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Inteligencia emocional (página 3)



Partes: 1, 2, 3

  • Aliente la paciencia y la tolerancia, son las
    virtudes de la salud, recuerde que todo tiene su momento, la
    paciencia y la tolerancia evitan el malestar de la rabia y la
    frustración, que se culpe a los demás y se
    guarden rencores, además de disminuir los enganches y
    rebusques emocionales con otras personas. Los problemas de
    salud crónicos están asociados con la
    impaciencia y la intolerancia, ambas desencadenan ira,
    hostilidad y hasta agresión.

  • Aliméntese con sabiduría y placer, su
    cuerpo y sus emociones son el reflejo de lo que usted
    ingiere. El equilibrio en la cantidad y la calidad de los
    alimentos provee la energía necesaria a su organismo y
    mente. En los alimentos se encuentran las moléculas
    necesarias para prevenir o curar algunas enfermedades, de
    hecho las infinitas combinaciones que se pueden alcanzar a la
    hora de comer hacen de la alimentación la mejor aliada
    de la salud.

  • LA INTELIGENCIA EMOCIONAL COMO BASE DE
    ÉXITO PERSONAL

    Hoy en día, sabemos que para conseguir
    éxito en la vida, tanto en el plano personal como social,
    no es suficiente obtener buenas notas y tener un coeficiente
    intelectual alto, existen otros factores esenciales, habilidades
    personales que harán posible nuestro ajuste social y
    emocional. El manejo inteligente de las emociones propias y
    ajenas es lo que hará que las personas se sienten
    competentes y felices.

    De esto trata la inteligencia emocional, definida como
    la capacidad para expresar y manejar sentimientos. Ha sido
    estudiada muchos psicólogos que notaban que no
    necesariamente las personas eran exitosas por tener logros
    académicos sino por poseer la facilidad de canalizar sus
    emociones y lograr un equilibrio entre lo racional y lo
    emocional.

    "Somos un cuerpo inteligente porque nadie le dice al
    corazón que palpite. Además, somos una mente que
    piensa y razona; somos seres emocionales y somos seres
    espirituales. Todo esto es un ser humano", dice el
    investigador.

    La inteligencia emocional ha tomado particular
    relevancia en los últimos años en los que se ha
    comenzado a abandonar la idea de que la razón es
    preponderante a la hora de tomar decisiones, del quehacer laboral
    y al momento de relacionarse con las demás personas.
    Según Jorge Fiszer, un especialista en procesos de
    aprendizaje, "durante muchos años se ha ignorado la
    inteligencia emocional y se ha creído al ser humano como
    una especie de máquina de pensar, como que nuestro cerebro
    era una pieza mecánica y que el producto salía por
    la boca o escribiendo, pero lo que se viene desarrollando es que
    las emociones son tan importantes, por lo menos tanto como el
    razonamiento lógico".

    Esta teoría reconoce a los seres humanos como
    seres inteligentes, emocionales y espirituales con valores que
    hablan de su esencia más pura; y es en función del
    aprendizaje de conocerse y reconocerse a sí mismo que se
    puede ser un poco más inteligente cada día. Para
    Fiszer, "la inteligencia emocional es aprender a manejar nuestros
    deseos, principios, valores, preferencias, emociones y aprender
    de la parte racional".

    Como detalle anecdótico, relata que "en 1996,
    llegaba a una empresa a hablar con el gerente de Recursos Humanos
    para ofrecerle una charla de inteligencia emocional y ¡me
    hacían una cara!, pero ahora casi el 70% de quienes llaman
    son empresas internacionales". Y prosigue: "Ahora las empresas
    toman conciencia de que para conseguir menor ausentismo laboral,
    mejor clima de trabajo y mayor productividad; al funcionario hay
    que darle un marco de contención para sus emociones. Eso
    es la inteligencia emocional, no sólo para el estudio,
    sino para el trabajo de todos los días",
    explica.

    Dentro de este conocimiento y de la utilización
    inteligente de las emociones, Fiszer hace dos diferenciaciones:
    la inteligencia interpersonal y la inteligencia
    intrapersonal.

    Inteligencia interpersonal

    "Es el liderazgo, la capacidad de cultivar relaciones,
    mantener amistades, resolver conflictos y tener destreza de
    análisis social. Esta clasificación que hacen los
    primeros autores de inteligencia emocional es la
    distinción entre ser inteligente emocionalmente para uno
    mismo o para sentirse mejor y elevar su autoestima, controlar sus
    impulsos, conectar el cuerpo con las emociones, porque cada
    emoción tiene una consecuencia fisiológica. Estas
    emociones están en el cerebro", detalla el
    especialista.

    Inteligencia intrapersonal

    "Es el acceso a la vida emocional, conocer los
    sentimientos, saber discriminar emociones e interpretar conductas
    por medio de emociones. Esto es lograr captar en la otra persona
    para saber qué está sintiendo para poder ayudarlo.
    Es pensado para mejorar la calidad del individuo en la sociedad
    con su pareja, hijos, socios, empleados o amigos. Es reconocer
    las emociones cuando se producen y aprovecharlas, pero
    éstas nos pueden ayudar o perjudicar. Eso depende de la
    gestión. Por ejemplo, a una persona le dicen: no aprobaste
    un examen, y esa persona se puede deprimir y deja de estudiar,
    pero eso mismo se le dice a otra persona y más bien lo
    estimula y va por la revancha.

    Alguien podría decir que es malo tener miedo,
    pero eso nos protege, pero si se tiene pánico, que es el
    miedo fuera de control, sí puede causar peligro. O tener
    tristeza no es malo, pero la depresión sí es muy
    destructiva; tener cólera a diferencia de la ira
    desenfrenada, cada emoción puede ser constructiva o
    destructiva.

    Si usted no sabe controlar esa emoción es
    destructiva, porque le hace daño a la persona o a
    otros".

    Inteligentes y emocionales

    Para Fiszer, la alternativa para ser un poco más
    inteligentes cada día es "preguntarse qué puede
    hacer uno mismo para mejorar, a partir de la toma de conciencia
    de que las personas pueden empezar a mejorar por medio del
    trabajo de la observación, de la reflexión
    personal", explica. "Cuando éramos chiquitos nos
    enseñaban acerca de los cinco sentidos, como ventanas
    hacia el exterior, pero los sentidos también se pueden
    usar hacia el interior del ser humano, escuchando cómo
    habla, si es de forma agresiva, si dice: muchas gracias, por
    favor, saluda con cordialidad. Es sentir si nuestro
    corazón late más rápido, si tenemos
    sudoración. Hay que prestar atención a eso", y
    cómo se puede mejorar cada día para sentirse mejor
    y profundizar la comunicación hacia adentro, con uno
    mismo.

    "Cuando aparece la inteligencia emocional hablando del
    cerebro emocional, lo que nos está diciendo es que, por un
    lado, somos un cuerpo que es inteligente, porque nadie le dice al
    corazón que palpite, ¡funciona, muchacho!, pero
    además somos una mente que piensa y razona. En tercer
    lugar, somos seres emocionales, tenemos alegrías,
    tristeza, enojo, y, somos seres espirituales con valores. Esto es
    un ser humano y somos importantes. Debemos aprender a cuidarnos,
    llevar una vida sana, a querernos, a admirarnos, a aprender,
    siempre se puede ser un poquito más inteligente", aconseja
    Fiszer.

    CÓMO PIENSAN HOMBRES Y MUJERES

    Evolución del pensamiento en red

    No es difícil conjeturar cómo y por
    qué se desarrolló el pensamiento por pasos
    masculino y el pensamiento en red femenino. Hace un millón
    de años, el hombre primigenio encendía fogatas,
    realizaba hachas de piedra y cazaba grandes animales en
    África oriental. Cuando perseguían a estas
    peligrosas bestias, los hombres tenían que concentrarse:
    vigilando tras los matorrales, agachados junto a un abrevadero,
    pasando sigilosos junto a un leopardo dormido en un árbol,
    siguiendo las huellas de enfurecidos animales heridos y
    atacándolos en el momento oportuno. Un siglo tras otro de
    este arriesgado quehacer habría favorecido a los que
    pudieran centrarse más en la tarea, pues los que no
    prestaran una estricta atención serían
    descuartizados, pisoteados o devorados.

    Así, mientras nuestros antepasados masculinos
    rastreaban jabalíes y bestias salvajes, su cerebro fue
    gradualmente desarrollando una arquitectura propicia para excluir
    pensamientos periféricos, centrar la atención y
    tomar decisiones paso a paso. La facilidad de las mujeres para el
    pensamiento en red muy probablemente se fraguó
    también en su ocupación primigenia. El trabajo de
    la mujer ancestral era más duro que el de todas las
    restantes criaturas que han pisado la tierra: la crianza de
    niños con largos años de dependencia en condiciones
    de gran peligrosidad. Con objeto de sacar adelante a estos
    bebés inermes, las madres primitivas tenían que
    hacer muchas cosas simultáneamente: vigilar la
    aparición de serpientes; escuchar el ruido del trueno;
    probar por si había algo venenoso; mecer a los
    somnolientos; distraer a los irritados; instruir a los curiosos;
    tranquilizar a los medrosos; estimular a los lentos; alimentar a
    los hambrientos. Las madres tenían que realizar
    incontables labores cotidianas mientras avivaban el fuego,
    cocían los alimentos y hablaban con las amigas.

    Los psicólogos sostienen que la mujer
    contemporánea aprende a hacer y pensar varias cosas
    simultáneamente.

    No hay más que observar a una madre trabajadora
    por la mañana, vistiendo niños, preparando sus
    comidas, alimentando a los peces, sirviendo los cereales del
    desayuno y acordando horas por teléfono para el cuidado de
    los más pequeños; y todo al mismo tiempo. Pero el
    talento femenino para el pensamiento contextual -y la habilidad
    asociada de realizar múltiples tareas a un tiempo- se
    formó en la historia profunda. Miles de generaciones
    ejecutando acrobacias mentales y físicas en la crianza de
    niños desvalidos forjaron estas increíbles
    habilidades en la arquitectura del cerebro femenino.

    APTITUDES EMOCIONALES Y SOCIALES

    Conocimiento de uno mismo

    Saber qué se siente en cada momento y utilizar
    esas preferencias para orientar nuestra toma de decisiones; tener
    una idea realista de nuestras habilidades y una bien basada
    confianza en uno mismo.

    Autorregulación

    Manejar las emociones de modo que faciliten la tarea
    entre manos, en vez de estorbarla; ser escrupulosos y demorar la
    gratificación en pos de los objetivos; recobrarse bien de
    las tensiones emocionales.

    Motivación

    Utilizar nuestras preferencias más profundas para
    orientarnos y avanzar hacia los objetivos, para tomar iniciativas
    y ser muy efectivos y para preservar frente a los contratiempos y
    las frustraciones.

    Empatía

    Percibir lo que sienten los demás, ser capaces de
    ver las cosas desde su perspectiva y cultivar la afinidad con una
    amplia diversidad de personas.

    Habilidades sociales

    Manejar bien las emociones en una relación e
    interpretar adecuadamente las situaciones y las redes sociales;
    interactuar sin dificultad; utilizar estas habilidades para
    persuadir y dirigir, negociar y resolver disputas, para la
    cooperación y el trabajo en equipo.

    CLAVES DEL ÉXITO PERSONAL

    Pueden definirse como conocimientos,
    características o atributos que les pueden permitir
    alcanzar el éxito a una persona. Probablemente, ya hayamos
    escuchado diferentes claves para el éxito personal
    propuestas por autores, emprendedores o empresarios; pero las que
    les presentamos a continuación son las claves del
    éxito personal que consideramos más
    importantes:

    • Hacer lo que a uno le gusta: Si nos fijamos
      en las personas que han llegado a alcanzar el éxito,
      nos daremos cuenta de que todas ellas tienen algo en
      común: aman lo que hacen. No basta con desear con
      ansias el éxito, sino que para conseguirlo, es
      necesario que nos dediquemos a hacer aquello que nos gusta.
      Sólo desempeñándonos en el campo de
      actividad de nuestra preferencia, podremos sortear todas las
      dificultades que se presenten en el camino hacia el
      éxito, mantendremos siempre la motivación, y
      podremos trabajar sin cansancio hasta cumplir nuestros
      objetivos.

    • Ponerse objetivos: Otra de las claves del
      éxito personal es establecer objetivos personales. Los
      objetivos nos señalan el camino, nos sirven de
      guía, nos motivan, nos permiten ser más
      eficientes, nos ayudan a establecer prioridades. Lo
      recomendable es establecer objetivos generales, y luego,
      objetivos específicos que nos permitan alcanzar los
      generales; por ejemplo, uno de nuestros objetivos generales
      podría ser montar nuestra propia empresa, y uno de
      nuestros objetivos específicos podría ser
      reunir un determinado capital para una determinada fecha.
      Pero de nada sirve establecer objetivos si no hacemos nada
      por alcanzarlos; por lo que una vez establecidos nuestros
      objetivos, debemos diseñar un plan de acción
      con los pasos o las acciones que realizaremos para poder
      alcanzarlos, y luego, poner en práctica dicho plan de
      acción.

    • Comprimir el tiempo: Si queremos alcanzar el
      éxito, debemos aprovechar el tiempo al máximo.
      Lo cual no significa que tengamos que trabajar durante todas
      las horas del día, y durante todos los días del
      año, sino que significa que debemos tratar de trabajar
      el mayor tiempo posible, pero sin descuidar el descanso y la
      recreación. También significa que en cuanto se
      presente una buena oportunidad, recabemos información
      sobre ésta, la analicemos, nos preparemos, y actuemos
      lo más pronto posible, sin analizar en demasía
      las cosas, confiando en nuestros instintos, y sabiendo que ya
      tendremos tiempo para hacer las correcciones necesarias.
      Comprimir el tiempo también significa buscar siempre
      la manera de hacer más rápidamente las cosas,
      procurar hacer en menos tiempo lo que suele tomarnos mucho
      tiempo, y evitar hacer cosas que nos quiten el tiempo y que
      nos desvíen del camino hacia el cumplimiento de
      nuestros objetivos.

    • Saber rodearse de las personas adecuadas: Son
      pocas las personas que alcanzan el éxito sin la ayuda
      de los demás; en otras palabras, el éxito pocas
      veces llega sólo. Por lo que otra de las claves del
      éxito personal es saber rodearse de las personas
      adecuadas; para lo cual es necesario saber cultivar o
      desarrollar relaciones que nos puedan ayudar en nuestro
      camino hacia el éxito.

    Saber rodearse de personas adecuadas también
    implica saber contratar al personal indicado, lo cual significa
    contratar personal bien capacitado y que nos inspire confianza,
    sobre todo, si va a desempeñarse en puestos claves en
    nuestra empresa o proyecto. Si decidimos contar con socios para
    nuestras empresas o proyectos, debemos elegir socios que se
    complementen con nosotros, que tengan las mismas aspiraciones de
    crecimiento que nosotros y que, sobre todo, nos inspiren mucha
    confianza.

    • Capacitarse constantemente: Otra de las
      claves del éxito personal consiste en capacitarse
      constantemente. Ya sea que tomemos cursos, asistamos a
      seminarios o leamos libros, siempre debemos procurar aprender
      nuevas cosas que nos ayuden a alcanzar nuestros objetivos. No
      debemos asumir que ya lo sabemos todo, sino saber que el
      aprendizaje nunca termina, y que siempre habrá nuevas
      cosas por saber. Debemos capacitarnos constantemente para
      así poder alcanzar nuestros objetivos de la manera
      más eficiente posible, pero también debemos
      capacitarnos constantemente para llegar a ser especialistas o
      expertos en nuestro campo de actividad, hasta el punto de
      llegar a ser los mejores en éste.

    • Ser perseverantes: Finalmente, otra de las
      claves del éxito personal y, probablemente, una de las
      más importantes, consiste en ser perseverantes.
      Existen muchas personas que por más talento,
      conocimiento o preparación que tengan, nunca llegan a
      alcanzar el éxito; sólo las personas con
      perseverancia siempre lo llegan a obtener. El camino hacia el
      éxito es, por lo general, un camino largo, lleno de
      obstáculos, imprevistos y dificultades, por lo que por
      más talento, conocimiento o preparación que
      posea una persona, si ésta no es perseverante, es muy
      probable que renuncie antes de tiempo. Sólo con
      perseverancia se puede hacer frente a todos los problemas que
      se presenten en el camino hacia el éxito, y
      sólo con ella se pueden alcanzar los objetivos
      propuestos.

    "Las personas con habilidades
    emocionales bien desarrolladas tienen mas probabilidades de
    sentirse satisfechas y ser eficaces en su vida, y de dominar los
    habitos mentales que favorezcan su propia productividad" – Daniel
    Goleman

    HISTORIA HECHOS REALES – DEFICIT E LA
    I.E.

    La Inteligencia Emocional, el factor clave en Lideres
    Exitosos

    Fernando y Adriana, dos excelentes y muy
    inteligentes profesionales, cuyas carreras parecen haber sido
    truncadas por un factor común, el déficit de
    Inteligencia Emocional
    merecen nuestra atención.
    Veamos:

    Fernando, aun sobrevive como Gerente
    Sénior en una importante empresa del sector
    farmacéutico. Quienes lo conocieron en distintas fases de
    su desarrollo profesional, siempre dieron por hecho que su
    carrera profesional estaría inevitablemente signada por el
    éxito y que él estaría destinado a
    conquistar grandes logros, dada su extraordinaria capacidad de
    análisis y su inusual habilidad para articular un
    pensamiento estratégico, cuya profundidad, visión y
    rigor difícilmente podía ser emulado por los
    más experimentados y talentosos directivos de su
    organización.

    El coeficiente intelectual de Fernando coqueteaba una y
    otra vez con la genialidad. Su capacidad de síntesis no
    admitía parangón alguno, y sin embargo, los
    crecientes roces con su equipo de trabajo, su dificultad para
    controlar las emociones en momentos de estrés, su relativa
    renuencia a interactuar efectivamente con sus homólogos, y
    su manifiesto temor para negociar, influir y emitir
    opinión en el entorno de la Alta Dirección,
    determinaron que quien una vez fuese considerado como la mejor
    promesa de una exitosa carrera en roles de liderazgo y
    dirección, se estaba convirtiendo en una pieza incomoda
    para una organización en proceso de cambio, que afectando
    la moral del equipo, la productividad de su departamento, y
    deteriorando el clima laboral, ahora estaba a la espera de una
    decisión dilemática del tipo "o Fernando
    permanece como Especialista, ajeno al contacto con los clientes y
    aislado del equipo, o forzosamente nuestra organización
    prescindirá de sus servicios
    ".

    Adriana, Ingeniero de Sistemas, desde temprano
    destacó por su capacidad de análisis, y por la
    pasión que una y otra vez demostró cuando se
    planteaba el reto de satisfacer consistentemente los
    requerimientos de negocios de su organización, y las
    necesidades de sus clientes. Esta talentosa profesional
    ascendió paulatinamente a roles de mayor responsabilidad y
    visibilidad en distintas organizaciones, hasta que fue designada
    como Gerente de Tecnología, en una reconocida
    empresa del sector de manufactura.

    Desafortunadamente, Adriana enfrentó dificultades
    crecientes en la interacción diaria con su equipo de
    trabajo al percibir la presión de sus Clientes
    Internos
    , descontentos con los resultados de su
    gestión; no lograba influir en sus superiores como lo
    había hecho en el pasado; su creatividad y sus ansias de
    innovar se estrellaban una y otra vez contra el excesivo
    énfasis por el control que ejercía su jefe, un
    Gerente obsesivo e inseguro de sí. En su vida
    personal, Adriana no encontraba la manera de conciliar un
    deseable y necesario equilibrio emocional pese a contar con el
    apoyo de su comprensivo esposo y disfrutar de la presencia de su
    adorable bebe. Por vez primera, Adriana estaba más
    enfocada en evitar cometer errores, que en la ejecución
    del mapa de ruta de su desarrollo profesional.

    Su autoestima declinó gradual e
    irreversiblemente, hasta que llegó el momento crucial de
    enfrentar su único fracaso profesional, al momento de ser
    despedida de la empresa.

    Fernando y Adriana, son elocuentes ejemplos de
    excelentes profesionales que pese a su elevado coeficiente
    intelectual fracasan en su gestión como gerentes y
    Líderes al evidenciar un déficit de Inteligencia
    Emocional. Las carreras profesionales de Fernando y Adriana no
    tienen porque haber llegado a su fin ni haber alcanzado un techo
    infranqueable, siempre que ellos reconozcan con humildad lo que
    está sucediendo, estén dispuestos a aprender, a
    aceptar la ayuda de otros, y a decidir todo cuanto sea necesario
    hacer para cambiar patrones de comportamiento y desaprender
    conductas y habitos inoperantes, que ahora no son suficientes ni
    necesarios para justificar su evolución, garantizar su
    éxito y potenciar su futuro Crecimiento
    Profesional
    .

    Estamos hablando del rol de la Inteligencia Emocional y
    no el del clásico Coeficiente Intelectual, como el factor
    clave para predecir, explicar y justificar el éxito
    profesional en entornos laborales donde prima el manejo
    empático y congruente de las emociones, antes que la
    capacidad de verbalización y la abstracción
    racional

    El concepto de Inteligencia Emocional fue
    acuñado por vez primera por Daniel Goleman, la
    definió operacionalmente en función de 5
    capacidades básicas: conocer las emociones y sentimientos
    propios, manejarlos, reconocerlos, crear la propia
    motivación, y gestionar las relaciones.

    El modelo de Goleman, caracteriza a la Inteligencia
    Emocional en función de una amplia gama de
    competencias que admiten ser agrupadas en 4 grandes
    conjuntos o categorías:

    • La Conciencia de sí mismo

    La capacidad de interpretar las emociones propias y las
    de otros, analizándolas, evaluándolas y
    comprendiéndolas desde la perspectiva de sus potenciales
    impactos para transformarlas en decisiones firmes y acciones
    constructivas

    • Autogestión emocional

    La habilidad de controlar las emociones y ajustarlas en
    la medida de lo posible para articular una respuesta adaptativa
    apropiada ante las circunstancias inciertas, amenazantes y
    variables del entorno.

    • La conciencia social

    La capacidad de sentir, entender, y reaccionar
    empáticamente ante las emociones de las otras personas, y
    comprender cuál es el impacto de estas emociones en el
    contexto social donde estas se manifiestan.

    • La gestión de las
      relaciones

    La habilidad de inspirar, influir y desarrollar a otros,
    para articular una acción constructiva, coordinada y
    enfocada cuando se trata de gestionar crisis o
    conflictos.

    No es de extrañar que los profesionales a quienes
    consideraramos como Líderes exitosos se diferencian de los
    gerentes conservadores, adversos al riesgo y refractarios al
    cambio, por exhibir consistentemente competencias
    emocionales que los impulsan a la acción, a crear y a
    preservar relaciones construidas sobre la base de la
    empatía y la confianza mutua, a aprender de los errores
    propios, a comunicar su visión en forma incluyente e
    influyente, y a generar un espíritu de cohesión y
    confianza en su equipo cuando se trata de enfrentar
    constructivamente una crisis o situación
    amenazante.

    Análisis desarrollados por diferentes autores
    parecen coincidir en que los niveles más altos de
    Inteligencia Emocional suelen expresarse en Líderes y
    profesionales, cuando evidencian desempeños superlativos
    en las siguientes áreas:

    • Estilo gerencial participativo

    • Autoconocimiento

    • Balance y conciliación entre la vida personal
      y el trabajo.

    • Sinceridad y compostura en momentos
      difíciles.

    • Construcción y cultivo de las
      relaciones.

    • Hacer lo que sea necesario cuando sea
      oportuno.

    • Capacidad para decidir y articular acciones bajo
      presión, en entornos de crisis.

    • Confrontar positiva y constructivamente los
      problemas de los colaboradores.

    • Ser proactivo e influyente como agente de
      cambio.

    Goleman, en su libro Working with Emotional Intelligence
    (1998) sugiere que un déficit en la inteligencia emocional
    puede explicar el porqué profesionales muy inteligentes y
    analíticos, son susceptibles de experimentar en un momento
    dado de sus carreras un fracaso significativo, y de gran impacto
    para sus vidas futuras, especialmente si no se reconoce el
    problema subyacente, y no se articulan las acciones apropiadas
    para minimizarlo y superarlo. Un déficit de Inteligencia
    emocional suele estar relacionado con la dificultad de establecer
    relaciones interpersonales empáticas y duraderas, y con la
    renuencia a aceptar el cambio y a adaptarse a
    él.

    Afortunadamente, para aquellos gerentes que corren el
    riesgo de dañar o afectar sus carreras profesionales por
    acusar un déficit de inteligencia emocional, puede
    articularse una estrategia o plan de mitigación que
    comienza con la caracterización oportuna mediante la
    aplicación de los modelos de competencias apropiados, de
    las comportamientos clave que dificultan o impiden el buen
    relacionamiento social en entornos de cambio y crisis.

    Posterior a ello, y contando con la previa
    aceptación de un compromiso orientado a la acción
    de parte del profesional en situación de riesgo, puede
    desarrollarse un plan de mejora con objetivos claros, precisos y
    medibles, articulado con diversidad de actividades tales como
    capacitación, asignación a otros roles
    profesionales, coaching, simulaciones y por supuesto, la
    imitación de comportamientos y actitudes de Líderes
    a quienes la organización considera como
    exitosos.

    Aquellas organizaciones que desarrollan
    sistemáticamente a su personal aplicando enfoques modernos
    de gestión de talento basados en competencias, y crean las
    circunstancias propicias para que jóvenes profesionales de
    alto potencial aprendan de sus Líderes exitosos,
    desarrollen el pensamiento estratégico, fortalezcan su
    autoestima y definan el perfil de riesgo que favorece la
    innovación, están creando las condiciones para ser
    ágiles y flexibles en entornos difíciles,
    inciertos, ambiguos y crecientemente competitivos.

     

    Enviado por:

    Lic. Delfina García
    Loaiza

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