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Madre Bruja Padre Ogro



Partes: 1, 2, 3

  1. Capitulo 1 El
    cuento infantil
  2. Capitulo 2 Brujas y
    hadas madrinas
  3. Capitulo 3 Ogros y
    gigantes
  4. Capitulo 4 El abc
    para salir del encantamiento
  5. Capitulo 5 Romper
    cadenas
  6. Biografia

Presentación

Como investigador y educador de adultos en el
área de la afectividad, encontré que toda persona
debía enfrentar un conflicto muy importante con sus
padres, a veces con la madre, otras con el padre o con ambos.
Esto también lo encontraba en la literatura y en la
historia escrita por doquier.

Personalmente, una espina me clavaba el pecho y no me
dejaba fluir. Había perdido a mi padre antes de cumplir
ocho años, un fulminante ataque cardíaco
terminó con su vida a los 47 años.

Era necesario avanzar por una senda no delineada.
¿Dónde habitaba Felicidad? Hacia 1967 se
podría decir que ya tenía el mapa del tesoro, solo
faltaba el coraje para emprender la búsqueda.

Las personas deseaban comprender la gama de
sentimientos, a veces contradictorios, que generaba la
relación con sus padres. Al cumplir 33 años y
después de mucho acercarme a mi conflicto interior,
logré sacarme la espina y perdonar a papá por ese
definitivo abandono de su función paterna.

El camino que cada cual debe realizar para resolver ese
conflicto, podría encontrarse en estas páginas, se
requiere imaginación para recrear los pasajes de los
relatos que nos acercan al gran tema y sus misterios:
¿qué es el amor?

Francisco Cordero Arellano

Se vuelven los ojos al
sentimiento,

así como se mira hacia la
salud,

cuando aparece el
dolor.

MCQ

Capitulo 1 El
cuento infantil

Cuando ya somos grandes, tenemos la oportunidad de
relatar cuentos a nuestros hermanos menores, a nuestros sobrinos,
nuestros hijos u otros pequeñuelos. Con verdadero placer,
damos vida a feísimas brujas, que acompañadas de
gatos, hornean pócimas para encantar a inocentes doncellas
y a gentiles príncipes.

Narramos, y nuestra prolífica imaginación
da vida a siniestros ogros, que habitan en grandes y oscuros
castillos y están a la espera de algún visitante
distraído que tenga el valor o la inconciencia de entrar
en sus dominios. En ellos, la insensibilidad, los berrinches, las
injusticias están muy bien permitidas.

De estos personajes de cuento, nos queda la certeza que
son desagradables y que haremos lo posible por evitar
encontrarlos en el diario vivir. Lo que no sabemos y aquí
nos será revelado, es que brujas y ogros pueblan nuestras
casas, laboran en nuestras oficinas y muchas veces han sido
también nuestros maestros y maestras.

Esto es así, estos personajes míticos se
apoderaron de los cuerpos de cualquiera de nosotros. Ya no usan
sombreros puntiagudos con los que serían fácilmente
reconocibles, sino que se visten adecuadamente y realizan rutinas
aceptables. Su misión está determinada así:
embrujar a los príncipes y princesas, para impedir que
tengan armonía y comprensión de sus vidas. Por
consiguiente, no podrán ser afectuosos y alcanzar bellas
relaciones con las otras personas.

¿COMO SABER SI ESTAMOS
EMBRUJADOS?

Para saber si somos víctimas de brujas y ogros,
es necesario que miremos nuestra vida como si fuera un relato e
ir descubriendo las ocasiones en que actuamos como si
fuésemos nuestro peor enemigo, es decir, hacemos lo que no
nos conviene, decidimos por la alternativa que más nos
mortifica o somos incapaces de vencer un
obstáculo.

María, recuerda que a los nueve
años de edad, tuvo que hacerse cargo de sus hermanos
menores. Ella no tuvo niñez, ni cuidados. Su madre estaba
dedicada a su negocio y su padre iba y venía luego de
riñas y reconciliaciones. A los 42 años de edad,
fue diagnosticada de cáncer.

Jorge, fue el mayor de 5 hermanos; su padre
surgió de la pobreza y el abandono, logró
establecer varios negocios en los que formó a sus hijos y
les inculcó los valores del deber y la obediencia. A los
36 años de edad, Jorge era un prestigioso empresario, se
había casado con una joven que le pedía muy poca
dedicación y tenía dos hijos. Con mucho esfuerzo
terminó su carrera universitaria. Murió
trágicamente en la carretera, al volver de una
reunión de negocios, donde había bebido, como
siempre, más de lo debido.

Claudia, desde muy joven, pretendió
hacerse querer por su padre; pero éste solo tenía
interés en su hermano menor. Estaba atemorizada en su casa
y se dio cuenta que yendo a estudiar a la escuela media,
podía empezar a liberarse de la indiferencia paterna y de
la inutilidad de su madre. El primer día en el bus,
constató que tenía terror de enfrentarse al mundo.
Decidió luchar contra ese miedo en cada ocasión de
su vida; se convirtió en una prestigiosa profesional y
formó una familia con dos hijos. Coincidiendo con la
muerte de su padre, fue diagnosticada de cáncer y le
sobrevivió solo unos meses, antes de cumplir 47
años.

Pedro, había realizado una vida ejemplar;
logró una carrera profesional, prestigio social y una
familia con tres hijos, luego de un primer fracaso matrimonial.
Todo marchaba aparentemente con tranquilidad, cuando
recibió una oferta de trabajo en la cual se le
pedía transgredir sus premisas éticas; con un
desenfado poco común en él, justificó su
aceptación a tal oferta, aludiendo a la recompensa
económica. Antes de un año, mientras cumplía
con su programa profesional, tuvo un infarto fulminante que le
arrebató la vida a los 46 años.

Joaquín, es hijo único; su madre,
mujer de mucho carácter ha contraído terceras
nupcias. El no sabe que su padre murió de sida
tempranamente y ha recibido los cuidados de una madre obsesiva
que le agobia con su sobreprotección y alto nivel de
exigencias. A los 17 años ya presenta adicción a
las drogas.

Elizabeth, va a su tercer matrimonio y su esposo
se parece demasiado a los dos anteriores; todos son menores que
ella, están en mala situación económica,
aunque tienen un gran proyecto para surgir. Ella les ayuda a
hacer realidad sus aspiraciones, con su esfuerzo, tesón y
todos sus ahorros.

Daniela, una bella mujer de 48 años, tiene
cuatro hijos y un matrimonio aparentemente feliz. Ella se ha
adaptado a la infidelidad de su esposo. Tuvo una niñez muy
solitaria y no desea que sus hijos sufran igual indiferencia y
abandono. Es diagnosticada de cáncer y muere tras un
rápido deterioro.

Estos casos no están sacados del archivo de un
médico o un psicólogo, son las historias de
nuestros amigos, vecinos y familiares. Ellos estaban embrujados y
no lo sabían. De haberlo sabido ¿hubieran estado
dispuestos a construir otros sentimientos, a expresar
positivamente sus afectos y darle una oportunidad a su
vida?

Estamos tal vez hoy sufriendo enfermedades y dolores; en
relaciones conflictivas con parejas celosas e inseguras; evitando
dedicarnos a la actividad que se siente como la personal
vocación; volcándonos hacia el trabajo, los
negocios, el éxito económico en detrimento de una
vida en armonía. ¿Somos la víctima de un
embrujo?

La historia familiar es la historia de las buenas
intenciones de las gentes y cómo ellas hicieron tanto
daño sin preverlo. En ese laboratorio de sentimientos y
afectos, se preparan los divorcios, los niños abandonados,
las adicciones al tabaco, alcohol, fármacos y todas las
enfermedades y dolencias que ocupan gran parte de nuestra
participación e intereses, a través de la
vida.

Es muy duro enfrentarnos a esas realidades y reconocer
que fuimos mal formados por nuestros padres y traspasamos los
errores a nuestros hijos. Para facilitar el proceso de darnos
cuenta y liberarnos de la herencia negativa, cargaremos a
nuestros personajes de cuento con todas las fatídicas
negaciones, para a través de ellos, reconocer en el
futuro, cuando vamos a actuar como lo haría
típicamente la Bruja o el Ogro y de esa forma rechazar
esta visión de las cosas, adoptando una visión
liberadora.

¿COMO SE TRASPASO LA BRUJERIA?

La abuela de la abuela pudo ser la primera hija
embrujada cuando:

  • Su madre no le entregó las 8 virtudes
    maternas

  • Su padre no le entregó las 8 virtudes
    paternas

  • Su madre no le dio la dedicación y las
    caricias para posibilitar la formación de los
    sentimientos fundamentales en el desarrollo de su
    afectividad

  • Su padre no le brindó la dedicación
    suficiente para permitirle elaborar los afectos en el
    contacto con el medio social

Así, la abuela de la abuela traspasó una
estructura afectiva fragmentada, sabremos sus consecuencias
relatando las historias de sus descendientes. Aún nos
parece engorroso y complicado analizar a cada bisabuelo, abuelo,
padres e hijos, para ver lo que han entregado como
formación afectiva. Para simplificar el desarrollo del
tema, crearemos los personajes que nos darán guía y
nos mostrarán sin reparos todas las facetas de la vida
afectiva. Esta recreación nos permitirá recorrer
haberes y carencias afectivas, tener la adulta e informada
posibilidad de darle más o menos dedicación al tema
tabú por excelencia: el dedicado a las inconsecuencias del
Homo Sapiens.

Nos dicen que somos seres con inteligencia superior y
después de esa potente declaración, dejamos todo el
resto de nuestra vida al arbitrio de los vientos que llegan a
nuestro lado. Sin embargo, corre subterráneo el río
de la curiosidad, que reconoce en el hombre, no un ser de
inteligencia -después de todo para qué le ha
servido tanta sapiencia- sino un ser de afecto y armonía,
capaz de comprender que todo hombre es una construcción.
Las formas culturales son por lo tanto, una proyección de
cada comunidad, con sus particulares soluciones al tema de la
filosofía de vida, su expresión del arte y su
religiosidad.

¿PODRIA LA SOCIEDAD ESTAR TAMBIEN
EMBRUJADA?

A veces somos los perplejos espectadores de situaciones
que viven las sociedades de nuestro tiempo. Administraciones que
roban o malgastan los recursos de sus pueblos, mujeres y
niños desprotegidos por falta de educación y valor
por la vida, sistemas de educación que son un negocio
impersonal y deshumanizante, medios de comunicación que
logran cada día el éxito de hacer nuevos
niños adictos al alcohol, guerras milenarias, guerras
incomprensibles para la razón, guerras morbosas, guerras
para justificar una existencia corrupta por la ignorancia y el
abandono de la reflexión.

Quien le pone el cascabel al gato, es la pregunta para
las generaciones futuras. Lo que nuestra generación debe
enfrentar es la pregunta ¿cómo podemos ser
más razonables? Cada día en nuestro metro cuadrado
de responsabilidad, podemos con humor y respeto, realizar el
ejercicio de asumir nuevos puntos de vista para analizar antiguas
situaciones. En ese proceso tenemos que empezar por dar cabida a
la experiencia de los abuelos, devolver a la sociedad el valor
por lo maternal, en detrimento del éxito
económico-social y trabajar en establecer un sistema de
educación para los niños, pensando en los
niños y no meramente en el adulto productivo. Es posible,
que en el futuro, se necesiten más adultos integrados en
el Orden de lo Natural.

La sociedad embrujada se empecina en mantener sistemas
que la llevan al sufrimiento y la destrucción de sus
miembros. Así como una persona adicta encuentra placer en
el dolor físico que le provoca el consumo de la droga, la
sociedad en su conjunto se muestra adicta a sufrir. Eterniza
aquellos elementos que la destruyen. En nuestros días, se
acepta que el desarrollo económico, vaya aparejado de:
enfermedades, familias que no llegan a ser tales, adicciones
promovidas por empresas, medios de comunicación social
vendidos al mejor postor, organizaciones políticas y
religiosas que patrocinan el subdesarrollo, la ignorancia y la
violencia. ¿Dónde buscar respuestas independientes?
¿Dónde remontar el conocimiento sin avergonzarse de
ello? Dudar es un derecho y un día el hombre perdió
el miedo de caer al abismo y se puso a caminar solitario hacia la
salida del sol; llegó a la luna y a las estrellas;
también, hasta aquellas que pueblan los espacios de su
conciencia. En ese lugar, al que la humanidad ha accedido tras
largas y duras luchas, el hombre es uno y no existe el temor,
solamente la certeza de una oportunidad: vivir como un ser
humano.

La sociedad moderna pondera el tener, más que el
ser, por esta razón la muchedumbre no escucha la voz de la
conciencia, porque no tiene oídos para ello; el aparato de
audición simbólico que se estructura a partir de
las caricias maternas está ausente y la música
interior ha sido reemplazada por un gran ruido social. El sonido
de las sociedades, suele interferir en el pensamiento
personalizado, para crear un receptor pasivo, orientado a ciertos
consumos.

LA INCAPACIDAD DE DAR Y RECIBIR AFECTO

GENERA TODOS LOS MALES

En el seno familiar aprendimos la forma de expresar los
afectos. Recibimos cuidados y caricias y otorgamos sonrisas y
gorjeos. Luego, recibimos obsequios que agradecimos brindando
también nuestras pertenencias, dibujos y cartas. Lo
más difícil fue compartir nuestras posesiones con
otros niños, lo mío era la mayor certeza y el
más grande refuerzo a nuestra pequeña persona que
aun no lograba total equilibrio corporal. Papá,
mamá, hermano, amigo de la familia y abuela solían
ser los personajes más destacados y presentes para una
estructurada visión del mundo. Los afectos por cada
persona, tenían particulares
características.

Para referirnos a esas diferentes clases de afectos,
identificaremos cuatro categorías:

AFECTO STORGE, se refiere al que se establece en
la relación de Padres e Hijos y hermanos
carnales.

AFECTO AGAPE, el afecto por los amigos, la
sociedad, el desconocido.

AFECTO EROS, el afecto por nuestros
desafíos, el apego a la vida, la capacidad de expresar
pasión.

AFECTO PHILIA, el afecto por el mundo de las
ideas, genera la expresión filosófica-
artística- religiosa de cada individuo.

Las relaciones interpersonales se realizan en el marco
de estos cuatro tipos de afectos. Estos están presentes en
todas las personas, pero se presentan con distinto desarrollo e
intensidad.

Por ejemplo, Ludvic Van Beethoven fue una persona que
desarrolló con preponderancia su afecto Philia.
Vivía solo, no formó una familia (Storge),
tenía pocos amigos (Agape) y mostraba una gran
pasión (Eros), por su trabajo creativo e interpretativo.
La música representaba para él la forma de expresar
su filosofía, su arte y su religión
(Philia).

Otro músico destacado, Johan Sebastian Bach,
posee una prolífera familia (Storge), es una persona de
gran interacción social (Agape), realiza un enorme trabajo
de composición (Eros) y recrea su espíritu en una
expresión musical de gran misticismo (Philia).

Cuando elegimos a nuestros amigos y a nuestra pareja, se
combinan los diferentes tipos de afectos: a veces predomina el
afecto Agape; la amistad, solidaridad y el pasar el tiempo,
reúne a muchas personas. La búsqueda del saber, la
elucubración intelectual y las manifestaciones culturales
de Arte y Religión, reúnen también a muchos
y les mantienen unidos a través de la vida. El afecto Eros
reúne a grandes multitudes en torno a la competencia
deportiva. Storge predomina en quienes estructuran su mundo en
torno a la familia y el trabajo.

La incapacidad de intercambiar afectos, es una
importante condición, a la que se llega producto de un
proceso que se inicia desde el momento de la concepción.
En los primeros años de la vida se aprendió de los
padres como se expresa el afecto; en el transcurso del tiempo, se
pasa de ser un receptor inactivo a un sujeto que brinda el afecto
mediante las caricias. La persona, posee más o menos
desarrollo en cada una de las formas afectivas.

Cada vez que encontramos un pobre desarrollo de las
formas afectivas, el elemento más recurrente es el
compromiso de la salud, ya sea con la presencia de una
enfermedad, el estar atado a una adicción o tener la
creencia en la enfermedad.

TODA NUESTRA VIDA PUEDE SER EXPLICADA COMO UNA
MANIFESTACIÓN DEL AFECTO

De tal forma, podemos adentrarnos en la persona que da y
recibe afecto en cualquier lugar del planeta o en cualquier
época de la historia. Quizás para alguien resulte
interesante analizar la expresión afectiva de Atila, el
Rey de los Unos. Otros estarán interesados en Cirano de
Bergerac, Mahatma Gandhi, Marilyn Monroe, La Madre Teresa o La
Quintrala. En todos los casos, utilizamos la expresión de
sus cuatro formas afectivas como proyección de su mundo
interno. Nada sabemos de los sentimientos que albergan las
personas hasta que lo expresan a través de su
conducta.

Los niños aprenden de la conducta de sus padres y
están sedientos de toda clase de caricias. Llamaremos
Caricia a todas las manifestaciones del afecto.
Encontraremos así:

Caricias físicas, son aquellas que otorga
la mano. Expresa un mensaje genuino, en un lenguaje
inequívoco y universal.

Caricias verbales, son aquellas que mediante una
estructura simbólica adquirida en la relación
materna, expresan el mundo interno en un lenguaje interpretativo
y subjetivo ya que pertenecen a la categoría del
símbolo.

Caricias del entorno, son aquellas que
representan la concepción estética de cada cual,
elemento que pertenece a lo cultural. Se captan del medio, se
internalizan positiva o negativamente y se convierten en una
expresión simbólica.

Caricias simbólicas, son aquellas que
corresponden al símbolo propiamente tal. El lenguaje como
se expresan es emblemático, alegórico y
verbal.

Estas últimas comienzan cuando de niños
nos damos cuenta, que papá a elevado la ceja y nos ha
dirigido la mirada; cuando se nos presenta con el traje de
domingo; cuando se respira un ambiente cargado de emociones
"viene la abuela". Estos son detalles o eventos que nos hablan de
otro mayor.

Capacitarnos para dar y recibir afecto fue un proceso
del que no tenían mayor información nuestros
jóvenes y ocupados padres. Cuando hubo dificultades,
carencias, incomprensiones, mamá era quien lloraba y
preguntaba qué iba a ser de ella. La enfermedad,
solía ser la catarsis para las situaciones
difíciles. Día a día, se establecieron las
bases de toda nuestra vida, en aquellos primeros
años.

A lo largo de este libro analizaremos el rol de los
padres en la vida afectiva de sus hijos, lo que permitirá
aproximarse a comprender la cuota de dolor que acompaña la
vida de las gentes. El destino puede ser entendido, como la
consecuencia lógica del proceso que vive cada cual, a
partir de la primera caricia que recibió una curiosa
neurona. Cada capítulo nos aportará elementos para
recorrer nuestra propia historia afectiva, con el
propósito de realizar nuevas construcciones; generar
afectos creativos, positivos y deseables, con los cuales
participar eficientemente en la Historia Afectiva de la
Humanidad, que con nuestros zapatos va caminando.

Daremos vida a cuatro personajes que representan las
posiciones que podemos tomar cuando damos y recibimos
afecto:

LA BRUJA, EL OGRO,

EL HADA MADRINA Y EL GIGANTE
BONDADOSO.

Cada vez que intercambiamos mensajes en la cotidiana
actividad, como amigos, cónyuges, como jefes o hermanos,
como hijos o padres, podemos clasificar nuestra posición
en uno de estos cuatro tipos. De este modo, si nos damos cuenta
que vamos a embrujar una situación, podemos tener la
alternativa de tornarla en algo positivo y bello, con el esfuerzo
de asumir el punto de vista adecuado.

También nos embrujamos a nosotros mismos,
repitiendo mensajes aprendidos y no reflexionados. Mamá
dijo: "Eres estúpido", nos decimos a nosotros mismos "Soy
estúpido", pero hay formas de cambiar ese criterio, por
otro de mayor potencia inspiradora y que será sustentado
en una experiencia personal que lo ratifique.

Permítase aplicar el ABC de la
solución.

EL ABC PARA SALIR DEL ENCANTAMIENTO

Como en todo cuento infantil, debemos encontrar la
fórmula de remontar nefastos presidios y tétricas
mazmorras. Salir a la luz, renovados e iniciados en las artes de
lo portentoso. Utilizaremos la fórmula del ABC.

  • A. Construcción de
    SENTIMIENTOS.

  • B. Adquirir las 8×2 VIRTUDES

  • C. Fluir por las 4 FORMAS AFECTIVAS

Capitulo 2 Brujas
y hadas madrinas

Somos la proyección de nuestro mundo
interno

Creemos que conocemos a la gente, nos echamos al
bolsillo a nuestros padres, a nuestro cónyuge o a nuestros
hijos, sin tomar en cuenta que lo que percibimos de las personas
y de las situaciones en que participamos, es una
proyección de nosotros mismos.

Aunque por fuera nos vemos parecidos, en el interior
todos somos diferentes. Por ejemplo, para alguien su mundo
pudiera estar en la edad de la Piedra, así le sería
consistente ver a su esposa como la mujer del Primitivo, ella
requiere un trato rudo y poco comunicativo. Otro se reconoce a
sí mismo en la época de la Reina Victoria y se
siente en la obligación de ser guardián de los
preceptos morales, todo el mundo le parece un impío a
quién mandar a cortar la cabeza. Qué positivo
sería para cada uno de nosotros crear un arquetipo de la
visión del mundo que nos rodea, para utilizarla como
medida de la parte que percibimos de las cosas, lo que dejamos de
percibir y cómo lo percibimos.

Podemos observar, que la construcción del mundo
interno, sus leyes y personajes, se sustenta fuertemente en los
mensajes enviados por nuestros padres.

En una familia de varios hermanos, cada uno de ellos fue
educado por padres diferentes, aun cuando hayan sido las mismas
personas. Los padres del primogénito eran cautelosos o
absolutamente inexpertos. Los padres del segundo, el tercero, el
enésimo, habían pasado ya muchas experiencias que
les hacían ser otras personas. Por otra parte, similares
mensajes caían en diferentes terrenos. Cuando mamá
le dijo a Elena "No tienes cabeza" nunca pensó que para
Elena sería la definición definitiva de su persona.
Esta fue por la vida cual pavo degollado, viéndose a
sí misma desprovista de cabeza. Nos interesará
conocer las decisiones que tomó Elena con esta
perspectiva, cuando eligió su profesión,
encontró a su pareja, educó a sus hijos,
seleccionó su forma particular de recrearse.

En su interior, hombres altos suelen ser niños
pequeños y hombres pequeños, gigantes
poderosos.

Ese mundo interior, que no se ve directamente sino a
través de nuestras actitudes y acciones, se compone entre
otros de sentimientos, emociones, resentimientos, prejuicios,
certezas, dogmas, intuiciones, frustraciones, realizaciones. A lo
largo de la vida se va conformando ese universo secreto, sin
embargo, las primeras grabaciones sientan una base muy importante
en el resultado total. Son nuestros padres quienes, proyectan su
propio mundo interno y a través de sus caricias y mensajes
explícitos, nos llevan a ganar la partida o salir
segundos.

Como amantes del deporte quisiéramos que muchas
madres y padres se proyectaran como progenitores de un
campeón. Le dieran la mejor recepción, lo colmaran
de cariño y protección; le educaran en el precepto
de alcanzar y salvar cada desafío, se mantuvieran a su
lado hasta que el campeón, ya bien provisto de todo lo
necesario, se independice de ellos para realizar su destino y su
vocación. Diríamos que el enorme sueño de la
Copa Mundial se gana en la cuna.

Un ejercicio para conocernos

a través de las proyecciones

Se hará una lista de las características
que más detestamos encontrar en las personas y una lista
de las características que más nos agradan en
ellas.

Como ejemplo, analizaremos la respuesta personal de
Susana.

Lo que detesta Lo que le agrada

1) Impaciente a) Entretenido

2) Egoísta b) Educado

3) Mandona c) Cordial

4) Presumido d) Paciente

Análisis

Las características de la izquierda representa
aquellas posturas que a Susana le hacen sentir incómoda
con ella misma; en muchas ocasiones ha escuchado decir a las
personas más cercanas que ella es: impaciente,
egoísta, mandona, presumida. Sin embargo para ella esas
declaraciones no son verdaderamente importantes, sino el hecho de
haberlas reconocido como sus propias
características.

Pero Susana no sabe que ella lo ha reconocido
interiormente, por esta razón al hacer el test, ella elige
esas características y no otras, porque le conciernen
personalmente.

Las características del lado derecho, son a su
vez la representación de las propias
características que Susana reconoce como sus mejores
atributos; aunque ella no lo tiene presente al hacer el
test.

Estas respuestas, reflejan la visión de sí
misma de Susana.

De este ejercicio podemos obtener que nuestras
manifestaciones, cualquiera sea el tipo: en el trabajo, como
creativos, como consejeros de nuestros amigos, como padres u
otras, siempre estaremos describiendo las situaciones y actuando
según los patrones de nuestro mundo interno y jamás
el de otra persona.

Sin embargo, si una persona realiza un proceso de
desarrollo personal afectivo que le permita hacer objetiva su
subjetividad, podrá discernir entre sus límites
personales, subjetivos y el mundo externo, objetivo. Por lo
tanto, si la persona puede conocer sus límites y
debilidades podría reconocer, cuando en una oportunidad no
se encuentra capacitado para realizar ciertos requerimientos;
podría pedir ayuda para resolver un problema,
podría confiar en sus seres queridos, en sus colegas, como
complemento de sus propias fuerzas.

De la lista entregada por Susana, podemos observar
también, que las características negativas son
complementarias de las positivas, así: 1 y d; 2 y a; 3 y
b; 4 y c. Representan los límites entre los cuales Susana
encuentra su equilibrio. Al enterarse Susana que la lista arriba
señalada, pertenece a sus propias características,
sin duda recibe un fuerte impacto emocional. Si su respuesta es
positiva obtendrá una importante información, que
le permitirá realizar una introspección
realista.

Este test nos permite hacer notar que los
análisis que hacemos de las situaciones personales o
ajenas, está cargado de nuestra subjetividad. Por ejemplo,
una mujer le pregunta a otra: ¿qué debería
hacer respecto a un conflicto con su esposo? La amiga ha tenido
malas experiencias en sus relaciones de pareja
¿cómo piensa el lector que será el estilo de
su consejo?

En los roles materno y paterno, somos también
proyectivos. Trasladamos nuestras inseguridades y temores sin
reflexionar si éstas son válidas para nuestro hijo.
Se podría decir, que a veces nuestras acciones
están ubicadas en el lado oscuro de nuestra
personalidad.

LA BRUJA

Este es un personaje muy singular, su
característica más representativa es su
infelicidad; esa suerte de argumentos, en los que sustenta su
incapacidad de dar valor a las cosas sencillas de la vida.
Jamás podrá acercarse a la realidad porque hace
tiempo decidió vivir en un mundo de gatos negros,
pócimas y escobas. Es una maga del mal; por fuera puede
ser bella, joven, parecer frágil, asemejarse a una pobre
víctima, sin embargo debajo de su apariencia, está
la fea, de enorme nariz y patibulario sombrero puntiagudo. Los
pensamientos divagan en su imaginación retorcida, en
búsqueda de la resolución a una situación de
conflicto, en donde desea actuar y salir victoriosa. A los
varones los convertirá en renacuajos, que para nada
sirven; a los niños les robará sus alas,
impidiéndoles que maduren, crezcan, se independicen y
vuelen libres. A las niñas les pintará de negro las
ventanas, no les dejará conocer lo hermoso de la vida; la
infelicidad de ellas será su victoria.

La Bruja tiene sus amigas con quienes sale a volar en
sendas escobas; muchas veces se divierte, pero no consigna estas
experiencias, porque vuelve a estar triste, apesadumbrada, sumida
en el rencor. La Bruja detesta el presente, el pasado la alimenta
y da sostén a sus argumentos y motivos. El futuro es la
representación de su triunfo, el maleficio que tan
eficientemente ha desplegado, dará el resultado que
espera. Todas sus víctimas resultarán sometidas a
su nefasto poder.

LA BRUJA EN LA MADRE

No tiene fe en la capacidad de su hijo. Razona
así: "Es demasiado joven"; "Debe continuar sus estudios";
"Esta casa es suficientemente grande"; "No está en edad de
adquirir tales responsabilidades"; "Hoy las mujeres son muy
agresivas"; "Hoy los hombres son unos irresponsables"; "La
situación del país está muy inestable".
Necesita una lista de buenas razones para evitar el corte del
cordón afectivo que ata a su hijo o hija. Le impide
fluir, de forma tal, que realice las vivencias necesarias que le
permitan madurar y hacerse cargo de su vida. Ella está
débil en la primera virtud materna; la virtud de la Fe. No
puede implantar esta virtud en su hijo, lo que tiene como
consecuencia que éste sea una persona que no cree en
nadie. Se mantiene razonablemente lejos de la gente, para no
tener que probar a cada paso que no se puede tener fe en los
demás.

No tiene esperanza en que la inmadurez de su hijo
es una etapa hacia otra de mayor madurez. No comprende que los
errores de hoy son necesarios para conocer sus
límites.

No tiene caridad ante los defectos de su hijo, o
lo que quiere ver como defectos. Constantemente lo compara con
personas con características que ella considera mejores.
Esa declaración o intención genera rencores y un
carácter hosco e inseguro.

No tiene serenidad para enfrentar las diversas
situaciones; su actitud constantemente irascible, genera un
carácter atolondrado, sin brillo.

No tiene tolerancia. Las personas que la rodean
son diferentes de ella, en sus gustos, sus ritmos, sus
expectativas en la vida y eso le es intolerable. Ella necesita
que todos y también su hijo, adivinen sus deseos y se
adelanten a sus requerimientos. El hijo tendrá tendencias
autodestructivas, trabajará demasiado, cuidará poco
de sí mismo.

No tiene paciencia. Esta virtud que caracteriza a
las abuelas, raramente está presente en las mujeres
jóvenes, por eso suelen dar gritos a sus hijos
pequeños, recurren a los tratos agresivos como pegarles,
zamarrearlos, empujarlos. Con los hijos mayores la impaciencia de
la madre se convierte en un abismo difícil de salvar, en
donde queda perdida la comunicación.

No tiene la virtud de la continencia, esto le
impide aceptar a las personas como una parte suya. Tendrá
la tendencia a competir con su pareja y con sus hijos.

No tiene la virtud de la magnanimidad, la que
permite a la madre volcarse hacia el bienestar de sus hijos
olvidando límites. Su hijo no tendrá en su vida la
primera prioridad.

Así procede la bruja y refuerza sus conductas con
otros mensajes:

"Eres igual a tu progenitor"

"No podrás hacerlo"

"No somos como ellos"

"Nosotros somos pobres"

"Somos Indios"

"Somos negros"

"Somos campesinos"

"No eres como tu hermano"

"Eres un perdedor como tu padre"

Estos mensajes que a menudo no se dicen sino para
descargar una frustración, surten el efecto de un mandato
para el niño, quien aun no discrimina entre mensajes
libres y embrujados. Intuitivamente confía en el criterio
de su madre.

"Tu padre es un inútil"

"Todos los hombres son malos"

Relato

La joven madre observa su pequeño hijo y la
expresión de su rostro y la postura de su cuerpo informan
de los sentimientos de rencor y rechazo que le inundan. Ese
pequeño ser indefenso y absolutamente dependiente la ha
dejado atada a un destino incierto. Hasta hace poco, ella
venía soñando con experiencias interesantes que
significaban gozar cada vez de mayor libertad. De pronto, una
pareja, un hijo, y volverse una esclava en un episodio que nunca
terminaría.

Cuando el niño llora le alarga un biberón,
atiende a su aseo y luego lo deja reposar en un cochecito o en
una cuna. Pronto volverá a trabajar y tendrá la
ayuda de una guardería para su cuidado. Piensa que
quizá su vida vuelva a ser más normal y esos
sentimientos de abatimiento y contradicción se tornen
mejores.

Mientras trascurre ese período en que madre e
hijo transitan hacia establecer un tipo de relación, todos
los mecanismo afectivos del niño ya han sido informados de
una profunda carencia. Esta no será expresada en conducta
hasta que llegue a la adolescencia o más tarde en la edad
adulta. La madre embruja y el hijo es embrujado. Se establece una
relación simbiótica que se caracterizará por
una constante incomodidad, inconformidad e infelicidad de la
partes. Argumentarán que no pueden dejar a la otra
persona, porque ésta es incapaz de vivir sola.

El padre, en este caso, podría haber sido
utilizado como parte para la concepción de un hijo, por lo
cual no hay posibilidad de que se establezca una relación
de pareja y que el infante tenga padre. Situación que
agrava las posibilidades de educación afectiva para el
niño.

En el caso que el padre asuma la paternidad, suele
suceder que quiera suplir la carencia del niño de las
caricias de la madre y pretenda suplantarla. El efecto de esta
transposición de funciones afectivas, provocará
también confusión y desequilibrio en la
manifestación de los afectos en el niño.

LA BRUJA INTERNA

Relato

La imagen es muy familiar. Contra la oscuridad de la
pieza se recorta la sombra de una olla alumbrada por un
fogón, cuyas lenguas de fuego, hieren las pupilas del
aterrorizado público familiar. Las llamas dan más
fuerza a la cascada voz de la abuela, que con sus manos, rellena
los silencios de su relato. A pesar de escuchar el relato todos
los días de largas lluvias, los niños piden a la
abuela el cuento de la Bruja en el Castillo Encantado. En sus
inquietas mentes han recompuesto el cuento y desean ver en
qué lo corregirán nuevamente, en su propia
versión. Además, la Abuela, seguramente con la
intención de captar la mayor atención, siempre
agrega un episodio nuevo, lo que hace mas atrayente la historia
que se escucha en esta oportunidad.

La abuela, ceremoniosamente, toma asiento en su silla
mecedora, en sus manos un mate de vieja historia, y recorre la
vista por sus nietos y sobrinos nietos. Todos guardan riguroso
silencio, están colgando de la respiración de la
abuela. De ese silencio, la abuela extrae la vitalidad para una
vez más, contar su propia historia. Los nietos
algún día contarán estos cuentos a sus
nietos y así la Bruja del Castillo Encantado
seguirá viviendo en él.

La Abuela comienza diciendo… Era una noche como
ésta, fría, oscura, lluviosa. El viento golpeaba
las ventanas y se hacía difícil escuchar la voz de
la vieja que continuaba diciendo que era una noche terrible. En
el castillo vivía un Gigante, que estaba muy solo, y
vagaba por las galerías y pasillos del Castillo prendiendo
lámparas de aceite, por aquí y por allá.
Así, al mirar la inmensidad de su casa no se sentía
tan solo. Sabía que en el pueblo cercano nadie lo
quería porque su Castillo siempre estaba oscuro.
Había tomado la costumbre de iluminarlo a fin de captar la
atención de la gente del Pueblo. El Gigante vivía
solo. Sus padres le habían legado el Castillo. Su madre no
había podido encontrarle una novia adecuada y en un
invierno más frío, que los inviernos fríos,
se perdió con su Padre en el bosque helado y a los pocos
días fueron encontrados congelados. El Gigante
había aprendido a cocinar y atenderse solo, porque su
madre le había dicho que sería muy difícil
encontrar una novia para él. Las mujeres, decía,
eran muy malas, vividoras, aprovechadoras y ella no había
podido encontrar la adecuada. Con una gran pena abandonó
el mundo en una caja de hielo.

El Gigante dejó el Castillo, decidido a buscar
una compañera. Antes de ir de aventuras, arregló lo
mejor posible su casa. Ordenó, limpió, dejó
todo en su lugar. Afuera, plantó árboles frutales y
decorativos. Buscó las más bellas plantas y
decoró la entrada. Se puso sus mejores galas y
emprendió camino, en busca de aquella princesa con la que
tanto había soñado.

En el pueblo no había nadie que le indicara donde
encontrar una Princesa casadera. No se desanimó por ello,
recordó la frase que su madre a menudo le decía:
"No te será fácil encontrar una novia, Je, Je, Je"
(esa maldita risa no la había podido olvidar y era como
risa de patíbulo) Recordó la frase, pero la risa la
esquivó; desde pequeño, esa risa de su madre le
torturaba, pero estaba tan acostumbrado a no escucharla, que le
fue fácil una vez más no prestarle
atención.

El Gigante decidió caminar sin rumbo fijo,
confiando en que sus pasos le llevarían a buen puerto.
Oyó la voz de su madre, que le decía "Debes
planificar para no perder el tiempo Je, Je, Je…" En un acto de
rebeldía, conscientemente, dijo en voz alta ¡NO
MAMA, no voy a planificar! Durmió donde le
sorprendió la noche. Así pasaron muchas leguas por
sus pies e incontables noches.

En un amanecer, advirtió que en un lago cercano
había una casa como de caza, una estación para
peregrinos, un lugar de reposo. Caminó con fuerza y vigor.
Había una chimenea encendida, cuyo humo le había
servido de guía para llegar al lugar. Al entrar se
acercó de inmediato a la chimenea para calentar sus
miembros, que advirtió, estaban a punto de
congelación. Paseó la vista por el lugar y le
pareció extrañamente familiar. No era la primera
vez que estaba ahí, pero no recordaba cuando lo
había visitado, mas tarde sabría que
sucedía. Por lo pronto, fue a buscar a alguien para ver
que se podía desayunar.

Un fuerte aroma a café recién preparado le
informó que cerca debía haber una cocina, y para
él, eso bastaba. Al cruzar la puerta –ancha y
pesada- que daba a la estancia de la cocina, encontró a
una joven inclinada sobre una gran olla, trabajando, seguramente
preparando una gran merienda. Esperó unos segundos, sin
hacer ruido, no respiraba, para no distraer a esa joven de tan
bello talle (La voz le susurró al oído "Recuerda.
No te dejes engañar por un bello talle y una linda cara
Je, Je") Al levantar su rostro la muchacha, estaba roja como la
grana, por el vapor de la olla. El Gigante estaba tan sorprendido
como ella; cuando sus miradas se encontraron, ninguno de los dos
supo que decir.

(La voz susurró nuevamente "Cuidado, puede ser
ella…Je, Je, Je)

Pasó un tiempo, no se puede medir cuanto. Ella
miró a ese Enorme Gigante que parecía venir de mil
batallas; pero ella sabía que por esas tierras hacia mucho
no había batallas, de donde dedujo que su casa estaba muy
lejos. No tenía mal aspecto, bien bañado, con ropas
limpias, afeitado, perfumado, podría pasar por un Gigante
Bondadoso. Ella esperó que él hablara. Así
sabría más acerca de él.

(La voz dijo: "Preséntate como una buena
persona… Je, Je, Je")

El Gigante se presentó. Dijo que venía de
su Castillo que estaba a muchas leguas, que andaba conociendo el
mundo y que como su casa (de ella) estaba en el mundo se
había atrevido a entrar.

La joven sonrió, le llamó para si misma
Gigante Tímido. Con una voz, que al Gigante le
pareció celestial, le dijo: Hola, yo soy Rocío, mi
madre es Luna y mi padre Amanecer. Vivimos a la vuelta del cerro
Esperanza. Esta es nuestra cabaña, Primavera. Yo preparo
la merienda para los trabajadores del campo.

El Gigante enmudeció, al mirarla a la luz se dio
cuenta que Rocío era bella, tan bella, que no se
podía describir.

El Gigante tragó saliva, duramente, y tratando de
ocultar su emoción dijo con la voz más clara que
pudo emitir. -Yo… vengo desde muchas leguas, dejé
mi Castillo para caminar por el mundo. Cuando mis queridos padres
estaban conmigo, ellos resolvían todo. Claro que me
enseñaron muy bien a hacer todo en la casa y ser muy
obediente.

(La voz: "Cuidadito con hablar mal de tu querida madre,
cuidadito…Je, Je, Je. De tu padre puedes hablar lo que
quieras pues eres igual a él, je, je, je)

Rocío advirtió que su primera
impresión era la correcta, el Gigante era Tímido y
al recordar a su madre, la voz le tembló de miedo.
Además, le había advertido que era obediente. El
Castillo, por pequeño que fuera, era una casa grande, es
decir, el desgreñado gigante tenía dote. Su madre
siempre le había dicho que entre enamorarse de un hombre
pobre o rico el esfuerzo es el mismo, por tanto que optara por el
rico. Y como este Gigante es obediente y tiene casa, pensó
Rocío, a mi madre le gustará y yo tendré
quien me ayude en las labores en Primavera. Mi padre, obediente
como el Gigante, no dará opiniones.

Partes: 1, 2, 3

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