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La adolescencia: etapa crucial en la vida de las personas




Enviado por DAVID AGATON ROMAN



  1. Introducción
  2. Lo que entendemos
    por adolescencia
  3. La búsqueda
    de identidad del adolescente
  4. Vida afectiva y
    emocional del adolescente
  5. El adolescente y su
    mundo social
  6. Los adolescentes y
    sus estudios
  7. ¿Es la
    adolescencia una etapa crítica?
  8. Reflexiones
    finales
  9. Bibliografía

La educación es un arte y como tal ha de
proceder con la lúcida conciencia del que domina las
reglas del oficio y con la creativa prudencia del que ama lo que
hace. Tres son los fundamentos que definen el hecho educativo: el
conocimiento del educando, la intencionalidad de los fines que se
persiguen y los procedimientos concretos para lograrlos…
los cuales son necesariamente definidos de acuerdo a la
concepción filosófica del hombre en un
espacio-tiempo determinado de la humanidad.

Antonio Escaja Miguel

Introducción

De inicio, queremos establecer que este documento tiene
como base problemática la siguiente interrogante:
¿Por qué algunos directivos, docentes, personal de
prefectura, y padres de familia no sabemos cómo tratar
adecuadamente a los adolescentes?

Básicamente, el sustento conceptual y
teórico de este escrito se apoya en diversos autores que
han abordado el tema de la adolescencia por ser una etapa crucial
en la vida de las personas, entre los que destacan: Piaget,
Ausubel, Hall, Hurlock, Mead, Tierno, Lofficier, Faure,
Aberastury, Knobel y otros.

En correspondencia con lo anterior, afirmamos que la
intención de estas aportaciones de los autores mencionados
y propias, es la de contribuir en la formación de
directivos, docentes, padres de familia y de los mismos
jóvenes que se educan en este nivel. En el entendido, que
con este bagaje académico y cultural se tendrá un
mejor acompañamiento y participación de los adultos
en la formación de los adolescentes, que constituyen uno
de los pilares más sólidos de un
país.

Desarrollo

En este sentido, con el fin de hacer entendible este
documento está estructurado en seis temas, los cuales son:
Lo que entendemos por adolescencia, La búsqueda de
identidad del adolescente, Vida afectiva y emocional del
adolescente, El adolescente y su mundo social, Los adolescentes y
sus estudios,
y para concluir ¿Es la
adolescencia una etapa crítica
?, temáticas
que a continuación se abordan:

Lo que entendemos
por adolescencia

De inicio, la palabra adolescencia proviene del verbo
latino adolescere, que significa "crecer". La Real
Academia de la Lengua Española indica que este vocablo
viene del latín y también significa "doler". "La
adolescencia es mucho más que un peldaño en la
escala que sucede a la infancia. Es un período de
transición constructivo, necesario para el desarrollo del
"yo". (Hurlock, 1990, p. 15). De otro modo, mucha gente cree que
la palabra "adolescencia" se deriva del término
"adolecer" pero, aunque tiene mucho sentido, es un
error. La palabra "adolescencia" proviene del latín
adolescentia, que a su vez se deriva del verbo latino
adolescere, el cual significa "empezar a
crecer" (Rosado, 2012, p. 15).

En otras palabras, la adolescencia es la edad del
diseño de un proyecto de vida, sirve para que el joven
madure, encuentre buenas oportunidades para llegar a una
personalidad madura, en esta consolidación de la madurez
convergen factores múltiples, entre los que sobresalen:
emocionales, sociales, morales y espirituales, pero
únicamente se logra con el esfuerzo personal del
adolescente mismo.

En este orden de ideas, la adolescencia debe entenderse
como un proceso psicodinámico somático y de
realización evolutiva normal, que si no es enfrentado y
desarrollado adecuadamente puede desencadenar en un estado
patológico y conflictivo del adolescente.

La
búsqueda de identidad del adolescente

Al respecto, los adolescentes viven intensamente el
sentimiento de identidad. Todos se enfrentan a la necesidad de
establecer su propia identidad, de dar respuesta a la pregunta:
¿quién soy yo? Están presenciando el
nacimiento de su intimidad. Todos se plantean la necesidad de
trazar su propio camino, de realizar su propia vocación,
se preguntan también ¿cuál es mi papel en la
sociedad y en el mundo que me rodea? A partir de las
investigaciones de Stanley Hall a principios de este siglo, es
fácil referirse a la adolescencia como edad de la
afirmación del yo aunque toda la vida del hombre es un
progresivo descubrimiento del yo y una explicitación
constante de la propia imagen, autoestima y autoformación.
El yo que descubre el adolescente, no es el yo en el sentido
filosófico, sino -como dice Jersild- «un conjunto de
muchos estados, impresiones, emociones psíquicas, la
imagen que él forma de su aspecto físico y de las
propiedades tangibles de su persona, el concepto que tiene de
sí mismo y de sus posibilidades. Incluye también
las actitudes para consigo mismo, las creencias, convicciones y
valores con los que se identifica (Tierno, 1993, p.
22).

Es decir, los adolescentes están en la
búsqueda de su propia identidad y tienen que decidir
cómo construir su vida. En esta parte de su desarrollo los
jóvenes tienen que ser partícipes de tres duelos
fundamentales: A) El duelo por el cuerpo infantil perdido, base
biológica de la adolescencia que se experimenta en sus
organismos; B) El duelo por el rol y la identidad infantiles, que
los obliga a una renuncia de la dependencia y aceptación
de responsabilidades que muchas veces desconocen; C) El duelo por
los padres de la infancia a los que persistentemente tratan de
retener en sus personalidades buscando refugio y la
protección que ellos significan, situación que se
ve complicada por la propia; actitud de los padres, que
también tienen que aceptar su envejecimiento y el hecho de
que los hijos, no son adultos, pero están en vías
de serlo. Se une a estos duelos, el duelo por la bisexualidad
infantil también perdida (Aberastury y Knobel, 1992,
pp.9-14).

Por lo tanto, es el adolescente el ser humano más
vulnerable para asimilar la influencia proyectiva de todos los
que lo rodean, es decir, es un receptáculo propicio para
adueñarse de las influencias de los demás y recibir
las influencias negativas del medio circundante. Por lo antes
expuesto, se entiende que entre los jóvenes es donde se
reflejan en forma más marcada los conflictos sociales, son
las personas más fáciles de ser afectadas por la
desintegración familiar, por la lucha de clases, por el
choque intergeneracional, la farmacodependencia, el suicidio y
otros.

Vida afectiva y
emocional del adolescente

Los saberes y experiencias nos han demostrado, que es de
gran utilidad para los adolescentes integrarse a grupos de buenos
amigos o amigas, siempre que se reúnan para hacer algo,
con los cuales puedan intercambiar o confrontar puntos de vista,
opiniones y experiencias o con los cuales puedan
colaborar.

Pero sobre todo, en las relaciones entre jóvenes
y adultos debe establecerse el principio de desideratum,
es decir, un ideal que hay que alcanzar, que se refiere a la
aceptación de uno mismo, aceptación incondicional
del otro, responsabilidad, capacidad de frustración, amor,
etc.

En de suma importancia entender que, los jóvenes
tienen la necesidad imperiosa de reconocimiento, de
sentirse importantes en la consideración de los
demás, de reafirmarse como persona; los padres y los
docentes tenemos que completar la formación de los
adolescentes, tenemos que atenderles, elevar su autoestima,
invitarles a integrarse a grupos positivos, ya sean de tipo
social, artístico, académico, deportivo, etc.,
donde logren apropiarse de saberes, desarrollar aptitudes y
destrezas y formarse en valores. Pero, no olvidemos que el mejor
educador tiene como estrategia fundamental, la de educar en
valores con el ejemplo.

El adolescente y
su mundo social

De hecho, hoy día los adolescentes
viven una etapa frenética en su ambiente familiar,
escolar, social o para algunos, laboral, lo cual, les obliga a
tomar decisiones a esta edad, para enfrentarse a los retos de una
sociedad dinámica y de mayor exigencia para
ellos.

Es muy importante realizar una
aproximación a la vida de los adolescentes, adentrarse en
sus problemas, "ponerse en sus zapatos", en esta cambiante etapa
de los adolescentes, es muy necesario realizar un mayor
acercamiento amistoso a los muchachos, para lograr de ellos su
confianza y ayudarlos en sus problemas, para evitar que tomen
decisiones equivocadas, que muchas veces se extienden o traen
consecuencia para toda la vida.

La demora en el proceso de maduración
psicosocial provoca en los jóvenes un estado de
frustración
cuyo síntoma más claro es
su explosiva agresividad, que desemboca frecuentemente en actos
de violencia o en distintas formas de conducta personal delictiva
o colectiva, y en ocasiones, en la evasión de una realidad
que les resulta ingrata, es decir, se sienten incomprendidos o
rechazados. Cuando el adolescente vive en circunstancias de
conflictos, es tierra fértil para sufrir impactos de una
realidad llena de frustraciones. Precisamente en este lapso
humano, el espacio adolescente es perturbado por el mundo adulto,
estableciéndose un conflicto intergeneracional,
entre padres e hijos y/o entre docentes y discentes.

Los adolescentes
y sus estudios

Existen algunos adolescentes que se les ve poco
interés en sus estudios y no quieren aprender, no atienden
las clases, distrayendo a los demás, haciendo que los
docentes agoten su paciencia, en ocasiones sin permitirles
coordinar bien las clases, ante esto los docentes deben conservar
la ecuanimidad y no perder el control en ese conflicto y
"negociar" la actitud deseada de los educandos.

Para lograr éxito en los estudios es necesario
desarrollar en los jóvenes tres actitudes imprescindibles:
primera: cambiar de mentalidad que corresponde a
la necesidad del joven de hacerse autónomo, de
construir un Proyecto Personal de Formación; desarrollar
una Autoimagen Positiva; aumentar las propias capacidades, como
son la creatividad, ejercer el espíritu crítico y
aprender a anticipar las cosas; segunda:
dedicación, se refiere a plantearse
objetivos, orientar acciones hacia la productividad, apropiarse
de las herramientas de la excelencia, ser proclive para el
rendimiento académico y el desarrollo de las inteligencias
múltiples y tercera: lograr la
perseverancia a través de cuatro ejes
principales o esfuerzos: personal, intelectual, moral y
físico (Lofficier, 1994, pp. 17-156).

De otra forma Faure (2007, pp. 18-19) plantea al
respecto la siguiente interrogante: ¿Cómo
debería ser entonces una educación que les
permitiera a los estudiantes integrar lo mejor de su inmenso
potencial natural, que los respaldará para convertirse en
seres autónomos, sensibles, creativos, amables,
etc.?

Una educación al servicio de la vida
apunta que los adolescentes:

*Sean capaces de responder con
confianza y creatividad a los desafíos de la
vida.

*Aprendan a conocerse íntimamente y
estén preparados para cuestionarse.

*Sean capaces de sentir y expresar las
emociones,
tanto a sí mismos como a los
demás.

*Desarrollen las enseñanzas que les
permitan insertarse en su cultura con un espíritu de
cooperación y, al mismo tiempo adquieran un verdadero
espíritu crítico frente a todas las formas de
creencias (dicho de otra forma, un amor por la
verdad).

*Puedan asumir la responsabilidad de su vida,
y sean conscientes de las consecuencias de sus
actos.

*Adquieran medios para administrar sus
problemas y sus sufrimientos.

*Desarrollen sensibilidad por los problemas y
los sufrimientos de los demás.

*Incorporen una capacidad real de
atención
y de presencia en el momento.

¿Es la
adolescencia una etapa
crítica?

Nuestra experiencia nos ha mostrado que muchas veces,
los adolescentes son distraídos, altaneros y ofensivos, es
normal que presenten este tipo de comportamiento, por su vida
propia de altibajos, de variaciones bruscas e imprevisibles, como
consecuencia de los cambios en sus relaciones humanas, aunado a
ello, se gestan también, transformaciones:
psicológicas, hormonales y biológicas.

Al respecto, existe una discusión en el estudio
de la adolescencia; unos que se pronuncian por una adolescencia
considerada como crisis. En este orden de ideas, estos
autores conciben a la adolescencia como una etapa
"crítica" pero dicha crisis parece provenir tanto de los
cambios psicobiológicos como de los influjos
ambientales.

Y otros que la entienden como una etapa normal
de ser así de las personas en este período de su
vida. Es menester precisar, que este análisis se realiza
desde el punto de vista psicoanalítico, donde la
adolescencia se considera como una etapa normal, en el
entendido, de que este período humano, con sus cambios,
desequilibrios, conmociones e inestabilidad extremas, es ante
todo: proceso y desarrollo; situación peculiar,
denominada por diversos autores como Síndrome Normal
de la Adolescencia
. (Aberastury A. y Knobel, 1992,
pp.35-103).

Desde otra perspectiva, las investigaciones de M. Mead
prueban que las muchachas de Samoa no conocen las perturbaciones
psicológicas que con frecuencia aquejan a nuestros
adolescentes. Aún más, para ellas la adolescencia
supone «un período feliz», todo lo contrario
de esa «edad ingrata» con la que a veces la
denominamos en nuestra cultura occidental. Por su parte, David P.
Ausubel ha comprobado cómo los mahoríes de Nueva
Zelanda siguen pautas de conducta social que se apartan
notablemente de nuestros esquemas. Pero incluso, tales
clichés no parecen ajustarse a la verdad en el
ámbito de nuestra cultura. Según encuestas
promovidas por la Fundación Caldeiro de Madrid y aplicadas
a muchachos de bachillerato, al menos el 5% reconoce no tener
problemas y un 2% afirma « estoy atravesando una de las
etapas más felices de mi vida». Parece, entonces,
preferible considerar la adolescencia como un concepto
psicosociológico más que un período
cronológico. Se explicaría analógicamente
como esa «tierra de nadie» situada entre la
niñez y la edad adulta, que comienza con los primeros
cambios fisiológicos de la pubertad y acaba cuando el
joven es capaz de incorporarse al mundo de los adultos de manera
creativa y en un plano de igualdad (Tierno, 1993, pp.
19-21).

Reflexiones
finales

Por lo anterior, concluimos que el desarrollo de la
adolescencia es un proceso complejo que está supeditado a
una diversidad de factores entre los que sobresalen:
fisiológicos, psicológicos, sociológicos,
religiosos y culturales, y es propio de cada persona.

Las situaciones socioculturales hacen que la
transición a la edad adulta sea para los adolescentes
más o menos conflictiva, prolongada, complicada,
según sea el medio rural, suburbano o urbano, y depende
también de las diferencias culturales y ambientales;
influyen también las diferencias socioeconómicas y
el nivel de vida de cada grupo.

De lo anterior, desprendemos dos compromisos inherentes
a la problemática de los adolescentes, en primer
término
: que ellos conozcan mejor esta etapa de su
vida, para participar conscientemente en la edificación de
sus personalidades de manera corresponsable. Y en segundo
término:
los adultos: los maestros, padres de familia
y demás que los acompañamos, tenemos que conocer
del adolescente sus problemas, expectativas, ambiciones, temores,
limitaciones y potencial, lo cual puede servirnos para contribuir
de la mejor manera en la formación de los jóvenes,
mediante un proceso esencialmente
dialógico.

Los docentes tenemos que dominar con profundidad la
psicología del aprendizaje, para saber cómo
nuestros alumnos aprenden mejor, conocer sus estilos y ritmos de
aprendizaje, adentrarnos en dominio de las inteligencias
múltiples. Asimismo, tenemos que conocer la
psicología del adolescente, para conocer con profundidad
cómo piensan, cómo tratarles adecuadamente,
comprender cómo es su desarrollo evolutivo
(señalado por Piaget); ser docente es muy difícil
porque también tenemos que conocer la sociología
del adolescente, para saber cómo se relacionan con sus
compañeros, docentes, familiares y otras personas que
forman parte de su contexto, para orientarlos y apoyarlos con
respeto y tolerancia. Asimismo, los padres de familia y tutores
tienen que conocer más y profundamente sobre la
adolescencia, para atender a los jóvenes atinadamente y
contribuir en el desarrollo de su madurez para llegar en forma
consolidada a la edad adulta. Los docentes y padres de familia no
podemos orientar, apoyar y acompañar acertadamente a
nuestros alumnos e hijos, si no estamos preparados lo suficiente
sobre los saberes y disciplinas que abordamos en nuestras
relaciones con los adolescentes. Por eso, los docentes tenemos
que logar un dominio profundo sobre las disciplinas ya
mencionadas y los padres participar en todos los eventos
formativos impartidos en la "Escuela para
Padres
".

Bibliografía

Aberastury A. y Knobel M. (1992). La Adolescencia
normal. Un enfoque analítico
. México.
Paidós Educador.

Faure, Jean-Philipe. (2007). Educar sin castigos ni
recompensas
.. Argentina. Lumen México

Hurlock, E. (1990). Psicología de la
Adolescencia
. Argentina. Paidós.

Ituarte de Ardavín, A. (1994). Adolescencia y
Personalidad
. Orientación Educativa. México.
Trillas.

Lofficier, A. (1994). Éxito en tus
estudios
. España. Narcea.

Rosado Yerdi. (2012) ¡Renuncio! Tengo un hijo
adolescente, ¡y no sé qué hacer!

1ª. edic. México. Aguilar. Aguilar.

Tierno Jiménez. B. (1993). Adolescentes. Las
100 preguntas clave.
1ª. edic., 1ª.
Reimpresión. México. Ediciones Temas de
Hoy.

 

 

Autor:

Prof. David Agatón
Román.

Jefe de Enseñanza de Ciencias II,
Acapulco-Centro.

 

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