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La palabra de Dios ilumina tu camino



Partes: 1, 2

  1. Introducción
  2. La
    Biblia
  3. Textos
    Bíblicos: La Palabra de Dios
  4. Reflexiones
  5. Conclusión

La Palabra de Dios es luz en el camino. Es viva y eficaz
y más tajante que espada de doble filo. Penetra hasta la
raíz del alma y del espíritu. Y permanece para
siempre. Ella es alimento del alma y alegría del
espíritu. La Palabra de Dios es una guía, pero
también un alimento espiritual. Confía en
Jesús y confía en las promesas que Dios te hace en
su Palabra. La Palabra de Dios nos guia por el camino de la vida
en medio de tantas tentaciones y dificultades. La Palabra de Dios
ilumina para confiar, para alabar, para luchar o para superar las
tentaciones y seguir el camino del bien.

El que no conoce la Sagrada
Escritura no conoce a Cristo.

(S.
Jerónimo)

  • 1. La Biblia merece respeto.
    ¿Cuál es el lugar más importante en
    nuestro hogar; la televisión o la Biblia abierta? Todo
    hogar cristiano debería tener una Biblia abierta en un
    lugar visible, para manifestar que en esa casa se toma en
    serio la Palabra de Dios.

  • 2. Merece toda nuestra estima.
    Ojala la amemos tanto que sea nuestro libro de cabecera para
    leer algunas frases todos los días. Como nos dice Dios
    en el libro de Josué: Que este libro de la Ley no se
    aparte nunca de tu boca, tenlo presente día y noche
    para procurar hacer cuanto en él está escrito y
    así prosperarás en todos tus caminos y
    tendrás éxito.

  • 3. Hay que leerla. Dichoso el
    que lee y escucha las palabras de esta profecía y
    observa las cosas que en ella están
    escritas.

  • 4. Hay que escucharla
    atentamente.
    La fe viene de la escucha de la Palabra
    de Dios. Seamos como Sergio Pablo, procónsul y
    varón prudente, que hizo llamar a Bernabé y
    Saulo, porque deseaba escuchar la Palabra de Dios. Y
    Jesús promete que serán felices los que
    escuchan la Palabra de Dios y la ponen en práctica.
    Dile con fe: Habla, Señor, que tu siervo
    escucha.

  • 5. Hay que creerla. Lo escrito
    en este libro ha sido para que crean que Jesús es el
    Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengan vida en
    su nombre. Vosotros que escucháis la Palabra de la
    verdad, el Evangelio de nuestra salvación, en el que
    habéis creído, fuisteis sellados con el
    Espíritu Santo de la promesa.

  • 6. Hay que estudiarla. Como los
    judíos de Berea que examinaban diariamente las
    Escrituras. O como los de Corinto, a quienes Pablo
    enseñó la Palabra de Dios durante un año
    y medio. Y Jesús mismo nos insiste en estudiar las
    Escrituras, porque ellas dan testimonio de
    Mí.

  • 7. Hay que memorizar algunos
    textos
    . Queden grabadas en tu corazón estas
    Palabras que yo te mando hoy. Se las repetirás a tus
    hijos. Se las dirás, tanto si estás en casa
    como si vas de viaje, cuando te acuestes y cuando te
    levantes, las atarás a tu mano como una señal,
    como un recordatorio ante tus ojos.

  • 8. Hay que vivirla. Dichoso el
    que escucha la Palabra de Dios y la pone en práctica.
    Todo el que oiga mis palabras y las ponga en práctica,
    será como el hombre prudente que edificó su
    casa sobre roca; cayó la lluvia, vinieron los
    torrentes, soplaron los vientos y embistieron contra la casa;
    pero ella no cayó, porque estaba cimentada sobre
    roca.

  • 9. Hay que proclamarla. Vayan
    por el mundo entero, predicando el Evangelio a toda criatura.
    Pidamos esta gracia: Señor, da a tus siervos el don de
    proclamar tu Palabra con toda libertad, extiende tu mano para
    realizar curaciones, señales y prodigios por el nombre
    de tu santo siervo Jesús. "Y, después de
    haber orado, tembló el lugar donde estaban reunidos; y
    todos quedaron llenos del Espíritu Santo y hablaban la
    Palabra de Dios con libertad".
    Entonces, no te
    avergüences jamás del testimonio de Nuestro
    Señor. Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a
    destiempo, reprende, vitupera, exhorta con toda paciencia y
    doctrina. Y, cuando tengas oportunidad, proclama la Palabra
    de Dios y creyendo que Dios habla a la Asamblea a
    través de ti, que eres su instrumento. La
    Eucaristía es Jesús vivo y resucitado, presente
    entre nosotros como un amigo que nos habla.

Dios no quiso que se
callase

Lo que quiso que se
escribiese.

(San
Agustín)

Para vivir mejor.

La Biblia es un libro abierto para
todos.
Es un libro donde se narra una historia de amor
entre Dios y el hombre. Podríamos decir que es una carta
de nuestro Padre Dios a sus hijos los hombres para que no
equivoquen el camino en la dura batalla de la vida. Es una carta
de amor donde nuestro papá Dios nos habla de su gran amor
por nosotros hasta el punto de entregar a su propio Hijo
Jesús a la muerte por salvarnos. Un amor incondicional que
siempre nos espera, a pesar de todos los pecados que podamos
cometer. Siempre nos está esperando con los brazos
abiertos.

Dios es amor y no puede dejar de amar. Ama a todos sin
excepción, al justo como al pecador.

A lo largo de las páginas de la Biblia
encontramos frecuentemente la idea del amor de Dios. Tanto
amó Dios al mundo que le dio a su Hijo unigénito.
No sólo ama a todos en conjunto. Nos ama a cada uno en
particular. A cada uno nos conoce por nuestro nombre y apellidos.
"Tiene contados hasta los cabellos de nuestra
cabeza"
Por eso, nos dice en particular a ti y a
mí: "Tú eres a mis ojos de gran precio, de
gran estima y yo te amo". "Te he amado desde toda la
eternidad".

Otra idea fundamental que aparece a lo largo de la
Biblia es que nosotros debemos amar, que nuestra vida sólo
tiene sentido en el amor a Dios y al prójimo. De estos dos
mandamientos pende toda la Ley y los profetas. Es decir, toda la
Biblia está resumida en el gran mandamiento del amor a
Dios y a los demás. Por eso, insiste tanto Jesús:
"Os doy un mandamiento nuevo, que os améis los unos
a los otros" (Jn 15:12-17). "El amor es la plenitud de la ley"
(Rom 13:10).

Hay que amar a todos, hacer siempre el bien, bendecir,
ayudar, servir. Nunca hacer daño a nadie. Incluso, dice
Jesús: "Amad a vuestros enemigos, haced el bien a
los que os aborrecen, bendecid a los que os maldicen y orad por
los que os calumnian" (Lc 6:27-28).

Evidentemente, todo esto no es fácil, sobre todo
amar a los enemigos. Pero Jesús ya nos ha dicho:
"Sin Mí no podéis hacer nada" (Jn 15,
5).
Pero con Él podemos todo. Así lo dice
san Pablo: "Todo lo puedo en Él que me fortalece"
(Fil 4, 13).

Otra idea fundamental es la necesidad que tenemos de
confiar en Dios. Dios es un Papá poderoso, nosotros somos
pobres seres humanos, siervos inútiles. Él lo puede
todo, nosotros no podemos nada. De ahí la necesidad de
confiar en Él en los momentos difíciles de la vida:
ante una enfermedad, la muerte de un ser querido, ante problemas
humanamente insolubles, ante el sufrimiento de cada día…
Él quiere que confiemos en Él aunque, a veces, se
haga esperar. Pero la confianza en Él es la prueba
esencial para demostrarle hasta dónde llega nuestro amor.
Nos dice: "No tengas miedo, porque yo estoy contigo" (Is
41:10; 43:4).
Es realmente asombroso para quien lee
detenidamente la Palabra de Dios que las palabras No tengas miedo
se repiten incesantemente. Dios quiere que actuemos como
niños pequeñitos que se dejan llevar por su Padre
Dios. Él sabe a dónde nos lleva. Él sabe lo
que necesitamos y cuándo lo necesitamos. Él lo sabe
todo y Él tiene su plan para nosotros. Dejémonos
llevar sin miedo, sabiendo que Él siempre está a
nuestro lado y nunca nos dejará solos.

Esta idea de su compañía permanente es muy
frecuente. "Yo nunca te dejaré ni te
abandonaré" (Jos 1:5). "Yo te enseñaré el
camino que debes seguir" (Sal 32:8). "Te tengo grabado en la
palma de mis manos" (Is 49, 15-16). "Yo estoy contigo y te
bendeciré adondequiera que tú vayas y no te
abandonaré hasta cumplir mis promesas" (Gen 28,
15).

Es realmente hermoso saber que tenemos un Papá
que nos cuida con ternura. Así quiere que lo llamemos,
así nos lo enseñó Jesús.
¿Quién se hubiera atrevido en aquel tiempo a llamar
a Dios con el nombre de Abbá, nombre con que los
niños hebreos llamaban a sus padres? Nadie, porque ni
siquiera se atrevían a pronunciar el nombre de Dios para
evitar faltarle al respeto. Pero Jesús nos
enseñó que su Padre era nuestro padre y
debíamos llamarlo con confianza, como los niños, y
decirle papá.

Esta era una novedad tan grande que san Marcos, al
hablar de la Pasión, pone la palabra hebrea abbá
(papá) en vez de traducirla al griego en que escribe. Y
Jesús, en los momentos difíciles de
Getsemaní, dice: "Abbá (Papá), todo
te es posible, aleja de mí este cáliz, pero no se
haga mi voluntad sino la tuya" (Mc 14:36).

San Pablo, siguiendo esta enseñanza de
Jesús, también pone la misma palabra abbá
sin traducirla: "Ustedes no han recibido un
espíritu de esclavitud, sino un espíritu de hijos
adoptivos, que nos hace llamar a Dios: Abbá: papá"
(Rom 8:15-17).

¡Maravilloso en verdad! Es el camino de la
infancia espiritual que nos enseñó la gran doctora
de la Iglesia santa Teresita del niño Jesús. Es lo
que ya Oseas nos da entender, cuando pone en boca de Dios:
"Yo le enseñé a andar, lo levanté en
mis brazos… Fui para ellos como quien alza una criatura
contra su mejilla y me bajaba hasta ella para darle de comer"
(Oseas 11:3-4).

¡Sí, somos hijos de Dios! El Papá de
Jesús es nuestro papá y podemos acudir con
confianza a Él en todas nuestras necesidades, sabiendo que
está pronto a escucharnos y ayudarnos. Y para que su amor
a nosotros sus hijos llegara a la plenitud, envió a su
Hijo Jesús para hablarnos personalmente como un amigo
cercano. ¿Quién podría tener miedo de un
Dios hecho niño en Belén, de un Dios que jugaba con
los niños y los abrazaba y los bendecía? ¿De
un Dios que muere por amor y que por amor nos entrega a su propia
madre como madre nuestra? Y para rematar la corona, Jesús
se queda con nosotros en la Eucaristía para que podamos
encontrarlo muy cerca siempre que lo necesitemos. Él nos
lo prometió: "Yo estaré con vosotros todos
los días hasta el fin del mundo" (Mt 28, 20).

¿Podíamos esperar algo más? Pues nos
envió al Espíritu Santo para que nos transformara
en auténticos evangelizadores y así
pudiéramos ayudarle en la gran tarea de la
salvación del mundo. "El Espíritu Santo que
el Padre enviará en mi nombre les enseñará
todo y les recordará todo lo que les he dicho" (Jn 14:26).
"Y les guiará hacia la verdad completa" (Jn
16:13).

La Biblia como Carta de nuestro Padre Dios,
podríamos resumirla en pocas palabras, más o menos,
así: Querido hijo mío:

"Desde toda la eternidad he pensado en ti y he
soñado grandes cosas para ti. Tengo grandes proyectos para
tu vida. Por eso, te escribo esta carta para que no te equivoques
de camino y vayas siempre por el camino del bien. Perdona siempre
a todos los que te ofendan y nunca hagas daño a nadie. Ama
a todos sin excepción, porque el amor es el único
camino de la felicidad. Y, pase lo que pase, no tengas miedo,
confía siempre en Mí. Yo soy tu papá y
siempre estoy a tu lado para ayudarte. Y te perdonaré tus
pecados, si vienes arrepentido hacia
Mí.

Tú eres mi hijo querido y eres para
mí más precioso que todo el universo. Cuando
estés triste, deprimido, enfermo o atribulado por
cualquier dificultad, ven a Mí y cuéntame tus
cosas. Yo me sentiré feliz de oírte y de ayudarte.
Y, cuando estés alegre y contento, no olvides que todo lo
que tienes es un regalo de mis manos y que debes agradecerlo y
aprovecharlo para hacer felices a los
demás.

Como papá, deseo lo mejor para ti. Por
eso, quiero que cumplas siempre mi voluntad y nunca dudes de mi
amor. Ciertamente, mis pensamientos no son tus pensamientos. Pero
déjame guiarte. Abandónate en mis manos como un
niño. No temas, déjate amar por Mí y
sígueme.

Recuerda que Jesús murió por
salvarte y siempre te sigue esperando en la. Él quiere ser
tu amigo.

Pide al Espíritu Santo que te santifique
cada día más y te transforme en un auténtico
cristiano. Además, deseo que compartas tu fe y seas un
evangelizador entre tus hermanos. Comparte con ellos tu fe y tu
amor. No tengas miedo, háblales siempre de mi amor. Muchos
me tienen miedo y no creen en Mí. Háblales de
Mí y diles que también a ellos los amo y que
serán bendecidos en la medida en que me amen y
confíen en Mí.

Hijo, te amo con todo mi infinito amor. Un
día no muy lejano vendré a buscarte para llevarte
conmigo a mi reino de felicidad. Allí estaremos siempre
juntos y yo me sentiré orgulloso de ti. Que seas santo,
hijo mío.

Es mi mejor deseo para ti".

Tu papá Dios

Crean con fe inquebrantable en las
sagradas Escrituras

como a testigos
veraces.

(San
Agustín)

Dios nos habla en su palabra y su palabra siempre
es verdadera.

  • 1. La Palabra de Dios no puede fallar (Jn
    10:35).

  • 2. Todos los textos de la Escritura son
    inspirados por Dios y son útiles para enseñar,
    para rebatir, para corregir, para guiar en el bien (2 Tim
    3:16-18).

  • 3. La Palabra de Dios es verdadera, un escudo
    para quien se refugia en ella (Prov 30: 5).

  • 4. La fuente de la sabiduría es la
    Palabra de Dios (Eclo 1:5).

Por eso, podemos decir con
agradecimiento:

  • 1. Tu Palabra, Señor, es lámpara
    para mis pasos, luz en mi sendero(Sal 119)

  • 2. Tu Palabra me da la vida (Sal
    119:50).

  • 3. Tu Palabra, Señor, es para siempre,
    más estable que los cielos (Sal 119:89).

  • 4. Y yo escondí tus palabras en mi pecho
    para no pecar contra ti (Sal 119:11).

  • 5. Habla, Señor, que tu siervo escucha
    (1 Sam 3:9).

  • 6. Señor, envíame tu luz y tu
    verdad (Sal 43:3).

  • 7. Muéstrame, Señor, tus caminos
    (Sal 25:4).

Y Dios nos dice:

  • 1. La Palabra que sale de mi boca no
    volverá a mí vacía hasta que haya
    cumplido su misión(Is 55:10-11).

  • 2. Que este libro (de la Ley o Palabra de Dios)
    no se aparte nunca de tu boca, tenlo presente día y
    noche (Jos 1:8).

  • 3. Hijo mío, no te olvides de mis
    enseñanzas y conserva mis palabras en tu
    corazón (Prov 3:1).

  • 4. Hijo mío, atiende a mis palabras…
    guárdalas en tu corazón, porque son un
    manantial de vida para ti (Prov 4:20-23).

Dios es mi Papá y me
dice:

  • 1. Tú eres mi hijo, yo te he engendrado
    hoy (Sal 2:8).

  • 2. Tú eres mi hijo muy amado en quien
    tengo puestas todas mis complacencias (Mc 1:11).

  • 3. Hijo, tus pecados te son perdonados (Mc
    2:5).

  • 4. Te he amado desde toda la eternidad y, por
    eso, te he mantenido mi favor (Jer 31:3).

  • 5. Con amor eterno me apiadé de ti… y
    nunca se apartará de ti mi amor (Is
    54:8-10).

  • 6. Tú eres a mis ojos de gran precio, de
    gran estima y yo te amo (Is 43:4).

  • 7. Yo nunca te dejaré ni te
    abandonaré (Heb 13:5; Jos 1:5).

  • 8. No tengas miedo, porque yo estoy contigo (Is
    43:5).

  • 9. Dame, hijo mío, tu corazón y
    que tus ojos hallen deleite en mis caminos (Prov
    23:26).

  • 10. Antes de que fueras formado en el vientre
    de tu madre, yo te conocía y, antes que nacieras, yo
    te escogí (Jer 1:5).

  • 11. Te he llamado por tu nombre y tú me
    perteneces (Is 43:1).

  • 12. Tengo tu nombre grabado en la palma de mis
    manos y no puedo olvidarme de ti (Is 49:15-16).

  • 13. Confía en mí y no te apoyes
    en tu propia inteligencia (Prov 3:5).

De ahí que podemos decirle con todo
cariño:

  • 1. Yo te amo, Señor, fortaleza
    mía (Sal 18:2).

  • 2. Tú lo sabes todo, Tú sabes que
    te amo (Jn 21:17).

  • 3. Aunque pase por un valle de tinieblas, no
    temeré mal alguno, porque Tú estás
    conmigo (Sal 23:4).

  • 4. ¡Oh, Dios mío, qué
    precioso es tu amor! (Sal 36:8).

  • 5. Oh Señor, Dios mío,
    ayúdame y sálvame por tu amor (Sal
    109.26).

  • 6. Haz que sienta tu amor por la mañana
    al levantarme, porque confío en Ti (Sal
    143:8).

  • 7. Te doy gracias, Señor, por todas las
    maravillas que has hecho en mí. Yo soy un prodigio de
    tus manos (Sal 139:14).

  • 8. Dame un corazón puro y
    renuévame con espíritu firme (Sal
    51:12).

Confianza en Dios.

Si Dios es mi papá y yo soy su hijo, es evidente
que puedo confiar en Él, porque nunca me dejará
solo y abandonado:

  • 1. "Bienaventurado el hombre que confía
    en Dios y pone en Él su confianza" (Jer
    17.7).

  • 2. "Los que confían en el Señor
    son como el monte Sión: no tiembla, está
    asentado para siempre" (Sal 125:1).

  • 3. "El Señor es mi pastor, nada me
    falta" (Sal 23:1).

  • 4. "¿Qué te abate, alma
    mía? ¿Por qué gimes dentro de mí?
    Pon tu confianza en Dios" (Sal 42:6).

  • 5. "Si mi padre y mi madre me abandonan, el
    Señor me acogerá" (Sal 27:10).

  • 6. "En paz me acuesto y en seguida me duermo,
    porque Tú, Señor, me haces vivir tranquilo"
    (Sal 4.9).

  • 7. "Sé de quién me he fiado"
    (2Tim 1:12).

  • 8. "Señor, a Ti he confiado mi causa"
    (Jer 20:12; 11:20).

  • 9. "En Dios confío y no temo,
    ¿qué podrá hacerme un hombre?" (Sal
    56:5).

  • 10. "En ti confío, Señor, y no
    seré nunca confundido" (Sal 25:2 y 31:2).

Y nuestro Padre nos dice:

  • 1. "Tengan confianza, soy yo, no tengan miedo"
    (Mt 14:27).

  • 2. "Yo, tu Dios, te he tomado de la mano y te
    digo: No temas" (Is 41:13).

  • 3. "Yo nunca te dejaré ni te
    abandonaré" (Jos 1:5; Heb 13:5).

  • 4. "No tengas miedo, solamente confía en
    Mí" (Mc 5:36).

  • 5. "No tengas miedo, yo te he rescatado y te
    llamé por tu nombre y tú me perteneces" (Is
    43:1).

  • 6. "Yo estoy contigo para salvarte" (Jer
    30:11).

Por lo cual, hablemos de la importancia de confiar en
Dios y digamos a todos: "Confíen en el Señor,
Él es la roca irrompible" (Is 26:4).

Amar a todos sin
excepción:

  • 1. Ámense los unos a los otros, porque
    quien ama a su prójimo ha cumplido la Ley, pues no
    adulterarás, no matarás, no robarás, no
    codiciarás y cualquier otro mandamiento, se resume en
    esta frase: Amarás a tu prójimo como a ti
    mismo. El amor no obra el mal al prójimo, pues el amor
    es la plenitud de la Ley (Rom 13:8-10).

  • 2. Si alguno dice que ama a Dios y aborrece a
    su hermano, está mintiendo, porque quien no ama a su
    hermano a quien ve, no es posible que ame a Dios a quien no
    ve. Y nosotros tenemos de Él este mandamiento: que
    quien ama a Dios, ame también a su hermano (1Jn
    4:20-21).

  • 3. De estos dos mandamientos pende toda la Ley
    y los profetas (Mt 22:40).

  • 4. Este es mi mandamiento: que se amen los unos
    a los otros… Esto les mando: que se amen unos a otros (Jn
    15:12-17).

  • 5. No quieras para los demás lo que no
    quieras para ti (Tob 4:15).

  • 6. Hagan a los demás lo que quieran que
    les hagan a ustedes, porque en esto se resume toda la Ley y
    los profetas (Mt 7:12).

Perdón Incondicional:

  • 1. Quien aborrece a su hermano es un homicida y
    ya saben que ningún homicida tiene la vida eterna (1Jn
    3:15).

  • 2. Si ustedes no perdonan, tampoco su Padre del
    cielo los perdonará (Mt 6:14).

  • 3. Amen a sus enemigos, hagan el bien a los que
    los aborrecen, bendigan a los que los maldicen y oren por los
    que los calumnian (Lc 6:27).

  • 4. Sean comprensivos, perdonándose unos
    con otros como Dios los ha perdonado en Cristo (Ef
    4:32).

  • 5. No devuelvan mal por mal, procuren el bien a
    todos. No se tomen la justicia por su mano… Si tu enemigo
    tiene hambre, dale de comer, si tiene sed, dale de beber…
    No te dejes vencer por el mal, antes bien, vence al mal con
    el bien (Rom 12:17-21).

  • 6. No devuelvan mal por mal ni ultraje por
    ultraje: al contrario, bendigan a todos, pues hemos sido
    llamados a ser herederos de la bendición (1 Pe
    3:9).

  • 7. No te vengues ni guardes rencor (Lev
    19:18).

  • 8. Si vas a presentar tu ofrenda ante el altar
    y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra
    ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero
    a reconciliarte con tu hermano; y luego vuelves a presentar
    tu ofrenda (Mt 5:23-24).

Y ahora di de todo corazón como
Jesús: "Padre, perdónalos, porque no saben lo que
hacen" (Lc 23, 34).

Lucha contra el mal:

  • 1. Que no haya en medio de ti quien se
    dé a la adivinación, magia, hechicería,
    ni quien consulte a encantadores, a espíritus ni a
    adivinos ni a espiritistas. Eso es una abominación
    ante Dios (Det 18:10-12).

  • 2. No practiquen la adivinación ni la
    magia… no acudan a los que evocan a los muertos
    (espiritistas) ni a los adivinos ni los consulten para no
    mancharse con su trato (Lev 19:26-31).

  • 3. Que se presenten y te salven (si pueden) los
    astrólogos que observan las estrellas y te hacen saber
    cada mes lo que te sucederá. Son briznas de paja que
    ha consumido el fuego, no podrán salvar sus vidas del
    poder de las llamas y no habrá quien te salve (Is
    47:13-15).

  • 4. Vístanse de la armadura de Dios para
    poder resistir las insidias del diablo, porque nuestra lucha
    no es contra la sangre o la carne sino contra los
    principados, contra las potestades, contra los dominadores de
    este mundo tenebroso, contra los malos espíritus.
    Tomen, pues, la armadura de Dios para que puedan resistir en
    el día malo y, vencido todo, se mantengan firmes…
    Tomen el escudo de la fe para que puedan apagar los darlos
    encendidos del maligno (Ef 6:10-18).

  • 5. Resistan al diablo y huirá de ustedes
    (Sant 4:7).

  • 6. El diablo es mentiroso y padre de la mentira
    (Jn 8:44).

  • 7. Sean sobrios y vigilen, pues su enemigo el
    diablo, como león rugiente, anda buscando a quien
    devorar. Resístanle firmes en la fe (1 Pe
    5:8).

  • 8. Si creen en Mí, expulsarán
    demonios (Mc 16:17).

Estás acostumbrado a
mentir?

Dios te dice:

  • 1. No dirás falsos testimonios contra tu
    prójimo (Ex 20:16).

  • 2. No se engañen unos a otros (Col
    3:9).

  • 3. Lucha por la verdad hasta la muerte y el
    Señor combatirá por ti (Eclo 4:33).

  • 4. Compra la verdad y no la vendas (Prov
    23:23).

  • 5. Deja la mentira, que cada uno diga la verdad
    a su prójimo (Ef 4:25).

  • 6. Yo soy la verdad (Jn 14:6).

  • 7. Y la verdad os hará libres (Jn
    8:32).

  • 8. Por eso, no quiero colocar la mentira en
    lugar de la verdad (Rom 1:25).

  • 9. Señor, detesto el camino de la
    mentira (Sal 119:104).

¿Tienes avaricia?:

  • 1. No tuerzas el derecho, no hagas
    acepción de personas, no recibas regalos, porque los
    regalos ciegan los ojos de los sabios y corrompen las
    palabras de los justos. Sigue estrictamente la justicia (Det
    16:19).

  • 2. El dinero es una trampa para los que le
    sirven y todo insensato queda preso en él. Feliz el
    rico que fue hallado intachable, porque no fue tras el oro.
    ¿Quién es y lo felicitaremos?
    ¿Quién sufrió esta prueba y fue hallado
    perfecto? (Eclo 31:7-10).

  • 3. El que procede con justicia y habla con
    rectitud y rehúsa el lucro de la opresión, el
    que sacude la mano rechazando el soborno y tapa su
    oído a propuestas sanguinarias, el que cierra los ojos
    para no ver la maldad, ese habitará en lo alto y
    tendrá su alcázar en un picacho rocoso con
    abasto de pan y provisión de agua (Is
    33:15-16).

  • 4. Rechazad toda maldad y todo engaño
    (1Pe 2:1).

  • 5. Los que quieren enriquecerse, caen en
    tentaciones, en lazos y en muchas codicias locas y
    perniciosas que hunden a los hombres en la perdición y
    en la ruina, porque la raíz de todos los males es la
    avaricia (1Tim 6:9-10).

  • 6. Que todos trabajen y el que no quiera
    trabajar que no coma (2Tes 3:10).

  • 7. Vuestra vida esté libre de avaricia
    (Heb 13:5).

  • 8. El que robaba, ya no robe, antes bien que
    trabaje con sus propias manos en algo de provecho y
    así pueda dar al que tiene necesidad (Ef
    4:28).

  • 9. Es mejor dar que recibir (Hech
    20:35).

¿Tomas "licor" en
exceso?

  • 1. El que se da a la borrachera jamás se
    hace rico (Eclo 19:1).

  • 2. Vivamos decentemente… no en comilonas y
    borracheras (Rom 13:13).

  • 3. Ay de los que se levantan con el alba para
    seguir con la borrachera y se quedan por la noche hasta que
    el vino (licor) los caldea (Is 5:11).

  • 4. Estén atentos no sea que se emboten
    por la borrachera (Lc 21:34).

  • 5. No se mezclen con ninguno que sea
    fornicario, avaro, idólatra, maldiciente, borracho o
    ladrón (1Co 5:11).

  • 6. ¡No se engañen! Ni los
    fornicarios, ni los idólatras, ni los
    adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, ni los
    ladrones, ni los avaros, ni los maldicientes o borrachos
    entrarán en el reino de Dios (1Co 6:10).

  • 7. No se emborrachen con vino (licor), en el
    cual está el desenfreno (Ef 5:18).

  • 8. No te hagas el valiente con el vino (licor),
    porque a muchos perdió la bebida… La borrachera
    quita la razón y hace tropezar (Eclo
    31:30).

  • 9. Basta ya de vivir en desenfreno…,
    comilonas y borracheras (1Pe 4: 3).

  • 10. No beban hasta emborracharse (Tob
    4:15).

  • 11. Sean sobrios, estén alerta, que su
    enemigo el diablo, como león rugiente, anda rondando,
    buscando a quién devorar (1Pe 5:8).?

¿Eres impuro(a)

  • 1. El hombre impúdico consigo mismo no
    cesará hasta que su fuego se extinga (Eclo
    23:23).

  • 2. Todo el que mira a una mujer,
    deseándola, ya adulteró con ella en su
    corazón (Mt 5: 28).

  • 3. No te entregues a prostitutas, no vayas a
    perder tu hacienda (Eclo 9:6).

  • 4. Los fornicarios no entrarán en el
    reino de Dios (1 Co 6:10).

  • 5. Deben saber que ningún fornicario
    tendrá parte en el reino de Dios (Ef 5:5).

  • 6. No sean como los paganos que…
    insensibilizados se entregaron a la lascivia para obrar con
    desenfreno toda clase de impurezas (Ef 4:19).

  • 7. Las obras de la carne son
    fornicación, impureza, lascivia… orgías y
    otras cosas semejantes, de las cuales os prevengo, como antes
    lo dije, que quienes hacen tales cosas no heredarán el
    reino de Dios (Gal 5:20).

  • 8. Dios los entregó a las pasiones
    vergonzosas, pues las mujeres mudaron el uso natural en uso
    contra la naturaleza e igualmente los varones dejando el uso
    natural de la mujer, se abrasaron en la concupiscencia de
    unos por otros, los varones de los varones, cometiendo
    torpezas y recibiendo en sí mismos el pago de su
    extravío (Rom 1:24-27).

  • 9. Y Dios destruyó la ciudad de Sodoma
    por el pecado de sodomía, tener relaciones sexuales
    con personas del mismo sexo (Gen 18 y 19).

  • 10. La voluntad de Dios es su
    santificación: que se abstengan de la
    fornicación, que cada uno sepa guardar su cuerpo en
    santidad y honor… Dios no nos llamó a la impureza
    sino a la santidad (1 Tes 4:3-7).

  • 11. La fornicación y cualquier
    género de impureza y avaricia ni se nombre entre
    ustedes (Ef 5:3).

  • 12. El cuerpo no es para la fornicación
    sino para el Señor y el Señor para el cuerpo.
    ¿No saben que sus cuerpos son miembros de Cristo?
    ¿Y voy a tomar los miembros de Cristo para hacerlos
    miembros de una prostituta? De ningún modo. ¿No
    saben que quien se allega a una prostituta se hace un cuerpo
    con ella?… Huyan de la fornicación. Cualquier pecado
    que cometa un hombre fuera de su cuerpo queda, pero el que
    fornica peca contra su propio cuerpo. ¿O no saben que
    su cuerpo es templo del Espíritu Santo que habita en
    ustedes?… Glorifiquen a Dios con su cuerpo (1Co
    6:13-20).

¿Cómo va tu
matrimonio?

Ama y respeta a tu esposa.

  • 1. La mujer honesta es fuente de bendiciones y
    no tiene precio la mujer casta. Como resplandece el sol en el
    cielo, así la belleza de la mujer buena (Eclo
    26:19-21).

  • 2. La mujer fuerte ¿quién la
    hallará? Vale más que las perlas. En ella
    confía el corazón de su marido y no tiene nunca
    falta de nada (Prov 31:10).

  • 3. ¿Para qué andar, hijo
    mío, tras una mujer extraña y abrazar en tu
    seno a una extranjera? Los caminos del hombre están
    ante los ojos de Dios. Él ve todos sus pasos (Prov
    5:20-21).

  • 4. Ustedes, esposos, traten a sus esposas con
    discreción como a un vaso más débil,
    honrándolas como a coherederas de la gracia de la vida
    para que nada impida sus oraciones (1Pe 3:7).

  • 5. Ustedes mujeres, estén sujetas a sus
    esposos para que, si alguno se muestra rebelde a la Palabra,
    sea ganado sin palabras por la conducta de su esposa,
    considerando su respetuoso y honesto comportamiento. Y no se
    preocupen tanto de los peinados o de las joyas de oro o de
    los vestidos, sino de tener un espíritu manso y
    tranquilo que es de mucho valor ante Dios (1Pe
    3:1-4).

  • 6. Que cada uno ame a su esposa y la ame como a
    sí mismo, y la mujer que respete a su marido (Ef
    5:33).

  • 7. Las casadas estén sujetas a sus
    maridos como al Señor, porque el esposo es cabeza de
    la esposa como Cristo es cabeza de la Iglesia… Ustedes
    esposos, amen a sus esposas como Cristo amó a su
    Iglesia… Dejará el hombre a su padre y a su madre y
    se unirá a su mujer y serán los dos una sola
    carne (Ef 5:22-31).

  • 8. En las relaciones matrimoniales hay que
    evitar todo lo que sea antinatural, concretamente, el
    onanismo. (Gén 38:9).

  • 9. Por otra parte, no hay que negarse a las
    relaciones íntimas sin causa grave y justificada. La
    esposa no es dueña de su propio cuerpo, lo es el
    esposo; e igualmente el esposo no es dueño de su
    propio cuerpo, lo es su esposa. No se defrauden el uno al
    otro, sino de común acuerdo y por breve tiempo, para
    dedicarse a la oración, y después vuelvan a lo
    mismo a fin de que no los tiente Satanás de
    incontinencia (1Co 7:4-5).

En cuanto al divorcio, ¿han pensado
separarse?

Dios te dice:

  • 1. Yo odio el divorcio (Mal 2:16).

  • 2. La mujer casada está ligada a su
    marido mientras él viva (Rom 7:2-3).

  • 3. En cuanto a los casados es precepto, no
    mío sino del Señor, que la mujer no se separe
    del marido y de separarse que no vuelva a casarse o se
    reconcilie con el marido, y que el marido no repudie a su
    mujer (1Co 7:10-11).

  • 4. El que se separa de su esposa y se casa con
    otra comete adulterio. Y si la mujer se separa y se casa con
    otro, comete adulterio(Mc 10:10-12).

  • 5. El que se separa de su esposa (excepto en
    caso de fornicación) la expone al adulterio y el que
    se casa con la repudiada comete adulterio (Mt
    5:31-32).

  • 6. Lo que Dios ha unido que no lo separe el
    hombre (Mt 19:6).

  • 7. Dios toma la defensa de la esposa de tu
    juventud a la que has sido infiel, siendo ella tu
    compañera y la esposa de alianza matrimonial.
    ¡Cuidado, no seas infiel a la esposa de tu juventud!
    (Mal 2:14-15).

  • 8. Ora siempre con ella como Tobías con
    su esposa Sara: Señor, no llevado del deseo impuro,
    sino del amor, la recibo por mujer. Ten misericordia de
    mí y de ella y concédenos a ambos larga vida
    (Tob 8:7).

  • 9. Cuando tengas problemas en tu matrimonio, no
    olvides lo que dice Jesús: Sin Mí no pueden
    hacer nada (Jn 15:5).

Pero, como dice san Pablo:

  • 1. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece
    (Fil 4:13).

  • 2. Ora mucho por tu matrimonio. Ten fe en el
    Señor Jesús y te salvarás tú y tu
    familia (Hech 16:31).

  • 3. El matrimonio sea tenido por todos en honor
    y la unión conyugal sea sin mancha, porque a los
    fornicarios y adúlteros los juzgará el
    Señor (Heb 13:4).

Los Hijos:

En ninguna parte de la Biblia se dice que los hijos sean
una maldición, sino todo lo contrario, son una
bendición, aunque sean enfermos. De ahí que el
aborto sea abominable para Dios.

  • 1. La herencia que da el Señor son los
    hijos; su salario es el fruto del vientre, son saetas en
    manos de un guerrero los hijos de la juventud. Dichoso el
    hombre que llena con ellas su aljaba: no quedará
    derrotado cuando litigue con su adversario en la plaza (Sal
    127:3-5).

  • 2. El Señor, a la estéril, le da
    un puesto en la casa, como madre feliz de hijos (Sal 113:
    9).

  • 3. La corona del anciano son sus hijos y sus
    nietos; los hijos son la honra de sus padres (Prov
    17:6).

  • 4. Tus hijos son como renuevos de olivo
    alrededor de tu mesa; ésta es la bendición del
    hombre que teme al Señor. Que el Señor te
    bendiga… y veas a los hijos de tus hijos (Sal
    128:3-4).

  • 5. Corrige a tu hijo y te dará contento
    (Prov 29:17).

  • 6. Hijo mío, si eres sabio, se
    alegrará mi corazón. Y se alegrarán mis
    entrañas, si tus labios dicen cosas rectas. No
    envidies a los pecadores, sino persevera en el bien. Porque
    ciertamente tendrás un porvenir y no verás
    frustrada tú esperanza. Óyeme, hijo mío,
    y sé sabio y endereza tu corazón por el buen
    camino. No te vayas con los borrachos… Escucha a tu padre
    y, cuando envejeciere tu madre, no la desprecies. Compra la
    verdad y no la vendas… Dame, hijo mío, tu
    corazón y pon tus ojos en mis caminos (Prov
    23:15-26).

  • 7. Hijos, obedezcan a sus padres en el
    Señor, porque esto es justo. Honra a tu padre y a tu
    madre es el primer mandamiento seguido de una promesa: para
    que sean felices y tengan larga vida sobre la tierra. Y
    ustedes, padres, no exasperen a sus hijos, sino
    edúquenlos en disciplina y en la enseñanza del
    Señor (Ef 6:1-4).

  • 8. Hijo, acoge a tu padre en la ancianidad y no
    le des pesares mientras viva (Eclo 3: 14).

  • 9. Y Dios nos sigue diciendo a cada uno:
    Tú eres mi hijo muy amado en quien tengo puestas todas
    mis complacencias (Mc 1:11).

¿Sufres muchos?

  • 1. Bienaventurados serán cuando los
    persigan y calumnien. Alégrense y regocíjense,
    porque grande será su recompensa en el cielo (Mt
    5:11).

  • 2. Es preciso pasar por muchas tribulaciones
    para entrar en el reino de los cielos (Hech
    14:22).

  • 3. Pero los padecimientos del tiempo presente
    no son nada en comparación de la gloria que ha de
    manifestarse en nosotros (Rom 8:18).

  • 4. Alégrense en la medida en que
    participen de los padecimientos de Cristo (1 Pe
    4:13).

  • 5. En el mundo han de padecer
    persecución, pero confíen, yo he vencido al
    mundo (Jn 16:33).

  • Partes: 1, 2

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