Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Vida y obra de Sor Juana Inés de la Cruz como expresión del barroco hispanoamericano (página 2)



Partes: 1, 2

En dos partes dividida

tengo el alma en
confusión:

una, esclava a la
pasión,

y otra, a la razón
medida.

Guerra civil, encendida,

aflige el pecho importuna:

quiere vencer cada una,

y entre fortunas tan varias,

morirán ambas
contrarias

pero vencerá ninguna.

Cuando fuera, Amor, te
vía,

no merecí de ti palma;

y hoy, que estás dentro del
alma,

es resistir valentía.

Córrase, pues, tu
porfía,

de los triunfos que te gano:

pues cuando ocupas, tirano,

el alma, sin resistillo,

tienes vencido el Castillo

e invencible el Castellano.

Invicta razón alienta

armas contra tu vil
saña,

y el pecho es corta
campaña

a batalla tan sangrienta.

Y así, Amor, en vano
intenta

tu esfuerzo loco ofenderme:

pues podré decir, al
verme

expirar sin entregarme,

que conseguiste matarme

mas no pudiste vencerme.

 

COGIÓME SIN
PREVENCIÓN

Cogióme sin
prevención

Amor, astuto y tirano:

con capa de cortesano

se me entró en el
corazón.

Descuidada la razón

y sin armas los sentidos,

dieron puerta inadvertidos;

y él, por lograr sus
enojos,

mientras suspendió los
ojos

me salteó los
oídos.

Disfrazado entró y
mañoso;

mas ya que dentro se vio

del Paladión,
salió

de aquel disfraz
engañoso;

y, con ánimo furioso,

tomando las armas luego,

se descubrió astuto
Griego

que, iras brotando y furores,

matando los defensores,

puso a toda el Alma fuego.

Y buscando sus violencias

en ella al príamo
fuerte,

dio al Entendimiento muerte,

que era Rey de las potencias;

y sin hacer diferencias

de real o plebeya grey,

haciendo general ley

murieron a sus puñales

los discursos racionales

porque eran hijos del Rey.

A Casandra su fiereza

buscó, y con modos
tiranos,

ató a la Razón las
manos,

que era del Alma princesa.

En prisiones su bellezad

e soldados atrevidos,

lamenta los no creídos

desastres que adivinó,

pues por más voces que
dio

no la oyeron los sentidos.

Todo el palacio abrasado

se ve, todo destruido;

Deifobo allí mal
herido,

aquí Paris maltratado.

Prende también su
cuidado

la modestia en Polixena;

y en medio de tanta pena,

tanta muerte y
confusión,

a la ilícita
afición

sólo reserva en Elena.

Ya la Ciudad, que vecina

fue al Cielo, con tanto arder,

sólo guarda de su ser

vestigios, en su ruina.

Todo el amor lo extermina;

y con ardiente furor,

sólo se oye, entre el
rumor

con que su crueldad apoya:

"Aquí yace un Alma
Troya

¡Victoria por el Amor!"

 

ESTE AMOROSO TORMENTO

Este amoroso tormento

que en mi corazón se
ve,

se que lo siento y no se

la causa porque lo siento

Siento una grave agonía

por lograr un devaneo,

que empieza como deseo

y para en melancolía.

y cuando con mas terneza

mi infeliz estado lloro

se que estoy triste e ignoro

la causa de mi tristeza.

" Siento un anhelo tirano

por la ocasión a que
aspiro,

y cuando cerca la miro

yo misma aparto la mano.

Porque si acaso se ofrece,

después de tanto
desvelo

la desazona el recelo

o el susto la desvanece.

Y si alguna vez sin susto

consigo tal posesión

(cualquiera) leve
ocasión

me malogra todo el gusto.

Siento mal del mismo bien

con receloso temor

y me obliga el mismo amo

tal vez a mostrar
desdén.

 

VERDE EMBELESO

Verde embeleso de la vida
humana,

loca esperanza, frenesí
dorado,

sueño de los despiertos
intrincado,

como de sueños, de tesoros
vana;

alma del mundo, senectud
lozana,

decrépito verdor
imaginado;

el hoy de los dichosos
esperado,

y de los desdichados el
mañana:

sigan tu sombra en busca de tu
díalos que,

con verdes vidrios por
anteojos,

todo lo ven pintado a su
deseo;

que yo, más cuerda en la fortuna
mía,

tengo en entrambas manos ambos
ojos

y solamente lo que toco veo.

La Sentencia del JustoFirma
Pilatos

la que juzga ajenaSentencia, y es la
suya.

¡Oh caso
fuerte!¿Quién creerá que firmando ajena
muerte

el mismo juez en ella se
condena?

La ambición de sí tanto le
enajena

Que con el vil temor ciego no
advierte

Que carga sobre sí la infausta
suerte,

Quien al Justo sentencia a injusta
pena.

Jueces del mundo, detened la
mano,

Aún no firméis, mirad si
son violencias

Las que os pueden mover de odio
inhumano;

Examinad primero las
conciencias,

Mirad no haga el Juez recto y
soberano

Que en la ajena firméis vuestras
sentencias

 

A una Rosa

Rosa divina, que en gentil
cultura

Eres con tu fragante sutileza

Magisterio purpúreo en la
belleza,

Enseñanza nevada a la
hermosura.

Amago de la humana
arquitectura,

Ejemplo de la vana gentileza,

En cuyo ser unió
naturaleza

La cuna alegre y triste
sepultura.

¡Cuán altiva en tu pompa,
presumidasoberbia,

el riesgo de morir
desdeñas,

y luego desmayada y encogida.

De tu caduco ser das mustias
señas!

Con que con docta muerte y necia
vida,

Viviendo engañas y muriendo
enseñas.

 

Sentimientos de Ausente

Amado dueño mío,

Escucha un rato mis cansadas
quejas,

Pues del viento las
fío,

Que breve las conduzca a tus
orejas,

Si no se desvanece el triste
acento

Como mis esperanzas en el
viento.

Óyeme con los ojos,

Ya que están tan distantes los
oídos,

Y de ausentes enojos

En ecos de mi pluma mis
gemidos;

Y ya que a ti no llega mi voz
ruda,

Óyeme sordo, pues me quejo
muda.

Si del campo te agradas,

Goza de sus frescuras
venturosas

Sin que aquestas cansadas

Lágrimas te detengan
enfadosas;

Que en él verás, si atento
te entretienes

Ejemplo de mis males y mis
bienes.

Si al arroyo parlero

Ves, galán de las flores en el
prado,

Que amante y lisonjero

A cuantas mira intima su
cuidado,

En su corriente mi dolor te
avisa

Que a costa de mi llanto tiene
risa.

Si ves que triste llora

Su esperanza marchita, en ramo
verde,

Tórtola gemidora,

En él y en ella mi dolor te
acuerde,

Que imitan con verdor y con
lamento,

Él mi esperanza y ella mi
tormento.

Si la flor delicada,

Si la peña, que altiva no
consiente

Del tiempo ser hollada,

Ambas me imitan, aunque
variamente,

Ya con fragilidad, ya con
dureza,

Mi dicha aquélla y ésta mi
firmeza.

Si ves el ciervo herido

Que baja por el monte,
acelerado

Buscando dolorido

Alivio del mal en un arroyo
helado,

Y sediento al cristal se
precipita,

No en el alivio en el dolor me
imita,

Si la liebre encogida

Huye medrosa de los galgos
fieros,

Y por salvar la vida

No deja estampa de los pies
ligeros,

Tal mi esperanza en dudas y
recelos

Se ve acosa de villanos celos.

Si ves el cielo claro,

Tal es la sencillez del alma
mía;

Y si, de luz avaro,

De tinieblas emboza el claro
día,

es con su oscuridad y su
inclemencia,

imagen de mi vida en esta
ausencia.

Así que, Fabio amado

Saber puede mis males sin
costarte

La noticia cuidado,

Pues puedes de los campos
informarte;

Y pues yo a todo mi dolor
ajusto,

Saber mi pena sin dejar tu
gusto.

Mas ¿cuándo ¡ay
gloria mía!

Mereceré gozar tu luz
serena?

¿Cuándo llegará el
día

que pongas dulce fin a tanta
pena?

¿cuándo veré tus
ojos, dulce encanto,

y de los míos quitarás el
llanto?

¿Cuándo tu voz
sonora

herirá mis oídos
delicada,

y el alma que te adora,

de inundación de gozos
anegada,

a recibirte con amante prisa

saldrá a los ojos desatada en
risa?

¿Cuándo tu luz
hermosa

revestirá de gloria mis
sentidos?

¿y cuándo yo
dichosa,

mis suspiros daré por bien
perdidos,

teniendo en poco el precio de mi
llanto?

Que tanto ha de penar quien goza
tanto.

¿Cuándo de tu apacible
rostro

alegre veré el semblante
afable,

y aquel bien indecible

a toda humana pluma
inexplicable?

Que mal se ceñirá a lo
definido

Lo que no cabe en todo lo
sentido.

Ven, pues, mi prenda amada,

Que ya fallece mi cansada vida

De esta ausencia pesada;

Ven, pues, que mientras tarda tu
venida,

Aunque me cueste su verdor
enojos,

Regaré mi esperanza con mis
ojos.

 

Excusándose de un
Silencio…

Pedirte, señora, quiero

De mi silencio perdón,

Si lo que ha sido
atención,

Le hace parecer grosero.

Y no me podrás culpar

Si hasta aquí mi
proceder,

Por ocuparse en querer

Se ha olvidado de explicar.

Que en mi amorosa
pasión

No fue descuido ni mengua

Quitar el uso a la lengua

Por dárselo al
corazón.

Ni de explicarme dejaba,

Que como la pasión
mía

Acá en el alma te
hablaba

Y en esta idea notable

Dichosamente vivía;

Porque en mi mano tenía

El fingirte favorable.

Con traza tan peregrina

Vivió mi esperanza vana

Pues te puedo hacer humana

Concibiéndote divina.

¡Oh, cuan loco llegué a
verme

en tus dichosos amores,

que aun fingidos tus favores

pudieron enloquecerme!

¡Oh, cuán loco llegué
a verme

en tus dichosos amores,

que aun fingidos tus favores

pudieron enloquecerme!¡

Oh, cómo en tu Sol
hermoso

mi ardiente afecto encendido,

por cebarse en lo
lúcido,

olvidó lo peligroso!

Perdona, si atrevimiento

Fue atreverme a tu ardor puro;

Que no hay Sagrado seguro

De culpas de pensamiento.

De esta manera engañaba

La loca esperanza mía,

Y dentro de mí
tenía

Todo el bien que deseaba.

Mas ya tu precepto grave

Rompe mi silencio mudo;

Que él solamente ser
pudo

De mi respeto la llave.

Y aunque el amar tu belleza

Es delito sin disculpa,

Castíguense la culpa

Primero que la tibieza.

No quieras, pues, rigurosa,

Que estando ya declarada,

Sea de veras desdichada

Quien fue de burlas dichosa.

Si culpas mi desacato,

Culpa también tu
licencia;

Que si es mala mi obediencia,

No fue justo tu mandato.

Y si es culpable mi intento,

Será mi afecto preciso;

Porque es amarte un delito

De que nunca me arrepiento.

Esto en mis afectos
halló,

Y más, que explicar no
sé;

Mas tú, de lo que
callé,

Inferirás lo que callo.

 

Teme que su Afecto
Parezca…

Señora, si la belleza

Que en vos llego a contemplar

Es bastante a conquistar

La más inculta dureza,

¿Por qué hacéis que
el sacrificio

Que debo a vuestra luz pura

Debiéndose a la
hermosura

Se atribuya al beneficio?

Cuando es bien que glorias
cante,

De ser vos, quien me ha
rendido,

¿Queréis que lo
agradecido

Se equivoque con lo amante?

Vuestro favor me condena

A otra especie de desdicha,

Pues me quitáis con la
dicha

El mérito de la pena.

Si no es que dais a entender

Que favor tan singular,

Aunque se puede lograr,

No se puede merecer.

Con razón, pues la
hermosura

Aun llegada a poseerse,

Si llega a merecerse,

Dejara de ser ventura.

Que estar un digno cuidado

Con razón
correspondido,

Es premio de lo servido,

Y no dicha de lo amado.

Que dicha se ha de llamar

Sólo la que, a mi
entender,

Ni se puede merecer,

Ni se pretende alcanzar.

Ya que este favor excede

Tanto a todos, al lograrse,

Que no sólo no pagarse,

Mas ni agradecer se puede.

Pues desde el dichoso
día

Que vuestra belleza vi,

Tal del todo me rendí,

Que no me quedó acción
mía.

Con lo cual, señora,
muestro,

y a decir mi amor se atreve,

Que nadie pagaros debe,

Que vos honréis lo que es
vuestro.

Bien se que es atrevimiento

Pero el amor es testigo

Que no se lo que me digo

Por saber lo que me siento.

Y en fin, perdonad por Dios,

Señora, que os hable
así,

Que si yo estuviera en

No estuvierais en mí
vos.

Sólo quiero suplicaros

Que de mí recibáis
hoy,

No sólo el alma que os
doy,

Mas la que quisiera daros.

 

Amor Importuno

Dos dudas en que escoger

Tengo, y no se a cual
prefiera,

Pues vos sentís que no
quiera

Y yo sintiera querer.

Con que si a cualquiera lado

Quiero inclinarme, es forzoso

Quedando el uno gustoso

Que otro quede disgustado.

Si daros gusto me ordena

La obligación, es
injusto

Que por daros a vos gusto

Haya yo de tener pena.

Y no juzgo que habrá
quien

Apruebe sentencia tal,

Como que me trate mal

Por trataros a vos bien.

Mas por otra parte siento

Que es también mucho
rigor

Que lo que os debo en amor

Pague en aborrecimiento.

Y aun irracional parece

Este rigor, pues se infiere,

Si aborrezco a quien me quiere

¿qué haré con quien
aborrezco?

No se como despacharos,

Pues hallo al determinarme

Que amaros es disgustarme

Y no amaros disgustaros;

Pero dar un medio justo

En estas dudas pretendo,

Pues no queriendo, os ofendo,

Y queriéndoos me
disgusto.

Y sea esta la sentencia,

Porque no os podáis
quejar,

Que entre aborrecer y amar

Se parta la diferencia,

De modo que entre el rigor

Y el llegar a querer bien,

Ni vos encontréis
desdén

Ni yo pueda encontrar amor.

Esto el discurso aconseja,

Pues con esta conveniencia

Ni yo quedo con violencia

Ni vos os partís con
queja.

Y que estaremos infiero

Gustosos con lo que ofrezco;

Vos de ver que no aborrezco,

Yo de saber que no quiero.

Sólo este medio es
bastante

A ajustarnos, si os contenta,

Que vos me logréis
atenta

Sin que yo pase a lo amante,

Y así quedo en mi
entender

Esta vez bien con los dos;

Con agradecer, con vos;

Conmigo, con no querer.

Que aunque a nadie llega a
darse

En este gusto cumplido,

Ver que es igual el partido

Servirá de resignarse.

 

Oración Traducida del
Latín

Ante tus ojos benditos

Las culpas manifestamos,

Y las heridas mostramos,

Que hicieron nuestros delitos.

Si el mal, que hemos cometido,

Viene a ser considerado,

Menor es lo tolerado,

Mayor es lo merecido.

La conciencia nos condena,

No hallando en ella disculpa,

Que respecto de la culpa,

Es muy liviana la pena.

Del pecado el duro azar

Sentimos, que padecemos

Y nunca enmendar queremos

La costumbre de pecar.

Cuando en tus azotes suda

Sangre la naturaleza,

Se rinde nuestra flaqueza,

Y la maldad no se muda.

Cuando el pecado mancilla

La mente con fiera herida,

Padece el alma afligida,

Y la cerviz no se humilla.

La vida suelta la rienda

En su acostumbrado error,

Suspira por el dolor,

Y en el obrar no se enmienda.

Puestos entre dos extremos,

En cualquiera peligramos;

Si esperas, no la enmendamos;

Si te vengas, nos perdemos.

De la aflicción el
quebranto

Nos obliga a la
contricción

Y en pasando la
aflicción,

Se olvida también el
llanto.

Cuando tu castigo empieza

Promete el temor humano;

Y en suspendiendo la mano,

No se cumple la promesa.

Cuando nos hieres, clamamos

Que el perdón nos des, que
puedes,

Y así que nos lo
concedes.

Otra vez te provocamos.

Tienes a la humana gente

Convicta en su
confesión,

Que si no le das
perdón,

la acabarás justamente.

Concede al humilde ruego

Sin mérito a quien
criaste,

Tú que de nada formas

A quien te rogará
luego.

 

Nacimiento de Cristo

De la más fragante rosa

Nació la abeja más
bella,

A quien el limpio rocío

Dio purísima materia.

Nace, pues, y apenas nace,

Cuando en la misma moneda,

Lo que en perlas
recibió

Empieza a pagar en perlas.

Que llora el alba, no es mucho

Que es costumbre en su
belleza;

Mas ¿quién hay que no se
admire

De que el sol lágrimas
vierta?

Si es por secundar la rosa,

Es ociosa diligencia,

Pues no es menester
rocío

Después de nacer la
abeja.

Y más cuando en la
clausura

De su virginal pureza

Ni antecedente haber pudo,

Ni puede haber quien suceda,

¿Pues a que fin es el
llanto,

que dulcemente riega?

Quien no puede dar más
fruto

¿qué importa que
estéril sea?

Mas ay, que la abeja tiene

Tan íntima dependencia

Siempre con la rosa,

que Depende su vida de ella;

Pues dándole néctar
puro,

Que sus fragancias engendran,

No sólo antes le
concibe

Pero después le
alimenta.

Hijo y madre, en tan divinas

Peregrinas competencias,

Ninguno queda deudor,

Y ambos obligados quedan.

La abeja paga el rocío

De que la rosa la engendra,

Y ella vuelve a retornarle con

Lo mismo que la engendra.

Ayudando el uno al otro

Con mutua correspondencia,

La abeja a la flor fecunda,

Y ella a la abeja sustenta.

Pues si por eso es el llanto,

Llore Jesús, norabuena,

Que lo que expende en
rocío

Cobrará después en
néctar.

 

Ante la Ausencia

Divino dueño
mío,

si al tiempo de partirmetiene

mi amante pechoalientos de
quejarse,

oye mis penas, mira mis males.

Aliéntese el dolor,

si puede lamentarse,

y a la vista de perderte

mi corazón exhale

llanto a la tierra, quejas al
aire.

Apenas tus favoresquisieron
coronarme,

dichoso más que todos,felices como
nadie,

cuando los gustos fueron
pesares.

Sin duda el ser dichoso

es la culpa más grave,

pues mi fortuna adversa

dispone que la pague

con que a mis ojos tus luces
falten,

¡Ay, dura ley de
ausencia!

¿quién podrá
derogarte,

si a donde yo no quiero

me llevas, sin llevarme,

con alma muerta, vivo
cadáver?

¿Será de tus
favoressólo el corazón cárcel

por ser aun el silenciosi quiero que los
guarde,

custodio indigno, sigilo
frágil?

Y puesto que me ausento,

por el último valete
prometo

rendidomi amor y fe constante,

siempre quererte, nunca
olvidarte.

 

Expresa los Efectos del Amor
Divino

Traigo conmigo un cuidadoy tan
esquivo

que creoque aunque se sentirlo
tanto,

aun yo misma no lo siento.

Es amor, pero es amorque
faltándole lo ciego,

los ojos que tiene sonpara darle
más tormento.

El término no es a quo,

que causa el pesar, que veo,

que siendo el término el
bien

todo el dolor es el medio.

Si es lícito y aun
debido

este cariño que tengo

¿por qué me han de dar
castigo

porque pago lo que debo?

¡Oh cuánta fineza, oh
cuántos cariños he visto tiernos!

que amor que se tiene en
Dios

es calidad sin opuestos.

De lo lícito no puede hacer
contrarios conceptos

con que es amor que al olvidono puede
vivir expuesto.

Yo me acuerdo ¡oh nunca
fuera!

que he querido en otro tiempo

lo que pasó de locura

y lo que excedió de
extremo.

Más como era amor
bastardo

y de contrarios compuesto,

fue fácil desvanecerse

de achaque de su ser mesmo.

Mas ahora ¡ay de mi!

está tan en su natural
centro,

que la virtud y razón

son quien aviva su incendio.

Quien tal oyere dirá

que si es así ¿por
qué peno?

Más mi corazón
ansioso

dirá que por eso mesmo.

¡Oh humana flaqueza
nuestra,

adonde el más puro
afecto

aun no sabe desnudarse

del natural sentimiento!

Tan precisa es la apetencia

que a ser amados tenemos,

que aun sabiendo que no sirve

nunca dejarla sabemos.

Que corresponda a mi amor

nada añade, mas no
puedo

por más que lo solicito

dejar yo de apetecerlo.

Si es delito, ya lo digo;

si es culpa, ya lo confieso,

mas no puedo arrepentirme

por más que hacerlo
pretendo.

Bien ha visto quien penetra

lo interior de mis secretos

que yo misma estoy formando

los dolores que padezco.

Bien sabe que soy yo misma

verdugo de mis deseos,

pues muertos entre mis ansias,

tienen sepulcro en mi pecho.

Muero ¿quién lo
creerá?

a manosde la cosa que más
quiero,

y el motivo de matarme

es el amor que le tengo.

Así alimentando triste

la vida con el veneno,

la misma muerte que vivo,

es la vida con que muero.

Pero, valor, corazón,

porque en tan dulce tormento,

en medio de cualquier suerte

no dejar de amar protesto.

II

Mientras la gracia me excita

por elevarse a la esfera,

más me abate a lo
profundo

el peso de mis miserias.

La virtud y la costumbre

en el corazón pelean

y el corazón agoniza

en tanto que lidian ellas.

Y aunque es la virtud tan
fuerte,

temo que tal vez la venzan.

que es muy grande la costumbre

y está la virtud muy
tierna.

Obscurécense el
discurso

entre confusas tinieblas

pues ¿quién podrá
darme luz

si está la razón a
ciegas?

De mí misma soy verdugo

y soy cárcel de mí
mesma.

¿quién vio que pena y
penante

una propia cosa sean?

Hago disgusto a lo mismo

que más agradar
quisiera;

y del disgusto que doy,

en mí resulta la pena.

Amo a Dios y siento en Dios,

y hace mi voluntad mesma

de lo que es alivio, cruz;

del mismo puerto, tormenta.

Padezca, pues Dios lo manda,

mas de tal manera

seaque si son penas las
culpas,

que no sean culpas las penas.

 

Día de
Comunión

Amante dulce del alma,

bien soberano a que aspiro,

tú que sabes las
ofensas

castigar a beneficios;

divino imán en que
adoro

hoy que tan propicio os miro

que me animás a la
osadía

de poder llamaros mío;

hoy, que en unión
amorosa,

pareció a vuestro
cariño,

que si no estabais en

era poco estar
conmigo;

hoy, que para examinar

el afecto con que os sirvo,

al corazón en persona

habéis entrado vos
mismo,

pregunto ¿es amor o
celos

tan cuidadoso escrutinio?

que quien lo registra todo

da de sospechar indicios.

Mas ¡ay, bárbara
ignorante,

y que de errores he dicho,

como si el estorbo humano

obstara al lince divino!

Para ver los corazones

no es menester asistirlos;

que para vos son patentes

las entrañas del
abismo.

Con una intuición
presente

tenéis en vuestro
registro,

el infinito pasado,

hasta el presente finito;

luego no necesitabais,

para ver el pecho mío,

si lo estáis mirando
sabio,

entrar a mirarlo fino;

luego es amor, no celos,

lo que en vos miro.

 

Letras Para Cantar

Hirió blandamente el
aire

Con su dulce voz Narcisa,

Y él le repitió los
ecos

Por boca de las heridas.

De los celestiales Ejes

El rápido curso fija,

Y en los Elementos cesa

la discordia nunca unida.

Al dulce imán de su voz

Quisieran, por asistirla,

Firmamento ser el
Móvil,

El Sol ser estrella fija.

Tan bella, sobre canora,

Que el amor dudoso admira,

Si se deben sus arpones

A sus ecos, o a su vista.

Porque tan confusamente

Hiere, que no se averigua,

si está en la voz la
hermosura,

O en los ojos la
armonía.

Homicidas sus facciones

El mortal cambio ejercitan;

Voces, que alteran los ojos

Rayos que el labio fulmina.

Quién podrá vivir
seguro,

si su hermosura Divina

Con los ojos y las voces

Duplicadas armas vibra.

El Mar la admira Sirena,

Y con sus marinas Ninfas

Le da en lenguas de las Aguas

Alabanzas cristalinas:

Pero Fabio que es el blanco

Adonde las flecha tira,

Así le dijo, culpando

De superfluas sus heridas:

No dupliques las armas,

Bella homicida,

que está ociosa la
muerte

Donde no hay vida.

AGRADECIMIENTOS.

Agradecemos a todos los que de una forma u otra han
colaborado en la elaboración de este trabajo y
principalmente a:

RECOMENDACIONES.

Que los estudiantes en próximas
investigaciones continúen profundizando sobre la vida y
obra de Sor Juana Inés de la Cruz.

 

 

Autor:

Yoanki Fernández
Arias.

Idalmis Espino
Rodríguez.

Ana Isa Chávez
Suárez.

Maryoris Alfonso Yanez

Profesora: Mari Victoria Gregorio
Castellanos.

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter