Monografias.com > Psicología
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Aproximación al estudio de la Psicología Política y su desarrollo en Chile



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. Definiciones y
    ámbito de la psicología
    política
  3. Investigación psico-politica en
    Chile
  4. Discusión y
    conclusión
  5. Referencias

Se discute en este articulo la emergencia de la
psicología política como un campo de estudio
diferenciado dentro del universo de áreas temáticas
de la psicología en general y de la psicología
social en particular. Se presentan los postulados que tratan de
responder a algunos problemas de permanente discusión
entre aquellos que han aplicado el conocimiento
psicológico al estudio de los fenómenos
políticos, entre los cuales destacan el problema de su
definición (se presentan dos formas de conceptualizar la
psicología política), su objeto de estudio, el
vinculo con la psicología social, y la generación
de conocimientos; así como también se destaca su
evidente naturaleza multidisciplinar. De la formulación de
estos problemas, se discute la existencia y desarrollo de la
psicología política en Chile a partir de la
revisión del material bibliográfico publicado en
nuestro país en los últimos diez años
relativo al estudio psicológico de fenómenos que la
Ciencia Política y otros autores han definido como
políticos.

Introducción

A partir del consenso relativo alcanzado respecto al
objeto de estudio de la psicología, se ha planteado, como
siguiente paso lógico, que todo fenómeno o evento
en el cual la conducta humana y los procesos que la subyacen
están involucrados es susceptible de una
aproximación psicológica. En este sentido, es
factible identificar una serie de fenómenos que se han
definido como políticos y que pueden ser
abordados desde el universo de teorías, conceptos y
métodos de investigación e intervención
propios de la psicología. En su sentido mas amplio, es
esta aplicación del conocimiento psicológico a
dicho conjunto de fenómenos políticos lo que
actualmente se conoce como psicología
política
(Montero, 1987; Alford, 1993; Dorna y
Montero, 1993; Sabucedo, 1995).

Sin embargo, y como es propio de toda disciplina o
área de estudio de incipiente existencia, aun no hay
claridad en relación a como y en que momento surgió
la psicología política, y aun se discute si se la
debe considerar como un área especifica de estudio dentro
del ámbito de la psicología. Dada esta
situación, cabe esperar que, a pesar del reconocimiento
institucional que podría haber alcanzado recientemente
(Sabucedo, 1995), aun no se cuente con una definición
contundente y un acuerdo sobre los ámbitos que
debería abordar esta disciplina o
sub-especialidad. Sin embargo, los intentos por superar
esta situación han llevado a lograr ciertos avances
respecto al objeto de estudio de la psicología
política, y es así como Montero (1987) logra
establecer nueve áreas temáticas globales:
1.Nacionalismo, 2.Percepción y cognición,
3.Socialización política, 4.Conducta
política, 5.Actitudes políticas, 6.Trauma
político, 7.Ideología, alienación y
conciencia, 8.Rol político del psicólogo y de la
psicología, y 9. Otros temas.

En Chile, el estudio de fenómenos
políticos (o de alguna manera ligados a lo
político) desde una perspectiva psicológica se ha
venido intensificando principalmente desde la década de
los setenta, fundamentalmente en el campo de las consecuencias
psicológicas de los acontecimientos socio-politicos que se
han suscitado en los últimos 25 años. No obstante
lo anterior, el reconocimiento de la psicología
política como un campo de estudio diferenciado en nuestro
país es un fenómeno mas bien reciente y de muy
escaso desarrollo aun.

El presente trabajo tiene los siguientes objetivos: por
un lado, presentar de forma bastante general y exploratoria lo
que se entiende por psicología política como un
ámbito de estudio diferenciado, las conceptualizaciones
que de ella se han hecho, sus propuestas teóricas, y los
asuntos que son motivo de discusión actual entre quienes
se han interesado en esta área. Esto requiere, por tanto,
una revisión de la bibliografía disponible. Como un
segundo objetivo, se pretende investigar las temáticas y
el volumen de la producción científica en
psicología política en los últimos diez
años en nuestro país. Para ello, utilizaré
la clasificación temática propuesta por Montero
(1987), de manera que se puedan articular coherentemente las
propuestas presentadas en este trabajo.

Finalmente, se discute el desarrollo de la
psicología política como tal en Chile,
particularmente su existencia y reconocimiento como campo de
estudio diferenciado, y los problemas y limitaciones que ello
conlleva en nuestro país.

Definiciones y
ámbito de la psicología
política

Actualmente, en la mayoría de las ciencias
sociales se acepta el hecho de que "no hay un modo único
de conceptualizar cualquier esfera de la conducta humana que
tenga en cuenta toda su diversidad y complejidad. Cada
orientación teórica plantea una serie de diferentes
problemas y hace hincapié en aspectos diversos" (Easton,
1992; p. 46). Este puede ser, en ultima instancia, el fundamento
de la emergencia de la psicología política como un
campo de estudio diferenciado dentro del abanico de campos de
estudio de la psicología, y que tiene como su objeto de
estudio los factores psicológicos del quehacer
político y sus efectos sobre la acción y el
pensamiento social e individual (Dorna y Montero,
1993).

Respecto al surgimiento de la psicología
política, hay cierto consenso en afirmar que esta rama
existe desde mediados de los años setenta, cuando
encuentra un lugar propio en la academia, lo que posibilitara la
publicación del primer texto Handbook of political
Psiychology
de Knutson en 1973, y la posterior
creación de la International Association of Political
Psychology
(IAPP) en 1979.. Sin embargo, el interés
por los asuntos "ligados a lo político", según
Sabucedo (1995), Dorna y Montero (1993), puede ya encontrarse en
los trabajos de Adorno sobre la personalidad autoritaria, el
liderazgo estudiado por Lewin, y el estudio de las masas
efectuado por Le Bon. En Latinoamérica, por otro lado, ya
en 1960 aparece un articulo de J.M. Salazar sobre la posibilidad
de estudiar el carácter nacional Venezolano a partir de la
Psicología política (Montero 1987).

No obstante lo anterior, solo será a mediados de
los setenta cuando esta área defina su objeto de estudio,
especialmente en EE.UU. En efecto, hasta 1991 existían en
este país 138 instituciones (14 Universidades entre ellas)
que impartían cursos de graduación y programas de
entrenamiento en psicología política, además
de siete programas de Doctorado formalizados con múltiples
cursos y facultades (Sears y Funk, 1991). Al respecto, Montero
(1987) plantea que el surgimiento de esta rama en el país
del Norte podría explicarse por el hecho de que
"usualmente, durante un periodo de libertad, hay un intento de
explicar la conducta política y los fenómenos
políticos desde un punto de vista psicológico (…)
la necesidad de comprender y explicar al pueblo y su gobierno"
(pag.20). En el caso de Latinoamérica, el desarrollo de
esta rama esta muy ligado a los hechos políticos
(especialmente gobiernos autoritarios y dictatoriales) que
caracterizaron la década de los ´60 y ´70 en
la mayor parte del continente. Esta distinción es
importante, porque puede explicar en parte las diferencias de
conceptualización respecto a la psicología
política y su campo de estudio que se presentan entre
EE.UU. y Latinoamérica en general, diferencias que veremos
durante el desarrollo de esta sección.

Definición y Objeto de Estudio de la
Psicología Política

El primer asunto a resolver será qué es lo
que se entiende por psicología política. Al
respecto, se pueden citar algunas definiciones y luego revisar
sus fundamentos. Entre las primeras conceptualizaciones de
psicología política se encuentra la de Le Bon
(citado en Dorna, 1993), quien la concibe como una "ciencia para
gobernar, que podía llevar a evitar los frecuentes y
costosos errores de los políticos" (pag.8). Lo mas
común, sin embargo, es encontrar conceptualizaciones menos
ambiciosas que se limiten a destacar la referencia a "…la
conjunción de fenómenos políticos y
fenómenos psicológicos (D´Adamo, 1995;
pp.9)". No obstante lo evidente de este planteamiento, al momento
de establecer mas explícitamente el tipo de
relación entre ambos fenómenos, surgen algunas
diferencias. A partir del concepto psicología
política
, se puede hacer referencia a dos tipos de
relaciones (Fernández, 1987; Sabucedo, 1995; Martín
Baró, 1995): la primera, que reconoce a la
psicología en cuanto política, plantea que ella
misma contiene teorías políticas, y que incluso
podría "también representar unos determinados
intereses sociales y, por lo tanto, sirve como instrumento de
poder" (Martín Baró, 1995; pp.206). La otra forma
de entender la psicología política se refiere al
análisis y la comprensión psicológica de los
comportamientos y procesos psicológicos; es decir, "la
aplicación de un conocimiento psicológico,
axiológicamente aséptico, al ámbito de los
fenómenos políticos" (Sabucedo, 1995;
pp.23).

En este ultimo sentido, inevitablemente el estudio de la
psicología política se tropieza con la
discusión respecto a la posibilidad real de una
neutralidad científica frente al estudio de los
fenómenos políticos (ver Sabucedo, 1995;
Martín Baró, 1995; González Rey en Montero,
1987; Ibañez Gracia, 1993; Luco, 1989, Fernández,
1987). De cualquier modo, esta concepción es la que se
encuentra a la base de la mayoría de los trabajos en este
campo, especialmente aquellos provenientes de EE.UU. Dichos
trabajos corresponderán al tipo de investigación
mas difundida en esta área, cuyas principales
temáticas desarrolladas se centran en torno al estudio del
comportamiento político (especialmente la conducta
electoral), las actitudes políticas y los estereotipos, la
percepción de partidos políticos y de candidatos,
la socialización política, la adquisición de
ideologías, procesos de influencia y toma de decisiones; y
otras áreas de mas reciente difusión como la
conducta política de las masas, la personalidad y la
política, y la psicología de las relaciones
interpersonales (Sears y Funk, 1991). En general, todos los
fenómenos políticos en los cuales es posible
aplicar los conceptos y procesos psicológicos provenientes
desde la investigación básica en psicología
social, aunque también de la psicología
clínica en el ámbito del trauma
político,
cuestión por lo demás mas
desarrollada en Latinoamérica y Europa (Montero, 1987).
Según D´Adamo (1995), esta forma de pensar la
psicología política habría alcanzado su auge
hacia mediados de la década de los ochenta.

Sin embargo, otros autores, en su mayoría
latinoamericanos (Martín Baró, Fernández
Christlieb, González Rey, Cisneros, y otros),
españoles (Ibañez Gracia, Sabucedo, entre otros) y
franceses, integrarán elementos de la primera forma
expuesta de entender la psicología política en su
visión de esta, especialmente a partir del desarrollo de
la llamada psicología de la liberación,
corriente que se caracteriza por introducir una perspectiva
emancipatoria, iniciada por Martín Baró en 1986
(D´Adamo, 1995). Así, paralelamente a los temas
abordados tradicionalmente por la psicología
política importada a latinoamericana desde EE.UU.,
comienzan a surgir otras consideraciones teóricas y nuevas
temáticas, tales como la identidad nacional, el
nacionalismo, el estudio de las ideologías, pero por sobre
todo, se buscan "construcciones teóricas que puedan dar
cuenta de los fenómenos propios de esta América"
(D´Adamo, 1995; pag.13). Un buen ejemplo de esta
perspectiva es la definición que Cisneros (en
D´Adamo, 1995) hace de la psicología
política: "disciplina histórica que estudia las
identidades colectivas que sostienen o han sostenido todos los
proyectos nacionales" (pag.73).

Ahora bien, es importante tener presente que esta
perspectiva no cuestiona el estudio de los fenómenos
políticos a partir de explicaciones psicológicas,
sino que básicamente se aboga por la adecuación
a las realidades propias de los pueblos
, situación
que establecería diferencias entre las temáticas
abordadas desde un contexto cultural a otro, explicándose
en parte el hecho de que en Latinoamérica se halla
desarrollado tanto el estudio de las consecuencias
psicológicas de la represión política. Por
lo tanto, desde esta perspectiva, surge una critica a la
psicología en su conjunto, que es vista como un medio de
las clases dominantes para el mantenimiento del statu
quo
, en la medida que estas clases son las que definen lo
que se enmarca dentro del ámbito de estudio de nuestra
ciencia (Luco, 1989; Martín Baró, 1995;
González Rey, en Montero, 1987), y que pretenden para la
psicología la asepcia científica, lo que niega la
tesis principal de esta corriente en el sentido de que seria mas
recomendable asumir los propios condicionamientos
ideológicos inseparables del quehacer psicológico.
Así, Fernández (1987), a la luz del análisis
de los trabajos realizados en este campo, establece que la
psicología política es "un termino genérico,
pero no especifico, que designa un ilimitable espectro de
teorías métodos y practicas, cuyo único
común denominador es que establecen una relación
difusa entre una psicología imprecisa y una
política indefinida (pag.75)". Según este autor, la
psicología política solo puede tener sustento como
área de estudio en la medida que responda a la realidad
propia del contexto socio-cultural donde se desarrolle. En
síntesis, a partir de todo lo anterior es factible
referirnos a este segundo enfoque para entender la
psicología política como un intento por generar una
perspectiva emancipatoria, en la medida que constituye
"una búsqueda de un autentico enfoque latinoamericano
respecto de los temas políticos (…) estableciendo la
necesidad de producir explicaciones teóricas para una
realidad particular" (Montero, 1987; pag.45).

De la síntesis de estos dos enfoques, es posible
delinear cuatro preocupaciones básicas que se de descubren
a partir de una revisión global del campo de estudio de la
psicología política (Dorna y Montero, 1993). En
primer lugar se encuentran los trabajos que tratan de
comprender la interacción de los procesos
psicológicos y los procesos políticos
, y
también aquellos cuyo objeto es la producción
discursiva de los actores y las instituciones
políticas
(pag. 9). Estas dos preocupaciones
podrían ser referidas como propias del enfoque
tradicional-Norteamericano. Las dos restantes
preocupaciones de la psicología política pueden
identificarse con el enfoque
emancipatorio-latinoamericano, y dicen relación
con los estudios que ponen el acento sobre el carácter
histórico de la conducta sociopolitica
, y aquellos
trabajos que están en relación directa con la
problemática social
(pag. 9).

Vinculo de la Psicología Política con
la Psicología Social

Los planteamientos provenientes desde esta perspectiva
emancipatoria, ponen en cuestion otro asunto que desde
la perspectiva tradicional de la psicología
política estaba mas o menos resuelto: a saber, el vinculo
de la psicología política con la psicología
social. Al respecto, se pueden establecer tres planteamientos
distintos entre si, aunque no necesariamente
excluyentes.

El primero, propio de la concepción que he
llamado tradicional de la psicología
política, establece que esta área es una
subdisciplina de la psicología social dada la naturaleza
política (en el sentido de la incidencia en lo publico) de
algunas temáticas de estudio provenientes de la
psicología social, tales como los procesos de influencia,
el tema del poder y del liderazgo, las actitudes y los
estereotipos, etc. a los cuales se ha aplicado el corpus
teorico-metodologico de la psicología social (Montero
1987; Dorna y Montero, 1993; Ibañez, 1993; D´Adamo,
1995; Martín Baró, 1995). Así, es posible
encontrar estudios que trataran de explicar los comportamientos
políticos específicos de los individuos en
función de ciertas teorías psicológicas que
han sido formuladas para responder a fenómenos generales.
Sin embargo, y tal como lo plantea Montero (1987), los
psicólogos latinoamericanos decidirán a mediados de
los ´80 que la totalidad de un fenómeno
político complejo no se puede explicar a través del
estudio de comportamientos específicos o fragmentos de
conducta ya que esto implicaría ocultar causas mas
profundas, por lo que deciden buscar teorías mas amplias
que luego los acercaran a "diferentes disciplinas que explican
globalmente el fenómeno, aunque no cubren los aspectos
psicológicos de él." (pag. 41).

Tal vez como una consecuencia de lo anterior, aparece en
segundo lugar la opinión de que la psicología
social es en si misma de carácter político, y el
fundamento de este hecho podría estar en que, tal como lo
plantea Fernández (1987), toda psicología social es
de carácter político en la medida que su estudio
permite el análisis de las posibilidades y condiciones de
los diversos sujetos sociales (individuos, grupos,
colectividades) actuando dentro de la dinámica social.
Esta es, sin embargo, una visión de la dimensión
política de la psicología social, ya que otros
autores exponen una tesis distinta,al plantear , por ejemplo, que
por causa del influjo de las instituciones políticas "la
psicología social esta orientada o sobredeterminada en
cuanto a sus objetos de investigación y sus formulaciones
teóricas, y no puede sino producir unos resultados que
refuerzan, a su vez, las tendencias ideológicas y
políticas que dominan nuestras sociedades "
(Ibañez, 1993; pp.24). O como lo plantean mas
explícitamente Pineda y Whirford (1983; citados en Montero
1987), "cualquier forma de psicología (social) es
política, puesto que responde a una cierta
ideología y a ciertos intereses: los del capitalismo o los
de la revolución" (pag. 42). En esta
conceptualización, el carácter político de
la psicología social se asume a partir de un compromiso
ideológico tácito de esta disciplina.

Una tercera opinión, prefiere no ubicar a la
psicología política dentro de un área
especifica de la psicología, básicamente porque "no
se trata de un desarrollo monopolico de la psicología,
sino que en la psicología política convergen varias
disciplinas, tales como la Ciencia Política, la
Sociología (…) el termino psicología, en este
caso, hace referencia a que una buena parte de estos
acercamientos han tenido por base teorías
psicológicas" (1). Mas aun, otras conceptualizaciones no
ven el objeto de estudio de la psicología política
en torno a fenómenos de relación e influencia
sociales entre individuos, sino que autores como Subirats (1971,
en Fernández, 1987) van a definir el objeto de estudio de
esta área en función de la relación entre la
vida anímica del individuo y su comportamiento
político, considerado bajo el ángulo de la
psicología. Knutson (1973, en Fernández, 1987), en
esta misma línea y refiriéndose a la
orientación Conductista de la psicología
política Norteamericana, establece que en la medida que
"su unidad de análisis es el individuo, esto es, la
preocupación por la relevancia del individuo en el estudio
de la conducta política, se trata en suma de una
psicología social bastante poco social" (pag.
82).

Aunque no se discutirá en este trabajo el
problema del vinculo de la psicología política con
la psicología social, si es importante destacar que estos
tres planteamientos no resultan necesariamente excluyentes porque
todos ellos tienen en común un punto central: el
énfasis dado a la necesidad de abordar el estudio de los
fenómenos políticos desde una perspectiva
multidisciplinar, donde la psicológica es una mas entre
otras explicaciones (Gissi, 1986; Fernández, 1987;
Montero, 1987; Toloza, 1988; Sears y Funk, 1991; Easton, 1992;
Alford, 1993; Dorna y Montero, 1993; D´Adamo, 1995; Del
Solar y Piper, 1995; Sabucedo, 1995; y otros). Desde la
perspectiva de la Ciencia Política, ya en 1965 David
Easton (1992), autor clásico en dicha disciplina, se
acerca a la teoría sistemica como la única forma de
lograr articular coherentemente una explicación
proveniente desde todas las ciencias sociales en lo que él
denomina una teoría sustantiva de la vida
política
, cuya unidad de análisis debiera ser
el sistema político en su conjunto. En la practica, este
énfasis queda de manifiesto en el hecho de que en EE.UU.,
por ejemplo, la mayoría de los cursos en psicología
política son ofrecidos por los Departamentos de Ciencias
Políticas, y no por los Departamentos de Psicología
(Sears y Funk, 1991).

Generación de Conocimientos en
Psicología Política

El ultimo asunto a tratar, también caracterizado
por su discusión permanente entre aquellos que se han
dedicado al estudio de la psicología política, es
el problema de la generación de conocimiento a
partir de los postulados e investigaciones en esta área.
Ya dijimos antes que la psicología política se
distingue por la importancia y énfasis atribuido a su
carácter multidisciplinar. Debemos también destacar
el carácter de disciplina aplicada que distingue
a esta área, en tanto su objeto de estudio, los
fenómenos políticos, pretenden ser abordados desde
diversas teorías y metodología de
análisis.

En este contexto, la psicología política
se presenta como un campo fertil para la teorización, la
cual debería darse en dos sentidos: por un lado, aquel
conocimiento generado a través de la aplicación de
postulados psicológicos a fenómenos
políticos; y por otro lado, los aportes provenientes de la
teoría política para la configuración del
conocimiento psicológico. Sin embargo, es preciso
señalar que a pesar de las importantes elaboraciones
teóricas que en ambos sentidos se han hecho (Alford,
1993), aun la mayoría de los autores afirman que la
teorización en psicología política, la
creación de un marco conceptual propio, son ideas que aun
se ven algo lejanas (Montero, 1987; Sears y Funk, 1991; Sabucedo,
1995; ). Al respecto, Guzman (1) se refiere a una
aplicación utilitaria de teorías
psicológicas a fenómenos políticos
, lo
que en su opinión es distinto de una
conceptualización o teoría surgida de una
explicación psicológica general a un
fenómeno político particular.

En general, la teorización en psicología
política se ha articulado en función de las dos
direcciones arriba propuestas. Así, diversos autores
establecen relaciones entre escuelas o postulados
psicológicos y teorías o fenómenos
políticos. Tal es el caso de quienes ven el trabajo de
Freud, por ejemplo, una gran influencia en las explicaciones y
teorías políticas (Alford, 1993; Jiménez
Burillo, 1993; González Rey, en Montero, 1987). Para
Alford (1993), el pensamiento Freudiano es clave en el desarrollo
de la teoría política, especialmente en lo que al
simbolismo de las imagenes, vehiculizadas en las verbalizaciones,
se refiere. Jiménez Burillo (1993) se refiere al aporte e
influencia de Freud en tres puntos respecto a la
investigación en ciencia política : a) el papel de
lo iiracional (evidencia e insistencia en la incorporación
de la emotividad), b) la socialización política,
explicada por Freud en términos de que la primera
aproximación que tiene el niño con el sistema
político se produce a partir de la proyección que
este hace de los atributos de su padre (omnipotente, benevolente,
etc) en la figura del presidente; c) el uso de las
técnicas autobiográficas para el estudio de la
conducta de los líderes políticos, aunque hoy su
utilidad es cuestionada dadas las incontables inconsistencias que
en ellas se pueden hallar .

No es posible extendernos aquí en el tema de la
teorizacion psico-politica (para mas información ver
González Rey, en Montero 1987; Barber, 1990; Alford, 1993;
Montero, 1993; D´Adamo, 1995; Sabucedo, 1995) Por ahora
basta con decir que las orientaciones teóricas
predominantes en Psicología política son el
socio-conductismo y el psicoanálisis,
aunque desde la década pasada a surgido con mucha fuerza
el socio-cognitivismo, especialmente enfocado en el
estudio de las representaciones mentales (Lage, 1995), la
investigación de las representaciones sociales de tipo
políticas (Montero, 1993; Fernández, 1987;
Rebolledo, en D´Adamo, 1995) y otros temas ligados a la
cognición social.

Respecto al socio-conductismo, es importante
señalar su enorme impacto en la psicología
política Norteamericana (Los Horcones, 1990;
González Rey, 1987; D´Adamo, 1995). En
México, un claro ejemplo de estas aplicaciones se presenta
en el estudio de la Comunidad Los Horcones (1990), quienes
crearon una comunidad tipo Walden Dos para estudiar
distintas formas de gobierno mediante la aplicación del
análisis experimental de la conducta, concluyendo que el
mejor tipo de gobierno es aquel en el que los gobernantes se
autoproponen, se fomenta una sociedad autosuficiente, es
igualitario, que expone a sus organizadores las consecuencias que
de sus actos se derivan etc. A este gobierno lo llaman
personocracia.

Para terminar esta breve aproximación a la
definición y principales problemas teorico-metodologicos
de la psicología política, y a modo de resumen de
lo expuesto, es necesario referirnos a las palabras de
González Rey respecto al verdadero desafío, y
potencial peligro, de esta incipiente área de estudio de
la psicología : "Es necesario establecer con claridad el
objeto, los métodos y categorías de nuestra ciencia
(psicología) para plantearnos con precisión los
objetivos a alcanzar por ella en la política, como esfera
particular de aplicación de los conocimientos
psicologicos.Si no hacemos esto, corremos el riesgo de no
precisar los fenómenos esenciales que exigen del
análisis psicológico en esta esfera, y quedamos en
el plano de la descripción de ciertas constataciones de
carácter sociológico" (en Montero, 1987;
pag.109).

Investigación psico-politica en
Chile

En nuestro país, la Psicología
Política parte de forma mas o menos formal en 1988, con la
realización de Seminarios de Investigación en esta
disciplina llevados a cabo en la Universidad Diego Portales con
el fin de discutir el tema de la represión política
(en todas sus formas) en Chile, así como también
los cambios socio-politicos que por entonces comenzaban a
presentarse. Sin embargo, como suele ocurrir, anterior a este
comienzo formal es posible detectar una gran cantidad de
investigaciones y textos psicológicos que tratan sobre
fenómenos que pueden ser tomados por políticos,
aunque no de psicología política entendida en los
términos que se han delineado en este articulo.

Montero (1987), en función de su
clasificación de las temáticas de psicología
política antes expuesta, presenta una síntesis de
los temas abordados por los psicólogos chilenos en el
periodo comprendido entre 1956 y 1986. Según plantea, la
psicología chilena ha abordado hasta ese año 5
temáticas propias de la psicología política,
encontrándose especialmente trabajos referidos al trauma
político (aspectos psicodinamicos y psicoterapeuticos del
miedo, atención psicológica para las
víctimas de represión política, exilio y
retorno, tortura a prisioneros políticos), cuyo desarrollo
hasta 1986 fue el mas fecundo de Latinoamérica y el
área predominante de estudio en Chile. De las otras cuatro
áreas temáticas es muy escasa la
investigación psicológica en nuestro país,
tal como se indica en la tabla 1. Sin embargo, la gran cantidad
de artículos publicados sobre trauma político
permite ubicar a Chile en un segundo lugar a nivel
Latinoamericano (solo lo supera Venezuela) en cuanto a
producción bibliográfica se refiere.

En continuidad con el trabajo de Montero, es posible
constatar que a partir de 1987, el desarrollo de la
psicología política en Chile refleja un aumento de
su presencia como objeto de estudio diferenciado de otros
ámbitos de la psicología chilena, hecho que es
verificado a partir de la revisión de la producción
bibliográfica en revistas psicológicas nacionales y
del continente y en las ponencias presentadas por
psicólogos en encuentros académicos tales como la
2da. Jornada de Psicología Política,
llevada a cabo los días 14 y 15 de Oct. de 1996 en la U.
Diego Portales de Santiago. No obstante lo anterior, se puede
hablar de una disminución del estudio en torno a la
temática del trauma político, ya que con el
advenimiento de la transición política a partir del
año 1988 hasta hoy, la psicología política
chilena ha presentado un nuevo interés por otras
temáticas tales como la identidad nacional,
percepción de actores políticos, influencias
psicológicas de algunos procesos sociales, etc., aunque el
estudio del trauma político sigue siendo mayoritario en
las publicaciones psicológicas (por lo menos hasta los
últimos años de la década de los
ochenta)

Tabla 1: Cuadro comparativo de las
Áreas Temáticas de Psicología
política abordados en Chile en los artículos
publicados en revistas psicológicas durante el periodo
1956 – 1986 (Montero, 1987) y el periodo 1987 – 1996.

Monografias.com

Para comprender la dimensión
política
de los artículos publicados que
aquí se consideran como posibles exponentes del campo de
estudio de la psicología política, es necesario
realizar una breve revisión de cada uno de estos trabajos,
sus postulados teóricos y sus principales resultados. Esta
revisión se hará a partir de la
clasificación de los artículos y las ponencias
presentadas en la 2da. Jornada de Psicología
política
dentro de las áreas temáticas
a las que corresponden según los criterios de Montero
(1987). Sin embargo, antes es necesario precisar que los
artículos aquí expuestos no constituyen la
totalidad del trabajo psicológico chileno en
relación al estudio de los fenómenos
políticos, debido a dos principales razones : en primer
lugar, muchos trabajos se encuentran en organizaciones privadas
tales como ONG, empresas de estudios públicos, y otras. La
segunda razón es que muchos psicólogos chilenos han
publicado sus investigaciones en revistas extranjeras, ya sea
psicológicas o exponentes de otra disciplina. Con el
reconocimiento de esta lamentable omisión como principal
limitante de este trabajo, es posible plantear que la
mayoría de los artículos publicados en revistas
psicológicas de nuestro país (y algunas del
extranjero) se encuentran aquí citadas.

Trauma Político

El gran desarrollo de la investigación
psicológica en torno al tema del trauma político en
Chile, puede encontrar una explicación de este
fenómeno en el hecho de que " la situación del
continente ha tenido su reflejo en la psicología, y muchos
psicólogos buscan de forma consciente diversas
alternativas para jugar un papel activo en la realidad en que
viven "(González Rey, en Montero, 1987; pag. 105). En
efecto, casi todos los países latinoamericanos han sufrido
gobiernos totalitarios caracterizados por el atropello constante
de los derechos humanos y la represión política
(exilio, tortura, detenidos desaparecidos). Desde la
psicología latinoamericana surgió entonces una
poderosa corriente dedicada al estudio de estos temas, tanto
desde su vertiente clínica como de la psicología
social (Montero, 1987; Del Solar y Piper, 1995).

La corriente clinica-individual se ha preocupado de
señalar como los maltratos físicos y
psicológicos sufridos han traumatizado a las personas
víctimas de la represión política,
indicándose a veces el tratamiento psicoterapeutico
adecuado para seguir en los casos específicos desde las
perspectivas clínicas dominantes: psicoanálisis y
conductismo. En Chile, la mayoría de los trabajos
relativos al trauma político se pueden ubicar dentro de
esta corriente. Durante el periodo 1956-1986, las principales
temáticas abordadas por los psicólogos fueron el de
la represión política y el daño
psicológico consecuente (Arcos, 1982)*, atención
psicoterapeutica pata personas afectadas por la represión
política en Chile, especialmente la tortura física
y psicológica (Peralta, 1979; Domínguez, 1983;
Fasic, 1984; Kovalskys, 1984; Lira, 1984; Vela, 1984)*, exilio y
retorno (Weinstein, 1983; Lira y Kovalskys, 1983; Kovalskys,
1984)( . En el segundo periodo, al parecer el tema de la tortura
y la represión política directa pasa a ser abordado
por los psicólogos chilenos solo tangencialmente. y la
preocupación se centra fundamentalmente en las
consecuencias psicológicas de la adaptación en
situación de exilio y de retorno al país
(Kovalskys, 1988; Bravo, 1989), hecho por lo demás
explicable si se considera que por 1987 comenzaron a ingresar al
país los primeros retornados. En este sentido, Bravo
(1989), a partir de su experiencia terapéutica con
exiliados chilenos en Estocolmo, Suecia, concluye que el
principal conflicto psíquico del exiliado esta en la
resolución de integrar la perdida del pasado y la
incorporación de lo futuro, lo nuevo. De no resolverse
este conflicto, "el individuo vive un vacío atemporal, su
realidad psíquica no es el presente, sino el conflicto
irresuelto de la fantasía" (pag. 33), lo que a la larga va
a impactar la relación de pareja y la crianza de los
hijos. En su estudio, Kovalskys (1988) enfrenta la
situación de retorno o desexilio identificándola
como una experiencia de extrañamiento y violencia,
caracterizada por el sentimiento de un doble duelo: el
país propio que fue y ya no es, y el país de
acogida que se dejó y que ahora se revaloriza e
idealiza.

El estudio del trauma político desde la
perspectiva social, especialmente desarrollada por Martín
Baró (Del Solar y Piper, 1995) se caracteriza por
presentarlo como de naturaleza psicosocial, y el fundamento de
esto se encuentra en la importancia de tomar en
consideración la esencialidad el contexto socio-politico
en la generación del trauma, el cual se produciría
a dos niveles. En el primer nivel, el individual, la gravedad del
trauma individual dependerá del tipo de relación
con la realidad social que tenga un individuo, y según
cual sea la peculiar vivencia de cada uno de estos individuos
(Martín Baró, en Del Solar, 1995). En el segundo
nivel, se presenta cuando los procesos sociales propios del
trauma psicosocial se van cristalizando en la gente, como por
ejemplo cuando en un periodo de guerra la mentira
institucionalizada o la militarización de la vida social
se hacen cotidianos en la practica social (Martín
Baró, en Del Solar, 1995). En este ultimo sentido se puede
identificar el trabajo de Padilla y Comaz-Diaz (1987) quienes
sintetizan algunas consecuencias psicológicas del control
gubernamental represivo e intimidante que reinaba en Chile
durante el régimen militar, descubriendo que además
de las consecuencias económicas y sociales, esta
situación genera un sentimiento de desesperanza hacia el
futuro y el aumento de casos extremos de ansiedad,
depresión, pesadillas y agresión en niños,
entre otras consecuencias psicológicas.

El grueso de la investigación psicológica
respecto al trauma político en los últimos diez
años se ha concentrado en su estudio a partir de la
perspectiva psicosocial. Tal es el caso del trabajo de Lira y
cols (1986), quienes conceptualizan el miedo, generado a partir
de la represión política impulsada por el gobierno
militar chileno, como un fenómeno psicosocial en la medida
que es "masivo y perceptible, a la vez que privado, encubierto y
renegado, ocupando un lugar relevante en las motivaciones de la
conducta colectiva" (pag. 51). Siguiendo en esta línea
argumentativa, Becker y Weinstein (1986), plantean la
hipótesis de que el miedo constituye un elemento central
de las interacciones sociales durante los años 1985 –
1986. Estudian las aspectos psicodinamicos y psicoterapeuticos
que surgen al interior de la familia para enfrentar el miedo,
describiendo fenómenos tales como el silencio frente a las
emociones sentidas por los miembros de la familia, la
rigidización del sistema familiar, y el aumento de la
agresión; explicando todos estos fenómenos por la
presencia de la negación como mecanismo psicológico
de evasión.

Identidad y Carácter
Nacional

Algunos autores reconocen en sus trabajos el hecho de
que probablemente no exista algo como una identidad
latinoamericana
, o bien que esta sea de carácter muy
precaria o de connotación negativa (Gissi,. 1986; Montero,
1987; Dorna y Montero, 1993). El nexo que este fenómeno
puede tener con lo político se encuentra en el mas puro
sentido que este segundo termino tiene en Ciencia
política, a saber, el de poder y
dominación
. En efecto, la tesis básica que se
maneja es que esta inexistente o precaria identidad "es a la vez
una consecuencia y causa central de la dominación pasada
(españoles) y presente (EE.UU. Y Europa)" (Gissi, 1986,
pag.64 ; Montero, 1987; Montero, 1993).

Montero (1987) habla de nacionalismo para
designar el conjunto de estereotipos que tienen los Venezolanos
sobre si mismos en tanto nación, por lo que incluye en
esta categoría elementos de la identidad y el
carácter nacional. Establece, además, el
carácter relevante y continuo que tiene esta área
de estudio para toda Latinoamérica en general.
Significativos son en esta área los estudios que pretender
confirmar la teoría de la dependencia y
sobrevaloración latinoamericana respecto a EE.UU., y que
autores como Salazar (1983, en Montero, 1987) denominan
fenómeno IDUSA: Ideología Dependiente de los
U.S.A.
Otro campo de estudio también significativo se
refiere a la identificación de resabios coloniales en el
carácter de los individuos latinoamericanos, y las
consecuencias psicológicas de esto.

Así, esta área temática se refiere
a los "estudios sobre la relación entre sistema social,
condiciones de vida, identidad y conciencia sociales, incluyendo
aquí todo lo relativo a sus expresiones nacionalistas y
étnicas" (Dorna y Montero, 1993; pp. 10). En este sentido,
adquiere relevancia el estudio de la Identidad Latinoamericana,
entendida esta como la "presencia de una creencia en una suerte
de supraidentidad que cubre a todos los países de la
región, basado en un grupo evidente de
características compartidas que surgen durante la colonia"
(Montero, 1987; pag.22).

En el periodo estudiado por Montero (1987) es posible
encontrar en Chile solo un ensayo teórico de Jorge Gissi
(1982, en Montero, 1987)* titulado "Identidad, Carácter
Nacional y cultura Latinoamericana". En dicho ensayo se tratan
los temas enunciados en el titulo desde un punto de vista
teórico y psicosocial. En el periodo de los últimos
diez años investigado en este trabajo es posible encontrar
otro trabajo de Gissi (1986), que viene a constituir la
continuación del trabajo del mismo autor antes mencionado.
En este articulo publicado en 1986, Gissi aborda el tema de la
Identidad Latinoamericana desde tres perspectivas disciplinares:
la antropología, la Historia, y la psicología. De
esta forma, el autor se refiere a los antecedentes
históricos (dominación española durante la
conquista y la colonia, influencia francesa durante el periodo de
la independencia, y admiración por lo Norteamericano en la
actualidad) de la deculturación del pueblo
indígena, cosa que trajo como consecuencia una cultura
frustrada y apática que, a su vez, desembocó en una
aculturación ambivalente, que por un lado acepta la nueva
cultura dominante, y por otro lado rechaza o adapta muchos de los
elementos de esta nueva cultura (ej. la religión).
Concluye que frente a estos procesos, la identidad
Latinoamérica es también ambivalente, e incluso un
poco "psiquiatrica" (pag. 68).

Partes: 1, 2

Página siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter