6. El Señor me dijo: Te basta mi gracia,
que en la flaqueza llega al colmo el poder. Muy gustosamente
continuaré gloriándome en mis debilidades para
que habite en mí la fuerza de Dios. Por lo cual, me
complazco en las enfermedades, en los oprobios, en los
aprietos por Cristo; pues, cuando parezco débil,
entonces es cuando soy fuerte (2Co 12:9-10).
7. Por lo cual, me alegro de mis padecimientos
y suplo en mi carne lo que falta a las tribulaciones de
Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia (Col
1:24).
8. Jamás me gloriaré, sino en la
cruz de Jesucristo por quien el mundo está crucificado
para mí y yo para el mundo (Gal 6:14).
El sufrir pasa, pero el haber sufrido
queda.
1. Y Dios todo lo permite por nuestro bien (Rom
8:28).2. Por eso puedo dormir tranquilo, sabiendo que
mi Padre Dios vela mi sueño y mi vida está en
sus manos y no me sucederá nada más que lo que
Él permita por mí bien. Y puedo decir con fe:
Dios mío, yo confío en Ti (Sal
91:2).
Estás deprimido(a)
Dite a ti mismo:
1. El Señor es mi luz y mi
salvación, ¿a quién temeré? El
Señor es el amparo de mi vida, ¿quién me
hará temblar? (Sal 27:1-3).2. Alma mí, confía en el
Señor; ten ánimo, espera en el Señor
(Sal 27:14).3. Yo me apoyo en Dios, que es mi Señor,
y me hace correr por las alturas (Hab 3: 19).4. Señor, Tú eres mi Dios; a Ti
te busco, mi alma tiene sed de Ti (Sal 63:2-5).5. Señor, oye mi clamor, atiende mi
oración (Sal 61:2-4).6. Mírame y ten compasión de
mí (Sal 25:16).7. Ahora me siento tranquilo y no tengo
más miedo, porque mi fuerza y mi canción es el
Señor. Él es mi salvación (Is
12:2).
Él me dice con
cariño:
1. Hijo, confía en Mí, tus
pecados te son perdonados (Mt 9:2).2. Confía en Mí y no te apoyes en
tu propia inteligencia (Prov 3:5).3. Dame, hijo mío, tu corazón y
que tus ojos hallen deleite en mis caminos (Prov
23:26).
Y yo puedo decir con fe:
1. Cristo es todo para mí. Cristo es mi
vida (Fil 1:21).2. Todo lo puedo con Cristo que me fortalece
(Fil 4:13).
¿Estás
Angustiado(a)?
Medita en tu corazón:
1. El Señor me liberó de todos
mis temores (Sal 34:5).2. El Señor es mi socorro
¿qué pueden hacer los hombre contra mí?
(Heb 13:6).3. Cuando te llamo, Tú me respondes, oh
mi Dios. Tú, que me has sostenido en mis angustias,
ten compasión de mí y escucha mi oración
(Sal 4:2).4. Señor, escucha mi oración y
que mi clamor llegue a tu presencia. No apartes tu rostro de
mí. En el tiempo de la angustia, atiéndeme y
escúchame el día que te invoco (Sal
118:5-6).5. Mírame y ten compasión de
mí, que soy pobre y afligido (Sal
25:16-18).6. Señor, escucha mi oración y
presta oído a mis súplicas (Sal
86:6-7).
Y Dios me responde:
1. Yo soy el Dios de Abraham, tu padre, no
temas; porque yo estoy contigo (Gén 26:
24).2. No temas, que yo estoy contigo; no mires con
desconfianza, pues yo soy tu Dios (Is 41:10).3. Yo soy tu Dios y te enseño lo que es
provechoso (Is 48:17-18).4. Yo te enseñaré el camino que
debes seguir, seré tu consejero y estarán mis
ojos velando sobre ti (Sal 32:8).5. Si atraviesas las aguas, yo estaré
contigo; si por ríos, no te anegarás. Si pasas
por el fuego, no te quemarás; las llamas no te
consumirán, porque yo soy tu Dios… A mis ojos eres
de gran precio, de gran estima y yo te amo. No temas, porque
yo estoy contigo (Is 43:2-5).6. No tengas miedo, solamente confía en
Mí (Mc 5:36).7. Vengan a Mí los que están
cansados y agobiados y Yo los aliviaré (Mt
11:28).
¿Estás
enfermo(a)?
1. Señor, Tú me curas y me haces
vivir (Is 38:16).2. Señor, si quieres puedes curarme (Mc
1:40).3. Y (Jesús), enternecido,
extendió su mano, lo tocó y le dijo: Quiero,
queda limpio (Mc 1:42). Todo es posible al que tiene fe (Mc
9:23).
Dile entonces: Creo, Señor, pero
ayuda a mi poca fe (Lc 9:24).
Y Dios te dice:
1. Llámame y yo te responderé y
te comunicaré cosas grandes y ocultas que tú no
conoces… Yo les restituiré la salud, los
sanaré y les daré abundancia de paz y de verdad
(Jer 33:3-7).2. El que esté enfermo que llame a los
sacerdotes de la Iglesia para que oren sobre él,
ungiéndole con óleo en el nombre del
Señor; y la oración de la fe salvará al
enfermo y el Señor lo curará y, si ha cometido
pecado, lo perdonará. Oren unos por otros para que
sean curados, porque mucho puede la oración fervorosa
del hombre bueno (Sant 5:13-16).3. Yo soy Dios, tu sanador (Ex
15:26).4. Sé fiel hasta la muerte y te
daré la corona de la vida (Ap 2:10).5. Hijo mío, cuando estés
enfermo, no te impacientes, ruega al Señor y Él
te sanará… Llama al médico, porque el
Señor lo creó y no lo alejes, pues te es
necesario. Hay ocasiones en que logra acertar, porque
también él oró al Señor para que
lo guiara en procurar alivio y dar la salud para prolongar la
vida del enfermo (Eclo 38:9-15).6. Los que crean… impondrán las manos
en mi nombre sobre los enfermos y estos quedarán sanos
(Mc 16:18).
¿A muerto un ser
querido?
Di con fe:
1. Dios me lo dio, Dios me lo quitó.
¡Bendito sea su nombre! (Job 1:21).2. Las almas de los justos están en las
manos de Dios. A los ojos de los necios parecían haber
muerto y su partida era considerada una desgracia, pero ellos
gozan de paz… Después de un ligero castigo,
serán colmados de bendiciones, porque Dios los
probó y los halló dignos de sí (Sab
3:1-5).3. Felices los muertos que mueren en el
Señor. Sí, dice el Espíritu, que
descansen de sus fatigas, porque sus obras los
acompañan (Ap 14:13).4. Dios enjugará las lágrimas de
sus ojos y la muerte no existirá más ni
habrá duelo, ni gritos ni dolor, porque esto es ya
pasado (Ap 21:4).5. Si vivimos, vivimos para el Señor. Si
morimos, morimos para el Señor y, tanto en la vida
como en la muerte, somos del Señor (Rom
14:7-9).6. No queremos que ignoren la suerte de los
difuntos para que no se aflijan como los que no tienen
esperanza. Si creemos que Jesús ha muerto y
resucitado, del mismo modo Dios, por Jesús,
tomará consigo a los que se durmieron en Él.
Esto se lo decimos como Palabra del Señor…
Consuélense mutuamente con estas palabras (1 Tes
4:13-18).
Y Jesús nos dice:
Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en
Mí, aunque haya muerto vivirá, y todo el que vive y
cree en Mí no morirá para siempre (Jn
11:25-26).
¿Oras por los
difuntos?
Judas Macabeo mandó a Jerusalén dos mil
dracmas de plata para ofrecer un sacrificio por los caídos
en la batalla. De no esperar que los caídos
resucitarían, habría sido inútil y superfluo
orar por los muertos. Pero creía que a los muertos
piadosamente les está reservada una magnífica
recompensa.
1. Obra santa y piadosa es orar por los
difuntos (2 Mac 12:43-46).2. En el cielo no puede entrar nada manchado
(Ap 21:27).3. Aquel cuya obra queda abrasada,
sufrirá daño, pero él se salvará,
como quien pasa a través del fuego (1Co
3:15).4. Las almas de los justos están en las
manos de Dios… Después de un ligero castigo,
serán colmados de bendiciones, porque Dios los
probó y los halló dignos de sí (Sab
3:1-5).
Te sientes solo(a) y triste?
1. No me abandones, Señor, no me dejes
solo (Sal 27:9-10).2. Aunque pase por momentos oscuros y
difíciles (por un valle de tinieblas) no temeré
mal alguno, porque Tú, Señor, estás
conmigo (Sal 23:4).
Y Dios me dice:
1. Aunque una madre se olvide de su hijo, yo
nunca me olvidaré de ti. Te tengo grabado en la palma
de mis manos (Is 49:15-16).2. Yo nunca te dejaré ni te
abandonaré (Heb 13:5 y Jos 1:5).3. Yo estoy contigo y te bendeciré
adondequiera que vayas, y no te abandonaré hasta
cumplir mis promesas (Gen 28:15).4. Esfuérzate y ten valor, que nada te
asuste, no tengas miedo a nada, porque yo, tu Dios,
iré contigo adondequiera que tú vayas (Jos
1:9).5. No tengas miedo, porque yo estoy contigo (Is
43:5).6. Mira que estoy a tu puerta y llamo; si
alguno escucha mi voz y me abre, entraré a él y
cenaré con él y él conmigo (Ap
3:20).
El Señor quiere que vayas a visitarlo y a
contarle tus problemas. Recuerda: El Maestro está
ahí y te llama (Jn 11:28).
¿Te fatla fe?
La fe es un don de Dios que hay que pedirlo con
humildad. Dice Jesús:
1. Dichosos los que creen sin haber visto (Jn
20:29).2. ¿No te he dicho que, si crees,
verás la gloria de Dios? (Jn 11:40).3. ¿Aún no tienen fe? (Lc
8:25).4. ¿Por qué son tan
tímidos? ¿Aún no tienen fe? (Mc
4:39).5. En Nazaret no hizo muchos milagros por su
falta de fe (Mt 15:28).6. Hágase contigo, como has
creído (Mt 8:13).
Pidamos con humildad la fe que necesitamos y
digamos:
1. Señor, aumenta nuestra fe (Lc
17:5).2. Señor, creo, pero aumenta mi fe (Mc
9:24).
Y Jesús nos dice: Todo es posible
al que tiene fe (Mc 9:23).
¿Tienes sed de Dios?
1. Mi alma está sedienta de Dios (Sal
42:2).2. Mi alma tiene sed de Ti como tierra reseca,
agostada y sin agua (Sal 63:2).
Dios te responde con amor:
1. No tengas miedo, solamente confía en
Mí (Mc 5:36).2. Vienen días en que mandaré
sobre la tierra hambre de oír la Palabra de Dios
(Amós 8:11).3. Al que tenga sed, yo le daré gratis
de la fuente de agua viva (Ap 21:6).4. El que tenga sed que venga a Mí y
beba (Jn 7:37).5. El que beba de esta agua no tendrá
nunca más sed (Jn 4:14).6. Yo soy el pan de vida. El que viene a
Mí ya no tendrá más hambre; el que cree
en Mí, jamás tendrá sed (Jn
6:35).7. Vengan a Mí los que están
cansados y agobiados, que yo los aliviaré y
daré descanso para sus almas (Mt 11:28-29).8. Bienaventurados los que tienen hambre y sed
de la justicia, porque ellos serán saciados…
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos
verán a Dios (Mt 5:6-8).
¿Vives para Dios?
1. Vosotros, hijitos, sois de Dios… Nosotros
somos de Dios (1Jn 4:4-6).2. Amarás al Señor tu Dios con
todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu ser, y
llevarás muy dentro de tu corazón todos estos
mandamientos que hoy te doy (Det 6: 5-6).3. Si vivimos, vivimos para el Señor; si
morimos, morimos para el Señor. Tanto en la vida como
en la muerte, somos del Señor (Rom 14:8).4. El que es de Cristo se ha hecho una criatura
nueva, lo viejo pasó y se ha hecho nuevo (2Co
5:17).5. Despójense del hombre viejo, viciado
por las concupiscencias seductoras y renuévense en el
espíritu de su mente, vistiéndose del hombre
nuevo creado según Dios en justicia y santidad
verdaderas (Ef 4:22-24).
Mi Padre Dios me dice:
1. Dame, hijo mío, tu corazón
(Prov 23:26).2. Yo te llamé por tu nombre y tú
me perteneces (Is 43:1).
Y nosotros podemos decir con
alegría:
1. Para mí, la vida es Cristo (Fil
1:21).2. Ya no vivo yo, es Cristo quien vive en
mí (Gal 2:20).
¿Compartes tu fe?
Es fundamental que comuniquemos a otros los tesoros de
nuestra fe. No podemos guardarla exclusivamente para nosotros
solos. Hay que predicar y evangelizar.
Escuchemos la voz de Dios.
1. Todos somos embajadores de Cristo (2Co
:20).2. Vayan por el mundo y prediquen el Evangelio
a toda criatura (Mc 16: 15).3. Estén siempre prontos a dar
razón de su esperanza a todo el que se lo pidiere (1Pe
3:15).4. Dios no nos ha dado un espíritu de
temor, sino de fortaleza, de amor y templanza. No te
avergüences jamás de dar testimonio de nuestro
Señor… conlleva con fortaleza los trabajos a
causa del Evangelio (2Tim 1:7-8).5. Soporta los trabajos de evangelista, cumple
tu ministerio (2Tim 4:5).6. Ustedes son la sal de la tierra… Ustedes
son la luz del mundo (Mt 5:13-14).7. Brille su luz ante los hombres, para que
viendo sus buenas obras, glorifiquen a su Padre que
está en los cielos (Mt 5:16).8. Y ahora vete a tu casa y a los tuyos y
cuéntales lo que el Señor ha hecho contigo y
cómo ha tenido misericordia de ti (Mc
5:19).9. Habla, yo estaré en tu boca y te
enseñaré lo que has de decir (Ex
4:12).10. No temas, habla y no calles (Hech
18:9).11. Predica la Palabra, insiste a tiempo y a
destiempo, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina
(2Tim 4:2).12. El que se avergüence de Mí y de
mis palabras, también el Hijo se avergonzará de
él, cuando venga en su gloria (Lc 9:26).13. Esfuérzate, ten ánimo y no
temas ni desmayes (1Par 22:13).14. Esfuérzate y ten valor, nada te
asuste y nada temas (Jos 1:9).15. Esfuérzate, ten gran valor y espera
en Dios (Sal 27:14).16. No los temas ni te atemorices ante ellos
(Ez 2:6; 3, 9).17. No tiembles ante ellos no sea que yo te
haga temblar. Yo te pongo desde hoy como ciudad fortificada,
como columna de hierro y muro de bronce frente a la tierra
toda. Te combatirán, pero no podrán contigo,
porque yo estoy contigo para salvarte (Jer
1:17-19).18. No tengas miedo, porque yo estoy contigo;
no desmayes, porque yo soy tu Dios y te fortaleceré y
vendré en tu ayuda (Is 41:10).
El Señor necesita misioneros. La
mies es mucha y los obreros pocos (Mt 9:37).
¿Estás dispuesto a ser uno de ellos
y dar tu vida por la causa de Cristo y del Evangelio? El
Señor te sigue diciendo como a Isaías:
¿A quién enviaré? ¿Quién
irá de mi parte? Isaías respondió:
Aquí estoy yo, envíame a mí (Is
6:8).
Respondamos nosotros también como
Isaías o como san Pablo: Señor,
¿qué quieres que haga? (Hech 22:10). Evangelizar
para mí no es motivo de gloria, sino una necesidad.
¡Ay de mí si no evangelizo (1Co 9:16).
¿Oras mucho?
1. Perseveren en la oración con
acción de gracias (Col 4:2).2. Oren sin desfallecer (Lc 18:1).
3. Vivan alegres en la esperanza, pacientes en
la tribulación y perseverantes en la oración
(Rom 12:12).4. Oren en todo tiempo (Ef 6:18).
5. Oren noche y día (1Tes
3:10).6. Estén siempre alegres y oren sin
cesar (1Tes 5:17).7. En todo tiempo, en la oración y
plegaria, presenten sus peticiones a Dios con acción
de gracias (Fil 4:6).
Jesús se pasaba muchas noches en
oración. San Pablo dice: Oro noche y día (2Tim
1:3). ¿Y tú?
¿Eres alegre?
1. Estén siempre alegres (1Tes
5:16).2. Vivan alegres en la esperanza (Rom
12:12).3. Alégrense en el Señor (Fil
4:4).4. Ahora están tristes, pero de nuevo
los veré y se alegrará su corazón y
nadie será capaz de quitarles su alegría (Jn
16:22).5. Les escribo esto para que su alegría
sea completa (1Jn 1:4).6. Sirvan al Señor con alegría;
vengan gozosos a su presencia (Sal 99:2).7. Les digo estas cosas para que mi
alegría esté en ustedes y su alegría
llegue a plenitud (Jn 15:11; Jn 17:13).8. Estén alegres y el Dios del amor y de
la paz estará con ustedes (2Co 13:11).9. Alegra tu corazón y echa lejos de ti
la tristeza (Eclo 30:24).10. Yo soy la luz (alegría) del mundo
(Jn 8:12).11. Ustedes son la luz (alegría) del
mundo (Mt 5:14).12. Brille su luz ante los hombres para que
viendo sus buenas obras glorifiquen a su Padre que
está en los cielos (Mt 5:16).
¿Eres agradecido(a)
1. Debemos dar gracias a Dios en todas las
cosas (2Tes 1:3).2. Den gracias a Dios Padre por todo en el
nombre de nuestro Señor Jesucristo (Ef 5:
20).3. En todo tiempo, en la oración, sean
presentadas sus peticiones, acompañadas de
acción de gracias (Fil 4:6).4. Den gracias a Dios, porque tal es la
voluntad de Cristo Jesús respecto de ustedes (1Tes
5:18).5. Canten y den gracias al Señor, porque
es eterna su misericordia (Dan 3, 90).6. Ya coman, ya beban, ya hagan cualquier otra
cosa, háganlo todo para gloria de Dios (1Co
10:31).7. Todo lo que hagan de palabra o de obra,
háganlo en el nombre del Señor Jesús,
dando gracias a Dios Padre por medio de Él (Col
3:17).8. Canten agradecidos en sus corazones con
salmos, himnos y cánticos inspirados (Col
3:16).
Y yo personalmente:
1. Te doy gracias, Señor y Rey
mío, te alabaré, porque eres el Dios de mi
salud (Eclo 51:1).2. Bendice, alma mía, al Señor y
no olvides sus beneficios (Sal 103:2).
¿Das el diezmo?
1. Dios ama al que da con alegría (2Co
9:7).2. Abraham dio a Melquisedec el diezmo de todo
lo que había recuperado (Gen 14:17-20).3. La décima parte de los productos de
la tierra, tanto de semillas como de árboles,
pertenece al Señor y está consagrada a
Él (Lev 27:30-33).
Dios te dice con toda
claridad:
1. Tráiganme el diezmo al tesoro del
templo y así habrá alimento en mi casa.
Pruébenme en esto a ver si no abro yo las esclusas del
cielo y no derramo sobre vosotros la bendición sin
medida (Mal 3:8-12).2. Den y se les dará, una medida
apretada y rebosante; porque con la misma medida con que
midieren serán medidos (Lc 6:38).3. Ofrece al Señor tus dones con rostro
alegre y conságrale tus diezmos. El Señor es
generoso y te dará siete veces más (Eclo
35:12).4. Dios es poderoso para hacer que copiosamente
abundemos más de lo que podemos pedir o pensar en
virtud del poder que actúa en nosotros (Ef
3:20).5. Hay más dicha en dar que en recibir
(Hech 20:35).6. Por eso: Siempre te daré, oh
Señor, la décima parte de todo lo que Tú
me des (Gen 28:22).
¿Bendices a todos?
1. Bendigan a los que los maldigan (Lc
6:28).2. No devuelvan mal por mal ni ultraje por
ultraje, más bien bendigan. Porque Dios los ha llamado
a ser herederos de la bendición (1Pe 3:9).3. No te dejes vencer por el mal, antes bien,
vence al mal con el bien (Rom 12:21).4. Bendigan a los que los persiguen, bendigan y
nunca maldigan (Rom 12:14).5. Digan siempre: Que el Señor los
bendiga. Los bendecimos en el nombre del Señor (Sal
129:8).6. Honra a tu padre de palabra y de obra para
que venga sobre ti su bendición, porque la
bendición del padre afianza su familia (Eclo
3:9-10).7. Honra a tu padre y a tu madre para que seas
feliz y goces de larga vida sobre la tierra (Ef
6:2-3).8. Las bendiciones de tu padre son mejores que
las de las eternas montañas, superan las delicias de
las colinas eternas (Gén 49:26).
Una fórmula bíblica para bendecir
es la siguiente:
1. Que Dios te bendiga y te guarde. Que haga
brillar su rostro sobre ti y te conceda su favor. Que el
Señor vuelva su rostro hacia ti y te conceda la paz.
Así invocarán mi nombre sobre los hijos de
Israel y yo los bendeciré (Num 6:24:27).2. Si escuchas la voz del Señor y
guardas sus mandamientos… te alcanzarán todas estas
bendiciones. Serás bendito en la ciudad y bendito en
el campo. Será bendito el fruto de tu vientre y de tu
suelo, y el de tus animales. Bendita será tu canasta y
tu artesa. Bendito serás en tu entrar y en tu salir…
Dios te colmará de dones y bendecirá el fruto
de tus entrañas, el fruto de tus ganados, el fruto de
tu suelo. Dios te abrirá sus tesoros, enviando la
lluvia a su tiempo y bendiciendo todo el trabajo de tus manos
(Det 28:1-12).3. Yo estoy contigo y te bendeciré
adondequiera que vayas y no te abandonaré hasta
cumplir mis promesas (Gen 28:15).4. Nunca maldigas (Lev 19:14).
¿Crées en la providencia de
Dios?
1. Como un padre tiene ternura con sus hijos,
así el Señor tiene ternura con sus fieles (Sal
103:13).2. Él es cariñoso con todas sus
criaturas (Sal 145:9).3. Cuando Israel era un niño, yo lo
amé… Lo levanté en mis brazos. Fui para ellos
como quien alza una criatura contra su mejilla y me bajaba
hasta ella para darle de comer (Os 11:1-4).4. Todos esperan de ti que les des alimento a
su tiempo. Tú se lo das y ellos lo toman, abres tu
mano y se sacian de bienes (Sal 104:27-28).5. Dios ha hecho al pequeño y al grande
e igualmente cuida de todos (Sab 6:7).6. Él te librará de la red del
cazador, de la peste funesta. Te cubrirá con sus
plumas, bajo sus alas te refugiarás. Su brazo es
escudo y armadura. No temerás el espanto nocturno ni
la flecha que vuela de día, ni la peste que se desliza
en las tinieblas, ni la epidemia que devasta a medio
día… A sus ángeles ha dado órdenes
para que te guarden en tus caminos, te llevarán en sus
palmas para que tu pie no tropiece en la piedra;
caminarás sobre áspides y víboras… Lo
libraré, lo protegeré, porque conoce mi nombre.
Me invocará y lo escucharé. Con él
estaré en la tribulación, lo defenderé,
lo glorificaré, lo saciaré de largos
días y le haré ver mi salvación (Sal
91).
Y Jesús mismo nos
dice:
1. No cae ni un pajarito a tierra sin la
voluntad de su Padre. Hasta los cabellos de la cabeza
están contados. No tengan miedo, pues valen más
que muchos pajaritos (Mt 10:29-31).2. No se inquieten por la vida, por lo que
comerán o beberán, ni por su cuerpo, con
qué lo van a vestir. ¿No es la vida más
que el alimento y el cuerpo más que el vestido? Miren
las aves del cielo, no siembran ni almacenan ni siegan y su
Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes
más que ellas?… No se preocupen diciendo:
¿Qué comeremos, qué beberemos, con
qué nos vestiremos? Los paganos se afanan por todo
eso, pero bien sabe su Padre que de todo eso tienen
necesidad. Busquen primero el reino de Dios y su justicia,
que todo lo demás se les dará por
añadidura (Mt 6:25-34).3. Echen sobre Él sus preocupaciones,
porque Él se cuida de ustedes (1Pe 5:7).4. Él proveerá a todas sus
necesidades según sus riquezas en Cristo (Fil
4:19).
Por eso, puedo decir
confiado:
1. Yo soy pobre y necesitado, pero el
Señor se cuida de mí (Sal 40:18).2. Dios mío, yo confío en Ti (Sal
91:2).
¿Confías en las promesas de
Dios?
1. Las promesas de Dios son en Él un
Sí (2Co 1:20).2. Deben tener paciencia para que cumpliendo la
voluntad de Dios consigan sus promesas (Heb
10:35).3. Ninguna de las promesas hechas a
Moisés ha fallado (1 Re 8:56).4. Tengamos firme esperanza, porque Dios es
fiel a sus promesas (Heb 10:23).5. Dios no es un hombre para que mienta (Num
23:19).
Y tu Padre Dios te dice:
1. Yo no faltaré a mi fidelidad… y no
retractaré lo que ha salido de mis labios (Sal 89:
35).2. La palabra que sale de mi boca hace lo que
yo quiero y cumple su misión (Is 55: 11).3. Yo velaré sobre mis palabras para
cumplirlas (Jer 1:12).4. El cielo y la tierra pasarán, pero
mis palabras no pasarán (Mt 24:35).5. Estoy convencido de que Dios es poderoso
para cumplir lo que ha prometido (Rom 4.21).
Promesas de Jesús
(algunas)
1. Yo estaré con ustedes todos los
días hasta el fin del mundo (Mt 28:20).2. El que cree en Mí hará las
obras que yo hago y mayores que éstas (Jn
14:12).3. El que cree en Mí y se bautice, se
salvará. A los que creyeren en mi nombre, les
acompañarán estas señales: en mi nombre
echarán demonios, hablarán lenguas nuevas,
tomarán serpientes en sus manos y, si bebieren veneno,
no les hará daño; impondrán las manos
sobre los enfermos y estos se curarán (Mc
16:16-18).4. Vengan a Mí los que están
cansados y agobiados que yo los aliviaré (Mt
11:28).5. Cuando los entreguen, no se preocupen de
cómo o qué hablarán, porque se les
dará en aquella hora lo que deben hablar. No
serán ustedes los que hablen, sino el Espíritu
de su Padre quien hablará en ustedes (Mt
10:19-20).6. El que me confiese delante de los hombres,
yo también lo confesaré delante de mi Padre que
está en los cielos (Mt 10:32).7. Bienaventurados serán cuando los
insulten y los persigan por mi nombre. Alégrense y
regocíjense, porque grande será su recompensa
en el cielo (Mt 5:11).8. Busquen primero el reino de Dios y su
justicia, que todo lo demás se les dará por
añadidura (Mt 6:33).9. Si no se hicieren como niños, no
entrarán en el reino de los cielos (Mt
18:3).10. Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en
la tierra para pedir cualquier cosa, estén seguros que
mi Padre celestial se lo dará. Porque donde
están dos o tres reunidos en mi nombre, allí
estoy yo en medio de ellos (Mt 18:19).11. El que dejare hermanos y hermanas, padre o
madre o hijos o campos por mí, recibirá cien
veces más en esta vida y después la vida eterna
(Mt 19:29).12. Todo lo que pidan con fe en la
oración se les dará (Mt 21:22).13. El que se ensalce será humillado,
pero el que se humilla será enaltecido (Mt
23:12).14. El que persevere hasta el fin se
salvará (Mt 24:13).15. El cielo y la tierra pasarán, pero
mis palabras no pasarán (Mt 24:35).16. Les he dado poder sobre toda potencia del
enemigo y nada les dañará (Lc
10:18).17. Si ustedes, siendo malos, saben dar cosas
buenas a sus hijos, ¿cuánto más su Padre
celestial dará el Espíritu Santo a los que se
lo piden? (Lc 11:13).18. Dichosos los que oyen la Palabra de Dios y
la practican (Lc 11:28).19. Todo el que cree en Él tiene la vida
eterna (Jn 3:15; 3:36).20. El que escucha la Palabra de Dios y cree en
el que me envió, tiene la vida eterna (Jn
5:24).21. Yo soy el pan de vida, el que viene a
Mí no tendrá más hambre y el que viene a
Mí no tendrá más sed (Jn
6:35).22. El que cree en Mí, de su seno
correrán ríos de agua viva (Jn
7:37).23. Si el Hijo del hombre los libra
serán verdaderamente libres (Jn 8:36).24. La verdad les hará libres (Jn
8:32).25. Yo soy la Resurrección y la Vida, el
que cree en Mí, aunque haya muerto, vivirá (Jn
11:25).26. Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no
caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz
de la vida (Jn 8:12).27. Si me piden algo en mi nombre, yo lo
haré (Jn 14:14; Jn 16:23).28. Si alguno me ama, guardará mi
palabra y mi Padre lo amará y vendremos a él y
haremos morada en él (Jn 14:23).29. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo
les mando (Jn 15:14).30. Yo he venido para que tengan vida y vida en
abundancia (Jn 10:10).31. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida,
nadie viene al Padre sino por Mí (Jn 14:6).32. Deposita en Él tus preocupaciones,
pues Él se cuida de ti (1 Pe 5:7).33. Dios proveerá tus necesidades
según sus riquezas en Cristo Jesús (Fil
4:19).
Promesas de Dios Padre:
(algunas)
1. Yo nunca te dejaré ni te
abandonaré (Jos 1:5; Heb 13:5).2. No tengas miedo, porque yo estoy contigo (Is
43, 5).3. No temas, porque yo estoy contigo; no mires
con desconfianza, porque yo soy tu Dios (Is
41:10).4. A mis ojos eres de gran precio, de gran
estima y yo te amo (Is 43:4).5. Yo te enseñaré el camino que
debes seguir y seré tu consejero y estarán mis
ojos velando sobre ti (Sal 32:8).6. Aunque una madre se olvide de su hijo, yo
nunca me olvidaré de ti. Te tengo grabado en la palma
de mis manos (Is 49:15-16).7. Yo estoy contigo y te bendeciré
adondequiera que tú vayas y no te abandonaré
hasta cumplir mis promesas (Gen 28:15).8. Esfuérzate y ten valor, nada te
asuste, no tengas miedo a nada; porque yo, tu Dios,
iré contigo adondequiera que tú vayas (Jos
1:9).9. Mira que estoy a la puerta y llamo; si
alguno me abre, entraré a él y cenaré
con él y él conmigo (Ap 3:20).10. Llámame y yo te responderé y
te comunicaré cosas grandes y ocultas que tú no
conoces (Jer 33:3-7).11. Te he amado desde toda la eternidad (Jer
31.3).12. Con amor eterno me apiadé de ti… y
nunca se apartará de ti mi amor (Is
54:8-10).13. Tú eres mi hijo muy amado, en quien
tengo puestas todas mis complacencias (Mc 1:11).14. Hijo, tus pecados te son perdonados (Mc
2:5).15. Aunque tus pecados sean rojos como la
grana, quedarán blancos como la nieve (Is
1:18).16. No tengas miedo, solamente confía en
Mí (Mc 5.36).
Amor a Jesús en la
Eucaristía:
Jesús nos dice:
1. Yo soy el pan de vida (Jn 6:34).
2. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene
vida eterna y yo lo resucitaré en el último
día (Jn 6:54).3. Tomad y comed, esto es mi Cuerpo (Mt
26:26).4. Y por si alguno lo duda, san Pablo insiste:
El cáliz de bendición que bendecimos ¿no
es acaso la comunión con la sangre de Cristo? Y el pan
que partimos ¿no es la comunión con el cuerpo
de Cristo? (1Co 10:16).5. Por tanto, quien coma el pan o beba la copa
del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y
de la Sangre del Señor. Examínese, pues cada
cual, y coma así el pan y beba de la copa. Pues quien
come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio
castigo (1Cor 11:27-29).6. Jesús presente en la
Eucaristía es llamado manjar de ángeles (Sab
16:20), pan de los fuertes (Sal 78:25), pan de los cielos
(Sal 105:40) y el pan bajado del cielo (Jn 6:51).
El mismo Jesús nos
dice:
1. El que tiene sed, que venga a Mí y
beba (Jn 7:37).2. Yo soy el alfa y la omega, el principio y el
fin. Al que tenga sed, le daré gratis de la fuente de
agua viva…y seré su Dios y Él será mi
hijo (Ap 21:6-7).3. Yo soy el pan vivo bajado de cielo, el que
come de este pan vivirá para siempre y el pan que yo
daré es mi carne para la vida del mundo (Jn
6:51).4. Y Jesús nos espera en la
Eucaristía para que vayamos a visitarlo,
acompañarlo y hacerlo feliz, para reparar así
tantas ofensas que recibe en el mundo entero.
Recuerda:
1. El Maestro está ahí y te llama
(Jn 11:28).2. Señor, Tú lo sabes todo,
Tú sabes que te amo (Jn 21:17).3. Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a Ti, Dios mío (Sal
42:2).4. Dios mío, estás revestido de
esplendor y majestad (Sal 104:1).5. Contemplad al Señor y
quedaréis radiantes (Sal 33:6).
Amor a María:
1. Amemos a María por ser la madre de
Jesús, nuestro Salvador. Ella fue anunciada en el
Antiguo Testamento:2. He aquí que una virgen
concebirá y dará a luz un hijo y le
pondrá por nombre Emmanuel, que quiere decir Dios con
nosotros (Mt 1:23; Is 7:14).3. Estando desposada María su madre con
José, antes de que conviviesen, se halló haber
concebido por obra del Espíritu Santo (Mt
1:18).4. Y el ángel le dice: Alégrate,
llena de gracia, el Señor está contigo (Lc
1:28).5. Bendita tú eres entre todas las
mujeres y bendito es el fruto de tu vientre (Lc
1:42).6. Y ella misma, inspirada por Dios, dice:
Bienaventurada me llamarán todas las generaciones (Lc
1:48).7. Su misma prima santa Isabel la reconoce como
madre del Señor al decirle: ¿De dónde a
mí que la madre de mi Señor venga a visitarme?
(Lc 1, 43).8. Jesús nos la entregó como
madre: Ahí tienes a tu madre (Jn 19:27).9. Los primeros cristianos le reconocieron un
puesto de honor especial. Ellos perseveraban en la
oración con María, la madre de Jesús
(Hech 1:14).10. En el capítulo 12 del Apocalipsis
aparece como madre de todos. El dragón
(Satanás) se enfureció contra la mujer y se fue
a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los
mandamientos de Dios y mantienen el testimonio de
Jesús (Ap 12:17).11. Por eso, todos debemos amarla, respetarla y
escuchar el consejo que nos da de amar y obedecer a
Jesús: Hagan lo que Él les diga (Jn 2:5). Y
recibirla en nuestro corazón con todo cariño,
como san Juan evangelista que, desde aquella hora, la
recibió en su casa (Jn 19:27).
Amor la la Iglesia:
1. Ama a la Iglesia, porque es columna y
fundamento de la verdad (1Tim 3:15).2. Jesús ha prometido que nadie la
destruirá. Los poderes del infierno no la
derrotarán (Mt 16:18).3. Esta Iglesia la encontramos desde sus
inicios en Pedro, pues Jesús dijo claramente a el y a
sus sucesores: Tú eres Pedro y sobre esta piedra
edificaré mi Iglesia (Mt 16:18).4. Y Jesús ha prometido estar siempre en
la Iglesia: Yo estaré con vosotros todos los
días hasta el fin del mundo (Mt 28:20).
Cristo prometió:
1. A aquellos a quienes perdonen los pecados
les serán perdonados (Jn 20:22).2. Cristo amó a la Iglesia y se
entregó por ella para santificarla,
purificándola mediante el lavado del agua con la
palabra a fin de presentársela a sí, gloriosa,
sin mancha ni arruga ni nada semejante, sino santa e
inmaculada (Ef 5:25-27).
Amor al Ángel
Custodio:
Dios nos ha dado un ángel para que nos
guíe y acompañe durante toda la vida. Dios nos lo
dice en su palabra:
1. Yo mandaré un ángel delante de
ti para que te defienda en el camino y te haga llegar al
lugar que te he dispuesto. Acátale y escucha su voz y
no le resistas (Ex 23: 20-22).2. Su misión es guardarte en todos tus
caminos (Sal 91:11).3. El ángel del Señor está
en torno a los que le temen y los salva (Sal
34:8).4. Para el hombre hay un ángel, un
protector entre mil que le haga ver al hombre su deber (Job
33:23).
Aspiración a la
Santidad:
¿Quieres ser santo? Escucha a tu Padre
Dios:
1. Sed santos como vuestro Padre celestial es
santo (Mt 5:48).2. Sed santos, porque yo, vuestro Dios, soy
santo (Lev 19:2; 20:26).3. Los santificados en Cristo Jesús
estamos llamados a ser santos (1Co 1:2).4. La voluntad de Dios es vuestra
santificación (1Tes 4:3).5. Dios nos eligió desde antes de la
creación del mundo para ser santos e inmaculados ante
Él por el amor (Ef 1:4).
Ser santo sería la mayor alegría
que le puedes dar a tu Padre Dios. Pero debes dejarte hacer
santo. Él te hará santo por el amor, porque la
santidad es amor.
Los Salmos:
El libro de los salmos es un libro de oraciones para las
diversas circunstancias de la vida. Debemos leerlos con un
espíritu actual, aplicándolos a nuestra vida
diaria. Los salmos brotaron de la vida de unos hombres concretos,
que padecieron enfermedad, hambre, sed, persecución,
guerra, exilio y otras muchas dificultades en las que
también nosotros podemos estar inmersos. Los salmos son
como un canto al Dios de la vida, un canto del alma que pide, que
llora y que necesita; y se dirige a su Dios con la esperanza de
que va recibir ayuda. Es, pues, un libro para orar la vida, para
orar en la vida, para hacer de la vida una oración
constante. Ellos son la flor y el fruto de un largo encuentro
entre Dios y el hombre. Es como el producto final elaborado de
una larga experiencia de diálogo entre ambos. En una
palabra, los salmos son una manera práctica de orar en los
diferentes problemas de la vida diaria.
Sin embargo, hay que reconocer que algunos salmos de la
Biblia contienen muchos nombres propios y expresiones
particulares que hoy nos dicen poco. Leamos algunos salmos como
lo expresa el Padre Ignacio Larrañaga el salmo 139
(138):
Salmo 139 (138)
Señor, tú me sondeas y me conoces.
Tú me envuelves y me amas. Tú me circundas, me
envuelves y me amas. Si salgo a la calle, te vienes conmigo. Si
me siento en la oficina, te quedas a mi lado. Mientras duermo,
velas mi sueño como la madre más solícita.
Cuando recorro los senderos de la vida, caminas a mi lado. Al
levantarme, sentarme o acostarme, tus ojos ven mis
acciones.
No hay distancias que puedan separarme de Ti. No
hay oscuridad que te oculte. No eres, sin embargo, ningún
"detective" que vigile mis pasos, sino el padre tierno que cuida
las andanzas de sus hijos. Y, cuando tengo sensación de
ser un niño perdido en el páramo, Tú me
gritas con el profeta: Aquí estoy, contigo estoy, no
tengas miedo. Me envuelves con tus brazos, porque eres poder y
cariño, porque eres mi Dios y mi Padre, y en la palma de
tu mano derecha llevas escrito mi nombre en señal de
predilección. Adondequiera que yo vaya, estás
conmigo.
Tú me comunicas la existencia. Eres la
esencia de mi vida. En Ti existo, me muevo y soy. Todavía
no ha llegado la palabra a mi boca, todavía mi cerebro no
elaboró un solo pensamiento, todavía mi
corazón no concibió un proyecto y ya todo es
familiar y conocido para Ti: pensamientos, palabras, intenciones
y proyectos. Sabes perfectamente el término de mis
días y las fronteras de mis sueños. Dondequiera que
esté yo, estás Tú; dondequiera que
estés Tú, estoy yo.
Me abrazas y me cubres con la palma de tu mano.
Estás en torno de mí, estoy en torno de Ti.
Estás dentro de mí; estoy dentro de Ti. Con tu
presencia activa y vivificante alcanzas las zonas más
remotas de mi intimidad.
Dios mío, me desbordas, me sobrepasas, me
transciendes definitivamente. ¡Qué razón
tenía aquel que dijo que lo esencial siempre es invisible
a los ojos! Eres verdaderamente grande y sublime, por encima de
toda ponderación. Dios mío, ¿quién
como Tú? ¡Oh presencia, siempre oscura y siempre
clara, siempre antigua y siempre nueva! ¡Eres un misterio
fascinante!
¿Cómo podría evadirme de tu
presencia? ¿A dónde emigraría para alejarme
de tu aliento? ¿Cómo evitar tu mirada? Si yo fuera
un águila invencible y escalara las crestas
altísimas coronadas de nieve para huir de tu presencia, si
en alas de un sueño mágico alcanzara la estrella
más distante de la galaxia más lejana para escapar
de tu mirada, todo sería inútil, dondequiera que
esté yo, estás Tú.
Si yo fuera un delfín de aguas profundas y
en una zambullida vertical me sumergiera hasta los abismos
más impenetrables o consiguiera penetrar en la caverna
más oscura y profunda de la tierra, también
allí me tomarías de la mano para decirme: "Hijo
mío, no tengas miedo". Oh Dios mío, no hay piedras
en el fondo del río ni pez en el mar que estén tan
rodeados de agua como yo lo estoy de Ti. No hay ave en el cielo
que esté tan rodeada de aire como yo lo estoy de
Ti.
No puedo escapar de tu mirada. Estás
conmigo. Si en un arranque de locura pidiera prestadas las alas a
la luz que recorre trescientos mil kilómetros por segundo,
y alzando el vuelo llegara hasta el confín donde termina
el mundo, también allí me tomarías con tu
mano para decirme: "Aquí estoy, contigo estoy". Tu
presencia transforma la noche en mediodía. Adondequiera
que yo vaya, estás conmigo.
Tú creaste mis entrañas, estabas
presente en el seno de mi madre desde el primer momento de mi
concepción y guiaste la primera división celular.
Mis padres fueron simples instrumentos tuyos, Tú eres
verdaderamente mi padre y mi madre. Por eso, te doy gracias y te
glorifico por haberme hecho así, por haberme creado
portentosamente y haber hecho de mí un prodigio de tu
sabiduría y de tu amor. Ciertamente, soy una maravilla de
tus manos. ¡Qué fantástico es todo esto!
¡Tener un padre que me ama y que siempre me
acompaña!
Padre mío, me humillo ante Ti,
reconociendo tu grandeza. Te abro el libro de mi vida y te pido
que limpies y corrijas todo lo malo que hay en él. No
permitas que mis pies den un paso en falso. No me sueltes de tu
mano, tómame y condúceme firmemente todos los
días de mi vida por el camino de la sabiduría y del
amor. Amén.
Salmo 23 (22)
El Señor es mi pastor. Yo soy su ovejita.
Él es mi papá que me cuida con su infinito amor.
Él se cuida de mí y de todas mis necesidades.
Él sabe cuándo estoy enfermo y cuándo estoy
triste, cuándo estoy alegre y por qué. Él lo
sabe todo y todo lo puede. Por eso, puedo decir lleno de
confianza: Aunque pase por un valle de tinieblas, aunque muera un
ser querido, aunque una enfermedad incurable taladre mi cuerpo o
me sienta angustiado por los problemas de la familia o del
trabajo, no temeré mal alguno, porque Tú,
Señor, estás conmigo.
Si Tú estás conmigo, ¿a
quién voy a temer? Si Tú me cuidas,
¿quién me podrá hacer mal? Tú eres mi
pastor, nada me falta. Contigo puedo dormir tranquilo, sabiendo
que velas mi sueño. Tu vara y tu cayado me sosiegan.
Tú dispones una mesa ante mí. Te preocupas de mis
alimentos y, además, me preparas cada día la mesa
de la Eucaristía, llenándome de bendiciones. Tu
bondad y tu compasión me acompañan siempre. Y
espero gozoso el día que me llames para estar contigo en
tu reino, donde viviré contigo por años sin
término, por toda la eternidad.
Amén.
Salmo 27 (26)
El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré? El Señor es la
defensa de mi vida, ¿quién me hará temblar?
Mi miedo ha desaparecido al saber que a mi lado está mi
Padre Dios. Aunque un ejército organizado y en orden de
batalla acampe frente a mi casa, mi corazón no se inmuta.
Aunque mis enemigos se rían de mí y me hagan la
vida imposible; aunque mi padre y mi madre me abandonen, el
Señor me cuidará y me protegerá de todo
mal.
Cuando esté en peligro y la muerte llame a
mi puerta, cuando los mastines de la depresión, de la
enfermedad, de la incomprensión o de la soledad quieran
entrar en mi casa, Dios me acompañará para darme
fortaleza y me esconderá en lo escondido de su morada; me
alzará sobre una roca inaccesible y me rodeará de
murallas inexpugnables.
Por eso, puedo confiar y dormir tranquilo,
sabiendo que Dios me cuida. Puedo poner mi esperanza en Él
y decirle a cada uno por propia experiencia: No temas. Espera en
el Señor, sé valiente, ten ánimo y espera en
el Señor.
Amen.
Salmo 39 (38)
Señor, dame a conocer mi fin y cuál
es la medida de mis años. ¿Cuántos
años me darás todavía de vida? Haz que
comprenda lo caduco que soy. ¿Quién soy yo para ti?
Una sombra que pasa. ¿Con quién me
compararé? Con un poco de pasto seco en el campo.
¿Qué son mis días a la luz de tu eternidad?
Un soplo, una sombra fugitiva. Mi vida es un puñado de
afanes. ¿Dónde está la razón y el fin
de mi existencia? Soy un pobre náufrago en la noche, que
deseo hacer pie en una roca inamovible. Señor, Tú
eres mi roca y mi ancla. En Ti están afirmadas mis
raíces. En tus manantiales beberé aguas de vida
eterna. En tus brazos cálidos y poderosos dormiré
tranquilo, mientras pasa la tempestad. Y Tú
llenarás mis horizontes de seguridad. Tú
serás el faro de mis noches y la estrella que me
guía en las tinieblas. Oh Señor, en Ti sé
que puedo esperar. Por eso, en Ti está mi esperanza.
Tú eres mi esperanza. En Ti
confío.
Amén.
Salmo 42 (41)
Como busca la cierva corrientes de agua,
así mi alma te busca a Ti, Dios mío. Tiene sed de
Dios, del Dios vivo, ¿cuándo entraré a ver
el rostro de Dios? Las lágrimas son mi pan noche y
día, mientras todo el día me repiten:
¿Dónde está tu Dios? Por eso, digo a mi
alma: No tengas miedo, espera en Dios que volverás a
alabarlo. Estoy acosado por mis adversarios. Lágrimas
saladas son mi alimento y mi bebida cada día,
lágrimas amasadas de tristeza y vergüenza, porque me
siguen repitiendo: ¿Dónde está tu
Dios?
Tú, Señor, eres mi refugio y mi
protector. Envíame tu luz y tu verdad, que ellas me
guíen y me conduzcan por tu camino para hacer siempre tu
voluntad. Así me acercaré ante tu altar, oh Dios de
mi alegría, y cantaré tus alabanzas por
siempre.
No temas, alma mía, no tengas miedo.
Espera en Dios y volverás a alabarlo. Salud de mi rostro,
Dios mío. Yo te amo y yo confío en
Ti.
Amen.
Salmo 46 (45)
Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro. Por eso, no tememos aunque
tiemble la tierra y los montes se desplomen en el mar. Aunque un
terremoto asole nuestra tierra, seguiremos alabando al
Señor que nos conserva la vida. Aunque pierda todos los
bienes, aunque una enfermedad venga a romper todos mis proyectos
e ilusiones humanas, no temeré mal alguno, porque
Tú, Señor, estás
conmigo.
Cuando las aguas me llegaban al cuello y
sentía que me ahogaba, Tú me mirabas con ternura y
con solicitud paternal revoloteaste sobre mí como un
águila madre para darme confianza. No permitiste que las
sombras me tragaran en la noche oscura, no permitiste que el
miedo, la tristeza o la desesperación me arrebataran la
paz. Me sacaste de la angustia como si de un pozo profundo se
tratara. Me libraste de mis miedos y me colocaste en un camino
ancho, iluminado por tu amor.
Gracias, Señor. Si Tú estás
con nosotros, ¿quién nos hará temblar? Si
Tú eres nuestro padre ¿quién nos
podrá dañar? A Ti todo amor, toda alabanza y toda
gloria por los siglos de los siglos. ¡Bendito seas
Señor, Dios de nuestros padres, ahora y por siempre!
Amén.
Amén.
Salmo 51 (50)
Misericordia, Dios mío, por tu bondad. Por
tu inmensa compasión borra mi culpa. Lávame y
límpiame por dentro, porque soy consciente de que he
pecado y estoy arrepentido. Derrama sobre mí las aguas de
todas las fuentes sagradas para que yo quede puro como una
criatura recién nacida. No te apartes de mí, no te
canses de limpiarme una y otra vez. Vuelve a sumergirme en las
aguas purificadoras de tu misericordia para que mi alma quede
más blanca que la nieve de las
montañas.
Despierta en mí, Dios mío, todas
las arpas de la alegría, pulsa las cuerdas de mis
entrañas más íntimas. Mira mis llagas con tu
ternura sanadora y que tu misericordia me dé la paz.
Señor, Tú, que todo lo puedes, deposita en el nido
de mi intimidad un corazón puro y limpio para Ti. Por
favor, no me expulses de la luz de tu mirada. Soy pecador, he
pecado contra Ti, pero estoy arrepentido y te pido que tu
misericordia inunde y empape mis heridas para sentir tu
perdón y tu amor.
Un día, Señor, tu alegría,
asustada como una paloma, huyó de mi casa;
devuélvemela, que ella regrese feliz a mis aleros para que
mi vida sea música a tus oídos y mi alma
esté llena de paz. Líbrame de las ataduras y
cadenas de mi egoísmo. Líbrame de la soberbia que
me aleja de Ti. Sé muy bien que nunca desprecias a un
corazón arrepentido y humillado. Por eso, lo único
que puedo hacer en este momento es confiar en Ti, echarme en tus
brazos con amor y esperar que Tú me abraces y me digas que
todavía me amas y esperas mucho de mí. Creo,
Señor, en tu ternura y me echo en tus brazos confiado y
seguro. En Ti, Señor, he puesto mi confianza y sé
que no quedaré jamás
defraudado.
Amen.
Salmo 55 (54)
Dios mío, escucha mi oración,
atiende a la voz de mis súplicas. Hazme caso y
respóndeme, Señor. Me agitan mis ansiedades. Me
turba la voz del enemigo. Ellos parecen respirar violencia. Sus
palabras parecen de fuego. Y el miedo como una fiera se clava en
mis entrañas y me las retuerce. Tengo miedo, Señor.
El espanto me aplana. El pavor se pega a mi cuerpo. No sé
a dónde mirar y en qué dirección caminar.
Por todas partes están al acecho, espiándome. Estoy
como un náufrago sin esperanza en alta
mar.
Y lo que más me duele es que el que me
traiciona ha sido mi amigo y confidente, a quien me unía
una dulce amistad, que comía en mi casa y yo le confiaba
mis secretos. Oh Señor, ¡quién me diera alas
de paloma para volar e irme lejos! Habitaría en el
desierto, lejos de los hombres, a solas contigo. Allí
estaría a salvo del huracán que me devora y del
torrente de sus lenguas.
Por todas partes hay odio y violencia, pero yo
confío en Ti. Señor, salva mi vida de la guerra que
me hacen, porque son muchos contra mí. Ellos
confían en su fuerza, pero yo, Señor, confío
en Ti.
Amen.
Salmo 57 (56)
Misericordia, Dios mío, misericordia, que
mi alma se refugia en Ti. Me refugio a la sombra de tus alas,
mientras pasa la calamidad. Invoco al Dios Altísimo, al
Dios que hace tanto por mí. Desde el cielo enviará
la salvación, me salvará de los que desean verme
muerto y me enviará su gracia y su lealtad. Mis enemigos
han tendido una red a mis pasos para que sucumbiera, me han
cavado delante una fosa, pero ellos han caído en ella. Mi
corazón está firme, Dios mío, mi
corazón está firme. Confío en Ti, pero
necesito urgentemente tu ayuda.
Tengo miedo, Señor, soy como una choza
azotada por el vendaval. Tengo miedo de ser aventado por la
desgracia que me envuelve como una hoja de otoño, que es
arrancada y tirada lejos. Quiero agarrarme a Ti, mi roca
imperturbable, y cobijarme bajo la sombra de tus alas para que
mis acusadores se asombren al verme tranquilo y seguro entre tus
brazos.
Voy a cantar y a tocar. Que despierte la aurora
con sus millones de voces que ensalzan las maravillas de la
creación, que resuene una serenata de gloria en honor de
nuestro Dios. Que todos los pueblos lo alaben y lo aplaudan y
canten sus alabanzas. Que ante los poderosos de la tierra quede
patente que Dios tiene la última palabra y que Él
es juez de todos y que nadie se escapará de su mano. Por
eso, quiero cantar con toda la creación y decir con todas
las fuerzas de mi alma: Dios mío, qué grande eres.
Tu misericordia supera las más altas montañas y tu
amor envuelve el universo. Te daré gracias ante todos los
pueblos y tocaré para Ti ante todas las naciones, porque
tu bondad es más grande que los cielos y tu fidelidad
alcanza las nubes. Elévate sobre el cielo, alma
mía, y proclama a boca llena las alabanzas del
Señor.
Amen.
Salmo 69 (68)
Dios mío, sálvame que me llega el
agua al cuello y me estoy hundiendo en un cieno profundo y no
puedo hacer pie. He entrado en la hondura del agua, me arrastra
la corriente. Estoy agotado de tanto gritar, tengo ronca la
garganta de tanto pedir ayuda y nadie me socorre. Dios
mío, Tú conoces mi vida, Tú sabes que soy
inocente a pesar de todos los que me atacan injustamente.
Señor, que no me arrastre la corriente, que no me trague
el torbellino, que no se cierre la poza en torno a mí. Los
que me odian sin razón son más numerosos que los
cabellos de mi cabeza. Mis familiares me miran como a un
extraño. Y todo esto ha sucedido, porque el celo de tu
gloria me quema por dentro. Cuando en tu honor me entrego al
ayuno, su sonrisa burlona asoma a su rostro y, cuando me ven
rezar, se sientan a la puerta para dedicarme coplas mordaces,
mientras no paran de tomar licor y
emborracharse.
Respóndeme, Señor, con la bondad de
tu gracia; por tu gran compasión vuélvete hacia
mí. No me escondas tu rostro. Estoy en peligro,
respóndeme en seguida. Acércate a mí y
rescátame, líbrame de mis angustias y de las
tentaciones que me martirizan sin cesar. Busco amigos que me
consuelen y no los encuentro. Pero yo confío en Ti.
Tú eres mi esperanza.
Amen.
Salmo 71 (70)
Señor, a Ti me acojo, ponme a salvo.
Inclina tu oído hacia mí y sálvame.
Sé tú mi roca de refugio. Dios mío,
líbrame de mis perseguidores. Tú eres mi esperanza.
Siempre he confiado en Ti, ayúdame. No me rechaces ahora
que soy viejo y las canas me envuelven. Dios mío,
mantén mis nervios en paz. Necesito un poco más de
vida para cumplir mi misión.
Mis enemigos hablan mal de mí y dicen:
Dios lo ha abandonado, agarradlo, metedlo a la cárcel para
que se pudra, porque nadie lo defiende. Dios mío, no te
apartes de mí, ven aprisa a socorrerme. Defiende mi causa.
Ahora en la vejez y en las canas no me abandones, Dios
mío.
Muchas veces me has salvado de peligros muchos y
graves. Líbrame ahora de todos los peligros que me
acechan, porque quiero cantar ante el mundo tus maravillas.
Quiero que resuene en toda la faz de la tierra tu santo Nombre y
yo, agradecido y feliz por haberme salvado, te aclamaré
noche y día sin cesar, eternamente. Tú eres el amor
de mi vida, el Dios de mi salvación y te amo con todo mi
corazón.
Amen.
Salmo 90 (89)
Señor, Tú me amabas antes que
existiesen las cumbres nevadas y florecieran las rosas de los
campos y brotasen los manantiales en las montañas y el
hombre pusiera un nombre a cada cosa. Antes que el sol brillara
en los espacios infinitos y el primer amanecer naciera en el
horizonte, Tú me amabas y pronunciabas mi nombre. Antes
que el canto de la primera noche arrullara las estrellas y antes
del primer día en los billones de años de edad del
universo, Tú pensabas en mí, porque Tú eres
eterno.
Cuando no existía la noche que mide el
tiempo ni el sol brillaba en el firmamento azul, antes de la
creación del universo, Tú, Dios mío,
soñabas conmigo. Cuando todo era silencio y vacío
en la eternidad del tiempo, Tú ya me acariciabas en tu
corazón y soñabas grandes cosas para mí,
derramando infinidad de bendiciones sobre mi
vida.
Oh Señor, Tú eres eterno, existes
desde siempre y para siempre. Con el correr de los siglos, el
hidrógeno de las estrellas se irá transformando en
helio y los astros se irán apagando uno a uno; y el
universo irá muriendo por falta de energía. Todo
será silencio y vacío, pero Tú existes desde
la eternidad y hasta la eternidad y me has hecho eterno como
Tú. Ahora comprendo lo grande que es ser tu hijo, hijo de
la eternidad, eternamente feliz contigo.
Pero ¡qué frágil y fugaz es
la vida! Aunque un hombre viva setenta años y el
más robusto hasta noventa, pasan aprisa y vuelan.
Enséñame, Señor, a valorar la vida y
aprovechar bien el tiempo que me regalas. Ten compasión de
mí, que mi vida sea alegría y júbilo para
alabarte y bendecirte eternamente. ¡Bendice mi vida, haz
prósperas las obras de mis manos!
Amén.
Salmo 103 (102)
Bendice al Señor y a su santo nombre. No
olvides nunca sus beneficios y sé agradecido. Él
perdona tus pecados y cura todas tus enfermedades y te colma de
gracia y de ternura.
Señor, no me trates como merecen mis
pecados. Tú eres compasivo y misericordioso, lento a la
cólera y rico en piedad. Yo sé que, aunque mis
pecados alcanzaran la cumbre de la más alta de las
montañas, tu ternura alcanzaría hasta la más
distante de las estrellas. ¿Hay alguien en el mundo que
pueda escudriñar las profundidades del mar y logre llegar
hasta aquellas latitudes de silencio y oscuridad? Pues mucho
más profundo es el misterio de tu amor.
¿Quién consiguió alguna vez tocar con sus
manos las cumbres de las nieves eternas? ¿Qué ojo
penetró en las inmensidades de los espacios siderales?
Pues bien, aunque nuestros pecados fueran tan numerosos como las
estrellas del cielo, tu misericordia sobrepasa todas las
fronteras del universo.
Bendice, alma mía, al Señor y no
olvides sus beneficios. Yo creo en su amor. Él me ama y su
amor llena mi vida. ¡Bendito seas por siempre,
Señor! Bendice, alma mía, al
Señor.
Amen
Salmo 118 (117)
Dad gracias al Señor, porque es bueno,
porque es eterna su misericordia. Digan todos los hombres del
mundo: Eterna es su misericordia. Cuando estaba en peligro de
muerte, invoqué al Señor y me escuchó,
poniéndome a salvo. El Señor está siempre
conmigo, ¿qué podrá hacerme un malvado? El
Señor es mi fuerza y mi energía, Él es mi
salvación. Por experiencia he conocido que es mejor
confiar en el Señor que fiarse de los poderosos. Con Dios
a mi lado no tengo miedo. Él es mi compañero y mi
fuerte refugio. Él es mi Dios y Salvador. Oh Señor,
te doy gracias, porque me escuchaste y fuiste mi
salvación.
Estaba yo rodeado de incomprensiones, que como
avispas venenosas me hacían la vida imposible. Los que me
rodeaban no cesaban de murmurar contra mí, me retiraron su
confianza, me despreciaron y me humillaron. Ante la gente, era el
hazmerreír y todos me señalaban con el dedo. Estaba
como un niño indefenso por la calle. Parecía que
todos huían de mí. Me sentía como una isla
perdida en el ancho mar. Y cuando parecía que la
única solución era la muerte, invoqué al
Señor y Él me socorrió. La tempestad
amainó, las olas se calmaron en el mar y una nueva vida y
una nueva energía recorrió mis venas. Los temores
se dieron a la fuga, la seguridad penetró en mis
entrañas y me sentí un hombre
nuevo.
¡Bendito sea el Señor que fue mi
refugio y mi liberación! ¡Es un milagro patente! Por
eso, quiero cantar con los ángeles y los santos y con toda
la creación. ¡Bendito sea el Dios de la vida que me
salvó y me dio una nueva oportunidad de
vivir!
¡Dios mío, te doy gracias!
¡Dios mío, yo te ensalzo! Tú eres bueno y tu
misericordia es eterna de generación en
generación.
Amén.
Salmo 127 (126)
Si el Señor no construye la casa, en vano
se cansan los albañiles. Si el Señor no guarda la
ciudad, en vano vigilan los centinelas. Si el Señor no
está de acuerdo con nuestras obras, si actuamos lejos de
su voluntad, en vano nos afanamos y construimos grandes empresas.
Todos nuestros proyectos se derrumbarán como castillo de
naipes y no quedará de ellos ni el recuerdo. En cambio,
cuando trabajamos con el Señor y hacemos su voluntad,
aunque los malvados se opongan y el mismo diablo en persona venga
a hacernos la guerra, Dios triunfará y nos
protegerá y nuestras obras saldrán adelante con el
poder de Dios.
Ya podrán muchos matrimonios buscar tener
hijos por fecundación artificial o por medios
ilícitos, si el Señor no quiere, en vano se
fatigarán. En cambio, aunque pareciera que todo estaba
perdido y no hubiera esperanza para una mujer estéril,
Dios puede hacer que de sus entrañas puedan surgir
retoños que alegren su vida. Porque la herencia que Dios
da a los que confían en Él, son los hijos, que son
un tesoro y una bendición para sus padres. Dichoso el que
llena con ellos su casa, porque una familia numerosa es una
bendición de Dios y sus padres tendrán un respaldo
en la ancianidad. Y Dios seguirá bendiciéndolos en
los hijos de sus hijos. Amén.
Salmo 150
Aleluya. Alaben a Dios en la iglesia y en la casa
y en todo lugar donde se encuentren. Alabemos al Señor por
las maravillosas estrellas del firmamento. Alabémosle por
la grandeza de su poder. Cantemos en su honor con todas las
orquestas del mundo. Que toda la música de todas las
criaturas se una para alabar a nuestro Dios. Alabémosle
con guitarras y acordeones, con órganos y flautas.
Alabémosle con danzas e himnos. ¡Que todo el
universo cante: Gloria! ¡Gloria en lo más alto de
los cielos! ¡Gloria a Dios en unión con todos los
ángeles! Digámosle todos:
Bendito seas, Señor, por todos los seres.
Bendígante el desierto, la selva impenetrable y la
inmensidad del mar. Bendígante las islas sin playas ni
bahías y los delgados arrecifes de coral.
Bendígante los pájaros y las flores y el limpio
manantial y el pez que se desliza en la sima
abismal.
Alábente, Señor, las estrellas y
las nubes. Digan tu gloria los montes y los puertos del mar.
Alábente los faros de pie en el litoral y las rosaledas y
los leños en el hogar. Te bendigan el que ara la tierra,
el que cava en las minas, el que pesca en el mar.
Bendígante la noche y el día.
Que te dé gloria el gozo y te alabe el
dolor. Te bendiga la niebla y el claro cielo azul, el hombre que
trabaja y el hombre que descansa de su fatigada labor. Y
también que te alabe el que busca sediento un fresco
manantial.
Espacios infinitos, horas innumerables, estrellas
sin número, universo entero, bendigamos todos juntos al
Señor. Todo lo que respira y todo lo que existe, alabe al
Señor. Aleluya.
Dios es amor. La vida debe ser un acto continuo de amor.
Hay que llenar cada instante de sentido, de amor. Decir sí
a cada instante, llenándolo de amor. Hay que vivir el
momento presente en plenitud con Dios, en Dios, por Dios y para
Dios. Por eso, hay que estar atentos y despiertos para
comprometernos con lo que hacemos y hacerlo bien por amor a Dios
y a los demás.
Debemos estar totalmente disponibles para Dios en cada
momento y poder decirle: Aquí estoy, Señor, para
hacer tu voluntad. Por consiguiente, haz lo que haces de verdad y
con profundidad. Que la raíz de todas tus cosas sea el
amor. Así, en medio de las dificultades de cada
día, encontrarás el camino hacia lo profundo de ti
mismo, encontrarás a Dios y serás más
feliz.
El amor es el camino de la santidad y de la verdadera
felicidad. Vive con agradecimiento. Vive con la confianza puesta
en tu Padre Dios. No temas a la muerte, al porvenir, a la
enfermedad, o al qué dirán… Vive cada instante,
poniendo tu futuro y toda tu vida en las manos amorosas de tu
Padre celestial.
Si hay una enseñanza fundamental que nos
enseña la Biblia, es la del amor. Que sin amor la vida se
pudre, se envenena y nos fabricamos un infierno de odio, de
violencia y de maldad. En cambio, con amor edificamos un cielo en
nuestro corazón y construimos un mundo mejor a nuestro
alrededor. Aprendamos el mensaje de la Biblia: Dios es Amor, Dios
es un Papá, Dios es mi papá. Y yo tengo que amarlo
y confiar en Él para ser feliz y alcanzar mi
realización personal como ser humano, cumpliendo
también fielmente su voluntad.
Tú y yo, todos tenemos una misión que
cumplir en la vida. Es la de amar sin descanso a todo y a todos.
El Espíritu Santo, que es el amor del Padre y del Hijo, te
llenará de su amor. Repite constantemente: Ven,
Espíritu Santo. Jesús, el Amor de los amores, te
espera en la Eucaristía, en unión con el Padre y el
Espíritu Santo. Allí está el cielo en la
tierra.
Que tu oración personal de cada día sea un
diálogo amoroso con Dios. Si puedes, hazla delante del
cielo de la Eucaristía. Es el mejor lugar del mundo, donde
más cercana se siente la presencia de Dios. Allí
está Jesús, el mismo Jesús de Nazaret que
sanaba a los enfermos y bendecía a los niños y que
es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Él quiere
bendecirte, sanarte y hacerte feliz.
Te deseo un buen viaje por el camino de la vida con
Jesús, confiando en tu papá Dios, con la ayuda del
Espíritu Santo y con la guía iluminadora de la Su
Palabra en la Santa Biblia.
La palabra de Dios no
queda
infecunda en quienes
la
escuchan con
fe.
(San
Agustín)
La Biblia es un pan bendito, un alimento sabroso, un
medio importantísimo de santificación.
Ningún cristiano puede prescindir de la Palabra de vida,
ni tampoco del Pan de vida de la Eucaristía. Los dos deben
ir unidos: Leer la palabra y visitar, adorar y recibir a
Jesús en la Eucaristía.
Jesús es la luz del mundo y quiere que nosotros
también seamos luz del mundo. Por tanto, no podemos
prescindir de la luz inmensa que sale de la Palabra divina. Con
la Palabra de Dios, podemos llegar a amar de verdad a nuestra
Iglesia.
Sintámonos orgullosos de nuestra Iglesia, leamos
y vivamos lo que dice Dios en su Palabra. Y prediquemos sin
descanso por todas partes nuestra fe para que otros muchos puedan
llegar a encontrar en la Biblia la luz que ilumina sus vidas; y
en Jesús al amigo que siempre los espera, su Dios y
Salvador, que los ama infinitamente.
Que Dios te bendiga.
Autor:
Jorge Edgardo Oportus Romero
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