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Caracterización del adolescente con baja autoestima



Partes: 1, 2, 3

  1. Resumen
  2. Introducción
  3. Consideraciones
    sobre la Situación Social del Desarrollo y la
    autoestima en la adolescencia. La familia y la escuela como
    agentes mediadores en esta etapa
  4. Diseño
    metodológico y análisis de los
    resultados
  5. Conclusiones
  6. Recomendaciones
  7. Bibliografía
  8. Anexos

Dentro de todos nosotros hay una gran
fortaleza que siempre nos permitirá salir de las peores
situaciones, solo es cuestión de descubrirla

Francisco Real

RESUMEN

La presente investigación es un
estudio descriptivo transversal con el objetivo de caracterizar a
los adolescentes con baja autoestima en las áreas
personal, familiar y escolar, que cursan el noveno grado en la
Escuela Secundaria Básica "Javier de la Vega Basulto" del
municipio de Camagüey. Dicha investigación se
realizó en un período de enero hasta abril de 2010.
Se tratan aspectos de considerable importancia sobre las
particularidades psicológicas de los adolescentes, en la
que los estados emocionales y motivacionales son muy inestables.
También se hace referencia a algunas concepciones acerca
de la autoestima, su formación y sus
características en la adolescencia. Importante
también es el análisis que se realiza acerca de la
familia y la escuela como agentes mediadores que pueden influir
en la baja autoestima de los adolescentes. Para el desarrollo de
esta investigación se seleccionó una muestra de 10
adolescentes con baja autoestima incluidos en el banco de
problemas de la escuela ya mencionada, dicha muestra es
intencional pura, no probabilística. Se emplearon
métodos del nivel teórico como: el
histórico-lógico, inductivo-deductivo, y el
analítico-sintético y del nivel empírico: la
observación científica y la entrevista, dentro de
las técnicas se utilizaron la escala de autoestima de
Coopersmith, y el IPJ. Los resultados obtenidos demostraron que
en los adolescentes tomados como muestra las manifestaciones
más evidentes dentro de las áreas personal,
familiar y escolar son: la subvaloración, la necesidad de
apoyo, conflictos familiares, malas relaciones familiares, bajo
rendimiento académico , dificultades en el
aprendizaje.

INTRODUCCION

El desarrollo psíquico humano transcurre por
diferentes etapas que han sido caracterizadas según las
particularidades propias de los logros que se van obteniendo en
estas.

La adolescencia es una de estas etapas del desarrollo
caracterizada por cambios importantes, considerada como muy
compleja, en que la labilidad emocional del sujeto y la necesidad
de sentirse seguro, querido, respetado y aceptado por los
demás ocupan un lugar trascendente. Durante este
período las relaciones con las demás personas son
totalmente esenciales, es muy importante para el adolescente
sentirse parte de un grupo; se hace muy fuerte la necesidad de
agradar y resultar atractiva o atractivo a las personas del sexo
opuesto; las valoraciones que recibe de los otros
repercutirán en su autoestima, formación
psicológica la que sabemos juega un papel muy importante
para su bienestar personal.

La necesidad de independencia es otra de las
aspiraciones esenciales para el adolescente, en la medida que la
va obteniendo aumentan las relaciones de amistad con los otros e
inicia las relaciones amorosas. Estas relaciones sociales y
afectivas constituyen contextos importantes para el ejercicio de
habilidades sociales ya aprendidas en la infancia, al mismo
tiempo en que requiere del desarrollo de otras nuevas, como:
responder asertivamente a la presión del grupo, expresar
desagrado y hablar en público.

Las habilidades sociales son definidas como
¨las diferentes clases de comportamientos sociales del
repertorio de un individuo, favoreciendo una relación
saludable y productiva con las demás personas. ¨ (Del
Prette, 2005, p.31),
por tanto, repercutirán
decisivamente en las relaciones interpersonales que necesita
establecer el sujeto en la citada etapa del
desarrollo.

En principio no cabe esperar transformaciones radicales
en el desarrollo social con la llegada de la adolescencia. Sin
embargo es razonable pensar que todos los cambios físicos
y psicológicos que experimenta el adolescente
repercutirán en las relaciones que establece en todos
aquellos contextos en los que participa como son la familia, el
grupo de iguales, o la escuela. Por otra parte, la mayor
autonomía adquirida va a permitir que chicos y chicas
pasen más tiempo en contextos extrafamiliares, por lo que
además del cambio en las relaciones ya existentes, se
producirá una ampliación y diversificación
de su red de relaciones sociales que influirá
decisivamente en la formación y desarrollo de su
personalidad, que como se sabe, es una compleja estructura
psicológica.

¨La personalidad es un complejo sistema
conformado por la unidad de lo afectivo y lo cognitivo que da
lugar a las formaciones motivacionales y a las unidades
psicológicas primarias quienes autorregulan el
comportamiento.¨ (Fernández Rius, 2003 p.
76)

Entre esas formaciones motivacionales se encuentra la
autoestima, de gran importancia en todos los estadios de la vida,
pero de manera especial en la infancia y la adolescencia, ya que
si el sujeto no aprende a sentir satisfacción consigo
mismo desde edades tempranas, crecerá retorcido, lleno de
disgustos, de incertidumbres e inseguridades que le
impedirán enfrentar los desafíos que la vida le
depare de manera constructiva y desarrolladora.

Poseer una autoestima adecuada durante la adolescencia
podría determinar gran cantidad de aspectos con respecto
al futuro. Un adolescente con alta autoestima seguramente
aspirará a más, tendrá una mayor confianza y
se planteará diferentes metas y proyectos para su vida
adulta.

Sin embargo, y a pesar de lo importante que es lograr
una adecuada autoestima durante la adolescencia, es bastante
habitual que muchas chicas y chicos no alcancen tal resultado
debido a influencias negativas que provienen del medio familiar,
escolar o de los grupos en los que se inserta. Cuando esto sucede
tiene muchas probabilidades de no saber afrontar esta etapa y
desarrollar una baja autoestima.

La autoestima comienza a formarse en el seno de la
familia en que a cada persona le corresponde crecer. Esta
experiencia de aprendizaje de sí mismo va afectando de
manera decisiva su existencia en forma constructiva o destructiva
y a los diferentes ámbitos en que se desarrolla el sujeto:
familia, escuela y entorno social.

La influencia que tiene la familia en el desarrollo de
la autoestima es muy importante ya que es la que le trasmite y le
enseña los primeros y más importantes valores a los
hijos, que influirán en la formación de su
personalidad al reconocer responsablemente sus posibilidades y
limitaciones, de manera que al promover un autoconocimiento
personal se generarán niveles adecuados de la
misma.

Muchas de las maneras de actuar de los padres pueden
resultar perjudiciales para su hijo(a) al provocarle marcas
difíciles y un continuo dolor oculto que influirá
en el desarrollo de su vida, son padres mártires o
dictadores; sin embargo están también los que le
valorarán y reconocen sus logros y sus esfuerzos y
contribuirán a afianzar la seguridad en sí mismos,
la confianza en sus posibilidades.

Los padres deben prepararse para esta etapa de
transición, de difícil manejo; cuando no lo hacen
en ocasiones se sienten vulnerables y presionados, desorientados
y desarmados ante las nuevas actitudes de sus hijos, no se han
percatado de las nuevas necesidades, de que ya la etapa del padre
considerado sagrado por sus enseñanzas pasó, ahora
es necesario escuchar y dialogar, persuadir, exigir con medida y
sin menospreciar, sin implantar la ley del poder o la fuerza
física.

En el ambiente familiar las buenas relaciones
familiares, la flexibilidad y la aceptación, el respeto al
espacio individual, la comunicación mediada por un
diálogo abierto y sincero, la confianza y la
consideración respetuosa hacia el otro, son aspectos que
no pueden faltar en la convivencia. En la medida que estos
ingredientes y otros más sean tenidos en cuenta, se
facilitarán las condiciones para que el adolescente se
sienta querido, aceptado y respetado, afianzará los
sentimientos de amor hacia los otros y hacia sí
mismo.

Los adolescentes necesitan un hogar feliz y seguro donde
disfruten de cierta libertad y donde existan normas y
límites que rijan la convivencia. Los mismos necesitan
sentir que son capaces de hacer cosas autónomamente y
resolver sus pequeños problemas, para ello la familia debe
darles responsabilidades de forma gradual. La familia debe
manifestar satisfacción por los logros y avances de su
hijo, debe dispensar elogios merecidos ante sus tareas, debe
ayudar y enseñar al adolescente con orientaciones
concretas ante sus dificultades, sin menospreciar los intentos
frustrados del mismo. Es necesario evitar las comparaciones: cada
sujeto debe ser valorado por lo que es y lo que puede
hacer.

El adolescente aprenderá con este ejemplo a
valorar y sentir agrado por los demás, respetando las
diferencias entre las personas.

No menos importantes son los centros educativos,
instituciones locales con las que cuenta la civilización
humana para satisfacer sus necesidades de educación
así como la adquicisión y transmisión de
todo el legado histórico cultural de la humanidad, tan es
así que aún el hombre no ha encontrado espacios
sustitutos capaces de satisfacer las necesidades que ellos
garantizan.

La escuela es otro agente que resulta importante para la
formación del adolescente, no solo por los conocimientos
que obtiene en ella sino porque también resulta
indispensable para que aprenda a desenvolverse y a establecer
relaciones sociales y comunicativas que le ayuden a conocerse
más y a formar su identidad personal. En el ambiente
escolar la autoestima también puede verse afectada o
beneficiada por las opiniones que expresan los compañeros
y profesores sobre el adolescente debido a que:

"toda persona se ve a sí misma desde el
punto de vista de los grupos en los que participa y todo aquello
que piensen de ella influirá de manera positiva o negativa
en su personalidad o forma de pensar". (Brito, 1987, p.
5)

Ejemplo de esto son las ocasiones en las que los
profesores llegan a decirle a uno de sus alumnos que nunca
llegará a ser algo más en esta vida o, por el
contrario, que será muy exitoso; en el primer caso el
alumno puede llegar a generarse la idea de que nunca
saldrá adelante y podrá permanecer con ella durante
mucho tiempo, su situación podrá empeorar cuando
sus compañeros de grupo opten por alegrarse de las ofensas
que recibe, posiblemente llegará a sentirse desvalorado
por los demás y decidirá aislarse para que no lo
hagan sentir mal.

Es fundamental que los docentes en quienes los padres
confíen, sean capaces de transmitir valores adecuados, que
se les enseñe a los alumnos el significado de esos
valores. Los profesores deben conocer el ambiente que rodea a los
chicos si quieren ayudarlos, ello les hará ver que cuando
se les llama la atención se hace desde el conocimiento de
lo que están vivenciando. Es importante recordar que en
todos los ambientes el adolescente tiene las mismas necesidades
básicas de amor y seguridad, el derecho de ser una persona
de valor y tener la oportunidad de triunfar.

La escuela como institución y el profesor como
agente socializador enfrentan el reto de abrir las puertas del
siglo XXI introduciendo cambios en su organización, en su
quehacer y lograr que estos no se operen solo en el discurso,
sino en el accionar cotidiano del profesor.

Cuanto más ricos son los vínculos
colectivos del adolescente y más amplia su
colaboración con los coetáneos y adultos en las
diferentes formas de actividad socialmente útil, mayor es
la cantidad de valores socialmente significativos que va a
asimilar, tanto más rica será su
personalidad.

Un importante papel en la educación actual de los
adolescentes desempeñan las organizaciones. La fuerza de
su influjo educativo depende en mucho del éxito con el que
resuelven los dos problemas básicos: 1) el contenido de la
actividad para los adolescentes y 2) la construcción de
las relaciones mutuas, por una parte, de los adultos y
adolescentes, y por otra, de sus propias relaciones mutuas. El
objetivo de la organización de la vida colectiva consiste
en iniciar a los adolescentes en la vida del país y del
pueblo, en ir creando en ellos una experiencia variada de
actividad socialmente útil y formas colectivas de trabajo
con chicos mayores y más pequeños.

Lo expresado nos hace reflexionar en la complejidad del
proceso de desarrollo de la personalidad del adolescente, en la
necesidad de que se imbriquen de manera adecuada los diferentes
agentes mediadores que influyen en la formación de la
autoestima en esta etapa, de la que se habla mucho pero en
ocasiones no se analizan las consecuencias que trae consigo
cuando no se mantiene en los niveles adecuados, sobre todo para
los adolescentes que van transitando por la vida expuestos a
estas condiciones, se afianzan sentimientos negativos, de
insatisfacción, de soledad por falta de comprensión
de familiares, amigos, profesores o simplemente por la poca
importancia que los mismos le dan a este tema.

En el banco de problemas de la Escuela Secundaria
Básica ¨Javier de la Vega Basulto¨ de la ciudad de
Camagüey existen dificultades con adolescentes con respecto
a mantener una autoestima en los niveles adecuados, lo cual
pudiera ser una de las causas que inciden en los serios problemas
académicos, la escasa motivación hacia el estudio y
las actividades extradocentes así como el aislamiento para
con sus compañeros; por otra parte, los profesores de
dicha escuela se preocupan también porque no poseen los
conocimientos necesarios para ayudar a estos alumnos.

De la situación problémica expuesta se ha
derivado el siguiente Problema de Investigación:
¿Qué características distinguen al
adolescente con baja autoestima -de la Secundaria Básica
Javier de la Vega Basulto- en las áreas personal, familiar
y escolar?

Objetivo General: Caracterizar al adolescente con
baja autoestima en las áreas personal, familiar y
escolar.

Preguntas
Científicas

1.- ¿Cuáles son los fundamentos
teóricos y científicos que sustentan la
adolescencia y la autoestima?

2- ¿Qué características distinguen
a los adolescentes con baja autoestima tomados como muestra en el
área personal?

3- ¿Cómo influyen la familia y la escuela
en la baja autoestima de los adolescentes tomados como muestra de
la Escuela Secundaria Básica Javier de la Vega Basulto de
Camagüey?

Tareas Científicas

1- Argumentar los fundamentos teóricos y
científicos que sustentan la adolescencia y la
autoestima.

2- Caracterizar a los adolescentes con baja autoestima
tomados como muestra en el área personal.

3- Describir la influencia de la familia y la escuela en
los adolescentes con baja autoestima tomados como
muestra.

Métodos del nivel
teórico:

Histórico-lógico. Con el
propósito de analizar los antecedentes históricos y
teóricos respecto al tema así como las tendencias
actuales del desarrollo de los procesos que se
analizan.

Analítico-sintético. Permite el
tránsito en el estudio de los fenómenos
pedagógicos y psicológicos que forman parte del
proceso que se investiga; para determinar elementos comunes y
generales así como formular criterios que permitan arribar
a conclusiones parciales y finales.

Inductivo-deductivo. Para realizar
generalizaciones a partir del conocimiento particular de los
procesos que se estudian y desde las características de la
etapa de la adolescencia y su autoestima.

Novedad Científica

Radica en la caracterización que se realiza de
los adolescentes y la influencia de la baja autoestima en las
áreas personal, familiar y escolar, temática que
según el pesquisaje realizado por las investigadoras no ha
sido trabajada anteriormente o al menos no existe constancia de
su tratamiento en los fondos bibliográficos de esta
ciudad. El valor práctico consiste en la utilidad
de los resultados para la escuela y los profesionales de la salud
en el manejo adecuado de estos adolescentes para favorecer la
autoestima.

Estructura de la tesis.

Comienza con la introducción. Consta de dos
capítulos: el primer capítulo teórico, donde
se realiza un análisis de la adolescencia y su
Situación Social del Desarrollo y la autoestima desde sus
peculiaridades en la citada etapa; se culmina con una
valoración respecto a la familia y la escuela como agentes
mediadores en la adolescencia y su repercusión en la
autoestima . En el segundo capítulo se expresan los
fundamentos metodológicos que sustentan la
investigación así como el análisis de los
resultados. Se precisan las conclusiones y recomendaciones
pertinentes así como la bibliografía utilizada y
los anexos que amplían la información.

CAPITULO I

Consideraciones
sobre la Situación Social del Desarrollo y la autoestima
en la adolescencia. La familia y la escuela como agentes
mediadores en esta etapa

  • La Situación Social del Desarrollo en la
    adolescencia.

La Organización Mundial de la Salud afirma que la
adolescencia comienza a los 10 años y termina a los 20
aproximadamente, pero tal enmarcación no resulta decisiva
para su estudio, pues más que una edad cronológica,
esta etapa al igual que las demás del desarrollo humano,
obedece a una edad psicológica, criterio que es asumido
por las autoras de esta investigación. Al respecto Laura
Alvaré Alvaré (2009) en su reciente libro:
¨Conversando íntimamente con los adolescentes¨
señala:

¨La definición misma de adolescencia
está muy ligada no solo a eventos biológicos, sino
también a características psicosociales,
económicas, culturales, religiosas y políticas muy
específicas de cada sociedad, lo que hace muy impreciso
definir de una forma genérica el final de la
adolescencia.¨

(p. 26)

Existen diversos enfoques acerca de la adolescencia
debido a sus disímiles cambios que la convierten en un
período muy polémico, esto ha dado lugar a que
diversos sean también los criterios de los diferentes
autores acerca de su denominación, por ejemplo:

¨ es un período de rápido e
intenso crecimiento físico acompañado de profundos
cambios en la economía entera del organismo ¨

(Martínez, 2005, p. 35)

La Dra. Laura Alvaré Alvaré, la define
como:

¨ una etapa o período de la vida de
los seres humanos durante el cual tiene lugar el proceso de
transición de la niñez a la edad adulta;
está marcado por

profundos cambios físicos, emocionales,
psicológicos y sociales.¨(Alvaré, 2009, p.
7)

Por su parte Infante Pedreira (2001) asume
que:

¨ es una etapa que no ocurre de inmediato, ni
está marcada solo por los cambios puberales (aunque
frecuentemente se mencione pubertad y adolescencia como
sinónimos) sino por un lento proceso de aprendizaje, de
asunción de nuevas posiciones, tanto psicológicas
como sociales ¨ (p. 25)

En el ritmo y grado de estos cambios se observan amplias
variaciones individuales, pero el orden sucesivo en que ocurren
es relativamente consecuente en ambos sexos.

Otros autores insisten en los términos
¨fragilidad¨ y ¨vulnerabilidad¨ para calificar
esta época de metamorfosis, por ejemplo:

¨El adolescente es como bogavante o una
langosta en el momento de la nueva piel
afirma
(Claude, 2000, p. 65)

Más recientemente, la Dra. Laura Domínguez
García (2003) al referirse a esta etapa ha
planteado:

¨ la adolescencia se distingue teniendo como
base los logros del desarrollo de la personalidad alcanzada en
etapas anteriores, por la aparición del pensamiento
conceptual teórico y de un nuevo nivel de autoconciencia,
por la intensa formación de la identidad personal y el
surgimiento de una autovaloración más estructurada,
por la presencia de juicios y normas morales no sistematizadas,
de intereses abstractos, de intereses profesionales , aún
cuando la elección de la futura profesión no
constituya un elemento central de la esfera motivacional ¨
(p. 34)

Al caracterizar al adolescente esta autora ha
expresado:

  • Lábil afectivamente: Cambio de
    carácter, cambio de estados de ánimo

  • Prefiere las reuniones con amigos que con
    familiares.

  • Es impulsivo.

  • Es perezoso

  • Es rebelde.

  • El profesor ya no tiene igual
    significación

  • El estudio deja de ser la actividad que rige la
    etapa.

Todos los criterios abordados confirman que estamos ante
una etapa del desarrollo psíquico muy compleja, en la que
el sujeto se ve sometido a una serie de cambios internos y
externos que lo hacen sentirse por momentos fuera de determinados
contextos: ya no soy un niño, pero tampoco soy un adulto;
necesito y quiero independencia, pero soy dependiente del adulto;
quiero tomar decisiones, pero todavía no tengo la
suficiente experiencia para lograr los resultados que me
propongo, entre otras, son preocupaciones y estados que asaltan
al adolescente.

El estudio de esta etapa ha sido abordado desde
diferentes escuelas, tendencias y enfoques. En esta
investigación se realiza su estudio desde el enfoque
Histórico-cultural del desarrollo psíquico aportado
por el psicólogo ruso L. S. Vigotsky (1987) quien
afirmó:

¨ el desarrollo de los humanos
únicamente puede ser explicado en términos de
interacción social. El desarrollo consiste en la
interiorización de instrumentos culturales (como el
lenguaje) que inicialmente no nos pertenecen, sino que pertenecen
al grupo humano en el cual nacemos. Estos humanos nos transmiten
estos productos culturales a través de la
interacción social.¨

(p. 45)

A partir de esta concepción de Vigotsky queda
claro que la interacción social desempeña un rol
fundamental en el estudio del desarrollo humano, en especial en
la adolescencia, motivo por el que deviene una necesidad de esta
investigación partir de la categoría
Situación Social del Desarrollo aportada por el citado
autor en su enfoque, cuya definición precisó de la
siguiente forma:

Situación Social del Desarrollo, L. S. Vigotsky
(1987)

¨ una relación irrepetible, especial,
única entre el sujeto y su entorno que va a determinar las
líneas del desarrollo, la forma y trayectoria que permiten
a este adquirir nuevas propiedades de la personalidad,
considerando a la
realidad social
como la primera fuente del desarrollo, la posibilidad que lo
social se transforma en individualidad¨

(p. 49)

El estudio de la adolescencia desde esta
categoría permite concebir la realidad social como la
fuente del desarrollo, que brinda la posibilidad de que lo social
se transforme en individual, es que necesariamente en la realidad
esto sucede así, recordemos que para el adolescente es
vital el medio, su grupo, sus amistades, sentirse aceptado y
reconocido por los otros. Pero este entorno se complejiza debido
al entramado de factores que en él interactúan, es
por ello que para estudiar y comprender mejor la Situación
Social del Desarrollo en cualquiera de las etapas de
formación de la personalidad resulta conveniente organizar
su estudio a partir del sistema de actividades y el sistema de
comunicación, que aunque se analicen por separado deben
concebirse en su interconexión.

A continuación se precisan las
características esenciales que distinguen a estos sistemas
en la adolescencia, según Laura Domínguez en su
libro ¨Psicología del desarrollo: adolescencia y
juventud¨ (2003).

Sistema de Actividades. El adolescente, al igual que el
escolar, se encuentra inmerso en la actividad docente, (actividad
formal o institucionalizada) tarea a la que dedica gran parte de
su tiempo. No obstante, en esta etapa el carácter de la
actividad de estudio cambia esencialmente, tanto por su contenido
como por su forma, debido a que la misma impone al adolescente la
necesidad de utilizar nuevos métodos de asimilación
de los conocimientos, se orientan hacia la solución de
problemas, y sobre todo en la actualidad se ven obligados a
cambiar el sistema de estudio al que anteriormente estaban
acostumbrados a tener. Este carácter de la
enseñanza, unido a la ampliación de la experiencia
del adolescente, favorece el surgimiento del pensamiento
teórico, así como de un nivel superior de su
actitud cognoscitiva hacia la realidad. En este sentido, los
intereses cognoscitivos se transforman en intereses
teóricos, que sirven de base a la aparición de
intereses profesionales.

En relación con la actividad informal o no
institucionalizada, vemos que los adolescentes desarrollan
diversas actividades en su tiempo libre, las cuales seleccionan
de manera mucho más intencional que en la edad escolar; es
decir, hay mayor selectividad en la elección de las
mismas, en función de sus intereses generales. Algunas de
estas actividades pueden llegar a ocupar un lugar elevado en la
jerarquía motivacional, relegar la actividad de estudio a
un segundo plano y encontrarse o no vinculada con la actividad
profesional a la que piensan dedicarse en el futuro.

La lectura, el cine y la televisión, se
encuentran entre las actividades preferidas en este grupo
evolutivo, y en ocasiones, la gran dispersión de intereses
que poseen les trae dificultades en la organización y
distribución de su tiempo. Actualmente el adolescente
tiene muchas oportunidades para realizar otras actividades no
institucionalizadas, como son las relacionadas directamente con
las nuevas tecnologías como los cursos de
computación, que tienen la ventaja de atrapar al
adolescente por sus características especificas las cuales
sirven como un método de aprendizaje valioso para el
futuro pero que a la vez ellos lo utilizan como un medio de
entretenimiento, además de videos juegos que
también les ayuda a desarrollar habilidades y sirven como
medio de distracción, por otra parte comienzan a presentar
más interés por las salidas nocturnas con
coetáneos.

Sistema de Comunicación. La relación del
adolescente con sus coetáneos ocupa un lugar
importantísimo para el mismo, ya que esta relación
íntimo – personal constituye una fuente de profundas
vivencias para este y también de un conjunto de
reflexiones acerca de diferentes aspectos de la realidad,
incluida su propia persona. La relación adolescente
– adolescente está regulada por un código de
camaradería que se basa en el respeto mutuo, la confianza
total y el constante intercambio acerca de preocupaciones
relativas a la vida personal. En esta relación de
comunicación los adolescentes reproducen las relaciones
adultas en cuanto a tareas, motivos y normas de relación
entre estos.

La puesta en práctica de este código de
carácter moral genera conflictos entre el adolescente y el
adulto, lo que lleva a determinados autores a considerar la
existencia de una moral autónoma que se opone a la moral
adulta. Este punto de vista es inadecuado, ya que los
adolescentes no se oponen a la moral adulta sino a la moral de
obediencia que en ocasiones el adulto trata de imponer, por lo
que no necesariamente la relación entre adolescentes y
adultos debe adquirir un carácter de conflicto.

Para el adolescente la comunicación con los
amigos y con los adultos es una necesidad vital, por lo que esta
debe ser sincera, amplia y afectuosa.

El grupo permite al adolescente asumir una variedad de
roles, unas veces se desempeña como líder, otras es
servidor, también puede adoptar una actitud desviacionista
o conformista. Así, las normas y valores grupales influyen
en la adquisición de una nueva perspectiva de sus propios
valores y actitudes.

La necesidad de ocupar el lugar deseado o lugar al que
aspira en su grupo de coetáneos, desempeña un
importante papel en el desarrollo armonioso de la personalidad en
esta etapa, ya que el equilibrio y el bienestar emocional del
adolescente, dependerá de que logre ocupar entre sus
iguales este lugar y de la aceptación que alcance dentro
del grupo.

Los adolescentes se pliegan sin mostrar resistencia a la
opinión de la mayoría del grupo en busca de
aprobación social, aunque en ocasiones no compartan las
mismas o no estén convencidos de ello.

Contrario a estas actitudes conformistas, también
aparece el llamado negativismo, que consiste en la
oposición sistemática a los puntos de vista de los
otros sin suficiente fundamento, algo así como la
posición del ¨rebelde sin causa¨.

Esta etapa de la adolescencia precisamente por ser tan
compleja, ya que el adolescente está pasando por un
proceso de constantes cambios, trae consigo dificultades en las
relaciones con el adulto debido a que existen pretensiones con
respecto a los nuevos derechos que se extienden a toda la esfera
de las relaciones con los adultos. El adolescente comienza a
resistirse a las exigencias que antes cumplía con ganas,
se ofende y protesta cuando limitan su independencia y, en
general, cuando lo tratan como a un ¨pequeño¨, lo
cuidan, dirigen, controlan, exigen obediencia, castigan, no
tienen en cuenta sus intereses, relaciones,
opinión.

En el adolescente aparece un sentimiento agudizado de la
propia dignidad, él se ve como persona a la que no se
puede aplastar, humillar, privar del derecho a la independencia.
El tipo de relaciones que existía en la infancia con los
adultos (que refleja la posición desigual del niño
en cuestión de derechos dentro del mundo de los adultos)
ahora le resulta inadmisible, no corresponde con su idea acerca
del nivel de la propia madurez.

El adolescente limita los derechos de los adultos y
amplía los suyos, y pretende el respeto de su personalidad
y dignidad humana, la confianza y la ampliación de su
independencia, es decir, la conocida igualdad de derechos con los
adultos y procura conseguir el reconocimiento de estas cosas por
ellos. Las diferentes formas de protesta e insubordinación
del adolescente son el medio para variar el tipo anterior de
relaciones con los adultos por el nuevo y específico trato
con ellos. La aparición en el adolescente de la
sensación de su propia madurez y la necesidad de su
reconocimiento por quienes le rodean engendra un problema
totalmente nuevo: el problema de los derechos del adulto y del
adolescente en las relaciones del uno con el otro.

La importancia y el lugar especial de la adolescencia
los determina el que precisamente en este período tiene
lugar el paso del tipo de relaciones entre el adulto y el
niño característico de la infancia al
cualitativamente nuevo, especifico para el trato de las personas
adultas.

Este paso existe como proceso de asentamiento de los
nuevos modos de interacción del adolescente y el adulto.
Los viejos modos son desplazados gradualmente por los nuevos,
pero simultáneamente también conviven, esto crea
grandes dificultades tanto para el adulto como para el
adolescente. Las nuevas formas que mediatizan la conducta del
adolescente, su auto evaluación y la evaluación de
la actitud de los adultos hacia él, son la base de la
cosmovisión ética en formación.

Existen causas del conflicto entre el adolescente y el
adulto, como por ejemplo: al comienzo de la adolescencia se crea
una situación conflictiva si el adulto todavía
conserva una actitud para con éste como si se tratara de
un niño. Esta actitud, por una parte, entra en
contradicción con los objetivos de la educación y
obstaculiza el desarrollo de la madurez social del adolescente y,
por otra, entra en contradicción con la idea que posee
sobre el grado de su propia madurez y sus pretensiones con
respecto a los nuevos derechos. Precisamente esta
contradicción es la fuente de los conflictos y
dificultades que surgen en las relaciones del adulto y el
adolescente, por la divergencia de sus ideas acerca del
carácter de los derechos y la medida de la independencia
de éste.

Si el adulto no cambia su actitud hacia el adolescente,
entonces el adolescente mismo es quien inicia el paso al nuevo
tipo de relaciones.

La resistencia del adulto provoca como respuesta la
resistencia que se manifiesta en diferentes formas de
desobediencia y protesta.

La existencia de estas tendencias opuestas y la
resistencia del uno al otro engendran los enfrentamientos en los
que, si no varía la actitud del adulto se vuelven
sistemáticos y el negativismo del adolescente es cada vez
más tenaz. Si se conserva tal situación, la ruptura
de las relaciones anteriores puede demorarse para todo el
período de la adolescencia y adoptar la forma de conflicto
crónico. El conflicto es consecuencia de que el adulto no
sabe o no desea encontrar para el adolescente un nuevo lugar
junto a sí.

El problema de la independencia e igualdad de derechos
del adolescente en las relaciones con los adultos es el
más complejo y agudo de los problemas que se presentan al
adulto en su trato y su educación. Es imprescindible
encontrar un grado de independencia que corresponda a las
posibilidades del adolescente, a las exigencias sociales que se
le planteen y que permita al adulto dirigirlo, influir en
él.

La felicidad en las relaciones personales del adulto y
el adolescente, el contacto y la comprensión entre ellos
son enteramente imprescindibles, porque en el período de
transición del niño escolar menor a la adolescencia
se crean las condiciones para el nacimiento de las complejas
relaciones entre los dos sistemas de trato: con los adultos y con
los compañeros . La causa de esto es la posición
diferente por principio del niño en estos dos sistemas. En
el primero (con los adultos) ocupa una posición desigual
en cuestión de derechos, fijada en la ¨moral de
obediencia¨ . En el segundo (con los
compañeros-coetáneos) se encuentra en una
posición de igualdad por principio, la cual, por una parte
es idéntica a la posición de los adultos y a la
futura posición del adolescente en su mundo y por otra, es
fuente de los elementos de colaboración de los
adolescentes en los diferentes tipos de actividad.

Evidentemente por la complejidad de esta etapa hay que
tener en cuenta que la personalidad está en
formación y en la base de la integración y la
función reguladora de la personalidad existe la unidad de
los procesos afectivos y cognitivos. Es bueno recordar que los
procesos afectivos son la imagen de la relación con el
objeto, de lo que nos afecta esta relación en la
satisfacción de nuestras necesidades y se expresan en
sentimientos de alegría, repugnancia, agresividad,
cólera, tristeza, odio, ira, estados de ánimo,
miedo, pasión. Poseen expresiones físicas y
psíquicas, no se describen fácilmente y son
más primitivos que la cognición.

En la adolescencia todos estos sentimientos están
en fase de formación ya que es una etapa de
tránsito entre la niñez y la juventud, en la que el
sujeto ocupa social intermedio, que se caracteriza por
importantes cambios biológicos y psicológicos, por
lo cual resulta tan difícil un manejo adecuado en todas
las esferas de su vida tanto la personal, la familiar y como la
escolar.

El adolescente se caracteriza por su gran excitabilidad
emocional, lo cual es muestra de su elevada sensibilidad
afectiva. Sus sentimientos se hacen más variados y
profundos y surgen otros, con el tiempo se va logrando un mayor
control consciente de la expresión de estos.

En esta etapa también la autovaloración
adquiere un carácter consciente y generalizado, aunque
aún el adolescente no realiza una fundamentación
adecuada de sus características personales como sistema, y
en ocasiones las cualidades que destaca al autovalorarse son
abstractas, no se logra establecer un vínculo adecuado
entre estas y su comportamiento diario.

Por otra parte, la asimilación consciente de un
sistema de conceptos científicos que comienza a producirse
a partir del quinto grado, así como las exigencias
más elevadas que plantea la enseñanza media,
conducen al surgimiento en la adolescencia del pensamiento
teórico. Este pensamiento, que S.L. Rubinstein denomina
raciocinio teórico de conceptos abstractos, permite al
adolescente realizar reflexiones basadas en conceptos, elaborar
hipótesis como juicios enunciados verbalmente, los cuales
puede comprobar y demostrar a través de un proceso
deductivo (de lo general a lo particular)

Al igual que los términos de identidad personal,
autovaloración, autoconcepto, imagen del yo, posee una
importancia trascendental en la adecuada regulación del
comportamiento, se elabora en el transcurso de la vida basado en
las principales necesidades y motivos de la personalidad, y es
por esta razón un concepto valorado que posee sentido
personal y no una pasiva intelectualización del sujeto en
torno a sí mismo.

La adolescencia constituye una etapa de intensa
formación de la identidad personal y este suceso es algo
que la distingue en todo el proceso de desarrollo humano dada la
presencia de una importante crisis de identidad.

Este proceso de surgimiento de la identidad personal, a
un nivel de mayor abstracción y fundamentación, se
encuentra condicionado desde varios ángulos. Desde el
punto de vista psíquico, al ser un proceso consciente e
inconsciente a la vez. También por lo biológico, es
decir, por el somatotipo, el temperamento, el talento y por lo
social, en término de roles disponibles, relaciones
establecidas y valores imperantes.

Aunque como tendencia, la identidad personal aparece
como resultado de una crisis atravesada por una dinámica
de conflictos, que en su clímax puede conducir a estados
mentales contradictorios, de sentimientos de vulnerabilidad que
pugnan con las grandes expectativas individuales, la identidad
también puede aparecer a partir de un proceso
prácticamente imperceptible .

En el texto ¨Psicología del Desarrollo:
adolescencia y juventud¨ de la Dra. Laura Domínguez
(2003) se plantea que entre los cambios y transformaciones a los
que está expuesto el adolescente existen algunos que
pueden provocar repercusiones psicológicas,
llevándolos a una disminución o aumento de su
autoestima, en dependencia de dicha
repercusión.

Las consecuencias que para la subjetividad de los
adolescentes provocan los cambios biológicos como los
antropométricos, fisiológicos, endocrinos y la
maduración sexual se vinculan estrechamente a la esfera
autovalorativa, incluida la imagen corporal y también a la
valoración que recibe el sujeto en sus relaciones de
comunicación con adultos y coetáneos.

La desarmonía corporal y el aumento de la fuerza
muscular hacen que el adolescente realice movimientos bruscos
producto de la necesaria descarga de energía, pero a la
vez esta situación condiciona su tendencia a fatigarse con
facilidad y a cometer torpezas. Por esta razón, a veces
las personas que le rodean le riñen o lo avergüenzan,
lo cual causa su típica irritabilidad y excitabilidad
emocional.

La imagen corporal que pose el adolescente es producto
de experiencias reales y fantasiosas que provienen en parte de su
desarrollo físico, del resalte que los compañeros
dan a los atributos físicos y de la percatación
cada vez mayor de las expectativas culturales, de las
expectativas de los otros y de la valoración que estos
hacen de su conducta; esto hace que el adolescente infiera un
concepto de su propia importancia y de su status ante los
demás. El aforo de su cuerpo, por tanto, depende de
asuntos tales como sus relaciones con los otros, la
asimilación de los nuevos roles, el concepto de su
capacidad para ejecutar metas, la estimación de sí,
los sentimientos de seguridad y los de
frustración.

La imagen corporal adquiere gran importancia para el
adolescente; cuando posee características físicas
atléticas es más aceptado, en especial por sus
iguales, de acuerdo a los estereotipos culturales; mientras
aquellos cuya figura provoca una imagen desfavorable pueden ser
objetos de burla, discriminados en su grupo y rechazados por el
sexo opuesto. Esta situación provoca en algunos
adolescentes retraimiento, timidez, baja autoestima o conductas
agresivas.

Si una familia sobrevalora el cuerpo hermoso y los
buenos músculos, del adolescente es posible que lo
conduzca a una desviación de la configuración ideal
de su cuerpo. Si hace observaciones despectivas de sus
características físicas como la corta talla, la
falta de musculatura o el pene pequeño de un hijo, el
retraso de la menarquía, los pechos pequeños o el
peso excesivo, puede fomentar la ansiedad, una
autovaloración desfavorable, sentimientos de inferioridad,
entre otros.

La imagen corporal en general es de importancia
más crítica para la muchacha que para el muchacho,
pues la sociedad da más relevancia a la forma femenina que
a la masculina, a la par que las mujeres tienen
inclinación por capitalizar su apariencia somática.
La sociedad espera que la mujer haga resaltar su atractivo
mediante el empleo de indumentaria sexualmente excitante y con
joyas, mientras que los hombres sienten menos presión para
interesarse por la apariencia de su cuerpo.

Muy vinculados a la imagen corporal y a la
aceptación social tenemos los fenómenos de la
obesidad y el acné juvenil.

La obesidad no es más que el aumento de peso por
exceso de ingestión de alimentos en relación a la
necesidad calórica del organismo. La misma puede estar
condicionada por la herencia, el desequilibrio metabólico
o por el hábito de comer en exceso como patrón
familiar.

Partes: 1, 2, 3

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