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La sanidad divina: praxis y significación religiosa en la cultura popular



  1. La Sanidad Divina:
    significado y praxis
    mágico-religiosa
  2. Cultura popular y
    sanidad divina
  3. Bibliografía
    mínima consultada

La Sanidad
Divina: significado y
praxis
mágico-religiosa

Sin lugar a dudas, en los últimos años, el
estudio de los fenómenos religiosos en Cuba se ha
incrementado, influenciado por el avivamiento religioso sufrido
en la isla luego de la caída del campo socialista, la
desaparición de la URSS en la década del 90 del
pasado siglo XX y la sucesión de otros hechos
históricos, que devinieron en una crisis civilizatoria a
causa de la inestabilidad económica, política y
social que encerró no sólo a Cuba, sino a todo el
mundo.

A pesar de los estudios llevados a cabo, desde las
diferentes aristas disciplinarias y epistemológicas
socioculturales, acerca del tema religioso ningún
investigador ha tratado con sitematicidad el tema de la Sanidad
Divina en el movimiento pentecostal, aunque sí se han
escritos artículos y trabajos sobre la sanidad en
diferentes sistemas religiosos como el chamanismo y el
judaísmo y sus implicaciones dentro del cristianismo, por
ser este último, heredero directo de parte de su sistema
dogmático.

Cuando hablamos de sanidad nos viene a la mente la
curación de una enfermedad por cualquiera de las
vías tradicionales o no tradicionales. Aquí se
incluyen, desde la curación gracias a determinadas
prescripciones médicas hasta la visita a un curandero o
sanador popular, la sanación por el uso de la medicina
tradicional o alternativa, por el empleo de la oración en
iglesias históricas o por actos de "Sanidad Divina", que
forman parte de la expresión cúltica de algunas
denominaciones cristianas protestantes.

Para los cristianos, la razón por la cual existen
las enfermedades es lo que ellos denominan "pecado original";
este hecho bíblico es considerado por el cristianismo la
causa primaria de la muerte del hombre. Supuestamente el hombre
comió del árbol de la ciencia y no del de la vida,
o sea, que al cometer pecado por incitación de
Satanás el mismo no tuvo derecho a probar de dicho
árbol, pues estaba sentenciado a que si pecaba
moriría[1]De esta forma empezaron los
procesos de evolución regresiva del ser humano hacia la
muerte

No solamente en el cristianismo se ve la creencia en la
sanidad divina. Otras religiones con prácticas de sanidad
chamánicas presentan una fuerte creencia y se basan
fundamentalmente en ella. A estos sistemas religiosos se les
identifica con lo que es la curación, porque habitualmente
se han orientado y se han explicado de esa manera. Chamán
es el que cura problemas, normalmente de tipo físico, con
hierbas, con rezos, con cantos. En la selva hay muchos chamanes
que a través de sus rezos y de sus cantos ayudan a sanar
la enfermedad física de las personas que ante él
acuden. Otra característica fundamental del chamanismo es
la comunicación con el mundo etéreo
espiritual.

El Chamanismo es un fenómeno complejo y poco
conocido, el cual presenta un conjunto articulado de modos de
actuar cuya comprensión es inicialmente difícil. Su
origen es detectable en los grupos humanos, incluso antes de que
se desarrollara la escritura y se habitase en ciudades. Por otra
parte las prácticas de sanidad chamánicas son
más que una aportación prehistórica o
preliteraria a la curación de las enfermedades.

Generalmente los sistemas religiosos primarios
practicaban lo que algunos especialistas han llamado chamanismo
de autodescubrimiento.[2] Es de esa forma que un
número de importantes religiones tengan dentro de sus
dogmas características chamánicas.

Sin lugar a dudas podemos decir que la sanidad divina es
la recuperación de la salud perdida, por
intervención de Dios[3]Esta
definición se adecua a los objetivos de esta
investigación.

En el cristianismo existen dos principios: uno de estos
principios está en el Antiguo Testamento, con el pueblo de
la antigua Israel; el otro, en el Nuevo Testamento, con
Cristo.

En el Antiguo Testamento se declara:

"Y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová
tu Dios, e hicieres lo recto delante de sus ojos, y dieres
oído a sus mandamientos, y guardares todos sus estatutos,
ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te
enviaré a ti; porque yo soy Jehová tu sanador".
(Éxodo 15:26).

En la sociedad precristiana existía una estrecha
relación entre el pecado y la enfermedad. Esto determinaba
una analogía entre la cura y el perdón de los
pecados (Lc 5:23). Lo que creaba una ligazón entre el
pecado y la falta de salud, que abarcaba a la persona, a su
familia y a todo su entorno social.

En la Biblia, principalmente en el antiguo testamento,
la enfermedad era vista como castigo divino a causa del pecado
cometido por la persona o sus ancestros (2Cr 26: 16-20; 1S 5:6;
Jn 9:2) o por el incumplimiento o trasgresión de los
Mandamientos de la Ley de Dios (Lv 26:25; Dt 28: 21-22,
27-29).

Esta concepción está marcada por la
teología de la retribución, que está
presente en muchos textos bíblicos y todavía hoy
angustia a muchas personas, es muy simple: si usted está
bien es porque Dios lo está premiando, si está mal,
es castigo de Dios. Este castigo se traducía en pobreza,
enfermedad, deficiencia física o
mental.[4]

Teniendo en cuenta esta relación se ve que uno de
los modos principales de alcanzar la sanidad en aquellos tiempos
era la oración.

Para el pueblo judeo-cristiano Jehová es el
señor de la enfermedad y la curación. En el antiguo
testamento no existe diferenciación entre curación
natural y milagrosa, es por eso que entre el enfermo y Dios
debía mediar la oración para que el primero obtenga
el favor del segundo de forma mediata o inmediata. Ejemplo de
esto lo vemos en el caso del Rey David que "no busca
médico ni medicina, sino que ora y ayuna para obtener la
curación de su hijo enfermo (2Samuel 12: 15-23). Otros
ejemplos lo tenemos en Naamán (2Reyes 5: 15) y en varios
salmos que proclaman la importancia de la oración y el
"clamor a Dios" (Salmos 6; 37; 38; 40; 41; 87; 88).
[5]

La mayoría de los cristianos creen que Dios tiene
el poder para sanar todas sus dolencias físicas, si
así es su voluntad, y que la sanidad divina es uno de los
resultados del sacrificio de Cristo; pues "El llevó todas
nuestras enfermedades y sufrió nuestros dolores" (Isaias:
53:4). Es de esta forma que la sanidad del cuerpo se
efectúa a través de la combinación de la fe
del creyente y del poder del Nombre de Jesucristo que se invoca
sobre el enfermo. Jesucristo prometió que los que creyeran
en su nombre colocarían las manos sobre los enfermos y
éstos sanarían (Marcos 16:18).

Según La Biblia, Dios le dio al pueblo
judío todas las medidas a tomar en la ley, para que se
conservaran en salud, mediante la utilización de medios
humanos, o sea, un número de medidas higiénicas a
seguir. Entre estas medidas podemos ver: Cuarentena,
asepsias, higiene ambiental y aislamiento. 

Dentro del cristianismo generalmente existen personas
que suelen expresar: Dios es nuestro sanador, entonces
¿para qué tomar precauciones?  ¿Para
qué cuarentena o vacunas?  Por ejemplo, si hubiese un
leproso, no lo podría tocar  y si un extremista de
estos sabe que no lo puede tocar, pero lo toca, en consecuencia
se convertirá en leproso.  Si alguien dijera: Yo no
tomo ninguna medida higiénica, no me lavo las manos, ni me
baño, porque soy Hijo de Dios, Él me cuida. 
Indudablemente se enfermará.

La cuestión en cuanto a la intervención
divina en cuestiones de sanidad no sólo implica la
acción del ser sobrenatural o supranatural, sino el nivel
de autosugestión que debe alcanzar el creyente para lograr
dicha sanidad.

En el Nuevo testamento podemos encontrar un
número de pasajes bíblicos sobre Jesús y su
obra de sanidad (Mateo 4:23-24; Mateo 8:2-3; Mateo 8:6-7,13;
Mateo 8:14-15; Mateo 9:2, 5-7; Mateo 9:2022; Mateo 9:2730; Mateo
9:32-35; Mateo 12:22; Mateo 14:14; Mateo 15:30-31; Mateo 17:14,
15,18; Mateo 20:30-34; Mateo 21:14; Marcos 1:32-34; Marcos 3:1-5;
Marcos 3:10-11; Marcos 6:55-56; Marcos 8:22-25; Lucas 4:33-35;
Lucas 4:40-41; Lucas 6:17-19; Lucas 7:12-15; Lucas 7:21-22; Lucas
8:1-2; Lucas 13:10-13; Lucas 17:12-14; Juan 4:46-51; Juan
5:3-9).

Cultura popular y
sanidad divina

La forma popular de experimentar la religión
está particularmente condicionada por la cultura, tanto de
la clase hegemónica como de las clases dependientes o
sometidas. La relación entre religión y cultura
popular puede considerarse un caso particular en su mutua
interacción dialéctica.

En todas las culturas donde se vive una situación
donde la irrupción de lo sagrado adquiere una particular
intensidad, la religión ofrece a la cultura su
dimensión de profundidad vital. Tal sucede en las grandes
áreas culturales inspiradas por las grandes religiones del
Oriente, por el hinduismo o por el budismo, por el
judaísmo o por la del Islam. De la misma forma ocurre en
las naciones marcadas por el contacto profundo con el
cristianismo. A su vez, la cultura ofrece las formas expresivas
que hacen presente en la vida familiar y social los grandes
ideales y valores religiosos: la verdad absoluta, la belleza
sublime, la justicia incondicionada, la bondad
misericordiosa.

Además la cultura popular puede ofrecer formas
expresivas de la fe o de la esperanza religiosa, del
ethos de solidaridad y fraternidad, de la
búsqueda de reconciliación y paz a la misma
religiosidad o piedad. De este modo, han coexistido siempre con
la vida de la comunidad eclesial, como institución,
múltiples expresiones de fe y de la vivencia religiosa
popular, dotadas muchas veces de gran sinceridad religiosa y
autenticidad humana en su expresión de la confianza
creyente, así como de contenidos objetivos de la
fe. Con frecuencia, la vivencia religiosa se ha mezclado
íntimamente con las realidades culturales o sociales,
coloreando el lenguaje y el arte popular, la vida familiar y
comunitaria.

Las ciencias sociales contribuyeron al estudio y
delimitación de lo «popular» y a la totalidad
homogénea llamada «pueblo» (idealizados por
discursos en los que se cruzan el ensayismo social y la
política) y han propuesto la imagen de lo popular como
resultado de procesos de producción simbólica de
grupos subalternos en relación con otras clases sociales:
lo popular no tiene un carácter esencial y, siendo algo
inestable, supone una heterogeneidad que deriva tanto de sus
diversas raíces sociales como de las diferentes
situaciones históricas en que se produce (situaciones que
pueden incluir también lo que hoy conocemos a
través de la investigación de circuitos de
hibridación cultural y de dinámicas de
globalización). Es a partir de esto que no hablamos de una
cultura o culturas populares sino de una cultura producida por
grupos populares. [6]

La cultura popular es amplia y abarcadora, aunque se
defina en ocasiones con aspectos netamente regionales o locales.
La influencia de esta en la vida social de los pueblos es muy
vasta, incluso definitoria en la formación de la identidad
cultural de las naciones.

Teniendo en cuenta la relación existente entre
religión y sociedad, por andar estas unidas en el
transcurso de la historia de la humanidad, la primera ha aportado
un gran número de costumbres, que forman parte fundamental
del universo simbólico de los pueblos, donde la misma se
profesa.

Cuba no está exenta de esas costumbres heredadas
de la religión. La Iglesia Católica, principal
institución religiosa en la isla desde la
colonización hasta principios del siglo XX, aportó
un gran caudal de creencias heterodoxas que, junto a las donadas
por las religiones yoruba y conga, también fuertemente
presentes en el territorio nacional durante esa época ,
formaron lo que don Fernando Ortiz catalogó como "ajiaco
cultural".

La influencia de estas religiones en la cultura popular
se enmarcó principalmente en fiestas de santos, que con el
pasar de los años se han convertido en fiestas populares,
la creencia en brujas, güijes, entes demoníacos, que
son los causantes de disímiles infortunios y que
aún prevalecen fundamentalmente en el imaginario popular
de las zonas rurales de preferencia de ascendencia hispana, sin
descartar otras etnias.

Otro sistema religioso muy difundido también en
las zonas rurales, máxime en el oriente del país,
es el Espiritismo de Cordón. Este le ha aportado a la
cultura popular la creencia en espíritus, apariciones, mal
de ojos, que forman parte de las tradiciones
populares.

Para el siglo XX comienzan a fomentarse las iglesias
protestantes en la isla, aunque estaban presentes para el
año 1898[7]El universo simbólico de
estas denominaciones de nuevo tipo, que aparecen en el
archipiélago nacional, difiere en gran medida, con
respecto a la Iglesia Católica, que se encontraba ya
asentada en Cuba por más de 300 años. Estas
diferencias, sin embargo, son fundamentales, pues permitieron que
el protestantismo aportara nuevos matices al argot popular
cubano.

Entre las principales creencias religiosas difundidas
dentro de la cultura popular podemos encontrar la sanidad divina.
La mayoría las religiones que conforman el amplio espectro
religioso cubano, desde la católica, las africanas y
caribeñas, el espiritismo e incluso las religiones que han
aparecido en el ámbito nacional durante los últimos
años, como por ejemplo los judíos
mesiánicos, creen en la sanidad divina.

Los pueblos, desde sus inicios, han buscado en la
religión el aliciente a las penas que "consumen" sus
vidas. Todas ellas, en sus sistemas dogmáticos, hacen
hincapié en la búsqueda de un mundo perfecto y
sobrenatural, que ha sido llamado de diferentes formas:
Paraíso, Nirvana, Campos Elisios, Valhala… el que
es sinónimo de una paz espiritual y a veces física,
inalcanzable en el mundo terrenal a causa de los pecados
cometidos por el hombre.

En todas estas religiones la existencia de la sanidad
divina está dada por la presencia de enfermedades, que en
muchos casos, se consideran causas espirituales. Esto ha llevado
al hombre a buscar la sanidad no sólo a través de
las vías no religiosas, sino que se ha refugiado en la
religión para así poder lograrla.

Una de las prácticas de sanidad en la cultura
popular cubana es la utilización de la llamada medicina
verde o tradicional. Claro está que la elaboración
de muchos de los medicamentos alcanzados por esta vía
está exenta de las prácticas chamánicas que
las originaron. Algunas veces, teniendo en cuenta el contexto
socio religioso en que se lleve a cabo, sí son utilizados
rituales de iniciación chamánica, por ejemplo, el
ritual mágico religioso de iniciación de la Regla
Ocha, llamado popularmente "hacerse el santo", lleva
implícito la utilización de plantas medicinales y
en ciertas ocasiones el mismo rito es un acto de sanidad divina
por orden del santo protector de la persona iniciada.

También existen costumbres tomadas del
catolicismo e incluso de religiones más antiguas, que
formaron parte de la herencia mágico religiosa del
catolicismo primitivo, de utilizar amuletos o talismanes,
llamados por las religiones africanas "resguardos", para alejar
de las personas que los utilizan las enfermedades y los males que
los puedan atacar.

El pentecostalismo, desde sus inicios, ha mantenido una
estrecha relación entre su proceso de
evangelización y la práctica de la sanidad divina
en su liturgia y labor proselitista. Esto ha dado como resultado
que la población haga una asociación casi
involuntaria o instintiva entre sanidad y pentecostalismo,
incluso en su historia esta relación se ve muy
plasmada.

Por otro lado, también se hace hincapié en
la utilización de elementos atrayentes para la
población como puede ser la música y en especial el
carácter carismático presente en el líder
pentecostal con la utilización de experiencias
esotéricas y el ejercicio de un ministerio público
(predicación, sanación exorcismos, etc.) que
permite una mejor relación entre este y el grupo
consagrado.

Existe la certidumbre de la Sanidad Divina en la
mayoría de las religiones del mundo. Las
características de estas creencias están muy
relacionadas con el dogma de cada una de ellas. Por ejemplo, en
el islamismo la Sanidad Divina se ve a través del llamado
Camino Sufí, que le enseña a cada musulmán
el uso adecuado de dietas rigurosas y la utilización de
posturas respiratorias para mantener en armonía el cuerpo
con el espíritu y evitar de esa forma las enfermedades. La
creencia musulmana de la sanidad es contradictoria porque creen
en la existencia de Jesús pero como profeta, creen en los
milagros, pero no creen en él como el Mesías
prometido, al igual que los judíos. Tampoco creen en los
milagros como algo que pueda ser acometido por cualquier persona,
sino solamente por aquellos iniciadores del Camino Sufí a
los que Alá dio ese poder.

Por otra parte existen costumbres populares muy
arraigadas en nuestra cultura, que son una liga de
prácticas heterodoxas en las que se mezclan oraciones
cristianas con ritos chamánicos mágico-religiosos
con la utilización de ungüentos y brebajes de plantas
medicinales, que tienen como fin la sanidad, pero la misma al ser
alcanzada es identificada como obra de un ser espiritual
determinado.

La sanidad divina en el discurso y la liturgia
pentecostal.

El Pentecostalismo es un movimiento religioso que ocurre
dentro de las iglesias protestantes o evangélicas, que
puede tener sus orígenes en divisiones internas, en la
labor de misioneros o como una tendencia
autóctona.[8] También suele suceder
la aparición de denominaciones pentecostales
principalmente en la etapa sectaria de este
movimiento.

El pentecostalismo surge entonces de las entrañas
del Movimiento de Santidad, marcado por una teología
premilenarista y una liturgia avivadora, extremadamente
emocional, dado en lo esencial que su base social heredada,
estaba conformada por las masas de obreros empobrecidos, grupos
de inmigrantes, grupos raciales negros y un sector desarraigado
de la clase media que se vio desplazado por el elitismo del
Mainstream Protestantism.[9]

Las iglesias pentecostales se distinguen por las
siguientes características: El asumir parte medular en sus
creencias y prácticas el bautismo del Espíritu
Santo y la seguridad de la existencia del mismo a través
de sus dones, entre los que se encuentran el hablar en lenguas,
la profecía, la sanidad, entre otros.

El movimiento pentecostal es una de las experiencias
religiosas más importantes del siglo. Se trata, tanto de
un fenómeno socio-religioso mundial cuanto de un
movimiento alternativo en la vida y misión de la Iglesia
cristiana. El Pentecostalismo es, ante todo, un movimiento
religioso y no una "denominación" u organización
religiosa. Aunque existen comunidades religiosas autodenominadas
"pentecostales" y grupos religiosos conocidos como
"carismáticos" en el seno del catolicismo, es el
movimiento de lo Pentecostal lo que los dinamiza y produce sus
expresiones orgánicas y
visibles.[10]

Para los pentecostales, el Pentecostalismo es la
consecuencia religiosa y de fe de la Acción de Dios a
través del Espíritu Santo que irrumpió en
Pentecostés en el siglo I de la historia cristiana. (Luc
24:49) y se extendió de Oriente a
Occidente.[11]

Desde el punto de vista teológico, lo
pentecostal, en América Latina como en cualquier otro
país del mundo, es una experiencia religiosa de lo Divino.
Como experiencia religiosa, representa una prolongación
ritualizada del suceso pentecostal
originario.[12]

El pentecostalismo es, para otros, la expresión
religiosa de una determinada ética social y
económica. Sociólogos de la religión como el
brasileño Francisco Cartazo Romil y el
suizo-francés Jean Pierre Bastian, señalan que el
pentecostalismo es "la religión de las camadas pobres de
la sociedad" y se explica en la dinámica de las relaciones
sociales del modo de producción capitalista que le imprime
su sello a su condición de clase y a su
ideología.[13]

Según el teólogo Bernardo Campos, en el
culto pentecostal se da un proceso ascendente orientado a lograr
un "contacto con el cielo" por medio del éxtasis. De esa
forma el culto típicamente pentecostal es el espacio donde
se genera el éxtasis místico[14]y
comprende los siguientes momentos: cánticos,
oración de apertura, clausura del tiempo profano, etapas
de progresión mística, oración de cierre y
misión o extensión del tiempo sagrado sobre el
profano.[15]

Hay una variedad de "cultos" pentecostales. Los
más conocidos son el culto evangelístico, el culto
de oración, el culto dedicado a la enseñanza de la
Palabra de Dios, los cultos especiales(aniversario de la iglesia,
Navidad, Pascua, Pentecostés, Día de las Madres,
etc.), y el culto dominical central (evangelístico), entre
otros. Hay también cultos especiales de oración (de
un día, una semana, un mes continuo, con objetivos
específicos), cultos especiales de evangelización
(más conocidos como campañas evangelísticas
en la iglesia o al aire libre), cultos de alabanza y
adoración (incluye mensaje de la Biblia), cultos de
Bautismo y Santa Cena (eucaristía), cultos de
acción de gracia (culto fúnebre in
memorian
de alguna persona), cultos para la
dedicación o presentación de niños, cultos
de "sanidad divina", cultos de restauración espiritual
(reconciliación del converso) y , cultos de
liberación (de endemoniados), entre otros. Cada uno de
estos cultos procuran siempre ser extáticos, es decir,
carismáticos, con manifestacionesde los "ministerios",
"dones" y "operaciones" del
Espíritu.[16]

Para algunos líderes religiosos el
Pentecostalismo surgió desde el mismo momento en que el
Día del Pentecostés el Espíritu Santo
regresó a la tierra. Por otra parte, el investigador W.
Hollenweger afirma que los orígenes más primitivos
del Pentecostalismo están en el reavivamiento religioso
desarrollado por Wesley, fundador de la Iglesia Metodista en la
primera mitad del siglo XVIII. Para otros estudiosos fueron los
discípulos de Wesley en Estados Unidos, Juan Flitcher y
Josehp Benson, los iniciadores del movimiento a través de
sus experiencias de
santificación.[17]

Un siglo después, Charles Finney y Asa Maham
ayudarían en este sentido desde su trabajo en una
universidad norteamericana donde se predicaban como evangelistas.
A fines de la centuria decimonona decayó dicho proceso,
que volvió a tomar fuerza con la labor de Charles Parham
en una escuela bíblica de Kansas alrededor de 1901. Uno de
sus alumnos, el predicador negro William J. Seymour se fue a Los
Ángeles y se estableció en un templo metodista de
la Calle Azusa No. 312, luego de ser rechazado por personas de
otras denominaciones. La nueva iglesia integrada por individuos
negros y de origen humilde fundamentalmente, se llamaría
"La Fe Apostólica" y a partir de allí surgieron las
ramas que dieron nacimiento a las Asambleas de Dios y otras
denominaciones pentecostales
[sic.].[18]

Como la mayoría de las denominaciones
protestantes, los pentecostales asumen como principios
teológicos básicos: la creencia en la Trinidad, la
reencarnación de Cristo, el segundo advenimiento de
Jesucristo para instaurar el Reino de Dios, la
consideración de la Biblia como única autoridad
teológica, así como de la no existencia de
intermediarios entre Dios y los fieles y la salvación como
hecho individual que se alcanza solamente por medio de la
fe.

Sus únicos sacramentos son el bautizo que se
realiza por inmersión y la santa cena o comunión
que tiene lugar en convenciones, confraternizaciones, etc. Otros
rituales frecuentes son la presentación de niños,
funerales y matrimonios.

El Pentecostalismo hace énfasis principalmente en
la evangelización destinada a la salvación, la
sanidad divina, el bautismo del Espíritu Santo y la
segunda venida de Jesucristo, de manera similar a la fecha del
Pentecostés, en que fue enviado el Espíritu Santo a
la comunidad de sus primeros seguidores para que se arrepintieran
de sus pecados, fueran bautizados y salvados de todo perversa
generación, viviendo todos con bienes comunes que eran
repartidos según sus necesidades. (Hechos,
2.1-42)[19]

La liturgia pentecostal es muy desinhibida y poco
rígida; es un culto colectivo donde tanto el pastor, los
obreros laicos como los creyentes simples pueden jugar un papel
protagónico. Se basa en la lectura de la Biblia, las
alabanzas, las oraciones, los cánticos con ritmos alegres,
movidos, en ocasiones estridentes. En su desarrollo juegan un
papel muy importante los líderes
carismáticos.[20]

Según las investigadoras Daisy Fariñas y
Ana María Díaz:

"los pentecostales cubanos se basan en una
interpretación literal de Nuevo Testamento para proclamar
que el pecador debe ir buscando la perfección de sus
acciones durante su vida con la ayuda de la fe en el
Espíritu Santo. El nuevo nacimiento se produce con la
conversión, con la profesión de fe, y conlleva una
transformación de la vida del creyente, que se inicia con
el bautismo. Una de las más altas expresiones de ese
bautismo de Espíritu Santo es darle a los salvos el don de
hablar en lenguas o glosolalia"[21].

Este hecho se convirtió en prueba irrebatible del
"bautismo de espíritu santo". Situación esta que
les permite a los fieles soportar las condiciones de vida
terrenales con más soltura hasta la "segunda llegada de
Cristo", la cual se producirá en el fin de los tiempos,
durante épocas difíciles, cargadas de calamidades,
terremotos, enfermedades, guerras, etc.

Para los pentecostales la presencia del Espíritu
Santo en lo que ellos llaman el cuerpo de Cristo (dígase
la iglesia) no es pasiva, al contrario es considerada sumamente
"activa". Para ellos la iglesia, por su misma naturaleza, debe
ser un espacio donde el hombre encuentre esperanza y vida. Lo que
no significa convertir a la iglesia en un refugio en el que
aislarse del mundo, porque eso sería una
"alienación".

Las iglesias pentecostales se han caracterizado desde
siempre por ofrecer un "clima" que posibilita la sanidad del
hombre. Se piensa en la atmósfera que se llega a formar en
una comunidad cuando se realiza un acto cultural. Los himnos,
canciones, coros, testimonios y predicación transmiten el
"mensaje de Dios" al hombre. Es así, que para los miembros
del movimiento pentecostal, en el culto se celebra y vive la
victoria de Dios sobre el mal y se comparte esa victoria con
Dios, lo que hace que se forme un clima sanador.

"El concepto de sanidad física, emocional,
espiritual y mental es característicamente pentecostal. La
soberanía de Dios sobre el hombre permite la posibilidad
del milagro, que no es otra cosa que la intervención
directa del poder de Dios en la vida del ser
humano."[22]

Cuando los evangelistas quieren resumir el ministerio de
Jesús desde sus comienzos, proclaman: "Jesucristo
predicaba, enseñaba y sanaba". Tres características
que, sin duda, identifican a una iglesia pentecostal.

Para el movimiento pentecostal la sanidad está
fuertemente relacionada con la labor evangelizadora del
cristianismo. Estos tomando a la Biblia como principal fuente de
sabiduría han creado su propia conceptualización
respecto a lo que es la sanidad y el origen de la
enfermedad.

En su libro La palabra sanadora, Kenzy Savage hace un
análisis literal de la Biblia respecto al origen de la
enfermedad, sus causas, la sanidad en el antiguo y nuevo
testamento y las formas de mantener la sanidad alcanzada a
través de Dios.

Para los pentecostales, la sanidad divina "[…] es
esa sanidad que se consigue de cristo mediante la oración
y fe en su palabra. No es el efecto de la mente sobre la materia,
sino que es el poder de Cristo sobre la
enfermedad"[23].

"Teniendo en cuenta la interpretación literal que
hacen los pentecostales de la Biblia, para ellos la sanidad es
posible si para ello se tiene fe y se está preparado para
la sanidad espiritual y física"[24], pero a
pesar de que creen en la posibilidad de enfermarse por causas
normales, según el pastor Mario Jorge Travieso, se le
atribuyen el 85% de las enfermedades a causas espirituales, o sea
a Satanás.

Otras formas de Sanidad Divina pentecostal es la
unción con aceite. En la Biblia a menudo el aceite es
símbolo del Espíritu Santo, por otro lado era
también una especie de pacto entre las personas ungidas
con ese aceite y Dios ya que estas pasaban a ser servidoras
directas de él. Se debe tener en cuenta que para la
civilización judeo- cristiana el aceite tuvo un lugar
fundamental en su dieta, economía y comercio de ahí
su gran valor simbólico.

Algo interesante dentro del movimiento pentecostal la
clasificación que este hace de los tipos de enfermedades y
sus causas. "En la concepción pentecostal las enfermedades
pueden tener también diferentes orígenes y
razones:

  • Enfermedades causadas por el hombre
    (hechicería o "daño).

  • Enfermedades permitidas por Dios ("pruebas de Dios"
    para el crecimiento espiritual del creyente. Caso
    típico aquí es la del Job de la Biblia, por la
    que se probó su fidelidad a Dios).

  • Enfermedades permitidas por Dios (reservadas para
    que la gloria de Dios sea manifestada, como el caso del ciego
    de nacimiento que sanó milagrosamente Jesús,
    pues de él dijo Jesús: "este no pecó ni
    sus padres, sino que nació así para que la
    gloria de dios se manifieste").

  • Enfermedades por causa del pecado o "desobediencia"
    de los padres a la ley de Dios. Existe la idea de que las
    consecuencias del pecado se transmiten y por consiguientes
    los hijos las heredan, aún hasta la cuarta
    generación. Estas son consideradas como "maldiciones"
    y merecen un tratamiento diferente a los de un dolor de
    cabeza, o de estomago.

  • Enfermedades por causa del pecado que son un
    "castigo de Dios" para escarmiento de la congregación.
    Así son explicadas sobre todo las enfermedades que
    conducen irreversiblemente a la muerte (cáncer,
    tuberculosis mal curada) y las enfermedades súbitas,
    los accidentes terribles, o enfermedades moralmente
    censuradas (venéreas, SIDA).

  • Enfermedades por causas naturales, es decir, por la
    avanzada edad o envejecimiento.

  • Enfermedades por causas espirituales como la locura
    o demencia, por exceso de ayunos sin una previa
    consagración. También la búsqueda de
    dones espirituales con fines materialistas: caso de
    Simón el mago, tristemente célebre por el uso
    de su nombre para la llamada "simonía".

  • Enfermedades por tomar la Santa Cena
    (eucaristía) en pecado. Muchas enfermedades se
    atribuyen a esta actitud, interpretando las palabras se San
    Pablo:"por esta causa muchos duermen", aludiendo a aquellos
    que "comen el pan o beben la copa del señor
    indignamente".

  • Enfermedades como medios utilizados por Dios para
    llevar a las personas hasta el límite de la vida y que
    lleguen a "aceptar a cristo", es decir, a convertirse al
    evangelio.[25]

Bibliografía mínima
consultada

  • 1. Campos, Bernardo: Experiencia del
    Espíritu; Claves para una interpretación del
    pentecostalismo. CLAI, ecuador, 2002.

  • 2. Hultkrantz, A "El chamanismo: ¿un
    fenómeno religioso?, en El Viaje del Chamán,
    editorial Cairos, Barcelona, 1988.

  • 3. La Santa Biblia. Versión
    Reyna-Varela, Editorial UBU, 1960.

  • 4. Lugo, Gamaliel: Base Social del
    Pentecostalismo Latinoamericano. Buenos Aires, Encuentro
    Pentecostal Latinoamericano (EPLA), 19-22 de Abril,
    1989.

  • 5. Massón Sena, Caridad: El
    Pentecostalismo en Cuba: su visión desde el Municipio.
    [Documento digital].

  • 6. Naranjo, Miriam: "La iglesia como comunidad
    sanadora", en revista Caminos, No. 35, 2005,

  • 7. Savage, Kenzy: La palabra sanadora. 308 N.
    Garden, Roswell, New México. [s/a].

  • 8. Semán, Pablo: "Religión y
    cultura popular en la ambigua modernidad latinoamericana". En
    Nueva Sociedad Nro. 149, Mayo-Junio 1997, pp.

  • 9. Torres Gómez de Cádiz
    Hernández, Alejandro: Iglesia Cultura y sociedad;
    Estudio histórico del protestantismo en Holguín
    (1900-1960), [Inédito].

  • 10. Vaccaro, Gabriel O: "Identidad
    pentecostal". En
    www.pctii.org/wcc/vacarro94S.html.

 

 

Autor:

Lic. Enrique A. Lalana Torres

 

[1] La Santa Biblia. Versión
Reyna-Varela, Editorial UBU, 1960. Génesis. 3,17-19

[2] Hultkrantz, A "El chamanismo: ¿un
fenómeno religioso?, en El Viaje del Chamán,
editorial Cairos, Barcelona, 1988, págs. 57-67.

[3] Cuando hablamos aquí de Dios nos
referimos a cualquier ente espiritual supranatural.

[4] Miriam Naranjo: “La iglesia como
comunidad sanadora”, en revista Caminos, No. 35, 2005, p.
12.

[5] Idem. p. 14

[6] Pablo Semán:
“Religión y cultura popular en la ambigua
modernidad latinoamericana”. En Nueva Sociedad Nro. 149,
Mayo-Junio 1997, pp. 130-145

[7] Alejandro Torres Gómez de
Cádiz Hernández: Iglesia Cultura y sociedad;
Estudio histórico del protestantismo en Holguín
(1900-1960), [Inédito], p.11.

[8] Caridad Massón Sena: El
Pentecostalismo en Cuba: su visión desde el Municipio.
p. 3

[9] Alejandro Torres Gómez de
Cádiz Hernández: Iglesia Cultura y sociedad;
Estudio histórico del protestantismo en Holguín
(1900-1960). p.19-20

[10] Bernardo Campos: Experiencia del
Espíritu; Claves para una interpretación del
pentecostalismo. CLAI, ecuador, 2002, p.14.

[11] ídem. p. 14

[12] Ibidem. p. 14.

[13] Gamaliel Lugo: Base Social del
Pentecostalismo Latinoamericano. Buenos Aires, Encuentro
Pentecostal Latinoamericano (EPLA), 19-22 de Abril, 1989.

[14] Entiéndase por místico una
categoría que señala la presencia de lo divino en
la experiencia religiosa.

[15] Bernardo Campos: Experiencia del
Espíritu; Claves para una interpretación del
pentecostalismo. CLAI, ecuador, 2002, pp. 78-79.

[16] Ídem. p. 81-82

[17] Caridad Massón Sena: Op cit. p.
4

[18] Ibidem. p. 4

[19] Caridad Massón Sena: Op. cit. p.
3

[20] Alejandro Torres Gómez de
Cádiz Hernández: El protestantismo en
Holguín; Estudio socio – histórico. (1900 – 1960)
p.38-39

[21] Caridad Massón Sena: Op. cit. p.
3

[22] Gabriel O. Vaccaro: “Identidad
pentecostal”. En www.pctii.org/wcc/vacarro94S.html.

[23] Kenzy Savage: La palabra sanadora. 308
N. Garden, Roswell, New México. P. 108

[24] Kenzy Savage: Ídem. p. 110

[25] Bernardo Campos: Experiencia del
Espíritu; Claves para una interpretación del
pentecostalismo. CLAI, ecuador, 2002, pp. 87-88.

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