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El trotskismo en el Perú




Enviado por Rafael Herrera Robles



Partes: 1, 2, 3

  1. Síntesis
  2. César
    Hildebrandt
  3. La
    revolución permanente
  4. La peculiaridad de
    los pueblos
  5. La burocracia
    estalinista
  6. Tres concepciones
    sobre la revolución rusa
  7. Lenin y
    Trotsky
  8. Trotsky y Stalin en
    el Perú
  9. Tres concepciones
    sobre la revolución Indoamericana
  10. César
    Vallejo
  11. Trotsky y el
    Apra
  12. El estalinismo en
    el Perú
  13. El trotskysmo en
    el Perú
  14. Notas

Síntesis

En el Perú el término trotskysmo atrae las
pasiones más extremas. Hace poco, la gran prensa peruana,
de derecha e "izquierda" (diario "La primera"), lo destacó
en términos de descalificación, de injuria,
comentando declaraciones de un asesor1 presidencial despedido que
culpó de su desgracia a otro asesor, al que endilgó
el epíteto de "trotskista". Esto no es casual porque,
luego de la muerte de Mariátegui en abril de 1930, el
Perú se convirtió en uno de los bastiones
más grandes del estalinismo en esta parte del continente,
por lo que, periodistas, profesores universitarios, escritores de
diverso talento, políticos y plumíferos de todas
las especies, denostan del trotskismo en la primera oportunidad
que se les presente, la mayor parte de veces, sin disimular su
falta de sinceridad intelectual y su ignorancia sobre
política marxista.

César
Hildebrandt

A un reconocido periodista, César Hildebrant, no
le gustó que por recordar los crímenes de Stalin,
los defensores del historial estalinista lo califiquen de
"trotskista vergonzante", y desde las páginas del diario
"La Primera2", escribió que siempre pensó que
Trotsky hubiese hecho lo mismo que Stalin. En otras palabras,
Trotsky y Stalin son la misma cosa. Un absurdo semejante a los
que ponían en el mismo lugar a Robespierre, a los jefes
del termidor y a Babeuf en la revolución francesa; a los
zares de Rusia que ponían en el mismo lugar a liberales y
marxistas, a los que hoy ponen en el mismo lugar a la izquierda
marxista con la izquierda ajena al marxismo. Desde inicios del
siglo veinte el pensamiento de Trotsky se distinguía de
otras corrientes marxistas conforme mencionaremos en
líneas siguientes, y luego del triunfo de 1917, en el
poder, se fueron evidenciando otras diferencias. Por ejemplo,
mientras Trotsky estuvo en Rusia, el estalinismo no logró
prohibir ninguna corriente artística o científica.
Por ese entonces se estaba gestando un gran bloque
histórico donde confluían las diversas vertientes
del saber, de las artes a las ciencias y la política.
Rusia revolucionaria -en la década del veinte- estaba a la
vanguardia mundial en la renovación artística en
todos los terrenos. La contrarrevolución estalinista
acabó con ese proceso. Hildebrandt es incapaz de
interpretar esos acontecimientos, por lo que se interroga si
podría ser cierto que los trotskistas con sus propuestas,
-para él, irrealizables-, sean la "quinta columna" del
imperialismo como decía Stalin, añadiendo
además que a las mujeres -de solvencia económica-,
no son sus ideales libertarios que las llevan abrazar la causa
del socialismo o del trotskismo, sino su complejo de culpa,
reduciendo la política a la moral de "humillados" y
"ofendidos".

Hildebrandt no se ha dado cuenta que el triunfo
revolucionario en los países atrasados para promover el
socialismo, antes que en los adelantados, estaba entre las
posibilidades en la teoría de la revolución
permanente de Trotsky, lo que no significa necesariamente que
puedan llegar primero a la realización plena del
socialismo, que sólo es posible en el plano mundial. Es
imposible el socialismo en un solo país. Tampoco existe el
capitalismo en un solo país.

La
revolución permanente

Trotsky es pseudónimo del revolucionario ruso de
ascendencia judía, Lev Davidovich Bronstein, que
nació en 1879 y murió asesinado por un esbirro
estalinista en su destierro de Méjico un 20 de agosto de
1940, creyendo así acabar con su pensamiento. Pero el
trotskismo no sólo sobrevivió a su principal
gestor, sino que generaciones de revolucionarios en el mundo,
bajo su inspiración, confluyendo con otras tendencias
libertarias, han revitalizado al marxismo, que hoy se alza lozano
al devenir del siglo veintiuno.

El principal distintivo del trotskysmo en
política es la teoría de la revolución
permanente, cuyos orígenes se remontan a mediados del
siglo diecinueve cuando, para ciertos países atrasados de
Europa Occidental, entre ellos Alemania, donde estaba a la orden
del día la lucha bajo consignas democráticas
burguesas para liquidar la feudalidad, Carlos Marx en algunos
textos, entre ellos, el "Mensaje del Comité Central a la
Liga de los comunistas" (1850), escribió: "La
relación entre el Partido Obrero revolucionario con los
demócratas pequeño burgueses es ésta: marcha
con ellos en contra de la fracción a la que pretenda
derrocar, se opone a ellos en todo aquello por medio de lo cual
tratan de consolidar su posición en su propio
provecho… Su grito de batalla debe ser: la
revolución permanente
".

La idea, por una parte, es que el proceso revolucionario
arroje del poder una tras otra a las diversas facciones de las
clases dominantes hasta la conquista del poder político
por la clase obrera para dar inicio a la construcción del
socialismo; y por otra parte, la revolución no se puede
detener en los marcos nacionales, sino que por su misma
naturaleza, es internacional, en la medida que las fuerzas
productivas -capacidad mental-corporal humana materializada en la
ciencia y la técnica- sobrepasan las fronteras
nacionales.

La segunda internacional liderada por Carlos Kautsky
dejó de lado esta estrategia y fue León Trotsky
quien lo cohesionó desde inicios del siglo veinte,
partiendo de las peculiaridades rusas, en obras como "Balance y
Perspectivas" y "1905", elaboradas en base a las luchas sociales
que se coronaron con la revolución derrotada de 1905, de
cuyos consejos obreros (soviets) Trotsky fue su presidente y,
como tal, juzgado y condenado a prisión por el
régimen zarista. En 1928 Trotsky dio la versión
definitiva a su teoría en su obra "La revolución
permanente", criticando al mismo tiempo a sus detractores.
Comienza su exposición reivindicando la peculiaridad de
los pueblos.

La peculiaridad
de los pueblos

Por su misma naturaleza, el marxismo es creador en tanto
promueve el conocimiento de la realidad para transformarla de
acuerdo a las especificidades culturales de los pueblos, parte
integrante de la realidad mundial.

Los movimientos revolucionarios que han confluido con
las más diversas manifestaciones progresivas, desde la
economía a la política, desde la religión al
arte y literatura, han triunfado; mientras los que se han
desligado de ese torrente de manifestaciones libertarias han
fracasado. Se incluye también a formas de vida de pueblos
en los cuales la actividad mercantil no se ha interiorizado en
sus conciencias, como los casos de las comunidades andinas
reivindicadas por Mariátegui para un proceso socialista a
inicios del siglo veinte o las comunas rusas de la segunda mitad
del siglo diecinueve reivindicadas por Marx.

Stalin decía que el internacionalismo
revolucionario se basa en los "rasgos generales del
capitalismo, iguales en su esencia en todos los
países"
y los rasgos específicos, "no son
más que un complemento de los rasgos generales
".
Trotsky lo criticó argumentando que la economía
mundial no es la suma de factores nacionales idénticos, en
los que los "rasgos específicos" sean sólo
un complemento de los rasgos generales. "En realidad, las
particularidades nacionales representan en sí una
combinación de los rasgos fundamentales de la
economía mundial. Esta peculiaridad puede tener una
importancia decisiva para la estrategia revolucionaria durante un
largo periodo. Baste recordar el hecho de que el proletariado de
un país retrógrado haya llegado al poder muchos
años antes que el de los países más

avanzados3".

Frente a los primeros marxistas, -entre ellos Vera
Sázulich y Jorge Plejanov- que veían el
desenvolvimiento ruso idéntico al europeo occidental, y
frente a los populistas que desligaban el devenir ruso del resto
del mundo para encontrar la "originalidad", Trotsky dio un salto
cualitativo al encontrar la originalidad, la peculiaridad del
desenvolvimiento ruso inmerso en el sistema mundial, mediante su
teoría del desenvolvimiento desigual y combinado, donde lo
adelantado y lo atrasado, lo moderno y lo arcaico, están
entrelazados, por lo que los países en su devenir,
principalmente coloniales y neocoloniales pierden
autonomía, y sus modos de vida son truncados y trastocados
de su sentido original, para incorporarlos al torrente
internacional de acumulación de capital.

Las revoluciones estallan en el "eslabón
más débil" del sistema imperialista, que puede ser
un país o conjunto de países, -"atrasados" o
"adelantados"- como parte de la revolución
mundial.

Trotsky criticaba que se imparta las mismas consignas a
todos los países dejando de lado las peculiaridades
nacionales, pero esto no siempre ha sido tomado en cuenta por
gran parte de sus seguidores.

La burocracia
estalinista

La burocracia estalinista para Trotsky es un caso nuevo
en el devenir humano. Surge de la deformación de la
revolución socialista, usufructúa de sus logros y
del plus trabajo del pueblo, pero no es una nueva clase social
como pensaban y piensan muchos, porque no es propietaria de los
medios de vida –tierra, gran banca, gran industria– y no puede
heredar a sus descendientes. Tampoco tiene ideología
propia como en mayor o menor grado tienen las clases dominantes.
Desfigura el marxismo para legitimarse.

Los intereses de la burocracia estalinista son distintos
a los intereses imperialistas, por lo que una invasión
terminaría con su dominio. De ahí que la burocracia
defienda para sus propios fines a la Unión
Soviética. En tal sentido, en caso de agresión
imperialista, los revolucionarios, dice Trotsky, no deben ser
neutrales, sino ponerse del lado del estalinismo para defender
las conquistas sociales de los trabajadores, porque si triunfa la
invasión imperialista restauraría el capitalismo
con todas sus lacras.

En el seno de la burocracia existen diversas tendencias,
desde las fascistas hasta las marxistas, las últimas, cada
vez menos. Por encima de ellas se levanta el poder omnipotente de
una camarilla comandada por Stalin. Esas tendencias, en forma
menos clara, también se encuentran en el conjunto social.
La cúpula estalinista al elevarse por encima de las
diversas facciones y por encima de la sociedad, es una forma de
bonapartismo.

"Dos tendencias opuestas -escribe Trotsky en
"La revolución traicionada"- crecen en el seno del
régimen. La una, al desarrollar las fuerzas productivas,
al revés del capitalismo estatificado, crea los
fundamentos económicos del socialismo; la otra, extremando
las normas burguesas de la repartición en su complacencia
hacia los dirigentes, prepara una restauración
capitalista. La contradicción entre las formas de
propiedad y las normas (burguesas) de la repartición no
puede crecer indefinidamente. De uno u otro modo se extienden las
normas burguesas a los medios de producción o las normas
de repartición deberían ajustarse a la propiedad
socialista
".

Como proyección del posible desenlace, Trotsky
señaló que si triunfa el pueblo barrerá con
la burocracia construyendo el socialismo. En caso de una
invasión imperialista liquidaría a la burocracia y
se regresaría al capitalismo. Y en caso que la burocracia
continúe por largo tiempo: "La evolución de las
relaciones sociales no cesa. Es evidente que no puede pensarse
que la burocracia abdicará en favor de la igualdad
socialista. Ya desde ahora se ha visto obligada, a pesar de los
inconvenientes que esto presenta, a restablecer los grados y las
condecoraciones; en el futuro, será inevitable que busque
apoyo en las relaciones de propiedad. Probablemente se
objetará que poco importan al funcionario elevado las
formas de propiedad de las que obtiene sus ingresos. Esto es
ignorar la inestabilidad de los derechos de la burocracia y el
problema de su descendencia. El reciente culto de la familia
soviética no ha caído del cielo. Los privilegios,
que no se pueden legar a los hijos pierden la mitad de su valor;
y el derecho de testar es inseparable del derecho de la
propiedad. No basta ser director de trust, hay que ser
accionista. La victoria de la burocracia en ese sector decisivo
crearía una nueva clase poseedora
".

En "El programa de transición", Trotsky puso el
dilema: "O la burocracia se transforma cada vez más en
órgano de la burguesía mundial dentro del estado
obrero, derriba las nuevas formas de propiedad y vuelve el
país al capitalismo; o la clase obrera aplasta a la
burocracia y abre el camino hacia el socialismo
".

A quedado demostrado que la burocracia estalinista
reprimiendo a los revolucionarios prepara el camino a la
restauración capitalista con elites emergidas de sus
tendencias más corruptas y siniestras que cumplieron el
rol de "compradores", de correa de transmisión para una
restauración capitalista. 1989 fue la culminación
de un largo proceso contra revolucionario iniciado en la
década del veinte. Hoy, como parte fundamental de la
restauración capitalista, pululan en lo que era la
Unión Soviética, además de pandillas que se
disputan el control de las ciudades, mafias transnacionales de
tráfico de drogas, de personas, de bienes
culturales.

Tres concepciones
sobre la revolución rusa

En escenario ruso de inicios del siglo veinte se
presentaron tres concepciones sobre la revolución: la
menchevique de Plejanov, la bolchevique de Lenin y la
concepción de la revolución permanente de Trotsky.
Las tres concepciones coincidían en que falta consumarse
las reivindicaciones democrático burguesas, entre ellas,
la reforma agraria para acabar con los lastres del feudalismo y
otras formas arcaicas. Para el menchevismo liderado por Jorge
Plejanov, esas reivindicaciones serían resueltas en una
revolución democrático burguesa conducida por una
burguesía nacional "revolucionaria" para que desarrolle el
capitalismo -a semejanza de Europa Occidental- y a la postre
vendría el socialismo. Por eso el partido reclamado
marxista, por ese entonces la socialdemocracia, -que en Rusia se
había dividido en mencheviques y bolcheviques, a los que
se sumaban otras tendencias- debería subordinarse a esa
burguesía.

Para Lenin y los bolcheviques no existía una
burguesía nacional revolucionaria y la conducción
del proceso democrático burgués estaría a
cargo de la "dictadura democrática" de obreros y
campesinos que, liquidando todas las trabas precapitalistas,
entre ellas feudales, abriría el camino al libre
desarrollo capitalista, -al igual que en Estados Unidos– creando
las mejores condiciones para un ulterior tránsito al
socialismo. El otro camino del tránsito del feudalismo al
capitalismo para Lenin, era el terrateniente burgués que
ya estaba en curso, en forma lenta, con la diversificación
de inversiones de los propietarios agrarios al sector urbano
industrial.

Para Trotsky no existía una burguesía
nacional revolucionaria y la conducción del proceso
recaería en la clase obrera en alianza con los campesinos
y el pueblo en su conjunto. Pero la revolución no se
detendría en la simple solución de las
reivindicaciones burguesas, sino que la clase obrera, haciendo
prevalecer sus intereses, haría que traspase los
límites burgueses rumbo al socialismo, como parte de la
revolución mundial. Las fases, pactos, alianzas,
concesiones, que se realicen, están inmersas en las
especificidades de cada país, parte integrante del sistema
mundial.

Además de lo anterior, las divergencias entre los
bolcheviques (Lenin) y Trotsky estaba en que Trotsky, en sus
inicios, priorizaba la acción directa de los trabajadores
por mediación de sus organismos gremiales en desmedro de
la organización política. Es decir, no tenía
en cuenta lo primordial de la organización política
con claros principios socialistas, intentando por eso, unificar a
mencheviques y bolcheviques con otras tendencias, aunque sus
estrategias sobre la revolución eran
diferentes.

En 1917 Lenin4 se pasa a la posición de Trotsky
en cuanto a estrategia y Trotsky acepta que se equivocó en
cuestiones de organización, pasando a formar parte del
partido de los bolcheviques.

Entre muchos estudiosos, el historiador inglés
G.D.H. Cole5 en su Historia del pensamiento socialista, precisa
de las tres concepciones sobre la revolución rusa y de
cómo, en 1917 Lenin y el partido bolchevique se pasaron a
la posición de Trotsky.

El marxista italiano Antonio Gramsci, que conoció
de cerca la polémica, ya que estuvo en Rusia los
años 1922 y 1923, decía en una de sus cartas a la
dirección del Partido Comunista italiano, que antes de
1917, Trotsky "estaba políticamente más a la
izquierda de los bolcheviques, mientras que en las cuestiones de
organización a menudo hacía bloque y hasta se
confundía con los mencheviques. Es sabido que ya en 1905
Trotsky juzgaba que en Rusia podía verificarse una
revolución socialista obrera, mientras que los
bolcheviques intentaban sólo establecer una dictadura
política del proletariado aliado a los campesinos, la cual
sirviera de envoltorio al desarrollo del capitalismo, que no
debía ser golpeado en su estructura económica. Es
conocido también que en noviembre de 1917, mientras que
Lenin con la mayoría del partido había pasado a la
concepción de Trotsky e intentaba controlar no sólo
el gobierno político sino el gobierno industrial, Zinoviev
y Kamenev se habían quedado en la opinión
tradicional del partido …"

En la reciente polémica habida en Rusia se
rebela como Trotsky y la oposición en general, en virtud
de la prolongada ausencia de Lenin en la dirección del
partido se preocupaban mucho de un posible regreso a la vieja
mentalidad que sería deletéreo para la
revolución. Pidiendo una mayor intervención del
elemento obrero en la vida del partido y una disminución
de los poderes de la burocracia ellos quieren en el fondo,
asegurar a la revolución su carácter obrero e
impedir que se transforme lentamente en aquella dictadura
democrática, envoltorio de un capitalismo en
desarrollo6…"
Gramsci concluía su carta advirtiendo
que si bien la estrategia de la revolución permanente es
válida, pero si se fuerza demasiado los acontecimientos,
podrían acarrear efectos contrarios a la
revolución.

Aunado a la teoría de la revolución
permanente está la teoría del desenvolvimiento
desigual y combinando, que si bien estaba presente en ciertos
pasajes de la obra de Marx, Rosa Luxemburgo o Lenin, por
mencionar tres nombres, el que lo interpretó en toda su
dimensión fue Trotsky.

Marx decía refiriéndose a Alemania de
mediados del siglo diecinueve, que lo atormentan todos los males,
del pasado y del presente, -los vivos y los muertos- porque no ha
alcanzado como otros pueblos entrar a la vida moderna, por su
desarrollo capitalista incipiente que coexiste con el
régimen medieval y otros lastres del pasado. "Lo mismo
que en el Panteón romano se encontraban los dioses de
todas las naciones, en el Sacro Imperio Romano-Germánico
se encontrarán los pecados de todas las formas de
Estado
". Los reyes, los príncipes, los representantes
de las capas medias o de la burguesía, enfrentados entre
sí, no representan el interés general, por lo que
la solución a los problemas recae en una nueva clase: la
obrera, en una revolución radical contra toda forma de
explotación y opresión7.

Lenin en su obra "El desarrollo del capitalismo en
Rusia" (1899), también hacía mención a
diversas fases del devenir, pero no logró valorizarlo en
todo rigor por lo que a inicios de siglo no pudo
desentrañar las contradicciones entre las clases sociales
que se proyecten al socialismo como lo hizo Trotsky. Por esa
época la perspectiva política de Lenin aún
estaba refrendada por las posiciones de Carlos kautsky que, para
el caso de Rusia, esperaba solo una revolución burguesa
para que desarrolle el capitalismo.

Rosa Luxemburgo en su obra "La acumulación del
capital" (1913), señalaba que la acumulación de
capital tiene dos fuentes: la capitalista, basada en el
régimen salarial, sobre todo en Europa, y las relaciones
precapitalistas -esclavistas, feudales, comunales, etc.-, sobre
todo en el mundo colonial, junto al robo, a la piratería.
Y en su estrategia sobre la revolución, a decir de Michael
Lowy, Rosa Luxemburgo en su "Introducción a la
Economía Política, escribe que: el período
dominado por la propiedad privada podría ser un simple
paréntesis en la historia de la humanidad entre las dos
grandes épocas comunistas, la del pasado arcaico y la del
futuro socialista. Con esta concepción, ella propone la
alianza entre el proletariado europeo moderno y los pueblos
indígenas de los países coloniales, es decir entre
el comunismo moderno y el arcaico, contra su enemigo
común: el
imperialismo8".

Si bien en sus obras iniciales como "Balance y
perspectivas", Trotsky aborda el desarrollo desigual y combinado,
es en su "Historia de la Revolución Rusa",
(publicada en 1932), donde lo expone de manera más
coherente: "Los países atrasados se asimilan las
conquistas materiales e ideológicas de las naciones
avanzadas. Pero esto no significa que sigan a estas
últimas, servilmente, reproduciendo todas las etapas de su
pasado…"

"El capitalismo prepara y, hasta cierto punto,
realiza la universalidad y permanencia en la evolución de
la humanidad. Con esto se excluye ya la posibilidad de que se
repitan las formas evolutivas en las diversas naciones. Obligado
a seguir a los países avanzados, el país atrasado
no se ajusta en su desarrollo a la concatenación de las
etapas sucesivas. El privilegio de los países
históricamente rezagados, que lo es realmente- está
en poder asimilar las cosas o, mejor dicho, a obligarles a
asimilárselas antes del plazo previsto, pasando por alto
toda una serie de etapas intermedias. Los salvajes pasan de la
flecha al fusil de golpe, sin recorrer la senda que separa en el
pasado esas dos armas. Los colonizadores europeos de
América no tuvieron necesidad de volver empezar la
historia de nuevo…"

"Las leyes de la historia no tienen nada de
común con el esquematismo pedantesco. El desarrollo
desigual, que es la ley más general del proceso
histórico, no se nos revela, en parte alguna, con la
evidencia y complejidad con que lo patentiza el destino de los
países atrasados. Azotados por el látigo de las
necesidades, los países atrasados vense obligados a
avanzar a saltos. De esta ley universal del desarrollo de la
cultura se deriva otra que, a falta de nombre más
adecuado, la calificaremos de ley del desarrollo
combinado
, aludiendo a la aproximación de las
distintas etapas del camino y a la fusión de distintas
fases, a la amalgama de formas arcaicas y modernas. Sin acudir a
esta ley, enfocada, naturalmente, en la integridad de su
contenido material, sería imposible conocer la historia de
Rusia ni la de ningún otro país de avance cultural
rezagado, cualquiera que sea su
grado9".

Los modos de producción y las formaciones
económico sociales teorizadas por Marx encuentran mayor
concreción inmersa en las desigualdades, combinaciones y
coexistencia de diversas formas de vida teorizadas por Trotsky,
tanto en el ámbito de un territorio, como en el
ámbito del sistema mundial.

Esta teoría explica, entre otras cosas, que en el
devenir humano han decaído pueblos que por un periodo
fueron los más progresivos, emergiendo otros. Así,
pueblos antiguos de Asia y Africa estaban adelantados respecto a
los europeos, sobre todo en el desarrollo de la ciencia y la
técnica, en la acumulación de dinero, en las artes,
pero los que dieron el salto de sociedades de estamentos y castas
al capitalismo fueron los europeos. Los primeros brotes de
capitalismo tuvieron lugar en Europa mediterránea, pero
luego la delantera se ubicó en el norte, donde habitaban
los pueblos "bárbaros", y de allí pasó a
Estados Unidos. En este proceso, -en el que se adquieren nuevas
habilidades y se pierden otras- pueblos rezagados se apropian o
asimilan el legado de pueblos más prósperos y
puede3n llegar a superarlos. Por eso no es de extrañar que
dentro del sistema capitalista mundial hayan sido pueblos
rezagados o atrasados los que han dado los primeros pasos para
superar al capitalismo.

En el marco de su teoría, Trotsky decía
que el impacto de la introducción de nuevos instrumentos y
conocimientos sobre un pueblo, depende de su especificidad dentro
del sistema mundial, "de la capacidad de
asimilación
". , que puede mejorar o empeorar el modo
de vida. Para el caso de Rusia, "la introducción de
los elementos de la técnica occidental, sobre todo la
militar y la manufacturera bajo Pedro I se tradujo en la
agravación del régimen servil como forma
fundamental de la organización del trabajo. El armamento y
los empréstitos a la europea –productos indudablemente, de
una cultura más elevada, determinaron el robustecimiento
del zarismo, que, a su vez, se interpuso como un obstáculo
ante el desarrollo del
país10."

Este fenómeno podemos decir que es común
en el mundo colonial, como el caso emblemático de la
cultura andina que, antes de la llegada de los europeos, con una
economía planificada, no obstante sus instrumentos
rudimentarios -si lo comparamos a culturas como la egipcia o
china– logra solucionar el problema del hambre, conforme lo
reconocen hasta hoy sus detractores. La organización
social -como vertiente esencial de las fuerzas productivas-
suplió con ventaja la falta de instrumentos materiales
avanzados.

El capitalismo, como expresión de los intereses
de la clase dominante (burguesía), -al igual que las
formaciones sociales que lo antecedieron- en parte contribuye a
mejorar la vida y en parte lo estropea, dejando de lado gran
parte del legado progresivo porque es contrario a sus intereses
particulares. Por el contrario, los intereses de la clase obrera
y clases populares, en tanto confluye con los intereses de la
humanidad, recogen todo el legado progresivo desde sus
orígenes, por lo que Federico Engels pudo escribir:
"…el príncipe más poderoso, el
más grande hombre público o guerrero de la
civilización, puede envidiar al más modesto jefe
gentil el respeto espontáneo y universal que se le
profesaba. El uno se movía dentro de la sociedad; el otro
se ve forzado a pretender representar algo que está fuera
y por encima de ella11
".

La formación del sistema mundial moderno se
levantó sobre el legado o cimiento de culturas (no
europeas) llamadas desdeñosamente "bárbaras" y
"primitivas", que comenzaron a domesticar plantas y animales,
creando lo que hoy es base de la alimentación mundial.
Igualmente la técnica y la ciencia, base sobre la que se
desenvuelve el capitalismo mundial encontró sus primeros
creadores e inventores en esas culturas. No obstante, por la
división internacional del trabajo impuesto desde las
conquistas, los principales usufructuarios de esos
descubrimientos son los países más industrializados
(Europa y Estados Unidos) que prosiguen saqueando los recursos
naturales a esos pueblos y al mismo tiempo los privan de la
ciencia y tecnología para así perpetuar el sistema.
El desarrollo de la genética, la aplicación de la
biotecnología, ha acentuado el saqueo del germoplasma por
parte del imperialismo, a los países del "tercer
mundo".

El legado progresivo de las culturas primigenias
está presente más de lo que uno pueda imaginarse,
en todos los terrenos, comenzando de la
alimentación.

Lenin y
Trotsky

Lenin muere en enero de 1924 agobiado por la
burocratización de la revolución, por lo que en
cartas a su partido pide destituir a Stalin del cargo de
secretario general y de encargado de las nacionalidades, lo que
no se realizó, sino todo lo contrario, Stalin se aferra al
poder, y al mismo tiempo que reivindica el término
"leninismo", crea su opuesto, el "trotskismo". El "leninismo"
cambiaba de acuerdo a los virajes políticos, al igual que
las acusaciones contra el "trotskismo", que en la década
del treinta se le consideró contrarrevolucionario.
Sólo en Rusia, alrededor de un millón de
revolucionarios pagaron con su vida su esperanza en el
socialismo, al igual que la plana mayor bolchevique condenada a
pena de muerte en juicios infames entre los años 1936 a
1938.

Sobre las disputas entre Lenin y Trotsky hasta 1916,
existen abundantes documentos. Como en toda polémica, se
entrecruzan criterios racionales y zahirientes. En una
oportunidad Trotsky tildó a Lenin de "abogado chapucero" y
la respuesta era igualmente en el mismo tono. Entre otras cosas,
Lenin tildaba a Trotsky de "conciliador", porque intentaba
unificar a bolcheviques, mencheviques y otras tendencias que
tenían estrategias diferentes. En base a ello el
estalinismo, con infundios, tergiversando la polémica,
crea el anatema del "leninismo", contra Trotsky y el
"trotskysmo". Se han dado publicidad escritos de Lenin contra
Trotsky, pero los escritos de Trotsky contra Lenin solo se
conocen en forma retaceada, desfigurando los argumentos. En esto
también son responsables gran parte de los seguidores de
Trotsky que han intentado, sino borrar, minimizar la
controversia, para presentarse como "leninistas".

Al estallar la revolución rusa en 1917, gran
parte de líderes bolcheviques intentan crear una
república burguesa para desarrollar el capitalismo,
conforme a su propuesta original de inicios de siglo. Todo eso
cambia porque el pueblo estaba en las calles sobrepasando a las
direcciones políticas, y Lenin, con sus Tesis de Abril,
con gran resistencia de otros líderes bolcheviques, -entre
ellos Zinoviev y Kamanev- reorienta al partido hacia la conquista
del poder político para construir el socialismo,
confluyendo con la teoría de Trotsky.

Entre otros, el historiador G.D.H. Cole escribe que
luego del triunfo revolucionario en 1917: "Cuando los
bolcheviques se pusieron a formar su gobierno, Lenin propuso que
Trotsky, como principal organizador de la insurrección lo
presidiera, pero todos, incluyendo Trotsky, consideraban a Lenin
como el único líder posible y Lenin aceptó
el hecho a disgusto12
". Ya cercano a su muerte, en una de
sus últimas cartas, Lenin presenta a Trotsky como el
"bolchevique más capaz" y pide no recordar sus antiguas
divergencias con el bolchevismo. Los acontecimientos demuestran
la compenetración al que llegaron los dos caudillos
revolucionarios.

Establecido el gobierno, existieron grandes
controversias al interior del Partido Bolchevique y de la Tercera
Internacional fundada en 1919, protagonizada por revolucionarios
de prestigio y ascendencia, en la mayoría de las cuales,
Lenin y Trotsky tenían el mismo punto de vista. Por
ejemplo, Rosa Luxemburgo criticó abiertamente a Lenin y
Trotsky porque supuestamente hacían demasiadas concesiones
a los campesinos y reclamando más democracia, pero nadie
se atrevió pedir su expulsión de la internacional.
Zinoviev, dirigente bolchevique que se opuso a tomar el poder en
1917, fue nombrado en 1919 presidente de la naciente Tercera
Internacional. El partido bolchevique revolucionario era
diferente al monasterio estalinista. Lenin y Trotsky hicieron
causa común en las cuestiones más importantes
referentes a la política interior y exterior. Mencionemos
como ejemplos la política económica, el monopolio
del comercio exterior, la política cultural, las tesis
sobre el frente único, la lucha contra la
burocratización, etc. Los cuatro primeros congresos de la
tercera internacional, redactados por Trotsky promueven una
estrategia de revolución permanente, -de acuerdo a las
especificidades nacionales-, por lo que, al surgir la pugna entre
Trotsky y Stalin, los seguidores de Trotsky pueden encontrar
"trotskysmo" en esos congresos y en las organizaciones del mundo
que las hicieron suyas, aunque en su gran mayoría esas
organizaciones fueron sometidas a la política estalinista
que retoma las tesis de los mencheviques sobre la imposibilidad
del socialismo en los países atrasados.

Para reorientar al partido que había caído
en el ultra izquierdismo luego del triunfo revolucionario, ambos.
-Lenin y Trotsky- hicieron causa común para promover la
política del frente único con organizaciones
reformistas, pequeño burguesas y burguesas sobre
reivindicaciones concretas, manteniendo la independencia
orgánica y política. Como preámbulo, Lenin
escribió su opúsculo sobre "El izquierdismo,
enfermedad infantil del comunismo", y luego Trotsky redacta las
"Tesis sobre el frente único", que ambos defendieron en el
Comité Ejecutivo de la internacional (1921), lo que fue
refrendado -con gran resistencia- en el cuarto congreso de la
misma (1922). Cuando tendencias sectarias intentaron oficializar
determinada corriente artística como la única
correcta, Lenin y Trotsky se opusieron. Trotsky se
enfrentó a tamaña degeneración del marxismo
en su libro "Literatura y Revolución" (1923).
Lenin no entendía a las vanguardias artísticas.
Cuando Lunacharsky en calidad de Comisario de Educación
promovió la publicación del poemario
"150'000,00" en número de cinco mil ejemplares,
del poeta proveniente del futurismo, Mayakovsky, Lenin, en una
carta a Lunacharsky fechada el 6 de mayo de 1921 dijo que era una
vergüenza:

"Es absurdo, estúpido, es una tontería
rematada y una presunción".

"A mi juicio deben imprimirse 1 de cada 10 cosas de
esas y con una tirada de no más de 1,500 ejemplares para
las bibliotecas y los extravagantes13".

Lenin, que gustaba de la poesía lírica de
Pushkin, a pesar de su incomprensión de las corrientes de
vanguardia en el arte, hizo causa común con Trotsky
defendiendo la libertad de creación para todas las
escuelas y tendencias en el arte y las ciencias.

En 1921 a iniciativa de Lenin se establece la Nueva
Política Económica (NEP), como una medida
coyuntural, pasajera, pero luego de su muerte en enero de 1924,
el estalinismo pretendió eternizarlo, con graves
consecuencias.

Stalin, además de retomar las viejas tesis
mencheviques de la imposibilidad del socialismo en los
países atrasados, de oficializar una sola corriente de
arte y literatura bajo vigilancia del partido, desechando a las
vanguardias artísticas y al freudismo, promovió su
única idea original, la del socialismo en un solo
país, una aberración en un mundo de diversidades
pero cada vez más unificado por lazos económicos y
culturales. Debemos tener en claro que tampoco ha existido el
capitalismo en un solo país.

Cuando Trotsky condena la teoría del socialismo
en un solo país como contraria a la realidad y contraria
al marxismo, fue tildado de "derrotista", de estar en contra las
"realizaciones nacionales", que sólo espera la
revolución mundial. Una crítica sin sentido a uno
de los principales promotores del socialismo en Rusia y el mundo.
En 1924, conjuntamente a otros bolcheviques, entre ellos
Preobrajensky, Trotsky propuso iniciar la planificación de
la economía para construir el socialismo, siendo desechado
por el estalinismo como la "cumbre de la utopía".
Era la burocracia estalinista quien, en los hechos, estaba contra
las realizaciones nacionales con proyección al socialismo,
sin plantear (en 1924) ninguna alternativa. En 1929 Stalin se vio
forzado planificar la economía en medio de una gran crisis
que se pudo evitar si la planificación comenzaba en 1924
como era la propuesta de Trotsky.

Si bien es cierto que el triunfo definitivo del
socialismo sólo es posible con el triunfo de la
revolución mundial, eso no impide iniciar su
construcción en el ámbito de un territorio, al
igual que la clase obrera de un país atrasado puede llegar
al poder antes que la clase obrera de un país
industrializado.

Trotsky y Stalin
en el Perú

Lenin y Trotsky eran reconocidos en el ámbito
internacional como los principales promotores de la
revolución rusa y sus escritos divulgados como
sinónimo de marxismo. La figura de Stalin comienza
aparecer luego de la muerte de Lenin, al hacerse públicas
las divergencias en el seno del partido comunista ruso (partido
bolchevique). Pero es recién a finales de la década
del veinte que su figura adquiere relevancia con la
expulsión de Trotsky de Rusia.

Haya de la Torre14, fundador del Apra, viajó a
Rusia y en 1924 escribe un artículo recordando a Trotsky,
en el que sobraban los elogios, pero años después,
al editarse el texto como parte de su libro "Excombatientes y
desocupados", sin desmerecer las ideas de Trotsky, avala su
expulsión de Rusia, pero siguió haciendo
proselitismo utilizando su figura. En "El Antiimperialismo y
el Apra"
recuerda una frase en la que Trotsky pone el
dilema: "o descender definitivamente al nivel de una colonia
o resurgir bajo la forma socialista, tal es la alternativa de
nuestro país15
".

Mariátegui regresa de Europa en 1923. En abril de
1924 escribe un ensayo sobre Trotsky, presentándolo como
el forjador del ejército rojo y el intérprete de la
revolución en filosofía y arte. "…los
penetrantes estudios de Lenin no abarcaron sino las cuestiones
políticas y económicas. Trotsky, en cambio, se ha
interesado además por las consecuencias de la
Revolución en la filosofía y el
arte16
".

Es necesario dejar constancia que Mariátegui
reconocía a Lenin como máximo dirigente
bolchevique, del que también conocía su libro
"Materialismo y empiriocriticismo", -cuya primera edición
data de 1908-, de carácter filosófico, y que lo
menciona entre otros escritos, en una conferencia titulada:
"Elogio de Lenin17". (Mariátegui no
conoció los apuntes de Lenin comentando su lectura de
Hegel, conocidos como "Cuadernos
filosóficos
")

El calificativo a Trotsky de "intérprete de
la revolución en filosofía y arte"
por parte
de Mariátegui se debe entender porque el estratega de la
revolución permanente abordó, entre otras cosas,
además de la dialéctica marxista, la
problemática de la ciencia y las comunicaciones en el
nuevo estado, los problemas de la vida cotidiana18 en la
construcción socialista y sobre el arte y la cultura en la
transición del capitalismo al socialismo. Lo
último, particularmente en su obra, "Literatura y
revolución
", que tuvo difusión mundial.
Mariátegui comenta este texto donde Trotsky expone que la
nueva cultura socialista, no tendrá carácter de
clase, y que no existirá una cultura "proletaria" en el
mismo sentido que cultura burguesa o cultura feudal, porque el
dominio de la clase obrera es diferente de la burguesa, en tanto
su finalidad no es perennizarse en el poder, sino extinguirse en
el proceso de tránsito al socialismo, donde la cultura
dejará de tener carácter de clase. Cuanto
más avance el proceso de construcción socialista,
se irán extinguiendo las clases sociales, creando a la par
una nueva cultura, superior a todas las culturas que lo
antecedieron, pero tomando el legado progresivo de estas. En este
proceso la clase obrera y clases populares dejarán su
huella imperecedera. Mariátegui, a la postre, se adhiere a
esta posición: "(Trotsky ha planteado ya, en sus
justos términos, la cuestión del arte
proletario19
)". En algunos escritos, Mariátegui
utiliza el término "realismo proletario" para resaltar la
complejidad de la vida, con sus grandezas y miserias, diferente
al "realismo burgués" que idealiza a los personajes, cuyos
héroes son presentados como intachables, portadores del
bien y la virtud, consustancial con la política de la
burguesía que esconde sus intereses privados -que han
devenido contrarios al progreso- con una ideología
justificatoria20. El "realismo proletario" que presenta
Mariátegui es contrario al "realismo socialista" de la
época de Stalin donde abundaban, además de
personajes intachables, idealizados con todas las virtudes
"revolucionarias", una desfiguración de los
acontecimientos históricos para legitimar el dominio de
una casta burocrática.

Cuando la pugna entre Stalin y Trotsky se hace
más evidente, Mariátegui en un inicio, en 1926, con
muchas imprecisiones, presenta a Trotsky y al trotskysmo como una
"tendencia derrotada" dentro del bolchevismo. Es decir,
se pone de lado de Stalin. Pero conforme la pugna se extrema con
la expulsión de Trotsky de Rusia, revaloriza cada vez
más a Trotsky y al trotskysmo, por su internacionalismo y
por su lucha contra el burocratismo. Para Mariátegui,
Stalin resulta siendo el encargado de las realizaciones
nacionales, y a Trotsky -a su criterio, alejado
"momentáneamente" de Rusia- lo imagina extendiendo la
revolución mundial comandando el ejército
rojo21.

En 1927 Mariátegui y sus compañeros rinden
homenaje a Lenin en el tercer año de su fallecimiento, con
un escrito de Trotsky traducido especialmente para Amauta22,
presentado así: "En el tercer aniversario de la muerte
de Lenin, nos parece oportuno ofrecer a los lectores de Amauta
uno de los más sugestivos y vigorosos estudios escritos
por León Trotsky sobre el gran jefe de la
revolución
".

En 1929, en la conferencia comunista de Buenos Aires,
Mariátegui -en su "Punto de Vista Antiimperialista" y con
sus tesis sobre el tramonto de las comunidades indígenas
al socialismo- pone en tela de juicio el conjunto de la
política estalinista en el ámbito mundial. Sobre
China, es preciso en señalar que fue equivocado confiar en
la burguesía nacional y en movimientos pequeño
burgueses.

Partes: 1, 2, 3

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