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Tendencias históricas en el estudio de la personalidad y el fenómeno de la deserción




Enviado por Mabel González Arró



  1. La
    actividad afectiva de la personalidad
  2. La
    actividad volitiva de la Personalidad
  3. Diferentes concepciones teóricas en el
    estudio de la motivación y la autovaloración en
    la personalidad
  4. La
    autovaloración
  5. Bibliografía

Tendencias históricas y
contemporáneas en la comprensión de la personalidad
y su relación con el fenómeno del abandono de
estudios

La búsqueda de las características
psicológicas de los sujetos, en tanto son parte de un
sistema de relaciones en su constante interrelación con el
medio, requiere de un fundamento teórico acerca de la
personalidad, lo que incluye entre otros aspectos su
definición.

En el ámbito no científico, la
personalidad comprende las características de
singularidad, individualidad, emociones, sentimientos y
sensibilidad que otorgan identidad e imagen particulares a los
integrantes de los diversos grupos sociales, es decir, a cada
sujeto.

Por otro lado la personalidad constituye una
categoría de la Psicología, que designa la
especificidad de la subjetividad humana y hace referencia al
nivel integrador de la subjetividad individual y a las
regularidades de la compleja organización subjetiva, que
subyace en el proceso de regulación del comportamiento,
dando explicación a los aspectos psicológicos
esenciales del sujeto regulador de la actividad.

Esta entidad refiriéndonos a la personalidad,
constituye una subjetivación de la realidad en forma de
sentidos psicológicos. Estos sentidos psicológicos
se organizan y se expresan de modo diferente. De esta forma se
puede explicar, por qué nos comportamos de una y de otra
forma pues la personalidad es el modo de regulación
estable, integral, activo y más complejo del
comportamiento humano.

A su vez los sentidos psicológicos que integran
la personalidad se van construyendo a lo largo de todo el
desarrollo, del individuo. En ellos, está presente la
unidad de lo cognitivo y lo afectivo, por lo cual definen el
momento personológico de la subjetividad particular,
siendo éstos la célula funcional de la
personalidad. Los sentidos psicológicos están
formados por unidades psicológicas primarias
(necesidades, motivos, rasgos del carácter, intereses,
hábitos y actitudes), además de formaciones
motivacionales complejas
como son: la concepción del
mundo, la concepción moral, los ideales, los proyectos de
vida, el sentido de vida, los intereses profesionales y la
autovaloración). Fernández Rius 2003). Algunos de
ellos, forman parte de los indicadores de medición en la
presente investigación, partiendo de hecho que la misma se
propone construir un diseño de acciones que tenga en
cuenta un enfoque dirigido desde una perspectiva
personológica del sujeto.

En consecuencia con la reflexión anterior de la
autora y de acuerdo con lo citado por la Dra. Fernández
Rius, en conferencia registrada en el año 2001, en la
Universidad de la Habana, los estudios relacionados con la
personalidad no comienzan en el ámbito psicológico,
sino en la práctica médica. Es precisamente la
escuela dinámica, con la figura de Sigmud Freud, a
través del psicoanálisis donde se aborda el
término. Los modelos teóricos desde ésta
escuela recogen la representación de la personalidad
relacionando qué falló en el desarrollo de la misma
y cuál entonces debería ser el funcionamiento
ideal.

Argumenta la Dra. Fernández Rius, que el abordaje
desde esta escuela se encontraba dirigido a trabajar con el
componente afectivo de la personalidad, sobre el cual hasta ese
momento no se había indagado lo suficiente, proponiendo ya
una estructura y reconociendo a la vez, su carácter
dinámico, conflictivo y contradictorio donde se destacan
los conflictos que se suceden entre el sujeto y el
entorno.

Todo lo anterior tiene relación con con las
consideraciones epistemológicas que asumimos, teniendo en
cuenta que el estudiante está insertado en un medio que de
manera objetiva actúa sobre él mediatizando su
conducta, aunque no la determine totalmente por el
carácter activo del anterior. El psicoanálisis hace
además énfasis en la motivación, como
fundamento esencial en el comportamiento de los
individuos.

Conforme con nuestro criterio e independientemente de
que la escuela dinámica promovió la idea de que la
cultura y la sociedad actúan como limitantes en el
despliegue de la verdadera naturaleza de los sujetos, en su obra
existe un reconocimiento del valor de ambas en el transcurso del
desarrollo y socialización del hombre. Destaca
también el papel de la familia en la transmisión de
la cultura, así como la importancia de los ambientes en
que se desarrolla el individuo en los primeros años,
aspecto que es incluido en el estudio actual, como parte del
proceso de socialización primaria en el que está
inserto.

Otro enfoque que aborda el tema de la personalidad, lo
constituye el supuesto teórico aportado por Allport el
cual, aunque incluye aspectos físicos en su
definición, con los que no se concuerda, utiliza ideas
sobre integridad, sistema y dinamismo. Para el mismo la
personalidad es: … " la organización
dinámica en el interior del individuo de los sistemas
psicofísicos que determinan su conducta y su pensamiento
característico…"
Allport, 1965,
en:(Fernández Rius 2003).La organización
dinámica, en este caso, es la estructura cambiante que va
a mantener su formación y unidad, estableciéndose
como un punto de convergencia con las definiciones más
contemporáneas que se refieren al carácter estable
del sistema. La escuela humanista de la cual formó parte
Allport y otros, subraya además las potencialidades del
ser humano y la unidad de los procesos cognitivos y afectivos
como elementos de continuidad con las teorías
actuales.

Por su parte, (Rogers, C 1982), también hace uso
de la idea de sistema y de integridad, en la que ya se aprecia
una concepción de la relación dinámica de
independencia funcional, entre los diferentes contenidos y entre
estos y el sistema personológico como totalidad. Este
enfoque centra como elemento fundamental, el mundo interno de los
sujetos y los comportamientos de los mismos se interpretan como
productos determinados por la visión particular que tienen
de la realidad. Resalta la capacidad de los individuos para
realizar elecciones libres y responsables, prestando
atención a los procesos de crecimiento y desarrollo
personal, oponiéndose a cualquier tipo de intento de
reducir a los humanos a fórmulas, estructuras o
mecanismos, ofreciendo una visión holística del
mismo.

A. Maslow en: (Fernández Rius, 2003)
también de la corriente humanista, hace referencia a:
"…un principio holístico que posibilita la
unidad de las múltiples motivaciones humanas…"
Ya
se está hablando aquí de que las mismas,
refiriéndonos a las motivaciones, no se van a encontrar
aisladas en la personalidad, sino integradas en sistemas que en
su expresión más compleja están mediatizadas
por la conciencia del sujeto y su autorregulación,
partiendo de una organización de la necesidad, actuando
sobre ella y dándole un sentido que conformará sus
motivos, el que será selectivo ante los elementos de la
realidad que pueden adquirir o no significación para
él.

Por otra parte, el enfoque histórico cultural y
su más genuino representante L. Vygotsky, va a considerar
que el problema fundamental de la Psicología es el de la
personalidad y su desarrollo, vista como una imagen de la vida
interna del hombre como un todo. (L. Vygotsky, 1987) decía
que: "…la síntesis
psíquica superior con toda significación debe ser
denominada personalidad…"
Más adelante
añadía "… Las funciones psíquicas
superiores se caracterizan por una particular relación con
la personalidad, representan una forma activa en sus
manifestaciones…"
A pesar de que este autor, no
llegó a elaborar un concepto acabado de la personalidad
sí dejó registradas claramente las bases para
advertir, que la visión compleja del sujeto a partir de la
Psicología, no podía darse de forma imprecisa al
margen de esta. Entre los supuestos más importantes se
encuentran: la determinación histórico- social
de la psiquis, el principio de la actividad,
desde el cual
lo social se convierte en psicológico en un
tránsito que va de lo externo a lo interno y la
categoría vivencia afectiva
, como unidad
psicológica de análisis de la vida
psíquica.

Otra propuesta en el análisis de esta
categoría, es la de Fernando González R., 1985-1989
en: (Fernández, R, L., 2003) que en definición
acerca de la personalidad, recogiendo los presupuestos de la
Psicología Humanista y el Enfoque
Histórico-Cultural consideró a la misma como:
"Configuración sistémica y estable de los
principales contenidos y operaciones psicológicas que
caracterizan la función reguladora y autorreguladora del
sujeto en su expresión integral."
Este concepto fue
de mucha utilidad para la explicación del comportamiento
humano y sirvió de base para múltiples
investigaciones realizadas en Cuba sobre el tema. Entre estas, se
destacan los estudios de la Dra. Lourdes Fernández Rius,
quien sostiene que no se puede hablar aún de una
definición acabada de la personalidad, pero sí es
necesario en el abordaje que se haga de la misma, reconocer su
carácter complejo y procesal, su dinámica y
fundamentalmente su función reguladora.

Como resultado de sus estudios ofreció la
siguiente definición: ¨ Personalidad es la
organización, la integración más compleja y
estable de contenidos y funciones psicológicas que
intervienen en la regulación y autorregulación del
comportamiento en las esferas más relevantes para la vida
del sujeto
.¨. (Ob cit p. 205).

Al hacer referencia a un fenómeno o proceso es
difícil el abordaje sin tener en cuenta su
conceptualización, para este trabajo se ha considerado
asumir la definición de personalidad propuesta por la Dra.
Fernández Rius, la cual se ajusta al tema y sirve de base
para alcanzar parte de los objetivos del mismo.

El desarrollo de la personalidad por otra parte y
hablando en términos de su configuración, atraviesa
diversas etapas desde los primeros años de vida del sujeto
hasta la adultez, tiempo durante el cual va adquiriendo
particularidades específicas atendiendo a su
carácter irrepetible, por lo que este proceso ocurre de
manera particular en cada individuo. Lo social, no va a actuar de
forma directa sobre el mismo, la realidad es mediatizada por sus
condiciones internas, tanto biológicas como
psicológicas y estas últimas cuya influencia es
menos visible en los primeros momentos de la vida, alcanzan un
papel determinante en etapas posteriores cuando convertido ya en
sujeto de su comportamiento, dispone de su accionar con
autonomía en relación con el medio exterior.
(Fernández, R., 2003).

Lo anterior viene a ratificar entonces, que los
contenidos sociales se mediatizan por el individuo
refractándose en sus necesidades, motivos y aspiraciones;
en una búsqueda de niveles superiores de autonomía,
de acuerdo con sus recursos personológicos a lo largo de
un pasado, formado desde lo externo, que va a ir alcanzando una
progresiva y activa posición hacia lo social
vigente.

En ese sentido plantea la Dra. (Fernández, R.,
2005), el crecimiento de la capacidad de
autodeterminación, permite que lo psicológico pase
a un primer plano como determinante del proceso de desarrollo de
la personalidad. Refiere, que una de las contradicciones que va a
enfrentar el sujeto y que se convierte en causa de etapas
críticas, es aquella donde existe una falta de
correspondencia entre lo que desea y puede realizar y lo que se
le plantea a nivel de la sociedad.

El desarrollo de la personalidad, en la opinión
de la autora de este trabajo y de acuerdo con los planteamientos
de la Dra. (Fernández, R., 2005), debe darse en constante
intercambio con el medio externo como se citaba con anterioridad,
en una permanente evolución, lo cual no entra en
contradicción de asumir conceptualmente la misma como un
sistema estable, pues el carácter dinámico le
permite estar en continuo desarrollo sin afectarla en su
concepción de estabilidad. A partir de ese intercambio, lo
social en la personalidad, es una sucesión de formaciones
entre los que se encuentran: valores, ideales, convicciones y no
de productos cognoscitivos o de identidad entre el reflejo y lo
reflejado. Lo social, contiene lo histórico y lo personal
y las influencias del medio nunca serán las mismas para un
individuo en momentos diferentes, incluso, ni para diferentes
sujetos en un tiempo y contexto dado.

Todo lo expuesto con anterioridad ratifica que el sujeto
en su carácter activo e insertado a un ambiente social
determinado, va a mediatizarlo en función de sus
necesidades, las cuales como cualidades estables de la
personalidad actuarán regulando la conducta de acuerdo con
el sentido que tengan para él; premisa importante en el
abordaje que hacemos, ya que en función de esa
adaptación al medio, trascenderá la
utilización de sus potencialidades como formadoras del
desarrollo psicológico en su intercambio con el
mismo.

La actividad
afectiva de la personalidad

Mediante su actividad cognoscente el sujeto refleja la
realidad alcanzando así la comprensión
indispensable de la misma, para situarse y desarrollar su
potencial transformador y creador. A través de estos
procesos interioriza entonces, los objetos, fenómenos,
hechos, situaciones y todos los elementos con los que se
relaciona tomando en cuenta sus necesidades lo que quiere decir,
que además de conocerla va a ser afectado en ese
intercambio.

Categóricamente y de acuerdo con González
Rey, F., 1983 en: (Fernández Rius, L., 2003), el reflejo
en el individuo de la relación que se va a formar entre la
realidad y sus necesidades, se expresará en su
subjetividad en forma de vivencias afectivas como los afectos,
estados de ánimo, estados de tensión, sentimientos,
emociones y el tono afectivo. De ese modo, el reflejo de las
relaciones que establece con ambas lo va a impactar a
través de los motivos, necesidades y vivencias afectivas.
Toda esta actividad se constituye en la actividad afectiva de la
personalidad y va a recoger los aspectos relativos a la esfera
motivacional, como su forma de expresión subjetiva en las
vivencias afectivas. Lo anterior, fue oportunamente tratado por
(S. l. Rubinstein, 1982), y según este autor, los procesos
afectivos, surgen cuando los fenómenos y objetos
reflejados por el sujeto afectan las necesidades e intereses de
este.

Las vivencias afectivas se constituyen entonces en la
expresión de cómo esos objetos y fenómenos
de la realidad, se relacionan con la satisfacción o
insatisfacción de la esfera motivacional. Ellas, al
referirnos a las vivencias, poseen un contenido objetivo dado por
aquel objeto de la realidad al cual se refieren, por lo que
están vinculadas a algo que puede existir fuera del sujeto
y dentro del mismo. (S.L, Rubinstein, 1982).

Podemos afirmar entonces, de acuerdo a lo que plantea
Rubinstein, que la dimensión subjetiva de la vivencia
afectiva, se manifiesta en que no va a estar determinada por el
contenido mismo, sino por la relación que este establece
con las necesidades del individuo y la jerarquía que haya
establecido para ellas.

Continuando con Rubinstein (Ob cit), los objetos y
fenómenos de la realidad no poseen una connotación
afectiva intrínseca, ésta la realidad, va a estar
dada en los individuos teniendo en cuenta su reflejo a
través la óptica de necesidades y motivos, lo que
explica porque algunos sujetos, aunque tengan el mismo reflejo
cognoscitivo de algo, no tienen las mismas vivencias afectivas al
respecto, de ahí se desprende el hecho de que la
población de estudiantes en este modelo, tengan diferentes
respuestas ante las exigencias del entorno educacional en que se
desenvuelven.

La actividad afectiva de los individuos, siguiendo estos
supuestos teóricos va a tener un condicionamiento
histórico social, que se evidencia en cómo se ha
ido transformando la expresión de las manifestaciones
afectivas con el desarrollo de la humanidad. Esta condicionalidad
de la actividad afectiva del hombre se demuestra en la influencia
que sobre el mismo ejerce la educación. La acción
formadora y modeladora que va ejerciendo la enseñanza
sobre los sujetos, les ofrece perspectivas de actividad a
través de la cual surgen y se canalizan nuevas formas de
orientación hacia la realidad, lo que es expresado en la
formación y el desarrollo de las necesidades y motivos.
(Cols, 2003).

De acuerdo al criterio de la autora, la educación
y específicamente la educación vocacional en este
caso, incide activamente en el contenido y manifestaciones de las
vivencias afectivas. Los gustos elevados, los sentimientos
estéticos, intelectuales, las formaciones motivacionales
no se dan de forma espontánea en los sujetos, se
construyen y desarrollan, en la medida de que esos individuos
alcanzan un sistema de valores, aspiraciones y conocimientos que
van conformando su educación vocacional. Por lo cual
aquellos estudiantes que hayan desarrollado una formación
motivacional mediatizada por la jerarquía de sus intereses
cognoscitivos y de desarrollo personal, corren menos riesgos de
incurrir en conductas que los lleven al abandono del proyecto de
estudios

En este trabajo l, el área de la actividad
afectiva de la personalidad se enfoca a partir de las vivencias
afectivas del sujeto, desde el carácter eventual o
temporal que pueden tener los indicadores evaluados, pero sin
dejar de observar que también podrían estar
condicionando su actividad, por la relación que guardan
las manifestaciones afectivas con las funciones de
autorregulación y regulación del comportamiento,
aunque un análisis más profundo sería objeto
de otra investigación.

Esta esfera de la actividad afectiva de la personalidad
es un indicador que se debe tener en cuenta al abordar cualquier
enfoque desde lo personológico pues se relaciona con las
necesidades y motivos, en correspondencia o no, con la actitud de
satisfacción o insatisfacción que los estudiantes
sienten por la elección de la carrera y su permanencia en
este tipo de modalidad educativa.

Los sujetos con una particular movilidad hacia una
dirección de crecimiento personal, tienen la capacidad de
estructurar conscientemente sus vivencias, elemento que les
posibilita determinada flexibilidad para reconceptualizar,
creando alternativas y estrategias de comportamientos a partir de
los factores que puedan estar afectando su actuar, lo cual
resulta de vital importancia para la investigación, pues
parte del objetivo de realizar una propuesta de acciones desde un
enfoque personológico.

La actividad
volitiva de la Personalidad

La actividad del hombre está determinada, en
parte, por sus condiciones y régimen de vida, instancia de
las que va a depender la formación de su personalidad y de
sus características individuales. Para conocer la
particularidad y naturaleza de la actividad volitiva desde el
punto de vista psicológico, se debe partir de la idea
inicial de que todo fenómeno psíquico a la vez que
constituye un reflejo de una situación dada, incide
también en la regulación de la actividad del sujeto
en esa misma realidad.

Entre las cualidades volitivas de la personalidad se
destacan: la independencia, la decisión, la
perseverancia y el autodominio,
(Cols, 2001), algunas de las
cuales son validas a la hora de definir los indicadores a medir
para valorar la esfera volitiva de los estudiantes, tanto de
aquellos que abandonaron la carrera como los que
permanecen.

Se está de acuerdo en que la actividad volitiva,
es una forma especial, superior y desarrollada de la actividad
voluntaria del hombre, determinada por la realización de
esfuerzos para enfrentar obstáculos, tantos externos como
internos, sustentados por la reflexión y toma de
decisión del sujeto. Un ejemplo que ilustra lo anterior,
es la actividad de estudio, que obedece a un motivo sea o no
consciente y posee su objetivo final general, que va a ser
consciente, por lo que esta actividad es voluntaria y aunque, la
actividad de estudio, como tal no es de naturaleza volitiva, para
el alumno sí va a desplegar acciones volitivas por las
tareas relacionadas.

En el caso de la Educación a Distancia, el
desarrollo de las acciones volitivas va a estar dirigidas en
función de sus aspiraciones y motivos, teniendo en cuenta
determinadas particularidades, pues la mayoría de los
estudiantes son trabajadores y algunos permanecieron mucho tiempo
desvinculados de los estudios, por lo que el esfuerzo que
deberán dirigir hacia la actividad docente será
superior, otros no cuentan con las habilidades y destrezas que le
permiten enfrentar el proyecto y un número considerable no
tienen en cuenta una jerarquización objetiva de sus
necesidades y motivos.

Diferentes
concepciones teóricas en el estudio de la
motivación y la autovaloración en la
personalidad

El problema de la motivación, ocupa una
perspectiva central en el estudio psicológico de la
personalidad. Algunos de los autores consultados plantean que
ambas categorías son idénticas. La Dra.
Domínguez L., considera que, aunque esa posición
resulta extrema, toda teoría sobre la personalidad ha
partido siempre del análisis de la naturaleza de la
motivación. (Domínguez L., 1992).

Las corrientes factorialistas hacen una
descripción de los contenidos de la personalidad y la
motivación, como los rasgos y factores que se dan mediante
el procesamiento matemático de los datos tributados por
las pruebas psicométricas, no logrando trascender como
enfoque cuantitativo, pues invalida la posibilidad de
caracterizar las potencialidades del sujeto en el proceso de
autorregulación de su comportamiento.

El conductismo por otra parte, reduce el análisis
al estudio de la conducta estableciendo semejanzas inaceptables
entre el comportamiento de los animales y el hombre, por lo que
este último se concibe como un ser por esencia adaptativo.
Es por ello de acuerdo a este enfoque, que el contenido subjetivo
de la personalidad y la motivación, no se constituyen en
áreas de investigación para la ciencia
psicológica porque no pueden ser cuantificadas En su
vertiente más radical, niega el papel activo y
transformador del ser humano.

Para el psicoanálisis y en contraposición
con esta corriente, la vida psíquica interna tiene una
importancia vital en el estudio de la motivación, con
independencia de que la regulación personológica se
explica teniendo en cuenta motivaciones instintivas e
inconscientes. El doctor en ciencias psicológicas
(González R. 1985), puntualiza que las categorías
utilizadas en la interpretación de este enfoque, al
derivarse de un sistema teórico cerrado, solo van a
conducir de forma preestablecida a la descripción de un
conjunto de motivos y necesidades que considera inalterables y
por tanto, se alejan del potencial regulador de la personalidad,
impidiendo que el sujeto adopte decisiones fundamentadas de
manera consciente, elaborando estrategias encaminadas al logro de
objetivos en el corto, mediano o largo plazo.

El desarrollo de la motivación, de acuerdo al
criterio de la autora, va a ser un indicador del nivel de
autonomía de la personalidad, por lo que se convierte en
una vía para la comprensión de los móviles
internos (psicológicos) de la conducta en función
del logro.

Por su parte la Psicología de orientación
marxista, en su estudio de la esfera motivacional como componente
básico de la personalidad alega, que esta se va a
constituir en una característica distintiva de las
formaciones que la contienen, por lo que participa en la
autorregulación del comportamiento del sujeto, en un
proceso de formación constante de desarrollo y
perfeccionamiento continuo.

Para este trabajo, la motivación por la carrera y
el estudio son elementos imprescindibles en la
identificación de las características
psicológicas del estudiante, ya que las mismas no van a
ser un producto accidental de la maduración del alumno,
por el contrario, son la consecuencia de múltiples
influencias educativas y la forma en que fueron procesadas por el
individuo en su relación con los diferentes
ámbitos. Por ejemplo, cuando analizamos la familia y las
relaciones que a lo interno de ella se dan, va a suceder que de
forma consciente o no se producirá una orientación
de esa motivación, lo que sin lugar a dudas
desplegará una influencia directa sobre la personalidad,
aunque no siempre esta sea la más adecuada.

La motivación humana de acuerdo con nuestra
opinión y apoyada en la revisión
bibliográfica, no se puede reducir como lo intentó
hacer el psicoanálisis, el conductismo y otras
teorías, a un estado dinámico que estimula de
alguna forma el comportamiento de los sujetos sobre la base de
las necesidades; sino que debe vincularse a los contenidos
relevantes que se dan en la actividad, la comunicación y
la unidad de los procesos afectivos y cognitivos para el sujeto,
contenidos que se han subjetivado en forma de reflexiones,
valoraciones y conceptos y contienen una carga emocional sobre
las que va a organizar sus motivos. La Dra. (Domínguez, L.
1992), argumenta que la motivación estaría
configurada en operaciones cognitivas mediante las cuales estos
motivos adquieren un carácter consciente.

La
autovaloración

Al explorar en el tema de la autovaloración
durante el proceso de revisión de la literatura, se ha
considerado a la misma como formación de la personalidad
que tiene una importancia decisiva en la regulación
motivacional. Dentro de los teóricos que destacan el papel
de los factores psicológicos internos, encontramos a K.
Lewin. La escuela que él representó, le
correspondió la primicia de introducir en el estudio de la
autovaloración el concepto de nivel de aspiración.
(Domínguez, L, 1992).

La autovaloración ha sido considerada como
contenido de la personalidad que se determina en última
instancia, por las condiciones de vida y educación del
sujeto a través de las relaciones que establece mediante
la comunicación y que en su intercambio con los
demás va recibiendo e incorporando las evaluaciones o
estimaciones hechas por los otros de su conducta, que luego se
cristalizan y consolidan como fuentes de referencia en la
formación de su autovaloración.

La autora considera oportuno destacar que el proceso de
interiorización de esas evaluaciones o estimaciones, va a
ocurrir con cierta autonomía, partiendo del
carácter activo del sujeto y las referencias externas se
van a ir incorporando mediatizadas de esa forma.

Con relación a los indicadores abordados, la
autovaloración se analiza en la determinación de su
nivel de adecuación en el desarrollo del componente auto-
valorativo del estudiante. Se toma como referencia la Tesis de
Doctorado de la Dra. (Domínguez, L., 1992), de la cual se
utilizan, haciendo un ajuste de los mismos, los indicadores de
desarrollo de la motivación profesional, en este caso
hacia la carrera, a partir de sus principales componentes, el
cognitivo, el afectivo, el autovalorativo y el de
proyección futura.

A manera de conclusión las características
y regularidades que distinguen al ser humano en cada
período de la vida, están determinadas por las
circunstancias socioculturales e históricas concretas en
las que vive y que como se plantea desde la perspectiva
histórico-cultural, el entorno social se destaca como
fuente del desarrollo e interacción que condiciona y
determina la evolución de la psiquis humana, en un
tránsito desde lo externo a lo interno. Lo anterior
demuestra que el ambiente social por sí solo, no da lugar
a cambios en el desarrollo individual, es la relación
única, particular e irrepetible que establece el sujeto
con su medio, lo que promueve y potencia el desarrollo
psíquico y de la personalidad.

La personalidad puede sintetizarse entonces desde
nuestro punto de vista como el conjunto de características
o patrón de sentimientos y pensamientos ligados al
comportamiento, es decir, los pensamientos, sentimientos,
actitudes, hábitos y la conducta de cada individuo, que
persiste a lo largo del tiempo, frente a diferentes situaciones y
que no van a repetirse en otro sujeto.

Bibliografía

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    Caracterización de los niveles de desarrollo de la
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    Conferencia. Algunas tendencias históricas y
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  • FERNÁNDEZ RIUS, L, (2005):
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  • GONZALES REY, F, MITJANS
    MARTÍNEZ, A., (1989): La Personalidad, Su
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  • GONZÁLEZ ARRÓ y ARANDO V.
    Tesis en opción al título en
    Psicología
    . La Habana.
    Cuba.2009.

  • RUBISTEIN, S.L., (1982): Principios
    de Psicología General
    , Ed. Pueblo y
    Educación, La Habana.

  • VIGOSTKY, L.S. Los procesos psicológicos
    superiores.
    México. Ed. Grijalbo. 1988.

 

 

Autor:

Lic. Mabel González
Arró.

Psicóloga.

 

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