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La ética del psicólogo en el ámbito de la clínica (página 2)



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En esta posibilidad de hacernos cargo de un encuentro (puede que sea el único) con un consultante, proponemos imaginariamente que el psicólogo asume desde el principio una actitud ética de escucha respetuosa y cálida, tal y como se propone en estos casos en el manual de Abordaje de Situaciones de Violencia Domestica hacia la Mujer (Guía de Procedimientos en el primer Nivel de Atención de Salud, publicada por el Ministerio de Salud Publica dentro del Programa Nacional de Salud de la Mujer y Género).

IV

Durante el camino recorrido por el curso de nuestras vidas se van gestando nuevos rasgos de identidad, un sistema de creencias, un esquema conceptual de trabajo; como un escultor que talla su obra. Somos presentes actualizando el pasado, viviendo una historia que nos pesa y nos produce, generando una especie de devenir identitario. Somos el resultado del entrecruzamiento de nuestro rizoma existencial; y en él se van generando las relaciones de composición que van conformando nuestra identidad. Ante todo identidad es memoria, es hacer una genealogía por nuestras vivencias que hoy son experiencia, es el esfuerzo constante por recordar qué somos, quiénes somos, de dónde venimos.

En esta línea de pensamiento resulta interesante lo que propone Omar Franca para definir el Ethos y la profesión del Psicólogo escogida por la persona: "es el conjunto de actitudes, normas éticas específicas y maneras de juzgar las conductas morales, (…) simultáneamente, el conjunto de actitudes vividas por los profesionales y la tradición propia de interpretación de cuál es la forma correcta de comportarse en la relación personal con otras personas" (Franca: 2009; 2)

V

Hoy reflexionamos en este tramo del camino acerca de nuestra formación sobre la construcción de nuestra identidad como psicólogos. Consideramos que nuestro rol social como futuros psicólogos, no tiene una forma definitiva sino que es multiforme, dinámica porque se construye y reconstruye junto aquellos aspectos que nos dejan huellas durante el tránsito de nuestra vida y nuestra formación. Frente a tal proximidad con la práctica profesional, nos detenemos a pensar no sólo en cómo ponemos el cuerpo, cómo sostenemos la mirada, cómo lidiamos con ansiedades diversas sino que, reflexionamos acerca de cómo disponer de la atención flotante, con qué teoría leer la situación, cómo instrumentamos lo que Ulloa llama "la actitud y la aptitud clínica". (1973: 122).

VI

Desde esta situación clínica imaginada, ésta psicóloga está preparada para saber manejarse ante señales de violencia doméstica y lo concibe como un problema de Salud y de Derechos Humanos; lo cual ya habla de un posicionamiento ético e ideológico, de una formación permanente. Además de la inscripción y afiliación de esta psicóloga a una institución de salud y sus líneas de trabajo propuestas.

Esta psicóloga no trabaja sola, aunque se encuentre sola en el consultorio con su consultante. Tiene un respaldo teórico y vivencial que le ayuda a reflexionar y elegir sus acciones. Se permite desde esta entrevista semi-dirigida, que la consultante configure el campo. Que presente su pedido y pueda expresarse, comunicar sus preocupaciones, psico-corporalmente en un ambiente que reasegure la confianza, la empatía, el rapport y la escucha.

VII

Aparecen en el discurso de la consultante aspectos de su situación de vida que, trae a la entrevista dos nudos importantes, la preocupación por su hijo y otra por sí misma y una situación que le produce malestar desde el vínculo con su pareja, dando lugar a pensar en violencia doméstica.

El pedido de ayuda es por su hijo. El motivo de consulta manifiesto está relacionado con el rendimiento escolar del hijo y el motivo de consulta latente aparece relacionado con la situación vincular de pareja, advirtiéndose en la entrevista elementos y señales en el cuerpo y en el discurso de violencia doméstica.

En este momento del análisis pensamos en el concepto de estructura de demora que de ser bien instrumentada forma parte de la actitud ética del psicólogo. Consideramos que es fundamental utilizar siempre el recurso de intentar poner orden en lo confuso que trae la consultante, sin prescribir lo que ésta debe pensar o hacer, dando tiempo y espacio antes de hablar, proponiendo preguntas que hacen pensar lo dicho.

La devolución se produce mediante las técnicas de repreguntar, sintetizar y poner a disposición su discurso a la propia consultante, para que ésta escuche sus propias palabras, para generar una disposición reflexiva, es decir proponiendo la reflexión de lo que ella trae a la consulta, apuntándose así al respeto por la autonomía y el derecho a pensar y pensarse.

Al crear el personaje de esta viñeta quisimos que estuviera presente en la formación y discurso de la psicóloga la temática de género y una concepción que la posiciona como agente de Salud y Derechos Humanos. Desde este lugar entonces, en el proceso de aclarar lo que se presenta como conflictiva, el psicólogo decide informar a la consultante sobre sus derechos a tener cierto tipo de vínculo respetuoso, no violento y saludable.

Al ser la viñeta construida, nos permitimos la libertad de que nacieran personajes que sin dudas emergen de las múltiples realidades, que como estudiantes y seres humanos cada día percibimos a nuestro alrededor.

Sabemos que al ejercer nuestra profesión tendremos que hacernos cargo de la duda, del impacto de las situaciones y de que deberemos poder continuar nuestro trabajo de formación, para poder responder y actuar clínicamente ante la disparidad y complejidad de la realidad contemporánea. Los pacientes no son de libro, nosotros tampoco; los códigos nos podrán orientar pero lo que nos nutrirá, es la capacidad critico-reflexiva, para poder, desde la singularidad de cada encuentro, construir de manera respetuosa respuestas al mismo.

He aquí nuestra concepción de la ética en esta viñeta, la ética de la inmanencia, de lo que ocurre y se juega en el encuentro. Respeto, escucha, tiempo para pensar lo dicho con y sin palabras, estructura de demora. Propuesta para continuar construyendo con la consultante su historia, sus significados y para elaborar una mirada prospectiva en base a la reflexión de lo que fue y es su vida, tal y como la presenta en la consulta.

La idea en esta entrevista de recepción es poder dar cuenta tanto del pedido como de la demanda que se va construyendo.

VIII

Nos interesa señalar, asimismo que la viñeta está planteada como un disparador y no como lo central del análisis.

Se nos ocurre sobre la viñeta (como análisis) en la posición subjetiva de la consultante que no consulta por ella y su situación de violencia doméstica sino que, como advertíamos, consulta por su hijo y sus dificultades en la escuela de acuerdo a lo que le transmite la maestra. Creemos que en su demanda existe algo del orden de lo traumático que no le permite conectarse con sus emociones, que pueda estar relacionado con la vivencia de desamparo (necesidad y no deseo) en la medida que ella no puede alejarse definitivamente de su agresor, y vuelve con él.

Por otra parte, esta situación nos pone frente a un dilema ético. Dilema que nos presenta el principio de confidencialidad; consideramos que nosotros deberíamos explicitarle a la consultante que lo que ella nos comunique no va a salir de esa habitación sin su consentimiento "informado", en primer lugar para brindarle una confianza que pueda propiciar un movimiento hacia el proceso de pensarse, de insight y de cambio en ella.

Trataríamos de indagar al respecto de sí ella alguna vez pensó algo de esto, para ver el grado de distancia que tiene con estos pensamientos, o si existe una naturalización de la violencia que no le permite pensar en otras alternativas posibles; viendo su pasividad y justificaciones anteriores de las "discusiones" con efectos de lesiones en ella.

Cuando en la viñeta la psicóloga pregunta: "¿Y Ud. cree que el estar cansado es un motivo para insultarla o maltratarla Juana?" El objetivo de esta intervención directa es que la consultante pueda percibir su propia experiencia desde otro lugar con el fin de desnaturalizar la situación de violencia que suponemos atraviesa.

Otra cuestión a trabajar con ella es saber que concibe o que quiere decir la agresividad de su hijo en la escuela ya que, rompe todo; y cuando ve que su padre se enoja y "rompe" a su madre y ella lo justifica como si fuera a su vez un comportamiento correcto y deseado (al volver con él sin modificación o establecimiento de alguna pauta diferente, el mensaje que reciben los otros sería que aunque sé que me vas a pegar igual quiero estar contigo).

IX

Sobre el principio de justicia decimos que esta situación de violencia familiar nos posiciona frente a las nociones de discriminación de la mujer y/o del menor por abuso de poder y de vulnerabilidad social y psicológica. Como futuros psicólogos, no podemos tomar partido contra el agresor sino, ayudar a la construcción de autonomía y subjetividad de nuestra consultante como un yo auxiliar ya que, decirle lo que tiene que hacer sería estar reforzando la ubicación de sometimiento y de actuación sin reflexión de la persona.

Llegado el caso creemos que el principio de justicia se encontraría en conflicto con el principio de abstinencia que propone el psicoanálisis, el cual supone no intervenir en forma directa sobre el tema en cuestión (el problema que afecta a nuestro consultante), lo que podría llegar a confundirse con cierta pasividad según la posición que plantea Schkolnik, F. (1999). Esta autora propone que la abstinencia sería más bien un compromiso ético con las situaciones singulares del consultante. En tal sentido nuestra tarea debería jugarse más en que la justicia aparezca en la producción de verdad y en el cambio que podamos promover en el otro; para que ello permita integrar y construir nuevas significaciones desde el propio consultante y no en una justicia entendida como un ejercicio de una violencia ejercida sobre el otro, como principio de justicia universal (deber ser).

X

También pensamos, que desde la consideración de la consulta como situación analítica, nosotros como futuros psicólogos junto a nuestra subjetividad, estamos inmersos en dicha violencia, que nos incluye y nos demanda una reacción, a la cual no deberíamos responder con la violencia primaria que refiere Piera Aulagnier en su libro La violencia de interpretación "entendiendo por tal a lo que se impone del exterior al campo psíquico, a expensas de una primera violación de un espacio y de una actividad que obedece a leyes heterogéneas al Yo" (2007; 34), lo que implica un exceso de anticipación que excede las posibilidades de respuesta del Yo. Por tal motivo y teniendo en cuenta esta noción previa, es que se nos plantea como una necesidad antes de operar en la clínica, una instancia necesaria de pensar antes de hablar, llamada Estructura de Demora (definida por Ulloa), que nos permita poder objetivar lo que sentimos, pensamos y decimos a la vez que, permite dar espacio al otro en tanto otro. Por lo tanto nosotros tenemos que saber que también estamos expuestos a la frustración de no poder ayudar, de no poder decidir por el otro y de no poder hacer el "bien" que nosotros suponemos para el otro.

Surge así como divergencia cuál sería la estrategia más pertinente en este tipo de casos, si la intervención directa y clara para que pueda enfrentar la situación o quizás plantear preguntas alternativas, generando la posibilidad de pensar que hubiera sucedido si ella tomara otras decisiones en momentos puntuales de violencia. Esto nos permitió cuestionar si la estrategia elegida transita por un posicionamiento ético firme, o si este último recae más sobre un vacío terapéutico desde la propia estrategia en sí, siendo pasible de incurrir en prácticas iatrogénicas. Los dos tipos de intervenciones buscan habilitar la reflexión de la consultante, permitirle apropiarse de la situación negada, habilitando un discurso propio de lo que es aceptado como "normal" o no.

"Estos problemas que tiene Mateo tal vez intentan mostrar otras dificultades que parecen estar relacionadas con la situación de agresividad del vínculo de la pareja y del ambiente familiar que él de por si no puede resolver. Quizás puede estar experimentado miedo y lo expresa de esa manera. Vamos a pensar en un próximo encuentro con un psicólogo que la pueda acompañar en esta situación que está atravesando con su esposo. También sería conveniente que Mateo tenga un apoyo durante esta situación que hay que resolver."

Si bien esta cita proviene de una viñeta ficticia que fue producida íntegramente por el grupo (en la cual se le pueden hacer precisiones del accionar y quehacer del psicólogo) creemos que reviste de un contenido locuaz para el análisis y formación de cada uno de nosotros. La sustancia de dicha viñeta era hacernos pensar acerca de la práctica del psicólogo en sus escenarios de intervención. En una revisión más ardua y crítica de la situación que refleja el anterior extracto, nos volvemos a encontrar grupalmente ante una devolución que hoy nos encuentra con otras miradas; entendemos que la devolución de la psicóloga resultó un tanto apresurada ya que, se realiza sin vincular las dos situaciones: el cambio en la conducta de Mateo y la violencia en el ambiente familiar. Entendemos que como paso previo a esta devolución, hubiera sido pertinente, haberle hecho la pregunta de sí ella cree que estos temas tengan relación.

XI

Algo que surgió en el análisis y la construcción de la viñeta fue el dilema acerca de las diversas formas de posicionamiento a la hora de intervenir en una situación de violencia doméstica, encuadrada dentro de una entrevista de recepción. Surgieron varias posturas frente a dichas formas de intervención, discrepando hasta donde la intervención debe ser directiva o no en una situación de violencia en una única entrevista.

Una de las posturas y estrategias que compartimos es no devolver directamente la posible situación de violencia vista en la paciente, de manera de no movilizar algo que luego no se pueda sostener. Priorizando así la derivación a un proceso diagnóstico, una intervención con objetivos breves o psicoterapia; de forma que allí si se pueda trabajar poco a poco la situación de violencia. Para esto se propone sí puntualizar y señalar las situaciones agresivas vividas en la relación y vincularlas con el motivo de consulta que en este caso sería Mateo, haciendo énfasis en el niño y sus problemas de conductas y como esto se relaciona con su problema de pareja, sin entrar en profundidad sobre la situación de violencia en esta primera entrevista de recepción. Nos cuestionamos hasta qué punto profundizar sobre la situación de la consultante en esta primera y única entrevista.

Así mismo nos preguntamos a partir de lo que le señalan su madre y su amiga acerca de que su relación con su pareja "no es normal" (en el sentido de la agresividad que presenta dicho vínculo), ante lo cual ella no responde; entonces hasta donde no hará lo mismo si nosotros le devolvemos de la supuesta situación de violencia.

Otra de las posturas que surgieron en el grupo sería devolverle a la consultante que lo que ella nos cuenta denota posibles situaciones de violencia doméstica; y en su defecto explicarle de sus derechos como persona y mujer para que la habiliten a tomar acciones con el fin de intentar resolver la situación.

También nos cuestionamos acerca del reconocimiento de límites de nuestro rol e intervención en estos casos puntuales; hasta dónde podemos llegar y hasta dónde no. Esto lo relacionamos con el reconocimiento del límite de la omnipotencia. Este reconocimiento de limites pensado específicamente desde la entrevista de recepción como único encuentro, tiene en si su límite, el de un tiempo acotado que nos obliga a oscilar entre la eficacia y las posibilidades de alcance de la intervención.

Dado que es una única entrevista, es necesario considerar los alcances de la intervención y poder evaluar qué hacer con aquellos sentimientos que surgen en el profesional, que oscilan entre la impotencia y omnipotencia. Esto permite trabajar, pensar y asimilar los límites de la intervención, para que no promuevan sentimientos de frustración y no generen un mayor riesgo y actuación en la misma.

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Viñeta clínica

Personajes: -Psicóloga

-Consultante

Situación: Un consultorio en una pequeña policlínica barrial, equipado con una mesa y dos sillas, presentando un mobiliario muy austero. El psicólogo está sentado chequeando información entre sus papeles. En ese momento llaman a la puerta; se levanta, abre la puerta y da la bienvenida a una señora de aproximadamente 35 años.

Psicóloga: Tome asiento por favor

Consultante: Gracias

P: Bueno Juana, mi nombre es Mercedes, soy la psicóloga de la policlínica desde hace unos años. Esta va a ser una única entrevista, en la cual en primer lugar vamos a tener la oportunidad de conversar sobre los motivos que la traen hoy aquí, luego habrá un momento de paréntesis donde saldré a repensar todo lo hablado, para así luego intentar darle una orientación posible para el motivo que trae, ¿le parece bien?

C: Sí, sí… Por favor.

P: Bueno Si está de acuerdo, la escucho…

C: (Juana habla nerviosa, rápido por momentos y en tono de voz muy bajo) Sí. Bueno a ver… Nunca fui a un psicólogo. Verá, yo vengo hoy acá porque Mateo mi hijo está haciendo… (Busca las palabras adecuadas) está teniendo problemas en la escuela, ya van tres veces que me llama la maestra, dice que Mateo no atiende, que le pega a los compañeros, que no quiere jugar o si juega rompe todo. A mí me preocupa que me pierda el año, como que últimamente no me aprende, y a mí eso me mata porque siento que fallo como madre. (Silencio y pausa ansiosa)

P: ¿Cuántos años tiene Mateo?

C: Diez, está en cuarto…siempre fue enojón, pero nunca me bajó tanto las notas. La maestra me comentó que acá en la policlínica había un psicólogo trabajando y no se…se me ocurrió que podía ayudar…

P: A ver, cuénteme un poco más… ¿Cómo fue este cambio en la conducta y en el rendimiento de Mateo?

C: No sé… yo… nosotros nos mudamos un tiempo con mi madre y cuando volvimos, Mateo empezó a bajar las notas y a portarse peor, ahí me llamaron la primera vez…

P: Usted dice nosotros. ¿Quiénes se mudaron?

C: Mateo y yo… Tuve una discusión con mi marido el papá de Mateo, pero ta, fue una estupidez mía, yo perdí los nervios y la paciencia… pobre Raúl él trabaja tanto por nosotros. (Silencio, Juana juega nerviosa retorciendo la punta de su saco)

P: ¿Por qué motivo discutieron con su esposo?

C: ¡¡¡Una pavada!!!…. Me agarró fuerte del brazo… pero yo estaba cansada, me asusté, me enojé, llamé a mi madre y me fui con Mateo a pasar unos días con ella… (Se muestra inquieta)

P: Todo lo que usted me diga, lo conversado, queda dentro de este espacio. Es importante que le quede claro que todo lo que hablamos se mantiene con total confidencialidad (Mira el brazo vendado y en cabestrillo de Juana) ¿Qué le sucedió en el brazo Juana?

C: Fue bien de blandita, cuando Raúl me agarro del brazo… soy una blandita… él a veces no se da cuenta que yo soy medio debilucha, él es fuerte y no entiende cuando le digo que me duele… No quería que me agarrara del brazo, me tropecé, caí mal y terminé lastimándome (se agarra la cabeza y solloza un poco y bajito.

P: ¿Y qué hizo usted luego?

C: Nada me fui, pero ya está todo bien Raúl me llamo a la semana, me dijo q me extrañaba, que no podía seguir sin mí, que me quería mucho, que lo perdone, y ta, yo tampoco puedo estar sin él, es el padre de mi hijo así que volvimos… no pasa a menudo, anda nervioso por la plata… me llevó flores y todo, mi madre se enojó conmigo porque me fui de nuevo con él cuando nos fue a buscar.

P: ¿Y ahora como están las cosas con su esposo?

J: ¡Bárbaro! (Baja la voz) Pero ta… la cosa es que con esto de que Mateo se porta mal, que da problemas, que no aprende…y el pobre se desespera, se saca de las casillas… normal.

P: ¿Y este tipo de discusiones ya han pasado antes? Usted dijo que esto "no pasa a menudo".

C: No. Bueno… cuando quedé embarazada andaba así… yo estaba pesada… algún grito, algún insulto… él se preocupa tanto… trabaja mucho y la plata no nos da… pero al rato se da cuenta y me pide disculpas. Él me dice que me quiere… Que se estresa porque no hay plata y que yo no ayudo, que no hago nada, y ta puede ser, yo no trabajo, estoy en casa todo el día, cuido a los nenes, y el siempre esta estresado porque no podemos pagar las cuentas. Siempre está cansado… ¡Trabaja tanto!

P: ¿Y Ud. cree que el estar cansado es un motivo para insultarla o maltratarla Juana?

C: (luego de un momento de reflexión) No, creo que hay veces que a él se la va la mano pero… ta… no lo pensé así… ¿son cosas normales de pareja no?

P: ¿Usted qué piensa?

C: No sé… capaz no es bueno que sea así… Antes de casarme con Raúl yo iba a visitar a una amiga… ella también está casada y no se pelea así con el marido, él no la insulta. Tiene una relación diferente a la mía. Ella me dice que no tengo que permitir que me grite, que no es normal.

P: ¿Pero usted qué piensa?

C: Y… bueno, a veces no sé. Cuando él se enoja solo quiero que todo termine y prefiero no decir nada para que no se enoje más. No quiero que Mateo vea a su padre tan enojado, entonces me callo la boca y espero que se tranquilice.

P: Quizás debería pensar si es bueno para usted Y para Mateo tener que callarse y soportar esta situación.

C: Yo aguanto por Mateo y porque ta, yo sé q no lo hace por gusto, no piensa por momentos y ta

P: ¿Y Mateo qué piensa de todo esto?

C: Nada, Mateo se enoja conmigo, no sé qué piensa Mateo de esto, yo trato que no vea nuestras discusiones

P: ¿Y cuando se fueron a lo de su madre, como estaban ahí?

C: Y bien, extrañando, pero bien, Mateo a veces estaba contento y a veces triste, estaba como muy pegado a mí.

P: ¿Ud. habló con Mateo de por qué se fueron a casa de la abuela?

C: ¡Sí! Bueno, no. Le dije que la abuela estaba enferma y teníamos que cuidarla.

P: ¿Y al regreso, usted pudo ver algún cambio en él?

C: Si, estaba como muy enojado. A los días fue que me llamaron por primera vez de la escuela…

P: Estos problemas que tiene Mateo tal vez intentan mostrar otras dificultades que parecen estar relacionadas con la situación de agresividad del vínculo de la pareja y del ambiente familiar que él de por si no puede resolver. Quizás puede estar experimentado miedo y lo expresa de esa manera. Vamos a pensar en un próximo encuentro con un psicólogo que la pueda acompañar en esta situación que está atravesando con su esposo. También sería conveniente que Mateo tenga un apoyo durante esta situación que hay que resolver.

C: La verdad yo no sé muy bien qué hacer, lo que más me preocupa es que Mateo esté así.

P: Un proceso psicodiagnóstico va a permitir sacar a la luz esto que Mateo, de alguna manera, está manifestando en su comportamiento. Considero igualmente que es necesario que usted pueda conversar estas situaciones de maltrato y agresividad dentro del ambiente familiar. Le voy a dar una derivación a un centro de la zona en donde usted puede coordinar y comenzar el proceso de Mateo; además de un encuentro donde usted pueda tener un espacio para trabajar esto que me trae sobre el vínculo de pareja. ¿Le parece?

C: Si… Hay veces que no puedo hablar porque la gente no entiende que yo no puedo…

P: ¿La gente?

C: Si, mi madre… mi amiga… Me dicen que no puedo callarme la boca… pero no sé cómo decirle a Raúl que no me gusta que me grite. Tengo miedo que se enoje más…

P: Esto que usted siente parte justamente de una situación que no sabe bien cómo manejar, por eso considero que un espacio en donde pueda hablar de lo que le pasa le va a permitir poder pensar con alguien más cómo enfrentar estas situaciones. Le voy a dar el número de teléfono de la institución donde puede solicitar los dos encuentros.

C: Muchas gracias…

Universidad de la República

Facultad de Psicología

Monografias.comInstituto de Psicología Clínica

Curso básico de Diagnóstico Psicológico

Docente Sylvia Bonomo

2012

 

 

Autor:

Marilin Azambuya

Christian de los Santos

Carolina Fernández

María José Lamas

Lucía Minassian

Partes: 1, 2
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