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La silla: ese objeto de culto y otros muebles del habitar doméstico (Parte II) (página 2)



Partes: 1, 2

• La DAR -Dining Armchair Rod- (1948), de
la serie Plastic Shell Group, diseñada por
Charles Eames (1907-1978) & Ray Eames (1912-1988). Cuyo
asiento-respaldo de resina poliéster moldeada reforzada
con fibra de vidrio tiene la forma de "concha" (soportada por una
base estilo "torre Eiffel") y sentó antecedentes en el uso
del asiento con forma de "concha" que el sillón Tulip
N° 150
(1955) volvió a usar.

• La Tulip N° 150 (1955) de Eero
Saarinen (1910-1961) despegó a los interiores
domésticos de "aglomeraciones de patas". La base es de
aluminio fundido y revestido de plástico. Con un asiento
en forma de "concha" de fibra de vidrio moldeado y
almohadón independiente de espuma de
látex.

• La N° 7 (1955) de Arne Jacobsen
(1902-1971). La solución que aporta Jacobsen de
continuidad entre el respaldo y el asiento y la complejidad del
moldeado continuo entre asiento y respaldo está influida
por los anteriores modelos de contrachapado de Charles & Ray
Eames; es de madera curvada contrachapada de teca más tubo
de acero doblado.

• La Egg. Model N° 3316 o la Swan
Model N° 3320
(1957), igualmente de Arne Jacobsen.
Retoma el concepto de "concha" de fibra de vidrio moldeada en
resina poliéster, acolchada con espuma revestida de tela,
base giratoria de aluminio fundido y almohadón
independiente.

• La Cone (1958) de Verner Panton
(1926-1998), inspirado en un cono; la chapa metálica
está acolchada con espuma revestida de tela.

• La apilable Panton (1959) de Verner
Panton. Fue la 1° silla moldeada por inyección a
partir de un solo material y una sola pieza. Primero fue de
"Baydur" moldeado (espuma sólida), luego de "Luran S"
inyectado (termoplástico).

• La comúnmente conocida silla apilable
Hille (1963) de Robin y Lucienne Day (1917-2010).
Inspirada por las sillas de "concha" de plástico de
Charles & Ray Eames. Enfocado en el mercado masivo, los
nuevos materiales y formas de producción; realizada en
inyección de polipropileno (donde una sola máquina
de moldeado por inyección puede fabricar 4000 monocascos
de polipropileno a la semana) y patas de tubos de acero. Desde
1963 hasta la actualidad se han vendido más de 14 millones
de ejemplares (sin contar las copias ilegales).

• La Ball (1963) de Eero Aarnio (1932-),
inspirada en una pelota, con armazón de poliéster
moldeado reforzado con fibra de vidrio, base de aluminio pintado,
acolchado interior de espuma revestida de tela. Significó
del algún modo la evolución de la Tulip N°
150
(1955) de Eero Saarinen. Más radical que la
Ball fue la Globe (1963) del mismo autor,
colgada del techo con una cadena. La sigue la Pastille o
Gyro
(1967/68) un modelo orgánico materializado en
poliéster moldeado con fibra de vidrio.

• La evolución del sillón apilable de
jardín posee varios antecedentes, la: Universale Model
N° 4860
(1965) de Joe Colombo (1930-1971), la Modelo
N° BA 1171
(1966) de Helmut Bätzner (1928-2010) y
la Gaudí (1970) de Vico Magistretti (1920-2006).
Inspirado por las sillas apilables de material ABS de Joe Colombo
o en las de resina poliéster reforzadas con fibra de
vidrio de Vico Magistretti; el monocasco es de polipropileno
moldeado por inyección.

• La Ribbon, Model N° 582 (1965) de
Pierre Paulin (1927-2009), con concepto de lámina doblada
continua es quizás una de las sillas mas confortables
jamás diseñadas; es de lámina de caucho
extendido sobre una estructura de tubo metálico curvado,
espuma de látex revestida de tela, base de madera
lacada.

• La Djinn series (1965) de Oliver Mourgue
(1939-), usada en la Película "2001: Odisea del
espacio"
de Stanley Kubrik. La escasa estatura de esta silla
refleja el estilo de vida informal de la época; fue
realizada en tubo de acero curvado y acolchado con espuma de
poliuretano revestido en tela.

• La Pantower (1968/69) de Verner Panton
(1926-1998), refleja el interés de la época por los
microambientes; donde la silla no era considerada un mueble de
uso doméstico, sino un instrumento para relaciones
interactivas. Realizada en espuma de poliuretano revestida de
tela.

A pesar de que existen infinidad de soluciones a un
problema determinado, algunas sillas han ejercido una gran
influencia en la historia del diseño de muebles, como por
ejemplo la B3 Club Wassily (1925) de Marcel Breuer; la
N° 41 Paimio (1931/32) de Alvar Aalto (1898-1976);
las sillas de contrachapado moldeado de Charles & Ray Eames
(1945-1946); y la 4860 (1965) de Joe Colombo
(1930-1971). Se trata de diseños extremadamente
innovadores que surgieron de la búsqueda de conexiones
más logradas y efectivas: una búsqueda que,
más que en cualquier otro caso, ha hecho evolucionar la
teoría del diseño y ha implicado una
sucesión de importantes avances en los procesos
técnicos y las aplicaciones de materiales, desde el tubo
de acero hasta el contrachapado moldeado o los materiales
termoplásticos de inyección.

Entre otros materiales aplicados al diseño de
sillas, entre 1960 y 1970, se inicia una fase caracterizada por
usar y tirar, la satisfacción de las necesidades a corto
plazo y del placer hedonista. Se comenzó a gestar a partir
de 1950 aproximadamente, paralelamente al desarrollo de los
materiales transformables como el poliuretano y sus distintas
densidades. Por ejemplo, la poltrona hinchable: Blow
(1967). El sillón amorfo: Saco (1968). Y la silla
antropomórfica que nacía al abrirse el pack
llamada: Up (1969).

La silla Blow (1967) de Gionatan De Pas
(1932-1992), D´Urbino (s/f), Paolo Lomazzi (1936-) &
Carla Scolari (s/f); es un sillón inflable (icono del Pop)
materializado en PVC (policloruro de vinilo) soldado por
radiofrecuencia.

La silla Sacco (1968) de Piero Gatti (1940-),
Cesare Paolini (1937-1983) & Franco Teodoro (s/f); se adapta
a todas las posiciones del usuario. Fue realizada en un saco o
bolsa de vinilo relleno de bolitas de poliestireno
(telgopor).

La Donna, modelo N° 5 (1969) de la Up
Series
de Gaetano Pesce, fue inspirada en un cuerpo femenino
(se observan los senos mamarios de una mujer en el respaldo).
Hecha de espuma de poliuretano moldeado, revestido en tela
elástica. Comprimidas y empaquetadas al vacio en PVC, las
sillas UP Series cobraban vida al desenvolver el
paquete.

En los "50, el Pop, en EE.UU. y Gran Bretaña,
desafiará el canon intelectual de vanguardia y
cobraría importancia las bajas restricciones
teóricas y formales. El funcionalismo no tenía nada
que decir en la cultura Pop de masas.

La silla Spotty (1963) de Peter Murdoch fue un
icono de la cultura pop. Su bajo costo de producción y su
inherente carácter desechable respondían de forma
ideal a las demandas de un mercado de consumo masivo; realizada
en cartón laminado revestido de polietileno.

Hasta que en 1965, el show ecléctico de
materiales, formas y colores como fuente de placer
estético llamado Movimiento Posmoderno en el diseño
de sillas, marco la diferencia con el Movimiento
Moderno.

En Arquitectura Robert Venturi (1925-), escribía
en 1966 su famoso libro Complejidad y contradicción
en la arquitectura
(1966) y a principios de los "70
declararía su famoso lema: "menos es
aburrimiento",
cambiando la frase "menos es
más"
de Mies Van Der Rohe, que había
caracterizado al Movimiento Moderno en el diseño de
muebles e imponiendo nuevas reglas.

Bien podríamos definir a la Posmodernidad con sus
nuevas reglas en el diseño de muebles y sillas, como
fragmentada (no en el sentido de la cultura, sino formalmente),
donde cada parte recibe un tratamiento distinto, no uniforme (por
ejemplo respaldo y asiento); con argumentos ligh, high-tech,
folck, dark, minimalista, etc. Rompiendo con todas las reglas (es
deconstructivista), también rompe con la geometría,
con las reglas productivas, generando piezas únicas
(contra los principios de la producción en masa), incluso
puede combinar lo artesanal con lo industrial. Es ornamental,
historicista, revivalista, humorístico, absurdo,
lúdico (puede jugar con el racionalismo,
ironizándolo), metafórico, alegórico,
expresivo, emotivo, evocativo (del pasado o historicista),
simbólico, enigmático, intuitivo, onírico,
imaginativo, psicológico, metafórico,
ecológico; una mezcla de romanticismo y racionalismo (a
veces ni sabe lo que es, simplemente desconcertante).

Un diseño que sorprende, antes de los postulado
de Venturi, por evocar el arte (ornamental) de los indios nativos
americanos es la: Chairs for the Donald Lovness House
(1956) de Frank Lloyd Wright. Donde el respaldo con borlas
(imitando el trenzado del cabello de los indios) posee una fuerte
carga simbólica.

El sofá: safari (1968) del Grupo
Archizoom, con almohadones tapizados en tela imitación
piel de guepardo, quiebra la historia del Diseño Moderno
(no decorado); pues, no solo la morfología del
sofá, sino el pelaje de la piel del guepardo es una
búsqueda por lo biológico y
orgánico.

Otra búsqueda zoomorfa, como los muebles de
ciertas culturas primitivas, fue la silla: Ponies (1970)
de Eero Aarnio (1932-). Hecha de espuma de poliuretano revestida
de terciopelo.

Otro sofá, como el: molar (1969) de
Wendell Castle (1932-), inspirado literalmente en una muela,
parecía muy apropiado para la sala de espera de un
consultorio odontológico. Estaba hecho de resina
poliéster reforzada con fibra de vidrio.

En esta locura de imitar cosas –realizadas con
poliéster moldeado, reforzado con fibra de vidrio-
está el sofá: Tomato (1971) de Eero
Aarnio. Inspirado en un tomate (para uso exterior).

Con clara alusión al béisbol, el
sofá: Joe (1970) de Gionatan De Pas (1932-1992),
D´Urbino (s/f) & Paolo Lomazzi (1936-). Se llamada
"Joe" por el legendario jugador de béisbol Joe Maggio es
un guante gigantesco inspirado en las esculturas
sobredimensionadas. Realizado en espuma de poliuretano moldeado
revestida de cuero o tela elástica.

La silla: libro (1970) del Grupo DAM (Designers
Associati Milan). Como su nombre lo indica, la forma del modelo
de silla libro se inspira en un libro abierto. Sus diez
(10) secciones página-almohadón pivotan alrededor
de un eje central y se les puede dar la vuelta para que adopten
diferente alturas. La estructura es de aluminio y lona, elementos
móviles de espuma de poliuretano revestida de
vinilo.

La silla: Capitello (1971) de Studio 65;
imitando un capitel de orden jónico, aunque de un aspecto
muy duro, este concepto de espuma de poliuretano resultó
ser muy blando.

El sillón-reposera: Wink (1976) de
Toshiyuki Kita (1942-), fue inspirado en las orejas del
ratón Mickey y es una verdadera metáfora del comic
de Hollywood. Hecho en acero recubierto con espuma de poliuretano
revestido de tela.

La chaise-longue: Unichair (1993) de Hironen
(s/f), es un sillón-reposera inspirado en la ciencia
ficción y en la cultura popular (que con su lógica
oriental nos recuerda al comic de Dragon Ball Z) del Japón
contemporáneo. Fabricado en espuma de poliuretano
revestida de tela.

El sillón: First (1983) de Michele De
Lucchi (1951-), simboliza la era electrónica, el
átomo y los electrones. Fabricado en acero doblado,
asiento y respaldo y brazos de madera pintada.

El sillón: Rosa (1990) de Umeda (s/f),
se inspira claramente en una rosa, propone el retorno a la
belleza natural. La estructura es de acero y esta acolchada con
espuma de poliuretano y dacrón revestidos de tela, patas
de aluminio fundido y cromado.

La asilla: RCP2 (1992) de Jane Atfield (s/f),
es un modelo ecológico de estructura tradicional (asiento
/ respaldo / patas); fabricado a partir de una lámina de
termoplástico reciclado.

La silla: Original (1993) de Rolf Sachs
(1955-), utiliza el concepto del minimalismo en que las formas
geométricas elementales abandonan su alineamiento
tradicional, resituándose poéticamente en el
espacio. Manufacturado en tablas de MDF (aglomerado de fibras de
madera de densidad media).

Dentro de esta nueva lógica, Philippe Starck
(1949-), realizó proyectos donde combina materiales con un
tratamiento diferente, por ejemplo la silla: Lola Mundo
(1986). Donde se observa la pata cabriolé (con
forma de "S") en aluminio fundido, un neoLuis XIV, obvio retorno
simbólico al pasado artesanal de la mejor
ebanistería de Charles Le Brun (1619-1690) y la
Manufactura de los Gobelinos, para el reinado de Luis XIV
(1638-1715) en Francia. Otros proyectistas como Venturi,
también efectuaron buenos ejercicios de diseño
arquitectónico en las sillas (síntesis de sus
ideas).

La silla: Eros (2005) de Philippe Starck,
inspirada en el Dios griego del amor, como si fuera parte de la
pintura "Eros y Psique" de 1797, pintado por François
Gérard (1770-1837); nos recuerda a la silla Tulip
N° 150
(1955) de Eero Saarinen (1910-1961).

Venturi diseñó una línea de sillas
de madera curvada contrachapada, aludiendo a Alvar Aalto, en el
tratamiento del contrachapado; con serigrafía aplicada
-típico de los colores de Memphis y las serigrafías
de Andy Warhol (1928-1987)- y que se acercaba a los
diseños del siglo XVIII de Thomas Chippendale (1718-1779).
Venturi también re-diseño el estilo Sheraton
efectuando alteraciones al lenguaje propias del Movimiento
Posmoderno. Las sillas de Venturi son de contrachapado moldeado y
serigrafiado que simula el volumen (cuando en realidad el volumen
del decorado aplicado al respaldo es gráfico, en 2
dimensiones o plano, y no en 3 dimensiones; por lo cual es un
simulacro de volumen). Clara expresión del simulacro
posmoderno de Jean Baudrillard (1929-2007) en su obra La
guerra del Golfo no ha tenido
lugar 
(1991).

La silla: RCP2 (1982) de Robert Venturi
(1925-), retoma el lenguaje premoderno de decoración en el
respaldo -imitando las celosías caladas del estilo
Sheraton del siglo XVIII. Fabricado en una lámina de
termoplástico inyectado, con serigrafía
aplicada.

Del mismo modo que las sillas de Venturi, Piero
Fornasetti (1913-1988) diseñó la: Corinthian
Capitello
(1955), con la decoración gráfica
aplicada –serigrafiado (en dos dimensiones)- imitando el
volumen del capitel (en tres dimensiones); rechazando en 1955 los
principio fundamentales del Movimiento Moderno. El asiento de
contrachapado moldeado, poseía en el respaldo el
serigrafiado y patas ahusadas de tubo metálico
pintado.

Diseñadores como Ettore Sottsass (1917-2007), se
suman a Robert Venturi y Philippe Starck. Algunos ejemplos de
diseño de sillas bajo la influencia del Movimiento
Posmoderno son: la de plástico de Joe Colombo, tapizada
con dibujos de mármol, la silla Hill House de
Charles Rennie Mackintosh (1868-1928) llena de banderines, entre
otros diseños exóticos.

La silla-mecedora: Easy Edges rocking chair
(1972) de Frank O. Gehry (1929-), es un mobiliario de bajo costo
hecho en cartón laminado. El sillón-reposera:
Litle Beaver (1980) del mismo autor, fue un
diseño experimental (edición limitada) ideado como
un producto de bajo costo adaptado a la fabricación en
serie hecho en cartón corrugado

Asimismo en la Argentina Ricardo Blanco (1940-) en su
libro Sillopatía (2003), intenta demostrar
su sentimiento por las sillas y su gran pasión al
diseñar este tipo de muebles mas allá de los
postulados del Movimiento Moderno (que como arquitecto, los
conoce bien).

En muchas ocasiones los arquitectos y diseñadores
locales pueden sentirse tentados de imitar (no vamos a decir
copiar, sino que lo llamaremos inspiración) modelos
internacionalmente famosos (que han hecho historia o han marcado
una tendencia). Ejemplo de esto lo encontramos en el
diseñador local de Argentina, el arquitecto Ricardo Blanco
(68) -el más famoso proyectista nacional de sillas- quien
publicó el libro Sillas Argentinas (2006)
y encontró clara inspiración en los modelos
consagrados de la historia mundial. Lo cual queda ejemplificado
del siguiente modo: el sillón Basilio SE 110
(1975) de Ricardo Blanco está inspirado en la silla
Wassily Modelo N° B3 (1925/27) de Marcel
Breuer.

Otro ejemplo de diseño posmoderno argentino de
Ricardo Blanco es la silla: Nínive (1984). Por
otro lado, la silla: tipográfica (1991) de
Ricardo Blanco, inspirado en la letra "T" (nunca se
construyó), pensada en una estructura de madera tapizada.
Es como si este gran proyectista (Maestro) pretendiera unificar
no solo la Arquitectura con el Diseño Industrial, sino con
el Diseño en Comunicación Visual (o Diseño
Gráfico).

De hecho no se puede comprender el diseño
posmoderno de Ricardo Blanco, basado en un lenguaje premoderno,
como lo es la silla-banqueta: Kafka (1992), donde retoma
el lenguaje de la "pata cabriolé" típica del Luis
XV y XVI y la adapta del fascitol de doce (12) patas del
Siglo XVII a un mueble del Siglo XX de diez (10) patas. Con un
tratamiento análogo al trabajo de estilización de
la "pata cabriolé" que realizó Philippe Starck
(1949-) en su silla: Lola Mundo (1986).

Pero si rastreamos el simbolismo en el diseño de
sillas, quizás la denominada: Cobra (1902) de
Carlo Bugatti, que se presentó en la Exposición
Internacional de Artes Decorativas de Turín de 1902, haya
sido una de las primeras en introducir el simbolismo a inicios
del siglo XX.

Efectivamente, desde el punto de vista semántico
la silla tiene una serie de significados muy fuertes: es el trono
(o el símbolo de poder), el banquillo de los acusados, el
lugar de trabajo, el sitio para el relax y otros mensajes
(más allá de la simple «función»
de sentarse que impuso el Movimiento Moderno). Dada la
importancia que tiene el «mensaje» del diseño,
más allá de los fines meramente funcionales; este
fue un tema muy tratado por el Movimiento Posmoderno.

En efecto, recuperar el «mensaje» que
comunica una silla ha sido el objetivo del Movimiento Posmoderno
(como lo era en el diseño premoderno de las sillas de
ebanistería para los reyes de Europa). Pues los
diseños no sólo están vinculados a lo
funcional, a los nuevos materiales y tecnologías o a la
variable económica (venta masiva) producto del capitalismo
industrial de la revolución Industrial inglesa; sino
también al imaginario del diseñador, a las
variables estéticas y culturales (que son portadoras de
ideas y formas); de ahí la pluralidad actual en el
diseño de sillas que se caracteriza por el cruce de
retóricas.

Haciendo un repaso histórico desde el
diseño premoderno (artesanal), pasando por el
diseño moderno (industrial) hasta terminar en el
diseño posmoderno (híbrido: artesanal e
industrial).

Conclusiones

La teoría de la arquitectura moderna y de la
disciplina académica del Diseño Industrial
–igualmente moderno- exigieron nuevo patrones
estéticos ligados a lo nuevos patrones técnicos
(materiales y tecnologías) acordes a lo nuevos tiempos
modernos en que se vivían a partir de la Revolución
Industrial de Inglaterra; por lo cual los nuevos proyectos de
diseño ambiental y de muebles para dichos espacios
debían dar cuenta de ello. Pues, el hombre moderno
(democrático y capitalista) –influenciado por el
«Orden Social Liberal»- necesitaba para su
arquitectura moderna, igualmente muebles modernos. Razón
por la cual lo artesanal y los aspectos
estético-simbólicos (decorativos) se debieron
abandonar por los nuevos estilos de vida que impusieron las
Revoluciones Burguesas (francesa e inglesa).

Como es bien conocido, la Revolución Francesa
puso un fin en la vieja historia (monarquías absolutistas,
reyes, palacios y sus muebles) y nace una nueva historia
acompañada por la Revolución Industrial y la
incipiente burguesía.

En especial la Revolución Industrial de
Inglaterra de fines del siglo XVIII y principios del siglo XIX
vino a redefinir al status quo mundial y con ello la
urbanización, la arquitectura, los ambientes y los muebles
(desde lo más general a lo más
particular).

Son bien claras las relaciones entre la historia de la
arquitectura (ligada a la mas amplia historia mundial entendida
en términos políticos y económicos) y la
historia del mueble. Como lo explica Luis Feduchi al definir,
desde su punto de vista, a la historia del mueble como un arte
menor dependiente de la arquitectura y del ambiente
social.

Y en esta relación entre Arquitectura (Arte
Mayor) y diseño de muebles (arte menor), los arquitectos
seleccionaron a las sillas (muebles de culto) para materializar
en tres dimensiones (y de un modo más pequeño) sus
teorías arquitectónicas. Así lo explicaron
Charlotte & Peter Fiell cuando dijeron que el diseño
de sillas ha ejercido una atracción especial entre los
arquitectos, ya que les ha permitido comunicar su
filosofía en tres dimensiones con mayor facilidad que con
la arquitectura. Más allá de cuestiones como la
función y la estructura, el valor fundamental de estas
sillas, presentes o pasadas, reside en el hecho de que comunican
ideas, valores y actitudes.

Por otro lado, queda claro que el Arte no ha
desaparecido en la contemporaneidad, como se suponía a
partir del Movimiento Moderno en el diseño de muebles,
dado que el Movimiento Posmoderno lo ha reflotado en todo su
esplendor simbólico. Por lo cual si el Movimiento Moderno
era anti-histórico (negador del pasado), a partir del
Movimiento Posmoderno la historia (con anterioridad a la
Revolución Industrial de Inglaterra) va a comenzar a tener
valor; lo cual –paradójicamente y por contradictorio
que parezca- nos legitima a incorporar ahora a "toda" la historia
del diseño del mueble como un factor central de
aprendizaje para el Diseño Industrial del
mueble.

Por otro lado, es tan interesante este tema del
diseño de sillas que se puede decir que la historia de una
silla –de algún modo- resumen la historia de la
arquitectura, aunque no en el sentido total de la historia de la
arquitectura; pero son sobradas las relaciones entre la
arquitectura y el diseño de sillas, con variados y
múltiples ejemplos.

Por lo que el Movimiento Posmoderno, último
bastión del diseño basado en el «Orden Social
Liberal» [democrático] terminó siendo mucho
más democrático que el Movimiento Moderno
–igualmente basado en el «Orden social
Liberal»- (Grupo 4B) por su multiplicidad de lenguajes
«estéticos» más allá de la
«función» propiamente dicha.

Pues, entre los requerimientos que la producción
industrial habrá tenido, en sus inicios, esta la necesidad
de la simplificación de la línea curva y su
complejidad -propia del diseño de muebles de
ebanistería rococó francés o Luis XV
(1723-1774)- (Grupo 3A) y su transformación en la
línea recta (propia del Movimiento Moderno en el
diseño de muebles); por lo cual se ganaba en
economía de materiales, velocidad de fabricación,
abaratamiento de los costos, etc. Pero esta necesidad funcional,
constructiva y material de la tecnología industrial dio
paso en la denominada Posmodernidad a que las líneas
curvas, fluidas (anti-Bauhaus) y con cierta añoranza
biológica, antropo-zoo-morfas se impongan finalmente (como
un retorno simbólico al diseño artesanal,
premoderno).

En efecto, las necesidades de comunicación de los
nuevos mensajes culturales, propios de fin del siglo XX y
principios del siglo XXI, necesitaron de un nuevo lenguaje de
diseño (posmoderno); cuya «estética»
permitió retomar el simbolismo (como había sucedido
en la premodernidad artesanal, con la ebanistería aplicada
al diseño de muebles).

Así que encontramos ahora una necesidad de ir
más allá de los postulados de racionalidad y
adentrarnos en lo comunicacional, en el mensaje que se quiere
transmitir, pues –como sucedía en el diseño
artesanal, anterior a la Revolución Industrial-: el
«mensaje cultural» (soportado en una
«estética») es una
«función» tan importante como la
«función» misma (a secas). En efecto, el
Movimiento Posmoderno retornó al mensaje socio-cultural,
dado que el diseñador debe ser no solo un constructor,
sino un comunicador de los mensajes que la sociedad necesita
emitir.

En este sentido la silla, ese mueble de "culto"
(producto estrella dentro del diseño de muebles), se ha
transformado –por causa de la historia, el arte, los
artesanos, los arquitectos, la economía, la
producción industrial y los diseñadores
profesionales de muebles o Diseñadores Industriales- en un
objeto primero y en un producto luego, especialmente seleccionado
para transmitir mensajes socio-culturales, por su extrema
proximidad al hombre.

En definitiva, la silla ha sido, es y será un
espejo que refleja la Cultura (material) humana de una
época.

 

 

Autor:

Mg. Diseñador Industrial, Ibar Federico
Anderson.

 

Partes: 1, 2
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