Monografias.com > Economía
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Metodología comparada de los clásicos y Marx: ciencia y filosofía económica




Enviado por Fahd Boundi



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Adam
    Smith: La división del trabajo y la riqueza de las
    naciones
  3. David
    Ricardo y los rendimientos decrecientes: el estado
    estacionario y la Ley de Say
  4. John
    Stuart Mill y el positivismo utilitarista
  5. La
    teoría del valor trabajo de Marx: Las relaciones de
    producción y la plusvalía
  6. Materialismo histórico: el método
    de lo abstracto a lo concreto
  7. Conclusiones
  8. Bibliografía

Introducción

Desentrañar el origen metodológico de la
escuela económicas clásica y el método
dialéctico de Karl Marx y Friedrich Engels es más
complejo de lo que a priori podría parecer. En el
campo economicista existe, inevitablemente, varías
analogías que enlazan a los clásicos con Marx.
Analogías, como veremos más adelante, que se
entrelazan en la teoría del valor trabajo de
Marx, descifrada en el primer volumen de El Capital.
Así pues, una simple cronología histórica
iniciada en la figura de Adam Smith desnudaría una gran
vagueza de método y análisis, arrojando
deficiencias metodológicas basadas en simplismos y
superficialidades del legado en las ciencias económicas de
los autores a los que dedicaremos este ensayo. Por tanto, es
vulgar, e inexacto, retrotráenos en la influencia de los
fisiócratas franceses en el desarrollo de la obra cumbre
de Adam Smith, la riqueza de las naciones, en tanto en
cuanto, la transformación intelectual en Europa toma su
génesis en un período anterior. Ante las
limitaciones materiales, junto a nuestro objetivo por sintetizar,
tomaremos como punto de inicio de nuestra argumentación la
Inglaterra de finales del siglo XVI y principios del siglo XVII.
Mas este desarrollo histórico tocará de manera
superficial, y no general, debido al impresionante legado en las
ciencias sociales por parte, de los considerados, padres del
materialismo inglés. El centro de este origen está
en Francis Bacon, quien entiende que la verdadera ciencia es la
ciencia de la naturaleza, y la física experimental, su
piedra angular. El desarrollo del pensamiento de Bacon
está fuertemente influenciado por Anaxágoras y
Demócrito, reconocidos por la homeomería y los
átomos. Estamos pues ante el método racional,
basado en la experimentación, con todo lo que conlleva, es
decir, la inducción, el análisis y la
comparación que inspirarán a los proto-positivistas
franceses del siglo XVIII, quienes a su vez, influirán en
Auguste Comte y Émile Dukheim, los grandes exponentes del
positivismo y la sociología.

En nuestra perspectiva histórica, no podemos
abandonar la percepción que tenía Bacon sobre la
materia. Visión no centrada exclusivamente en los
mecanicismos y los desarrollos matemáticos de ésta,
sino también en la organicidad material. Es el oficial
divorcio con la teología y los dogmatismos normativos, que
hasta entonces imponía la visión judeo-cristiana en
el pensamiento europeo del siglo XVII. El materialismo se aleja
de esa visión, en tanto en cuanto, no se centrará
en el estudio de antiguos textos, es decir, en la
escolástica religiosa que orbita alrededor de la
aceptación dogmática de las enseñanzas del
maestro. Existe un desarrollo multilateral en el pensamiento de
Bacon, que será arrancado por Thomas Hobbes, quien
sistematizará el materialismo. Esta sistematización
se observará en la unilateralidad de Hobbes, al desplazar
la organicidad de la materia, en detrimento de un mayor
mecanicismo y matematización, confiriendo mayor
estaticidad y abstracción en el método materialista
inglés. Esta visión de Hobbes en su
interpretación de Bacon, inspirará el método
hipotético-deductivo, basado en la abstracción de
la realidad que podremos identificar en David Ricardo. No
obstante, Hobbes supera las últimas barreras
teísticas que aún se apreciaban en Bacon, mientras
que John Locke compendió a Bacon y Hobbes para allanar el
camino de los empiristas, en especial, David Hume, quien nos
legará la teoría de los species-flows,
ante sala de la teoría cuantitativa del
dinero
[1]la cual influirá en Adam
Smith en su crítica contra el mercantilismo.

De este modo, Bacon, Hobbes y Locke, serán
considerados los padres de los materialistas franceses del siglo
XVIII. E irónicamente, Inglaterra será el centro
económico de Europa, pero no el centro intelectual, aun
siendo los maestros del racionalismo el gran triunvirato
inglés del pensamiento materialista. Por tanto, no es de
extrañar que los pilares del liberalismo económico
se encontrasen en Francia. Ni tampoco es de extrañar que
el inicio del fin del Antiguo Régimen estalle en
territorio francés, y no en Inglaterra o Alemania. Si bien
es cierto, el gran centro del feudalismo había sido
representado por la figura institucional que constituía la
Iglesia romana apostólica. Institución que
bloqueaba el desarrollo de la ciencia y el pensamiento
racionalista, cercando el tratamiento metodológico y
reprimiendo a la clase en auge, la burguesía, dependiente
de la ciencia. El primer intento se localizó en Alemania
con Martin Lutero y la Reforma protestante. Intento fracasado,
debido a la débil correlación de fuerzas
manifestada por la indecisión de la burguesía
comercial alemana. Así pues, la Reforma luterana tan solo
se tradujo en la oficialidad de una nueva religión y el
control de la monarquía absoluta. No obstante, la
burguesía seguía creciendo a pasos agigantados, y
los antiguos terratenientes perdían influencia,
condiciones éstas, las que permitieron el triunfo del
reformismo de Jean Calvin en la Europa de la segunda mitad del
siglo XVI.

No es de extrañar, en tanto en cuanto,
comenzó un proceso de acumulación de capital por
parte de la burguesía comercial europea, auspiciado y
favorecido por la masiva entrada de metales, sobre todo plata y
oro, permitiendo un proceso inflacionista, que empujó al
alza los precios de las mercancías, que en muchos casos
llegó a quintuplicar los precios, como fue el caso de
Andalucía, en donde se localizaba el principal puerto que
unía la ruta comercial entre América, los reinos de
la península y el resto del continente europeo. De esta
relación entre precios y cantidad de dinero surgió
la primera concepción de la teoría cuantitativa
del dinero
, que desarrollaría más
empíricamente David Hume en 1750 y perfeccionaría
Irving Fisher en 1911[2]El alza de los precios y
la inflación, empero, tuvieron su efecto inverso en los
salarios, es decir, si bien los salarios nominales habían
crecido, éstos no lo hicieron tanto como la
inflación, por lo que los salarios reales habían
caído. Todo aquello se tradujo en mayores márgenes
de beneficios para los comerciantes burgueses, así como un
mayor ahorro e inversión, facilitando la
acumulación de capital comercial, la cual, Adam Smith
definió como previous accumulation o
acumulación primaria[3]De este
modo surgió el capitalismo comercial en Europa, resultado
no del oro y la plata, sino de las consecuencias de la ingente
entrada de estos metales, la inflación.

La acumulación de capital de los comerciantes se
dirigió al consumo productivo, lo que permitió un
mayor producto social y excedente (producto neto), facilitando el
proceso de reproducción capitalista. Ante este escenario,
los comerciantes burgueses no vieron descabellado desplazar a los
terratenientes, y el dogma calvinista encajaba perfectamente en
el espíritu comercial. Calvin se mostrará como una
gran influencia para Adam Smith, en tanto en cuanto,
"conquistó" Inglaterra y Escocia. El calvinismo
rompió con la visión aristotélica-tomista
del trabajo, desechando la idea del trabajo solo como instrumento
que permitiese el consumo y el ocio, enfatizando en el trabajo
productivo y el ahorro, desplazando, de este modo, al ocio a una
posición de ostracismo. Podría parecer que la
concepción calvinista influyó en Adam Smith para
desarrollar la teoría del valor-trabajo, empero, la
influencia de Calvin se hace notorio en el cuerpo
filósofo-moralista de Adam Smith, que marcó su
obra. Hasta este punto, observamos el juego irónico de la
historia del pensamiento, en cuanto a su desarrollo
geográfico. Como hemos visto, el triunvirato
inglés del materialismo tendrá por
discípulos a los racionalistas franceses, mientras, el
reformismo religioso del francés Jean Calvin,
impactará con fuerza en el mundo anglosajón. El
impacto es tal, que Oliver Cromwell y los puritanos
asestarán un duro golpe al viejo orden del pensamiento,
hasta aquel entonces, dominado por el dogmatismo y la
escolástica. El calvinismo exigía democracia y
republicanismo, destruyendo el centralismo católico e
intolerablemente cesarista. Cromwell y los puritanos
fortalecieron la posición social de la burguesía,
pero no en Inglaterra, sino en la Europa continental. El golpe de
estado en 1689, denominado incorrectamente como "la
revolución gloriosa", no tendría consecuencias
hasta cien años después. Por tanto, es de recibo
asignar el siglo XVIII como el siglo de los franceses. El siglo
de los discípulos del triunvirato del
materialismo inglés. En este siglo, Montesquieu desarrolla
el método analítico y "positivo" junto a Voltaire,
mientras que al otro lado de los Alpes, en Suiza, Jean-jaques
Rousseau construye el Contrato Social. Transversalmente,
los fisiócratas franceses comienzan a transformar la
economía, dominada cada vez más por la
burguesía, pero no representada por el Antiguo
Régimen
.

Esta ausencia de representatividad por parte de las
superestructura feudal empujó al fisiócrata Vicent
de Gournay lanzar el grito que mejor definirá el
capitalismo; "Laissez-faire et laissez-passer, le monde va de lui
même"[4]. De este modo, nació el
laissez-faire, la máxima expresión del
divorcio con el método normativo en la economía.
Con esta gran impronta intelectual, la gesta de la
revolución estalla en Francia. La razón
dominó a los intelectuales. La idea de la propiedad
privada en la clase burguesa chocó frontalmente con la de
los terratenientes y la monarquía. Solo el antiguo Derecho
romano reconciliaba perfectamente los intereses de la clase
burguesa con la construcción de un nuevo régimen y
un nuevo Estado; el Estado moderno, deudor del pensamiento de
Hegel y el idealismo alemán. Así nace el
Código francés como cuerpo normativo que garantiza
la propiedad privada capitalista, y de este modo, dislocar las
arcaicas relaciones y modo de producción feudales. La
revolución de 1792 trató de imponer el dominio de
la clase burguesa y de la razón, pero tuvo un resultado
impredecible. La burguesía se dividió, el
materialismo francés se imponía a base de "Terror"
y la "reacción" se sucedió el 9 de Thermidor del
año III de la nueva era[5]No obstante, el
triunfo de la burguesía fue definitivo. Los años
1830 y 1848 vinieron a confirmar el traspaso
hegemónico.

Para entonces, en la mente de Adam Smith no cabía
construir un marco normativo para las ciencias económicas,
pero si daba lugar a un pensamiento enfrascado en el
idealismo-metafísico. Mientras, en David Ricardo se
impondrá un método deductivo y matemático,
centrado en la Ley de Say. En cambio, John Stuart Mill,
quedó embriago por la filosofía del utilitarismo de
David Bentham y John Mill para construir una concepción
positivista diferente a la de Comte. En cambio, Marx dio cuerpo a
un nuevo método, que en palabras de Engels, es "una
guía para la acción", completamente alejado de la
fenomenología de Hegel y el materialismo de
Feuerbach.

Adam Smith: La
división del trabajo y la riqueza de las
naciones

Tradicionalmente, se considera a Adam Smith como el
primer economista clásico. "Honor" que recibió de
Marx, al definir a todos los economistas británicos de
finales del siglo XVIII y principios del XIX, el apelativo de
"clásicos"[6]. La teoría de
acumulación de capital diseñada por Adam Smith,
surge del concepto de excedente o producto neto desglosada por el
fisiócrata francés François Quesnay. Siendo,
el excedente, el resultado de la diferencia entre el producto
social y el consumo productivo, concluyendo de esta
relación la primera aproximación a la teoría
de la acumulación de capital en Adam Smith. Primeramente,
debemos de señalar que el enfoque de Adam Smith sobre el
proceso de reproducción y acumulación carece de
carácter científico, en tanto en cuanto, acepta
dogmáticamente la visión de Quesnay y los
fisiócratas. No obstante, desentrañaremos el
intento de Adam Smith por aplicar un método inductivo y
positivo de análisis, para con ello, contaremos con el
siguiente extracto de la riqueza de las naciones:

Parece, pues, evidente, que el trabajo es la mensura
universal y más exacta del valor, la única regla
segura, o cierto precio, con que debemos comprar y medir los
valores diferentes de las mercaderías entre sí en
todo tiempo y lugar. Todos conceden que no podemos estimar el
valor real de las cosas de un siglo a otro por las cantidades de
plata que se hayan dado por ellas; tampoco lo podemos estimar de
año a año por las cantidades de grano. Por las de
trabajo, sí que podemos computarlo año a año
y siglo a siglo con toda la exactitud posible. De un siglo a
otro, el grano es mejor mensura que la plata, porque, en este
período, iguales cantidades de grano podrán
adquirir las mismas de trabajo con una proporción
más próxima que iguales cantidades de plata. De
año a año, por el contrario, la plata es mejor
mensurante que el grano, por igualdad de
razón.[7]

Analizando detenidamente el lenguaje que utiliza Adam
Smith, podemos apreciar el uso de términos que designan
aproximación, tales como; "parece", "debemos" e "igualdad
de razón". Adam Smith procura acercar a la realidad sus
explicaciones, lo que plantea un enfoque inductivo, o
método a priori, desnudando una clara influencia
del materialismo inglés triunfante en el pensamiento
francés del siglo XVIII, que presumiblemente habría
inspirado a los fisiócratas. Por otro lado, la cita de
Adam Smith nos permite identificar un elemento importante, y es
la designación de los factores productivos, es decir,
tierra, capital y trabajo. Es un punto elemental el que
representan los factores productivos en el pensamiento de los
economistas clásicos, al designar un carácter, o
categoría, meramente técnica, que alejan de la
realidad social a los clásicos en su análisis. La
mera visión técnica de los factores de
producción desentraña cuál será su
teoría de acumulación de capital, desarrollada a
través de un método inductivo, por dilucidar el
origen de la riqueza de las naciones; el trabajo y el
ahorro.

Adam Smith se centrará en la división del
trabajo como factor determinante que permitirá la
acumulación de capital, y el posterior proceso de
reproducción capitalista. Por tanto, la división
del trabajo se traducirá en una mayor productividad, y
ésta, traerá consigo el aumento de la riqueza. Para
apoyar su teoría, forma una conjetura empírica para
plasmar a la realidad la división del trabajo; la
fábrica de alfileres. De este modo, esta división
del trabajo se verá favorecida por el proceso de
acumulación de capital, empero, en este proceso los
asalariados no participan. La distribución de la renta
entre las clases es favorable a los capitalistas y
terratenientes, y solo éstos permiten acaparar mayor parte
del excedente (producto neto). Este excedente se ve favorecido
por la acumulación de beneficios de los dueños de
los medios de producción, permitiendo la
acumulación de capital para dirigirla al consumo
productivo, favoreciendo la división del trabajo
(maquinaría) y la riqueza, aunque gran parte de los
beneficios deberán ser ahorrados como fondos para la
posterior reproducción capitalista.

Seguidamente, Adam Smith presenta una relación
entre la división del trabajo y la especialización
productiva que dotará a las naciones de la ventaja
absoluta
en el comercio internacional. Con esta premisa, el
laissez-faire toma forma, y las naciones
comerciarán entre sí, "reguladas" por la mano
invisible
. Grosso modo, no hay contemplación
para un enfoque normativo de la economía y el comercio
entre naciones, en tanto en cuanto, el mercado actúa como
regulador. Adam Smith cae en una visión metafísica,
al conferir a la mano invisible la propiedad absoluta
para el funcionamiento de la economía internacional,
obviando las relaciones sociales en el proceso de
producción y el papel del trabajo productivo en el valor
de las mercancías. Ricardo, y sobre todo Marx,
criticarán duramente el análisis smithiano de la
ventaja absoluta, al no considerar todas las variables y
condicionantes del modo de producción
capitalista.

David Ricardo y
los rendimientos decrecientes: el estado estacionario y la
Ley de
Say

David Ricardo es, posiblemente, el economista
clásico más importante en cuanto a los aportes para
el desarrollo de la economía como ciencia a lo largo de
los siglos XIX y XX. En Ricardo existe la relación
más fuerte de los clásicos con Marx, en cuanto al
desarrollo de la teoría de acumulación de capital y
la teoría del valor-trabajo bajo el enfoque del
materialismo histórico. Ricardo desplaza el
concepto de Adam Smith de la ventaja absoluta, y lo sustituye por
la ventaja comparativa, en un intento por superar la
contradicción de Adam Smith. Esta contradicción se
hacía evidente en el supuesto de que una nación
tuvieses ventaja absoluta en todos los bienes
producidos, y por tanto, no existirían incentivos en
comerciar con el exterior. Desde este supuesto, Ricardo
diseña la teoría de la ventaja
comparativa
[8]entre naciones, salvando la
contradicción de la ventaja absoluta.
Obsérvese que nos hemos referido al supuesto de una
nación con ventaja absoluta en la
producción de bienes, desnudando el enfoque
hipotético-deductivo de Ricardo. El enfoque
hipotético-deductivo es un enfoque a posteriori,
en donde se simplifican al mínimo las variables de
análisis económico, derivando de ellas nuevas
hipótesis de estudio. De este modo, Ricardo desarrolla la
teoría de ground-rent para explicar el proceso de
acumulación de capital. Ricardo establece como
hipótesis que en los primeros procesos de
colonización de la tierra, ésta es abundante y por
ende, se explotan las tierras más fértiles. En este
estadio la renta no existe y la producción recae en los
agricultores. A medida que crece la población y la demanda
de alimentos, las tierras fértiles van escaseando, y los
agricultores se ven empujados a explotar las tierras menos
fértiles, y por consiguiente, más laboriosas de ser
labradas. La infertilidad de estas tierras exige un mayor trabajo
productivo, determinando a su vez, el valor de cambio (precio), e
igualándose con a la última tierra labrada,
presumiblemente la más infértil. De este modo surge
la renta (ground-rent) y la relación del valor con el
trabajo.

Nótese que nos estamos refiriendo a los
rendimientos decrecientes de la tierra y a los costes marginales,
que posteriormente inspiraran a los economistas
neoclásicos de finales del siglo XIX. Así es, el
valor de cambio (precio) se iguala con la última tierra
labrada, o marginal, de la que se extrae el coste marginal,
proporcionado beneficios, o en términos ricardianos,
la renta diferencial. De aquí se
estableció la relación de que en competencia
perfecta, los precios se igualan con los costes marginales. Ergo,
Ricardo allanó el camino de los marginalistas y les
legó el enfoque hipotético-deductivo. Sin embargo,
los neoclásicos vaciaron de contenido la teoría del
valor-trabajo de Ricardo, y tomaron literalmente los rendimientos
decrecientes de la tierra, aplicándolos en la industria,
sector en el que no se cumplía esta relación. De
este modo, Ricardo desplaza a los terratenientes como eje de la
riqueza de la nación, al observar en los rendimientos
decrecientes un obstáculo en el proceso de
reproducción capitalista y la acumulación de
capital. La relación inversa entre el crecimiento de la
población y el número de tierras fértiles,
empujó a Ricardo a concluir que el constante aumento de la
producción de tierras cada vez menos fértiles
afectará negativamente a los beneficios, en tanto en
cuanto, los salarios aumentarán y la demanda de fuerza de
trabajo hará lo mismo, traduciéndose en un estado
estacionario de la economía capitalista.

Esta estrecha visión de Ricardo, queda
comprendida en el hecho de que los factores productivos (tierra,
capital, trabajo) no incluían la tecnología en la
teoría ricardiana y seguían tratándose de
meras categorías técnicas. A estas
hipótesis, le sucedía la falta de rigor
científico al aceptar categóricamente la Ley de
Say
; ley, la cual, incluye varias interpretaciones, y no
solo la comúnmente aceptada de que la "oferta crea su
propia demanda". La Ley de Say parece establecer que el ahorro es
igual a la inversión (S=I), también parece
establecer un equilibrio en el capitalismo, y por tanto es una
imposibilidad que exista sobreproducción, tal como afirma
Ricardo; "Nadie produce si no es con la intención de
vender o de consumir, y no vende jamás si no es para
comprar otra mercancía que pueda serle
útil"[9].

Esta vulgarización de la economía responde
a la incapacidad de Jean-Baptiste Say de desentrañar los
orígenes de la sobreproducción en los procesos
productivos y reproductivos del capitalismo. La ausencia de
método científico en Say le obligó a
reformular su ley de Mercado, redefiniendo la
producción ya no como la producción material de
todos los bienes y servicios, sino solo los bienes cuyos costes
son cubiertos con la venta (precio de costo). Bajo esta falsa
hipótesis, Ricardo siguió modelizando la
economía capitalista bajo el "nominalismo", e
ignoró las variables reales. Esto llevó a Ricardo a
descuidar el análisis material, y confirió al
dinero la propiedad de "neutralidad". Propiedad que sirvió
como atajó para perpetuar la Ley de Say. De este
modo, la neutralidad del dinero, sirvió como
mecanismo de autorregulación, y cualquier
modificación nominal entre los salarios y los precios
sería temporal, para rápidamente volver al
equilibrio. Ergo, no existía la posibilidad de
una crisis de sobreproducción o un exceso de demanda, en
tanto en cuanto, si existía exceso de demanda en un
mercado existiría exceso de oferta en otro. Grosso
modo
, nos encontraríamos con un equilibrio general
walrassiano bajo la interpretación de Bernice Shoul de la
Ley de Say.

Volviendo a Ricardo, llama fuertemente como plantea bajo
estos sofismas las mismas hipótesis en el mercado de
fuerza de trabajo. Para Ricardo, el desempleo es una consecuencia
de los mismos trabajadores, es decir, el desempleo solo puede ser
voluntario a consecuencia de la negativa de los
desempleados en rebajar sus pretensiones salariales y aceptar el
salario de equilibrio. Ergo, el desempleo es
consecuencia de la oferta de fuerza de trabajo por no igualarse
con la demanda de oferta de fuerza de trabajo. En
conclusión, Ricardo diagnostica la economía solo
desde el lado de la oferta al revelar un estado estacionario por
las dificultades de la acumulación de capital debido a los
rendimientos decrecientes de la tierra. Este desarrollo
deficitario en la agricultura, junto al comportamiento de los
terratenientes a desplazar el consumo productivo por el consumo
de bienes de lujo, auspició a Ricardo como el mayor
representante de la burguesía industrial, en quien
identificó a la clase social que favorecía un
proceso de acumulación de capital a través del
ahorro, permitiendo un mayor producto social y excedente en el
proceso de reproducción. Como conclusión,
observamos en Ricardo, en contraposición a Adam Smith, un
análisis de mayor abstracción y modelización
matemática, basado en el método
hipotético-deductivo, antesala intelectual de las escuelas
neoclásicas que surgirán a partir de 1870. No
obstante, no podemos pasar por alto el enfoque metafísico
y acientífico de Ricardo sobre la Ley de Say,
aceptando como dogma la imposibilidad de una crisis por
sobreproducción a raíz de una insuficiente demanda
en el mercado de bienes.

John Stuart Mill
y el positivismo utilitarista

En John Stuart Mill no encontramos diferencias
substanciales en la teoría económica sobre la
acumulación de capital y la teoría del
valor-trabajo de Adam Smith y Ricardo. Mas en Mill se condensa el
positivismo inglés, contemporáneo al
francés, pero con sutiles diferencias. Diferencias
moldeadas por la filosofía utilitarista de Jeremy Bentham
y John Mill. No es de extrañar pues, que Mill sea
considerado el último clásico, puesto que es
heredero del legado económico de Ricardo, y en menor
medida, de Robert Malthus. Esta herencia se manifestará en
la aceptación de la Ley de Say, quien solo
Malthus puso en duda en el debate con Ricardo. Debemos matizar
que el debate Malthus-Ricardo, fue un debate ideológico
del que brotaron la animadversión entre los intereses de
clase de los terratenientes y la burguesía industrial.
Malthus manifestó que la crisis en el proceso de
acumulación de capital tendría su origen en una
insuficiente demanda agregada en el mercado de bienes. Este
análisis, que pudiera parecer la inspiración de los
principios de la demanda efectiva de Keynes, tan solo
escondía una reivindicación reaccionaria en favor
de los terratenientes por seguir consumiendo bienes de lujo, y a
los que Ricardo designó como el cuerpo de trabajadores
improductivos
.

No existió pues un análisis concienzudo de
las crisis por la insuficiencia de la demanda en Malthus, pero si
arrojó la idea de la existencia de problemas en el
equilibrio capitalista. Los problemas a los que podía
entrar la economía necesitaban ser depurados, y los
utilitaristas fundamentaron el objetivo del "bien común"
dentro de las relaciones productivas y el modo de
producción en la economía capitalista. El
utilitarismo consistía en medir moralmente las
consecuencias de nuestras acciones para alcanzar el bien
común como objetivo. De este modo, en el utilitarismo
todas las ciencias sociales (derecho, economía,
política o la moral) aspirarán a tener un enfoque
positivo. En Mill esta influencia será crucial para
desarrollar su enfoque positivista empírico, alejado del
dogmatismo y en donde los hechos del objeto de estudio
serán el eje principal, de lo que él
llamaría, la ciencia de la etología. Para
Mill, todas las verdades son resultado de las observaciones
empíricas, y por ello, el mejor mecanismo es la
inducción. De esta premisa se pasa del principio de
uniformidad
al principio de casualidad, y por tanto
Mill rompe con el silogismo de las verdades universales.
John Stuart Mill defendió el principio de
asociación
contra las manifestaciones de
egoísmo que observaba de las injusticias sociales en el
capitalismo, y por tanto, el mejor arma es la educación.
Es por ello que a Mill se le considera, erróneamente, el
padre de la socialdemocracia moderna, en detrimento de Marx.
Ciertamente, el desarrollo de la socialdemocracia moderna, poco,
o nada, tiene que ver con Mill, en tanto en cuanto, la
evolución del revisionismo socialdemócrata de
Eduard Bernstein nació, bajo definición de Rosa
Luxemburgo, del enfoque oportunista, éste a su
vez, basado en el eclecticismo, que es el resultado de
la ausencia de método[10]

La teoría
del valor trabajo de Marx: Las relaciones de producción y
la plusvalía

Para poder conocer el método y enfoque de Marx y
Engels, es necesario sumergirse en la teoría del valor
trabajo
que aparece en el primer tomo de El
Capital
. Importante es analizar la teoría valor
trabajo
, en modo en el que Marx desentraña las
relaciones de producción en el capitalismo, relaciones
éstas, referidas a la correspondencia de
explotación entre el capital y la fuerza de trabajo,
puestas de manifiesto por los antagonismos de las clases sociales
en el modo de producción capitalista. Así por
tanto, antes de adentrarnos en qué es el materialismo
histórico
, debemos de partir de las tesis de que la
producción es la base del orden social, tal como Engels
manifiesta:

La concepción materialista de la historia
parte de las tesis de que la producción, y tras ella el
cambio de sus productos, es la base de todo orden social; de que
en todas las sociedades que desfilan por la historia, la
distribución de los productos, y junto a ella la
división social de los hombres en clases o estamentos, es
determinada por lo que la sociedad produce y cómo lo
produce y por el modo de cambiar sus
productos.[11]

Así entonces, Marx y Engels contemplan la
transformación social a través de eliminar las
relaciones de producción, y por tanto, esta
transformación social no se encontrará en la
filosofía, sino en la economía. Existe pues, una
concepción histórica en el materialismo
histórico
sobre las relaciones sociales, y que deben
de ser estudiadas para localizar el origen histórico de
los antagonismos de clases del capitalismo. Marx se aleja
completamente de la visión meramente técnica que
otorgaron Adam Smith y Ricardo de los factores
productivos
que operan en la economía. Para Marx, los
factores productivos tienen una categoría social, y por
tanto, se referirá a estos factores, como las fuerzas
productivas
; estas fuerzas se desarrollaron como nunca antes
en la historia de la humanidad gracias al proceso de
acumulación capitalista y la revolución industrial,
junto al nacimiento del Código francés, y
el surgimiento de las nuevas instituciones burguesas y el Estado
moderno (la superestructura). La categorización social de
las fuerzas productivas y las relaciones de
producción, son el resultado del proceso histórico
y dialéctico de los diferentes grupos sociales.

Por ello, Marx no toma la limitada teoría del
valor-trabajo
de Adam Smith como punto de partida, sino que
desarrolla su propia teoría del valor-trabajo a
partir de las aportaciones de Ricardo. Adam Smith solo
contemplaba el capital fijo, manteniendo la idea sobre que la
renta es absoluta y constante, mientras que Ricardo
consideró que la renta es diferencial, y por tal,
existían el capital fijo y circulante. Adam Smith y
Ricardo se diferencian en que para el primero el trabajo era
invariable, mientras que la visión ricardiana no era
así, en tanto que la fuerza de trabajo tenía un
salario natural de subsistencia (ley de
bronce[12]En cambio, Marx observa que en las
relaciones de producción capitalista, la fuerza de trabajo
es una mercancía, y que ésta genera un valor medido
según las horas socialmente necesarias de
producción. Como el asalariado no es dueño de sus
medios de producción, recibe una parte del valor producido
por su fuerza de trabajo en forma de salario, mientras, el resto
del valor no retribuido al asalariado es la plusvalía (p).
Esta plusvalía es apropiada por el capitalista propietario
de los medios de producción. Marx contempla que el capital
puede ser constante (c) o variable (v); el capital constante (c)
es transformado en consumo productivo de maquinaria. En cambio,
el capital variable (v) es destinado al consumo productivo de
fuerza de trabajo, fuente de la plusvalía (p). De esta
relación se calcula la tasa de plusvalía (p/v), por
lo que Marx contradice a Adam Smith, y afirma que el capital no
es generador de más capital, sino que es el resultado del
valor generado por la fuerza de trabajo no retribuida al
trabajador. De ello se concluye que la ganancia se obtiene de la
plusvalía tras vender la producción en el
mercado.

Marx, por tanto, concluirá que la tendencia de la
tasa de ganancia será decreciente, tal como se desprender
de la relación entre la plusvalía y el capital
total (p/(c+v)), debido a que los ciclos tecnológicos
aumentarán la composición orgánica de
capital (c/v), al destinar más capital constante (c) a la
inversión de maquinaria en detrimento del capital variable
(v) que es el generador del plusvalor, esto es, el capitalista
demandará menos fuerza de trabajo. La tendencia
decreciente de la tasa de ganancia pretende desnudar las
contradicciones del modo de producción capitalista, dando
lugar a los escenarios de crisis propios del modo de
producción capitalista. Empero, ante la caída
tendencial de la tasa de ganancia los capitalistas tomarán
medidas para contrarrestas esta caída, al aumentar la tasa
de explotación para reanimar la tasa de
ganancia.

La economista poskeynesiana, Joan Robinson,
identificó en el análisis económico de Marx
una teoría de la crisis por la insuficiencia de la demanda
agregada, mucho más elaborada que la que pudiera tener
Malthus[13]al mismo tiempo que desplegaba su
crítica contra el dogmatismo de los discípulos de
Marx por no seguir elaborando científicamente el
método heredado de Marx y Engels:

Hay efectivamente muchos indicios en El Capital de
una teoría de la demanda efectiva. Los discípulos
de Marx pudieron haberla formulado antes de que Keynes y Kalecki
la aprendieran a partir de los hechos brutales de la gran crisis,
pero no lo hicieron. Los marxistas declarados saludaron en
Inglaterra la Teoría general con los consabidos motes de
finanzas sesudas. El elemento "keynesiano" en Marx era poco
conocido.[14]

Materialismo
histórico: el método de lo abstracto a lo
concreto

Marx y Engels nunca habían nombrado su
método como materialismo dialéctico, pero
sí lo desarrollaron como una ciencia, apartándose
de la concepción idealista de Hegel y el materialismo
mecanicista de Feuerbach. Existe una controversia, en modo, de
que Marx y Engels definieron su concepción
filosófica por el nombre de materialismo
histórico
. Mientras que el término
materialismo dialéctico fue acuñado por el
padre de la socialdemocracia rusa, Grigori Plejanov. Ante esta
disyuntiva, desglosaremos la definición de Engels sobre la
concepción del materialismo
histórico
:

El nombre materialismo histórico para
designar esa concepción de los derroteros de la historia
universal que ve la causa final y la fuerza propulsora decisiva
de todos los acontecimientos históricos importantes en el
desarrollo económico de la sociedad en las
transformaciones del modo de producción y de cambio, en la
consiguiente división de la sociedad en distintas clases y
en las luchas de estas clases entre
sí.[15]

Engels enfatiza en los procesos sociales
históricos y las relaciones de clase en la sociedad bajo
el modo de producción capitalista. Anterior a Marx y
Engels, existieron corrientes que se procuraron por
desentrañar las relaciones sociales, en el cada vez
más evidente desarrollo del capitalismo europeo.
Saint-Simon, Fourier y Robert Owen habían contemplado la
necesidad de plantear un nuevo modo de producción para
superar el capitalismo; el socialismo. Pero los primeros
socialistas carecían de una concepción
filosófica que dotase de un carácter
científico que plasmase materialmente la
consecución de aquel objetivo. Por ello, Hegel
allanó el camino, al considerar todo el mundo de la
naturaleza, la historia y el espíritu en constante
movimiento transformante conectado con la historia de la
humanidad, demostrando que los procesos históricos no son
obra del azar. Marx y Engels, empero, rechazaron el idealismo de
Hegel por construir falsos detalles para fundar una visión
universal de la verdad absoluta.

El materialismo histórico toma al sujeto real, el
trabajador, para analizar la formación histórica
del resultado de las lucha de clases, en contraposición a
Hegel y Feuerbach[16]El materialismo
histórico
, es por tanto, dialéctico, y las
condiciones materiales objetivas son "ajenas a la voluntad de los
individuos", ergo, son los factores más
importantes del cambio social. El materialismo histórico
es va de lo abstracto a lo concreto, asumiendo el caos
social para su mejor análisis, empero, no se trata de
aislar las categorías, sino desentrañar sus
relaciones e interrelacionarlas. Por tanto, lo concreto es la
síntesis de múltiples determinaciones y no la
simple abstracción. Para ello es necesario emprender el
viaje de ida que vaya de lo concreto a lo
abstracto
, para luego emprender el viaje de
retorno
:

Llegando a este punto, habría que remprender
el viaje de retorno, hasta dar de nuevo con la población,
pero esta vez no tendría una representación
caótica de un conjunto, sino una rica totalidad con
múltiples determinaciones y
relaciones.
[17]

Entonces, para Marx la abstracción será el
instrumento que favorezca el estudio dialéctico,
planteando un análisis estructural, que toma como las
abstracciones más importantes el trabajo, el comercio, la
organización social, el modo de producción y la
plusvalía. El análisis estructural se combina con
el historicismo para dar forma al materialismo histórico
plasmado en El Capital, pasando de lo abstracto a lo
concreto
. En tanto, que es importante la distinción
entre lo real y lo ideal (pensamiento) y la abstracción
será el instrumento analítico de la razón,
separando uno a uno los contenidos.

Conclusiones

Desentrañar el cuerpo metodológico de las
diferentes escuelas que han definido la economía como
ciencia, es, ex ante, arduo complicado. Mas,
ex-post, se muestra aún más complejo, en
tanto que las extensas obras de los autores analizados complica
nuestra trabajo de síntesis. Se han realizado
múltiples interpretaciones del enfoque metodológico
de los padres de la ciencia económica, muchos de los
cuales, han pecado del absoluto dogmatismo. Dogmatismo
éste, que ha degenerado las visiones de todos ellos, como
es el caso del legado teórico de Ricardo, sirviendo de
pretexto los rendimientos decrecientes para construir la
teoría general del consumo neoclásica,
vaciando de contenido la teoría valor trabajo, y
desechando la posibilidad de que surja un estado estacionario en
la economía. La modelización matemática de
la economía, construyó un cuerpo
teórico-analítico que orbitó en la
acientífica Ley de Say, y el
idealismo-metafísico smithiano de la mano
invisible
. Se vulgarizó la económica con el
pretexto de demostrar matemáticamente que el
laissez-faire y la neutralidad del dinero
preservaban el equilibrio del capitalismo, mientras que los
sujetos racionales actuarían con el objetivo de maximizar
la utilidad, vulgarizando en el camino la filosofía del
utilitarismo. Mientras que por el lado de la producción,
las empresas competirían en precios y tratarían de
maximizar beneficios, facilitando el proceso de
acumulación de capital y la reproducción
capitalista. Posteriormente, se observó que la
vulgarización de las ciencias económicas no
respondía a la realidad, y la crisis de la década
de los 30 fue consecuencia de la inmadurez de la economía
como ciencia.

Por otro lado, las obras de Marx y Engels también
sufrieron del mismo problema, el dogmatismo. Los
discípulos de El Capital, aceptaron como leyes
universales que las contradicciones del capitalismo
acabarían destruyendo el modo de producción
dominante. Se aceptó sin discusión que la tendencia
de las tasa de ganancia era decreciente y junto a ello el
desplomé del capitalismo. Los dogmáticos de los
textos de Marx y Engels olvidaron que el materialismo
histórico
era una guía de acción, y no
la colección de textos que analizaban el origen de las
relaciones de producción, así como el capitalismo
que les tocó vivir a ambos. Las rígidas
interpretaciones de El Capital, hizo aceptar premisas
que el propio Marx había rechazado, tales como, que el
país más desarrollado iba a ser el espejo del resto
de naciones. En conclusión, la metodología, por muy
exacta e impecable que pueda parecer, lleva
intrínsecamente a interpretaciones, y reinterpretaciones
subjetivas que alejan el objetivo principal del
enfoque.

Bibliografía

ENGELS, Friedrich (1969): Del socialismo
utópico al socialismo científico
, Madrid,
Ricardo Aguilera.

GALBRAITH, Kenneth (1983): El dinero,
Barcelona, Orbis.

GRAMSCI, Antonio (2009): La política y el
Estado moderno,
Madrid, Público.

ITOH, Makoto (1988): The basic Theory of Capitalism:
The Forms and Substance of the Capitalist Economy
, Hong
Kong, Macmillan.

KEYNES, John M. (1982): Crítica de la
Economía Clásica
, Barcelona, Ariel.

LUXEMBURGO, Rosa (1968): La acumulación de
capital
, México, Grijalbo.

Partes: 1, 2

Página siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter