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Dios prueba a los hombres



  1. Introducción
  2. Dios
    probó a Job
  3. Cuatro
    Pruebas utilizadas por Dios en nosotros
  4. Vencedores a través de la
    gracia
  5. La
    prueba de Pedro y Judas
  6. La
    compañia de los aprobados por Dios

Introducción

Las biografías de los hombres de Dios y las de
aquellos que le fallaron, han sido escritas en la Biblia para
nuestra instrucción (enseñanza) y
amonestación. Hay muchas cosas que podemos aprender, si
meditamos en ellas con nuestros oídos sintonizados a la
voz del Espíritu.

Cuando leemos acerca de las personas en el Antiguo
Testamento, un hecho que debemos tener en mente, es que todas
ellos vivieron en un período anterior a la llegada de la
dispensación de la gracia, la cual vino a través de
Jesucristo.

  • "Pues la ley por medio de Moisés fue
    dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de
    Jesucristo" (Jn. 1:17).
    (En este versículo,
    la palabra "gracia" significa "capacitar o habilitar". La ley
    contenía la verdad, pero no revestía de poder a
    los que la abrazaban para guardar sus santos estatutos).
    "La gracia y la verdad, por Jesucristo fueron
    dadas".
    Esto significa que la ley ya no sería
    escrita en tablas de piedras, sino en nuestros corazones.

  • "…Daré mi ley en su mente, y la
    escribiré en su corazón; y yo seré a
    ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo"
    (Jeremías 31:33).

  • Nosotros hemos recibido el Espíritu Santo
    para tener poder para guardar la ley de Dios. "Porque
    la ley del Espíritu…me ha librado de la ley del
    pecado… Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto
    era débil por la carne, Dios enviando a su Hijo,
    condenó al pecado en la carne; para que la justicia de
    la ley se cumpliese en nosotros…" (Ro
    8:2-4).

En esta escritura, Jesús explicó a los
fariseos el porqué Moisés permitió el
divorcio bajo el Antiguo Pacto. Él dijo: "Por la
dureza de vuestro corazón permitió Moisés
que repudiaran a vuestras mujeres".
Pero bajo el Nuevo
Pacto, Dios elimina nuestros corazones de piedra (ásperos)
y nos da corazones de carne (sensibles).

"Os daré corazón nuevo, y
pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y
quitaré de vuestra carne el corazón de piedra… y
os daré un corazón de carne" (Ez 36:26).

Así que, el divorcio no es permitido ahora.

Dios es llamado "Jehová de los
ejércitos, que pruebas a los justos" (Jer 20:12).
Él no tienta a ningún hombre para que haga lo malo.
"…porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él
tienta a nadie" (Stg 1:13). No obstante, Él positivamente
prueba al justo.

Dios probó
a Job

Job era uno de los sirvientes escogidos de Dios.
Él pudo señalárselo a Satanás como un
hombre que temía a Dios sobre la tierra en todos sus
caminos.

"Y Jehová dijo a Satanás:
¿No has considerado a mi siervo Job, que no hay otro como
él en la tierra, varón perfecto y recto, temeroso
de Dios y apartado del mal?" (Job 1:8).

Dios no dice nada respecto a la inteligencia de
Job, ni de sus talentos o riquezas, pues esas cosas no tienen
ningún valor delante de Sus ojos. Él sólo
señala las características santas, la pureza y la
justicia. Como en el caso de Jesús, fue el carácter
de Job y no sus logros materiales o su ministerio lo que
complació el corazón de Dios. Lo que Dios desea
encontrar es un carácter puro.
De tal modo,
cuando Dios nos prueba, lo que prueba es nuestro
carácter, no nuestro conocimiento bíblico. Entonces
puedo decir que cuando Dios busca un hombre en quien pueda
complacerse, a quien pueda referirlo a Satanás como un
hombre íntegro, es aquel varón que posee un
carácter firme, santo, sin tacha, uno que tema a Dios y
aborrezca el mal.

Podemos tener buena reputación entre los
demás creyentes por nuestra espiritualidad. No obstante,
¿puede Dios, quien nos conoce a cabalidad, referirnos a
Satanás como lo hizo con Job? Un certificado como el que
Él le dio a Job es mayor que cualquier honor terrenal que
jamás podamos recibir. Toda la honra fútil del
cristianismo es de tan poco valor como los desperdicios o
desechos.

Así que, la pregunta más importante
no es: ¿Qué opinión tienen otros de
mí espiritualmente? Por el contrario, la pregunta
sería: ¿Podría Dios referirme o recomendarme
ante Satanás como un varón de quien Él puede
complacerse?

Cuatro Pruebas
utilizadas por Dios en nosotros

  • 1. La Pérdida De Sus
    Posesiones.
    "Respondiendo Satanás a
    Jehová, dijo: ¿Acaso teme Job a Dios de balde?
    ¿No le has cercado alrededor a él y a su casa y
    a todo lo que tiene?

"Al trabajo de sus manos has dado
bendición; por tanto, sus bienes han aumentado sobre la
tierra. Pero extiende ahora tu mano y toca todo lo que tiene, y
verás si no blasfema contra ti en tu misma presencia" (Job
1:9-11).

Dios rechazó tal acusación y
permitió que Satanás probara a Job para que
descubriera por sí mismo que su acusación no era
cierta. Dios hizo eso porque conocía la integridad del
carácter de Job.

¿Qué respecto a nosotros? ¿Acaso
servimos a Dios por las ganancias materiales? ¿Acaso
tendría Dios que reconocer que Satán estaba en lo
cierto, cuando el enemigo nos señalara como sirvientes
asalariados?

¡Sí! el mundo está lleno de
sacerdotes, obreros o pastores cristianos que están en la
obra de Dios por las ganancias personales o lucro, algunos son
asalariados, otros porque asumen posiciones de honor o prestigio,
y aun otros porque pueden viajar gratis a otros países.
Cualquiera que realiza obras cristianas para recibir ganancias
materiales o lucro personal, está sirviendo a
Mamón, el dios de las riquezas, y no a Dios. El servicio
que se hace para Él con los motivos correctos, siempre nos
costará algo. Considera las palabras de David, cuando
estaba a punto de ofrecer un sacrificio al Señor.
Él dijo: "…porque no ofreceré a
Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada" (2 S
24:24).

Son muy pocos los que exhiben la actitud de David. El
servicio honesto ofrecido al Señor, usualmente
resultará en pérdidas materiales, no en ganancias.
Las ganancias o réditos obtenidos, serán de
naturaleza espiritual.

Dios tenía tal confianza en Job que le
permitió a Satanás probarle.

A pesar de que Job perdió todos sus hijos y sus
vastas riquezas en un día, él continuó
adorando y sirviendo a Dios. Él dijo: "…Desnudo
salí del vientre de mi madre, y desnudo volveré
allá. Jehová dio, y Jehová quitó; sea
el nombre de Jehová bendito" (Job
1:20-22).

Él sabía que todo lo que él
tenía, hijos, propiedades y aun la salud, eran regalos o
dones gratis dados por Dios. Él tenía todo el
derecho a quitárselos cuando quisiera. Uno no puede
adorar a Dios genuinamente hasta que no esté dispuesto a
desprenderse de todo, en otras palabras, renunciar al derecho de
poseer nada como suyo propio.

  • 2. La Pérdida De La
    Salud.
    Luego, Dios permitió que
    Satanás diera un paso más para que afligiera a
    Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la
    coronilla de la cabeza.

Las enfermedades proceden de Satanás. Pero aun
éstas pueden ser usadas por Dios para santificar y
perfeccionar a Sus siervos.

Pablo era afligido por un aguijón en la carne,
que él declara específicamente que procedía
de Satanás. No era un mensajero de Dios, sino del diablo.
A pesar de eso, Dios permitió que siguiera
atormentándole (aunque Pablo le había rogado en
oración que se lo quitara). Tal aguijón
tenía el propósito de mantener a Pablo en
sumisión y humildad.

Pablo dice: "Y para que la grandeza de las
revelaciones no me exaltase desmedidamente, me fue dado un
aguijón en mi carne, un mensajero de Satanás que me
abofetee, para que no me enaltezca sobremanera. Respecto a lo
cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de
mí. Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi
poder se perfecciona en la debilidad" (2 Co
12:7-9).

  • 3. La Esposa Acusadora. El
    tercer paso de Satanás, fue afligir a Job a
    través de su esposa.

"Entonces le dijo su mujer: ¿Aún
retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete" (Job
2:9).
Puede ser una prueba terrible para su
santificación cuando su propia esposa se torna en contra
suya y le acusa.

La Palabra de Dios ordena: "Maridos, amad a
vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas…
amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la
iglesia, y se entregó a sí mismo por ella." (Col
3:19; Ef 5:25).

Dios le prueba usando esas mismas circunstancias para
ver si usted califica para recibir Su certificado de
aprobación. Le prueba cuando su esposa le levanta la voz y
le escarnece con el propósito de ver si califica para ser
un representante genuino de Jesús, Quien fue tildado de
demente aun por Sus propios familiares.

El registro del evangelio dice: "Cuando lo oyeron
los suyos, vinieron para prenderle; porque decían:
Está fuera de sí" (Mr 3:21).
Jesús
soportó esos insultos con paciencia. Nosotros hemos sido
llamados para seguirle y representarle.

  • 4. Los Amigos Que Nos Acusan.
    El cuarto paso que Satanás usó para acusar a
    Job, fue a través de sus amigos predicadores (lee Job
    4 al 25).

Este fue el golpe más duro recibido por
Job, pues aquellos amigos predicadores vinieron a él como
profetas de Dios para decirle que sus enfermedades o dolencias
eran el resultado de sus pecados secretos. Poco entendían
aquellos predicadores que estaban actuando inconscientemente como
agentes del "Acusador de los hermanos" (Ap 12:10).
No
obstante, Dios permitió que hicieran aquello a fin de
purificar a Job.

Vencedores a
través de la gracia

Dios nos promete hoy mismo que "…el pecado no
se enseñoreará de vosotros; pues no estáis
bajo la ley, sino bajo la gracia" (Ro 6:14).
Pero Job
vivió en una época en la cual algunos de los
recursos de la gracia no estaban a su
disposición.

Finalmente, Job se rindió ante el sentimiento de
la compasión o pena de sí mismo, de la
auto-justificación, depresión y tristeza.
Ocasionalmente su fe resplandecía en medio de las
tinieblas. Su experiencia fue una que ascendía y
descendía.

Ahora que la gracia ha venido mediante
Jesucristo, si somos probados similarmente, no hay necesidad de
sentir ni siquiera un minuto de depresión o tristeza. Los
mandatos del Nuevo Testamento son: "Por nada estéis
afanosos… regocijaos en el Señor siempre con
acción de gracias" (Fil 4:6-4). La gracia está a la
disposición en todo momento para preservarnos
constantemente victoriosos.

1. Podemos Ser Vencedores

El clamor triunfante de Pablo fue: "mas a Dios
gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo
Jesús" (2 Co 2:14
). Así entonces,
podemos ser vencedores al presente, aun cuando perdamos nuestras
propiedades y nuestros hijos y aun cuando nuestras esposas nos
acusen o se burlen de nosotros. Si nuestros compañeros de
la fe no nos entienden y nos critican, o si cualquier otra cosa
sucede que Dios cree propicio que nos venga a nuestras vidas,
entonces, debemos "…regocijaos en el Señor siempre" (Fil
4:4).

2. Un Testimonio Contra
Satanás

De esa manera es que Dios le demuestra a
Satanás que tiene un remanente o reliquia sobre la tierra,
quienes no sólo se someten a todos Sus designios para con
ellos, sino que también aceptarán toda prueba con
gozo, convencidos de que estas aflicciones pasajeras son
diseñadas por Dios para producir en ellos un cada vez
más excelente y eterno peso de gloria.

La Biblia dice: "porque esta leve
tribulación momentánea produce en nosotros un cada
vez más excelente y eterno peso de gloria: No mirando
nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven…" (2 Co
4:17-18).

Las cosas que nos suceden no son accidentales,
sino planificadas y pesadas específicamente para nosotros,
de manera que nunca sobrepasen por nuestra capacidad para
llevarlas, "por determinado consejo y providencia de Dios"
(Hechos 2:23).

Las pruebas tienen el doble objetivo de
transformarnos según la imagen de Cristo, y que Dios
todavía tiene un pueblo sobre la tierra que le ama,
obedece y le adora en fe a pesar de todas las
circunstancias.

3. La Prueba De Nuestra Fe

Cualquier prueba que tengamos que pasar es una
prueba de fe. Aun en los tiempos de Job, él pudo decir:
"mas él conoce mi camino; Me probará, y
saldré como oro" (Job 23:10).

Hoy podemos dar un paso adicional y decir (sobre
las bases de Romanos 8:28) que:

  • "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas
    las cosas les ayudan a bien…"

  • ¿Acaso creemos en realidad,
    concerniente a que todo lo que nos salga al paso, que Dios lo
    ha planeado todo en perfecta sabiduría y amor, y que
    Su poder es lo suficientemente poderoso como para librarnos
    de las pruebas cuando llegue el momento
    apropiado?

  • ¿Encontrará Dios en ti y en
    mí la clase de cristianos que nunca se quejan, ni
    murmuran sin importar las circunstancias, sino que siempre
    estarán dispuestos a ser agradecidos por todas las
    cosas en todo tiempo
    ?

La prueba de
Pedro y Judas

Entre los doce apóstoles que Jesús
escogió, quizás el contraste más grande en
personalidad, fue mostrado entre Pedro y Judas Iscariote. Pedro
era simple, inculto y sensible. Judas Iscariote era inteligente,
sagaz y ambicioso.

Dios tenía un llamamiento para
Simón Pedro.
Pero no podría verificarse
hasta que no fuera examinado y aprobado. Sin embargo, Pedro no
tenía idea alguna respecto al maravilloso plan de Dios
para el tiempo en el cual Jesús lo llamó. Dios nos
revela Su plan únicamente en etapas (paso a
paso).

1. La Actitud De Pedro Hacia El
Dinero

Un día se allegó hasta el bote de Pedro y
le dijo que remara hacia aguas profundas; luego, le dijo que
echara la red a la mar. Pedro lo hizo y al sacar las redes,
estaban totalmente llenas de peces, la pesca más grande en
toda su vida (Lc 5:1-11).

Si Pedro hubiera sido como algunos cristianos de
negocios en este tiempo, habría dicho a Jesús algo
parecido a lo siguiente: "Señor, esto es
fantástico. Seamos, Tú y yo, socios en este
negocio. Tú te dedicas a la predicación y yo te
sostendré financieramente.

"Si mi negocio de pesca va a ser como éste,
pronto seré el negociante más rico en todo Israel;
y mis diezmos no sólo te sostendrán a Ti, sino
también a multitudes de otros obreros cristianos en las
diferentes partes de esta tierra y del mundo".

Pedro podría viajar por todo el mundo dando su
testimonio en las diferentes conferencias para hombres de
negocios, y enseñando acerca de Cristo a sus asociados,
quien podría prosperarlos como lo haría con
él. Ese es el razonamiento de una mente carnal.

Cuál fue la ctitud de
Pedro?

  • 1. Renunció A Su
    Negocio.
    Pero Pedro no hizo tal cosa. Cuando
    Jesús le llamó a dejar sus redes, dejó
    su negocio de pesca inmediatamente para seguir a
    Jesús. Pedro pasó la prueba.

Muy poco saben los cristianos que cuando Dios prospera
sus caminos para que puedan ganar más dinero, lo
está haciendo para probarlos. La mayoría de los
cristianos fracasan en esta parte del examen. Se conforman con
ser millonarios vacíos, cuando pudieron haber llegado a
ser apóstoles.

Años más tarde, Pedro, lejos de ser un
hombre de negocios rico, pudo exclamar: "No tengo plata ni
oro" (Hch 3:6). Él tenía algo mejor que la plata y
el oro. Él había renunciado a los desechos de las
riquezas terrenales a cambio de las riquezas eternas del Reino de
Dios.

  • 2. "Siendo Ricos En Dios". Las
    librerías cristianas están saturadas de libros
    que pretenden enseñar a los cristianos sobre
    cómo llegar a ser prósperos materialmente y
    cómo hacer dinero, con Jesús como socio suyo en
    los negocios. Los cristianos son animados en esos libros a
    reclamar automóviles, casas costosas y bienes
    raíces, todo por fe en Cristo.

Un niño podría darse cuenta de la
mentalidad carnal de tales escritores; con todo, muchos creyentes
están siendo engañados. Los testimonios expuestos
en esos libros respecto a personas que han sido prosperadas en
las cosas materiales, puede que sea cierto. No obstante,
¿cuántas de éstas comprendieron que
Dios les estaba probando cuando les permitió recibir
riquezas?

Cuando se hicieron ricos, Dios las estaba examinando
para ver si aprendían a donar sus riquezas para la causa y
acumular tesoros en el cielo, llegar a ser "rico para con
Dios" (Lc 12:21).
Pero sospecho que la mayoría
fracasó en tal examen, a diferencia de Pedro.

El "YO" (ego) es el centro de cada hijo de
Adán. Cuando nos convertimos, ese "YO o EGO" no muere,
sino que procura sutilmente controlar a Dios para que satisfaga
sus propios intereses egoístas.
El yo o ego es la
fuente del cristianismo carnal que se especializa en conseguir
bendiciones materiales y naturales de parte de Dios. Se nos
aproxima en la actualidad en forma de libros encuadernados en
apariencias de "fe".

Sin embargo, tales libros sirven su propósito
también; ellos revelan lo que realmente desean los
corazones de sus lectores, lo terrenal o lo celestial. De esa
manera es que el trigo es cernido o separado de la paja en el
cristianismo. "Porque es preciso que entre vosotros haya
disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que
son aprobados" (1 Co 11:19).

La Actitud De Pedro Hacia La
Corrección

Vemos la manera en que Jesús examinó a
Pedro aun de otra manera cuando le reprendió
públicamente, con el regaño más cortante
jamás dado por Él a ningún otro ser
humano.

Cuando Jesús le dijo a Sus discípulos que
Él iba a ser rechazado y crucificado, Pedro, con intenso
amor humano hacia el Señor, "tomándolo
aparte comenzó a reconvenirle, diciendo: Señor, ten
compasión de ti; en ninguna manera esto te acontezca"
(Mateo 16:22).

Jesús se volvió y públicamente le
dijo a Pedro (para que todos los demás apóstoles le
oyeran): "¡Quítate de delante de mí,
Satanás!; me eres tropiezo…" (Mt
16:23).

Pedro No Se Ofendió.

Es un insulto a nuestro ego ser reprendido
públicamente. Pero es todavía peor ser llamado
Satanás. A pesar de todo, Pedro no se ofendió.
Cuando muchos de los discípulos de Jesús se
ofendieron con el mensaje que predicó respecto a que el
ego tenía que morir, y dejaron de seguirle, Él le
preguntó a los doce que si ellos también
querían irse. No obstante, Pedro respondió:
"Señor, ¿a quién iremos? Tú
tienes palabras de vida eterna" (Jn 6:68).

Estas palabras fueron pronunciadas por Pedro poco
después de haber recibido la reprensión fuerte de
los labios de Jesús. Esto es lo que hace que las palabras
de Pedro sean aún más maravillosas. Él
consideraba que cualquier palabra de reprensión que
viniera de los labios de Jesús, eran palabras de vida
eterna. Nuestra habilidad para aceptar una reprensión de
parte de un hermano mayor, es una prueba de nuestra humildad.
Pedro pasó la prueba de manera sobresaliente.

La Actitud De Judas Hacia El
Dinero

Judas Iscariote, uno de los doce discípulos
escogidos por Jesús, tenía tan buena oportunidad
como los demás para calificar para el certificado de
"Aprobado por Dios".

No obstante, así como los demás, él
también tenía que ser probado. El evangelio
registra que "Judas Iscariote… llegó a ser el
traidor" (Lc 6:16).
Esto implica que él era tan
sincero como los otros once discípulos cuando Jesús
le escogió. Pero cuando llegó el momento de la
prueba, se descarrió terriblemente por vía de la
ambición propia.

La Biblia nos amonesta: "Porque donde hay celos y
contención, allí hay perturbación y toda
obra perversa" (Stg 3:16).
De esta manera, cuidado pues,
la vida de Judas es una advertencia para todos nosotros,
pues es posible para cada uno de nosotros llegar a ser como
él, si no tenemos cuidado.

Él era el tesorero del equipo de Jesús es
posible que tuviera suficientes oportunidades para demostrar su
fidelidad en el área del dinero. De haber permanecido
fiel, él hubiera podido ser uno de los autores de las
epístolas del Nuevo Testamento. Su nombre ciertamente
habría sido puesto como una de las piedras del fundamento
en la muralla de la Nueva Jerusalén. La Biblia dice que
"Y el muro de la ciudad tenía doce cimientos, y
sobre ellos los doce nombres de los doce apóstoles del
Cordero" (Ap 21:14).
Pero Judas Iscariote,
fracasó en la prueba.

a) Judas Fue Ladrón. Uno de los
usos de la bolsa donde se colocaba el dinero era para ayudar a
los pobres y necesitados (Juan 13:29): "Porque algunos
pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que
Jesús le decía: Compra lo que necesitamos para la
fiesta; o que diese algo a los pobres".

Si Judas hubiera sabido lo que se iba a perder al
escoger el dinero, tal vez habría actuado muy diferente. Y
si los obreros cristianos de hoy supieran lo que se están
perdiendo al escoger el dinero, cuán diferentemente
actuarían con relación al
dinero.

b) El Lo Quería Todo. El problema
de Judas era que le encantaba recibir, pero no dar. Jesús
había enseñado a Sus discípulos respecto a
la bienaventuranza de dar. "…recordar las palabras del
Señor Jesús, que dijo: Mas bienaventurado es dar
que recibir" (Hch 20:35).
Pedro entendió eso,
pero Judas no. Él creyó que la felicidad
venía a través de recibir más y
más.

Todo cristiano cae dentro de una de esas dos
categorías: Los que son como Pedro, quien dejó de
lado todo lo que tenía y donaba alegremente para Dios y
para los demás en necesidad; y aquéllos que como
Judas, aman el recibir y acumular para sí
mismos.

Si en alguna ocasión esos Judas fueran a
ofrendar algo, lo harían miserablemente, sólo para
mitigar sus conciencias, y aún así, lo
harían con renuencia. Sin embargo, no muestran
objeción alguna cuando llega el momento de
recibir
. Dios nos prueba en el asunto de recibir
y donar para ver si deseamos vivir conforme a los principios del
mundo o conforme a los de Su Reino.

Si esperamos ser aprobados de Dios, vamos a tener
que crucificar totalmente "el amor egoísta hacia el
recibir donaciones". Vamos a tener que limpiarnos de los
hábitos antiguos y aprender a formar nuevos. Así
como éramos expertos en recibir donaciones en el pasado,
podemos llegar a ser expertos en donar para
otros.

Ahora, no podemos esperar ser expertos en alguna cosa de
la noche a la mañana. La práctica constante es la
que puede perfeccionarnos en algo. Tendremos que comenzar a dar y
luego continuar haciéndolo hasta que nuestro
carácter haya sido genuinamente transformado, de tal
manera que Dios pueda testificar al final, concerniente a
nosotros, que somos más prestos a ofrendar que para
recibir ofrendas de otros.

El verdadero discípulo de Jesús, es
aquél que ha aprendido a cómo ser rico para con
Dios y cómo dar para los demás que están en
necesidad. En su propio tiempo de necesidad, descubrirá
que Dios le devuelve en la misma medida que dio para
otros.

Jesús le dijo a Sus discípulos:
"Dad, y se os dará, medida buena, apretada, remecida y
rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma
medida con que medís, os volverán a medir" (Lucas
6:38).

El Señor puso a Judas Iscariote a prueba con la
bolsa del dinero, pero fracasó. Su pérdida fue
eterna. Hoy, nosotros estamos bajo prueba con la bolsa de
dinero.

La Actitud De Judas Ante La
Corrección

Vimos que Pedro fue probado por Jesús y su
reacción ante la corrección pública. Judas
fue probado en esta área también. Pero diferente a
Pedro, fracasó.

Cuando una mujer derramó un frasco de perfume
sobre los pies de Jesús, para demostrarle su gratitud por
lo que Él había hecho por ella, Judas dijo que era
un desperdicio de dinero. Sin embargo, Jesús
defendió la mujer diciendo: "Déjala; para el
día de mi sepultura ha guardado esto. Porque a los pobres
siempre los tendréis con vosotros, mas a mí no
siempre me tendréis" (Jn 12:7-8).

a) Él Se Ofendió. Apenas
podríamos decir que Jesús reprendiera a Judas en
este incidente. De hecho, comparado con la manera en que
reprendió a Pedro, esto no fue nada. "Sin embargo,
Judas Iscariote se ofendió al punto de traicionar a
Jesús: ¿Qué me queréis dar, y yo os
lo entregaré"? (Mt 26:14, 15).

Pedro pasó la prueba con triunfo, pero
Judas fracasó miserablemente.

Nosotros estamos siendo probados al presente por
aquellos a quienes Dios ha puesto en autoridad sobre nosotros.
Los hijos son probados cuando son corregidos por sus padres. Las
esposas son probadas cuando son corregidas por sus maridos. Los
empleados son probados cuando son corregidos por sus patrones. Y
en la Iglesia, somos probados cuando somos corregidos por
nuestros sacerdotes, pastores, ancianos.

Nuestra reacción ante la corrección es una
de las pruebas más claras de nuestra humildad. Si somos
nos ofendimos, estamos en la misma condición de
Judas.

Si descubrimos que somos ofendidos cuando somos
corregidos, necesitamos clamar a Dios por ayuda a fin de que
nuestro ego muera, y evitar así la pérdida de
nuestra recompensa eterna. Poco entendemos, muchos de nosotros,
que Dios está vigilando nuestras reacciones ante la
disciplina o corrección que recibimos.

Nosotros no podemos ser aprobado por Dios si
somos renuente ante la corrección disciplinaria, o si nos
ofendemos cuando somos corregidos
(reprendido)

La
compañia de los aprobados por Dios

En Apocalipsis 14:1-5, leemos respecto a
una pequeña compañía de discípulos
que siguieron al Señor fielmente en sus vidas terrenales.
Ellos están al lado de Jesús en el día
final, y son llamados vencedores, pues Dios pudo concluir Su
propósito a plenitud en sus vidas. Quiénes son
estos? Son aquéllos cuyos pecados fueron
perdonados.

"Después de esto miré, y he
aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar,
de todas las naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban
delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de
ropas blancas, y con palmas en las manos; y clamaban a gran voz,
diciendo: La salvación pertenece a nuestro Dios que
está sentado en el trono, y al Cordero" (Ap
7:9-10).

Pero la compañía o multitud de
discípulos mencionada en Apocalipsis 14 es una mucho
más pequeña, y que puede ser enumerada, 144.000, a
pesar de si el número es literal o simbólico (como
lo es la mayoría del Libro de Apocalipsis). El punto es
que es un número muy pequeño cuando es comparado
con la gran multitud.

1. Fieles Y Verdaderos

Este es el remanente que fue fiel y verdadero a Dios
sobre la tierra. Ellos fueron probados y obtuvieron el
certificado de aprobación de Dios. Dios Mismo certifica
respecto a que "…no se contaminaron con mujeres… son
los que siguen al cordero por dondequiera que va… y en sus
bocas no fue hallada mentira… son sin mancha…" (Ap
14:4-5).

Estos son los primeros frutos de Dios. Ellos componen la
Esposa de Cristo. El día de las bodas del Cordero
será evidente para todos que valió la pena ser
hallado fiel y verdadero ante Dios en todas las cosas, tanto
grandes como pequeñas.

En ese día, el clamor en el cielo será:
"Gocémonos y alegrémonos y démosle
gloria; porque han llegado las bodas del Cordero, y su esposa se
ha preparado" (Ap 19:7
).

2. Obedeciendo Sus
Mandamientos

Aquéllos que buscaron sus propias ganancias y
honores sobre la tierra, comprenderán a plenitud, aquel
día cuán grande en realidad es su pérdida.
Las personas que amaron a sus padres, esposas o hijos, hermanos y
hermanas o sus propias vidas y cosas materiales más que al
Señor, descubrirán su pérdida eterna en ese
día. Luego, será evidente que las personas
más sabias sobre la tierra, fueron aquéllas que
obedecieron los mandamientos de Jesús totalmente, y
quienes buscaron de todo corazón andar así como
Él anduvo. Los honores vacíos del cristianismo,
entonces serán vistos claramente como desechos. El dinero
y las cosas materiales, fueron únicamente los medios
mediante los cuales Dios nos probó para ver si
calificábamos para formar parte de la Esposa de
Cristo.

¡Ojalá, que nuestros ojos puedan ser
abiertos ahora mismo para ver algo de las realidades que veremos
claramente en ese día! ¡El honor más
grande que algún ser humano puede lograr, es un lugar
entre los vencedores en ese día, como alguien que ha sido
examinado y aprobado por Dios Mismo!

"Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como
pérdidas por la excelencia del conocimiento de Cristo
Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido
todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo Y ser hallado en
él, no teniendo mi propia justicia, que es por la ley,
sino la que es por la fe en Cristo, la justicia que es de Dios
por la fe: A fin de conocerle, y el poder de su
resurrección, y la participación de sus
padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte,
si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los
muertos. No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto;
sino que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui
también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo
no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando
ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a
lo que está delante. Prosigo a la meta, al premio del
supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Así
que, todos los que somos perfectos, esto mismo sintamos; y si
otra cosa sentís, esto también os lo
revelará Dios" (Fil 3:8-15). "El que tiene oídos
para oír, oiga" (Lc 14:35).

 

 

Autor:

Jorge Oportus Romero

 

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