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El otro Ezequiel Zamora y palabras sobre su verdadera tumba




Enviado por Alfredo Torrealba



Partes: 1, 2, 3

  1. El impresionante
    orador
  2. Zamora: ¿un
    soldado, un trompetista o un general?
  3. Las costumbres de
    Zamora antes de la batalla
  4. Ezequiel Zamora:
    ¿militar o comerciante al hacer la
    guerra?
  5. Ezequiel Zamora:
    ¿el deportista?
  6. Los hijos de
    Ezequiel Zamora
  7. El hombre y sus
    creencias
  8. Zamora en la
    cárcel
  9. Los placeres de
    Zamora: bebidas, títeres, barajas, tabaco, cigarros,
    ajedrez, y el joropo
  10. Los sacrificios de
    Zamora: torturas, agravios y el duelo
    personal
  11. Las lecturas,
    preguntas e ideario de Zamora
  12. Rechazando la
    injerencia extranjera en el país
  13. El origen humilde
    de Ezequiel Zamora: primeras influencias
    ideológicas
  14. La personalidad de
    Zamora
  15. La renuncia de
    Zamora a la guerra federal y de cuando puso en
    ridículo a Falcón ante sus
    tropas
  16. Segunda influencia
    ideológica: los amigos y José Antonio
    Páez
  17. Bríos con
    la …
  18. Sus dos grandes
    amores
  19. Quema de libros y
    quema de judas: primera incursión
    política
  20. El excelente
    escritor cuyo seudónimo era Manuel
    Correa
  21. El fusilamiento de
    Martín Espinoza
  22. Zamora el ser
    persuasivo y la conspiración contra
    él
  23. Las frases
    célebres de Ezequiel Zamora
  24. La astucia de
    Zamora: se tiño el cabello y el
    bigote
  25. Zamora era
    masón
  26. Artimañas
    de guerra de Zamora
  27. Las escuelas
    zamoranas
  28. Los
    monólogos de Zamora
  29. Los motes de
    Zamora
  30. El aspecto
    físico de Zamora
  31. La muerte de
    Zamora
  32. El anonimato de
    Zamora el 24 de enero de 1848
  33. Bibliografía

Una mirada científica a sus
facetas menos conocidas

1.- EL
IMPRESIONANTE ORADOR

La historia no ha sido del todo justa con
la vida y obra de Ezequiel Zamora. Muchos datos sobre su vida han
sido omitidos al punto de ocultar la realidad de aquel honorable
hombre y sus circunstancias detrás de una imagen de gran
líder militar que luchó incansablemente hasta su
muerte contra la opresión que sufría el pueblo
venezolano por parte de los oligarcas.

Ezequiel Zamora, ser de indiscutible valor
para la identidad patriótica del pueblo venezolano, cuando
mucho, no fue sólo un militar orientado a un objetivo
libertador y pacificador, él era mucho más. Por
ejemplo, él era un hombre cuya oratoria era excepcional,
incluso, para nuestro tiempo.

Las fuentes históricas mencionan que
Zamora poseía unas cualidades discursivas muy poderosas,
tanto así, que su elocuencia era capaz de unir en un mismo
sentimiento a millares de soldados completamente diferentes, de
valores antagónicos y de diversas regiones del país
para encaminarlos hacia un mismo objetivo, lograr la victoria
ante la tiranía de los oligarcas. No obstante, parecieran
ser dos las causas de ello. En primer lugar, la inteligencia y la
preparación académica de Zamora, ya desde los 23
años, poseía la perspicacia de comprender la
realidad social del pueblo venezolano para luego traducirla, o
explicarla, a sus congéneres de una manera sencilla y
clara, justo al perfecto nivel de hombres agricultores o
agrestes, hombres analfabetas, hombres alejados de las ideas,
hombres sencillos u oprimidos, hombres pobres que nunca
habían viajado más de cincuenta kilómetros a
la redonda desde el pueblo de donde originalmente
pertenecían.

"La masa popular repudia el orden
político que aplica semejantes normas de justicia; Zamora
lo comprende y extrae de ellos elementos de juicio y para la
explicación de los principios democráticos. Sus
argumentos son débiles desde el punto de vista
teórico, pero de un gran valor agitacional y a tono con el
desarrollo social y la mentalidad de la masa rural: califica la
Ley de Hurtos como la "ley del mecate", y para denuncia la
esclavitud y la apropiación latifundista de la tierra
recurre a as más simples imágenes. "Dios hizo
iguales a todos los hombres en cuerpo y alma, ¿por
qué entonces un puñado de ladrones y facciosos van
a vivir del trabado de los pobres, especialmente de quienes
tienen el pellejo negro?"; "cuando Dios hizo el mundo
repartió en común el agua, el sol, la tierra,
¿por qué entonces los godos se han apoderado de las
mejores tierras, bosques y aguas, que son propiedad del
pueblo?"
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a; 21).

"Ezequiel Zamora (…) asociado
con Juan Martínez, inicia una intensa propaganda
democrática, oral y escrita (…) que
rápidamente se extiende, como el fuego sobre la llanura,
por los latinfundios y centros de trabajo, transformando aquellas
regiones en el más poderoso bastión del movimiento
antifeudal en el período 1840-1846. Las condiciones
económico-sociales que imperan en las zonas rurales y
suburbanas del centro de la república y las
características subjetivas de la población
campesina oprimida que en ellas habitaba, favorecen la
expansión de la propaganda democrática iniciada por
Ezequiel Zamora
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a; 19,
20).

En segundo lugar, Zamora utilizaba un
recurso expresivo muy indicado para transmitir sus ideas al
pueblo. A lo largo de sus intervenciones, Zamora solía
usar imágenes, metáforas, comparaciones,
alegorías u otras analogías para transferir sus
ideas a la masa campesina.

"Es importante señalar que las
explicaciones teóricas utilizadas por Ezequiel Zamora
(…) tenían un gran valor agitacional, a tono con la
mentalidad de los campesinos, y por eso las recibían con
satisfacción y las asimilaban rápidamente. Las
formulaciones de Zamora eran semejantes a las elaboradas por los
caudillos de las grandes insurrecciones campesinas ocurridas en
la Edad Media. (…) El pensamiento político de
Ezequiel Zamora, expresado mediante simples imágenes y
comparaciones, facilita la organización de las masas
campesinas en la lucha por la tierra y la libertad (…).
Las masas campesinas, los peones y esclavos incorporan los
principios democráticos difundidos por Ezequiel Zamora a
la vida cotidiana. En muchos casos son modificados y ampliados a
su forma, pero el contenido permanece inalterable es la lucha
<<de los pobres contra ricos y opresores>>".

(BRITO FIGUEROA: 2002-a; 50).

Además de estos dos elementos, la
carga emotiva de las alocuciones de Zamora al estar
dirigiéndose a sus tropas o al pueblo y la cadencia de sus
palabras al estar en conversaciones privadas con sus más
allegados, sustentaban su imagen de hombre tenaz, coherente e
inquisidor, característica vital y necesaria para ejercer
el papel militar en la batalla y arma política para guiar
a las masas.

"La oratoria de Zamora era de fuego,
con períodos cortos, intercalando interrogaciones entre
período y período para que respondieran sus
interlocutores".
(BRITO FIGUEROA: 2002-b; 69).

Zamora podía sembrar su pensamiento
en las masas sociales de una forma excepcional y superior con
respecto a los dirigentes que integraban la oligarquía,
quienes por ser señores latifundistas, no
pertenecían ni compartían los mismos intereses con
el pueblo o sus esclavos, sino con los de su misma clase. El
carácter enérgico y conminatorio cuando era
necesario, comprensivo y justiciero de Zamora al hablar,
imponía a sus oficiales y soldados un consciente sentido
de responsabilidades que no se detenía, ni siquiera, en el
máximo sacrificio voluntario. En cambio, los oligarcas,
lejos de las realidades del pueblo, no podían traducir una
posición social contra una revolución cuyo mayor
testimonio estaba en estrecho lazo con la vida de sus propias
tropas. Por ello, utilizaron su poder financiero para conciliar
sus tropas contra las tropas de Zamora, más interesadas en
un digno ideal.

2.- ZAMORA:
¿UN SOLDADO, UN TROMPETISTA O UN
GENERAL?

Las jerarquías dentro de la carrera
militar siempre indican profundas diferencias de respeto y
obediencia de unos individuos para con otros. Tanto así,
que no es común ver a generales de división
compartir activamente con sus soldados. No obstante, Ezequiel
Zamora, muy lejos del qué decir de la gente o los
comentarios y malsanas impresiones de sus camaradas de mismo
rango, como General en Jefe del Ejército Revolucionario,
tenía una manera particular de interactuar con sus
tropas.

La relación de Zamora con sus
soldados siempre fue estrecha. Compartía con sus tropas
todo, tal cual como un soldado más. Él
compartía con ellos las penurias de la guerra, sus
esperanzas, sus aspiraciones, sus consejos, las comidas y
bebidas, ropajes y demás. Usualmente se sentaba y
conversaba con ellos y oía sus historias y escuchaba los
relatos de lo que tenían en su vida: familia, bienes y
goces. De la misma forma, compartía con la gente sencilla
que lo rodeaba, lo cual lo diferenciaba de lo que solían
hacer los mismos militares de alto rango para la
época.

"Las condiciones de Jefe Militar y de
conductor político de Zamora fueron indiscutibles hasta el
momento de muerte. Con los soldados convivía,
<<comiendo su rancho y haciendo junto a ellos todo lo que
hace un hombre de tropa>> y hasta ocupándose de los
miles de problemas personales de un soldado en
campaña".
(BRITO FIGUEROA: 2002-b; 92).

Gracias a esta manera de ser, Zamora con el
tiempo comenzó a tomar conciencia muy realista de la vida
de sus soldados, la cual se tradujo en que sus órdenes
militares, como General en Jefe de los Ejércitos
Revolucionarios, no fueran excedidas ni incoherentes y mucho
menos personales, ya que para la época era común
ver como los militares en Venezuela, valiéndose de su
rango, explotaban a sus subordinados como mismos
esclavos.

Incluso, Zamora iba más allá
cuando asumía las mismas actividades de sus subordinados
sin ningún resquemor. Por ejemplo, uno de los rasgos
más curiosos de Ezequiel Zamora era que en las
mañanas o en las batallas u otras ocasiones oportunas,
tomaba el clarín o la corneta de la tropa y él
mismo lanzaba los trinos musicales hacia los soldados. Vale decir
que cuando Zamora tocaba la trompeta en plena batalla sus hombres
cobraban un vigor valeroso que aumentaba su ánimo. Y
cuando no usaba el clarín animaba de viva voz y casi hasta
el cansancio a sus soldados valiéndose de una alta fuerza
moral que anhelaba compartir con todos.

"Las cornetas del general no trabajan
mucho, ya que el <<cabo zamora>> en los combates y
marchas, él mismo arrebata el reluciente instrumento
metálico, y lanza al aire en vibrante sonidos los
diferentes toques marciales que sus batallones reconocen con la
seguridad de estar recibiendo las órdenes para el ataque
victorioso
". (MARTÍNEZ GALINDO: 2001; 19,
20).

"Ante esta recia avalancha de los
federales, el comandante constitucional Ramos, ordenó a
José Antonio Rubín organizar las divisiones que no
habían combatido. Volvió la lucha como un fantasma
desbocado hacía la media noche, en el bosque Bostero. Las
divisiones del general Zamora y las del general Falcón,
parecerían manadas de centauros envueltos en
ráfagas de fuego. El clarín tocado por el mismo
Zamora, infundió poderosos ánimos, que llegaron con
fuerza y seguridad a todos los soldados
." (IZAGUIRRE
RAMÍREZ: 2001; 53).

"–Así es mi general,
mañana acabaremos con los que han sido infieles y
anticompatriotas, con aquel inigualable legado que nos dejaron
nuestros héroes. – Zamora cuando escuchaba
algún oficial p soldado de su ejército proferir tan
certeras verdades, inflaba el pecho como un pisco llanero y
zapateaba duro diciendo: – ¡Estos son mis oficiales
carajo!, e inmediatamente se les acercaba y les daba un
apretón fuerte de manos o un golpecito suave en uno de los
hombros."
(IZAGUIRRE RAMÍREZ: 2001; 47).

"Muchas veces, en los momentos de mayor
peligro saltaba delante y arrebataba la corneta al
volantín y él mismo impartía las
órdenes de ataque. Con respecto a sus oficiales trataba de
mantener las más fraternales relaciones, y no vacilaba en
dar explicaciones cuando sobrevenían diferencias, como
ocurrió varias veces con José Desiderio
Trías
.". (BRITO FIGUEROA: 2002-b; 92).

3.- LAS
COSTUMBRES DE ZAMORA ANTES DE LA BATALLA

Ya para 1859, probablemente, Ezequiel
Zamora llevaba más de 400 enfrentamientos armados o
batallas contra el enemigo a cuestas, sin contar las breves
escaramuzas armadas en donde participó. La gran
experiencia que adquirió como estratega militar no se
comparaba con su serenidad a la hora de ir a la batalla. En
efecto, mientras que sus soldados (la mayoría menores de
20 años) luchaban contra las agobiantes expectativas de la
próxima lucha, Zamora estaba preparado emocionalmente para
ese reto. La costumbre de lanzarse en armas tan seguidamente lo
había transportado a un nivel superior en
comparación con casi todo el resto de su cuerpo militar, a
excepción de los otros oficiales, igualmente,
experimentados. Tanto así era el estado de control y poco
nerviosismo de Zamora que el llego a establecer una rutina de
batalla, un rito previo de muerte.

Se tiene conocimiento que Ezequiel Zamora
tenía como mínimo 5 pasos a seguir antes de ir a su
caballo, a su montura, para luego encaminarse al sitio desde
donde dirigiría e impartiría las órdenes del
enfrentamiento armado. Los pasos no eran subsecuentes y, de
alguna u otra forma, se alternaban indiferentemente. Por ejemplo,
entre esos pasos estaba el colocarse un pañuelo rojo en
alguna parte de su cuerpo (el brazo o el cuello, no hay fuetes
que indiquen un sitio en particular); dos, ajustarse una insignia
(amarilla) del movimiento liberal o de la bandera de Venezuela en
su ropaje (incluso ambos); tres, ponerse un quepis; cuatro, ir a
una iglesia (sea de campaña o no); y quinto, colocarse una
serie de flores amarillas que el mismo cogía de los
alrededores del campamento para colocar en su
sombrero.

"El color amarillo tiene sentido
revolucionario en el pasado histórico venezolano. En 1797
José María España y Manuel Gual al incluir
una franja amarilla en su bandera, señalaban que ese color
representaba a los pardos y mestizos. En la bandera ideada por
Francisco de Miranda el amarillo tiene el mismo significado. En
la guerra de independencia, las tropas republicanas
continúan usando el amarillo para significar el contenido
popular de la lucha por la emancipación. No es
extraño que el movimiento liberal utilizara la bandera
amarilla. Ezequiel Zamora consideraba que el color amarillo no
simbolizaba con exactitud las aspiraciones campesinas. A
él le gustaba el rojo, y por eso usó siempre un
gran pañuelo de ese color, y en conversaciones se
manifestó partidario de que la bandera amarilla se
sustituyera por una bandera roja con una pequeña estrella
amarilla, pero los godos ya se habían robado ese color que
tenía las simpatías de Zamora. (…) En 1846
la bandera de Zamora era amarilla, con la consigna
Elección Popular, principio alternativo, horror a la
oligarquía, bordada en hilo de plata y una orla roja."
(BRITO FIGUEROA: 2002-a; 129).

"Zamora acostumbraba usar un quepas
encima del sombrero, lo cual le distinguía a corta
distancia
". (PÉREZ ARCAY: 2000; 135).

"Zamora volvió a su nerviosa
actividad, se le vio ir donde el portaestandarte, tomar la
bandera amarilla, bajar del caballo y entrar en un jardín
cercano donde, como en Santa Inés, buscó flores
amarillas y con ellas volvió a adornar el quepis que
llevaba encima del sombrero
". (MARTÍNEZ GALINDO:
2001; 106).

"Al llegar hasta el final de la calle,
vinieron a buscarlo varios jóvenes que conducían un
largo y misterioso landó, adornado a los lados con la
diminutas flores amarillas que él acostumbraba llevar en
el kepis cuando iniciaba una batalla … pero las flores
estaban marchitas y no olían a canela ni a
anís…"
(IZAGUIRRE RAMÍREZ: 2001; 57,
58).

"Ese día el general iba vestido
con su traje azul de guerra y sus altas botas de cuero. Llevaba
puesto el kepis que representaba a sus hermanos militares, y el
sombrero de cogollo a sus compañeros de lucha civiles y al
pueblo en general. Le bordeaba una primorosa bandera con los
colores de la República de Venezuela, y otra de color
amarillo pendiendo del hombro derecho, que representaba el color
del Partido Liberal. Ese día al salir de la iglesia de
campaña, se dejó colocar en el kepis por el indio
taumaturgo unas llamativas flores amarillas, que olían a
incienso, a canela y anís…".
(IZAGUIRRE
RAMÍREZ: 2001; 49).

Cada uno de estos temas poseía un
profundo significado simbólico para la época. En la
mitad del siglo XIX toda Latinoamérica se encontraba bajo
la influencia del romanticismo europeo de principios de siglo, de
tal manera que la exhibición de los símbolos por
parte de Zamora en la batalla exponía la voluntad humana
en su sentido más trascendental e introspectivo y no, como
es ahora, en su sentido más efectista y extrospectivo,
propio de la era postindustrial.

4.- EZEQUIEL
ZAMORA: ¿MILITAR O COMERCIANTE AL HACER LA
GUERRA?

Para la historia y para todos los
estudiosos de la vida de Ezequiel Zamora, sin duda, él era
un único e incomparable estratega militar. Uno de los
más admirados militares venezolanos en toda su historia.
Sus pericias en los campos de batalla y en el comando de las
tropas contra sus enemigos no dejan ni siquiera especular sobre
su increíble capacidad de mando. Esta
característica ha sido tan impresionante y tan estudiada
que no es de extrañar que la mayoría de los
escritos existentes acerca de su vida traten sobre ese aspecto,
es decir, el carácter y la personalidad militar de Zamora,
incluso, también, dentro de esos escritos, la batalla de
Santa Inés es un asunto de tanta proeza que se estudia
tanto acá en Venezuela como en otros países del
mundo como ejemplo perfecto de un ataque militar exquisitamente
planificado.

No obstante, Ezequiel Zamora era mucho
más que la suma de sus partes. No era un simple militar
casado con su causa. De hecho, hay un aspecto singular sobre la
usanza de la acción militar de Zamora que merece
consideración. Nos referimos a la experiencia como
comerciante y empresario que tuvo Zamora antes de estar
inmiscuido en las pugnas políticas y
castrenses.

"Para 1838 Ezequiel Zamora
residía en Villa de Cura, donde principió la
carrera del comercio, ya como dependiente, ya como socio
industrial, y por último establecido por su cuenta y
apoyado en su negocio mercantil por otro pecuario en los puebles
de Guárico (…) En 1845 se hallaba Ezequiel Zamora
como hemos visto, ocupado en su negocio mercantil, extraño
a toda política, a tiempo
". (LANDAETA ROSALES: 1961;
38, 39).

Desde su juventud Zamora combino su inicial
educación con el arreo de ganado. Con posteridad, Zamora
comenzó a comercializar ganado y al tiempo, ya para 1846
era un floreciente comerciante en Villa de Cura. Durante
más de 14 años, dos años más de lo
dedicado a la lucha por la libertad (12 años), Zamora
estableció (a su manera) principios de
administración cuando se dispone de precarios recursos y
bienes económicos en tiempos de terrible austeridad. Para
los años de 1830 y 1840 los parajes del centro del
país estuvieron marcados socialmente por la gran pobreza,
el hurto, el pillaje, la traición, entre otros, lo cual
hacía muy difícil prosperar económicamente
en ese contexto, no obstante, Zamora lo logró.

Esta cualidad nos hace suponer que la
experiencia de comerciante que obtuvo en esos años fue
pieza clave para la administración de los escasos recursos
que recibía durante la Guerra Federal para dar sustento a
más de 20000 almas guerreras que lo seguían y a los
cuales se debía alimentar, vestir, atender, pagar y
resguardar de enfermedades u heridas.

"El estudio individual, las lecturas,
las pláticas y discusiones con José María
García determinan que la intuición de los problemas
sociales se transforme en Zamora en profundo ideal
democrático e igualitario. Desde aquellos años de
anárquica formación, combinando el estudio con el
arreo de ganado, data la admiración por figuras
revolucionarias (…) A los pocos meses de actividad como
comprador y vendedor de ganado, Ezequiel Zamora se establece, con
dinero obtenido en préstamo de Juan Gáspers, en
Villa de Cura con una modesta casa de víveres
".
(BRITO FIGUEROA: 2002-a; 8).

"… Cuarenta y tres años
presenciando su frustración, su resignación ante
los abusos y las promesas incumplidas, ante la presión de
los caudillos, las muertes de mengua en los caminos y la dura ley
de los godos, tal como he podido palpar desde el comienzo, cuando
me inicié como negociante de ganado y pulpero en los
Valles de Aragua
". LEÓN TAPIA: 2004; 17).

En la Guerra Federal (1859) la necesidad de
mantener en buen estado a las tropas revolucionarias era
imprescindible, como requisito básico, para aspirar a la
victoria. Pero como Venezuela se encontraba desolada y
empobrecida, sólo una buena administración de los
precarios recursos podría ser la respuesta. La historia
nos indica que las campañas exitosas de todo el año
de 1859 por parte de las fuerzas revolucionarias de Zamora fueron
eso, exitosas, por la peculiaridad de que Zamora, ahora en
condición de General en Jefe de los Ejércitos
Federales de la República, recibía y daba una justa
y sincera y acomedida distribución de los recursos que
disponía en función de su experiencia (BRITO
FIGUEROA: 2002-b, 92). El Ejército Central, por su parte,
tenía problemas similares en cuanto al bienestar de sus
tropas, pero los recursos que poseían superaban con creces
el total de los recursos de sus enemigos. No obstante, aún
así, el ejército central no comenzó a tener
éxitos sino cuando Zamora muere y con él, la
administración que ofrecía. Sin duda, un hombre
triplemente importante para la causa revolucionaria: el
revolucionario, el militar y el administrador.

"Al general Zamora se le olvidó
por los momentos los problemas que iba a solucionar en San
Carlos, y comerciante al fin, le encantó el planteamiento
que le hacía el Licenciado. -¡Carámba
Licenciado Martínez!., hombres como usted vamos a
necesitar para echar a andar esta patria, rica y próspera
pero mal gerenciada…"
(IZAGUIRRE RAMÍREZ:
2001; 63).

5.- EZEQUIEL
ZAMORA: ¿EL DEPORTISTA?

Aunque faltaban apenas unos decenios de
años para que se inaugurara la primera olimpiada de la
historia moderna del hombre, ya para mediados del siglo XIX las
ideas en pos de la salud y bienestar del cuerpo humano
cundían tímidamente por el planeta. Para la
época, la prosperidad del cuerpo humano dependía de
la sana alimentación y la bienaventuradas actividades del
quehacer del día a día, sin embargo, en la vida de
Ezequiel Zamora esto no era una sencilla realidad nada
más, de hecho, él hacía no sólo
ejercicios de manera reiterada, sino que incluso, tenía
una guía que le informaba cómo mantenerse en
forma[1]

"De pronto recordó cuando le
celebraron sus dieciochos años (…) Su madre y su
hermana Carlota le festejaron su aniversario en medio de una
algarabía de risas y emoción. Desde tempranas horas
de la tarde empezaron a llegar sus amigos para obsequiarle
regalos, títeres y canciones. El catire Cáspers, su
cuñado, esposo de Paula, como así lo llamaba
Ezequiel, le agasajó una colección de libros sobre
la revolución francesa. Los jóvenes Manuel
María Echeandía y Carlos Dávila, le
obsequiaron una guía de ejercicios corporales que trataba
de lucha, carreras y equitación; (deportes favoritos y que
los practicaba con rigurosa disciplina)".
(IZAGUIRRE
RAMÍREZ: 2001; 14).

"Para esta época se le describe
como hombre de proverbial sobriedad (…) Es muy aficionado
al baile y a la caza, a los ejercicios corporales, especialmente
la lucha, la natación, la carrera y la equitación;
camina leguas a pies y trepa montañas sin fatigarse
".
(BRITO FIGUEROA: 2002-a; 8).

Finalmente, es preciso informar que hasta
donde se conoce, la época en que Ezequiel Zamora
hacía ejercicio con mayor dedicación fue antes de
1847. A partir de ese año, las actividades deportivas
fueron quedando atrás debido a las nuevas
responsabilidades políticas y militares que iba asumiendo
en razón de la libertad del país, las cuales, por
su naturaleza quitaban mucho tiempo.

6.- LOS HIJOS DE
EZEQUIEL ZAMORA

Uno de los aspectos más discutidos
acerca de la vida de Ezequiel Zamora es la cuestión de si
él dejo o no descendencia. Si bien se sabe que en su vida
adoptó a varios hijos cuando se casó con
Estéfana Falcón el 04 de Julio de 1856 en San
Bartolomé de Macuto (donde tampoco existe un acuerdo con
respecto al número preciso de hijos adoptados),
sólo hay rumores acerca de un posible hijo natural, el
cual, aunque no sobrevivió sino tres meses, abre un mar de
conjeturas sobre este tema. Estéfana de Falcón,
hermana de Juan Crisóstomo Falcón (líder
revolucionario liberal) y viuda del ciudadano venezolano de
origen español José Benito Diez, según el
libro de Federico Brito Figueroa, tenía sólo tres
hijos, los cuales adoptó Zamora: "y de sus hijos
adoptivos Antonia, Julio y Justiniano, a quienes ama como hijos
de su propia sangre y a quienes termina de educar y formar
"
(BRITO FIGUEROA: 2002-a; 120, 121), pero más adelante en
su obra, indica que Ezequiel Zamora era padre adoptivo de dos de
ellos nada más[2]sin dar mayores
informaciones: "como tampoco a sus dos hijos adoptivos"
(BRITO FIGUEROA: 2002-b; 71). Ahora bien, en el libro de
José León Tapia, se especifica que Ezequiel Zamora
tuvo un hijo con Bibiana González[3]el cual
recibió como nombre Nicolás al cual, al menos,
llegó a bautizar antes de su prematura muerte de 3
meses.

"Luego de cumplir este compromiso,
regresé a La Villa para bautizar al único hijo que
me ha dado el destino. Nicolás, el hijo de mi amor con
Viviana González, aquella muchacha campesina, morena y
delicada, que se me entregó en su rancho mientras me
andaban persiguiendo
". (LEÓN TAPIA: 2004;
36).

Igualmente, en dicho libro se informa que
son diez los hijos que adoptó con Estéfana, una vez
que José Benito Diez falleció. Sin embargo, esto
puede ser una breve confusión entre el apellido del padre
original y el número de hijos que dejó.

"Ésta ha sido la mayor
desilusión de mi vida porque con Estéfana, en mi
casa coriana, no he logrado tener hijos propios. Tengo los de
ella, esos muchachos, diez que dejó huérfanos
José Benito y que yo he criado como míos, luego de
casarme con la viuda."
(LEÓN TAPIA: 2004; 36,
37).

Y aunque hoy se desconozca sobre la
descendencia de este líder y prócer venezolano vale
recordar la siguiente cita en torno a su persona y este peculiar
tema en su vida:

"… y así debía
ser, para que se cumpliera la ley natural <<los hombres que
se elevan por sobre el nivel común de los demás,
pocas veces tienen sucesores para poderse destacar su nombre ante
la historia, solos, como lo merecen>>".
(LANDAETA
ROSALES: 1961; 71).

7.- EL HOMBRE Y
SUS CREENCIAS

Los escasos relatos de aquellas personas
que conocían de cerca a Ezequiel Zamora dejan en claro que
era un hombre muy religioso, cristiano de bienaventurada fe y, a
la vez, creyente de los augurios del destino, es decir, creyente
de las fuerzas místicas y, por antonomasia, supersticioso.
Se comenta que hubo la oportunidad en que Zamora llego a prometer
la construcción de una Iglesia a un párroco e,
inclusive, realizaba ofrendas florales y, se dice, era usual que
tomara la palabra en el púlpito para dirigirse a sus
conciudadanos.

"Poco antes de romperse los fuegos
entró Zamora a la Iglesia, que está aún en
el mismo sitio, y ofreció al Altísimo construir un
templo más grande en aquella aldea, si se conseguía
la victoria sobre sus enemigos
". (MARTÍNEZ GALINDO:
2001; 46).

Sin embargo, sus relaciones con los
eclesiásticos no del todo eran entregadas o de plena gana.
El sospechaba de los curas que no apoyaban la causa del pueblo y
sólo favorecían los intereses de los
oligarcas.

"Me hacen suspirar los recuerdos de
esos primeros tiempos, cuando hasta en los púlpitos de las
iglesias les hablaba a la gente y fue mucho el curita de olla que
nos dio protección, a pesar de que eran tan miserables
como los demás.

Por eso tampoco los olvidaré
porque es hermoso eso de tener a Cristo en el corazón. El
Cristo de los pobres, de los perseguidos, de los abandonados,
ése que se identifica con nosotros entre las penas y el
dolor.

Y es ese Cristo redentor a quien
representan esos curitas de aldea, tan alejados de sus obispos
gordos y poderosos, y tan cerca del verdadero
Dios.

Uno de ellos es Simón Pedro
Ramírez, cura de Morrones, quien peleó a nuestro
lado en Santa Inés. Disparaba con la mano izquierda y
bendecía a los moribundos con la derecha, hundido en los
barriales del matorral
". (LEÓN TAPIA: 2004;
22).

Otras veces, aceptaba de buena gana las
ayudas económicas de las parroquias, pero se negaba a
aceptarlos cuando estaba al tanto que esos recursos
económicos iban ya predestinados para otras caridades
más importantes que la Guerra federal, por ejemplo, la
construcción de una Iglesia.

"Y se negó a recibir $ 1000
pesos más, que le ofreció el curo parroquial de San
Felipe, <<porque ese dinero estaba destinado a la
construcción de iglesia ciudad>>".(
BRITO
FIGUEROA: 2002-b; 35).

De la cara supersticiosa de Zamora poco se
sabe, sin embargo, aparentemente, se cree que alrededor de
él existía un hombre de confianza que le explicaba
sus sueños y el significado de los sucesos. Este hombre
para Zamora, así como cualquier otro que comentara algo
parecido o de interés para el General, podía
influir no notablemente en el pensamiento y disolución de
los problemas de Zamora, pero indefectiblemente si
influía.

"En ese momento el general Zamora se
despertó todo sudado y atribulado, llamando al indio
desesperadamente. Cuando el misterioso personaje llegó,
vio al general sentado en el orillo del catre con cara de
preocupación. Pero más cara de preocupación
puso él, cuando se enteró lo que había
soñado el general…

Conocedor de las cosas místicas
e inexplicables, y con un diáfano olfato que vislumbraba
lo que podía suceder en los próximos días,
recomendó al general quedarse en Barinas y descasar,
mientras pasaban los odios que había dejado la
batalla.

El general Zamora lo escuchaba
atentamente como siempre lo había hecho, y al marcharse el
indio, entró en profunda duda sobre el plan que
tenía de ir a Cojedes
". (IZAGUIRRE RAMÍREZ:
2001; 58, 59).

8.- ZAMORA EN LA
CARCEL

Pocas personas están al tanto que en
1847 Ezequiel Zamora se le privó la libertad por un crimen
que se le imputó y, por el cual, luego fue juzgado y
condenado a la pena capital. Durante 7 meses estuvo engrillado y
sometido por el Estado oligarca venezolano hasta que José
Tadeo Monagas le conmutó la pena y un ardid de sus amigos,
familiares y camaradas le permitieron escapar de la
cárcel.

Zamora es hecho prisionero (oficialmente)
el 26 de Marzo de 1847 y se le entrega a la justicia ordinaria
para ser juzgado como conspirador a mano armada, por la muerte de
José Rosario Villasmil (quien cayó en batalla) y
Andrés Fuentes (quién fue brutalmente asesinado por
el caudillo revolucionario Francisco José Rangel).
Igualmente, con su detención la insurrección
campesina de 1846 llegó prácticamente a su fin. Fue
derrotada después de una guerra civil de seis meses, que
conmovió hasta sus cimientos la República
Oligárquica.

"Eso no lo olvidaré
jamás, como tampoco podré olvidar esa primera noche
de calabozo que marcaría mi existencia, porque esa noche
comencé a soñar con la revolución armada que
hoy estoy conduciendo hacia la victoria.

Desde entonces estoy más unido
que nunca con los esclavos, manumisos, campesinos endeudados,
ésos que pagan con fichas en las haciendas, con todo aquel
a quien toca la injusticia para hacerme temblar de
ira.

Al salir de la cárcel ya era un
hombre diferente, no me interesaban los negocios para subsistir,
sólo me interesaba la manera de hacer la guerra y comenzar
una revolución
". (LEÓN TAPIA: 2004;
19).

Zamora fue detenido el 16 de marzo, luego
de ser atrapado cuando huía de un malogrado encuentro
militar y mejoraba del tifus que había contraído en
las batallas en las riberas del Rió Juana
Caliente.

"El mismo día, <<como a
las doce de la noche en pie del cerro Juana Caliente, situado
entre bocas los ríos Caliente y Palambra fue capturado
Ezequiel Zamora>
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a;
68).

Al determinarse su verdadera identidad diez
días después, se inicia el juicio en Villa de Cura
que desde un principio ya estaba definido por parte de las
fuerzas oligarcas. La madre de Zamora estuvo activamente presente
en el proceso y las cartas que ella dirigió al presidente
José Tadeo Monagas, especialmente días
después que Zamora es trasladado a Maracay porque se
temía que las fuerzas garrilleras lo liberarán,
fueron pieza clave para la conmutación de la pena
(05-11-1847). Esto se debió a que el: "general
José Tadeo Monagas, presidente de la república
impuesto por el Congreso godo, pero quien reaccionaría
durante los primeros años de su gestión
administrativa contra la política de sangre y fuego
implantada por lo oligarcas
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a;
94).

Paula Correa en Villa de Cura
facilitó la movilización popular en pro de la
salvación e la vida de Zamora y una vez obtenido el
salvoconducto de Monagas, ella como tantos otros tramaron un plan
para hacerlo escapar, porque ahora con su traslado a San Carlos,
la muerte tarde o temprano, igualmente, le
llegaría.

"El pueblo venezolano celebró
jubilosamente la evasión de Ezequiel Zamora, lo
consideró un triunfo suyo y una derrota para la
oligarquía, el colorario de una lucha de meses para salvar
la vida de un hombre que tanto en la lucha
político-electoral como con las armas en la mano
había demostrado estar más cerca de sus intereses.
El pueblo venezolano, para quien el valor personal es una de las
condiciones básicas del dirigente político,
descartó definitivamente a los pretendidos caudillos
liberales que no supieron jugarse la cabeza en defensa del
ideario que con tanto escándalo pregonaban, y
consideró desde aquel momento como su caudillo nato a
Ezequiel Zamora
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a; 104).

Zamora, luego en el anonimato, pasó
pocos meses ocultos en la Guairita y el Hatillo, porque en Enero
de 1848, José Tadeo Monagas emitió un decreto
absolutorio en donde otorgaba el perdón a todos los
revolucionarios y detallaba su ruptura con la
oligarquía.

"El 24 de Enero de 1848, el pueblo de
Caracas, aprovechando la ruptura entre el presidente José
Tadeo Monagas y la oligarquía caraqueña
disolvió el Congreso Nacional, y Ezequiel Zamora fue
incorporado a las fuerzas armadas nacionales
". (BRITO
FIGUEROA: 2002-a; 106).

"Después de los acontecimientos
del 24 de enero de 1848 en el Congreso, el mismo general
José Tadeo Monagas, Presidente de la República y
Jefe del Partido Liberal, con facultades legislativas
expidió una amnistía general para todos los delitos
políticos, de elecciones y de imprenta, y Zamora, como
otros tantos, quedó exento de toda culpa y pena
".
(LANDAETA ROSALES: 1961; 46, 47).

Durante el tiempo que Ezequiel Zamora
estuvo detenido se conoce en que circunstancias se encontraba. Se
sabe que pasaba tiempo utilizando grilletes, postrado en el piso
(probablemente), comiendo malsana comida, aunque de vez en cuando
podía recibir visitas. (BRITO FIGUEROA: 2002-a; 102,
103).

9.- LOS PLACERES
DE ZAMORA: BEBIDAS, TÍTERES, BARAJAS,
TABACO, CIGARROS,
AJEDRÉZ, Y EL JOROPO

Los relatos históricos nos indican
que Ezequiel Zamora era un hombre de ocasión. Aunque sus
amistades lo veían como un hombre "conservador" o como un
hombre austero "hasta la exageración", Zamora,
como cualquier otro hombre, tan sólo disfrutaba del
servicialismo de las ocasiones sociales en las que participaba.
Si estaba en una fiesta, él actuaba y participaba como un
sobrio invitado; y si celebraba con sus tropas algún
triunfo, el celebraba como lo indicaba su puesto: como un general
conciente de su rango.

"Zamora estaba reunido con el estado
mayor, exponiendo sus planes y preparando la asamblea popular,
que <<debe reunirse en la plazoleta de villa para
elegir>> el gobierno provisional de la revolución, a
nivel cantonal. Zamora es austero hasta la exageración, en
tanto los soldados que no están de guardia celebran
ruidosamente la victoria, cantan y bailan; él se contenta
con <<saborear un pedazo de apetitosa carne a la llanera y
tomar pocillo café cerrero con ron>>".
(BRITO
FIGUEROA: 2002-b; 37).

Igualmente, se dice que Zamora era un
hombre que bebía pero con discreción y que de una u
otra forma, degustaba el tomar café en las mañanas,
comer yuca y carne como era habitual para la época al
mediodía o en las noches.

"Las copas chocaban sutilmente en la
mesa del comedor; Zamora embebido en alegría y felicidad,
pues era discreto al tomar…". (
IZAGUIRRE RAMÍREZ:
2001; 65).

"Cayendo la tarde y regalando
éstos llamativos arreboles con fulgurantes destellos tan
rojos como el coral, comieron, bebieron y saborearon la deliciosa
guarapita con aguardiente elaborada por la negra
Concepción
". (IZAGUIRRE RAMÍREZ: 2001;
17).

"Zamora conociéndola como la
palma de su mano y antes de que siguiera hablando le dijo: – Esta
noche quisiera compartir un rato con mi gente, tomarnos un
aguardiente y comer yuca con carne asada
". (IZAGUIRRE
RAMÍREZ: 2001; 8).

"La esposa de licenciado saludó
con efusión a Zamora y su comitiva, y los jovencitos con
una inigualable decencia, estrecharon la mano a cada uno de los
generales. Luego pasaron a un amplio salón, donde les
obsequiaron un exquisito licor casero de fabricación
casera
". (IZAGUIRRE RAMÍREZ: 2001; 63).

"Asaron carne en vara e hirvieron yuca,
brindando con ron y festejando la victoria, entre risas,
emociones y canciones…".
(IZAGUIRRE RAMÍREZ:
2001; 57).

Por otro lado, se conoce que Ezequiel
Zamora tenía un curioso goce por ver las exhibiciones y
presentaciones de títeres animados escenificando diversos
temas, en especial, aquellos que rememoraban la guerra de
independencia o aquellos que evocaban pasajes del folklore
venezolano.

"Todos los amigos allegados a la
familia, se esmeraron en ofrecer lo mejor, tanto en regalos,
comida, bebida y alegre música llanera, como en diferentes
diversiones relacionadas con cuentos y titiriteros escenificando
sucesos del folklor popular (…) Zamora (…)
seguía cada movimiento de los titiriteros con profunda
observación
". (IZAGUIRRE RAMÍREZ: 2001;
15).

También se sabe que Zamora jugaba
cartas. Él sabía jugar el Tute y Caída y,
muy usualmente, se entretenía con esos juegos propios de
Venezuela y de la baraja española en horas de encuentro
con sus familiares, camaradas y soldados.

"… en Turmero, obtuvieron con el
general Santiago Mariño, una carta de recomendación
para el alcaide, la cual les permitió obtener permiso para
visitar al preso
–Ezequiel Zamora – en su
condición de familiares; el alcaide permitió que
almorzaran con el preso y hasta que jugaran algunas partidas de
tute y caída, sobre la base de entretenerlo un poco y
consolarlo del penoso viaje y del tremendo castigo que le
esperaba
". (BRITO FIGUEROA: 2002-a; 101).

A la par, Ezequiel Zamora en sus reuniones
con otros oficiales podía compartir algo de tabaco para
mascar o, inclusive, fumar un cigarro con ellos. Éstos
últimos no poseían cigarrillos acabados y su
preparación era muy rudimentaria.

"… el nieto de La Tiñosa
adulaba a Ezequiel hasta más no poder, sabía de sus
gustos y le ofrecía vino Oporto, tabaco capadare y
café volón, pero nuestro Ezequiel se limitaba a
mirarlo de reojo, como hace siempre cuando duda, apenas
mordizqueaba un bizcochuelo, cuando no saboreaba una mascada de
tabaco holandés y luego escupía a los pies del
nieto de La Tiñosa, que aspiraba a ser águila, pero
no llega ni a zamuro
…". (BRITO FIGUEROA: 2002-b;
68).

"En su inquietud se levantó,
caminó hasta la ribera del río, se acercó al
sargento de guardia insomne, le encendió un cigarrillo
calladamente, miró a todas partes como buscando algo y
regresó sin pronunciar palabra a su lecho en el
arenal
". (LEÓN TAPIA: 2004; 49).

Seguidamente, se sabe que Ezequiel Zamora
en sus horas vespertinas no perdía el tiempo y se
ponía a jugar ajedrez. Este juego que es de estrategia
militar lo ayudó, seguramente, a tener conciencia de las
decisiones que tomaba y de sus repercusiones:

Partes: 1, 2, 3

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