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Valores esenciales para la vida en familia y en comunidad II




Enviado por Higinio Viel Reyes



  1. Introducción
  2. Agradecimiento
  3. Amor
  4. Belleza
  5. Bien
    Común
  6. Bienes
    Materiales
  7. Bondad
  8. Constancia y Perseverancia
  9. Generosidad vs
    Egoísmo
  10. Honestidad
  11. Humildad
  12. Libertad
  13. Optimismo.
  14. Paz
  15. Responsabilidad
  16. Sinceridad
  17. Solidaridad
  18. Tolerancia
  19. Laboriosidad
  20. Verdad
  21. Conclusiones
  22. Bibliografías

Resumen

Los valores morales son guías de la conducta de
las personas. Su finalidad última es la supervivencia del
ser humano. Cada hombre y mujer posee algún tipo de valor
que ordena su vida. No siempre estos valores son compartidos por
todos los que nos rodean y tienen la función social de
asegurar la convivencia y el respeto mutuo. Y se pueden aprender
en el intercambio con las personas significativas en nuestras
vidas. Este artículo recoge algunas consideraciones de la
autora que a su criterio son importante en la enseñanza de
los valores y su interpretación y utilización para
la familia y la comunidad. Siendo el objetivo del mismo demostrar
la necesidad de la educación en valores en el ser humano,
desde edades temprana partiendo de la familia y el
hogar.

Palabras Clave: Valores, familia, comunidad

Summary

Moral values are guides of the conduct of people. His
last purpose is the human being's survival. Each man and woman
the fact that his life orders possesses some kind of value. Not
always these moral values are shared for wholes the ones that
surround us and have the social show to guarantee the
cohabitation and mutual respect. And they can learn in the
interchange with significant people in our lives.

This article picks up the author's some considerations
that are important to his opinion in the teaching of moral values
and his interpretation and utilization for the family and the
community. Being the objective of the same demonstrating the
educational need in moral values in the human being from youths,
splitting of the family and the fireplace.

Key words: values, family, community

INTRODUCCIÓN

En la edición anterior hablamos que los valores
exigen de una conversación larga, personal, con mucha
sinceridad, pero a la que no falte bastante afecto. Existiendo la
necesidad de compartir de experiencias, contar vivencias, que
provienen de los hechos cotidianos, del pasado día a
día en este camino de la vida. De reflexionar sobre
nuestra vida y destino, sobre lo que somos y lo que queremos ser
como individuos, como familia, como país y como
humanidad.

Por eso le propongo ahora revisar una serie de valores
importantes para la vida en familia y en comunidad. Será
un reflexión en voz alta. O tal vez simplemente un
murmullo. Los valores no son imposiciones, son sugerencias de
acción en las que crees tan firmemente como para
realizarlas.

Estos valores que encontrarás aquí pueden
ser tus valores. O tal vez no lo sean. No hay ninguna
obligación de que los asumas como tuyos. Léelos,
simplemente con mente abierta. Aprovecha lo que puedas de ellos,
los que escuches familiar, los que veas que te sirven hazlos
tuyos si te pertenecen. Eso sí, revísalos con ojo
crítico y deja pasar aquellos que no se adaptan a tu forma
de ser. Son una simple referencia, una posibilidad de vida que
tú puedes hacer real.

Agradecimiento

Cuando alguien te da algo que te gusta, algo que no
esperabas y que tal vez no creías merecer, está
obsequiándote más que un objeto o una
acción. Te está dando un poco de su afecto, un poco
de sí mismo. Quien se desprende de algo o emplea su
esfuerzo para agradarte, te está regalando realmente parte
de sí mismo.

La retribución, en ese caso será un acto
de justicia y una señal de conciencia. El afecto debe ser
correspondido.

Tenemos mucho que agradecer diariamente, a quienes nos
trajeron al mundo, a quienes nos criaron y mantuvieron, a quienes
desinteresadamente nos hicieron el bien. A tantos, que no
sería fácil nombrarlos. Tal vez cometeríamos
una injusticia al omitir a alguien. Por ello, agradecer en el
momento en que recibimos los beneficios es un acto de
sabiduría.

Es realmente fácil agradecer lo que se te da.
Ello significa que estás consciente en tu paso por la
vida. Ello también significa que eres un ser que se da
cuenta de lo que acontece a su alrededor. El agradecimiento es un
acto de vida. Con él le dices a la vida que estás
presente. Y quieres continuar tu presencia.

El agradecimiento es un valor conectado con la justicia
y el amor. No temas ser agradecido. Ello te engrandece y te abre
las puertas de nuevo a más actos de afecto que
agradecerás a la vida.

Amor

El amor es el sentimiento más transcendente que
posee el ser humano y el más perdurable. Por amor el
hombre es capaz de transformarse y cambiar su forma de ser. Por
amor se salva a sí mismo. Esta salvación significa
construcción, innovación, evolución en
contra de todo lo caótico y destructivo.

El amor permite que el hombre sobreviva más
allá del impulso reproductivo, el ser humano pervive por
la fuerza constructiva que representa el amor. El amor permite
creer en el ser humano y darnos una oportunidad de existencia. Si
el hombre es capaz de despertar la fuerza del amor, todo esfuerzo
por asegurar su vida en la tierra está justificado. Por
ello el amor es una valor esencial.

El amor como valor se convierte en el punto más
elevado en la escala de valores. Pero es también de donde
proceden, de donde derivan, de donde arrancan todos los
demás valores.

El amor perdura como uno de los valores fundamentales
del ser humano. Como valor, tiene la virtud de persistir contra
toda adversidad. Y de vencer los obstáculos del espacio y
del tiempo. Tiene la singularidad de motorizar los grandes
logros, y de construir donde no existía nada en pie. El
amor tiene la inmensa virtud de dar sentido a la vida.
Practícalo y no te equivocarás.

Belleza

La belleza es simplicidad, sólo necesita de tu
ojo o de tu oído para manifestarse en todo su
esplendor.

Lo que pretende presentarse como belleza,
recargándose de accesorios o adornos, siempre será
un producto perecedero. A veces incluso, se transforma en un
símbolo de lo ridículo. El olvido será su
destino.

Si existe una belleza universal, ésta se
caracteriza por la más despojada simplicidad. Un paisaje,
una flor, una persona; no necesitan complementos ni
composición para parecer expresión de belleza.
Simplemente lo son, sin ostentación, pero sin falsa
modestia.

El hombre puede crear belleza y encontrar la forma de
que todos los demás seres aprecien sus creaciones. Pero
debe conocer interiormente su propia belleza para poder
manifestarla con eficacia. La belleza es el valor fundamental que
nos guía en la creación humana.

Cuando la belleza se convierte en un valor, todo cuanto
hacemos, en cierta forma seguirá el comportamiento creador
de belleza. Nuestros actos serán proporcionados,
tendrán propósito y expresarán las
posibilidades creativas del ser humano.

En este sentido, el valor de la belleza nos lleva a la
simplicidad en la vida. A abandonar todo lo recargado, lo vano,
lo inútil al sentido de la proporción. Por ello
practicar la belleza no es ajeno al ser humano común. Por
el contrario, caracteriza su verdadera humanidad.

Bien
Común

Parece un bien que a nadie beneficia en particular, sin
embargo la práctica del bien común favorece un
conglomerado de seres que no siempre están conscientes de
ello.

La individualidad no pocas veces, debe sacrificarse por
la colectividad; quien así lo comprende, está
dispuesto a hacer revolucionare el mundo. Por ello el bien
individual está sujeto al bien común. Favorecer a
un individuo para perjudicar a muchos es un pavoroso principio de
desequilibrio social e incluso ecológico.

El bien común no es un valor fácil de
comprender y de digerir. Y menos aún de practicar. Cuando
prescindes de lo que son, incluso tus necesidades y tus anhelos
más queridos por favorecer a un conjunto de gente que ni
siquiera conoces, estás haciendo gala del desprendimiento
y del amor más universal; de ellos se nutre el bien
común.

Si comprendes que el bienestar de todos sirve a tu
propio bienestar, habrás dado un inmenso salto, enorme en
todo sentido, en la escala de los valores. Al practicar el bien
común resumes y retomas otros muchos valores que te
construyen como persona. Estás practicando amor,
solidaridad, generosidad y convivencia. Y de esa manera
estás construyéndote realmente como persona
humana.

Bienes
Materiales

Los bienes materiales constituyen un valor para muchos
individuos, en ocasiones los únicos reales según su
óptica. Sin embargo, los bienes materiales son solo
medios. Hace tiempo atrás se hablaba de hombre o mujer de
medios, refiriéndose a alguien que tenía posesiones
materiales y posición social; siendo acertado hablar de
medios en ese sentido.

Los medios no son los fines, sirven para llegar a un fin
que supera al medio mismo. Si tú quieres trasladarte a un
lugar distante utilizas un medio de transporte, pero no te quedas
en el medio. Utilizas un auto y una carretera, por ejemplo, pero
no te satisfaces sólo con disfrutar la carretera o con
estar en el automóvil, quieres alcanzar el sitio que
deseas.

Los bienes materiales siempre serán un medio para
el fin de la felicidad personal y colectiva. Y en este sentido
son un valor de importancia.

Dale valor a los bienes materiales, como valor de
medios, porque se te han confiado; como se le dan a un
administrador que debe incrementar el beneficio que se le
concede.

Si posees medios materiales, cuídalos y hazlos
crecer. Pero mantén la posibilidad de desprendimiento. La
sabiduría del conocimiento de que son sólo medios
para alcanzar el fin.

Bondad

Tu bondad no es necesariamente el bien, es solamente tu
interpretación de él. Siempre existe la posibilidad
de que lo que crees bueno, no sea exactamente todo lo bueno que
crees. Porque tal vez tu idea de la bondad está influida
por simples deseos personales, que aunque no sean malos por
sí, no pueden traducir toda la verdadera esencia del
bien.

En demasiadas ocasiones creemos que el bien es
sólo la bondad que ejercemos. Y nos quedamos cortos. En
esos momentos debemos saber más que nunca que la bondad
puede ser una manifestación del bien, pero sólo
eso.

La bondad incluso a veces se confunde con una debilidad
humana. En un mundo materializado, deshumanizado, la bondad es
una provocación. Pero por ello tiene la condición
de valor fundamental para la persona y la colectividad. La bondad
procura el bien en todos los ámbitos.

El buscador del bien debe poseer una intención en
esa búsqueda; de allí que sus actos estén
preñados de buena intención. Además debe
saber hacia dónde se dirige, al practicar las buenas
acciones. Y mostrar voluntad sostenida de mantenerse en esa
búsqueda para que afloren acciones procedentes del
bien.

Busca el bien en ti mismo. Hazlo un valor esencial en tu
vida a través de la práctica de la bondad. Hazlo un
valor que convierta en obras. Encuéntralo en la
práctica de las buenas obras, pero conoce que esas obras
proceden de ti y que tú eres la fuente de donde procede el
bien que demuestras; tú eres la fuente de ese
valor.

Constancia y
Perseverancia

La constancia es la clave para conseguir las metas que
el ser humano se propone. Ser constantes significa continuar
siempre adelante a pesar de las aparentes dificultades del
camino. Porque tú lo sabes, la vida tiene sus
contrariedades.

Casi todo lo que nos propongamos podemos ejecutarlo, si
poseemos como valor la constancia de conjunto con la
perseverancia estos nos hacen saber que siempre habrá una
nueva oportunidad para lo deseado. Y que tenemos que intentar
alcanzar nuestros objetivos todas las veces necesarias para
lograrlo.

La realidad nos muestra que a cada acción nuestra
hay una reacción. Nada más tenemos que fijarnos
cuando alzamos un peso, o cuando caminamos. Todo en la vida exige
un esfuerzo. Si tomamos ese esfuerzo como un destino terrible,
nos quedaremos sentados en la vida, quejándonos de lo que
no pudimos hacer y repartiendo culpas que son enteramente
nuestras.

La constancia y la perseverancia son valores que
sólo se traducen en un empuje constante que provienen de
nosotros mismos. Nadie nos puede mover a realizar acciones si no
queremos. Basta querer siempre para mantener la perseverancia
como el impulso que necesitamos para triunfar en la
vida.

Convivencia

El humano es un ser social, busca a otros semejantes, se
reúne con ellos, organiza su vida en función del
esfuerzo común. Esta característica nos
señala la convivencia como una necesidad. No podemos vivir
aislados de los otros, sin que ese aislamiento afecte nuestra
forma de vivir. Basta observar a quienes han perdido esa
capacidad de convivencia y deambulan por las carreteras excluidos
del mundo que les rodea. El ser humano progresa en la medida que
se comunica y convive con sus semejantes. La convivencia nos hace
evolucionar tanto individualmente como colectivamente.

Pero la convivencia aparte de ser una necesidad humana,
es un valor; pues como tal posee una serie de exigencias. No
basta vivir con alguien, es necesario saber aprovechar la
experiencia de vivir en beneficio mutuo. Convivir es algo
más que una obligación. Es esfuerzo por aligerar
las diferencias que necesariamente surgen entre todos los que
vivimos juntos.

La convivencia tiene diversos niveles. Desde el familiar
hasta el universal. en la medida en que aprendemos a vivir en
familia ayudándonos mutuamente, podemos emprender la
experiencia de convivir con nuestra comunidad.

Existe igualmente un nivel de convivencia con el medio
ambiente. Una actitud que refleja la conciencia de compartir un
espacio para la vida, el mundo en el que vivimos. Ese lugar no
nos pertenece con exclusividad, es un préstamo temporal,
por ello es necesario cuidarlo para quienes nos
sobrevivirán.

La convivencia es una actitud, que se pone en
práctica en la cooperación mutua, es una necesidad
de la vida. Pero se hace un valor que demuestra conciencia sobre
la existencia y sus circunstancias. Sólo cuando haces tuyo
el valor de la convivencia, no te afectarán las
diferencias con los demás. De esa manera, uno deja de
criticar a sus semejantes para ser simplemente constructivo en
sus acciones.

Generosidad vs
Egoísmo

El egoísmo es temor, pura creencia de
imposibilidades, de limitaciones basadas en el miedo. Pero el
egoísmo tiene su momento en la evolución del
individuo. Los niños pequeños son egoístas,
para ellos solo existe el yo y el mundo gira alrededor; sin
embargo la experiencia les va demostrando a través de
frustraciones y de diversos aprendizajes que no están
solos. Entonces más o menos de re penden descubren al
otro. El egoísmo deja de tener en ese momento valor
primordial.

Si el egoísmo se instala y permanece en el
individuo, se convierte en un ancla que le impide avanzar,
crecer, desarrollarse en toda su potencialidad. Será
fuente de más frustraciones que de satisfacciones. Por
ello debe elevarse para que progresemos en la vida.

Al egoísmo se le opone como valor la
generosidad es una virtud que se convierte en
valor para el ser humano cuando evoluciona como tal. Ella
representa compartir sin miedos los bienes materiales e
intangibles de los que disponemos, los que compartimos en esta
tierra.

Si podemos comprender que nuestro paso por la tierra
tiene los límites del tiempo y el espacio, podemos darnos
cuenta de que todo lo que tenemos es un préstamo de la
vida. Lo que acumulamos como experiencia es nuestro verdadero
tesoro: el conocimiento, los afectos, las obras etc. Cuando
compartimos con generosidad estos bienes, la retribución
será segura y si los demás no nos la dan, con toda
seguridad habremos obtenido la satisfacción de
dar.

Cuando damos generosamente, cuando compartimos nuestro
pan y nuestras experiencias; estamos venciendo los temores del
pasado, los miedos de la limitación y la miseria. Cuando
hacemos de esa actitud un valor en nuestra vida, estaremos
asegurando nuestro futuro de felicidad.

Honestidad

La honestidad es otra de las virtudes que han de
convertirse en valores del ser humano para alcanzar la plenitud
como persona. Esta es conservadora de los valores del individuo.
La honestidad nos lleva a conservar nuestros principios en todo
tiempo y lugar sin las dobleces de la conveniencia.

La honestidad es un arte en nuestro tiempo, no es
imposible pero tiene sus dificultades, que una vez vencidas son
de gran estímulo para el individuo.

En muchas ocasiones, aún las más
cotidianas, tienes la oportunidad de afianzar la honestidad como
un valor. Cuando debes cumplir las leyes de la convivencia
estás frente a una de esas oportunidades. Cuando la viveza
fácil se presenta como una conducta aplaudida, la
honestidad nos hace caer en cuenta que los demás
también poseen derechos.

No sólo se es honesto cuando no se roba o no se
miente, también se es en las pequeñas
circunstancias; cuando haces una cola, cuando no pretendes
obtener privilegios, cuando actúas en concordancia con lo
que predicas como tus principios.

La honestidad te mantiene con la frente en alto cuando
sopla el viento huracanado de la dificultad en tu
cara.

Humildad

A veces parece un defecto en este mundo de publicidades
vanas, donde la grandeza inflada y el éxito de un instante
eclipsan el verdadero esfuerzo, la verdadera dimensión de
cada ser. La humildad parece estar hecha para otros tiempos.
Tiempos donde también se valore al ser por lo que es y no
por lo que aparenta. ¡Pero ese tiempo puede ser el
nuestro!.

La humildad es ser lo que se es, sin pretender otra cosa
ni aparentar otra cosa. Ser humilde es ser auténtico, no
vanagloriarse de lo que se tiene, de lo que se ha obtenido con
esfuerzo, de lo ganado en el campo de batalla de la
vida.

¿Qué ganamos con ser humildes? Nada.
Porque la humildad precisamente no busca nada, es una simple
manera de ser; sin gastar el tiempo, el esfuerzo y la vida misma
en aparentar lo que no se es o lo que no se tiene. La humildad es
un valor que facilita la comprensión del mundo.

Quien sabe no habla, quien habla, muchas veces no
sabe. Quien aparenta ser o tener, lo hace porque no tiene lo que
dice. Quien realmente es grande sabe que hablando de su grandeza
nada gana. Sólo actuando obtendrá el respeto de sus
semejantes.

Justicia

La justicia es un valor que se construye día a
día. Es una posibilidad más que un hecho consumado.
Pero los seres humanos conscientes de su naturaleza están
empeñados en edificarla como se hace un gran edificio que
nos cobija a todos.

Vivimos en un mundo de injusticias, pero si tenemos a la
justicia como un valor de nuestra vida, debemos buscar es estado
de equilibrio en todas nuestras acciones.

La justicia es dar a cada cual lo que le corresponde
según sus acciones. Esta determinación no es nada
fácil. En ella podemos equivocarnos. A veces
sobrevalorando a algunos o evaluando a otros por debajo de lo que
realmente son o han realizado.

La justicia en el mundo exige grandes esfuerzos de toda
la humanidad, más cerca de nuestras posibilidades
cotidianas; pero no por ello menos importante, está el
sostener una conducta de justicia en todas nuestras acciones.
Ello exige ponderación y respeto, así como otras
virtudes y valores que nos permitan dar a cada semejante lo que
se merece. La justicia en el mundo comienza por tu casa y contigo
mismo.

Libertad

La libertad camina junto a la justicia en este mundo de
opresiones e injusticias. No hay libertad sin justicia, y
no es posible hallar verdadera justicia sin libertad.

Sin embargo ambas deben abrirse camino a través del
trabajo constante de los seres humanos comprometidos con esos
valores.

La libertad no fue un regalo pasivo de los libertadores,
ellos fueron sólo los iniciadores de una gran tarea. Si
creemos que la libertad quedó detenida en los libros de
historia, seremos fácil presa de una esclavitud basada en
la ignorancia.

La libertad que soñaron y emprendieron los
grandes hombres de la independencia está aún por
realizarse a plenitud. Y la responsabilidad de ello recae en
nosotros.

La libertad es un conjunto de condiciones que le
permiten al ser humano obrar, ser y desarrollar su potencial
según su propio esfuerzo. Pero la libertad también
es una actitud personal, donde cada individuo es propulsor de
libertad, cuando promueve el diálogo, la apertura en el
compartir las ideas, la crítica constructiva y la
autocrítica. Libertad es posibilidad de ser
humano.

La defensa del valor de la libertad debe hacerse en
congruencia con lo que aspira ese valor. La actitud de libertad
debe traducirse en respeto, a pesar de la firmeza que podamos
demostrar en cada conversación.

La libertad además proviene de nuestra actitud
personal de no ser esclavos y ello significa también no
estar sometidos al imperio de nuestras debilidades. La libertad
marcha desde nuestra interioridad se esparce en el colectivo y
regresa a cada cual convertida en una posibilidad de ser
plenamente una persona.

Optimismo.

El optimismo es un valor extraño. En la
práctica consiste en saber que todo acabará de la
mejor manera, aún cuando parezca que se avecina el fin del
mundo.

El optimismo se nutre del más puro sentido de la
realidad, no es fantasear sobre lo que se desea, creyendo que de
esa manera se obtendrá lo anhelado; no es un simple
pensar. Es una actitud que conoce el significado de los sucesos
reales que siente y actúa en consecuencia.

Quien conoce la realidad sabe que los problemas por
más difíciles que parezcan, siempre tendrán
una solución. Que las noches más oscuras tienen un
amanecer y que hasta la naturaleza busca y encuentra su
equilibrio en los más terribles cataclismos.

Los problemas de los seres humanos pueden tener una
respuesta y si no la posee no son problemas. De esta manera, el
optimismo se hace simplemente una forma de encarar la realidad
con las enseñanzas de esa realidad.

El optimismo tiene la ventaja de ser una actitud
positiva, que requiere de menos preocupación, menos
esfuerzo inútil y es más productiva que el
pesimismo y la aflicción. Por ello se convierte en un
valor para la vida que enaltece y confiesa las posibilidades de
la vida misma.

Paz

La paz es fruto de la justicia y del ejercicio de la
verdadera libertad. Es uno de los valores fundamentales de la
humanidad. Uno de los valores que permiten la supervivencia de la
especie y la preservación del mundo donde
vivimos.

La paz es algo más que la ausencia de guerra. No
es el simple fruto de un equilibrio inestable entre potencias
armadas que pretenden imponer su dominio. Es un esfuerzo, una
positiva actividad del ser humano por lograr la convivencia en
todos los ámbitos de su vida.

La paz comienza en tu hogar y más allá,
comienza dentro de ti mismo. Si tú no estás en paz
contigo mismo, ¿cómo puedes estarlo con los
demás plenamente?. El ser humano que no tiene paz en su
conciencia vive atemorizado de sus propios defectos, vive en la
amargura y tarde o temprano la pagará con los
demás.

La paz se expande en el campo comunitario. Si no creamos
activamente lugares para la existencia pacífica en
nuestras colectividades, este valor no podrá activarse en
el país entero para ser germen en todo el
mundo.

Pero ¿cómo podemos crear la paz en todos
estos ámbitos?. Únicamente con el cultivo de los
valores de la tolerancia, la práctica del respeto y el
cuido de la libertad y la justicia. Los valores, nuevamente se
unen en comunidad esencial, para buscar la felicidad humana en
torno al equilibrio y la convivencia. Ese es el espacio donde
todos podemos ser felices.

Responsabilidad

La responsabilidad es un valor individual y colectivo
que no es demasiado frecuente. Es hacerse cargo de las acciones
de los procesos y de las consecuencias de los actos, aún
cuando éstas no sean las más
apetecibles.

Pero definitivamente la responsabilidad es una cualidad
indispensable para crecer como persona. Todos recuerdan como de
niños evadíamos muchas veces la responsabilidad de
nuestras acciones cuando éstas no eran las deseadas por
quienes nos supervisaban. En la medida que crecimos, fuimos
tomando posesión de nosotros mismos; y en esa medida nos
hicimos responsables.

Hacernos responsables de nuestros actos y nuestra vida
requiere que nos demos cuenta de que nuestras acciones tienen
consecuencias que nos afectan y afectan a los demás; y en
esa propia medida aceptamos ser los ejecutores de esas
acciones.

Ser responsable exige ver más allá de
nuestra propia conveniencia y buscar en el bien común las
razones de hacer o evitar algo. Porque la responsabilidad va
más allá de lo meramente individual, entra en el
plano social cuando nuestra

Conducta toca los intereses colectivos. Allí
debemos responder a la comunidad, un ser abstracto si se quiere,
pero que tiene miles de ojos, dedos y corazones; que nos ven, nos
señalan y nos sienten.

La responsabilidad puede ser una amarga
obligación o una virtud que se convierte en valor
personal. La responsabilidad que nos viene señalada desde
fuera de nosotros, casi siempre será un peso o simplemente
una carga que no queremos aceptar.

La responsabilidad que asumimos como compromiso con
nuestras acciones, siempre será un valor
destacado.

Sinceridad

La sinceridad es un valor muy relacionado con la verdad,
es la expresión de sentimientos e ideas en congruencia con
nuestras acciones y nuestros principios. Es una expresión
franca y transparente de nosostros mismos.

Sin embargo a la sinceridad se le confunde con otras
características de la comunicación humana, que no
son necesariamente importantes para lograr una buena
comunicación.

La sinceridad por ejemplo no tiene que ser
groserías. Para decirle algo a tu vecino, como lo que en
verdad piensas y sientes; no tienes porqué molestarlo,
ofenderlo o agredirlo. Esto ya no es sinceridad sino falta de
prudencia y agresividad.

Los mensajes que mejor llegan son los que se expresan
directamente, pero no buscan ofender a la otra persona;
simplemente llegan porque quien los escucha no tiene que
defenderse de ellos sino identificarse con ellos.

La sinceridad pasa a ser un valor en nuestra vida
personal cuando la aplicamos a nuestras relaciones. Ella nos
evita malos entendidos y confusiones, nos propicia el
diálogo y el entendimiento entre las partes; donde en el
terreno comunitario debe facilitar el intercambio entre las
personas.

Claro está, que la sinceridad como valor exige
madurez para recibir también mensajes que pueden no ser
agradables pero que nos aportan algo importante a nuestro
crecimiento. Por ello, la sinceridad va a requerir del valor de
la tolerancia y bastante de amor a la humanidad; para no quedarse
en las palabras duras sino en el conocimiento cierto que puede
esconderse en ellas.

La sinceridad es un valor positivo para nuestra
sociedad, su transparencia es la que busca la democracia
participativa; pero no es un valor de fácil
práctica, porque sus profundas exigencias nos ayudan a
modelarnos como personas imperfectas, pero en búsqueda de
una perfección posible en el intercambio con nuestros
semejantes.

Solidaridad

En ocasiones las palabras pierden su significado por el
uso indiscriminado que les damos, a pesar de la enorme frecuencia
con que la usamos. La palabra solidaridad sin embargo aún
mantiene su sentido primordial, es colocarnos en el lugar del
otro, sentir lo que él sentiría y regresar a
nuestro lugar para actuar en consecuencia. Esto no es nada
complicado aun que parezca, ponte en el lugar del otro; pero
actúa desde donde tú estás y como tú,
el resultado es la solidaridad.

El acto de solidaridad es desprendido y generoso,
acudimos a la ayuda del otro simplemente porque ese otro
individuo es un ser humano o ese pueblo un pueblo de semejantes.
Aunque la solidaridad comienza y se aprende en casa, es en el
campo de nuestras relaciones con quienes no son nuestra familia o
nuestros allegados donde se demuestra.

Por ejemplo, es más fácil ayudar a nuestra
madre que a alguien desconocido. Con nuestra madre el acto de
cooperación es consecuencia del afecto materno filial.
Pero con un desconocido es real solidaridad. Traduce el afecto
por la humanidad, el desprendimiento y la generosidad.

La solidaridades fruto de la conciencia de quienes
somos, como seres humanos que compartimos un mismo espacio y un
mismo tiempo. Compartimos hasta el aire que respiramos sin
distinción alguna. En consecuencia, podemos compartir
nuestras propias acciones y nuestros bienes con quien está
a nuestro lado y lo necesite, más aún con aquellos
quienes están más distantes, pues el acto de
solidaridad se hace mayor.

La solidaridad se demuestra generalmente en los momentos
difíciles ya que en las ocasiones festivas o en los
triunfos, tal vez demostremos otros sentimientos; pero la
solidaridad es prestar apoyo a quien lo necesite por el
sólo hecho de que lo necesite.

La solidaridad es un valor que complementa otros como la
generosidad y el amor a la humanidad. Con su ejercicio crecemos
como personas humanas.

Tolerancia

En tiempos de lucha la tolerancia esencial para
continuar siendo humanos. Es el respeto a la otra persona a pesar
de las diferencias que mantengamos con ella. Contrariamente,
incluso, de las acciones inadecuadas que esas personas puedan
emprender en contra nuestra.

La tolerancia es ejercicio de discernimiento, lo que
significa que podemos separar lo que quiere decir el valor de la
persona, el valor de la vida humana, el valor de la existencia;
de lo que son acciones, pensamientos y emociones que las personas
puedan tener.

La tolerancia es consecuencia del acto de valorar la
vida humana, de apreciar a los otros seres. Es conocer que
existen diferencias fundamentales en la manera de pensar entre
distintos individuos o grupos humanos. Pero es también
conciencia de que la otra persona es un ser humano como nosotros
y que el otro conglomerado también posee razones aunque no
las compartamos pues tienen el mismo derecho a la vida, la
libertad y a la expresión de sus ideas.

El fragor de la batalla del pensamiento en ocasiones,
nos vuelve insensibles a lo que son en esencia nuestros
contendores. El valor de la tolerancia nos devuelve a la
raíz de donde todos venimos, compartimos la vida y la
condición de seres humanos. Así que las diferencias
de concepción del mundo, de credos, de puntos de vista,
son sólo circunstancias y como tales las
apreciamos.

El valor de la tolerancia se demuestra exclusivamente,
pues en el ejercicio de la discrepancia de idea, no hay otro
medio. Cuando todos coincidimos en nuestros puntos de vista no
hay tolerancia sin un compartir de ideas, pues

la tolerancia es muy exigente. Por sobre las emociones
encontradas, por sobre las ideas e incluso las acciones, que en
ocasiones disparatadas el valor de la tolerancia nos devuelve a
la esencia de nuestra humanidad; al reconocimiento del semejante
y con ello nos hace crecer como personas.

Laboriosidad

Este valor está asociado al trabajo, donde alguno
autores lo reconocen por este mismo nombre Trabajo. Lo
cierto es que él construye el mundo tal cual es, el
territorio donde se desarrolla el ser humano. Un préstamo
de la naturaleza que el hombre transforma con su esfuerzo y su
inteligencia. El trabajo es la modificación de la tierra
en beneficio de la existencia humana.

Esto sería muy ambicioso, si vemos sólo
nuestro pequeño esfuerzo cotidiano. ¿En qué
medida lo que yo hago cambia el mundo?, si nos limitamos a pensar
que el trabajo es sólo una acción para el beneficio
inmediato de nosotros y nuestras familias tal vez no le
encontremos sino ese significado, útil, pero
limitado.

Todo esfuerzo humano sirve de alguna forma a modificar
la realidad que nos fue entregada. Porque la constancia en el
trabajo es lo que nos da la laboriosidad que tienen la capacidad
de irse sumando a otros valores, que en tu actuar de conjunto con
el del vecino o compañero de labor, van formando un gran
todo. Así, la laboriosidad del trabajo viene a ser la suma
de muchos esfuerzos que no son aislados, pues se dan
consecutivamente a lo largo del tiempo y en diversos lugares. Por
eso la singular importancia de cada pequeño impulso a la
contribución del todo.

La laboriosidad también tiene capacidad de
transformar tu vida en términos prácticos. Tu
trabajo productivo te señala posibilidades de
superación y si a la vez colocamos en el trabajo la
motivación suficiente, las ganas de hacer bien las cosas y
de hacerla mejor cada vez; estaremos emprendiendo la vía
del mejoramiento personal a través del trabajo.

La falsa concepción de que el trabajo era para
los sirvientes y que el hombre superior no trabaja, ya
cayó en desuso por persistencia de diversos pueblos
trabajadores. La laboriosidad en materia de trabajo es una
vía de liberación del ser humano, del hombre y de
la mujer. Pero será de esa manera sólo si es capaz
de transformar la condición utilitarista del trabajo,
dándoles la dimensión de valor inalienable que nos
permite llegar a ser personas.

Verdad

Vivir en la verdad es un compromiso con uno mismo, es
simplemente un compromiso de vivir.

La verdad en ocasiones, se convierte en una especie de
objeto que buscando con avidez se hace una cosa y sin embargo
esta búsqueda ansiosa y externa, que desea una captura de
un cuerpo que se toque o se vea, parece una tarea infructuosa,
pero no lo es; pues aunque la verdad parece ocultarse en otro
sitio, ella en sí es transparencia.

Nuestro compromiso con una verdad externa siempre
estará marcado por las dificultades, por deslealtades y
hasta culpabilidades. Si la volvemos un objeto, se aparta de
nuestras posibilidades inmediatas y se hace inaccesible; donde
llegamos a engañamos paradójicamente buscando la
verdad.

Cuando logramos comprender que la verdad reside en cada
uno de nosotros, en nuestra interioridad entonces la verdad se
hace una posibilidad y no una invención extraña a
nuestra vida. En ese momento la verdad se activará como
valor en nuestra vida. Entonces podemos comprenderla como una
posibilidad compartida. Sin el fanatismo de quien se cree
único dueño de ella. La verdad es siempre un bien
compartido.

Como valor la verdad, está ligada a la
sinceridad, al bien común, a la convivencia y a la
tolerancia. Porque todos estos valores se complementan en el ser
que busca una felicidad plena. Siendo el compromiso con la verdad
un compromiso de vida. Es dejar que la verdad que está en
nuestro interior se manifieste, sin tratar de publicarlo ni ganar
ventajas cuando ello suceda.

La verdad es una flor muy frágil, donde el
manoseo la arruina y sólo la contemplación la
descubre, la capta, la disfruta, la hace posible en su singular
belleza. La verdad es una belleza que nos pertenece a todos como
seres humanos y un valor que nos ilumina el camino.

CONCLUSIONES

La más alta poesía consiste

en intuir lo invisible del universo
tal

como el chamán de los
orígenes.

Juan Liscano (Solo evidencia)

Los valores representan siempre una guía para la
acción, que te permite asegurar la felicidad. Todo el
esfuerzo que te exigen tiene ese sentido final, conceder la
felicidad. Pero observa bien tu felicidad personal, sólo
puede lograrse en un conglomerado de felicidades compartidas.
¿De qué te vale ser feliz a costa de la desdicha
ajena?. Tarde o temprano quienes son felices por tu causa te
cobrarán su aflicción y serás terriblemente
desdichado.

La felicidad individual, familiar y comunitaria
están indisolublemente unidas; porque como has constatado
somos seres en relación. Por lo que se puede entonces ir
más allá. No sólo no hacer mal, sino
fomentar la mejor manera de que todos ganemos en nuestra
relación. Allí comenzarás a ejercer los
valores de una manera casi perfecta. En función de su
sentido más profundo, que no es otro sino tú mismo.
Porque la razón de ser de los valores, la verdadera y
profunda razón de que existan valores es tu propia
existencia como persona, integrada en una familia y en una
comunidad.

Bibliografías

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    Valores. — La Habana: Ed. Félix Varela, 1998. En II
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    http://www.sld.cu/salerias.php?q=valores=.

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    Internacional Humanitario a los programas de estudio en la
    Formación de Valores: experiencias. Cultura
    política y jurídica. http://www.cedih.sld.cu

AUTOR:

Msc. Dumaikys Rodríguez Viel; Lic.
Miguel E. Rodríguez Labañino; Msc.Dr. Higinio Viel
Reyes

Profesor Asistente, Lic. en Contabilidad y
Finanzas, Lic. Derecho. Especialidad Investigación;
Profesor Instructor, Metodólogo de Ciencia e
Innovación Tecnológica; Master en Enfermedades
infecciosas, Prof. Asistente Bioestadística y
Computación Metodólogo de Ciencia e
Innovación Tecnológica

La muerte debe ser vencida

La miseria echada

Que haya pájaros en cada
pecho.

Gustavo Pereira. (Cartel de
alegría)

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