? ¿En
qué espíritu puedo seguir sufriendo? En
comparación con esta pregunta, la primera (sobre el
origen del sufrimiento) parece ser puramente
académica, y la segunda (si acaso los inocentes
sufren) puede ser contestada fácilmente. Esta tercera
pregunta es la más difícil; se necesita todo el
libro de Job para contestarla.

El libro de Job da dos respuestas diferentes, pero
complementarias, a la pregunta al expresar las reacciones de Job
a su sufrimiento. La primera respuesta se expresa en la
introducción en prosa que aparece en los dos primeros
capítulos del libro. Job reacciona a los desastres que le
suceden con una tranquila aceptación de la voluntad de
Dios; bendice a Dios tanto por lo que le ha dado como por lo que
le ha quitado (1:21), tanto por lo bueno como por lo malo
(2:10).

Si quienes sufren pueden identificarse con la actitud de
aceptación de Job, afortunados son. Si, como él, no
tratan de ignorar la realidad de su sufrimiento
enterrándose en los recuerdos del pasado, y no
están tan obsesionados con su sufrimiento presente que
olvidan las bendiciones que en el pasado han disfrutado, entonces
se han beneficiado de la historia de Job. Pero muchas personas
que sufren no consiguen aceptar tan fácilmente lo que les
pasa; son más bien una mezcla de Job el paciente y Job el
impaciente.

La segunda respuesta a la pregunta: ¿Qué
he de hacer cuando estoy sufriendo? surge de la angustia y
confusión de la mente de Job como las revela en sus
discursos poéticos (entre los caps. 3 y 31). Cuan do
simplemente ya no puede aceptar lo que le está pasando, y
surge la amargura y la ira al sobrecogerlo un sentido de
encontrarse aislado de Dios, y hasta siente que Dios lo persigue,
Job hace lo que tiene que hacer. No trata de reprimir su
hostilidad hacia Dios por lo que le ha sucedido; dice que
hablará en "la angustia de [su] espíritu" y se
"[quejará] en la amargura de [su] alma" (7:11). Y no se
queja y vocifera en el aire para expresar su ira y
frustración; su amargura va dirigida hacia
Dios.

Aunque Job sea a veces impulsivo e injusto en la forma
en que le habla a Dios, sus protestas son dichas a quien
corresponde protestar; porque sabe que es con el propio Dios con
quien tiene que contender. Es únicamente porque se dirige
a Dios que al final Dios se le revela (caps. 39-41).

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El sufrimiento de Job no cesa porque Dios le responda.
Descubre que ha juzgado mal a Dios, pero su angustia de alguna
manera se ha calmado debido a su encuentro con él. Y, a
pesar de las amargas palabras de Job contra Dios a lo largo del
libro, al final, sorprendentemente, Dios lo elogia por haber
"hablado lo recto" de él (42:7, 8). Eso puede significar
sólo que Job se ha dirigido a Dios en su sufrimiento y le
ha demandado una explicación.

Si pudiera considerarse que el libro habla a personas
que sufren como Job (esto es, quienes sufren por ninguna
razón que ellos mismos pueden discernir), lo que les
diría es: En cuanto sea posible, sea Job, el paciente
hombre que sufre, tu modelo. Pero cuando ya no puedas aguantar,
dirígete a Dios, porque al final de cuentas él es
origen del sufrimiento, y es únicamente por medio de un
encuentro con él que puede aliviarse tu
angustia.

Job es, por supuesto, el personaje central del libro,
pero no es el único. ¿Qué tienen los amigos
de Job para ofrecerle en su sufrimiento? ¿Qué ayuda
para ellos mismos pueden encontrar otros que sufren al leer las
palabras de ellos? Elifaz afirma que si uno es inocente, su
sufrimiento sólo puede ser temporario, y pregunta:
"¿Quién ha perecido por ser inocente?" (4:7). Si
Job es básicamente un hombre pío, tiene derecho a
confiar en que no sufrirá por mucho tiempo. Bildad,
creyente firme en la doctrina de la retribución, ve una
confirmación de su teología en la muerte de los
hijos de Job, quienes han de haber sido grandes pecadores
(8:4).

Job mismo todavía vive, así que su pecado,
por el cual está siendo castigado, no ha de haber sido tan
grave, y puede consolarse con el hecho de que se le
perdonó la vida. Zofar cree que el sufrimiento siempre
es el resultado del pecado,
pero cree también que Dios
es misericordioso, puede suponer únicamente que el
sufrimiento de Job es menor de lo que realmente se merece de un
Dios justo (11:5, 6). Elihú quiere valorar el
sufrimiento como un canal de comunicación divina,
advirtiendo contra pecados futuros.

Nadie en el libro de Job dice que sus amigos
están totalmente equivocados. Aun cuando Dios los
recrimina (42:7), es porque no han "hablado lo recto acerca de
mí", es decir, en el caso de Job, porque Job no era
pecador y su sufrimiento de ninguna manera era castigo de
Dios.
Lo que los amigos dicen del sufrimiento en general
puede ser verdad bajo otras circunstancias. Pero donde
decepcionan a Job es en el hecho de que se basan en su propia
doctrina en lugar de la evidencia de sus ojos y sus
oídos
.

Saben que Job es un hombre bueno, y le hacen una
injusticia al pensar que su sufrimiento es un testimonio contra
su bondad. El libro de Job no está contra esos amigos,
sino que quiere expresar que el sufrimiento les sucede a
personas buenas que no lo merecen tanto como a personas que
merecen lo que les pasa
.

ORIGENES DEL LIBRO

No podemos adjudicar una fecha a la composición
del libro de Job, excepto dentro de amplísimos
parámetros, quizá entre el los siglos VII y II a.
de J.C. Es probable que existiera el relato folclórico del
sufrimiento de un hombre justo mucho antes de que naciera el
presente poema. El tema del sufrimiento de los inocentes se
encuentra también en pasajes de Jer. e Isa. Escritos en el
siglo VI a. de J.C. Así que es posible que el
sufrimiento de Job tuviera la intención de ser un
símbolo de los judíos en la época del
exilio.

El autor del libro era sin duda israelita. La patria de
Job se describe como en el norte de Arabia; su historia se ubica
en el contexto de una era patriarcal distante; y Job mismo no
conoce a Dios por su nombre distintivo israelita, Yahweh. Por
otra parte, el autor quiere sugerir el carácter universal
de las preguntas de Job, aun cuando sea obvio que las influencias
sobre su pensamiento y estilo literario son enteramente
hebreas.

Entre los estudiosos modernos de la Biblia el libro de
Job es considerado como perteneciente al grupo conocido como
"Literatura sapiencial". Es dudoso que haya un fondo social
común de lo "sabio" del que estos libros (Prov., Job y
Ecl.) se hayan originado, pero resulta útil compararlos
teológicamente. Prov. es un firme defensor de la doctrina
de retribución. Su principio básico es que la
sabiduría lleva a la vida y la necedad a la muerte, y da
por sentado en todo el contenido del libro que la justicia y
piedad son recompensadas y que el pecado es castigado. Ecl. no
duda del valor de buscar la sabiduría, pero en realidad
pone un signo de pregunta desafiante en el margen de Prov. al
preguntar qué pasa con la sabiduría cuando uno
muere.

La muerte cancela todos los valores, incluyendo la
sabiduría, y el significado de la vida no puede radicar en
lograr algo que luego se perderá. Es mejor, dice Ecl.,
ver la vida como una oportunidad para gozarse (Ecl. 2:4);
porque la alegría no es una posesión que se
acumula
y que al fin pueda ser destruida, se usa y se
gasta en el proceso de vivir.

El libro de Job también encara la
ideología de Prov. pero de una manera distinta. En el
pensamiento de Prov. un hombre como Job es un imposible. Si es
verdaderamente justo, tendrá vida, riqueza y buena salud.
Pero el libro de Job presenta a alguien que es justo y a la vez
sufre. Y al mismo tiempo muestra que una actitud
auténticamente religiosa no es la de pasiva
resignación a los pesares, sino que incluye la
valentía de comenzar una disputa con Dios.

LOS SALMOS

Al mirar por la ventana de Sal. descubrimos que
aquí, sin duda, tenemos al mismo Dios que ahora se nos ha
revelado en Cristo, y aquí tenemos a gente de la misma
naturaleza que nosotros enfrentando la misma clase de vida que
nosotros, y descubriendo que su Dios aumenta sus alegrías
y lleva sus cargas.

La consagración, la oración, el ardor, el
conocimiento y la delicia de ellos son una reprensión a
nuestras vacilaciones, falta de oración y reacciones
indiferentes.

Grandes líderes como Moisés (Exo. 15),
Débora y Barac (Jue. 5), David (2 Sam. 1) y
Ezequías (Isa. 38) y gente común como Ana (1 Sam.
2) y profetas como Habacuc (Hab. 3) celebra ron sus momentos
importantes con canto. Los propios salmos revelan una
religión desbordándose en canto. ¡Con
razón que de este pueblo y de tal religión haya
surgido esta gran antología de salmodias!

SALMOS COMO UN LIBRO

Sería quizá más apropiado pensar en
Salmos como una colección de libros.

(i) Parece ser que dentro del Salterio tal como lo
conocemos, se han preservado colecciones que una vez estuvieron
separadas (p. ej. 93-100 [Alabanza de Jerusalén];
113-118 [Una cantata de salvación]; 120-136
[Alabanza del peregrino] y 146-150 [El aleluya sin
fin
]).

(ii) Existe evidencia también de una
antología más antigua que ha sido absorbida
más difusamente en el Salterio. Muchos salmos llevan la
inscripción: "Al músico principal" (p. ej.
31, 47, 51-62). ¿Habría entonces un "Director de la
música del templo" que en algún momento dado
habría compilado su propio himnario? De ser así fue
cuidadoso con los derechos de autor porque, aparte de los Sal. 66
y 67, su inscripción siempre va seguida de una
atribución personal: "de David"/ "de Asaf",
etc. Por ejemplo, al incluir el Sal. 88 en su antología
indicó que era un salmo incluido en la colección
"de los hijos de Coré … [compuesto por]
Hemán el ezraíta".

(iii) Coré y Asaf eran líderes de coros (1
Crón. 6:31-33, 39 ss.; 16:4-7). La colección "de
Coré", con su deleite en el monte de Sion, es representada
por los Sal. 42-49, 84, 87 y la colección "Asaf",
enfatizando tanto el juicio divino como el cuidado del pastor, es
representada por los Sal. 50, 73-83.

Partes: 1, 2

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